Bella Dama

Personaje: Eddie Gluskin (Outlast)

Advertencia: problemas de autocontrol, autocastigo, mención de abuso sexual y físico, Eddie suavizado

Tiempo: actual

Protagonista: Lucy, cabello castaño claro corto, ojos azules

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Lucy se encontraba en una habitación aislada, no por ser peligrosa para los demás, si no por tratar de salvar a alguien que no conocía, pero cuando se abrieron las puertas y empezó el caos, ella sabía que no podía quedarse en el cuarto. Huyendo de cualquiera que se le acercará, trataba de mentalizarse de no hacer ruido, pero siempre quedaba perdiendo por su propio temor o su torpeza, reprendiendose a golpes con su mano al sentir que estaba a salvo.

-Más torpe no puedes ser, escuchas pasos y te tropiezas con una camilla... Tal vez si debería morir aquí, como esos desgraciados...- dice con lágrimas en los ojos.

-¿Cómo voy a salir? No salí del cuarto desde hace 5 años y solo conozco de nombre a un guardia y a otros dos de cara... Esos malditos muertos...

-¡Ahí!- se escucha un grito y luego pasos que se acercaban a ella.

-Oh no...

Empezó a correr, siendo perseguida por dos pacientes por los pasillos, ella llegó a un tramo de escaleras algo descuidadas, comenzando a bajar, pero las escaleras se rompieron, haciéndola caer y alejandola de los dos locos, solo llegando a oír algo sobre un "novio". Lucy se levantó y siguió avanzado con un dolor fuerte en la espalda, los caminos se veían iguales, por lo que sólo seguía las puertas abiertas; entonces, cuando iba abrir otra puerta, una sombra apareció asustandola y haciéndola caer.

-¡Oh, Querida! ¿Te asuste? Perdóname, es que... Estoy tan emocionado de al fin encontrarte...

-¿Qué...?- ella susurra, el contrario intento abrir, pero no pudo.

-¡Demonios!...- golpea la puerta -No te preocupes, ya iré por ti. Y podré hacerte perfecta- se aleja de la puerta.

-No, no, no... No puedo dejar que me vea de nuevo... O me escuché... Me hará lo mismo que ellos o peor... Debo irme de aquí...

Se levanta y se va corriendo, podía escuchar el eco de su voz tratando de hacer que vuelva, pero ella estaba aterrada, no quería saber el destino que tendría una mujer en ese lugar, siendo que no conoció a ninguna otra y empezaba a cuestionarse porque. Sus pasos y temor la llevaron a un paso a medio derrumbe, haciendo que Lucy se arrastre por medio de los escombros; pero al escucharlo cerca, su mano empujó una viga, haciendo que un pedazo de concreto cayera en su pierna y gritara por el dolor.

-¡AAAH!

-¿Querida? ¿Eres tú?- lo escucho cerca, cubriéndose su boca y manteniéndose oculta entre los escombros.

-No dejes que te escuche, no dejes que te escuche...- pensaba constantemente.

-¿Te lastimaste?... ¿Prefieres hacerte daño antes que estar conmigo?... ¡Eres igual que esas malditas perras! ¡Te encontraré!- respondió iracundo, ella escuchó los pasos alejarse.

-... Oh Dios... Debo salir de aquí antes de que me vea...- levanta con cuidado el pedazo de concreto en su pierna, liberandola -Con un demonio... Ahg...- se levanta.

-Tal vez haya un botiquín cerca... Bien, pie firme... Un paso a la vez, con cuidado de no hacer ruido esta...- comienza a caminar, pero se tropieza, haciendo ruido como mala costumbre -Mierda... De nuevo...

-¿Querida?...- volvió a escuchar, en el lado del que ella estaba de los escombros -¿Sigues ahí? ¿Te quedaste por mí?

-... No, ahora no...- ella se levanta y se esconde en la primera habitación que ve.

-Déjame disculparme, no querías que me enojara... ¿No querías hacerme enojar, cierto? Ven, no te haré daño, déjame ayudarte.

La habitación en la que Lucy entró estaba oscura, como un viejo armario; el hombre iba con un ritmo más calmado, él miraba con atención su alrededores, viendo algunas gotas de sangre junto a los escombros y algunas huellas en el suelo. Se puso de pie frente a la puerta, con la intención de inspeccionar, hasta que un repentino estruendo se escuchó, abriendo la puerta para ver a la chica tirada sobre una camilla volteada, golpeándose con sus manos.

-¿Querida? ¿Qué haces?

-Déjame... Yo... ¡Que torpe!- se golpeó con más fuerza -¡Ellos tenían razón! ¡Que torpe! ¡Debía quedarme en silencio y falle de nuevo!

-Querida, basta, ven aquí...- se acerca a ella, pero ella se arrastra lejos -¡Tú también me odias ¿No es cierto?! ¡Cómo todas esas perras!

-¡Ayuda! ¡Aléjate!

-¡Ven aquí, maldita puta!

-¡No voy a chillar de nuevo!- el silencio se mantiene un instante.

-... ¿Chillar?... No entiendo...

-¡Ya me cansé de chillar para ellos!... Ya no quiero chillar para nadie más, no quiero que me toquen... Mamá evitaba que él me tocará...- dice con lágrimas -Extraño a mamá...

-... ¿Aún te duele la pierna?...- ella se limpia las lágrimas, asintiendo con vergüenza -Tengo un botiquín, dejame ayudarte, querida.

Ella quería retroceder más, pero la cama le obstruía el paso, permitiendo que el extraño hombre de traje pudiera tomar sus muñecas, jalarla hacía él y cargarla como un costal mientras ella trataba liberarse, viendo algunos cadáveres en el camino. Llegaron al taller de costura, donde había un vestido en un maniquí y algunas mesas y camas; él acostó a Lucy en una de las camillas y fue por el botiquín, al volver, vio a la chica tratando de irse de nuevo con el pie cojeando.

-Querida, te vas a lastimar más...

-¡No, aléjate, no quiero que me toquen!- él la atrapa entre sus brazos -¡Sueltame!

-¡No ves que te quiero ayudar!

-¡Sueltame! ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡No quiero que me toque!... ¡Mamá! ¡Violación! ¡Ayúdenme!- él se detuvo con esa palabra.

-Ellos te...- ella lo aparta, pero él la mira con lágrimas en los ojos -También te... Querida, mi pobre...

-Aléjate... ¡Déjame! ¡Yo...! -siente al hombre abrazarla.

-... Ya no eres virgen... Mi pobre dama... Arrancaron la pureza de ti como si fuera basura...- él hace que esconda su rostro en su hombro, ella comienza a llorar.

-... Hay veces que... En la noche... Aún los siento ahí en el cuarto... Mirándome...

-Oh querida... Mi mujer...- ella suspira con esa palabra -No dejaré que ningún hombre te vuelva a tocar... Te cuidaré como una rosa y te trataré como una reina...

-¿Porqué?- él hace que lo mire- No tengo nada que darte como para que no hagas lo mismo que ellos.

-No podría lastimarte así. Yo solo quiero lo que mi madre dijo que un día tendría... Una bella esposa, que me de unos hermosos niños y tener una familia...

-Nunca pude tener hijos... Siempre me los quitaron, incluso siendo suyos- abraza su vientre con vergüenza.

-Esos malditos no volverán a negarte ese bello regalo. Y quiero ser yo quien te lo dé...

-Vas a... Quieres que...- se paraliza, pero él toma sus manos.

-Por favor, déjame ser yo quien te entregue la semilla, déjame ser el padre de ese niño- ella se queda callada por sus palabras, pero se da cuenta de algo importante.

-... Ni siquiera sé tu nombre...

-Eddie Gluskin, querida... Ansío que me permitas llevarte al altar y tener mi familia contigo.

-... Soy... Lucy...

-Lucy... Mi pobre y bella dama.

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