Capítulo 3; El yakisoba de mamá.

—Sí... Quería estudiar gastronomía —Naruto bajó la voz, avergonzado. Tanto tiempo sin decírselo ni siquiera a sus padres como para ir a contárselo a Itachi, quien al notarlo cabizbajo lo miró de reojo, confundido por el repentino tono de voz del menor.

—¿Por qué no lo haces? —curioseó Itachi. No creía que Minato o Kushina no lo apoyarán, después de todo parecían ser unos padres bien entendidos de su misión. ¿Entonces por qué hablaba como si fuera algo en pasado y un... secreto, tal vez?

—Los chicos en mi clase dicen que un hombre que cocina es gay —Naruto se encogió de hombros. Sus manos temblaron al recordar aquellos compañeros que lo hicieron sufrir tanto con sus comentarios, las risas cada vez que él se declaraba a Sakura y ella lo rechazaba por ser tan femenino, por su gusto por la gastronomía y los colores extravagantes. 

Quizá era una suerte que con el tiempo él dejará de insistir y le diera a ella una oportunidad de ser amigos. Naruto apreciaba mucho a Sakura, era su primer amiga, de las pocas que -aunque con mucho esfuerzo-, se había acercado a él pese a lo que los demás decían en la escuela. Al menos la secundaria fue mejor, se dijo a sí mismo, tenía muchos amigos y era el capitán estrella del equipo de voleyball. Sí... Tal vez sí era gay. Miró a Itachi. Cualquiera lo sería si lo conociera.

—Es una lástima entonces que no seas gay —Naruto se sonrojó cuando escuchó a Itachi decir eso puesto que el azabache sonreía—, moriría por probar tu comida —afirmó. La atención del Uchiha era como para morirse, Naruto sonrió sonrojado.

—¿Qué es gay?

Ambos se pusieron pálidos al escuchar la pregunta de Sasuke en el asiento de atrás. Quizá, sólo quizá, habían estado tan concentrados en su burbuja de conversación que habían olvidado que el pequeño estaba en el auto con ellos, supuestamente dormido. Sí, Sasuke se desperezó y los miró con los ojos adormilados.

—Eh... Bueno-ttebayo —Naruto carraspeó—, tú eres el adulto aquí —acusó, mirando a Itachi.

—Sasuke, vuelve a dormir —Itachi cortó la conversación y volvió su vista a la carretera. 

A Naruto le cayó una gotita en la cabeza.

—Qué maduro —se quejó Naruto al ver su evasiva y se giró a ver a Sasuke, algo nervioso. ¿Tenía que explicarle realmente? El niño tenía cinco años, no es como si fuera a ser algo determinante en su vida—. Sasuke, ¿Sabes... cuando una persona ama a otra persona?

Sasuke hizo una mueca, como todos los niños de su edad cuando escuchan la palabra amor

—Qué asco —se quejó y volvió a recostarse, haciendo que Itachi riera y Naruto negara.

—Algún día tendrás que explicarle —le dijo Naruto. 

—Ese día no llegará pronto —afirmó Itachi.

Naruto lo meditó un rato y supuso que lo mejor era eso, así que suspiró.

—Llegamos —anunció Itachi, mientras Naruto levantaba la mirada de su teléfono—. Ven, aún hay tiempo de que bajemos tus cosas antes de almorzar. Le pedí a un amigo que trajera comida —agregó, aparcando el auto en la entrada de la casa—, no debe tardar.

—Claro —Naruto estaba sorprendido, cosa que hizo sonreír a Itachi.

Itachi se bajó del auto y saludó a un vecino con la mano, antes de ir hacia la parte de atrás para despertar a Sasuke. Naruto se despabiló al notarlo y se sacó el cinturón de seguridad para salir. 

—Llevemos a Sasuke adentro y luego vendré por tus cosas —informó Itachi, luego de fracasar en su intento de levantar al menor. Naruto lo miró con el ceño fruncido y negó—. ¿Tienes otra idea?

—Sí, yo llevo al pequeño demonio y tú tomas un par de maletas, y luego de dejarlo en casa venimos por el resto-ttebayo —Naruto ni siquiera preguntó, tomó a Sasuke en brazos enseguida, dejando a Itachi boquiabierto—. Cierra la boca, el ramen no vuela. 

—Apuesto que amarías que lo hiciera —Itachi sonrió entonces. 

Naruto asintió con una sonrisa y lo esperó mientras éste sacaba del maletero un par de maletas, lo observó en silencio, perdiéndose en la forma en la que el cabello negro del mayor caía sobre su rostro suavemente y... lo estaba mirando, parpadeó y apartó la mirada.

—¿Te gusta lo que ves? 

—¿Ah? —lo vio sonrojado.

—Aquí vivirás el siguiente mes —Hablaba de la casa, Naruto suspiró y luego sonrió.

—Un año o quizás más —lo corrigió—, con mucho ramen-ttebayo.

—Y conmigo —Naruto lo vio sonrojado—... Y Sasuke, por supuesto —Itachi carraspeó, incómodo.

—¡Sí! Lo siento —se excusó al notar que el menor se removió en sus brazos y bajó la voz, haciendo una mueca que hizo sonreír a Itachi—. Vamos. 

—Sí, señor, en camino —lo guió hacia la puerta y tocó. 

—¿Es tu casa y tocas?

—Te dije que le dije a un amigo que viniera con comida, eso incluye aguantarlo en mi casa todo el día hasta que aparezca una fiesta en la que pueda entrometerse —agregó Itachi, mientras miraba la puerta, expectante—. Esto pesa —admitió.

—Creí que el gran Uchiha nunca se quejaba.

—No lo hace, está presumiendo —la puerta fue abierta por una persona de abundante cabellera rubia, con pose de diva que miraba divertido como el Gran Itachi Uchiha cargaba maletas—. Vaya, yo creí que el señor Namikaze era de la edad de tu padre. No toda una preciosura.

—No soy...

—Es su hijo —lo interrumpió—. ¿Trajiste comida? Muero de hambre —Itachi ingresó y dejó las maletas sobre el suelo, se sacó la chaqueta que llevaba puesta y miró a Naruto—. Ven, deja que Deidara lo lleve. 

Naruto vio con incomodidad como la rubia se giró a ver a Itachi con una pose de ¿qué acabas de decir? que decía mucho sobre la confianza que tenían ambos. 

—¿Excuse me? —Deidara miró a Itachi—. ¿Quieres que yo cargue al demonio?

—Está dormido —Itachi arqueó una ceja viéndolo.

—¡Podría arrancarme el cabello! Ni loco, hmp —se cruzó de brazos y se volteó a ver hacia otro lado. Naruto lo observó en silencio—. ¿Por qué quieres que lo cargue? Ya lo tiene el chico. 

—Naruto y yo iremos por el resto de sus cos-

—¿Ella se fue a...?

Itachi se rió. 

—¿Qué?

—Es un él —aclaró, dejando a Naruto pálido—, y no le digas eso, se enoja mucho. Ven, entra. 

—Perdón —se excusó y entró con Itachi. 

—Voy por tus cosas, espera adentro, a la izquierda hay una sala donde puedes recostarlo y sentarte —le indicó Itachi, sonriéndole para luego salir del hall y suspirar—. ¿En serio? —miró a Deidara frente a su auto con una sonrisa coqueta—. ¿Qué? —le daba mala espina su mirada.

—Ese chiquillo est-

—Ni lo pienses —replicó, apretando su mandíbula.

Deidara bajó sus gafas de sol y arqueó una ceja, esbozando una sonrisa burlona.

—¿Ya te flechó el niño? Oh, vamos Itachi —se acercó a él y rodeó su cuello con sus brazos—, ¿me rechazaste pero aceptas un chiquillo con la misma descripción?

Naruto abrió la boca grande al ver como el rubio (no rubia) se acercaba tanto a Itachi. 

—Es malo espiar a las personas —Naruto sufrió un mini infarto y se giró a verlo—. ¿Hace mucho llegamos? ¿Donde está, Nii-san? ¿Qué hay de comer? Traeme algo, esclavo.

A Naruto le tembló una ceja, y posiblemente todo el rostro también.

—No soy tu esclavo, soy tu niñera —Sasuke sonrió de lado—. ¡Niñero! Soy hombre-ttebayo.

—¿En serio? Si te pones ropa más femenina me confundes —Sasuke se estaba burlando de él.

Oh, ese pequeño demonio.

—¿Sí? Pues para tu información, soy hombre —dijo—, y si fuera mujer, seguro sería más lindo que... Ino o Sakura-chan, sí-ttebayo. 

Sasuke frunció el ceño enseguida. 

—Jamás serías más lindo que Sakura.

—¿Bromeas? Si me pongo ropa de mujer, seguro me veo igual de plana que ella y pasaría desapercibido —Naruto se perdió en sus pensamientos—, y entraría gratis a las discotecas.

—¡Nunca le digas plana a Sakura! 

Naruto lo miró con la ceja arqueada.

—No sé qué significa pero ella no es una persona 2D —Afirmó con seguridad, haciendo que el rubio sonriera de lado—, es muy real. Y le gusto —agregó con tono pretencioso y los brazos cruzados, toda una pose de seguridad Uchiha.

Naruto se quedó en silencio un momento antes de echarse a reír.

—Ya te dije que no me interesa, Deidara, y por favor saca tus brazos de encima —se quejó Itachi, apartando al rubio—. Ahora ayúdame a desempacar las cosas de Naruto, si Sasuke despierta...

—Será su problema —apuntó Deidara. 

Itachi dejó de sacar una maleta para mirarlo. Deidara tenía una postura relajada, las gafas de sol en una mano y la ceja arqueada. 

—Para eso lo contrataste, ¿o no? 

—Debí llamar a Kisame —suspiró, ignorándolo y sacó la maleta—. Lleva esta, no está tan pesada, no vaya a ser que se te rompa una uña.

—Ja, ja, muy gracioso —Deidara sostuvo la maleta y observó a Itachi tomar otras dos—, que sea gay no quiere decir que sea una nenaza.

—Oh, a veces solo olvido que eres gay y pienso que eres una nenaza —afirmó Itachi, con una sonrisa de lado, poniendo una maleta en el suelo para cerrar y asegurar el auto—. Vamos, Deidara, no he visto muchas personas como tú.

Deidara arqueó una ceja.

—Como yo no hay ninguna —se quejó.

Itachi se rió y negó con la cabeza.

—¡Por qué te ríes! —escucharon un grito cuando ingresaron al hall—. ¡Eres un dobe! 

Itachi y Deidara se vieron confundidos, siendo el mayor el más rápido en bajar las maletas al suelo y correr hacia la sala donde debían estar su hermanito y su invitado, Deidara simplemente alistó su teléfono en caso de que hubiera que grabar una escena. Cuando llegó, Itachi quedó perplejo.

—¡Deja de reírte!

Naruto se reía con fuerza y Sasuke lo golpeaba con un cojín de una forma violenta. Deidara sonrió y grabó, aunque ocultó su sonrisa enternecida con el celular, en el fondo se alegraba de que Itachi tuviera un apoyo. No le importaba que el Uchiha le rechazara, llevaba haciéndolo desde que tenían doce años, pero el amor que le tenía era casi imposible de ocultar. Miró a Sasuke, no intentaba lastimar al rubio realmente, casi parecía que disfrutaba jugar con él.

—Es que... ¡Me dijiste que-! No puedo —Naruto se partía de la risa en el suelo.

—¡No es chiste! —Sasuke lo golpeó de nuevo con el cojín. 

Itachi sonrió.

—Parece que se llevan bien —susurró. 

Deidara se sintió lejos... Nunca se había sentido tan lejos del corazón de Itachi como ese día. 

—Sí...

—¡Retráctate, dobe!

—¡Qué dices, teme! —Naruto se detuvo y tomó otro cojín, ausente de las dos personas que estaban en el inicio de la sala—. ¡Ataca, mocoso, el Jinchuuriki va a acabarte-ttebayo!

—¡Pfft! —Sasuke soltó una carcajada. 

Naruto quedó boquiabierto, y no fue el único. 

—Él...

—Se...

—Rió —Deidara tragó fuerte. Tenía que estar alucinando. Comenzó a creer que quizá seguía dormido en su cuarto y se pellizcó, pero no, realmente estaba ahí y Sasuke, el hermano menor de Itachi había soltado una carcajada limpia, un escalofrío le allanó la espalda.

Itachi estaba impresionado. Era la primera vez que Sasuke reía desde el accidente. 

—Había olvidado como sonaba la felicidad —susurró con una sonrisa y se giró hacia Deidara—, dejemos que ellos sigan jugando y vamos a servir el almuerzo. ¿Qué trajiste?

—¡Yakisoba! —Soltó un gritito de felicidad al ver la sonrisa incrédula de Itachi.

Naruto al escuchar la mención levantó la mirada ante el rubio que se lanzaba de nuevo a abrazar a Itachi, pretendía bajar su mirada y su sonrisa se vio interrumpida por un momento, al menos hasta que un cojín en su cara lo tomó por sorpresa haciéndolo caer al suelo de nuevo. 

—¡Oh! Vas a pagar por eso-ttebayo.

—Fueron diez puntos —agregó Sasuke sonriendo de lado.

Naruto le golpeó con el cojín.

—Veinte.

—¡Niños! —La chillona voz de Deidara hizo que Sasuke pusiera mala cara—. ¡A comer!

—¡Nii-san! —Gritó Sasuke—. ¡Se metió el pejelagarto otra vez!

—¡A quién llamas pejelagarto, mocoso endemoniado! —Deidara apareció con un aura parecida a la de Kushina y Naruto se sintió levemente cohibido. El rubio carraspeó—. Hola, no nos presentaron normales, ya habrás notado que no lo somos.

"Somos", Naruto lo miró. Él se había incluido.

—Mi nombre es Deidara Tsuchikage, es un placer —El rubio mayor sonrió abiertamente.

—Yo le digo rubia falsa —murmuró Sasuke a Naruto, sorprendiendo a Deidara y al mismo tiempo molestándolo. Le sorprendía que parecía haberse puesto del lado de Naruto. 

—Yo te digo niño desnutrido, y nadie dice nada —Deidara miró mal a Sasuke, era un juego.

Del que Naruto claramente no estaba enterado, puesto que se puso a la defensiva.

—Se llama Sasuke —dijo rápidamente, poniéndose frente al niño y parándose. A diferencia de Deidara y sus diez centímetros más, Naruto era seguro de sí mismo. Algunas veces—. Y yo soy Naruto-ttebayo. Naruto Namikaze —cortó. Deidara levantó el mentón y lo examinó.

¿El niñero lo veía a él como una amenaza? Sonrió de lado.

—Muy bien, ustedes tres, ¿qué se traen entre manos? —Itachi entró. Había enviado a Deidara por Naruto y Sasuke pero ya habían tardado demasiado y optó por ir él mismo, pero no esperó ver a Naruto en una pose defensiva contra Deidara y a Sasuke viendo a Naruto como si fuera su héroe.

—¡Nada! —Tanto Sasuke como Naruto le mostraron a Itachi sus manos.

El azabache sintió una gotita en su rostro.

—No era literal —sonrió y miró a Sasuke, este al sentir su mirada se hizo el loco, por lo que miró a Naruto—. ¡Bien! Luces bien para haber sido molido por Sasuke en una guerra de un solo hombre, lo cual no es muy justo —miró a Sasuke—, pero se vale porque sus armas fueron cojines.

Naruto se sonrojó al verse descubierto y Sasuke fingió que no estaba escuchando. Itachi se preguntaba a qué se debía la mirada que le estaba dando antes así que se giró a ver a Deidara.

—Como decía —este aplaudió—, ¡vamos a comer!

—Por fin —Sasuke bufó—. Nii-san, tengo hambre. ¡Cárgame!

—Eh, eh —Naruto paró a Itachi antes de que lo hiciera y miró a Sasuke acusador.

—Bien —se quejó el menor y miró a Itachi—. ¡Cárgame, por favor!

—Dijo por favor —Deidara estaba sorprendido. 

—Sí, bueno, todavía tenemos que regular un poco su tono de voz, su agrado  y la forma en la que dice las cosas pero al menos lo dice. ¿No? —Miró a Itachi con una sonrisa que fue devuelta al instante. 

Deidara sonrió y les asintió para que comenzaran a caminar pero se quedó atrás, solo viendo como Itachi cargaba a Sasuke y Naruto iba a su lado sonriendo mientras le contaba a Itachi como había ganado al menor, este refutándole e Itachi sonriendo. ¡Sonriendo! ¿Desde cuándo  los Uchihas sonreían? 

—¡Qué hay de comer!

—No grites, teme. 

—¡Yo grito si quiero, dobe! 

—No grites, Sasuke.

—Está bien —dijo con una sonrisa a su hermano. Naruto rodó los ojos—. ¿Qué hay de comer?

—Yakisoba, aparentemente —comentó el Uchiha mayor, con una sonrisa. Sasuke sonrió.

—¿Como el de mamá?

—Lo hizo Deidara. 

—Entonces no sabrá ni cerca al yakisoba de mamá —le susurró a Naruto secretamente. 

El rubio sonrió e Itachi se quedó prendado de aquella sonrisa, le gustaba. Mucho.

—Diablos —susurró Deidara.

Tragó fuerte al verlos un poco más lejos, se veían...

—Te lo juro, fue realmente gracioso —escuchó a Naruto reír y se sintió feliz.

A pesar del hecho de notar que ellos... se veían como una familia. 

—Eh, Deidara, ¿no vienes? —el rubio parpadeó al escuchar a Itachi—. El yakisoba se va a enfriar.

—¡Sí! Es que tenía una llamada sin remitente —mintió y se acercó hacia ellos. 

—¿En tu celular que está en el comedor? —preguntó Itachi, burlón.

—Ah... sí, es que soy vidente —le explicó a Naruto y ambos se rieron. 

A Deidara le agradaba el chico, lo cual lo hacía sentir más miserable. ¡Ni siquiera podía odiarlo!

Itachi negó con la cabeza y cargó a Sasuke hasta el comedor donde lo dejó en el suelo para que éste se acomodara en el asiento. Le indicó a Naruto donde sentarse y también a Deidara.

—Y entonces Sasuke dijo...

—¡No lo digas! Te lo advierto, dobe —Sasuke lo miró fijo a los ojos. 

Tanto Itachi como Deidara observaron de vuelta a Naruto mientras comían, casi toda la hora habían hablado entre ellos y en algunas ocasiones Sasuke se burlaba de Naruto o Deidara, o en todo caso, adulaba a su maravilloso hermano mayor.

—¿Decir... qué? Teme —le respondió Naruto con un gesto que los varones notaron provocativos, solo que dos de ellos no estaban pensando precisamente en pelear cuando el rubio levantó una ceja y se relamió los labios con la lengua mientras esbozaba una sonrisa y entornaba la mirada azulina. 

—Joder —Deidara masculló. Es demasiado sexy.

—Tengo un problema —susurró Itachi y ambos se miraron sonriendo. En los pantalones.

—¿Qué problema? —corearon Sasuke y Naruto, mirando al azabache inquisitivamente. 

Este se atragantó con sus fideos y ambos lo vieron preocupados, al menos hasta que Deidara lo golpeó tan fuerte en la espalda que se le enderezó hasta la conciencia. Le lanzó la mirada matadora.

—¿Qué? Te estabas ahogando —se excusó, cruzando los brazos y fingiendo poner un rostro serio. Aunque su sonrisa de lado no ayudara mucho al cabo.

—Sí, claro —bufó. 

Naruto los observó con una sonrisa triste. Ellos realmente parecían tener algo especial, apagó su mirada y la fijó en el yakisoba en silencio. ¡Incluso sabía su plato favorito! Qué horror. Sasuke frunció el ceño al notar que el usuratonkachi ya no le prestaba atención y parecía ver con tristeza a Itachi y Deidara discutir. Entonces pensó que quizá no le gustaba que discutieran, como él cuando oía a sus padres hablarse mal cuando se enojaban. 

—Ya cállense —Sasuke gruñó. 

Y esperó que Naruto le agradeciera por hacer que ambos pararan de pelear, puesto que lo habían volteado a ver confundidos por su repentina furia. 

—¡Sasuke!

No fue así, de hecho.

—Discúlpate —rugió Naruto, dejando a su hermano, a su invitado no deseado y a sí mismo en el limbo. Lucía enojado—. No es forma de hablarle a tus mayores —agregó enseguida, completando lo que sería su tercer regaño desde que se conocían. 

¡Era increíble! Lo ayudaba y él lo regañaba. Se cruzó de brazos, se metió una gran cucharada de fideos y como todo niño orgulloso, simplemente comenzó a comer mientras le veía con la ceja alzada y el ceño fruncido. Se veía tierno, hasta para la diva rubia, pero Naruto... Estaba molesto.

—Sasuke Uchiha —Masculló—, vas a disculparte aunque sea lo último que hagas-ttebayo.

Sasuke tragó fuerte e Itachi se mordió el labio.

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Tercer capítulo de HIPERSOMNIA.

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, creador del manga y anime Naruto. Universo alternativo. Novela BL. Lee bajo tu propio criterio. Créditos de las imágenes a sus respectivos autores/as. Atente a las consecuencias en caso de leer.



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