15

-¿ porqué quieres ir?- dijo Dolores tomando su bolso, algunas herramientas de la casa, su teléfono y las llaves del auto, iba y venía.

- sería nuevo para mí poder ver tu trabajo en acción-

-mamá, solo voy a colgar unas fotos...- dijo rodando los ojos

-tus fotos- interrumpió jalándole la oreja

-no puedo negarte que me preocupa ver que alguien compró tus retratos, pero en cierta forma debo dejarte madurar y partir-

-se hace tarde- dijo Dolores, excusándose, mirando el reloj, la verdad, ella ya estaba cansada de que su madre la viviera marginando del resto para que nada malo le pase. No tenía quince años, ya no le quedaban amigos cerca, en su trabajo solo hablaba con personas fugaces que entraban y salían, en casa solo hablaba de trivialidades con Ben y la única forma de estar abstraída de la realidad era la compañía de Bravo. No podía llevarlo hoy ya que había cita con el veterinario y Ben quedo a su completo cuidado.

Algunas veces, el clima le hacía mal a Bravo y ahora su edad le pasaba factura.

Ambas salieron de la casa calladas, en un silencio sepulcral, como si estuviesen obligadas a estar la una con la otra.

Dolores si estaba molesta, ofuscada ante la actitud de su mamá, pero Aura en cambio, estaba deseando con todo su ser que el tipo que había comprado los cuadros sea un maldito imbécil, que esa actitud les permita salir automáticamente de ahí.

Ya que bastante había sufrido su hija durante estos años a causa de un amor prohibido como para meterse en otro igual de tóxico e innecesario que el anterior. Se lo juraba todas las noches antes de dormir, algo que había causado desacuerdos entre Ben y ella.

El cielo de la tarde estaba encapotado; nubes grises pasaban por encima y el frío hacía que los transeúntes pasaran de corrido sin mirar a los lados, en verdad un riesgo para los conductores que también querían escapar del mal tiempo.

Veinte minutos después, Dolores seguía el GPS confundida, todas las casas de la cuadra estaban hechas del mismo modo, no como su vecindario o el de su madre, rodeados de construcciones desordenadas, gigantescas o variopintas. No tenían número ni algún punto de referencia, así que por medio de la pantalla táctil, empezó a buscar el número del comprador.

Dos timbres, tres timbres y... -¿diga?- dijo la poderosa y fuerte voz, Aura soltó un "wow" que causó una ligera risilla del otro lado

-hola señor Thomas, soy...-

-si, si Dolores- dijo, ¿todos se habían confabulado para interrumpirla? -dime Jeffrey por favor-

-ok- carraspeo, esto estaba convirtiéndose en algo muy obvio y su mamá lo veía todo desde la primera fila -lamento interrumpir tu viaje, pero necesito la dirección exacta, estoy en la misma cuadra y...-

- saldré, no te preocupes-

-pensé que estarías de viaje-

-no, además son mis días libres-

-gracias- colgó.

Algo en Dolores hizo que le sudaran las manos, quizás era la tensión que implicaba llevar a su mamá al trabajo que ella podía haberlo hecho fácilmente. Pero ahora tendría doble estrés, su comprador, su casa y rogando a una poderosa deidad que el taladro no cagara esa pared y a su madre, que debió haberla obligado a desistir.

Ya no podía hacerlo, no podía dar marcha atrás y huir, ya que a unos metros más allá, salía el hombre que conoció hace unas semanas con un perro hermoso, color negro, gigante como él, ambos jugaban con una pelota y al verlas, alzó la mano haciendo señas de saludarlas. Si que era grande, pensó, ¡era inmenso! ¿Cuánto media? Un metro noventa podría ser su talla. Ella acercó un poco más el auto y él le hizo señas para que entrara al garaje, obedeciendo, giró el timón y un enorme portón negro ascendía para dejar pasar su pequeño Audi azul. Las luces cálidas se encendieron automáticamente, dejando ver tres autos lujosos y una motocicleta gigante, todos de color negro.

Dolores aparcó el auto detrás del... ¿Volvo?, Dios, este sujeto tenía dinero, miro a su mamá y ella sin dudar dijo -es muy guapo-

-¡mamá! -dijo a regañadientes. Ambas desabrocharon sus cinturones y empezaron a salir del auto, mirando todo alrededor, una pared llena de herramientas, la otra del costado, una pintura gigante les daba la bienvenida, eran manchas coloridas como las de Pollock, pensó.

Este tipo sabía o pretendía saber de arte.

-no, ¡Bisou!- dijo el hombre, cuando de pronto una fuerza descomunal empujó contra ella, derribándola, ensuciando por completo su abrigadora cafarena Blanca con un poco de aceite negro que había en el piso finísimo por cierto, solo a ella se le ocurría trabajar de blanco. Pero no podía molestarse, aquel causante de su accidente era una ternura gigante, movia y Relamia su rostro al compás de sus jadeos, sus patas delanteras presionaban sus piernas impidiendo que pudiera ponerse de pie, ella no podía controlar la risa. Jeffrey se quedó viéndola, embobado ante la escena tan tierna que ahí se suscitaba, se sentía bien saber que alguien podía llevarse con "su perro endemoniado", como tantas veces le habían dicho, tantas conquistas horrorizadas ante el can y tantas reuniones interrumpidas por su osadía. Algo se movió en él, hace tiempo no sentía ese hormigueo al ver a alguien, ese escalofrío en la espalda, que comenzaba en el cuello y terminaba en el coxis, intento disimular pero era una escena hermosa, pensó.

-ejem, ejem- una voz quebró el momento, ambos pararon sus actitudes y voltearon a ver a la mujer, Dolores empujando delicadamente al perro y Jeffrey cambiando su interés en la señora. Estirando los brazos, saludó cordialmente a Aura -soy Jefferson Thomas-

-Aura Baltazar, mamá de la artista-

-¿podrían esperar dentro? Necesito sacar herramientas- dijo Dolores

-tengo unas por seguridad- interrumpió Jeffrey, Dolores le regaló una sonrisa y mirando al piso, solo sacó su bolso

-¿Bisou, verdad?-

Jeffrey aceptó

.......

-es una casa hermosa- hablo Dolores y si, la casa era hermosa, muy contemporánea, muy monocromática, con un piso brillante y oscuro, apostaría que eran las baldosas más caras del mercado, ambas avanzaron, un pasadizo largo y blanco total conducía a la cocina/comedor, que con muebles negros contrastaba perfecto con las paredes, pero estas a comparación del garaje, no tenían adornos u obras, solo tenían escaparates vacíos o algunos libros regados, de fondo, suplantando a las paredes tradicionales, estaban bloques gigantes de vidrio que tocaban el techo y acababan en el piso. Todos ellos mostraban la hermosa vegetación detrás de la casa que alumbraba todo a su alrededor. Era deslumbrante.

El olor a carne llegó hasta ambas, que se miraron sorprendidas, Jeffrey se había colocado un delantal negro, "para variar ", ya que al parecer era su color favorito, estaba tomando una sartén por el mango y encendiendo la cocina, había estado cocinando antes que llegaran.

-dime, ¿Dónde colocaremos las obras?-

-oh, en dos lugares...- soltó la sartén y se limpió las manos sobre el delantal -síganme- él corrió delante y desde esa perspectiva Dolores estaba alucinada con su espalda grande y marcada, ya no solo lo veía como comprador o coleccionista, lo estaba empezando a ver como hombre y eso le aterraba. Ella no había tenido citas ni nada parecido después de Antonio, ósea, lo había intentado pero la mayoría de ellos eran un completos degenerados o unos imbéciles.

Estaba malacostumbrada al coqueteo antiguo. Aquellos brazos de venas pronunciadas, sus tatuajes que eran cubiertos por una polera azul marina y ni imaginarse lo que habría debajo del pantalón de deportes que usaba.

La habitación siguiente, comprendía de unas escaleras negras que descendían hacia un pasadizo lleno de habitaciones, en la primera, las luces LED alumbraron por completo la habitación, dejando ver una oficina totalmente aislada del resto de la casa. No tenía nada que ver el color, ni la estructura, todo era muy antiguo, muy de época, hasta se podía sentir el olor de los papeles acumulados en alguna parte. El piso de madera sonaba a cada paso, si que era rara esta habitación.

-era de mi padre- dijo mirándolas -por eso la descoordinación de la casa-

-¿y tu eres?-

-arquitecto-

-¡mamá!, vinimos a hacer una obra no a cuestionarle la vida al comprador!-

-es solo curiosidad, Lola- su mamá la llamaba así cuando estaba incómoda

-Lolita- dijo Jeffrey riendo, esto provocó que las mejillas de Dolores estallaran en colores rojizos, que bien combinaban con la habitación

-¿cuál cuadro irá? ¿Dónde lo pondré?-

-oh, sí es el primero- dijo quitándole los envoltorios a la fotografía enmarcada, era la foto de Dolores a contra luz, no parecía que ella lo hubiese captado, ya que ni sus manos ni nada se veían en aquella instantánea, simplemente ella con la mirada fija, medio furiosa, medio poderosa con su largo pelo revuelto cayendo sobre su cara y sus tatuajes expuestos.

Dolores presiono sus labios entre si y empezó a medir...

- irá detrás del escritorio-

Ahora si ambas se miraron sorprendidas.

¿La estaba idolatrado y ella no se había dado cuenta?

En silencio empezó a trabajar, midiendo todo, calculando los espacios y evitando levantar polvo o ensuciar algo

-¿le invito algo de tomar?- le dijo Jeffrey mientras miraba fijamente el trabajo de Dolores. Su mamá respondió -si, agua estaría bien-

-mamá, espérame fuera, te aburriría aquí- dijo Dolores haciéndose un moño en la cabeza, mientras empezaba su labor. Todos se retiraron en silencio por la puerta de atrás, habían captado que necesitaba algo de espacio y cortar el sentimiento denso que había surgido entre ellos.

Medida, marcada y mirada alrededor, esa pared era realmente dura, hasta pensó en usar una cinta de doble contacto para no dañarla, pero de seguro se caería y sería peor el momento.

Se retiró del lugar, yendo hacia atrás para ver si estaba bien posicionada la medida, ¡que aburrido era esto! Había olvidado lo tedioso que era colgar cuadros, al menos en las galerías, los alambres, estándares y demás estaban predispuestos para estos, pero aquí no, al parecer nunca se había clavado o herido la pared. Claro, era de su padre y antes no se posaban cuadros a menos que sean retratos familiares o un Picasso.

-¿necesitas música?-

Dolores dio un salto, giro a ver, él, mismo cliché estaba apoyado en el Marco de la puerta, observando el trabajo suyo.

-¿siempre andas asustando gente?-

-es mi casa, así que...-

-es muy Bonita-

-igual que tu-

-¿qué?- Dolores deseo no haber escuchado eso, pero en el fondo, muy en el fondo, saltaba de puntitas

-¿necesitas música?-

-por favor-

The weeknd cantaba "wicked games" y el ambiente se volvió ¿sensual?, Dolores adoraba "trilogy" pero no podía decirlo así nomas, no como Lorena le decía "ese disco provoca ganas de follar con la pared".

-¿puedo preguntarte algo?- dijo Dolores

-claro-

-¿porque estas fotografías?-

-oh, oh - se colocó al lado de ella y ambos se quedaron mirando la fotografía que estaba apoyada contra la madera del escritorio rojo -yo, soy un gran apasionado del arte -bufo - no se mentir

-si- ambos rieron

-yo te vi, te vi en la exposición y adore estas fotos, quise saber la causa y el efecto de esas veintiséis secuencias, de esas veintiséis historias y solo te veía a ti, sosteniendo tu copa tan elegante y sonriente y quise saber más, deje mi número al curador-

-Victor- interrumpió Dolores

-es un tipo raro- y su risa, su risa era tan tierna, era un niño grande de dientes delanteros grandes y bonitos, la manera en como achinaba los ojos y reía era eso, bondad pura.

-si, algo así-

- él me escribió como a la semana, diciendo que había una contra oferta de alguien, por esos dos, dije ¡noo! Le pedí a mi secretaria que se moviera para conseguirlos y ella a regañadientes ganó la subasta-

- no sabía que una secretaria podía opinar sobre las elecciones de su jefe-

-puede, pero no debe, además que fue algo celoso de su parte ponerse en ese plan

--¿celos?-

-es arte y no creo que algo pueda competir contra eso, ni un sentimiento, ni una persona, nada- dijo callando cualquier señal de protesta

-wao-no puedo mentir-¿lo hiciste por coquetear o...?

-no, esa foto tiene ese carácter que necesita esta habitación. Le había jurado a mi padre jamás retocar esta habitación ya que decía que mis "proyecciones" eran futuristas para un lugar tan serio, así que no rompí esa promesa, solo la modifique un poco y que mejor que tu trabajo para esto

-me halagas-

-eres buena, ¿puedo saber que sucedió para esa creación?

-dolor, solo eso- decía cabizbaja, el recuerdo de Antonio esa noche y su Soledad le estaban alterando las hormonas y los ojos se le humedecieron al instante

-el dolor saca lo mejor y lo peor de nosotros- y ambos callaron, el silencio dejó de ser incómodo para volverse un juego de miradas que terminó en una resbalando por su mejilla y su gran mano, acariciándola y borrando esa pena liquida, pero esperando un paso atrás, su mano quedó ahí, acarició sus labios con su dedo gordo y la calentura de su aliento erizo su piel. ¿Qué estaba pasando ahí?

Bring your love baby I can bring my shame Bring the drugs baby I can bring my pain I got my heart right here, I got my scars right here

Dolores reaccionó como si le hubiera quemado la piel con su tacto y corrió su cuerpo mirando el cuadro avergonzada, había huido de un beso, beso de un hombre claramente interesado en ella.

-¿dónde irá la siguiente?-

-sígueme- parecía frustrado, pero sin dejar de regalarle la sonrisa.

A lo película de sexo, la música ambientada la casa, los seguía por donde iban, algunos pasos más allá, una puerta Blanca de manija negra se abrió.

¡era su habitación!, Dolores trago fuerte y duro, quería golpearse la cabeza con el martillo o la punta de la pared y solo logró sonrojarse aún más. La habitación no distaba de la casa, todo en blancos y negros, hasta la enorme King zice que estaba en medio, debe ser mega suave y confortable, pensó, con una cabecera del mismo color que la mitad de la casa y donde habrá empotrado a más de una. Era la habitación de un rey.

Las lámparas a cada lado, el piso cubierto de un negro peluche como alfombra, el plasma al frente y el vidrio que reemplazaba la pared y daba la misma vista mágica hacia el espacio. Todo acababa en una puerta negra, que suponía debió ser su propio baño o su clóset. Muchas preguntas para una visita rápida, consulto la hora en su reloj, las siete en punto de la noche. ¿es que esta casa era como el país de las maravillas?

-tu mamá dijo que se quedarán a cenar-

-¿mamá dijo eso?- Dolores se estaba exaltando ante el pronto arrebatamiento de su mamá

-si, a decir verdad, Aura me lo sugirió ya que dijo que tu no almorzaste-

-ahora deja que la llames Aura- susurró

-¿dijiste algo?-

-mi mamá exagera a veces-

-vamos, no me hagas pensar que cocino mal-

-no, tranquilo, por favor- le toco el hombro, cosa que hizo que él sujetara su mirada en las manos de ella y sonrió -no te preocupes-

igual comeremos-

-comerán-

-comeré- y rió, era terrible lo que estaba pensando

-oye, eso -dijo apuntando a su ropa-

- ¿me das cinco minutos?-

-no, tranquilo, estoy bien, no me incomoda-

-espera- y se alejó de ella, en dirección de la puerta negra y habló desde allí

-pasa-

-ok- dijo yendo tras él, algo emocionada

-oye, ¿no temes que pueda yo ser una asaltante de poca monta y mi mamá se esté vaciando la casa?-

- dejaría que me robaras lo que quisieras- Dolores abrió los ojos sorprendida, ¿había escuchado bien esta vez?, en fin, él estuvo coqueteando todo el rato y ella solo estaba en silencio. El olor a un perfume masculino inundó sus fosas nasales, sería mentir si dijera que no cerro los ojos para imaginarse que él usaba esa fragancia que bien se le combinaba. Se podía decir que era su marca, ella creía que el olor de las personas dice mucho de si mismos y en este caso lo describía de pies a cabeza. Lo que vio, la sorprendió más, una habitación llena de accesorios suyos, entre ropa que iba desde la más formal hasta la informal, zapatos de todo tipo: botas, botines, zapatillas, zapatos elegantes y al frente, un espejo gigante que tenía dos luces que alumbraba perfectamente ese ambiente.

Este tipo era increíble.

-si, piensa eso, piensa que soy un maldito ególatra-

-descuida, tu clóset es más grande que mi sala- ambos rieron -es, es hermoso y varonil - tartamudeo con aparente nerviosismo.

Oh, and babe, Im fist fighting with fire Just to get close to you Can we burn something, babe? And I run for miles just to get a taste Must be love on the brain

-¿se cambió la canción?- dijo intentando desviar el tema, ella no se había fijado en como él la había observado.

Jeffrey se estaba imaginando a Dolores en esa misma posición después de hacer de las suyas en la cama, solo con las sábanas encima, el cabello suelto y desordenado, esperándolo o acompañandolo mientras él se alistaba para el trabajo, mirándola con todo el amor del mundo, debía estar delirando para pensar en eso. Ella al percatarse de la forma en como estaba observándola solo le devolvió una sonrisa.

-toma- le entrego un polerón suyo -no tengo ropa de mujer, pero espero que te sirva-

-gracias- dijo recibiendo la prenda y levantándola ante sus ojos, Jeffrey seguía mirándola, ella hizo un sonido y él entendió que debía darle su respectiva privacidad.

-estaré con tu mamá-

-ok- Escuchó sus pasos alejarse y el cerrar de la puerta, estaba sola, ¡grandioso!, la prenda estaba rajada, pero no podía enojarse, era un perrito lleno de amor. Sacudió el polerón y el aroma volvió a su nariz, suspiro por un momento y quiso imaginar que sería así siempre. Era él en el aire. Se lo puso y envolvió la otra prenda en sus brazos, apagó las luces del clóset no sin antes mirar las otras prendas y recordar como abrazaba las prendas de Antonio, de las cuales solo quedaba una chaqueta de cuero negra, similar a la que Jeffrey traía el día de la adquisición. Miro la habitación y decidió sacarle una instantánea del momento a Lorena, si, era así de terrible la situación, adjuntó la foto al chat que tenía y le dijo

"Mira, buenas noches o buenos días"

And it keeps cursing my name (Cursing my name) No matter what I do, Im not good without you And I cant get enough Must be love on the brain

....

-bien, estamos en casa a las doce, sanas y salvas-

-¿te regresas?- dijo su mamá

-si, mañana tengo que entregar un currículum en una editorial así que tengo que estar despierta temprano-

-bueno, escribe cuando llegues-

-ok, te amo, te veo el fin de semana- dijo, dándole un beso en la frente se despidió, pero justo cuando estaba por cruzar la puerta para la calle su mamá habló

-se que no debo entrometerme en tu vida, pero Jeffrey es un buen tipo-

-¿¡qué!?- dijo Dolores

-me hizo recordar a Ben-

-son del mismo continente- dijo Dolores acomodando su bufanda

-no, no es eso, es que, esta mal que lo diga pero, casi me desmayo con la mirada que te dio cuando supo que estabas soltera, me hizo sentir como una jovencilla que se enteraba que su mejor amiga salía con un chico mayor de la escuela-

-¡mamá!, para por favor-

-ok, ok, anda, se te hace tarde-

El camino fue cubierto por Sia, los comentarios acerca de Jeffrey le causaban risa, pero también algo de interés, era un tipo sumamente guapo, interesante y extraordinariamente mayor para ella, él era un viejo lobo que quizás buscaba pasarla bien a su lado, probar unas primaveras, quizás.

Todo cambió de color cuando al llegar a la puerta y vio un auto similar al que vio en la tarde estacionado al frente de la puerta. ¿ir o no ir?, podía estar equivocada o podía estar en lo cierto. Dios santo, pensó. Cogió un poco de valor y después de estacionar su auto,

camino unos cuantos pasos haciendo como si no fuera hacía allí y solo fuera a entrar por la puerta principal y no por la del garaje que da a las escaleras. Hizo que las llaves sonaran y el tipo salió enseguida, era él, estaba mejor vestido, parecía... ¿elegante?, si, su ropa, unos pantalones grandes y negros, una camisa Blanca con los primeros botones desabrochados y arremangados hasta su codo. Total cliché.

-¿se me olvidó algo?- miró la escena confundida, no seria la primera o la última que deja tirando documentos o cosas similares por donde sea

-si- dijo apresurándose hacia ella, casi corriendo

-esto-De un jalón, sus labios se juntaron, él la sujetaba de la nuca, como si se asegurara de que ella no huirá, Dolores sorprendida solo colocó ambas manos en el pecho de Jeffrey, sintiendo su calor y la combinación de cigarrillos y menta en sus labios. Las ideas que había creado cada vez que lo veía, no superaba para nada la sensación de tenerlo así, era tan correcto, tan apetecible, tan varonil y tan permisible a la vez que sorprendió que no le haya metido la lengua como otros tipos en anteriores citas fallidas.

Dolores decidió separarse de él, no por falta de aire, sino porque habían demasiadas preguntas, demasiadas y verlo así, con sus ojos aún cerrados y esa sonrisa tan Bonita que tenía complicaba todo.

-¿cómo me ubicaste?-

-digamos que tu mamá y los documentos de la galería ayudaron un poco-

-oh, osea viajante cuanto ¿30 minutos?-

- por estas horas no circula nadie así que pude sacarle lustre a esta hermosa reliquia- dijo mirando su auto

-si, eh, ¿quieres pasar?-

-¿me estas invitando o me estas diciendo indirectamente que vaya?-

Dolores sonrojada a más no poder, solo se limito a sonreír

-vamos- dijo Jeffrey, tienes demasiado frío- y la cubrió con su cuerpo, ayudándola a subir las escaleras para que entrara primero.

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