10

-¿y? ¿Ahora qué es lo raro para que huyas de ese tipo?-
-no sé, no lo sé-
-estas acostumbrada a enamorarte de las excusas de los hombres, de sus ideas fallidas de compromiso y cuando te meten el pene... ¿sabes que pasa?, mutan, mutan como la mosca, como la cosa de kafka, mutan y dan tanto miedo qué tu no sabes si te enamoraste de la bella o la bestia-
-si, si, lo que digas- tomé un sorbo del café que gustosamente había aceptado, estas mañanas de confesiones con Lorena no eran sanas pero si productivas.
-mira, no sé si el destino tenga la mala suerte de juntarlos, pero lo que si sé, es que ese tipo no se anda con rodeos-
-si te dijera que ese tipo y yo quedamos en salir después de anoche ¿me creerías?-
-¿follaron o no?-
Creo que reí tan fuerte que desperté al inquilino que dormitaba tranquilamente en mi habitación, ya que abrió la puerta, notando que el terrible sonido venía de la sala y salió tal cual su mamá lo trajo al mundo.
No lo podía creer, era un completo sinvergüenza para ciertas cosas, pero para otras un tímido terrible.
Lorena espantada de que alguien más haya estado en casa y ella no había logrado enterarse, giró rápidamente y lo vio desnudo y desprotegido, buscando quizás la ropa de la noche anterior.

Sin tapujos, sin nada que esconder.
A decir verdad, ni él, ni Lorena (que estaba totalmente tapada por el muro que separa la sala del pasadizo de las habitaciones) sabían de que estaban en el mismo lugar. Hasta que se vieron.
Lorena no podía con las palabras, era ahora, un secreto de tres, que de por sí ya no es tan secreto, ambas lo veían desnudo.
Era parte de.
Un hombre de cuarenta y tantos no siempre luciría así, sus bíceps, su espalda grande, sus brazos largos, su abdomen, sin la típica panza asomándose, era curioso, blanco en su totalidad, de trasero bien puesto y piernas de atleta.
Era un flaco "musculoso" como dirían ellas.

-las toallas de baño están en el armario, Antonio- Lorena, con esa sola frase, había roto la estabilidad del momento, ahora Antonio estaba Colorado, tapándose como podía y Dolores riendo a carcajadas -no suelo ver a las parejas de mis amigas desnudas, pero, buenos días-
Ambos rieron ante el enunciado que provenía de la boca de la chica que había roto la tensión en el aire
Y si, Dolores había coronado exitosamente anoche.
-lindo trasero- dijo Dolores, que provocó una sonrisa en Antonio.
De esas sonrisas tiernas.
Se fue tal cual vino.
-no sé si vender esta exclusiva o agarrarte a golpes, ¿cómo no me dijiste?-
-anoche regresamos demasiado tarde, estaba de más que si regresaba a su hotel, sería captado por alguien ¡te imaginas lo que dirían!-
-ahhh claro, el que dirán lo tiene desnudo ahora en nuestra bañera-
-no hicimos mucho, tus ronquidos no ayudaban-
-estaba cansada, es semana de inventario, ¿qué esperabas?- ambas rieron ante el comentario de Lorena -dime, ¿esta soltero?-
Dolores asintió, estaba más que segura, él había sido sincero
-tu sabes la regla de traer chicos a la casa-
-nunca estuve tan segura Lo- la mirada de Dolores lo dijo todo, anoche ellos hicieron match y eso nadie podía negarlo.
Ellas habían hecho un pacto hace mucho, que no traerían a cualquiera a casa, las energías no mienten, las personas sí.

El sexo no fue tan seco al fin y al cabo, pensó, tener a un tipo desnudo manoseando tus pequeñas partes no cuenta como tal.
Hacer el amor, ¿eso hicieron anoche?, los conceptos aún no estaban definidos y su causante ya había salido de ducharse, limpio, pulcro y con olor a shampoo de coco.

-buenos días- dijo acomodando el reloj de pulsera que tenía, de un jalón, corrió la silla con respaldo naranja al lado de Dolores y ambos se quedaron mirando, ella presionó sus labios en su propia boca y él solo le sonreía
-por Dios, besense ya, no se que tanto color, si anoche se tocaron hasta los intestinos-
Más carcajadas en la sala, su pequeño mundo era cálido y en colores rosas.
Así lo hizo, Antonio era un galán hasta para eso, tomó la nuca de su querida acompañante y la besó, si alguien conocía a Lorena, era Dolores, que pensó que vomitaria o haría una broma escatológica al respecto, pero no, le alegraba saber que su amiga volvía a sentirse bien, protegida y querida, como siempre debió ser.
Ya separados, Lorena empezó con el ataque de preguntas -¿qué harás hoy, Antonio?-
-bueno, no mucho, tengo que ir a leer el guión, arreglar algunas cosas, sacar una tarjeta y pensar en buscar un piso, ¿serán costosos?-
-¿cuánto tiempo te quedarás?-
-por lo que me enteré, dos meses y medio, el clima no favorece con las filmaciones-
-ha estado lloviendo mucho- dijo Dolores
-eso es lo de menos, en Madrid llueve a cántaros, pero la paso bien igual, da para pensar-
-para tener sexo en la habitación de tu roomate- dijo Lorena
-¿es enserio?- replicó Dolores, estaba sonrojada, si hablaba de sexo pero no con el objeto de sus deseos sexuales y cuanto un hombre puede cargar mientras te arrincona contra la pared y penetra con fuerza, mientras ruegas que tu mejor amiga no escuche...
-ustedes- el timbre reventó su burbuja rosa, interrumpiendo -anoche me deleitaron con su presentación-

El timbre volvió a sonar

Los tres se miraron: ¿será que alguien los vio? ¿Algún vecino se dio cuenta de todo? Tantas interrogantes que no podían ser resueltas y nervios por parte de Dolores, no quería malograr el momento y menos en una situación tan Bonita como la que estaba pasando con Antonio.
Lorena corrió hacia el ojo mágico, dobló la esquina esperando llegar más pronto de lo debido, pero la manija permitió que el individuo entrara. Acto seguido, la imponente figura, que aún conservaba su elegancia de antaño, bajo esos pantalones casuales de Jean, las largas piernas de la mamá de Dolores no podían hacer su presencia más notoria.

-hola Lorena, ¡creciste!- dijo la mamá de Dolores
-señora Aura, buenos días- dijo arreglando la bata de dormir que traía puesta ya que recibía la mirada de pies cabeza de la viva imagen de su amiga
-ni tan temprano niña- arrugó los labios, torció un poco la cabeza, tomó el brazo de Lorena y la examinó-¿están comiendo bien?- Lorena asintió -ven, dame un abrazo- dijo estirando sus brazos, la acurruco en ella, sintiendo ese característico perfume de Carolina Herrera encima, si, era parte de la historia de su vida.
-y ¿dónde está mi adorado tormento?-
-Do- dijo Lorena, estaba nerviosa, la imponente figura de esa mujer era algo serio, suspiró y prosiguió -Dolores esta con visita- se dio cuenta de lo que dijo -estamos con visita-
-un joven- dijo su mamá
-algo así-
-al fin decidió salir de su capullo-
Aura, apresurando el paso, casi casi, empujó a Lorena, quien la empezó a distraer con absurdas conversaciones del clima, del viaje y de como había elegido visitar su única hija.
Aún así, Aura no estaba para rodeos, quería ver a su retoño y a su acompañante.
Un acompañante le causaba intriga ¿sería amable? ¿Sería uno de estos extraños seres que Dolores conocía en sus salidas? ¿La trataría bien? ¿Dónde lo habrá conocido? ¿La tratará bien? ¿Cuanto tiempo llevarán juntos? ¿Se perdió de mucho?, todas estas interrogantes apañaban su cabeza, pero a la vez, el hecho de volver a ver feliz a su hija, le reconfortaba.
No sé había negado a amar.

- mamá- exclamó ella, aún en ropa de cama, acomodo su cabello oscuro como pudo y la miro. Estaba notablemente nerviosa, hasta se podía decir que temblaba como un perro chihuahueño ¿qué haces aquí?-
Le dio un fuerte abrazo, cosa que su mamá correspondió, estaba realmente preocupada por esta niña, ya que se había desentendido de sus obligaciones de hija y a veces ni devolvía las llamadas.
Aura sabia que había sido muy estricta con ella en el pasado, pero lo hacía por el bien de Dolores. No quería encontrarse con una Dolores embarazada a los dieciocho, como era su caso.
Pero despertarse un día, salir de la casa a medio vestir y causando un revuelo en el trayecto a un hospital público donde su hija estaba siendo evaluada e internada a causa de una violación causada por su "novio", no era lo que tenía en mente.
Fueron dos años demasiado dolorosos.
-vine porque tengo una única hija que no contesta mis llamadas, que me entere que esta haciendo prácticas y que tampoco ha llamado a su padre, ¿otra pregunta?- ella, negó como una niña pequeña siendo rentada por una malcriadez.
-hola- una voz muy, pero muy masculina se metió en medio, Dolores estaba nerviosa, se le notaba en los ojos, miro de donde provenía esa mano que había roto la charla anterior. Un tipo recién bañado, con olor a jabón, muy correcto, muy formal, de mirada serena y bastante alto estaba invadiendo un espacio.
Ella entendió entonces la ausencia de su hija, era su intuición de madre que le hablaba y le explicaba situaciones que eran recuerdos largos para Aura.
Acepto gustosa el saludo, extendiéndole la mano y haciendo que ese apretón de manos, le causara algo más que un gusto a Dolores.
-soy Antonio-
-Aura, mamá de Dolores-
Antonio se rascó la cabeza algo confundido, no era momento para formalidades, acababan de amanecer juntos sin nada que los amarre más que recuerdos. El pánico lo invadió, registró en su cabeza aquel momento, de tener catorce e ir por la chica que le gustaba, encontrarse con sus papás y entablar relación con ellos. Todo un dilema para su poca experiencia.

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