Me desperté a las 3 de la mañana, de nuevo, y me encontraba en la oscuridad de mi habitación. Era normal que me despertara a éstas horas de la madrugada aunque aún no me explico muy bien del porque pero ya se me volvió una "rutina común".

No estaba cansada, no estaba sudando o me había despertado de golpe a causa de una pesadilla; así que me dispuse en ir al baño a refrescarme, cosa rara ya que estaba bastante relajada.

Prendí la luz y me asomé al espejo del pequeño lavatorio que tenía al frente, aunque ésta vez me llamó la atención la persona que estaba frente mía y no, no era exactamente mi reflejo: Era una chica parecida a mí pero su piel era pálida como la nieve, sus serios ojos tenían un color marrón oscuro que me miraban fijamente, su cabello castaño era lacio pero largo con algunos toques azules por toda su extensión y tenía un flequillo que terminaba en punta y sus labios con un tono morado como si le faltara sangre en el cuerpo. 

No sabía si era un sueño así que me froté los ojos para ver si lograba despertar, pero, me froté los ojos dos veces y luego tres y luego seis y al final nueve pero ella seguía ahí inmóvil mirándome fijamente con esos ojos como si estuviera muerta. No se me ocurrió otra cosas más que hablarle, quizás, porque en ese momento mi cerebro no funcionaba bien.

Hola - dije tímida

Hola - respondió fríamente

¿Qué haces aquí? - pregunté sintiendo como el miedo se apoderaba lentamente de mí

¿Estás segura que esa es tu pregunta? - preguntó evadiendo responderme

La verdad...¿quién eres? - volví a preguntar tartamudeando

YO SOY TU - respondió con una ligera sonrisa macabra - TU YO ASESINA QUE DORMÍA EN TU INTERIOR

¿Qué? - pregunté atónita

¡SÍ! - dijo para reírse un poco - Ahora ya puedo estar y cambiar NUESTRA VIDA querida

¡Eres un sueño! - grité aterrada - ¡No eres real!

Y fue ese preciso momento en dónde todo se detuvo, el tiempo y mi mente se habían quedado paralizadas al momento en que esa cosa sonrió mostrando unos afilados dientes llenos de sangre y con su mano llena de cicatrices y uñas negras señalándome gritó "¡NO PUEDES HUIR DE MÍ YO, ¡YO SOY TU VERDADERO SER ASESINO! ¡NO PUEDES HUIR DE TI MISMA!".

Sin pensarlo se abalanzó hacia mí agarrándome de las muñecas haciendo que cayéramos al suelo; yo sólo luchaba por mi vida y a pesar de su fuerza el miedo a morir me hizo que la empujara hacia la pared y de un puñete la dejé inconsciente.

Mi respiración era entrecortada pero pude cargarla y lanzarla de nuevo al espejo; parecía que la pesadilla había acabado pero cuando volví a mirarme la vi a ella, pero parecía asustada y agotada. No tardé diez segundos para pensar lo peor y acerqué mi dedo al espejo viendo que ella seguía todo lo que hacía.

¡NO, NO PUEDE SER! - grité horrorizada tocando mi cabello -¡NO PUDE HABERME CONVERTIDO EN ELLA!

¡TE LO DIJE! - se escuchó un grito mientras risas crueles la acompañaban - ¡TE DIJE QUE NO PUEDES HUIR DE TI MISMA!

¡NO! - respondí llorando - Yo tengo mi cabello ondulado castaño, mi ojos igual, soy morena, no me pinto los labios, no tengo feas heridas en las manos y uñas pintadas

No te sigas mintiendo - la voz salía de la nada, por más que la buscaba - SOMOS LA MISMA Y CRUEL PERSONA EN TODO SU ESPLENDOR

Me volví a ver en el espejo y seguía igual a ella; no lo soporté y estrellé mi frente para borrar esa horrible imagen para siempre. Pedazos del espejo volaron por todos lados a causa del impacto mientras que un río de sangre descendía por mi rostro.

Caí al suelo agotada recargando mi espalda en la pared; una pedazo regular de vidrio estaba a mí costado y para sorpresa mía volví a ser la de siempre....sino fuera porque, dentro del espejo, ella estaba a un lado mío sonriendo con esos dientes llenos de sangre dejándome un último mensaje antes de colapsar:

Que tengas dulces sueño querida - dijo segura de sus palabras - nos veremos a las 3 de la mañana como siempre; SIEMPRE TE OBSERVO Y NUNCA DEJO DE HACERLO. El día en que no despiertes a esa hora será que por fin HABRÉ TOMADO TÚ CUERPO....Y TÚ RAZÓN