💍 Género: Romance | Fluff
💍 Palabras: 950w
💍 Sinopsis: Baekhyun está feliz y no hay mejor modo de demostrarlo que presumiendo sus manos a cuanta persona tiene de frente.

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Byun Baekhyun siempre había sido así, extravagante, exagerado. Absolutamente dramático. Todos cuanto lo conocían podían dar fe de ello y mucho más aún, aquellos que se decían ser sus mejores amigos.

Esos pobrecillos entes obligados a aguantarle desde que se rompía una insignificante uña, hasta cuando aprobaba el examen con la nota máxima que podía haber en su historial — una B+ para los interesados —. Aquellas desamparadas personas que algo malo habían hecho en su otra vida para padecer soportarle en esta y en las que seguían.

Realmente, no era como si Baekhyun fuera insoportable la mayoría del tiempo, pero... Baekhyun era insoportable la mayoría del tiempo.

Siempre contento, siempre gritón. El bajito de los cabellos tintados y las ropas coloridas de tonos pasteles era posiblemente el único ser con más azúcar y escenas dramáticas que protagonizar, que sangre y cordura corriendo por su diminuto cuerpecillo.

En toda la universidad, eran considerablemente pocos los que se sentaban a almorzar con él y muchos menos los que se empeñaran en volverse enemigos del defensor de la moda y las limas de uñas. Según decía Kyung Soo, nadie aguantaba comer a su lado, si hacerlo conllevaba hablar de veinte temas distintos en diez minutos y escucharlo hablar centradamente solo de su perfecto, perfecto, perfectísimo noviecito.

Desde la perspectiva de Minseok, morir a manos de Taemin siempre era una mejor idea que hacerlo con Baekhyun, quién bien podía caer en homicidio por verte usando un suéter verde con unos jeans rosas o atraparte mirando en dirección de su antes mencionado perfectísimo novio.

Porque Byun Baekhyun tenía pareja y aunque en un principio nadie habría apostado que durarían tanto tiempo estando juntos, lo cierto era que los dos años que ya llevaba saliendo con Chanyeol no dejaban en duda que pudieran volverse tres, diez o quizás cien.

Así de enamorado como estaba, Baekhyun bien podría atar a Chanyeol por una o diez vidas más y nadie a su alrededor se atrevería a cuestionarle porque como ya ha quedado claro, era Baekhyun y todos — absolutamente todos — se reservaban el derecho de importunar su reinado.

Un reinado que, sin embargo, quizás terminaría más pronto de lo pensado, como siguiera — cuál lunático — manoseando a todos a su paso. Sobre todo, si esos manoseados incluían a Luhan y a Kyung Soo.

— ¡Anda allá monstruo tentón! ¡Con tus manitas alejadas del cuerpecito de mi Lu! — le gruñó Sehun a sus espaldas, apenas Kyung Soo apareció en escena y viendo como Baekhyun liberaba a su novio para largarse a importunar a su amigo con sus molestas manitas de princesa.

— ¡Kyung! ¡Kyung! ¡Ya estás aquí! ¡Mira, dios, mira! ¿A qué son bonitas? — las tantas frasecillas con que Baekhyun parecía querer asfixiar a Kyung Soo, llegaban acompañadas de sus pequeñas manitas.

Esas extremidades tan cuidadas que poseía, por ser parte de su ritual de belleza obligatorio de cada semana. Manicura, exfoliación, capas de brillo en las uñas, cremitas para volverlas masitas suavecitas como culitos de bebé. Todo lo que Byun pudiera hacerle a sus manos para mantenerlas perfectas, habría sido ya practicado por el pequeño chico y por más que este se volviera un demonio de Tasmania cuando se metían con ellas, Kyung Soo estaba seguro de ser un demonio peor, como estas siguieran viajando por su rostro, cuello y brazos.

— No te lo diré dos veces. Quítame las manos de encima o atente a que mis dientes dejen marca en ellas — advirtió Kyung Soo con voz severa y aunque Byun se retiró y brincó feliz a otro punto lejos de él, lo cierto era que no había sido debido a su amenaza.

— ¿A ese qué le pasa? — preguntó Jongin, llegando a su lado y visiblemente aliviado de no haber sido atacado por Byun manitas perfectas.

— Qué sé yo. Desde que nos lo encontramos ha estado manoseando a mi Lu, a mí y a Minseok. Jongdae se lo llevó porque Baekhyun no lo dejaba estar con bollito — explicó Sehun, colgado de su novio como todo un koala sobreprotector.

Unos metros más allá — y para alivio de todos — Chanyeol había hecho acto de presencia, a tiempo para separar a Byun de todos sus cuerpos y siendo el único en todo el mundo — incluso por encima de sus amigos — con la poderosa capacidad de soportar al rey del drama.

¿Qué extraña clase toloache le había dado Byun para tenerlo tan idiotizado? Nadie — ni siquiera el que hacía pactos con el diablo — lo sabía con exactitud, pero mientras Chanyeol estuviera para salvarlos del torbellino que era Baekhyun, nadie iba a correrlo o mandarlo a la China.

— ¿A qué me he lucido? — sonrió el mencionado al acercarse a ellos y teniendo a un Baekhyun colgado de su espalda, ocupando el sitio que antes tenía la mochila que ahora llevaba él a los hombros.

— ¿Sobre qué, exactamente? — cuestionó Luhan.

— ¿No les has dicho, Baekkie? — Chanyeol parecía consternado y con razón, puesto que riendo exageradamente y manoteando de nueva cuenta, Baekhyun pareció estallar en alegría antes de decir que:

— ¡Mi príncipe me ha pedido que me case con él!

Y por supuesto, esas bonitas manos que antes había restregado por todos ellos, sólo podían ser tan llamativas para su persona por portar en el dedo anular, la bonita sortija de compromiso, brillante y delicada que Chanyeol le había puesto una noche atrás.

— ¡Chiquitos, me les caso! — exclamó Byun y Luhan juraba que si no lo oyeron en China, al menos sí en el club de fans dedicadas al ChanBaek, que saltarían de la emoción al enterarse de la noticia.  

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