🎾 Addict sport 🎾

🎾 Género: Romance | Fluff
🎾 Palabras: 970w
🎾 Sinopsis: De Baekhyun siendo malo para los deportes y Chanyeol siempre pendiente para cuidarlo cuando se ha lastimado.

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— Hm... ¿Chanyeol? — lo llama Sehun, a su lado, con ese mohín de labios que sólo Luhan puede adorar y la vista fija en las reacciones de su amigo que lleva al menos diez minutos ignorando sus llamadas y lo está orillando a considerar el estrellarle de lleno la botella de jugo de uva que tiene metida en la mochila.

Es temprano, no pasa del mediodía y el clima es realmente fantástico para almorzar en la terraza del cafetín mientras esperan a por Luhan y quizás también por Baekhyun, no obstante, Chanyeol ha preferido arrastrarle con él hasta la cancha de tenis y hacerlo tumbar bajo el sol, ocupando dos sitios en la tercera fila de las gradas, con vista al entrenamiento de aquella mañana.

¿Qué tendría de interesante el tenis? El equipo no es malo ni es tampoco bueno y de toda la universidad, no es ni por asomo el más destacado. Según recuerda Sehun, basquetbol y americano se han llevado a casa los premios en las temporadas ya pasadas, pero nadie habla de tenis porque es como si de repente, se llevara al Club de ajedrez a colación: aburrido.

¿Por qué de todas las prácticas, deberían sentarse a ver aquella? Casi como si lo necesitaran, el equipo de tenis no tiene a nadie destacado en sus filas y eso, claro, se debe a que —de nueva cuenta— el tenis es el deporte más aburrido.

— ¿Realmente me vas a ignorar? Porque sí es así, me largo. Es menos aburrido esperar a que Lu salga de su clase de administración que estar aquí tostándome sin sentido aparente — bufa el castaño y Chanyeol jura que ha podido escuchar al menos un poco de todo su rollo, cuando algo en la cancha de tenis llama su atención.

¿Desde cuándo es un amante devoto del deporte de raquetas? Park Chanyeol no es deportista, al menos no por pasión. En toda su — literalmente — corta vida, sólo ha jugado al soccer y un poco a los bolos. Le gusta mirar las Olimpiadas y echar la cascarita con los amigos cuando se presta la ocasión, pero Chanyeol es un amante de la música que nunca ha ingresado a los equipos escolares por voluntad propia.

¿Qué hace entonces en ese lugar? Sehun ya lo ha dicho, el sol quema en su piel y el tenis es aburrido, pero Chanyeol tiene una buena razón para estar sentado ahí.

La misma razón que lo ha hecho presenciar el entrenamiento de futbol americano, dos meses atrás; las prácticas de tiro con arco, un mes antes de eso e incluso el entrenamiento de las porristas, hace sólo medio mes atrás. ¿Soo-Young lo habrá perdonado ya, por hacer parecer que acosaba a alguna de sus porristas? Chanyeol espera que su querida prima ya no esté muy molesta, porque realmente él jamás tuvo intenciones de mirar a alguna en la plantilla de animadoras.

Quizás y al caso, sí que miró a un él...

— ¡Ah, duele, sunbaenim, duele! — exclaman entonces y Sehun sólo se gira en el momento en que Chanyeol se pone de pie, porque ahí, al centro del entrenamiento del equipo de tenis, los integrantes del mismo se han aglomerado en torno a una menuda figurita tumbada sobre el ardiente suelo.

De cabellos castaños como el mismo chocolate, de ojitos brillantes como dos pequeños luceros, Byun Baekhyun resalta entre el resto, tal vez por lo bonito que le sienta el uniforme azul cielo del equipo de tenis o mejor dicho por los ligeros grititos de dolor que ha comenzado a proferir. Frente a él, Junmyeon parece cada vez más, estar al borde de perder la paciencia y Sehun no lo culpa porque si existe una persona inmune a los berrinches de Baekhyun, ese sin duda es Chanyeol y el hecho de que Baek esté en el equipo resuelve en automático todas las dudas que el castaño ha estado formulando desde que llegaron ahí.

— Baek, calma, tengo que ajustar la venda o no podrás...— la voz de Junmyeon se ve interrumpida, Chanyeol ha aparecido en escena y Baekhyun ha comenzado a patalear para que su gigante novio llegue a su rescate.

Desde su lugar, Chanyeol solo atina a sonreír, porque lleva meses persiguiendo a Baekhyun por toda la Universidad, cuando a su pequeñito novio le da por probar un nuevo deporte. ¿Por qué si siempre acaba lastimado o llorando, Baekhyun sigue intentando? Tal vez porque realmente es un adicto a los deportes o quizás porque sabe muy bien que siempre que se lastime Chanyeol estará para él. Lo cargara en brazos como princesa, lo besará hasta que pase el dolor y le pondrá banditas de colores ahí donde las heridas hayan rasgado su piel.

— ¡Tenemos práctica el viernes, no lo olvides Baek! — exclama Junmyeon, cuando Chanyeol ya ha tomado a su pequeño príncipe en manos y comienza a alejarse con un berrinchudo Baekhyun, diciendo que «La pelota es mala, Yeol. La pelota no me quiere...»

¡Oh, no! ¡No cuentes con ello Myeon! — responde Chanyeol y es que al menos por ese mes, tal vez logre convencer a Baekhyun de dejar los deportes y concentrarse en los talleres que no atenten contra su vida.

— ¿Clase de Pintura? Que cosas dices Yeol. Tal vez en tenis no haya funcionado, pero Yi Fan es el capitán del Club de Natación. Haré mi solicitud apenas pueda caminar bien y compraré un traje de baño este fin de semana. ¿Quieres venir conmigo? ¡Será divertido! — exclama Baekhyun y Chanyeol niega con la cabeza, porque allá va otra vez.

¿Debería comenzar los cursos para ser salvavidas? O ¿es mejor contratar un experto para estar cerca cuando Baekhyun se meta al agua?

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