1-. El Niño de los Calabozos.
Escena 1
Meta: Asmodean, Precipicio Desconocido.
La marea a subido más de lo normal, trayendo extraños objetos de el fondo marino. Algas, ostras, conchas vacías, peces muertos, pedazos de barcos hundidos y si... También cuerpos humanos.
Mi destino era un precio, en dónde comentan que se lanzó una mujer... Así que me diriji a investigar bien la situación más a fondo.
— Bien, que tenemos, Ada...
Es el nombre de quién me llamo asustada en cuanto ocurrió el accidente. Tuve que calmarla para que pudiera hablar de mejor manera, se veía bastante aterrada cuando me fue a buscar.
— Alguien... En el precipicio... Una mujer—ella hablo de forma nerviosa y asustada. Tuve que sostenerla para que se calmara
— Calma, calma... ¿Quien es? ¿Logras identificarla?—la tome suavemente mientras observaba a mi alrededor.
— A ella si la pude ver, era muy bonita y tenia el cabello púrpura— Dijo un poco mas calmada.
— Cabello púrpura, ¿Alguien más sabe de esto?—mire a mi alrededor, llegando a la orilla.
— Al parecer no ¿Pasa algo malo con eso Lady Meta?
— Llama a los demás, que me vean con el anciano, quiero hablar a solas con ella...—señale el fondo de el precipicio, en dónde estaba una mujer.
— Claro—solo la Vi irse sin decir nada más se fue rápido a hacer lo que le ordene. Eso mantendrá su mente ocupada mientras hacía lo que iba yo a hacer. Estiré mi mano, viendo al fondo, una luz roja salió de mi palma y murmuré el hechizo.
— Drayevarg Eht Fo Retsam...
Del Fondo apareció una silueta de una mujer hermosa con una mirada un poco triste. Su largo cabello flotaba suavemente, mientras su piel se veía manchada de la sangre a causa de la caída.
— Tanto tiempo... Nylpho...—salude a la mujer.
La conocía desde hace tiempo, a pesar de no tener ninguna pizca de magia, fabricó con éxito una pomada para borrar cicatrices y marcas de nacimiento, le enseñe todo lo que yo conocía. Pero, ella se tuvo que casar y no volví a saber de su vida, hasta ahora.
— Si... Demasiado—Suspiro un poco.— Me hubiera gustado verte en otras circunstancias.
— ¿Que ocurrió? ¿Cómo terminaste así?—la mire sentandome en una roca, mientras acomodaba mi capa.
— Yo solo vine aquí a buscar lo que me faltaba para la medicina de mi hijo... Y caí.
— ¿Tuviste un hijo?... ¿Cómo caiste?—confusa, me acomode mejor observandola.
— Si, tuve un niño muy adorable pero con una deformación en su rostro... Y en cuanto a lo otro, solo sentí un empujón, no vi quien fue.
— Todo es sospechoso, ¿Dónde está el niño ahora? Dime qué no lo dejaste con la bestia que te toco de esposo...
Yo sabía a quién me refería y seguía preguntándome qué le vio Nylpho para casarse con el, no era para nada agraciado con toda esa barba en su cara y esos diminutos ojos. Era una bestia en respecto a carácter, no tenía modales respecto a cómo tratar a la gente que no era hermosa, solo se fijaba en el físico y jamás en su manera de ser, tenía una fachada y solo dejaba ver lo que el deseaba que alguien viera, más no la realidad.
— Por desgracia lo tuve que dejar con él, eso es lo ultimo que se de mi hijo— La miro con ojos tristes—Meta, por favor, saca a mi hijo de esa casa.
— ¿Que a pasado, Nylpho? ¿Que te a hecho el?—la mire preocupada, poniéndome de pie, faltaba poco para que el hechizo terminará, así que ella debía ser rápida.
— Supongo que debe culparme por no darle un hijo hermoso - Sus ojos estaban tristes.—Tengo las sospechas de que envió a alguien para matarme y ahora debe estar desquitandose con mi bebé.
Dicho eso, ella desapareció, así que me puse en marcha a verme con el anciano antes, seguro me tiene un regaño.
Escena 2:
Meta: Asmodean, Lasaland
Toque varias veces el timbre, esperando a que me abrieran, moví mi pie repetidas veces. Viendo por las ventanas las luces encendidas, hasta escuchas pasos de alguien provenir de el interior.
— ¿Si Que necesita?—Pregunto curioso un sirviente con la puerta entre abierta.
— Necesito hablar con el señor Venomania, es urgente...—empuje la puerta, viendo el interior hecho un desorden, junto a un hombre que tomaba demasiado. Negué mientras llenaba un vaso de agua, di un trago a este mientras lanzaba el contenido de la jarra al dueño de la mansión.
—¡¿Qué?!—Se despertó alterado mirando a todos lados.—¡¿Quien fue?!
Me cruce de brazos viendolo seriamente, mientras mis ojos mostraban clara furia, lo único que salió de mi boca fue un «¿Dónde está el bebé?....»
— ¿Cual bebé?—Pregunto curioso mirandola.
— No se haga el imbécil, que le queda como anillo al dedo... ¡El bebé que tuvo con Nylpho!
— Oh ya, ese niño esta donde nadie puede verlo—dijo como si nada mientras me miraba—¿Porque lo pregunta? ¿Y quien es usted?
— Me llamo Meta Salmhofer y soy una conocida de su esposa Nylpho... ¿A dónde llevo a ese bebé?
— ¿Porque quiere saberlo?
— Nylpho me pidió cuidarlo en caso que algo malo le ocurriera a ella... Así que... ¿A qué región lo mando?
— ¿Quiere verlo?—se quedó mirándome fijamente.
— Si y no me intimida, e visto peores animales que me han amenazado.....
— Bueno si esta tan decidida, se lo mostraré.
Mantuve la compostura, esperando que nada malo hubiera pasado.
— Venga conmigo—Se levantó de donde estaba para llevarme a donde supuestamente estaba su hijo.
Lo seguí decidida, algo me decía que el iba a mentirme, conozco a perfectos mentirosos y como reconocerlos... Me llevo a un cuarto alejado de el resto, pasando por el sótano.
Al llegar a un punto distante, abrió la puerta de madera, el interior solo era iluminado por una ventana y habia algo en el centro. Me dejó entrar primero para investigar.
— Está adentro.—con su dedo señalo un pequeño ataúd en medio de la habitación. El tamaño adecuado para un bebé recién nacido.
Me acerque observando el pequeño ataúd, abriendolo y observando allí a un bebé muerto, con su piel obscura y fría. Era la primera vez que veía a un bebé muerto, solo e visto a los adultos y ancianos cuando sucumben a una enfermedad.
Me gire viendo a Illote fijamente.
— ¿De que murió el bebé?
— Murió tiempo después de nacer.
— Ya veo... Siento mucho molestar con mi presencia, me retiro....
— Ninguna molestia, es un placer conocer a una amiga de mi amada esposa.
— Si... Si requiere algo más, busqueme....
Sin despedirme de nadie, me retire de el lugar, algo andaba mal y lo iba a descubrir muy pronto....
Escena 3:
Meta: Elphegort, Bosque de el Árbol Milenario.
*Seis años después*.
— No importa si son uno o dos, los espíritus de el Dios de la Tierra poseen mucha magia, un buen entrenamiento y serán poderosos hechiceros...
Vi al anciano frente mío, hacia un tiempo que no venía, ahora lo tuve que hacerlo. Los demonios de el pecado capital se hacen cada vez más fuertes y un solo mago no es capaz de controlarlos.
— ¿Y vienes sólo a decirme eso?
— Si, si, a mi tampoco me gusta venir tan seguido, al menos muéstrame la cara, anciano... Es raro hablar con solo un tronco vacío...
Mire fijamente el enorme árbol que se alzaba frente mío, esperando que la cara apareciera. La cara se empezó a formar en el tronco, la corteza se movía de forma aterradora hasta que se vio el rostro que tanto esperaba.
— Listo ¿Ahora que necesitas?
— Ya te dije, dos o tres espíritus para volverlos en poderosos hechiceros...
Comenté viendolo sonriente, esperaba que este anciano comprendiera la situación o la indirecta que los demonios eran cada vez más poderosos estando lejos o cerca de su contenedor.
— No creo que sea buena idea Meta, déjame pensarlo.
— Grr llevo diciendo lo mismo desde hace un año... Es más, no eres bueno cuidando a tus espíritus...—señale a mi alrededor.- No hay ninguno alrededor y... ¡Hey, no te duermas! ¡Anciano!
Lo vi empezar a bostezar frente mío.
— Meta ¿Otra cosa que quieras decir?
— ¡Los demonios se hacen cada vez más poderosos! ¡Anciano, no te duermas!
Fue tarde, se volvió a dormir y nada ni nadie podía despertarlo.
— … ¡Maldito anciano!
Empecé a darle patadas sabiendo que eso no lo despertaría, también puñetazos, aunque si duele si no está uno acostumbrado a golpear un árbol.
-…Swoooosh…-
Algo golpeó mi cabeza, me gire adolorida buscando al culpable. En el piso, había una fruta de granada aplastada, toque mi cabeza sintiendo el jugo, gracias a los Dioses, no era sangre.
— ¡Malvada mujer, no ataques al abuelo!
— ¡Si, deja a Abuelito Held!
Mire a las culpables; un bebé oso y una chinchilla. Ambas se veían molestas cuando me vieron patearlo y golpearlo.
— No lo estaba atacando...—Fue que vi algo café aterrizar en mi hombro, viendo a la dueña.—Hola Gumillia, ¿Que haz investigado por mi?
— Depende ¿Que quiere usted saber?
— De cazadores...
En cuanto dije eso, los animales escaparon asustado, fue que el bebé oso se acercó a mis pies viéndome fijamente, mientras trepaba hasta agarrarse a mi capa, cerca de mi hombro
— Ahora que lo dices, Michi y yo hemos visto a gente sospechosa.
— Traela y entre las dos me cuentan.
— Yo voy por Michi—Y sin mas se fue a buscar a su amiga, la Vi alejarse a la distancia. Era una niña lista, pero demasiado seria para su trabajo, solo es abierta con sus amigas y con una conocida mía.
Me gire a ver a las dos que se quedaron únicamente.
— ¿Cómo haz estado, Kyo?
Ese era el nombre de el bebé oso, cuando sentí un peso en mi capa, me gire y observé a la chinchilla que luchaba por treparse.
— ¡Ayuda, me caigo!—Grito intentando aferrarse con sus patitas a mi capa. Me agache mientras la tomaba entre mis brazos, dándole caricias en su cabecita.
— Deberías dejar de comer tantas bellotas...—Kyo casi se caía al reírse, viendo a su amiga.
— Es que son muy ricas.—comento ella acurrucandose en mis brazos, era una cosa esponjosamente adorable.
— Ya déjala Kyo, bien, ¿Cómo han estado, encantadoras damas?
— Yo bien, pero Lich sigue molesto....
— Nunca lo había visto tan enojado.
— Da miedo...—las ví a ambas temblar, era de esperar, desde que desapareció alguien querido para el se puso de muy mal humor y no deja a nadie acercarse.
— Y que lo digas, ni siquiera deja acercarse a Michaela.
— Y eso que ambos se llevan bien... Gumillia lo intento y huyó aterrada... Ada igual, pero salió llorando...
— Hablaré con el después... Ya llegaron ambas...
Un lindo pelirrojo aterrizó en mi hombro, mientras la ardilla subía al otro.
— ¿Que desea saber?
— Cazadores.
— ¡Uhhhh, esos malvados tienen a Eater!—aleteo sus alas furiosa, ya entendía porque el mal genio de Lich.
— Yo estaría igual si me robaran mi novio —Comentó la chinchilla limpiándose con sus patitas.
— Que Lich no te oiga decir eso—Comentó Gumillia.
— Oh, ¿Ada estás interesada en alguien?—la mire sonriendo un poco.
— A Lich le dará el infarto si te llegará a escuchar...
Michaela solo aleteo, cuando vio un ave de caza.
— ¡Zalk!—se refugio bajo mi capa junto a Kyo.
— No En nadie— Dijo mientras escondía su cabeza entre los brazos de Meta.
Solo rei un poco, viendo fijamente al ave, viendo a Gumillia refugiarse a un árbol.
— Tu de nuevo, ¿Acaso quieres volverte un plumero?—sostuve a Ada en mis brazos fijamente.
— Calma sólo vine a saludar, hace mucho que viene de visita.
— Yo siempre vengo, pero es raro de usted venir, ¿Acaso viene a herir a Kyo de nuevo?
La mencionada se asomó, volviendo a ocultarse al ver al ave.
— Vete antes que te haga plumero...
Dicho eso, me despedí de mis señoritas, avanzando de regreso a una región que no pisaba en años: Asmodean.
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