Bruno sabía que el llanto de su hermano llamaba su atención, era aterrador escuchar sus risas y sobre todo sus pasos, ha cerrado las ventanas lo mejor que pudo, agradecido que su abuelo hubiera hecho las contraventanas de madera, las ha bloqueado lo mejor que pudo, carga a su pequeño hermano de 8 meses y sube las escaleras hacia el cuarto de sus abuelos

Algo ha golpeado la puerta de abajo, tratando de entrar, deja a su hermano lo mejor que puede en el armario, toma la escopeta, sabe que esta cargada por que su abuelo siempre lo deja para este tipo de situaciones, sabe donde estan los cartuchos, sabe perfectamente que ahora mismo que esas cosas abajo no desistirán de su ataque hasta el amanecer

Escuchas sus risas burlonas y sádicas, puede escuchar sus pezuñas golpeando las paredes de la casa, escuchar como tratan de subir, súbitamente escucha sus pasos encima del techo, con cierto temor se acerca hacia las ventanas, deslizando la contraventana interior, una sólida plancha de hierro para bloquear la entrada de esas cosas

Siempre creyó que sus abuelos y padres estaban locos, siempre creyó que mantener esa casa como una pequeña fortaleza era un desperdicio, y ahora sin embargo, con cada risa, con cada golpe de pezuñas, y cada canto diabólico de las malditas cabras, está agradecido por las previsiones de su familia, solo debe esperar que sus abuelos regresen

Un momento... su hermano ha dejado de llorar