Capítulo 4

Jueves 24 de abril.

5.37 PM

Paso constante imposible de no transitar: Los haters.
'Hater: Una persona que simplemente no puede ser feliz por el éxito de otra persona. Así que en lugar de ser felices ellos mismos, llegan al punto de exponer una falla de esa persona.' Creo que es la más cercana a lo correcto mientras uno se desliza entre definiciones por Google.
Comentarios tan inútiles como 'lerdo' 'falso' Y 'esta canción está photoshopeada' sobran en los canales de YouTube de muchas bandas, y también bloggers. El precio de la fama, algunos dirían.
Así como existimos nosotros, los fans, también existen quienes no toleran que en nuestra libertad de expresión amemos lo que sea que amemos. Detestan alguna celebridad por el motivo que fuere y eso está bien por que no tenemos que tener los mismos gustos, sino el mundo sería un lugar típico y aburrido. El problema aparece cuando insultan a nuestros ídolos comentando en todos sus videos en YouTube, en las fotos o hasta contestando sus tweets de manera irrespetuosa y mal hablada.
¿Qué buscan con ello? ¿En serio creen que vale la pena? ¿Qué es lo que los haters desean obtener con tanta agresión hacia los ídolos? Esa celebridad o quien sea que fuere no va a dejar de hacer lo que ama por que una persona en todo el mundo entero no lo apoya. Ni dos ni cien alcanzan... No es algo medible en números, va más allá.
¿Tan aburridos están como para que su ocupación principal sea comentar videos diciendo 'vete al carajo' 'eres pura mierda' o 'marica'?. A veces me sorprende que en un mundo tan increíble como este, haya gente tan poco productiva y carente de sentido común. Por que si no te gusta su música, sus películas, su cara, está bien, pero si te metes en el territorio equivocado, donde estamos nosotros elogiando a quienes apoyamos nos defenderemos.
Ah y acerca del comentario del Photoshop y la canción, que por cierto es uno de los comentarios más likeados por los haters en una de las mejores canciones de Liberty Balance...¿en serio ese es tu mejor intento? Si vas a agredir que al menos tu agresión tenga sentido en una frase ¿y los errores de ortografía? No lo digo por mi propia carencia en errores ortográficos, creo que es una de las pocas cosas en las que no me suelo equivocar, pero ¿hoy en día con auto corrector? ¿En serio?

-¿Tú también lo quieres rebajado?- Me pregunta el peluquero.
Debe tener unos cincuenta años pero la juventud emana de su estilo y su manera de hablar. Creo que después de tanta agresión interna por lo que blogueaba hasta hace unos segundos, necesito buscarle cosas buenas a la gente. Simplemente para no sentirme succionada por tanto odio y malas vibras.
Tiene lentes de poco aumento, un cabello gris pero descabellado y moderno y una barba recién crecida que sigue la misma línea. Sus ojos son tan celestes que creo nunca haber visto ojos de esta tonalidad.
Creo que mi blog de hoy expresa mucho de lo charlado con Edwin ayer. No sé, me quede pensando en el tema y me inspiró a escribir sobre los haters. Por suerte olvido sus existencias mas de lo que parece pero cuando lo recuerdo debo liberar el odio de alguna manera y ¿qué mejor manera de canalizarlo a mi manera si no es escribiendo?
Peggie está a mi lado, en la silla siguiente con el corte recién hecho. Desde hace casi un mes entero venimos planeando nuestra venida a la peluquería pero como tantas cosas en la vida la hemos pospuesto hasta que nuestros cabellos casi gritaban auxilio. Bah, en realidad el mío gritaba auxilio. Peggie siempre tuvo los rulos mas perfectos que jamás haya visto, perfectamente cuidados y siempre bien peinados. En cambio mi cabello...bueno. Se podría decir que las puntas han cobrado vida propia estos últimos meses. Siempre fui de esas chicas que se dejan el pelo suelto a menos que esté en casa. Apenas piso el parquet del living y ya me estoy atando el pelo en un rodete o colita, lo que sea que me salga en el momento. Creo que mi pelo acompaña a mi manera de vestirme. Mi look siempre fue relajado y cómodo. Buzos, remeras lisas o de bandas, jeans ajustados y zapatillas. Siempre igual y debo admitir que me resulta de los mas práctico no ser de esas personas que piensan cada mañana como combinar sus ropas. Me cansaría ser como Renee por ejemplo, o Jenna quizá. Renee es de esas personas que no repiten la ropa jamás y Jenna de esas que siempre se ven impecables todo el tiempo. Numero uno, no tengo tanta plata como para darme el lujo de no repetir la ropa y si la tuviese no me interesaría emplearla en algo tan superficial y aburrido. Y segundo tampoco me interesaría hacer uso de mi tiempo en embellecerme. Por que si me embelleciese todos los días, ¿qué pasaría cuando realmente merezca la pena arreglarme, como en un casamiento o en una fiesta? Ya ni se notaría la diferencia y embellecerse perdería su sentido.
Dejo mi celular en mi falda y observo al peluquero a través del gigante y sincero espejo.
-No, me gustaría más que nada recto, a la altura de los hombros ¿puede ser? Y ¿podría hacerme un flequillo medio desprolijo?- El peluquero asiente mientras mueve mis mechones.- Y con respecto al resto del pelo...quizá un poco irregular en las puntas para que no se me infle, siempre me pasa ¿sabe?
-No le crea señor, tiene el pelo mas controlado y sedoso que he conocido- Comenta Peggie girando la silla hasta posicionarse frente a el.- Y apuesto a que si le diese un mínimo mas de cuidado, tendría el cabello mas hermoso de todo Philadelphia.
Pongo los ojos en blanco y me muerdo el labio ocultando una sonrisa.
-Callate o me obligaras a pedirle que te deje pelada.- Le digo con los ojos entrecerrados.
Peggie hace una mueca de 'que miedo' y el peluquero se ríe por lo bajo.
Peggie se ha cortado solo las puntas hoy, casi ni se le nota el corte.
-Oh por Dios, ¡estoy tan asustada!- Me dice irónicamente haciendo una cara graciosa.
La empujo un poco estirándome sobre mi silla y el mantel transparente que llevo puesto encima hace ruidos crujientes cada vez que me muevo. El suyo también cruje. Su silla se corre un poco sobre las ruedas y me río.
El peluquero toma la tijera en sus manos y me quedo quieta en mi lugar mientras ese sonido alterante suena desde mi celular.
Lo tomo en mis manos y observo su tweet.

Mattew Sadler @Mattew_Sadler ·14 de Abril.

Hongos en la luna. Xo.MS

Vaya. Hasta me recorre ese típico estremecimiento por las vibras aunque no entendiera lo que escribe. Le pongo la pantalla de mi celular a Peggie en su cara obligándola a leerlo. Peggie toma mi celular en su mano y entrecierra los ojos al leer.
-Enigmático ¿cierto?- Le digo observándome en aquel basto espejo.
Las luces fuertes iluminan las paredes rojas del lugar así también como iluminan mis marcadas y oscuras cejas. Faltan pocos segundos para que parte de mi pelo desaparezca para siempre y sin embargo ya ni aguanto el vérmelo por el espejo.
Corro mi mirada a Peggie y ella mira la pantalla con una mueca de extrañeza.
-O deberías decir drogón- Dice abriendo los ojos más de lo habitual.
Suspiro por lo bajo en gesto de negación y tomo mi celular en la mano sin moverme mucho mientras el peluquero me corta mechones.
-Quizá está leyendo algo acerca de hongos o algún artículo que dice encontrar 'hongos en la luna'...que se yo, puede pasar. O quizá está inspirado y escribirá una canción sobre eso...Siempre escribe cosas así.
Y es verdad. Muchas veces publica cosas carentes de sentido a primera lectura, que en el fondo son las más entretenidas de descifrar.
-Harriet, es tiempo de que madures en eso.- Me dice Peggie mientras corta con la mano un pedazo de chocolate y se lo lleva a la boca. Escucho los tijeretazos cerca de mi oído y procuro no moverme más.
-¿En que?- Le pregunto mientras saco un pedazo del suyo sin moverme tanto. El peluquero mueve mi cabeza cada vez que me corro y le respondo 'perdón' por lo bajo. Realmente lo hago sin querer.
-Es obvio que no solamente fuma marihuana, sino que consume toda clase de drogas...como todos los demás de su tipo, digo no está mal, cada uno decide que dejar entrar en su organismo. Mira a Michael Jackson, sobredosis de morfina y era el rey del pop. Digo, no quiere decir que deje de ser buena o mala per-
-Él no, Pegs.- Digo interrumpiéndola.
Peggie suspira y me observa fijamente por el espejo.
-¿Te molestaría si lo hace?- Me pregunta masticando mas chocolate.
-No, pero odia el cigarrillo. Es alérgico al humo, lo dice siempre en las entrevistas. Por eso no soporta ir a clubes nocturnos.
-Ahí está tu primer error. El cigarrillo y el porro son cosas muy distintas.
-Lo sé y lo respeto, no lo descarto como opción pero...
-¿Pero...?- Me pregunta Peggie con las cejas en alto mientras chequea su celular.
No le respondo al observarme otra vez en el espejo, esta vez tengo el pelo por los hombros y un par de mechones rebeldes por la frente.
-Me encanta.- Le digo al peluquero al ver que me pone en frente un espejo de menor tamaño.
Peggie aplaude y escucho unas notas conocidas en los parlantes del salón rojo.
Es Bon Jovi. La observo a Peggie de golpe y ella a mí.
Termina la introducción y cantamos la primera conocida y tan típica frase de 'It's my life'.
Hacemos las mímicas de los instrumentos y nos reímos después de unos segundos.
-¿Cantan chicas?- Nos pregunta el peluquero desabrochándonos los manteles de encima.
Reímos un poco más y giro la silla.
-Le juro señor, que hasta su abuela canta mejor que nosotras.- Le digo observando para arriba, hacia donde él se encuentra.
-Mi abuela era cantante lírica, entonaba arias italianas y piezas clásicas.- Dice en una sonrisa el amable peluquero.
Peggie se hecha atrás de la risa sobre la silla y yo trato de ocultar un poco la mía.
-¿Ve? Por eso mismo le digo. Nosotras somos un desastre.
-Yo también lo soy- Nos dice mientras apoya sus instrumentos en la mesita con ruedas que está a su lado.- Pero a veces el talento es solo un 20% si la actitud cubre el 80%. No se aplicará a nuestras voces pero se aplica a tantas otras cosas en la vida.
La voz del peluquero, que lamentablemente he escuchado poco esta hora pasada es agradable de oír y lo más agradable de todo es que comenta en el momento justo. Dice ni más ni menos, lo justo y cuando lo hizo dijo una gran certeza. Me gusta mucho este tipo de gente. Esa frase es de placa, para enmarcarla y enviársela a los haters por ejemplo. Con Peggie nos miramos y asentimos.
-¿Como se llama Ud. señor?- Le pregunto mientras nos ponemos de pie.
-Walter
-Muchísimas gracias por todo Walter, de veras que se nota su 100% en su trabajo.- Le digo mientras me espío por el espejo.
Si. Ha quedado bien. No me puedo quejar ya que sabemos que muchos peluqueros hacen lo que quieren sin respetar las previas indicaciones.
-Volveremos Walter. Gracias de verdad.- Dice Peggie a modo de promesa después de haberlo saludado yo con un beso en la mejilla.
Peggie me imita y caminamos hasta la caja.
-Ha sido un placer chicas, las esperaré hasta entonces.- Nos dice mientras toma en sus manos la escoba para barrer nuestros restos de pelo.
Me hago paso entre el tumulto. Miles. Millones. Tantos que no conozco los ceros de ese número. Quizá ni existe. O quizá si.

Giro la cabeza y veo que él pasa con más rapidez. Estamos a un par de metros y en posición paralela. Él sabe de qué se trata. Sabe de qué se trata todo esto. Lo conoce y lo vive desde que llegó a este punto. Todos lo conocen. Todos le abren paso por que saben quien es. O al menos eso creen.
De pronto el gira su cabeza hacia atrás y ahí es cuando sucede. Esa conexión instantánea que siempre creí y creé en mi interior, esa conexión que sabía que existía pero nunca había probado está sucediendo justo en este instante. Los suyos, claros como el océano y los míos oscuros como la roca se juntan. Chocan. Como arena, los restos del encuentro se escapan de mi mirada. Se desvanecen mientras él gira su cabeza y sigue adelante. Sé que lo sintió pero ¿por qué huye? Me toma un sentimiento de bronca y necesidad que nunca antes había sentido. Lo siento mientras mi cuerpo me obliga a seguir un camino que mi mente cierra en algún lugar de mi cabeza. Soy instinto, soy sensación. Entonces lo sigo. Pero ellos me tapan con tanto esfuerzo que no puedo avanzar. Trato y con fuerza corro sus brazos, sus cuerpos, lo que sea que tape mi dirección. Esa dirección que es única e imposible de quebrar. No la puedo cambiar. Está inscripta en mi. Lucho y peleo contra todos ellos. Tropiezo pero avanzo. Sigo observándolo pero él se pierde entre la gente que lo alaba y lo deja pasar, los mismos que a mi no me dejan avanzar. Ya no puedo moverme. La gente nubla mi vista y ya se perdió entre todos ellos. No puedo observar más y mi cuerpo choca con fuerza contra el piso. Mis sentidos se apagan mientras pierdo el sentido, la sensación y la dirección. Algo me recorre por última vez y ya todo es oscuridad.

-Harriet, vamos.- Dice su voz mientras pone sus manos en mí.
¿Qué hace? ¿Y él donde está? Mi cuerpo se sacude como reacción eléctrica y mis ojos se abren de golpe.
-Arriba que es tu último día de clases.- Dice mamá sentándose en el borde de mi cama.
¿Qué fue todo esto? ¿Último día de clases? ¿Por qué no sonó la alarma? ¿De que habla?
-¿Qué?- Le pregunto fregándome los ojos con las manos.- ¿qué día es?
Bostezo inevitablemente mientras mis ojos empiezan a ver las cosas como son. Maldita alarma y maldita sea mamá en este momento.
Mientras recupero el sentido común la observo sentada. Está vestida de oficina, como casi siempre. Tiene el pelo atado en un rodete esta vez y las uñas pintadas. No del mismo color que el mío que ahora si mal no recuerdo son naranja flúor, sino que están de un tono bordeaux, demasiado clásico para mi gusto.
-Viernes querida.
La observo por unos segundos como esperando su propósito.
-¿Y bien...? Ya estoy despierta, ¿Te irás o te quedaras acá mirando como me visto y juzgando mi piyama para luego llevarme de la mano al colegio?
-Es un lindo plan- Dice sonriendo- Me gustaría pero vine para decirte algo.
Ya me parecía raro. Mamá me despierta personalmente cuando me quiere echar la culpa de algo, me viene a pedir un favor o para recordarme que no me olvide de algo pendiente...como poner el lavarropas, lavar los platos o ordenar mi cuarto.
-Pero voy a llegar tarde
-Te desperté diez minutos antes para decirte lo que te vengo a decir.
-¡Mamá!- Le digo en tono de queja mientras me tapo con el acolchado en la cabeza.
-Ya mañana estarás de vacaciones y podrás dormir todo lo que quieras.
-Si no me obligas a quedarme con Edwin, gracias.- Le digo aún debajo del acolchado.
-Justo de eso vengo a hablarte
-¿¡A pedirme que lo cuide a Edwin!?- Le pregunto casi a los gritos sin moverme.
No es que me moleste, me encanta estar con el pero cuando 'Harriet se queda a cargo' incluye una serie de cosas que van más allá de Ed.
-¡Por el amor de Dios, no Harriet!- Me dice casi al mismo volumen que yo.- Quiero hablarte de Edwin.
Mamá corre el acolchado de encima mío y me incorporo sentándome aún en el mismo sector de la cama.
-¿Qué hay de él?
-El lunes fui a decirle buenas noches y lo encuentro metido en la cama con muchos papeles de colores con dibujos y frases en ellos, pero la mayoría dibujos. Le pregunté acerca de que eran y me dijo que es su forma de descargarse por las cosas que le dice Kyle. Me dijo que planea armar algo para decirle que lo deje de molestar. Piensa que demostrándole algún punto, dejará de molestarlo.
Sonrío tras escuchar esto y trato de disimular un poco mi alegría. Matt, siempre funcionas.
-Me contó que le enseñaste a defenderse Harriet. Me dijo que fue un cuento que le contaste pero ¿cómo? La manera en la que se lo explicaste, de veras no se que hiciste. Hasta su psicóloga te lo agradece. Está contento y ya no le da miedo ir al colegio. Te debo un gran gracias, de verdad.
-No es nada mamá, cualquiera lo hubiera hecho.
-No Harriet. No cualquiera tiene el don de poder contar las cosas como lo haces tú. Hay una magia en tus historias, un 'algo' que siempre creí que tenías. Serás excelente en lo que te propongas y si quieres escribir por el resto de tu vida tú padre y yo estaremos apoyándote. Quiero que te sientas cómoda con tus elecciones, falta poco para esa gran decisión y no importa lo que elijas nosotros estaremos aquí para ti.
Guau. Creo que a veces esos comentarios de madre son necesarios para continuar. Por lo menos para mí, es como un entusiasmo momentáneo que me impulsa.
-En realidad, fue una estupidez, de veras que lo fue. Pero Gracias mamá.
-Te quiero hija, ¿de verdad lo entiendes?
Igual odio cuando se pone cursi. Odio cuando la gente en general se pone cursi. Al menos conmigo. Bah, no odio...quizá solo me molesta...solo un poco.
-Si mamá- Le digo acercándome a ella y dándole un abrazo.- Yo te quiero a ti.
Me atrae con cariño contra su cuerpo y acomodo mi cabeza en su hombro.
-Parece ayer que naciste y mírate. Ya cumples dieciocho años. ¡En quince días cumples dieciocho años! ¿Entiendes eso?
En catorce días voy a estar viendo a Liberty Balance. Eso si se merece emoción alguna.
-Si mamá, estoy enorme.- Le digo mientras me despego de su cuerpo con un poco de esfuerzo.
-Bien. Te dejo cambiarte en paz.- Dice antes de cerrar la puerta.- A la noche cenamos en lo de los tíos, ¿vendrás?
-Gracias y no. Comeremos en lo de Renne con los chicos.
Cierra la puerta y observo el poster. Creo suspirar por lo bajo morderme los labios al verlo en esa inmensa fotografía, pero no sería la primera vez.
Ahora bien. Creo que el sueño de hoy se merece un poco de análisis. A veces me molesta que Matt Sadler sea tan importante en mi vida que hasta está literalmente, en mis sueños. Parece ser que no solo a mi consciente le gusta tenerlo cerca sino también que mi inconsciente lo hace presente...y de que manera. Me parece hasta irónico que ocurra de esa manera. No puedo tenerlo en mi vida real, lo tengo presente en mi mientras él no sabe de mi existencia pero en los sueños...en los sueños parce ser que somos del mismo mundo. Podemos subsistir en el mismo plano aunque no sea por mucho tiempo, pero por ese poco o eterno tiempo que dura el sueño lo observo. Lo tengo tan cerca y tan lejos que eso me genera un cierto tipo de discordia mental. Eso es. Discordia mental que momentáneamente me toma, me posee hasta hacerme dudar de que tan ciertos serán mis sentimientos hacia él. Pero como todo lo momentáneo, viene, pasa y se va para mas tarde volverme a tomar.

Una vez cerca del colegio observo los árboles que emanan primavera desde todas sus hojas y ramas. El clima en estos días es excelente, me basta un jean y un buzo finito para estar de acorde al día.
Observo para adelante y en la puerta del colegio veo a Jenna. Me saco los auriculares y después de saludarnos emotivamente, nos adentramos al mundo que a partir de mañana ya dejaremos de ver. Aunque sea por unas semanas.

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