Temí Perderte.
Sé que esto no debería afectarme en absoluto. Pues sólo somos muy buenos amigos, pero Erwin Smith, en más que un amigo para mi, es el hombre que amo, y por lo mismo, es que decidí no asistir a su boda con esa mujer.
La invitación estaba sobre la mesa del comedor, pero no la abrí y no tengo intención de hacerlo. No puedo si quiera imaginar que Erwin será feliz con esa mujer. Él la ama con todo su corazón, y aún que sabía que era inútil, le confesé mis sentimientos por él el día en que me dijo que se casaba.
No esperaba que me correspondiera, pues siempre que lo vi con ella, Erwin lucía realmente muy feliz. ¿Quién soy yo para arrebatarle su felicidad? Es por eso que no iré a su boda, es por eso que no quiero que mi corazón se rompa al ver como esa mujer se lo lleva y lo aleja de mi para siempre.
Hace aproximadamente una hora, que dio inicio la ceremonia, Petra insiste en que vaya a la iglesia, pero no quiero, le expliqué que no resistiré ver como otra se lleva al amor de mi vida.
Ya casi todas mis cosas están empacadas, es sólo cosa de llamar al camión se la mudanza para poder marcharme de la ciudad y empezar una nueva vida sin mi amado rubio de hermosos y sinceros ojos como el mar...
Mientras empacaba, encontré un cuaderno en que había creado algo así como un diario de vida de Erwin y mío.
Allí, había fotos nuestras, había apuntes que hacía junto a las fotografías de él, y junto a obsequios que me había regalado, ya fuese por mi cumpleaños o navidad, o simplemente por querer regalarme alguna cosa que se le ocurriera...
No podía. Por más que intentara no sentirme de esta manera, no podía.
El hombre que amo se casa, hará su vida y vivirá feliz por el resto de sus días, y me duele no ser yo quién le dará esa felicidad, me duele saber que sus besos los tendrá otra y no yo, me duele tener que decirle adiós a la única persona que fue realmente importante para mi...
Acaricié una fotografía en especial. Una que nos tomamos en un centro comercial, en esas pequeñas cabinas de fotografía instantánea... estábamos tan cerca el uno del otro, que podía sentir su respiración en mi rostro, pude verme reflejado en sus ojos y mi expresión no era otra que de amor...
Cubrí mis ojos al notar que mis lágrimas no dejaban de resbalar por mi rostro y apreté el puño con fuerza por la importancia que sentía, la vida se empeñaba una y otra vez en arrebatarme a la gente que amo.
Una vez más Petra, me llamó.
-¡Levi! ¡Tienes que venir ahora, Erwin está esperando por ti, espera que lo acompañes en el día más importante de su vida, no quiere comenzar hasta que llegues-
No dije nada, sólo continué mirando aquél cuaderno.
Corté, finalmente me decidí a ir a la iglesia.
Subí a mi auto y conmigo llevé aquél cuaderno. No se porque lo traía, pero tenía el presentimiento de que debía tenerlo junto a mí.
Mientras iba hasta la iglesia, mi mente solo pensaba en él, en que nunca pude besarlo, en qué nunca pude tocar sus manos, en que nunca pude acariciar su rostro... en que nunca pude decirle "Te amo".
Una vez más mis lágrimas caían, pero no le di importancia, quería llegar con Erwin tan rápido como fuera, y aunque mi mente se negaba a hacerlo, mi cuerpo se movía de manera involuntaria...
Al llegar, me entró miedo. ¿Qué era lo que iba a encontrar cuando entrara? ¿Qué iba a decir la gente cuando me vieran entrar por esas puertas?
Eran preguntas que no podría saber la respuesta a menos que continuara.
Tomé aquel cuaderno y al fin entré. Me quedé de pie en la entrada y Erwin, vestido con su traje negro, estaba de rodillas frente al altar y miraba al frente con quién sería su esposa dentro de poco.
-¡Levi!- me llamó Petra interrumpiendo la ceremonia. Todos incluso los novios se volvieron a mirarme. Erwin se levantó prácticamente al instante en que oyó mi nombre.
Nunca sabré que expresión tenía en mi rostro cuando Erwin, se volvió a verme.
Por cuenta propia, mis pies fueron con él hasta el altar.
-Levi- me dijo cuando estuve frente a él- viniste-
La mirada de todos seguía sobre nosotros, pero no me importaba, quería verlo al menos por última vez.
-Erwin...- dije - te deseo...- guardé silencio un momento, no podía terminar la frase, porque no lo estaba sintiendo.
-¿Levi?- repitió.
-Te deseo... te deseo... muchas felicidades- mis lágrimas otra vez salían, pero esta vez mi cuerpo temblaba de la rabia interna que sentía, de la impotencia de no poder impedir esa boda... el odio que me invadía al ver a la mujer que me arrebataba a la persona por la que muero de amor...
Sin decir una sola palabra, le entregué el cuaderno y me fui.
Me detuve en la entrada sólo para echar una última mirada a mi amor no correspondido.
En el auto, ya no me contuve y en llanto, soltaba toda mi pena, todo mi dolor...
Me costó un poco de trabajo llegar a casa, pero una vez que lo conseguí, fui hasta la cocina dónde encontré dos cervezas.
Tomé ambas y fui hasta mi habitación. En el suelo había otra fotografía, seguramente se había caído de aquél cuaderno.
Éramos Erwin y yo, ambos estábamos ebrios y haciendo estupideces, y estábamos dentro de mi armario y en verdad nos estábamos divirtiendo, ese fue el día en que me dijo "estás riendo" siendo que conseguir que me hicieran reír o sonreír, prácticamente era imposible.
Con aquella foto en mi mano, entre al armario y bebí de la botella mientras me abrazaba a la fotografía. Sentía tanta pena, tanto dolor que no encontraba la manera de calmar todas las emociones que me invadían.
-Erwin- lo llamaba - Erwin... -
Le hablaba a la imágen esperando a que ésta me respondiera porque pasaba todo esto.
-Erwin... estás llevándote mi vida sin siquiera saberlo...-
Nunca había sentido algo así por alguien, por nadie... pero apareció Erwin y todo en mi vida cambio.
-Erwin...- continué llamándolo - Erwin... Erwin...-
La habitación poco a poco iba oscureciéndose, pues para ese entonces, Erwin ya había aceptado a esa mujer como su esposa...
El contenido de la botella bajo, y la dejé frente a mi mientras me abrazaba a la fotografía. Ahora solo quedaba aceptar la cruel realidad, la realidad en que debía seguir con mi vida, pero sin Erwin a mi lado...
Sentí que la puerta de la casa se abría, seguramente era la mudanza pues les había dejado la llave para que entraran y se llevaran mis cosas... cerré mis ojos y esperé a que se fueran. Pero las puertas del armario se abrieron de par en par.
No podía entender lo que estaba pasando. Erwin estaba frente a mi y con él traía aquél cuaderno que le había dado en la iglesia.
-¡Levi!- me llamó y empecé a llorar.
-Lo lamento- me decía - sabía de tus sentimientos por mí, pero no imaginé qué estabas sintiéndote de esta manera.
Levantó el cuaderno y lo agitó suavemente frente a mi.
-Yo... de verdad lo siento...- sacó la botella y la dejo en el suelo de la habitación junto a la otra que seguía llena, y se metió conmigo en el armario.
Yo no podía parar de llorar, no podía detenerme...
-No imaginé que causaba todo esto en ti- me decía.
Mis palabras no salían por más que quería soltarlas.
Mi cuerpo temblaba con brusquedad mientras enredaba mis dedos en mi cabello.
-Todo este tiempo... te he amado... he querido todo de ti... - empecé - cada día sólo deseaba... poder besar tus labios...- lleve mis dedos a su boca - desee tomar tus manos, desee abrazarte... y en más se una ocasión tuve estos sueños en los que me hacías completamente tuyo... en los qué me hacías el amor de una manera tan enloquecedora...-
Guarde silencio al haber hablado de más mientras cubría mi boca con mi mano.
-Levi...- me sonrió - hay algo que debes saber -
Aún sin entender porque seguía ahí tras lo que le había confesado, lo observé esperando a que continuara.
-El día en que te dije que iba a casarme... no te mencioné... que... si llegabas a la boda, no me casaría. Que si interrumpías la ceremonia o con que sólo aparecieras, no iba a casarme.
Entonces mi atención se concentró en él.
-Desde el día que me confesaste tus sentimientos, no he podido sacarte de mi cabeza, y las cosas con María van de mal en peor, al final nuestros padres forzaron nuestra boda antes de que todo acabara.
Oía su voz un tanto lejos de mí, era como si mis oídos no quisieran oír el nombre de esa mujer o las razones que había llevado a Erwin a comprometerse con ella.
Seguí esperando a que llegara al punto que quería tocar.
-Levi... no lo hice- me dijo y estando a punto de dormirme a causa de tanto llorar, aguanté un poco más a que terminara de hablar.
-No me case...- me dijo - no pude hacerlo sabiendo que estaba destruyendo tu corazón...Levi... el día en que me confesaste tus sentimientos por mi... fue que me di cuenta que a la única persona a la que quiero junto a mí, eres tú...-
Seguí llorando, no creí que aún me quedaran lágrimas por derramar y miré a Erwin que me sonreía. Y me removí en el armario hasta que al fin pude abrazarlo.
-Creí que te perdía - dije mientras empapaba su camisa -soporte perder a muchos, pero no podría resistir el hecho de perderte...-
-Maldición Levi... soy un estúpido por no darme cuenta de esto antes... te habría ahorrado el sufrimiento, hubiera evitado que derramaras esas lágrimas ... nunca quise hacerte sufrir así...-
Ambos escondimos nuestros rostros, yo en su pecho, él en mi cuello, y pude sentir un leve rose en este...
-Te amo Erwin...- solté.
Sus brazos estrecharon con cariño mi cuerpo que temblaba con algo de brusquedad.
-Pero me voy... me voy de la ciudad y...-
-No me importa donde vayas... yo iré contigo.
Levanté la vista a esos ojos que me enamoraron la primera vez que los vi, y Erwin acortó nuestra distancia alcanzando mi boca.
Aquél beso se sentía a gloria, me devolvía a la vida, era lo que necesitaba para que mi dolor desapareciera.
-Te amo-
Las palabras que por tanto tiempo esperé las oía al fin y no era un sueño, realmente, el hombre al que tanto amo, estaba al fin conmigo.
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