Locura de una Noche
Locura de una noche.
¿Como llegué aquí? ¿Como es que acabe en la cama de mi comandante? Supongo que se debe a que celebrabamos que pudimos capturar a la maldita perra que asesinó al escuadrón de elite de la Legión, quedando con vida solo algunos de nuestro escuadrón. No me cansaré de creerlo, sus muertes jamás serán en vano.
Pero ahora sólo podía sentir en mi piel las caricias de mi comandante, los besos de mi comandante, la respiración de mi comandante recorriendome como la brisa de primavera. Gentil y pura.
Mis gemidos morían en sus labios, mientras su mano subía y bajaba por mi falo a una velocidad enloquecedora, y con mis ojos entrecerrados, podía vislumbrar sus hermosas expresiones cada vez que entraba en mi.
*Horas Antes*
—Lo hicieron muy bien chicos. Gracias por su trabajo...
No podía hacer nada ante aquellas situaciones, Erwin siempre reconocía el trabajo de todos los reclutas, pero no podía dejar de sentir celos cada vez qué se acercaba a alguien o alguien se acercaba a él. Después de todo, cada vez que entregaba mi corazón a alguien, terminaban arrebatandomelo de las manos...
Aparté la vista y regresé a mi cuarto dónde me quité al fin la ropa sucia y me di un relajante baño.
Erwin no sabía nada de mis sentimientos por él, pero como siempre, Erwin era más observador conmigo que con ningún otro miembro del escuadrón, y me daba la impresión de que al menos sospechaba de estos, lo que hacía que cada vez que me encontraba con él o tenía que estar a solas con él en su oficina, mi temperatura se elevara hasta el cielo y me costara mantener una conversación normal con él.
—Hiciste un bien trabajo Levi, gracias por regresar con vida—
—Solo hacía mi trabajo...
No me dejó terminar la frase, pues Erwin, se había acercado hasta mi oreja para decirme en un susurro:
"Ven a mi habitación hoy en la noche "
Lo aparté un poco de mi antes de que fuera demasiado tarde.
—Bien, ahí estaré — aunque mi acritud con él no cambiaba, no pude evitar sentirme aún más nervioso, y abandoné la oficina rápidamente.
Me recoste a mis anchas en mi cama sin parar de temblar.
¿Para que demonios quería que fuera a su cuarto? Suspire, pues no quería pensar en nada, me sentía cansado y quería dormir.
Las horas pasaban y ya entrada la noche y llevando mi traje negro, deje mi cuarto para ir al de Erwin.
Al llegar llamé, y al oí su voz indicándome qué entrara, los nervios se apoderaran de mi otra vez.
"¡Rayos! Peleo a diario contra titanes y ¿es Erwin quién me pone en éste estado?"
Me asome por la puerta un momento antes de entrar, y cuándo lo hice, Erwin estaba de pie frente a la ventana y miraba la oscura noche.
—Tardaste—
Estaba jodiendome ¿verdad?
—¿Que es lo que quieres? ¿Porque querías que viniera a verte tan tarde y a tú cuarto?
Pregunté mientras iba hasta la ventana y me detenía junto a él.
No contestó. Sólo siguió mirando por la ventana.
Le di una suave patada en la pierna. Odiaba qué me ignorara cuando le hablaba.
Pero en lugar de reprenderme por eso, se volvió a mirarme con aquellos azules ojos que por primera vez expresaban alegría.
—Erwin...—
Su mano acarició mi enrojecida y ardiente cara.
Su mano descendió por mi cuello y entre sus dedos sostuvo mi pañuelo para luego jalar de él y quedar a milímetros de distancia de su boca que lucía tranquila y tentadora.
La mía en cambio estaba deseando cortar esa distancia y alcanzar la de Erwin. Me estaba costando trabajo respirar con normalidad.
Con la otra mano tomó mi cintura y terminó acercándome del todo a su cuerpo. Sentí qué se detenía los latidos de mi corazón.
Levanté mi mano y apreté mi camisa a la altura de mi pecho, pensé que mi corazón escaparía de él...
Tratando de mantener la cordura y mis nervios a raya, busque en su mirada algo que me explicara qué estaba pasando.
—¿Que éstas... Haciendo?—
—¿Solo dejame abrazarte Levi... —
Sujete su camisa por debajo de su traje.
Había soñado tantas veces con esto qué simplemente me dejé llevar...
Regresé el abrazo hundiendo mi rostro en su pecho.
—¿Que estás haciendo?— pregunte otra vez.
—Solo quiero que estés conmigo hasta que nuestras vidas nos sean arrebatadas, Levi. Quiero estar contigo todo el tiempo que sea posible, porque al igual qué tu, mi corazón no deja golpear intensamente mi pecho.
Aún con mi rostro hundido en su pecho esperé a qué continuara.
—Ayer confirme mi sospecha. Pase por fuera de tu habitación y te oí hablar con Hanji, y le hablabas de tus sentimientos por mi, pude haber entrado y haber corrido a Hanji, pero al igual qué tu estaba temeroso, pero saber que sientes lo mismo...
Tras un momento en aquella posición y sin decir nada, Erwin me soltó y de su cómoda sacó unas botellas de licor, las qué sirvió en las jarras qué habían en su escritorio, y empezamos a beber sin control...
••••••
Así fue como llegué a sus brazos y a su cama sintiendo su calor, sus caricias sus besos apresando mi boca y su mano apartando mi cabello de mi sudorosa cara. Sentía a Erwin en mi. Por primera vez era uno con él, la persona más importante para mi. Mi comandante.
Su boca dejó la mía para descender por mi torso y recorrer todo lo que estuviera al alcance de sus labios...
Su cabello, normalmente peinado con cuidado, ahora estaba algo desordenado y rozaba mi pecho provocando un ligero cosquilleo.
Mi piel se erizaba a cada roce de sus manos, de su boca... Estaba volviéndome loco, y estaba poniéndome realmente duro todas sus atenciones y estímulos.
Sus dedos me tocaban con un cuidado único, como si temiera lastimarme.
—Erwin...—
No respondió a mi llamado, hubiese querido patearlo, sabía de sobra que odiaba que me ignorara cuando le hablaba... Pero la posición en qué estaba no me lo permitía, pues Erwin estaba ahora entre mis piernas, y besando todo lo que estaba al alcance de su boca.
De pronto sentí la necesidad de que me besara, y tomé su rostro entre mis manos para obligarlo a que lo hiciera.
—No me ignores cuando te hablo, aquí duele cuando lo haces...
Tomé una de sus manos y la llevé a mi pecho.
—Lo siento — me decía jadeante — es qué no puedo contenerme...—
—Esa no es excusa... Puede que para ti sólo sea una locura de una noche, pero para mi no...
—No lo es... Absolutamente no es una locura de una noche...—
Me calló con un beso tierno.
—Lo lamento — sus ojos estaban fijos en mi, y consiguió ponerme nervioso.
Volví a besarlo, pero esta vez era un beso intenso.
Lleve una de sus manos hasta mi falo que exigía atención, y ésta empezó a subir y bajar una vez más en él.
Mi cuerpo, estaba a su completa disposición, y no pasó mucho para empezar a desear algo más que simples estímulos.
Su mano liberó mi hombría, para llevarla hasta mi trasero, el qué acarició con lujuria, para luego separar un poco más mis piernas, permitiéndole así total acceso a mi.
Repentinamente uno de sus dedos entró, haciendo que soltara un gemido que ahoge al cubrir mi boca con mi mano.
—¿Duele?— me preguntó y quitó mi mano de mi boca.
Negué. En absoluto no dolió, sino todo lo contrario.
Mi respiración se volvió agitada e irregular.
Volvió a introducir sus dedos una vez más, movía sus dedos en mi interior, primero en forma circular y luego imitando una tijera, y continuó repitiendo aquéllos movimientos hasta que aquella zona estuvo lista para recibirlo.
Se acercó a mi oído para susurrar.
—¿Puedo entrar?—
Sin darme cuenta, tomé su rostro entre mis manos y asenti mirando aquel rostro que tanto amaba.
—Si...— dejé escapar también en susurros.
Sentí la punta de su hombría en mi entrada, sentí algo de miedo, pero era Erwin, no había de que asustarse ¿verdad?
Empezó a empujar, esta vez si dolió, Erwin realmente era enorme.
—Erwin... — dije suplicante —duele—
Su rostro pasó de excitado a preocupado, y se detuvo.
Quitó el cabello que caía sobre mi rostro y luego besó tiernamente mi boca.
—Voy a sacarlo... No pienso herirte —
Pero impedí que saliera de mi.
—No... No salgas... Solo se gentil — me abrace a su cuerpo y entonces Erwin volvió a empujar. Otra vez dolió y gemi una vez más. Era obvio que iba a doler, Erwin era el primer hombre que lograba tenerme entre sus brazos.
Por segunda vez se detuvo, y esperó.
Y al tercer empuje, entró completamente.
—Levi... ¿Estás bien? —
Asenti. Dolía pero poco a poco mi cuerpo empezaba a acostumbrarse a la intromisión.
—Puedes moverte...— dije en su boca.
No podíamos dejar de besarnos, para mi su boca era irresistible.
Empezó con movimientos lentos, que poco a poco fueron aumentando en velocidad.
Al fin mi cuerpo se adaptaba a Erwin, y empezábamos a disfrutar de lo que estábamos haciendo.
Pronto los gemidos escapaban de mi boca y de la suya, al punto que pronto necesitaba aun más de Erwin.
Podía oír también la grave voz de Erwin al dejar escapar sus gemidos, muchos de los cuales morían en mi boca.
Nuestros besos se vivieron pronto necesitados, su hombría entraba hasta el tope y salía hasta la punta.
Me embestía con fuerza, pero me sentía malditamente bien y podía estar seguro que Erwin estaba sintiéndose igual. Mi cuerpo ahora solo necesitaba de su lengua, que lamía mis endurecidos pezones, y recorría con su boca todo lo que podía. Estaba tocando el cielo con mis manos...
Me abrace a su espalda, mientas las embestidas continuaba y aumentaban en velocidad...
De pronto sentí una sensación de placer que recorrió todo mi cuerpo, Erwin lo notó.
—Ese es tu punto... —
Su miembro empezó a tocar aquella zona una y otra vez, estaba realmente haciéndome perder la calma.
Como continuara tocando aquella zona, sería cosa de segundos para llegar al clímax.
Me costaba respirar. Estaba experimentando una sensación tan maravillosa, que no podía explicar con palabras...
—Ya no aguanto... Levi... — murmuró devorando mi cuello.
Rodee su cadera con mis piernas.
—Hazlo...—
Su esencia podía sentirla dentro de mí, mientras que yo, terminaba entre nuestros abdómenes.
Mi boca se abría intentando poder respirar y recuperar la calma de los latidos de mi corazón.
Mis uñas se clavaron en su espalda cuando ya no pudimos más, y se dejó caer suavemente sobre mi.
Aun estábamos bajo los efectos del alcohol, aunque tengo mucha mas resistencia que Erwin, así qué bien podríamos fingir que no pasó nada entre nosotros. Pero las palabras de Erwin, hicieron que esa idea se esfumara de mi mente.
—A partir de ahora, cuidaré de ti, haré lo que me pidas, incluso moriré si así lo deseas...
—No quiero que mueras... ¿Como podría vivir sin ti?— me miró al oír mis palabras.
Acaricié su rostro mientras me perdía en sus ojos que no dejaban de mirarme, para luego posar su cabeza sobre mi pecho y besarla mientras repetía en mi mente.
"No olvides lo qué has dicho Erwin, no lo olvides"
Se acomodo sobre mi, mientras echaba las mantas de la cama sobre nuestros desnudos cuerpos.
—No las olvidaré Levi, así qué se mío hasta el fin de nuestros días... —
Dejé que mis lágrimas salieran.
—He decidido seguirte Erwin Smith, y no me arrepiento de eso...
Quizás estaba equivocado, pero por sus palabras, esta no era una "Locura de una noche"
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