Desierto

Caminando en el desierto, con la esperanza de cruzarlo y terminar por fin mi recorrido de dunas interminables de arena, comienzo a recordar como hace 3 días unos viajeros vestidos de blanco con turbantes y movilizados en camellos me advertían que meterse en ese lugar era una idea muy estúpida, pues una persona tan inexperta como yo, no lo lograría.

Me recomendaban rodear el desierto en lugar de atravesarlo

-gracias por el consejo, pero también tengo experiencia - les comenté, yo preste atención a las clases de supervivencia en estos lugares arenosos y pedregosos... ahora creo que decían la verdad.

Tres días caminando en estas duras condiciones, sin nada de comida y una cantimplora con un dedo de agua, era claro como el agua que había cometido la peor y posiblemente mi última decisión estúpida.

Agotando la única pisca de fuerza, termine tendido en la superficie arenosa, me sentía un trozo de carne tendido en una plancha de acero calentándome a fuego lento

-Dios ¿Qué hice para merecer esto? - le preguntaba sin esperar respuesta, en la iglesia siempre me enseñaron que "no existe lugar malo al que Dios deseé llevarnos, él siempre nos llevara a un lugar mejor, aunque no los creamos"

¿Tu novia de dejo?, no es porque Dios desea hacerte mal, el solo desea que este libre para una persona mucho mejor

Sin más que hacer, termine desmayándome, dejándome caer en brazos de una muerte anunciada, lo último que logre escuchar fue el sorpresivo cacareo de unos gavilanes posándose sobre mi cuerpo.

Un tiempo después...

Escucho una voz graves, debe ser un hombre -¡Muchacho!, ¡Muchacho despierta!- era la palabra que escuchaba una y otra vez de la desconocida persona

Al abrir mis ojos lo primero que vi fue a un viejo canoso con barba de chivo, con un uniforme militar compuesto de un pantalón rojo, una casaca azul y una gorra del mismo color

Aturdido pregunte -¿Quiénes son?-

-¿debería preguntar los mismo?- me respondió curioso, al sentirme mejor, me di cuenta que estaba dentro de una tienda de campaña acostado en una camilla, al levantar mis manos para tocarme el rostro fueron detenidas por unas frías y grises cadenas, esposadas a mi temporal cama

Esa incertidumbre mía fue notada de inmediato por el viejo soldado barbudo –lo lamento, pero no sabemos si eres peligroso- podía observar como gotas de sudor recorrían todo su arrugado rostro.

Naturalmente a cualquiera le sería difícil escaparse de esas esposas, pero...

-no soy peligroso, solo soy un viajero buscando volver a casa- le comenté mientras le mostraba mis manos libres, quedaron aterrorizados, podía jurar que alguno de ellos me dispararía, tenía que demostrar mi amabilidad rápido

Saludando con un estrechón de mano forzado, apreté la mano del barbudo – mi nombre Frank y estoy buscando el reino Escarlata-

El sorprendido viejo barbón –soy Fosh... el General Fosh del reino escarlata-

De un momento a otro todos comenzaron a victoria y cantar -nuestra princesa esta salvada-

-no entiendo- les dije buscando una explicación

-nuestra princesa fue tomada como rehén y no hemos podido hacer nada para salvarla, hasta fuimos expulsados ante la amenaza de ser decapitada, pero Un alquimista lo cambia todo, pues solo tú...- respondía Fosh, clavando su mirada en mi –vale más de mil hombres –

-creo que me están sobrevalorando- pensé de inmediato

Mi historia acaba de comenzar

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