# El Dragón Bromista

Había una vez un pequeño dragón llamado Ignacio. A diferencia de otros dragones, Ignacio no era feroz ni amenazante. En realidad, le encantaba hacer bromas y jugar trucos a los demás habitantes del bosque.

Un día, Ignacio decidió gastarle una broma al temido mago del bosque, el anciano Merlín. Sabía que Merlín era muy serio y siempre estaba ocupado con sus hechizos y pociones. Así que, mientras Merlín estaba sumido en sus libros, Ignacio cambió su varita mágica por una zanahoria.

Cuando Merlín intentó lanzar un hechizo para encender las velas de su cabaña, en lugar de un rayo mágico, salió volando una zanahoria. Merlín se quedó perplejo y miró a su alrededor, sin entender qué había sucedido.

Ignacio estaba escondido detrás de un arbusto, riéndose a carcajadas. "¡Ja, ja! ¡Te engañé, Merlín!", exclamó el pequeño dragón. Pero en lugar de enfadarse, Merlín sonrió y dijo: "Tienes un gran sentido del humor, Ignacio. Me has alegrado el día".

A partir de ese momento, Ignacio y Merlín se hicieron amigos inseparables. Juntos recorrían el bosque en busca de aventuras y risas. Ignacio seguía haciendo bromas a todos los habitantes del lugar, pero ahora lo hacía con la ayuda de Merlín.

Un día, cuando el malvado brujo Oscuro llegó al bosque con la intención de robar la piedra mágica que mantenía el equilibrio entre la luz y la oscuridad, Ignacio y Merlín se unieron para detenerlo. Con su ingenio y travesuras, lograron confundir al brujo y recuperar la piedra.

Desde entonces, Ignacio dejó de ser el dragón bromista para convertirse en el héroe del bosque. Aunque seguía haciendo chistes y trucos a todos, ahora lo hacía para proteger a sus amigos y mantener la paz en el reino.

Y así fue como el pequeño dragón demostró que no siempre hace falta ser feroz o amenazante para ser valiente y hacer la diferencia en el mundo.

Fin.

fua tremenda historia fumada y muy hermosa