Capítulo 9; Bañeras y rivalidades.
—Izumi. ¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Itachi suspiró.
—Vine a verte, obvio —la castaña sonrió alegre—. Oí que terminaste tus parciales antes que todos en la clase, tipíco del genio Uchiha —ella se rió—. Así que decidí venir antes, además Kou-chan me estaba pidiendo que viniéramos.
—¿Quién es ese? —frunció el ceño.
—El chico que si no muevo rápido mis fichas me pedirá matrimonio —ella suspiró—. Ya ves.
—¿Por qué siempre me metes en tus problemas amorosos? —se quejó Itachi, recogiéndose el cabello. Se acababa de despertar y la mujer frente suyo le había ocasionado un infarto—. Además no es algo bueno que una dama... una mujer este en el cuarto de un hombre soltero. ¿Sabes?
—Ah, ah, tú estás casado y no está mal que tu esposa este a solas en tu cuarto, cariño —le dio un beso en la mejilla y sonrió—. Como sea, Sasuke sigue durmiendo y tu niñero está afuera hablando con Kou-chan.
Itachi arqueó la ceja.
—¿Qué?
—Sí, bueno, como tú tienes un sueño tan pesado por las mañanas, tuve que despertarlo —se encogió de hombros y meneó la cabeza—. Es tan lindo que si no te pones las pilas voy a conquistarlo.
—Naruto no es alguien con quien puedas jugar, enamorar y luego huir cuando te sientas demasiado comprometida, Izumi. Es una gran persona —le respondió con seriedad, mientras se estiraba—. Ahora, ¿puedes dejar que me de una ducha al menos?
—No hay rencores —ella soltó entonces, aunque salió de la habitación molesta pero divertida cuando sus ojos se posaron en el tal Naruto. ¿Conseguir que alguien como Itachi le defendiera? Esto sería interesante.
—De verdad, es impresionante —el pelinegro estaba serio—. Pero sigues sin agradarme.
Naruto se rió cuando escuchó al Uchiha menor, captando la atención del hombre frente a él.
—Así que... ¿Naruto? —Izumi entró en el cuarto—. Oí que eres un buen niñero para nuestro Sasuke, te lo agradezco mucho, es algo que aprecio mucho.
—Ah, hai —Naruto sonrió—. Es un placer, Izumi-san.
Si tan solo hubiera decidido no abrir la puerta...
Más temprano, esa misma mañana.
—Entonces... Si esta es tu casa, ¿por qué no tienes llaves?
Kousuke Sato, 26 años, cabellos grises y ojos azules, alto y fornido. Todo un bombón, si me lo preguntan, era el chico que estaba a su lado preguntando algo que la hacia suspirar.
—Ya te dije que perdí mis llaves en el viaje —replicó ella.
Izumi Uchiha, 23 años, cabellos castaños y ojos negros, buenas curvas y toda una playboy. La chica pertenecía al famoso clan Uchiha de japón y tenía una fama de rompecorazones que nadie podía comparar, simplemente se consideraba demasiado bella como para atarse a alguien.
—Demonios, ¿por qué no está respondiendo? —Izumi se quejó y volvió a tocar la puerta por tercera vez—. Itachi debe estar jodidamente dormido para no reaccionar. Comienzo a molestarm-
La puerta se abrió haciendo que callara.
—¡Ugh! Hasta que por fin —se quejó enseguida pero se quedó perpleja al ver el adonis frente a ella, parpadeó dos veces antes de ladear la cabeza—. ¿Quién eres tú, disculpa?
Naruto se restregó el ojo y suspiró.
—¿Necesita algo, señorita? —la miró en silencio por un momento. Acababa de despertarse por si eso ya no era algo demasiado obvio, pero de la insistencia al oír la puerta no pudo hacer más que bajar para ver quien perturbaba la paz de esa casa.
—Mmm, sí. Dile a Ita que baje a saludar a su esposa y ayude a cargar las cosas, cariño —sonrió.
Naruto sintió que estaba despierto de repente, como si le hubieran tirado un balde de agua helada encima. Parpadeó varias veces y la miró de arriba abajo. ¡Demonios! Era tan hermosa como Deidara, eso no podía ser justo. Además... Era su esposa. ¿Qué estaba pensando?
—Oh, disculpe, soy nuevo —se quejó y se apartó—, adelante, señora Uchiha. ¿Y él es...?
—¿Naruto?
—¿Ah? —el rubio levantó la mirada y parpadeó de nuevo—. ¡¿AH?! ¿Kou-san?
—¿Ara? ¿Se conocen? —Izumi los miró interesada—. Entra, querido, iré a ver a Ita, ustedes pueden hablar aquí abajo. ¿Qué les parece? Oh y... ¿Naruto?
—¡Ah! Naruto Uzumaki, a su servicio —hizo una pequeña reverencia con la cabeza—, soy el niñero de Sasuke...
—Ya veo, un placer entonces, puedes llamarme Izumi —le extendió la mano y la estrechó con una sonrisa, chasqueó la lengua entonces—. Bueno, chicos, siéntanse en su casa, yo iré a saludar a mi esposo.
—Cl-claro —ambos le vieron con tristeza.
Izumi lo ignoró, por supuesto, yendo a ver al Uchiha. Por otro lado, Naruto se giró a ver al joven.
—¡Mírate, oni-san! Te ves muy bien —sonrió alegre.
—Así que niñero —se rió—, ¿debería pensar que estás tratando de imitarme, Naruto-kun?
Kousuke Sato solía ser el niñero de Naruto cuando este era de la edad del pequeño Sasuke. Para cuando Naruto cumplió diez años, Kousuke estaba entrando a la universidad en otra provincia. No lo había visto en casi ocho años y el hombre se veía hecho y derecho, incluso se atrevía a decirse a sí mismo que era realmente atractivo. Sus mejillas se tornaron rosa.
—N-no, es una larga historia —se rió nervioso.
—Y gracias, tú también te ves muy lindo, Naruto-kun —replicó entonces con una sonrisa.
Naruto le sonrió grande.
—Ven, siéntate conmigo y hablemos —sonrió, sentándose.
Realmente era impresionante ver como los había reunido la vida. Kousuke le comentó que estaba enamorado de Izumi y que habían salido un par de meses antes de que el hablara sobre comprometerse y entonces ella había soltado la gran bomba: Estaba casada con Itachi. Él no lo podía creer así que le pidió que le presentara a su familia para saber que no estaba mintiéndole solamente.
A Naruto le parecía que Izumi no merecía a Kou en absoluto y mucho menos a Itachi. ¿Además tener el descaro de llevar a su amante a la casa donde vivían su esposo y Sasuke? Había que tener huevos para ser tan desgraciada en la vida. No podía creerlo para nada.
Estaba más allá de la imaginación.
—Oh, es hora de despertar a Sasuke —se dijo cuando vio la hora—, espera aquí un momento. Voy a traer a Sasuke-kun para que lo conozcas.
—Está bien —le sonrió—. De hecho, voy detrás de ti.
Naruto se sonrojó y se levantó para correr escaleras arriba. Kousuke le observaba desde atrás en silencio, no podía creer lo mucho que Naruto había crecido y lo lindo que se veía ahora, era impresionante. Carraspeó al reconocer a donde estaban yendo sus pensamientos y sacudió la cabeza.
—Así que, ¿a qué te dedicas ahora?
—Bueno, como ya sabes, estudié publicidad y comercio internacional —replicó y Naruto asintió enseguida—, así que trabajo para una multinacional estadounidense donde soy el gerente del area de publicidad.
—Vaya —Naruto abrió la puerta del cuarto del menor—, eso es fascinante, Kou-chan.
—Si —sonrió. De verdad adoraba su trabajo.
—Así que después de todo mudarte tan lejos para ir a la universidad trajo buenas cosas a tu vida —Naruto hizo una pequeña mueca, mientras se acercaba a la cama de Sasuke—. Sugoi!
—En efecto, fue una decisión muy buena pese a que dolió mucho —murmuró.
Naruto se detuvo y respiró con dificultad por un momento. Sabía bien que de algún modo las probabilidades de que el hombre atrás de él hubiera olvidado su confesión el día en que se despidieron no eran muchas pero ahora no quería pensar en eso. Oh, es que en aquellos días era tan inocente y tonto. Suspiró, mientras tocaba el hombro del chiquitín.
—Sasuke, es hora de despertarse, cariño —murmuró en voz baja.
—Fuera de aquí, lucifer te maldice por mí —masculló el menor, cubriéndose con las cobijas.
Naruto carraspeó.
—Sasuke, levántate ya.
—Muérete, dobe —gruñó.
—¡Maldito mocoso endemoniado! —Naruto se quejó, sacándole las cobijas de encima—. ¡Que te levantes! Tsk, tengo que conseguir un exorcista, de verdad.
—Estúpido dobe —le sacó la lengua entre sueños.
A Naruto le dio un tic en la ceja.
—¡A ver, repítelo! —lo picó con un dedo.
—Est-
—¿Ah? No te escucho nada, teme —lo zarandeó—. A ver si así aprendes a respetas a tus mayores.
—Lo que digas, anciano —se levantó por fin, mirando de reojo como el rubio echaba humo por las orejas y el color carmín que tanto adoraba en sus mejillas, sonrió con prepotencia.
—Maldito mocoso —se quejó y luego vio al de cabellos grises—. ¡Oh! Lo siento —carraspeó, rascándose la nuca—. Definitivamente no quería que vieras eso pero ya que...
—Parece que se llevan bien —se rió y luego miró a Sasuke—. Hola, chiquitín, soy Kousuke.
—Como si me importara —rodó los ojos.
—Tiene un caracter interesante —puntuó, mirando a Naruto—. Soy amigo de Izumi.
—De verdad, es impresionante —el pelinegro estaba serio—. Pero sigues sin agradarme.
Naruto se rió cuando escuchó al Uchiha menor, captando la atención del hombre frente a él. Claro que era incómodo tenerlo cerca luego de ocho años y más aún cuando el camino de ambos había sido tan extraño de recorrer para haber terminado envueltos en esa extraña situación. ¿Siquiera había un manual para ignorar ese tipo de situaciones? Quería salir corriendo.
—Así que... ¿Naruto? —Izumi entró en el cuarto sin avisar y se quedó viéndolo en silencio por un rato antes de sonreír de lado y cruzar sus brazos—. Oí que eres un buen niñero para nuestro Sasuke, te lo agradezco mucho, es algo que aprecio mucho.
—Ah, hai —Naruto sonrió—. Es un placer, Izumi-san.
Si tan solo hubiera decidido no abrir la puerta... No tendría que verla ahí justo ahora. Se veía tan poderosa y parecía la dueña del mundo en ese momento, se sintió como una vil cucaracha a punto de ser pisada cuando ella posó sus fríos y calculadores ojos sobre los suyos. ¿Qué tenía?
Para Izumi, Naruto era como un libro abierto, cada expresión en su rostro y los movimientos de sus ojos eran como poemas que ella podía leer sin hacer el mayor esfuerzo. Sabía que se sentía inferior y la veía como una amenaza, además a juzgar por la forma en que se cubría y se mantenía alejado de Kou a pesar de que hubiera una amistad le indicaba que el vinculo que los había unido antes era mucho más fuerte de lo que se imaginaba.
—Naruto —Itachi entró entonces con el cabello mojado y ropa holgada, mirando en silencio al rubio—. Gracias por abrirle a Izumi, y... ¿Tú quién eres?
—Kousuke Sato, gerente de publicidad de Sharingan Enterprises. Es un placer finalmente conocerlo en persona, señor Uchiha —le estiró la mano enseguida—, cabe decir que tiene usted una hermosa familia. Nadie lo sabe, parece que es verdad el hecho de que es muy reservado con su vida privada.
—Bueno, se llama privada por una razón —miró de reojo a Naruto—. ¿Levantaste al demonio?
—Te oí.
—Ah, ve a bañarte, Sasuke —miró entonces a Izumi—, los adultos tienen que hablar en la cocina.
—Hai, hai —Sasuke miró el rostro compungido de Naruto—. ¿No oyes o qué, dobe? Vamos, que tú de adulto no tienes ni la estatura —lo molestó. Sasuke jaló al rubio de la mano entonces, notando que no reaccionó o dijo algo inteligente como respuesta a su comentario.
Itachi lo notó también.
—Sí, um... Ve con Sasuke, Naruto —lo hizo parecer una orden también y luego miró al peligris—. Muy bien, señor Sato, Izumi, acompañanme a la cocina. Creo que tenemos que hablar sobre algo.
—Nunca imaginé que alguien como Naruto-kun se dejaría ordenar así —comentó Kousuke, mientras caminaba detrás del Uchiha—. Siempre ha tenido un espiritú libre y aventurero. Como Izumi-san, en realidad.
—No lo parece —comentó la castaña—, realmente parece el tipo de persona que se dejaría hacer como si nada. Es una pena pero bueno, no todos nacen para ser líderes. Otros solo siguen órdenes.
—Cállate.
Izumi lo miró en silencio un rato y luego asintió, chasqueando la lengua, por mucho que le diera en el orgullo. Sabía que si molestaba a Itachi, este no tardaría mucho en decir la verdad y aventarla con el peligris. No podía darse el lujo de que eso sucediera.
—Um, no creo que esa sea la forma de tratar a su esposa, Uchiha-san.
—No te incumbe como la trato —replicó entonces, sin mirarlo.
Kousuke apretó los labios.
—Uchiha-san, mi nombre es Kousuke Sato —fue lo que dijo entonces—, debo decir que no es precisamente un placer conocerlo. Espero que no trate a Naruto-kun de la forma en que trata a Izumi, porque de lo contrario yo...
Itachi posó finalmente sus ojos sobre el peligris. ¿Naruto-kun? Frunció el ceño enseguida. Es cierto que Izumi había comentado algo sobre Naruto hablando con él cuando estaban arriba pero... ¿Qué clase de relación tenían? Si era como ocho o nueve años mayor que el rubio.
—¿De lo contrario usted... qué?
Kousuke arqueó una ceja.
—Me lo llevaré, por supuesto —respondió de inmediato, cruzando sus brazos.
—Hmp.
—Lo digo en serio, estoy seguro que Kushina-sama estará encantada de ver que volvimos, después de todo —se alzó de hombros y sonrió de lado, haciendo que Izumi parpadeara e Itachi frunciera más el ceño—. Ni hablar de Minato, seguro que incluso me deja quedarme a vivir con él.
Itachi apretó la mandíbula.
¿Y quién demonios se creía este que es?
—Ne, dobe —Sasuke estaba en la bañera cubierto del agua y espuma, mirando su juguete de baño—. Dobe —lo llamó de nuevo al ver que el rubio no le prestaba atención, se giró a verlo.
Naruto estaba sentado en una silla que había puesto a un lado de la bañera con la mirada en el jabón de cabello sin decir absolutamente nada y tampoco parpadeaba. Sasuke ladeó la cabeza.
—¡Usuratonkashi! —gritó con los cachetes rojos.
Naruto espabiló finalmente y frunció el ceño al mirarlo.
—¿Qué dijiste, teme? ¿Cuándo vas a aprender a respetar a tus mayores-ttebayo? —gruñó enseguida. El Uchiha menor suspiró al ver que estaba bien y ya había obtenido aunque sea un poco de atención de su dobe—. Tch, de verdad.
—¿Estás enojado?
—¡Por supuesto-ttebayo! Mira que tratarme de esa form-
—Con Itachi-niisan.
—¿Ah?
—Por enviarte conmigo cuando dijo que era una conversación para adultos —agregó el niño, mirando a su pato de hule con aquellos ojos obsidiana—. ¿Estás enojado?
Naruto parpadeó dos veces antes de sonreír y acariciar el cabello mojado del menor.
—No, a decir verdad parece que ni siquiera contigo y tu insolencia pueden hacerme enojar mucho tiempo —confesó, suspirando. Aunque más que enojado por aquello, se encontraba desilusionado. ¿Quién demonios se creía Itachi para querer besarlo a él teniendo esposa? Ese no era el ejemplo que debería darle a Naruto. Tsk—. En fin, ¿ya terminaste de remojarte para echarte el jabón?
—Naruto... ya soy una pasa —respondió con el rostro serio.
—Una muy fea —hizo una mueca y el menor le sacó la lengua—. Anda ya, saca al pato.
—Se llama pez —lo corrigió, con el pato de hule en sus manos.
—¿Tú... le pusiste pez a un pato?
—En las caricaturas le pusieron pato a un pez —arqueó la ceja y se cruzó de brazos, abrazando al susodicho muñeco entre sus manos—. ¿Por qué no puedo ponerle pez a un pato? Huh.
—Am... Buen punto —chasqueó la lengua—, como sea, nunca dije que no pudieras. Tú puedes hacer y ser lo que quieras.
—¿Incluso gay?
—¿Eh?
—Sí, gay, Itachi dijo que podía ser lo que quisiera... hasta gay, aunque aún no me responden qué es —se encogió de hombros mientras Naruto le colocaba el shampoo en el cabello y miraba a la pared. Así que Itachi le dijo eso... Sonrió brevemente—. ¿Tú e Itachi-niisan son gays?
—¿Qué?
—Que si son gays... ¿Sabes, dobe? Comienzo a creer que el que tiene que bañarse eres tú, te hace falta una lavada de cerebro, digo de oídos —se rió bajito, dejando a Naruto todavía más perplejo—. Ya, pero no te pongas colorado, dobe. O te muerdo.
—¿Por qué? —frunció el ceño.
—Porque pareces un tomatito... ¿Sabías que los tomates siguen madurando incluso una vez que han sido cosechados? ¿Y que gracias a su acidez, la pulpa del tomate limpia los poros y disminuye la probabilidad de aparición de manchas y acné? Hm... ¿Qué es el acné?
—¿Sasuke?
—¿Hm?
—Cierra la boca —le dijo en tono serio.
Sasuke se asustó. ¿Lo había hecho enojar otra vez? Quizá no quería que hablara. A lo mejor y no querría estar con él nunca más y moriría viejo y solo, aunque muy bello, porque había conseguido aburrir al dobe. ¡Oh! Itachi también se quedaría viejo y solo toda su vida por su culpa. No, no podía ser eso, el rostro de Naruto no se veía enojado. Lo vio suspirar.
—Sasuke, cierra la boca o te va a caer el shampoo en la boca y no te va a gustar el sabor... Además no quiero ir a la cárcel por envenenar un niño de cinco años durante su baño —añadió.
Ah... Sasuke cerró la boca, así que solo era eso, bueno, al menos no era nada malo. Aun así, miró a Naruto en silencio por unos momentos antes de que suspirara por el placer de las cálidas manos del rubio haciéndole masajes a su cuero cabelludo. ¡Wah! Tenía tanto sueño...
—No te duermas o te ahogas, teme.
—Dobe.
—Tonto.
—Estúpido.
—Ugh, contigo no se puede —se quejó, y lo miró en silencio—. Nee, Sasuke.
—¿Hm?
—¿Hace cuánto Itachi está casado con Izumi?
—¿¡QUÉ?!
Izumi saltó del susto al escuchar el grito y miró de reojo a Itachi, quien permanecía serio mirando fijamente a su ex. Bueno, de repente los gritos de Sasuke se escuchaban mejor que quedarse entre la guerra campal que se había hecho la sala entre los dos rivales a su lado. Sin embargo, no se movió ni un centímetro por temor a una mala reacción del Uchiha. Lo conocía bien, especialmente porque era su culpa que ella le huyera al compromiso y a las relaciones amorosas. Lo observó en silencio.
Itachi siempre había sido guapo e imponente, su apariencia era la de un adonis griego pese a sus rasgos japoneses. Ella nunca había podido comprender la magnitud de la belleza de aquel hombre hasta que conoció a su mejor amigo, Kisame Hoshigaki, quien también estaba enamorado de él.
Pronto se dio cuenta que todo el mundo estaba enamorado de Itachi.
Y era muy difcil competir con el mundo.
—Itachi.
Él no la miró... En realidad, nunca lo había hecho, siempre miraba a otro lado, nunca a ella.
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Noveno capítulo de HIPERSOMNIA.
Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, creador del manga y anime Naruto. Universo alternativo. Novela BL. Lee bajo tu propio criterio. Créditos de las imágenes a sus respectivos autores/as. Atente a las consecuencias en caso de leer.
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