Salvado Del Destino
Personaje: James Norrington (Piratas del Caribe)
Advertencia: -
Tiempo: pasado (línea de tiempo alternativo)
Personaje: Blair, cabello rebelde castaño, ojos verdes (sirena)
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James estaba ayudando a Elizabeth y a su tripulación a regresar a su nave, por medio de los amarres que lo mantenía unido al Holandés. Ante el grito de un marino y el tiempo en su contra, se dan un beso de despedida y ella se sube a la cuerda. En ese momento, Bill Turner estaba cara a cara con Almirante Norrington. Todos sabemos como termina, pero aquí la historia va a cambiar, con la presencia de una criatura que no debía estar ahí.
-Regresa a tu puesto, marino. Es una orden- manda al pirata.
-Es una orden... Parte de ellos, parte de la nave... ¡Parte de ellos, parte de la nave! ¡Ayuda, los prisioneros escapan!
-¡Deja de gritar!- apunta a Bill con su pistola.
-¡James!
-¡Los prisioneros escapan!
Elizabeth iba a regresar, pero al verla, Norrington dispara a la cuerda, haciendo que ellos cayeran. En ese instante, algo rodeo su muñeca y un canto angélica se empezó a escuchar ahí. Bill estaba por atravesar su pecho con la una estaca de madera, cuando otra alga rodeo el cuello del almirante, quien soltó la espada. James resistía el jalón de sus ataduras, viendo como Davy Jones se para frente a él.
-Es ella... Cumplió su promesa...- susurro el capitán.
-¡Ayúdame!- Bill iba a apuñalarlo, pero Jones lo detiene con una seña.
-No podría ayudarte ni aunque quisiera...
-¡Dejate de tonterías y corta las cuerdas!- Jones levanta la espada del almirante, guardandola en el cinturón de James.
-Siéntete afortunado... Una criatura te está salvando del oscuro abismo por culpa de una promesa.
Ante esas palabras, James fue jalado fuera del barco de Jones, sólo llegando a ver como la silueta del capitán se alejaba antes de caer en el agua. La oscuridad no dejaban ver a la criatura que lo llevaba por agua, ni podía liberarse de los amarres sobre él, casi perdiendo el aire cuando sintió como unos brazos lo sacaban del agua. Comenzó a sacar el agua que tenía en su interior y a tomar bocanadas de aire, antes de ver donde estaba. Sus ojos se deslumbraron ante la selva que tenía frente a él, poniéndose de pie, viendo la laguna de dónde lo sacaron, con la sorpresa de no ver a nadie a su alrededor.
-¡¿Hola?!...- grito hacía el bosque, no recibió respuesta -¡¿Hay alguien aquí?!
-Eres un hombre extraño...- escuchó una voz femenina venir de la laguna, sacando su espada -Vistes diferente a otros que he salvado.
-¿Quién eres?
-... Un hombre me llamo Blair, un hombre condenado a seguir al capitán del barco maldito... Turner se llamaba, pero no sé si te sirve de algo...
-¿Porqué me sacaste del Holandés?- cuestiona, apuntando su espada.
-.. Tu destino era diferente... Yo decidí cambiarlo...
-¿Porqué? ¿Qué destino me esperaba si no me sacabas del barco?
-La muerte... A manos de Turner en ese instante en que disparaste- James la mira paralizado, cayendo de rodillas.
-... No es posible...
-Jones no hizo nada por que la maldición no le permite interfir conmigo, por mi promesa.
-¿Porqué? ¿Qué eres?
Blair lo mira por un instante, acercándose al borde, él se aparta, empuñando su espada hacia la chica. Ella tomó un impulso y subió su cuerpo a la superficie, dejando ver parte de su cola escamosa, que se deshacía conforme su cuerpo tocaba el suelo. James no tenía palabras, viendo como su antes cola, transformada en piernas, comenzaban a caminar hacía él.
-Ahora vez lo que soy...
-...- James no tenía palabras, ella se dio la vuelta.
-Sé lo que dirás... Soy una sirena, una criatura desalmada y repulsiva que...- ella se detiene al sentir una tela cubrirla sobre los hombros, viendo como James le ponía su saco.
-... Estabas temblando...- se excusa al ver la confusión de Blair.
-¿Porqué preocuparse de un demonio del agua como nos llaman ustedes?
-Dices que me salvaste de morir en el Holandés...- ella asiente -¿Porqué?
-Eres un buen hombre, extraño, pero bueno... Sentí el sufrimiento en tu voz.
-¿A qué te refieres con extraño?
-Cuando me ven, ellos tratan de atraparme o huir al saber lo que soy... Tú no...
-... Lo lamento...
-... Ven conmigo...
Ella comienza a adentrarse en la selva, siendo seguida por James, aunque le costaba alcanzar su paso, como si no fuera la primera vez que sale del agua y camina. Él era consciente del tipo de criatura que tenía en frente, pero ninguna de las cosas que había escuchado se aplicaban con ella. Después de un rato caminando, llegaron a un risco, se podían ver las estrellas reflejadas en el océano.
-Este es mi hogar...- dice Blair, señalando una choza de madera.
-¿Porqué me trajiste aquí? Sé que eres una sirena, eso lo entiendo, pero no entiendo porque eres tan... Diferente.
-¿Cómo diferente?
-He oído que hunden barcos, que hechizan a los hombres con su canto y los ahogan para luego comérselo... Pero tú me salvaste...
-Yo... Hice una promesa, hace muchas lunas atrás. Le pedí a la diosa Calipso un deseo... Quería alguien que pudiera acompañarme en mi soledad después de haber sido desterrada por mis hermanas por salvar a un niño de hombre... Ella me dijo que si protegía a los hombres que navegaban sin rumbo de las criaturas hambrientas de sangre por 10 años, el capitán del Holandés Errante traería alguien a quien yo salvaría de la muerte por amor.
-¿Cómo supiste que era yo?
-No lo sé... No merecías la muerte después del sacrificio que hiciste por esa joven...
-¿Estoy atado a ti entonces?
-Yo no diría eso- ella se sienta al borde del risco -Puedes irte si quieres, no te obligare a quedarte si eso te hace prisionero aquí.
-... Pues...- él se sienta a su lado -Te debo la vida... Y no mereces estar sola.
-Eres muy diferente a los hombres que he visto... Nunca pregunté tu nombre...
-James Norrington.
-James... Eres un buen hombre, James...
-Gracias por salvarme...
-De nada... ¿Qué harás ahora?
-La única mujer que ame piensa que estoy muerto... Y su corazón pertenece a otro hombre... Supongo que me queda empezar de nuevo.
-¿Te irás de aquí?
-Como dije, te debo la vida... Además de que no tenemos a nadie más que nosotros.
-... En eso tienes razón...
-Tal vez logremos a convivir bien...
-No anhelo nada más... O no algo que pueda pedirte ahora.
-¿Qué insinuas?
-Aún no nos conocemos lo suficiente, te lo diré en otra ocasión.
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