Aprendiz Del Inventor
Personaje: Ezio (Assassin's Creed)
Advertencia: sangre
Tiempo: pasado (brotherhood)
Protagonista: Helena Hortega, cabello castaño largo, ojos azules
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Ezio se encontraba en una de las bancas marcadas por Leonardo, esperando recibir un pedido especial que había solicitado, pero la respiración agitada de su amigo al llegar corriendo lo alarmó, pues su aceleración no podía significar algo bueno. El artista se acercó al asesino con una expresión de preocupación difícil de describir, tomando el brazo de su contrario y jalandolo a un callejón poco transitado.
-¿Qué ocurre, Leonardo?
-Él la tiene. Ese disgraziato figlio di puttana la tiene secuestrada.
-Necesito que seas más claro ¿De quién estás hablando?
-César tiene a mi aprendiz.
-... ¿Desde cuándo tienes un aprendiz?
-Eso no importa ahora, Ezio. Ella está en peligro con ese hombre y necesito tu ayuda.
-Espera, espera ¿Cómo qué ella?
-Se llama Helena Hortega de León, me acompañó durante mi travesía en Roma, asistiendome con mis trabajos ya que necesitaba dinero. No tardé mucho en descubrir su interés en mi trabajo, por lo que decidí enseñarle. Nunca pensé que ese hombre le pondría los ojos como para mandarla a secuestrar por sus guardias cuando me acompañaba al mercado.
-¿Alguna idea de dónde está?
-No estoy seguro, pero estoy preocupado por ella, Ezio. Es algo testaruda, no le gusta que la traten de idiota y César seguro la matará si le alza la voz.
-Tal vez los ladrones de Volpe sepan algo. Iré a hablar con él.
-Cuando la encuentres, traela aquí. Te lo pido de favor, Ezio. Ella es como una hermana para mí y no quiero que la lastimen.
-Tranquilo, mio amico. La traeré a salvo. Me serviría de mucho la herramienta que te pedí.
-Estamos de suerte entonces. La terminé antes de ir al mercado, solo espero que te sirva para salvar a Helena.
Ezio tomó la herramienta, alejándose del artista que decidió sentarse a esperar en la banca, ya que la inquietud de que algo le pasará a Helena lo tenía con la cabeza revuelta. El asesino obtuvo algo de información de Volpe, el secuestro no fue un plan casual, pues se decía que Leonardo le había dado información sobre el arma más poderosa jamás creada, sólo después del fruto, capturando a la chica como una manipulación, pues se creía que tenían una relación secreta.
El líder de los ladrones se involucró en el rescate ante el riesgo que involucraba tal artefacto, llevando a Ezio a la fortaleza donde sus espías habían visto a la joven española por última vez. Se infiltraron por el muro exterior y neutralizaron a los arqueros, teniendo paso libre a la torre donde habían puesto a la chica por lo que escucharon de los guardias, matando a cada hombre que se pusiera en su camino y llegando a la habitación, donde un guardia intentaba agredir a una mujer.
-¡Hey!- Ezio le disparó, haciendo que el hombre cayera al suelo.
-¡Por la virgen!...- grito la joven, viendo como los extraños se acercaban.
-¿Eres Helena Hortega de León?
-¿Quiénes son?
-Tranquila, soy amigo de Leonardo. Me envió a buscarte.
-... En ese caso, gracias. Temía que ese guardia intentará algo desagradable.
-¿Trataron de sacarte información importante?- preguntó Volpe, esperando que pudiera proporcionar información útil.
-No es el mejor lugar para hablar de eso. Vamos con Leonardo antes de que lleguen más guardias.
Los hombres no cuestionaron la lógica de la mujer, pues era acertado que la información que poseía era muy valiosa, por lo que Ezio tomó a Helena y la sacó de la fortaleza, avanzando los tres por las calles de Roma hasta el punto de encuentro, donde ya hacía Leonardo esperando. Cuando el artista alzó la mirada, sus ojos se llenaron de lágrimas, levantándose y corriendo a abrazar a la española, mostrando que estaba realmente preocupado.
-¿No te hicieron daño?
-No, estoy bien. Gracias a tus amigos.
-Gracias, Ezio- dice Leonardo -¿Cómo puedo agradecerles?
-Necesitamos saber que clase de arma querían los Borgia y destruir los planos. Leonardo ¿Dónde lo escondes?
-¿De qué hablas?
-Los planos del arma. El motivo por el que secuestraron a la chica para convencerte de construirla.
-Yo no he fabricado ningún arma...- dice Leonardo extrañado, a lo que ellos miraron confundidos.
-¿Cómo?
-... Oh, que despistada, claro que se iban a confundir...- ambos hombres miran extrañados a la joven -¿Tienes mi diario, Leonardo?
-Ah, claro... Aquí mismo. Olvidé por un momento el proyecto en que trabajabas- saca una pequeña libreta de un bolsillo.
-Gracias- Helena toma la libreta, buscando entre las páginas hasta que la mostró a los asesinos -Aquí están los planos que buscaban...- Volpe iba a tomarlos, pero la joven lo aparta -Disculpe, pero no puedo permitir que nadie toque esto sabiendo que iban a chantajear a mi amigo por mi culpa.
-¿Amigo? Los rumores decían que eran amantes- dice Volpe, a lo que ambos se miran y se ríen.
-Claro que no, soy su asistente científica. Leonardo es un genio de nuestro tiempo y estoy agradecida de poder llamarlo mi amigo.
-Lo dice la joven que diseño un arma codiciada por la familia de mayor poder en Roma.
-Espera un momento, Leonardo, dijiste que ella era tu aprendiz.
-Lo es... ¿Qué? ¿Suponían que hablaba de arte?
-No es extraño que lo piensen, es raro que damas como yo tengan mente para algo tan pesado y poco femenino- dice en un tono burlón.
-Mi scusi, signorina, per supporre.
-Non preoccuparti signore. Es normal confundirse, más en el mundo en que vivimos, pero nunca fui un flor delicada y Leonardo fue el primero en aceptarlo.
-¿Qué harán con los planos?- preguntó Volpe preocupado por el destino de unas páginas tan importantes.
-Es muy peligroso que algo como esto exista ahora, por lo que tendré quemarlos. Pero antes lo utilizaré para unos trabajos que he querido hacer.
-¿Estarán bien ustedes dos?
-Sí, Helena se quedará conmigo de ahora en adelante para que la atención se desvíe de ella.
-No te vayas a distraer demasiado, mio amico.
-No te preocupes, como dije, Helena es como una hermana para mí. Además, las damas no son algo que me distraiga mucho.
-... ¿A qué te refieres?
-Tal vez una conversación para otra ocasión...- interrumpe Helena -De nuevo gracias, Volpe y Ezio. Possa La pace essere con te.
-Lo stesso con te.
Ezio y Volpe se fueron en las sombras, vigilando desde los techos la travesía del par de inventores, asegurándose que llegarán a salvo a su destino, aunque el ladrón llegaba a notar ciertas expresiones que no había visto antes en Auditore, que sólo volvío a respirar cuando Helena y Leonardo entraron en un edificio. Hicieron el recorrido hacía un refugio cercano, donde el zorro aprovecho que estaban solos para preguntar sobre lo que estaba sospechando antes de entrar.
-¿Te gustó la española?
-¿Qué?
-Se te ve en la cara, hijo. Sin mencionar que no soltaste la respiración hasta que estabas seguro de que estaba a salvo.
-... Bueno... Puede que me parezca bonita.
-Esos ojos dicen más que bonita, pero cada quien sabe como usar sus palabras. Aunque en tu caso, tal vez deberías practicar antes de invitarla a alguna parte.
-¿Porqué? ¿Crees que mis encantos no son suficientes?
-Yo diría demasiado.
-¡Oye!
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