Me enamoré de un Extraño
Memorias.
—Voy a vestirme, tengo trabajo. Le di la dirección a ese amigo suyo, vendrá a buscarlo pronto. Según él, dice que usted responde al nombre de Levi Akerman— luego pareció que se sentía algo incómodo — también me dijo que usted era su pareja, y que usted llevaba ya unos días desparecido—
—Eren...— dijo pensativo, el nombre no le sonaba en lo absoluto, pero si decía que era su pareja debía ser cierto, de lo contrario no habría tenido su número en su libreta.
—En cuanto a la ropa, no tiene que preocuparse, puede tirarla si así lo desea, si me disculpa...—
Y salió en dirección al baño para darse una ducha e ir hasta su trabajo.
La mujer y el joven se quedaron solos en la habitación.
—No sé a qué juegas muchacho, pero no interferirás en mis planes, ¿está claro? —
¿De qué diablos le hablaba? ¿Por qué esa mujer le hablaba así sin siquiera conocerlo?
—No sé de qué está usted hablando, pero no tengo ninguna intención de causar problemas a estas buenas personas—
—No mientas— le espetó la mujer levantándose y acercándose al joven— eres como mucho de esos muertos de hambre que vagan por las calles esperando la oportunidad de atrapar hombres como Erwin, pero te aseguro que no permitiré que un vago como tú se le acerque. Atrévete a intervenir, y hare que se encarguen de ti, tal y como hice con los padres de esa mocosa—
El joven simplemente no entendía nada, pero supuso que se refería a los padres de Nana, pues al decir esas palabras, hizo un gesto con la cabeza en dirección a la que había ido Nana.
—No le hables así al Levi— dijo Nana que llegaba otra vez a la sala, y luego miró al muchacho — oí cuando tío Erwin decía que así se llamaba usted—
Levi sonrió. Una niña de aproximadamente siete u ocho años lo defendía.
—No te metas en asuntos de adultos niña malcriada— decía la mujer.
Momentos más tarde Erwin aparecía en la sala arreglando su saco y mirando su reloj de pulsera.
—Se hace tarde ¿esta lista Nana? — preguntó pero al no tener respuesta alzó la mirada para encontrarse con Nana, que miraba furibunda a la mujer, y que esta le devolvía una mirada de odio muy similar a la que le había dado a Levi cuando había llegado.
—Nana...— dijo Erwin.
—Espero que te enamores de un hombre que te ame de verdad tío, y así esta mujer te deje en paz de una vez—
Las cosas se ponían tensas y ese comentario por parte de Nana no ayudaba en lo absoluto.
María había alzado su mano para darle una bofetada a Nana, pero Levi la detuvo.
—No sé quién es usted, ni tampoco conozco a estas personas, pero me ayudaron y aunque no recuerdo nada, si recuerdo que a los niños no se les golpea sin razón alguna—
Erwin también intervino.
—Vete María, créeme que si le hubieras dado tan solo un golpe a Nana no habría respondido de mis acciones, está a mi cargo y yo sabré como la castigaré por lo que ha dicho, pero tú no tienes derecho de haber al menos levantado tu mano para intentar golpearla—
Erwin estaba ya no molesto, sino enojado, podía tolerar cualquier cosa, pero nunca que un adulto levantara la mano a un niño. Pero eso no quitó a que regañara a Nina por decir esas cosas.
Una vez que estuvieron listos para irse, la pequeña se despidió con una sonrisa y un gesto de la mano de la pequeña, Levi se despidió de ella de igual manera.
—Deje todo cerrado cuando vengan a buscarlo por favor, y espero que recupere sus recuerdos— le sonrió.
Y sin más los tres se fueron dejando solo a Levi en el departamento.
—Así que mi nombre es Levi...— se dijo una vez que quedó solo.
No sabía en qué momento vendrían por él, así que aprovecho de terminar con lo que hacía antes del desayuno y así poder irse tranquilo.
Sin embargo las horas pasaban y nadie iba por él al departamento. Hasta pensó en irse y hacer creer a Erwin que ya lo habían recogido. Sin embargo, recorrer las calles sin sus recuerdos y sin siquiera saber dónde estaba, era peligroso, aunque también estaba la posibilidad de ir con la policía.
El día pasaba lento, y de vez en cuando imágenes sin sentido le llegaban a la mente, y hacia que le causaran fuertes dolores de cabeza.
Otra vez era la imagen de esa pareja, pero a esas imágenes se le unieron la de dos hombres encapuchados, uno de ellos tenía puesta un arma de fuego en la cabeza del hombre del primer recuerdo que había tenido. Y el otro hombre tenía a la mujer en el suelo, y le quitaban la ropa, y el sujeto rubio forcejeaba con aquel encapuchado para poder librarse. Y un grito le hizo recordar algo.
— ¡Mamá!— oyó que una niña gritaba
—Nana— murmuro y abrió los ojos.
Volvía a estar en el apartamento. Ahora recordaba que la niña había dicho que lo conocía, que él la había ayudado antes. Poco a poco sus recuerdos iban regresando.
Aún no podía recordar porque estaba en ese lugar. Pero ya tener memoria de que conocía a esa niña podría ayudarle en algo.
Lo único malo es que no podría preguntar a la niña que hacía en un lugar como ese.
Las cosas poco a poco iban tomando sentido. Y de pronto recordó las palabras de esa mujer.
"Atrévete a intervenir, y haré que desaparezcas del mapa, tal y como hice con los padres de esa mocosa"
Durante todo el día, esperó, pero nadie llegó a buscarlo. Esa persona llamada Eren, nunca fue por él durante el día. Y así ya en la noche, a eso de las nueve, Erwin llegaba al departamento con Nana que venía muy contenta y con un enorme paquete envuelto en sus manos.
Levi estaba en la sala.
—Creí que ya habían venido por usted— decía Erwin extrañado, pues durante el día había estado pensando en aquel joven, y en si ya se habría marchado.
—Ese hombre al que le habló esta mañana no llegó, y como usted le había dado esta dirección, pensé que debía esperar aquí hasta que llegara, pero no lo hizo. Esperé todo el día.
—Buenas noches, señor Akerman— saludaba la pequeña sonriendo.
— ¿Ya cenó? — le preguntó amablemente Erwin.
El joven negó. Pero dijo que se había atrevido a hurgar en su cocina para preparar la cena, y que solo debían sentarse a la mesa.
—Lamento, haber hecho esto sin su permiso— se disculpó.
Erwin le sonrió. Se preguntaba qué clase de persona era antes de haber perdido sus recuerdos.
— ¿No va a cenar con nosotros? — preguntó Erwin invitándolo a sentarse también.
—Soy un extraño, ¿porque debería sentarme a comer con ustedes? Pude haber envenenado la comida...—
Nana se quedó con la cuchara cerca de su boca, pero la dejó en el plato al oír las palabras de Levi.
—Porque yo lo digo, es una orden— dijo confiadamente y se llevó la cuchara a la boca — wow, esta delicioso— añadió sorprendido tras probar la sopa.
Nana al ver que no pasaba nada con la cena empezó también a comer.
Levi, tras esas palabras, se sentó a la mesa con algo de nervios, mientras la pequeña Nana les contaba de su día en la escuela y que era su cumpleaños.
— Así que es tu cumpleaños — dijo sorprendido Levi — pues muchas felicidades— sonrió.
Pero luego su mirada fue a parar sobre Erwin, que miraba unos papeles y apenas estaba comiendo.
—Señor Smith, hoy tuve un fuerte dolor de cabeza, y eso trajo algunos recuerdos, quisiera contarle si no le molesta—
Por alguna razón, el muchacho sentía la necesidad de contarle de sus recuerdos a aquel hombre.
Al oír decir esas palabras, Erwin dejó de lado sus papeles para ponerle atención. Mientras, Levi miraba a la pequeña.
— ¿Puedo llamarte por tu nombre? — preguntó Levi mirando a la pequeña antes de empezar a hablar.
La pequeña asintió.
Él también sonrió. No conocía a esa niña, pero le agradaba.
—Anoche, antes de que usted me encontrara, estaba en un callejón. Hasta hace unas horas no sabía qué hacía o como había llegado ahí, pero esta tarde unas imágenes aparecieron otra vez en mi cabeza, y creo que son claves para saber por qué estaba en ese lugar—
Tanto la atención de Erwin como la de Nana, estaban sobre el joven.
—En esos recuerdos, había una pareja. Un hombre alto y rubio, que llevaba traje y un maletín con él. Y también había una mujer. Era una mujer muy bonita, de cabello corto y platinado—
Nana, dejó caer su cuchara, al oír la descripción de sus padres de la boca de ese extraño.
—A ese hombre lo tenían encañonado con un arma en la cabeza, mientras que a la mujer, la tenían en el suelo, y por lo que vi en esas imágenes, intentaban hacerle algo...—
Levi llevó sus manos a su cabeza otra vez, al tratar de recordar de nuevo esas imágenes.
—Señor...— decía Erwin tratando de hablarle a Levi.
—Fue ahí, cuando entendí las palabras que Nanami había dicho cuando explicó que me conocía. Aunque no recuerdo como llegué ahí, estoy seguro que esa voz gritando desesperada, era la de Nanami—
Luego, al ver que el joven se esforzaba por recordar algo más Nana, habló:
—Usted salvó a mis padres de que los asesinaran— comenzó la pequeña.
Esta vez Erwin la miró, mientras Levi seguía sujetando con ambas manos su adolorida cabeza.
—Ayer, veníamos de camino hasta aquí. Mis padres tenían que hacer un viaje por su trabajo pero no podían llevarme con ellos, pues no podía faltar a la escuela. Venían a pedirte que me cuidaras mientras ellos volvían. Entonces unos hombres se bajaron de un carro negro muy lujoso, y nos llevaron a mamá a papá y a mí hasta un callejón, donde un hombre le decía a papá, que si no le daba todo el dinero que llevaba con él, iba a matarlo.
"Papá al negarse, recibió muchos golpes de parte de uno de los tres hombres. Pero cuando papá vio que mamá lloraba desesperadamente para que no hicieran nada, papá accedió a darles su chequera y todo lo de valor que llevaba encima. Mamá estaba con poca ropa, uno de esos hombres se la había arrancado a la fuerza mientras mamá gritaba. Y cuando ese hombre metía su mano debajo de la falda de mamá, papá se enfureció pero aun así no pudo hacer nada, entonces yo mordí al otro sujeto que me tenía atrapada y corrí con mamá. Y es hombre que estaba con ella me golpeo —señalo su cara — Fue entonces cuando usted apareció.
Esta vez miró sonriendo a Levi.
—Usted apareció y quitó a ese hombre de encima de mi mamá. Y golpeó al hombre que tenía a papá. Luego, el hombre que me había atrapado, golpeó su cabeza con el arma que él tenía, usted quedó inconsciente y esos hombres se lo llevaron en su auto. Mis padres de inmediato llamaron a la policía y denunciaron lo ocurrido. Y luego, tras aclarar todo el asunto te pidieron a ti tío Erwin, que me cuidaras por unos días.
—Eso fue lo que pasó...— decía Erwin — ¿Nana por qué no dijiste nada antes? —
—Porque estabas ocupado con mamá y papá en la estación de policía, y en ese momento no había tiempo de explicar nada, mamá y papá también denunciaron su secuestro, así que...—
—La policía debe estar buscándolo...— acabó Erwin entendiendo al fin todo.
Nanaba y Mike le habían informado sobre el repentino ataque que habían sufrido, pero no habían mencionado que alguien más los había ayudado.
—Mis padres se sentían culpables de que esos hombres se lo llevaran así que dieron aviso de su secuestro...—
—Entonces... cuando me golpearon en la cabeza... fue ahí cuando debí perder mis recuerdos... el golpe debió ser realmente fuerte como para lograr que olvidara todo...—
Las cosas empezaban a aclararse, sin embargo algo no encajaba del todo a lo que solo hizo una suposición.
—Entonces... el callejón en el cual me desperté... no es el mismo en que estaban tus padre... dices que esos hombres golpearon mi cabeza y me llevaron con ellos—
La pequeña asintió.
—Bueno, es tarde — dijo de pronto Erwin — Nana, hora de bañarse, luego te pones el pijama para que veamos la película que me dijiste ¿de acuerdo? —
La pequeña como siempre, obedecía a Erwin.
— ¿Qué piensa hacer? — preguntó de pronto Erwin cuando Nana se perdió de vista.
—Buscar a Eren, según lo que le dijo ese hombre esta mañana, él es mi pareja así que lo más lógico es que me vaya con él...—
—Bueno, lo hará mañana entonces, pues ya es muy tarde y Nana quiere ver una película con usted.
Levi lo miró algo perplejo mientras Erwin se levantaba de la silla y aflojaba su corbata.
—Es raro— comentó de pronto Erwin mientras recogía sus papeles del trabajo de la mesa — Nana es una niña que no se da con extraños en realidad, pero mientras veníamos a casa no paraba de hablar de usted y de lo bueno que es— volvió a sonreír.
Levi también le devolvió una sonrisa cálida y sincera.
—Tal vez se deba por el hecho de haber ayudado a su familia... no dudo que debió ser duro para ella ver como sus padres eran tratados de esa manera...—
—Se pondrá triste cuando lo vea partir mañana, realmente usted le agrada a Nana—
—No dudo que es una buena niña— dijo algo triste.
—Bueno, iré a darme un baño y veremos esa película, de lo contrario no nos dejará en paz hasta que la vea...—
Erwin iba quitándose la ropa mientras iba hasta el baño.
Nana, apareció momentos después, con un pequeño paquete de papel aluminio, el que metió al microondas, y cuando quiso sacar el paquete, se quemó los dedos.
La quemadura no había sido para nada grave, pero si le dolía, entonces Levi se levantó de inmediato, y sacó el paquete, el que abrió y vació el contenido en un recipiente que había encontrado en la cocina.
—Déjame ver...— dijo Levi mientras tomaba las manos de la niña — por suerte no es grave, pero vamos a poner esas manos en la pileta para que el agua alivie el dolor ¿de acuerdo? —
La pequeña asintió.
Erwin apareció momentos más tarde, y vio que Levi ponía un ungüento en los dedos de Nana.
Llevaba una bata roja carmesí, y estaba atada de la cintura para mantenerla cerrada, pero el torso de Erwin estaba en casi su totalidad expuesta.
—Volviste a quemar tus dedos en el microondas ¿no es así? —
Nana, lo miró apenada.
—Sabes que de eso me encargo yo, no lo hagas otra vez ¿de acuerdo? — dijo y se inclinó junto a Nana a quien acarició el cabello.
Luego Erwin regreso a su habitación para vestirse.
Una vez que entre los tres ordenaron el comedor mientras las cabritas del paquete que habían puesto en el microondas se enfriaban un poco, se sentaron al fin a ver la película.
Sin embargo Erwin la veía a medias, pues estaba ocupado con algunos asuntos de su trabajo, y Nana, nunca lo interrumpía a menos que fuera una emergencia.
Llevaba aproximadamente una hora viendo la película, cuando Nana dejaba caer su cabeza en el brazo de Levi.
La pequeña se había dormido mientras miraba la película. Entonces Levi miró hacia atrás, donde estaba la mesa en la que Erwin estaba trabajando. Miró allí esperando instrucciones sobre qué hacer. Pero al notar que Erwin no ponía atención, se levantó con cuidado y cargó a Nana.
Solo entonces Erwin levantó la cabeza para ver a Levi con Nana en sus brazos.
Erwin también se levantó de la silla y guio a Levi hasta la su habitación.
— ¿No debería dormir en su habitación? — preguntó Levi cuando estuvieron en el umbral del habitación de Erwin.
—No se preocupe, no tengo problemas en dormir en la sala, además, con todo el trabajo que tengo pendiente, dudo que esta noche me duerma, usted puede utilizar ese cuarto—
—Está bien. No moriré por dormir en la sala, además, es usted quién necesita descansar debidamente.
Y fue hasta la habitación de invitados, donde dejó a Nana en la cama, para luego apagar la luz y cerrar la puerta.
Levi volvió al comedor, donde vio Erwin que seguía trabajando.
Recogió el recipiente en que estaban las cabritas y empezó a ordenar un poco.
—No se moleste, podemos ordenar mañana, debería descansar— sonrió Erwin, y luego tras un bostezo, regresó a su trabajo.
Levi se sentó en el sillón, había ya apagado el televisor y estaba algo nervioso, y había pasado ya un buen rato desde que se había sentado en ese sillón.
Disimuladamente se volteó para observar a Erwin y este se había dormido sobre sus papeles.
Tomó la manta que Erwin había usado la noche anterior y la puso sobre el cuerpo del otro, para luego regresar al sofá.
Finalmente, él también se durmió en ese sillón.
El timbre del apartamento despertaba bruscamente a ambos hombres. La manta que había estado encima de él, cayó sobre la silla al levantarse, entonces miró a Levi que también despertaba junto con él. Sonrió.
—Hola buenos días. Lamento molestarlo a estas horas, pero usted me llamó ayer por la mañana, y dijo que Levi Akerman estaba aquí con usted— dijo — oh... discúlpeme, soy Eren Yeager, soy el novio de Levi—
—Por favor adelante— invitó Erwin a entrar a aquel hombre.
Justo cuando Eren entraba a la sala, Nana aparecía tallando sus ojos adormilados.
Sin embargo, tras un seco "buenos días" dirigido al extraño, corrió junto a Levi que se levantaba del sofá.
—Buenos días— saludaba ella alegre — hoy iremos a celebrar mi cumpleaños, vendrá con nosotros ¿verdad? —
—No. No nos acompañará. Pues han venido por él— anunciaba Erwin — finalmente se irá—
Nana, miró a los tres hombres en la sala.
— ¿Puede irse después de nos acompañe...?—
—Nana— dijo Levi — está bien, ya debo regresar con mi familia, te agradezco muchísimo toda tu ayuda al igual que al señor Smith, fueron muy amables al recibir a un extraño desmemoriado como yo—
— ¿Nos vamos? — decía Eren.
—Sí...— decía con pocas ganas de querer irse en realidad.
Levi le regaló un abrazo a la pequeña Nana que parcia a punto de llorar, y tanto ella como Erwin, acompañaron a Levi fuera del edificio donde terminaron de despedirse de él.
—Lo voy a extrañar— lloró la pequeña mientras sus lágrimas escapaban de sus ojos.
—Aunque no lo creas... también lo extrañaré...— Nana lo miró — es bueno en los deberes de la casa.
Levi de vez en cuando miraba hacia atrás para ver a Nana y a Erwin, pero en una de esas ocasiones, Erwin no pasó por alto la acción del otro muchacho, que lo jalaba con brusquedad del brazo y lo empujaba un poco para que apresurara el brazo.
Nana no había visto nada porque lloraba abrazada a Erwin.
Aquella acción le pareció extraña a Erwin así como también la nula reacción de Levi al ver a Eren. Si de verdad, eran pareja, al menos a Levi le habría resultado familiar aquel muchacho, sin embargo eso no sucedió. Algo no iba bien.
Regresaron al departamento, donde todo era silencio. Era habitual que siempre hubiera tranquilidad en ese apartamento, pero de alguna manera la sentían vacía.
—Ya no volveremos a verlo ¿cierto? — decía Nana.
—Creo que así es— dijo simplemente Erwin.
Durante el resto del día, Nana había estado deprimida. Era consciente de que era un extraño pero ese extraño le agradaba y ahora se había ido. Y no solo ella se sentía así, Erwin también se sentía algo extraño sin la presencia de Levi.
Mientras tanto, Eren y Levi estaban en un local de comida rápida, y Eren lo regañaba.
—Te estuve buscando como un imbécil todo el día de ayer, y tú estabas muy como en casa de ese ricachón—
Levi no decía nada, solo escuchó, esperaba que algo hiciera que recordara a ese joven que se atrevía a gritarle de esa manera.
—Tú madre... ha intentado comunicarse contigo pero no contestabas tú estúpido móvil—
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