002 |ɪ'ᴍ ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴ|
Tengo secretos, que nadie, nadie sabe. Soy bueno en ello. No quiero, lo que puedo obtener. Quiero a alguien con secretos que nadie conoce.
Soy Kim Taehyun.
Jungkook había despertado en un lugar desconocido. No recordaban mucho de la noche anterior debido a los tragos pero si lo suficiente como para saber que el bar en donde la estaba pasando de fiestas anoche había estado bajo un atentado y que terminó en la casa del
hombre trajeado tras colarse por el pasadizo y llegar al un elevador que los llevaba justamente a un auto de cristales templados.
Le había curado la herida y cuando se disponía a irse el hombre le había propuesto quedarse en la habitación de huéspedes.
Se sentó en la cama, sintió su acensa palpitar y unas terribles ganas de vomitar, examinó la gran habitación en la que se encontraba. Estaba claro que ese hombre al que había dado cuidados anoche era millonario porque aunque así Jungkook también lo era, la habitación tenía decoración incluso más cara que la de su propia suite.
Se miró la ropa y ya no estaba con la propia sino con una más cómoda para dormir. Se alarmó un poco porque el castaño no podría ser quien lo cambiase. No podía caminar muy bien después de todo debido al roce de bala que había recibido.
Algo no está bien. Pensó.
Sintió un ligero ardor en el pecho pero lo ignoró, se sentía como un rasguño.
En un intento de pararse de la cama para salir de allí, volvió a sentarse al sentir escozor en el medio de su pecho y cuando miró bajo su pullover tenía una banda para el dolor ahí.
Sabía que debajo tenía algún piquete porque sentía la herida.
— ¿Que cojones? —bramó.
Jungkook se levantó con cuidado, con el pequeño dolor de la herida en el pecho y abrió la puerta de la habitación. Tras salir de ahí con sus pies aún descalzos, apareció a su lado repentinamente un hombre con un traje completamente de color negro, pelo con algunas canas, perfectamente engominado y peinado hacia detrás, un audífono- micrófono reposaba dentro del oído derecho y la expresión del hombre era neutra.
El azabache detuvo su paso y miró al hombre.
— ¿Y tu qué? —preguntó Jungkook ante el silencio del hombre.
— Señor Jungkook, yo soy el mayordomo de la casa Jung Choimin, desde ahora para servirle en lo que necesite —dobló su cuerpo en una referencia—. El jefe me ha indicado que le guíe al lugar en donde se encuentra, apenas usted hubiera despertado. Sígame por favor.
— ¿Como se llama tu jefe? —preguntó Jungkook curioso.
El hombre lo miró con miedo y negó.
— El señor no se me autoriza decirle tal cosa. Por favor, acompáñeme puede que él, si le aclare las dudas.
Jungkook soltó un bufido de molestia y asintió, ¿porqué tanta cosa si lo que él quería era largarse? Su prometido estaría de seguro preocupadísimo por él.
— Claro, todo en ese hombre resulta enigmático.
El mayordomo no respondió y solo se concentró en guiar al azabache a una de las habitaciones que estaban en la planta baja de la mansión.
Atravesaron un pasillo y finalmente llegaron a lo que parecía una biblioteca con una gran pared de cristal que daba vista al jardín y tenía varios asientos cómodos para relajarse.
Tras llegar al lugar en donde el "jefe" se encontraba JungKook miró todo a detalle, no era un gran fanático de la lectura pero si su amigo Namjoon veía algo como esto se moría.
Ahí estaba el chico de anoche, sentado de espaldas a él, con las manos extendidas a lo largo del sofá y un trago de lo que parecía ser whisky de caramelo en una mano.
El doctor hizo una mueca tras mirar la bebida y se quedó mirando al castaño desde atrás.
¿Qué acaso no tenía el estómago revuelto? Pensó mirándolo.
— Acércate. —pidió él.
Jungkook lo hizo y se sentó de mala gana en una de las butacas que estaban frente al hombre.
— Quiero saber todo lo que me has echo— exigió el doctor mientras tiraba el pullover a un lado y dejaba su dorso expuesto con la banda para el dolor impregnada en este— , y después quiero largarme de aquí.
El castaño bebió de su trago y miró a Jungkook entonces.
— ¿No te interesa saber otras cosas? Como por ejemplo, mi nombre. —soltó él con tranquilidad repasando cada rasgo del menor.
— No, no deseo saber tu nombre, lo que quiero es irme de aquí. Jimin debe de estarse volviendo loco porque no he aparecido. —reclamó.
Ante las palabras del doctor el mayor se carcajeó observando su perro jugar en el jardín. Un pequeño pumeranian de pelaje negro y carmelita que a parte del chico que tenía en frente, era el único que le ablandaba completamente el corazón.
— Tu de aquí no te irás. —escupió con dureza y lo miró a los ojos.
— Eso es algo estupido. Tú no tienes potestad sobre mi alguna. —el castaño levantó una ceja ante las palabras del menor. — ¿Qué es lo que me has echo en el pecho?
— ¿Que deseas desayunar? —ignoró la pregunta del doctor. — Ah, me ha dado hambre, —el imponente castaño se tocó la panza y su expresión cambió de estar seria a una más sociable cuando dijo las palabras.
— ¿Desayunar? ¿Es enserio? Estás herido en el muslo, anoche bebiste y hoy le sigues. No entiendo con no tienes el estómago al revés, aún así ¿estás pensando en comer?
— Señor Choi, —llamó volviendo a ignorar al menor, y el mayordomo apreció en un dos por tres en l habitación. — No quiero levantarme de aquí, tráenos por favor algo de comer. Que no se te olvide la leche de banana y algunas pastillas para el mal estar.
El mayordomo asintió y se fue. Jungkook levantó una ceja mirando al chico que tenía en frente.
¿También le gustaba la leche de banana? Se preguntó.
No tardó mucho la comida y el mayordomo apareció con más personal que acomodó todos los platillos en una mesa que había en la biblioteca. Luego de colocarlo todo con sumo cuidado y dejándolo acomodado con elegancia se retiraron para dejarlos solos otra vez.
— Yo no quiero nada. —dijo Jungkook. —Me iré. —se levantó.
El castaño lo miró, y negó para también levantarse y detenerle el paso poniéndose frente a él.
— Esta desde ahora será tu casa. No tendrás que ir a ningún lado, aquí lo tienes todo. Conmigo.
— A ti no te conozco. Mi vida no está aquí.
— ¿Seguro que no me conoces?— susurró cerca del rostro del menor y le acarició la mejilla.
El menor se tensó y se relamió los labios, acto que al castaño le pareció sexy.
— Estás loco. — Jungkook manoteó la mano del castaño y lo miró con furia. —Deja de bromear.
Rodeó el esbelto cuerpo del enigmático hombre a su frente y se disponía salir por la puerta cuando tranquilamente habló:
— Yo soy Kim Taehyun, y si sales de la mansión y llegas a alejarte más de cincuenta metros, la pulsera que traes en la mano derecha activará lo que he puesto en tu pecho. —Jungkook se volteó para mirarle con el entrecejo hundido y mirar a su muñeca para confirmar las palabras del castaño— Es un magnífico chip.. —sonrió con sorna y a Jungkook le provocó escalofríos—que te da descargas eléctricas, esta cerca de tu corazón así que si lo haces morirás en cuestión de minutos. Yo siendo tú, —se señaló y después señaló al azabache— mejor me pensaría las cosas.
✵
Das miedo Kim, se mas consecuente con tus palabras, pareces un mafioso de sangre fría. Jajjajajaja.
No podía esperar, estoy emocionada. Aquí les dejo también el segundo. Debo actualizar las demás aquí que espérenme.
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