Capítulo 15; La cita de Naruto.
La mañana llegó más rápido de lo que esperaban, había sido una buena noche. Itachi por primera vez en años sentía que realmente había dormido y descansado al mismo tiempo, cuando abrió los ojos y vio al pequeño rayo de sol abrazado a él le dio ternura. Su sonrisa se expandió al notar el agarre de su mano en su camiseta.
—Tan lindo —suspiró con una sonrisa mientras movía su mano izquierda para acariciar los cabellos dorados con adoración—. No sé que me hiciste pero me tienes hechizado, Naruto...
Itachi sentía de nuevo aquel terrible dolor de cabeza, era cansado. Él estaba cansado, no dudó ni un minuto en acurrucarse junto al rubio de nuevo, aprovechando que estaba dormido. ¿Eso no estaba mal? Bueno, estaba durmiendo con él sin su consentimiento. Aquello lo hizo apretar la mandíbula, ¿y bien? Quiso apartarse pero la mano que agarraba su camiseta hizo más fuerte el agarre, como si en medio de la inconsciencia Naruto le estuviera dando permiso. Sonrió.
—¿Desde cuándo sonrío tanto? —se quejó—. Espero que sepas que es tu culpa y ojalá que te hagas responsable de todo lo que causas en mí, Uzumaki.
Naruto se removió, acercándose más a su pecho, casi usándolo de almohada. Itachi cerró los ojos, sabía bien que podría dormir así. Una, dos, veinte horas si se lo preguntan. Como Sasuke terminaba con una docena de tomates al día, él podía dormir durante todo el día sin pensarlo dos veces.
—¡El... que madruga, Dios lo ayuda! —ambos abrieron los ojos estartalados y saltaron en la cama—. ¡Enfermo que come no se muere! —el rubio que entró se quedó sin palabras cuando los vio a ambos en la cama, abrió la boca y los ojos grande—. Madre mía, pero me siento engañado.
—¿Deidara-tteba? —Naruto tenía los ojos entrecerrados todavía.
—¿Qué estás haciendo a estas horas de la mañana? —Itachi se imaginó asesinando a su amigo con la sola mirada. Ah, si tan solo estuviera en el universo correcto y pudiera hacer eso—. Si se puede saber —apretó la mandíbula, mientras le miraba fijamente a los ojos.
—Itachi, cariño, que me mires así no quita para nada lo ofendido que me siento de que no me hayas invitado —el rubio movió su mano como la diva que era y miró hacia atrás, señalando al pequeño demonio—. Te trajimos el desayuno, pero veo que estás muy satisfecho —arqueó la ceja.
Sasuke entró cargando una bandeja con el desayuno de su hermano mayor, quedándose quieto al ver como el dobe seguía durmiendo pero sentado. ¿Tiene injerto de gallina o qué le pasa? Frunció el ceño, haciendo que Itachi procesara de nuevo la información. ¡Ah, Naruto estaba durmiendo en su cama! Abrió los ojos y se giró a verlo.
—Ven, Sasuke, pon la bandeja en la mesa de noche —Deidara lo impulsó a caminar hacia ellos mientras él fulminaba con la mirada a Itachi y se acercaba al rubio—. Naru, Naru, es hora de despertar.
—Cinco minutos más, ma —murmuró entre dientes el menor, arrugando la nariz cuando sintió la manga de Deidara en la misma—. ¿Hm? —Naruto abrió levemente los ojos, confundido, encontrándose con los ojos azules inquisitivos de Deidara—. Hola —bostezó y luego cerró de nuevo los ojos.
—Dobe, ¿por qué estás en la cama con mi hermano? —la voz de Sasuke hizo que frunciera el ceño con los ojos cerrados—. ¿Tuviste pesadillas y fuiste a que te calmara como yo?
Los dos adultos giraron a verlo y Naruto procesó la información, abriendo los ojos.
—¡Oi, me quedé dormido! —se levantó de un salto, mirando a los dos intrusos en el cuarto del hombre al que no quería mirar—. ¡Gomen! Itachi ayer se puso mal y me quedé aquí a cuidarlo.
—¿Cuidarlo incluía dormir con él? Hmp, sospechoso —Deidara se cruzó de brazos.
—¿Ah? —Naruto se sonrojó y negó rápidamente—. ¡No digas cosas raras-ttebayo!
—Lo único que me ofende es que no me invitaran —se alzó de hombros y se puso la mano en la frente fingiendo que se desmayaría. Sasuke ladeó la cabeza—, como sea, vamos Naruto, el enfermo debe comer y tú también.
Naruto asintió y se levantó, mirando por fin a Itachi, quien le observó con una pequeña sonrisa triste. Naruto le sonrió igual y se fue junto a Sasuke y Deidara. El menor solo frunció el ceño.
—El punto es que...
Itachi echó su cabeza hacia atrás y suspiró, quejándose mentalmente de lo inoportuno que era Deidara y luego miró la bandeja con el desayuno, sonriendo.
Si bien muchos años atrás le dio llaves de su casa a Deidara, esta era la primera vez que no sabía si enojarse o estar feliz de que él hubiera irrumpido, sabiendo que su intención era cuidarlo. La atención que le daba le hacía doler el pecho, porque sabía bien que nunca pudo corresponder los sentimientos del rubio y entonces apareció Naruto, robándole el aliento desde el primer momento. Supuso que todo era culpa de Sasori.
Si él no se hubiera metido...
—No puedo creerlo —Deidara se sentó a un lado de Naruto—, me voy una noche y los ratones hacen fiesta. ¡Hmp!
—Que no —Naruto rió, mientras miraba el desayuno en silencio.
—No cocino tan mal ni está envenanada —comentó Deidara al verlo, el menor alzó la mirada y negó—. ¿Qué pasa?
—No estoy dudando de ti-ttebayo, es decir sí, pero... Um, ¿cómo es que entraste? Creí que le caías mal a Izumi —ladeó la cabeza, ahora que lo pensaba cuando se mudó el rubio ya estaba ahí.
—Oh, Itachi me dio copia de las llaves hace un par de años —respondió y extrañamente sus mejillas se turnaron rojas, luego carraspeó—. Hablando de la bruja, ¿dónde está? No la vi.
—¿Te dio copia? —Naruto carraspeó al ver la mirada zorruna del rubio mayor—. Bueno, es su casa y ni siquiera Izumi-san tiene copia de las llaves, me sorprendió mucho eso. A-Aparte eso significa que puedes ir y venir en esta casa a tus anchas.
—Y cacharlos en situaciones no deseadas, sí —Deidara le guiñó el ojo y rió—, descuida, no le diré a nadie que dormiste con Itachi. Además si Izumi no está no tiene caso decirlo.
—¿Disculpa? —Oh, hablando de la reina de roma—. No te escuché, ¿podrías repetir eso?
—Itachi durmió con Naruto anoche —dijo Sasuke, mientras sonreía chueco. Todos se quedaron en silencio viéndolo, especialmente cuando Izumi frunció el ceño y guió su mirada al susodicho, y este se sonrojó—. Deidara y yo los vimos esta mañana —agregó—. Estaban muy abrazados, Deidara dijo que se sintió engañado porque él no estaba con ellos.
—¡Okay! Suficiente información, pequeño demonio —Deidara estaba a punto de reír, miró a Izumi—. De todos modos, la vida personal de Itachi y nosotros no le incumbe a ella. Y tú, deja de espiar nuestras conversaciones —la acusó enseguida—, ¿por qué no te has ido de esta casa? Ya te dije que te largues.
—¿Cómo es que siempre que entro a esta cocina me encuentro tan desagradables presencias, huh? —la castaña alzó una ceja indignada y miró a Deidara—. ¿No deberías estar haciendo algo?
—Estoy haciendo más que tú, perra —chasqueó la lengua—, de todos modos, para eso tengo llaves de la casa, puedo venir cuando quiera y tú no eres nadie para venir a tratarme así.
—Te lo advierto —ella apretó la mandíbula.
—No, yo te lo advierto —Naruto tuvo que intervenir y agarrar del brazo al rubio mayor que se levantó del comedor hacia la puerta donde estaba la castaña—. Si vuelves a insultarme o a alguno de ellos dos, me importa una mierda si el mismísimo Itachi me echa de esta casa cuando te deje calva pero oh, ¡tú te vas al maldito infierno! Hmp.
—B-bien, vamos a calmarnos —Naruto se puso en frente del rubio, colocando sus manos en las mejillas del mayor—, mírame —ordenó. Los ojos azules que asesinaban a la Uchiha encontraron los suyos y Deidara soltó un mini gruñido—. Buen trabajo, ahora quiero que te tranq-
—Eso es, controla a tu perro, Naruto-san —Izumi soltó una risa sarcástica.
Naruto tomó una suave inspiración y soltó a Deidara, girándose lentamente y mirándola serio.
—¿Izumi-san?
—Sí.
—La invito amablemente a largarse de esta casa ahora mismo y no regresar hasta que haya mejorado su vocabulario o en su defecto, no regresar jamás —Naruto hizo una reverencia y agarrando ambas manos, tanto las de Deidara como de Sasuke fue hacia la otra puerta de la cocina—. Con su permiso. Hasta luego.
Izumi apretó los dientes y frunció el ceño. ¿Quién se creía para tratarla así? Chasqueó la lengua y salió de la cocina, dispuesta a arreglar esto de una vez por todas. Le diría a Itachi que lo eche y ya, ella podía encargarse de Sasuke si era necesario pero no iba a soportarlo, menos sabiendo que Deidara estaba de su lado.
—Ah... Realmente me pones caliente cuando te enojas —confesó Deidara, volteando el agarre de Naruto y acorralando contra la pared de la sala. El rostro sonrojado de Naruto lo hizo sonreír—, ¿quién lo diría? Tremendo carácter que te mandas. ¿No quieres ser mi jefe?
—No te acerques tanto —lo empujó como pudo lejos del cuerpo del dobe, molesto por la cercanía que había tenido, el niño frunció el ceño—. ¿No ves que lo incomodas?
—Yo no lo veo incómodo —Deidara sonrió de lado y le guiñó el ojo al rubio menor—, como sea. Literalmente acabas de echar a Izumi Uchiha de la casa... Naruto Namikaze, sos mi ídolo.
—¿Namikaze?
—Sí, cuando te presentaste... ¿No es ese tu apellido? —Deidara ladeó entonces la cabeza.
—Ah, bueno sí, pero técnicamente no —Naruto se rió nervioso, rascándose la mejilla. Ahora recordaba lo que sentía respecto a Deidara cuando se conocieron y como creyó que era la pareja de Itachi se había presentado con el apellido de su padre para evitar que quisiera investigarlo o algo así, ahora era diferente, consideraba a Deidara más un amigo que un rival—. Uzumaki-ttebayo.
—Bueno, Naruto Uzumaki, eres mi ídolo —Afirmó, meneando la cabeza—, ahora solo debemos huir de esta casa antes de que ella le diga a Itachi y estaremos bien.
—¿Crees que... Itachi se va a enojar?
—No, bueno, no lo sé. En todo caso, no te preocupes por eso, ya lo solucionarás luego —le restó importancia haciendo un ademán de manos—, ¿a qué hora es tu cita? Supongo que en la noche.
—Ah, sí —Naruto casi había olvidado su cita con Shikamaru, probablemente desde que pasó la noche con Itachi, su rostro se puso rojo al pensarlo de esa manera, realmente sonaba extraño.
—¡Oh! Te pusiste rojito, qué ternura —Deidara pellizcó sus cachetes—, me dan ganas de comerte.
—Ejem —otra vez, Sasuke apartó a Deidara de Naruto con los ojos entrecerrados, viéndolo cual juez a punto de dar una sentencia.
—Ya, ya, no seas celoso, ¡hmp!
—Mi cita es a las ocho —respondió entonces—, debo salir de aquí a las siete-ttebayo.
—¿No te recoge?
—S-sí, pero en mi casa —carraspeó. Le había pedido a Shikamaru que no lo recogiera en la casa Uchiha porque no quería que se encontrara con Itachi.
—Oh, ya veo —el rubio sonrió—, no quieres que se te junten las gallinas. Muy inteligente, Naru.
—Shikamaru.
—¿Hm? —el susodicho levantó su mirada.
—Te estás durmiendo —Chouji lo observó con preocupación—. ¿No pudiste dormir de nuevo? Te dije que fueras al doctor, necesitas una nueva receta de medicamentos. No puedes continuar así.
—No es eso, tuve que pedir un par turnos extra para poder estar libre hoy y mañana —explicó, meneando la cabeza y suspirando antes de echarla hacia atrás—. No es como que cambie mucho el no poder dormir por insomnio a no poder dormir por trabajo.
—Shikamaru... Tu trabajo de por sí no deja dormir a nadie —el castaño suspiró.
—¿Ah? Buen punto —chasqueó la lengua—. Voy a morir si no duermo.
—Deberías tratar de dormir un poco, ¿a qué hora quedaste con Naruto? Quizá te de tiem-
—No, si duermo me costará mucho levantarme y no quiero quedarle mal —Shikamaru tenía todo muy bien planeado y no pensaba arruinarlo por un poco de sueño. Aunque conocía bien la posibilidad de que no saliera perfecto, esperaba que no fuera mal por su culpa—. Recogeré a Naruto en la casa Namikaze a las ocho, en la motocicleta es media hora hasta donde planeo llevarlo y tendremos toda la noche para comer y hablar.
—No creo que eso sea lo único que quieres que pase —Chouji arqueó la ceja.
Shikamaru dejó escapar una sonrisa.
—Me conoces demasiado bien, Chouji —Shikamaru asintió.
—Sólo recuerda usar protección, ¿sí?
Shikamaru se cubrió la cara negando con la cabeza cuando Chouji comenzó a reír.
—Realmente espero que todo salga bien hoy pero... Tengo un mal presentimiento —confesó, mirando las nubes. No se atrevía a decirlo en voz alta pero una parte de sí mismo sentía dolor en el pecho al pensar que si las cosas no funcionaban esa noche, al día siguiente tendría que tomar un avión con destino a un futuro sin el amor de su vida.
Cerró los ojos, ¿porqué tenía tantas ganas de llorar si todavía no lo habían rechazado?
—¿Qué vas a hacer si ese presentimiento se vuelve realidad? —Chouji estaba preocupado.
—Voy a huir como cobarde —se rió sarcásticamente—, duele mucho. Estaría destrozado.
—Shikama-
—Déjalo, no hace falta que me digas que todo estará bien —murmuró—, si me ama... Todo saldrá bien, y si no, no puedo obligarlo a que me ame.
Cuando la hora de partir llegó, Naruto se encargó de asegurarle a Deidara que si algo ocurría con Itachi o Sasuke lo llamara y él volvería a casa corriendo, cosa que esperaba que no pasara. Tomó el bus que lo llevaba a su casa y sonrió cuando vio a sus padres, Karin ya estaba durmiendo pero al menos era bueno saber que tenía media hora para charlar con Minato y Kushina.
Estaba nervioso, una parte de él sabía que tenía puesto. Un pantalón negro ajustado con cadenas en los bolsillos, una camiseta blanca suelta y más grande que él con un hombro descubierto a propósito, un choker negro más el collar de su abuela, los aretes de espiral azules que Shikamaru le había regalado cuando cumplió dieciséis y su mamá lo dejó perforarse, y unos zapatos rojos.
Aunque claro, esa no era precisamente la ropa de la que hablaba, pero no quería pensar en eso.
—No te veía tan nervioso desde que me dijiste que te gustaba Shikamaru —Minato lo observó asomado en el marco de la cocina. Naruto dio un respingo y lo miró asustado—. Cuéntame, hijo, ¿cómo va tu vida? En la mansión Uchiha.
—Es... movida —comentó, asintiendo. Sí, Naruto Uzumaki había salido del closet oficialmente luego del incidente con Sasori, pero inconscientemente rechazaba la idea de ser gay y odiaba lo que algún día había amado con vehemencia: la gastronomía—. Itachi-san es muy trabajador, Sasuke es... es un pequeño demonio pero creo que está mejorando-ttebayo —sonrió levemente.
—¿Qué vas a hacer entonces?
—¿A qué te refieres?
—Naruto, tengo cuarenta y cinco años, no creas que no me di cuenta de la conexión que Itachi y tú tuvieron —Minato alzó una ceja, intentando no reír cuando Naruto casi se ahoga con su propia saliva—. Me refiero a qué vas a hacer con eso. Tu madre dice que está bien si a tu edad tienes dos romances al mismo tiempo y estoy de acuerdo siempre y cuando uses prot-
—¡Okay, cariño! —Kushina apareció detrás, carraspeando—. Mejor deja que yo me encargue, ¿sí?
Ding, dong.
—Oh, salvado por la campana —Naruto sonrió alegre y se escabulló hacia la puerta principal, definitivamente no estaba listo para tener esa conversación—. Bueno, uh, un placer haberlos visto, ¡los amo! —y así, cerró la puerta apenas cruzó el umbral, chocando contra el mayor.
—¿Tantas ganas tenías de verme, zorrito? Podrías haberme pedido que viniera más rápido —se burló Shikamaru, mientras lo miraba fijamente—, yo también moría por verte. Te ves... exquisito —susurró en su oído, causándole un escalofrío en la espina dorsal.
Shikamaru estaba embelesado viéndolo. ¿Por qué tenía que ser tan perfecto? Maldición, él que conocía cada centímetro de Naruto, su alma, su cuerpo, todo de Naruto para él era perfecto. Amaba cada pedazo del rubio, desde la uña más pequeña del pie hasta el cabello dorado. Todo.
—¿T-te parece?
—Tenías razón, Naruto —murmuró, mirándolo fijamente a los ojos. El pelilargo tenía la mano reposando en la cintura del menor, el rubio estaba entre la puerta cerrada y su cuerpo.
Shikamaru se sentía enfermo, lo amaba tanto que sentía que moría cada vez que estaba lejos del rubio, lo amaba tanto que daría lo que fuera por que nunca desapareciera la sonrisa de su rostro, lo amaba tanto tanto. Naruto le miró también, tan cerca de sí que lo volvía loco.
—¿En qué tenía razón-ttebayo? —susurró, sin querer interrumpir la velada.
—Te ves tan hermoso que me dan ganas de besarte —respondió, cerrando la distancia al punto en que Naruto solo debía moverse un poco y se besarían. Naruto sonrió, rozando sus labios.
Ambos escucharon un carraspeo que los hizo girarse, Minato Namikaze estaba asomado en la ventana con los brazos cruzados, detrás de él, Kushina y hasta Karin Uzumaki estaban viendo.
—¡Bueno! Ya nos vamos —Naruto agarró la mano de Shikamaru y los guió hacia la motocicleta del pelinegro, avergonzado de su familia, evitó mirarlos y se tocó la frente—, perdónalos, por favor.
—Tranquilo —Shikamaru sonrió y le pasó el casco a Naruto—, a donde vamos no van a poder interrumpirnos más.
Naruto se puso rojo y se colocó el casco, esperando que el pelinegro arrancara hacia su destino. No negaba que estaba nervioso pero había algo, algo dentro de sí que se estaba comenzando a sentir mal. Como si tuviera que estar en otro lado.
—¿Vamos? —Shikamaru encendió el motor y comenzó a acelerar.
Naruto parpadeó y despertando, asintió con una sonrisa. No, no quería arruinarlo de nuevo, sabía que Shikamaru Nara era un gran hombre, apasionado, inteligente, de buen humor, siempre estaba pendiente de él y además lo amaba a pesar de todo, a pesar de conocer su historia.
Entonces... ¿Por qué sentía que no era suficiente?
La sonrisa de Itachi atravesó su mente junto a las palabras de su padre y se apretó contra la espalda del mayor, abrazándolo con más fuerza. Demonios, ¿qué se suponía que tenía que hacer?
No... No haría nada, dejaría que todo ocurriera como tuviera que pasar.
Y sin lugar a dudas, disfrutaría la cita.
¿Verdad?
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Décimo quinto capítulo de HIPERSOMNIA.
Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, creador del manga y anime Naruto. Universo alternativo. Novela BL. Lee bajo tu propio criterio. Créditos de las imágenes a sus respectivos autores/as. Atente a las consecuencias en caso de leer.
Hey, realmente lamento mucho la demora.
Los últimos días no me había sentido muy bien que digamos, por un momento incluso llegué a pensar en mandar la historia en un hiatus dado a la situación, pero aquí estoy.
Me costó terminar el capítulo así que por favor, espero que lo hayan disfrutado.
Realmente quiero tener pronto el siguiente.
Gracias por leer-ttebayo!
Un saludo a todos y una gran semana uwu.
Amnesia, fuera.
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