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Necesitaba ese espacio en soledad, ese ruido que causaba respirar sobre los mocos que salían por mi nariz.

¿Cuánto dormí? Me dolían los ojos.
Las chicas no dejaban de preguntarme todo el rato si lo volvería a ver, ¡qué se yo!.

Hay ascensores prohibidos, recordé.

No te enamores, el que se enamora pierde.
Pero ¿como no hacerlo? Si cada parte de él me clama en silencio, cada pedazo de piel exigía mis besos apasionadamente.
Dolores, Dolores, lo estas haciendo mal.
Sujete mi teléfono con una mano, mientras que con la otra, quitaba restos de mi cabello enmarañados en el helix de mi oreja.

Desbloqueo aquel aparato del demonio, 10 notas de voz, 20 mensajes instantáneos y 7 llamadas perdidas.
Abrí el primero, era Allison, la chica de la revista, había enviado el documento para corregir algunos datos de la revista.
¡LA MALDITA REVISTA!
Semi desnuda salí de la habitación, me tope con la mesa del centro, había una nota de Lore

"Querida cacacienta, fui al pub del centro, mentira, fui donde los apás a presentarle a la nueva novia, quién diría que una hija podría provocarle estragos a la familia entera, besos, bañate y quítate ese sueter apestoso que te dió el español".

Supongo que no vendría hasta el lunes.
Miré el sueter, sip, Lorena lo había lavado.
Aquella casaca de cuero, con almohadillas cosidas y parches estilo motociclista relucía linda, limpia y olorosa en el colgador de la entrada.
Definitivamente, ya no olía a él.

Tome el computador, desbloquee algunos artículos y ahí estaba, casi a modo de reprimenda, los mensajes, el encabezado.

Allison remarcó "Para el lunes, practicante".

Confiaba en mí.
Comencé a corregir algunos textos de la entrevista realizada, algunas preguntas no cuadraban, el uso de los verbos y los signos de puntuación.
Que desastre.
Algo en mí gruñó, oh oh, no comimos en días, ¿habrá alguna cochinada por aquí?, revisé alacena por alacena, solo comida light, que terrible, ¿soda de dieta? Para que sirve ¡para destapar cañerías!
Refunfuñando como gato malherido, cogí una lata de atún de dieta, obviamente, en agua, sin sal, sin preservantes, faltaba que pusiera sin atún y lo comí con galletitas, antes fodonga que fit.
Miré la hora en el equipo de sonido, 10:00 pm, ¿seguirá dormido? ¿Como serán los inviernos allí? ¿Me recordará?
Dos horas despues y con muchas mas correcciones que al inicio, logré enviar mi cometido, la madrugada del sábado no pintaba nada bien, de hecho, las lluvias que odiaba se hacían presentes a esta hora, golpeaban los ventanales y yo sola en casa.
Quería a Lore para abrazar, pero ni eso tenía.
Era uno de los beneficios de la soledad.
Aprender a valorarme a mí misma.

-la gente te observa, Antonio- dije entre dientes, algunos fans de la serie se quedaban perplejos al vernos, hasta donde ellos sabían, Antonio estaba felizmente casado
-¿y?- decía mientras ibamos de la mano hasta la sala de embarque
-por favor, suficiente tuve con gente insultando por redes sociales-
Se le escapó una risa, de esas carcajadas que te reinician la vida -¿ te preocupa más tus redes sociales que pensar que mientras caminamos hasta la puerta de embarque de uno de los aeropuertos mas concurridos de este lado del mundo puedan haberte tomado miles de fotos?-
-es que...-
-¡es que nada!- volvió a reír fuertemente -con este gorrito no se nota nada- señalaba su gorro negro
-tu personaje usa gorros- golpeé mi frente
-de la mano querida- dijo levantando nuestras manos, que estaban juntas
Mientras avanzabamos, intentaba por lo menos, desenmarañar mi cabello, deberia salir horrible en las fotos esas, la gente murmurando, algunos flashes del resto, susurros y un ligero grito, se acercaron tres chicas que no dejaban de mirarlo como si de oro se tratase y le pedían fotos y firmas a más no poder.
Una de ellas, la que había pasado primero, siguió todos mis movimientos como un guepardo persiguiendo a una gacela inexperta, lentamente, con sus vivarrachos ojos, vió que daba dos pasos tras Antonio, quedando escondida tras él, ya que, él mucho mas corpulento y alto que yo, haria que mi presencia pasara inadvertida.

-¿quién es ella?- inquirió esa chica que antes me devoro con la mirada, su pequeño dedo indice apuntaba hacia mi, Antonio sin perder la vista de su rúbrica dijo algo que dejo pasmados a todos, incluyendome.
-es mi novia-
Todos callados, apoye la cabeza en su espalda por escasos segundos, a lo que Antonio prosiguió -gracias por darse el tiempo, encantado, pero mi novia y yo queremos un poco de privacidad-
Las chicas captaron enseguida el mensaje y cual pollos sin cabeza empezaron a alejarse pasmadas por la noticia
Nuestros pasos en silencio, la puerta de embarque cada vez mas cerca y sentía que lo perdería más pronto de lo que me costaba asimilar.
La noche anterior no había podido dormir pese al sexo más variado que había tenido en mi vida.
De sudor a besos, de besos a caricias, de actos profanos a palabras santas, todo eso combinado con sorbos de ambos.
Terrible.
¿Qué hace uno en estos casos? Cuando te quedas con el recuerdo, con sabanas mojadas, recuerdos tangibles, experiencias casi sobrenaturales albergadas en tu habitación ¿como te deshaces de su olor? ¿De sus caricias? El que se va es él, pero una se queda con el recuento de los instantes.
Que deprimente seria llegar a mi casa y no verlo.
Pero es parte de.
Como le dije y le dijeron en una noche de fiesta.
Qué puede ser peor de sentir y no poder decir nada, ya sé, ¡quedarse con las ganas!.
Definitivamente esto no va conmigo.

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