Mi Amor

Personaje: John Doe

Advertencia: sangre, insinuaciones

Tiempo: actual (final 2- Doe realmente te ama)

Protagonista: Letha, cabello negro rapado con un flequillo, ojos celestes.

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-¡Uhg! ¿Qué hora es?- dice Letha al ver su alarma -Demonios, me quedé dormida, debo levantarme si voy a llegar a tiempo a trabajar.

Letha se levanta de la cama, pensó poco al decidir que no se bañararia hoy, después de todo, ya llevaba tres días y aún olía decente, además de que dudaba de que alguien fuera a la gasolinera ese día. Salió de casa, alcanzó el autobus y se sentó, su mente estaba distraída hasta que notó como un chico la miraba, le parecía lindo en una extraña y creepy manera, pero no lo pensó mucho cuando llegó a su parada. Se dispuso a empezar su turno, a pesar de que parecía que nadie iría a comprar algo o siquiera a llenar el tanque.

-Día lento... ¿Ah?- alzó la vista, encontrándose al chico del autobus.

-Hola...

-Em... ¿Hola? ¿Cómo puedo ayudarle, señor?

-Hueles bien.

-... Um... Okay... ¿Qué puedo hacer por usted? ¿Necesita algo?

-¿Cuál es tu nombre?

-... Letha...

-Ese es definitivamente uno de los nombres que he escuchado. El mío es... Ehm... Olvídalo, pero puedes llamarme John Doe.

-Okay...

-¿Harás algo después del trabajo?

-No... No haré nada ¿Porqué preguntas?- se quedó callado un rato para luego irse por la puerta como si nada -Raro...

Pasadas un par de horas, por fin llego la hora de cerrar, por lo que Letha podría volver a casa a descansar, guardo sus cosas, salió de la gasolinera, cerrando todo con llave y se dirigió a la parada que no estaba muy lejos de ahí. Sus pensamientos estaban en ese chico, John Doe, le parecía raro, aunque no sabía si de una manera alarmante o divertida, esa duda se disipó inmediatamente al recibir el susto de su vida.

-Hola.

-¡Oh! ¡Diablos, me asustaste!

-... ¿Te gusta que te asusten?

-Algo... ¡Pero solo cuando quiero que lo hagan! No puedes saltar a la gente así.

-Eres linda cuando tienes miedo...- Letha se notó algo extrañada por el comentario, pero no le dio mucha importancia -¿Puedo ir a casa contigo?

-... Supongo...

-No deberías invitar extraños a casa.

-Oh...

-¡Pero no te preocupes! ¡No soy un extraño! ¡Me conoces ahora!

Ambos se subieron al autobus, en los mismos lugares de antes, aún siendo consciente de que la estaba siguiendo, a Letha le pareció raro que no se hubiera acercado más al haber afirmado que se conocen, aún así, cuando bajo y entró en casa, se dio cuenta que él no estaba. Con la posibilidad de que no se bajó del bus, se calmó un poco, llendo a su cuarto para cambiarse y descansar, tenía hambre, por lo que bajó por algo de comer, pisando algo viscoso y sintiendo un olor a sangre, encontrando una botella rota con el líquido rojo, asustada volvió a su cuarto, limpio su pie y se sentó a ver televisión para calmarse.

-¿Qué estás viendo?- Letha salta de la cama, viendo a John Doe.

-¡¿Cómo entraste en mi casa?!

-¡Me dejaste entrar, tontita! Eres muy olvidadiza ¿Lo sabías?

-¡¿De qué estás hablando?!

-Puedes sentirlo ¿No es cierto? Hay algo aquí, entre nosotros. Simplemente te amo, amo, amo...- John Doe se lanza sobre Letha, revelando que tenía un cuchillo en escondido -¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas?...

-¡Sí!...- contesta con un grito entre lágrimas, para luego sentir como es apuñalada en una parte baja del estómago y de nuevo en su hombro, donde repitió un par de veces -Ah...

-Hff... Eres tan encantadora...- la besa, dejando que su boca se llene de la sangre de Letha -Te amo...

-... ¿Porqué?... Ah...- susurra Letha.

-Oh, amor... Eres tan tierna...

-... ¿Voy a morir?

-¿Qué tonterías dices? Claro que no, ya deberías saberlo... Eres muy olvidadiza.

-... ¿Qué?

John se alza de ella, levantando su cuerpo como si de una princesa se tratará, dirigiéndose fuera del cuarto y acostandola sobre la isla de su cocina, tirando todo lo que estaba sobre esta. Letha se sentía débil, pero eso no evitó que reaccionará cuando sintió que su suéter se estaba alzando, sentándose repentinamente para bajarlo, pero sintiendo el dolor punzante que la hizo acostarse de nuevo.

-Oh, parece que mi amor es algo tímida...

-... ¿Porqué estamos en la cocina?

-No podíamos ensuciar tu cama ¿O sí?... Al menos no de esta manera...- dice de una manera coqueta y extraña, cosa que sonrojo y asqueo a Letha.

-... ¿Qué vas a hacerme?...

-Pues, como por fin aceptaste que eres mía, voy a asegurarme de que se haga saber. Pero no puedo hacerlo si estás así...- contesta de manera cínica, sacando de sus bolsillos una engrapadora, unos vendajes y una botellita de alcohol -Puedes morder esto...

-... Eso es tu brazo...- responde Letha al ver que sobre su boca estaba colocado el brazo del chico.

-¿Y?- fue lo único que dijo.

Letha estaba desconcertada, pero no sabía si negarlo era buena idea, por lo que abrió la boca, dejando que él pusiera su muñeca entre los dientes de ella, entonces John Doe dejó caer el líquido sobre las heridas en el hombro. La chica gruñia y mordía con fuerza, pero él solo dejaba salir pequeños quejidos, incluso cuando sus colmillos abrieron un poco su piel, el hombro fue engrapado y cubierto por una venda, por lo que la joven dejó de morder, calmandose un poco, pero el muchacho se subió sobre ella en la isla.

-¡¿Qué haces?!- grita avergonzada.

-Aún falta tu estómago ¿Lo olvidas? Como no me dejaste antes, debo hacerlo así para que no luches...

-¡Bájate!

-No... - John Doe agarra sus muñecas contra su pecho, inmovilizando a Letha y alzando su suéter, dejando ver su ombligo y la herida que estaba cerca de este -Que linda eres.

-¡Basta! ¡John! ¡Por favor!- Letha grito, para luego sentir el ardor en la herida, dejando salir un grito desgarrador, las grapas le daban una sensación de incomodidad, más al sentir la mirada constante del chico.

-... Nunca me habías llamado así... ¡Suenas tan linda diciendo el nombre!- contestó el chico, sosteniendo sus propias mejillas y mirándola con corazones en los ojos.

-... ¿Ya terminó?

-Ya casi...- contesta John Doe mientras vendaba el vientre de Letha -Aún debo dejar mi marca en ti.

-¿No te bastó con las puñaladas?- dice con sarcasmo, a lo que él contesta con una risa.

-Oh, que divertida eres, pero no... Me refiero al tipo de marca que hace que los demás entienda que tienes a alguien esperando por ti. Así como la bella marca que me dejaste mientras trataba tus heridas abiertas...- dice, bajando levemente la manga de su abrigo, lamiendo la marca de dientes que estaba ahí.

-... Esto es extraño...

-¿Y no lo es el amor?

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