La Primera Cita
Estoy que me desmayo de los nervios. Hace un mes que Erwin y yo somos oficialmente una pareja. Es poco usual, lo entiendo pero, amo tanto a ese hombre que pensé que me rechazaría cuando le hable de mis sentimientos, pues no lo vi por varios días después de eso. Y pensé que moriría al tener que encontrármelo cada día para los reportes diarios, o acompañarlo fuera de la ciudad para cerrar algunos tratos de importancia para el hotel.
Estaba temblando de los pies a la cabeza, y sé que nada tenía que ver el frío con eso, puesto que seguía dentro de mi apartamento, Erwin me llamaría cuando estuviese frente al edificio.
Me abrace a mi mismo, pensando en que haríamos en nuestra primera cita, pensando en cómo no ser un aburrido para él, asustado de arruinar esta oportunidad...
Me levanté del sofá y me pare frente a la ventana. La ciudad lucía hermosa bajo aquel manto blanco de nieve que caía tranquila y que cubría la ciudad. Por primera vez en mucho tiempo, las cosas lucían diferentes. ¿Esto era sentase feliz? ¿Esto se sentía al ser amado? Tengo que reconocer que es una sensación hermosa.
Mi móvil vibro sobre la mesita, y me apresure a responder.
—Ya estoy afuera— oír su voz... erizaba toda mi piel. Y se sentía malditamente bien grabarla y reproducirla en mi cabeza.
—Ahora voy— dije y tome las llaves para luego tomar el abrigo que estaba colgado en el perchero cerca de la puerta.
Baje por el ascensor para llegar más rápido con mi novio... novio.... Se siente lindo decirlo... al salir del edificio, lo vi allí de pie junto a su lujoso coche personal, me sonreí al verlo que me miraba con esa mirada tan hermosa y que me regalaba únicamente a mí. Fui con él y me llamó algo la atención.
— ¿Ocurre algo? — me preguntó al ver que miraba a través de la ventanilla el interior del coche.
—No esta Petra contigo esta vez— dije sorprendido.
Me devolvió una mirada igual de sorprendido.
—Me hablaste de "tú" me alegra saber que ya no soy "usted" —
Me sonroje por el atrevimiento de mi parte, aunque era mi novio, también era mi jefe.
—Lo siento...— dije apenado.
Soltó una risita mientras me envolvía en sus brazos, hice lo mismo y apoye mi cabeza en su pecho. Estaba pasando y yo no podía creerlo, mi madre tenía razón, siempre me dijo que todos en el mundo tenemos a alguien que nos ama, y por lo visto ese alguien para mi es Erwin.
—Estaremos solos los dos. Es nuestra primera cita y será inolvidable para ti, lo prometo. — me decía mientras besaba la coronilla de mi cabeza.
Levante la mirada para encontrarme con esos hermosos ojos azules, lo que me miraron con amabilidad el día en que lo conocí. Y lo curioso es que fue en un día como hoy. En que nevaba y hacía mucho frio.
— ¿Qué ocurre Levi? — oír mi nombre salir de su boca hacia que me pusiera nervioso y que me sonrojara aún más.
—Solo recordaba algo...—
—A ¿sí? — Me preguntó — ¿Y qué es eso que recordaste? —
—Que fue en un día como hoy cuando te conocí... cuando te acercaste y me preguntaste por la dirección del hotel—
—Aun recuerdas eso — acaricio mi helada mejilla con sus enguantadas manos. Asentí sintiendo una vergüenza por decir cosas como esas.
Me beso, era una de las cosas que más me gustaba de él, sus besos. Esos que me sacaba de este mundo para ir a uno en que solo estábamos él y yo.
— ¿No vamos? O llegaremos tarde — me dijo y abrió la puerta para que subiera al coche.
Mientras Erwin conducía, no pude evitar preguntarle donde íbamos.
—Iremos a cenar— me dijo sin mirarme, pues tenía la vista fija en el camino — voy a llevarte al mejor restaurante de la ciudad—
Pensé que sería incomodo el viaje, puesto que no soy un hombre de hablar demasiado, prefiero mantenerme a raya de todo y todos si es posible. Pero con Erwin por primera vez en un mes, hablamos de cosas que nada tenían que ver con el trabajo. Había puesto buena música en el reproductor de su coche y hasta nos pusimos a cantar, por lo visto todo estaba yendo muy bien.
Varios minutos después, llegamos a lo que parecía una lujosa mansión. Pero Erwin me aclaró que era el restaurant en que había hecho las reservaciones para nuestra cita.
—Conozco este lugar— dije al reconocer el restaurant — vine aquí hace un tiempo con mi madre y mi tío... — sonreí al recordar a mi madre.
—Pues mucho mejor— me dijo y bajó del coche para abrir mi puerta y ofrecerme su mano. La tome algo nervioso, ahora estaba en aquel lugar con mi novio, con el hombre con el que pretendo pasar el resto de mi vida
Al entrar un joven nos pidió nuestros abrigos mientras que una muchacha de cabellos castaños y coleta, nos guiaba hasta un hombre calvo que estaba junto a la puerta interior del restaurant.
—Buenas noches señores ¿en qué puedo ayudarlos? —
—Buenas noches señor, tengo reservación para esta noche— contestaba Erwin, y yo solo lo miraba.
—Muy bien. Solo necesito su nombre para confirmar la reserva señor.
—Erwin Smith— contesto él, y de inmediato, otro joven se acercó a nosotros para guiarnos a nuestra mesa, cuando chasqueo sus dedos.
—Bienvenido sr. Smith, y disfrute de nuestra atención— dijo aquel hombre.
—Buenas noches— nos saludó otro joven— Por favor síganme, los llevare a su mesa—
No tardamos en llegar a nuestra mesa, que estaba en el segundo nivel, y junto a un ventanal.
—Sé que te gusta la vista nocturna de la ciudad, por eso reserve una mesa desde donde pudiéramos tener esa panorámica vista—
Mi corazón latía a mil por hora, realmente consideró todos mis gustos, me había traído a un restaurant que me traía muy buenos recuerdos aunque él no lo supiera.
—Aquí también sirven la mayoría de tus platillos favoritos, por eso es que también lo reserve, quiero que esta cita sea inolvidable para ti— me dijo mientras me quitaba el saco y lo colgaba en mi silla antes de sentarme y de que me besara.
El muchacho que nos había llevado hasta nuestra mesa, nos dejó la carta sobre la mesa y con una leve reverencia, se apartó hasta un rincón, hasta que ya hubiéramos estado de acuerdo en que ordenar.
Pasado unos minutos mientras decidíamos que ordenar, empecé a ponerme nervioso otra vez, y deje la carta sobre la mesa. Iba a ser honesto con él antes de arruinar la velada.
—Erwin— lo llamé y junte mis manos sobre la mesa — tengo que ser sincero contigo antes de arruinar este grandioso momento.
— ¿Qué sucede Levi? — me preguntó preocupado al ver mi expresión de pavor.
—E-esta es mi primera...ci-cita... y no sé qué se hace en una primera... cita— terminé y lo único que quería era que me tragara la tierra.
Sin tardanza tomó mis manos y las besó, el momento más maravilloso de mi vida estaba siendo arruinado por mi inexperiencia en citas, seguro Erwin, estaba pensando en que esta cita era una mala idea después de todo.
—Levi— comenzó — ¿tienes idea de la felicidad que acababas de darme? —
Al principio me quedé algo perplejo, pues no estaba entendiendo sus palabras.
Seguí en silencio, tal vez me diría a que se refería con sus palabras.
—Estás regalándome todas tus "primera vez" tus primeros nervios, tu primer miedo, tu primera sonrisa, tu primeras palabras de amor, me reglaste tu prime llanto cuando me dijiste que me amabas... tu primera vez siendo tú— me dijo mientras continuaba besando mis manos.
—Erwin...—
—Solo sé tú, no tienes que hacer nada más...—
Quise levantarme y besar sus labios, besar esa boca que me terminó de enamorar cuando tuve el primer contacto con ellos. Y como si hubiésemos pensado lo mismo, ambos corrimos nuestras sillas para quedar uno junto al otro y mirar la ciudad, dando la espalda a los demás clientes del restaurant.
La poca iluminación, y la tenue luz proveniente de la vela que había en medio de nuestra mesa, hacia el momento realmente mágico.
Me atreví a tomar su mano por debajo de la mesa.
— ¿Ya decidiste que ordenaras? — me dijo y yo deje caer mi cabeza sobre su brazo.
—Estar junto a ti... para mí es suficiente... — dije y esta vez evite mirarlo.
—¿Sabes? Temía que esto fracasara, estaba igual que tú de asustado, estaba también muy nervioso, también sentí miedo... temía que no te agradara los lugares a los que planee llevarte...—
—Cállate y bésame— eso sonó como una orden, pero por ésta vez olvidaré que era mi jefe — por favor—
—Ya sé que ordenaré...— dije mientras volvía a posar mi cabeza sobre su brazo y miraba la carta.
Un vez qué estuvimos listos, llamamos al mesero para qué tomara nuestra orden. Éste retiró las cartas y se fue.
La noche avanzó y la velada se volvía más amena, realmente no había qué hacer nada más qué ser yo mismo.
La cena estuvo deliciosa, y luego de qué Erwin pagara, dejamos el restaurant y fuimos a bailar. Allí bebimos varias botellas de wisky y cuándo estábamos ya algo merados de tanto beber, empezó a sonar esa música típica qué indica qué corriéndote del local.
Tomó mi mano y me llevó una vez más a la pista, allí llevó mis manos hasta su cuello y aferró mi cintura entre sus manos y me acercó a su cuerpo. Mientras él apoyaba su cabeza, sobre mi hombro, dónde pude sentir su respiración sobre mi piel.
Me aferre más a él, no quería qué se apartara de mí, quería qué se quedara conmigo ésta noche.
Nos movíamos al ritmo de la música, no decíamos palabra alguna, estábamos tan concentrado en la melodía y en nosotros qué no había nada más en nuestra mente.
Así estuvimos, expresando nuestro cariño a través de los besos y las suaves caricias.
Aquella canción terminó, y fue como se me hubiesen despertado de una bofetada. Erwin me miró sonriendo.
Estaba siendo mi primera cita algo inolvidable, estaba feliz, tan feliz que creí que estaba soñando cuando de pronto me sentí mareado.
— ¿Estás bien? ¿Qué tienes? —
—Hace calor en este lugar...— dije mientras aflojaba mi pañuelo del cuello para agitar un poco la camisa y así poder refrescar un poco mi cuerpo.
—Bueno, regresemos al coche un momento, y cuando ya te sientas mejor, te llevaré a tu casa— me dijo mientras me colgaba el abrigo sobre mis hombros —pero abrígate antes e salir, no quiero que te enfermes como el día en que te conocí...—
— ¿Recuerdas eso? — sonreí cuando acabó de cubrirme con el abrigo. Respondí con la misma pregunta con la que él me había respondido antes.
—Por supuesto — dijo y me abrazo, para luego tomar mi mano y mirarla atento — cuide de ti mientras íbamos al hotel, luego de que te lastimaras la mano —
El calor aumento, y dejamos el local para regresar al vehículo. El aire estaba frio afuera, y no paraba de nevar. Me detuve un momento bajo esta mientras miraba hacia el gris y oscuro cielo extendiendo mi mano para sentir la nieve en ella.
Quite el sudor de mi frente cuando entramos.
—No vas a conducir, no luego de haber bebido, sería peligroso—
—No voy a conducir, pediré que vengan a recoger el coche. Nos iremos en un taxi a tu casa, ya luego me iré a la mía—
Estuvimos un momento en silencio, pero pronto se volvió incómodo para mí, y empecé a mirarlo de reojo.
—Soy una pésima cita ¿verdad? — Solté de pronto —seguro te aburriste...—
Se volvió a mirarme.
—De hecho ha sido todo lo contrario, ha sido muy divertido— pensé que mentía, pero su sonrisa tan honesta no me dejaba dudar de él — y espero que te hayas divertido también, es la principal razón por la que quería tener esta cita contigo. Aprovechar esos momentos en que podemos estar solo nosotros dos—
Su mano acaricio mi sonrojado rostro tras sus palabras, y yo hice lo mismo, tomando la suya con la mía.
—Me divertí — sonreí cerrando mis ojos sintiendo su toque en mi cara —en serio, disfruté estar contigo esta noche— me sentía ansioso necesitaba decirle... pero quizás no debía decir nada.
— ¿Ya te sientes mejor?— me preguntó acariciando mi rostro.
—Si...— respondí — vamos a casa, seguro ya estás cansado, y en unas horas más tenemos trabajo—
—Bien, vamos entonces —
Sacó su móvil, e hizo un par de llamadas, y en cosa de minutos un taxi estaba listo para nosotros, y subimos a él para ir a casa.
Honestamente no quería que Erwin se fuera. Por primera vez en mi vida, quería la compañía de otro. La suya.
Mi semblante debió de cambiar, puesto que Erwin, tomó mi mano para regalarme esa sonrisa que mandaba al demonio todos mis pensamientos, y hacia que mi mente solo lo recordara a él.
Minutos más tarde, el taxi nos dejó fuera de mi apartamento.
—Espere un momento por favor — le dijo al chófer y bajó del taxi.
—Bueno... — dije y me entraron unas ganas horribles de llorar, me había divertido como nunca, y ahora debía dejarlo ir otra vez. Volveríamos a nuestra vida cotidiana — ya estamos aquí... llámame cuando llegues a tu casa por favor...—
Debido al frio de la noche, pude notar que una lágrima se escapó de mis ojos, la que quite con mi mano, y me asuste. Todo lo vivido esta noche y los pocos encuentros que teníamos en el hotel, habían sido tan hermosos...tan mágicos...
—Levi— me dijo y me estrecho en sus brazos, y escondí mi cara en su pecho, apretando su abrigo entre mis manos.
—Quédate...— murmuré y me aferre a él como si mi vida dependiera de ello — quédate conmigo esta noche —
Era estúpido que pidiera algo así, un hombre como él, no se quedaría en una pocilga como la mía... pero tenía que intentarlo. Tenía que intentar que no me dejara.
— ¿Te quedarías conmigo lo que resta de noche, Erwin? —
No respondía pero no quitaba su mirada de mí. Pero su mirada era ahora diferente. Ya no solo yo lucía como un imbécil por dejar caer mis lágrimas, Erwin me beso apasionadamente, y respondí necesitado, ese beso.
—Si me pides que baje la luna para ti, así lo haré...— me dijo — ¿está bien que me quede contigo? —
No podía hablar, mi voz no salía, y acariciando su rostro asentí.
Erwin se volvió al chofer del taxi, y tras una disculpa, pagó al hombre para que los dejara. Y apenas éste se fue, tomé la mano de Erwin para besarla y lo llevé conmigo al interior del edificio,
A partir de aquella noche, oficialmente Erwin Smith era completamente mío.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top