Infiltración 1/2

Personaje: el Venado y Hwang Joon Ho/el intruso (El juego del calamar)

Partes: 1/2

Advertencia: lenguaje, interés del venado (presagiando)

Tiempo: actual

Protagonista: Salma, acompañante, cabello castaño y ojos negros (máscara plateada de conejo)

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-¿Puede recordarme porque estoy aquí?- pregunta la chica de máscara plateada a al hombre con máscara de tigre.

-Porque tu madre es una perra que te puso a mi disposición. Si no dejas de quejarte, entonces te dejaré con alguno de los otros.

-... No era mi intención, solo me parecía raro.

-¿Dejarte sola después de tu intento de fuga? No me tomes de idiota.

-Saludos, espero que su largo viaje aquí no haya sido muy difícil. Soy el líder, quien opera y controla todo lo importante aquí. Es un verdadero honor recibirlos.

-¿Dónde está el anfitrión?

-Desafortunadamente, asuntos importantes lo han prevenido de atender.

-¿En serio?- dijo el hombre con máscara de Buey -Encuentro difícil de creer que el anfitrión se pierda una noche como esta.

-Solo puedo disculparme en su nombre.

-¿Hay algún problema ocurriendo aquí?- habla el de máscara de venado.

-En lo absoluto. Solo son asuntos personales del anfitrión. Todos los juegos seguirá según lo planeado. Les aseguro que no serán decepcionados.

-Espero que no...- dice el de máscara de Tigre, la chica solo permanecía en silencio -Solo diré que soy un hombre difícil de complacer, ella lo sabe muy bien. Y espero que no me decepcione.

-¿Vamos?- avanzan, pero el Tigre agarra a la coneja.

-No intentes alejarte de mi o te ira peor que antes.

-Sí, señor.

El grupo VIP avanzó por los pasillos, llegando a la sala desde la que veían a los participantes por cámaras y, al día siguiente, el próximo juego; después de algunas quejas del Tigre, los invitados fueron a sus habitaciones. La coneja fue mandada a la cocina por algo de tomar, ella se guió con la ayuda de los sirvientes, entró a la bodega buscando que servirle a su dueño, pero se encontró con un cuerpo inconsciente en el suelo, estaba por llamar por ayuda cuando un arma en su espalda la callo.

-No te muevas...- dice el desconocido -Si intentas algo, me veré obligado a usar la fuerza.

-No sé qué quieres, pero te aseguro que no tengo nada.

-¿Qué sabes de este lugar?

-Nada, lo juro. Me trajeron aquí, no pude negarme a mi dueño.

-¿Dueño?- se pone frente a ella.

-Nunca lo conocí de nombre, solo por su máscara de Tigre, que usaba cada vez que me buscaba... Casi me matan al entrar y la máscara solo es para distinguir mi inferioridad.

-Si quieres salir de aquí, necesito que no digas nada de mi a nadie.

-... No puedo hablar si no conozco el rostro del intruso. Sería tan inútil como un arma sin balas.

Ella toma una botella y una copa, saliendo de la bodega para regresar con su dueño, solo disculpándose por su tardanza. Al día siguiente, los invitados fueron entrando a la sala, la coneja reconoció al intruso al ver su máscara, pero mantuvo el silencio, sólo estando de pie junto al Tigre, escuchando a los hombres apostar por las personas que estaban jugando.

-Siéntate, Salma, me molesta verte de pie.

-¿Salma? ¿Ese es su nombre?- pregunta el León.

-No, es el que yo le puse. Su madre me la dio y no la iba llamar siempre hija de puta, me iba cansar...- los hombres se ríen, menos uno.

-Bueno, Salma ¿A quien apostaste?- preguntó el Buey.

-No puedo, yo no tengo para hacerlo.

-Haz como si pudieras ¿A quién hubieras elegido?

-Sí lo dijera, perdería de todas maneras.

-Un pensamiento interesante de alguien de tu clase- dice el Venado, para luego dirigirse al Tigre -¿Puedo tenerla a mi lado?

-Mientras no se vaya de la habitación sin mi ¡Hey!- el Tigre llama al joven, quien estaba distraído -¡Oye, tú! ¡Quiero más!- él se acerca a servirle, pero cuando se iba, tomó su muñeca -No quiero tener que estarte llamando de nuevo. Siéntate aquí.

-Debo atender a los otros invitados, señor.

-¡Hey, voy a quedarme a este cerca de mi ¿Alguna objeción?!

-¡No, es todo tuyo!

-Salma...- llama el Venado -Ven...

El Tigre obliga al muchacho a sentarse a su lado y Salma es mandada a sentarse junto al Venado, el juego comienza; el reloj comenzó a contar y el primer jugador avanzó, teniendo la suerte de no caer en el primer panel. La coneja tenía el corazón en la garganta, no sólo por el juego, también por el intruso que estaba sentado junto a su dueño, entonces el jugador cayó. La chica se iba levantar a ver dónde cayó el hombre, pero el hombre a su lado le causaba cierto miedo, sin saber que podrían hacerle por levantarse cuando a penas podía aguantar las lágrimas.

-Se fue.

-Bueno, eso es todo para el 96.

-Oh, que pena... Oh, parece que encontró más diversión- Salma no quería voltear, solo escuchaba.

-Que ojos tienes...- escucho al Tigre, pero su atención fue llamada por otro.

-Dime, Salma ¿Cuánto tiempo llevas con él?- preguntó el Venado algo curioso.

-No sé si daba decirlo...

-¿Le temes, no es cierto?- ella asiente avergonzada -Me preguntó que rostro se oculta bajo tu máscara... ¿Tendrías la gentileza de mostrarme?

-No creo que a mi dueño le guste esa idea- dice con mucha vergüenza, queriendo irse de ahí.

El Venado regresaba la mirada al juego, pero Salma sintió que la tomaban de la cintura, sus pensamientos no podían apartarse del joven con su dueño. El temor a un castigo peor que la vida que tiene al querer intervenir por el muchacho, solo eran superados por cada vez que escuchaba el vidrio romperse. Los gritos de miedo antes de la muerte de los participantes se mezclaba con los gritos de emoción y júbilo de los invitados, hasta que escucho al Tigre hablar de nuevo.

-Quítate la máscara... Quítate la máscara, quiero ver tu cara- le dice con molestia en su tono, intentando quitarle la máscara al muchacho, pero este lo detiene.

-No podemos quitarnos las máscaras aquí.

-Eres todo mío.

-Pero cuando se vaya, ellos me mataran.

-Si no haces lo que digo, te mataré antes de que me vaya- el muchacho toma su mano.

-Por favor... Lleveme a una lugar donde podamos estar solos- el Tigre se pone de pie.

-¿A dónde vas?

-Yo voy a disfrutar de otro tipo de diversión... Salma, ven.

-Quiero quedarme con la chica, no creo que la necesites para tu diversión- dice el Venado, la chica tenía cierta confusión por la petición.

-Ella no se alejara de mi, Salma, ven. Sabes la regla.

-Sí, señor- se levanta, pero el Venado toma su muñeca, haciendo que ella lo mire.

-Nos veremos después, querida.

Los tres salen de la sala, dirigiéndose al cuarto de Tigre, Salma abre la puerta para ambos, entrando última para cuidar que nadie molestará, la coneja quería voltear pero si lo hacía sorpecharian de ella o peor. El hombre le hizo una seña a la chica para que se sentará en uno de los sillones, mientras le quitaba la máscara al muchacho, alzando su rostro.

-Ese no es el tipo de cara... Que deberías esconder tras una máscara...- se quita la bata -Si puedes satisfacerme, en 5 minutos, cambiare tu vida- él toma la cabeza del muchacho, pero al siguiente instante grito de dolor.

-¿Satisfecho?- el muchacho se pone de pie, quitándole la máscara y apuntandole con su arma, haciendo que el hombre se arrodille -Si puedes satisfacerme, en 5 minutos, tal vez te deje vivir.

-Salma... Haz algo...

-No te muevas, Salma- ordena el muchacho, sacando su teléfono -Dime todo lo que sabes sobre el juego.

El hombre comenzó a hablar, revelando todo lo que sabía sobre los juegos mientras el joven lo grababa con su teléfono, Salma no se atrevió a moverse, aún sabiendo que si la mataban ahí, él también podía morir. El señor terminó de hablar, suplicando por su vida, el intruso lo noqueo, apuntando su arma a la chica que seguía sentada en el sillón.

-Ahora viste mi rostro...- se acerca a ella.

-... ¿Vas a matarme?

-No hay razones para hacerlo.

-¿No?... ¿Qué vas a hacer?

-Salir de aquí y probar suerte en la isla más cercana.

-... Buena suerte...

-¿No preguntarás mi nombre?

-Si me lo dijeras, me arriesgo a que mi suerte sea peor.

-La máscara, quitatela- la chica se quita la máscara, dejando que él la vea -Tú deberías ser quien no tenga que ocultar su rostro tras una máscara.

-... En cualquier momento se...- él la detiene, levantandola del sillón.

-Si te dejo aquí, te llevarás parte de la culpa- le susurra, a lo que ella responde en el mismo tono de voz.

-¿Y piensas que no me matarán por llevarme contigo?...- ella se suelta con brusquedad en caso de ser vigilados, inclinado la cabeza un poco para luego susurrar -Un golpe en este lado será suficiente.

-Discúlpame, Salma...- él la agarra del cuello y la noquea, bajandola suavemente al suelo -Y mi nombre es Hwang Joon Ho.

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