Capítulo 14; La fiebre de Itachi.
Luego de casi veinte minutos lograron subir las escaleras, Itachi luchaba contra la somnolencia solo para poder apreciar el toque de Naruto cuando este se apresuró a abrir la puerta de su cuarto, y una vez adentro lo ayudó a acercarse a la cama.
En un parpadeo de Itachi se encontraba en su cama con Naruto debajo. Sinceramente no estaba muy seguro de qué había pasado pero no le disgustaba la escena. Naruto se veía tan lindo e indefenso debajo de él, con su cabello alborotado y los labios entreabiertos, era una escena... Que lo hizo tragar fuerte, respirar le costaba. Era mucho el esfuerzo que hacía en sostenerse para no aplastarlo, pero mayor para no reaccionar ante la vista.
—¿Estás bien, Naru-? —estiró su mano hacia el rubio.
—¿Ah?
—Te tropezaste y me llevaste conmigo —eso es lo que debió haber pasado, a Itachi le costaba recordar pues todo pasó muy rápido—, fue muy díficil no caerte encima —estaba respirando con fuerza, Naruto parpadeó, ¿en serio tenía que ser tan lindo? Ponía a prueba su tranquilidad.
No podía mirarlo así y pretender que él no haría nada en la situación que se encontraban y los labios entreabiertos del rubio lo tentaban más de lo que le gustaría admitir, así que puso su mano en el rostro del contrario y le dio una suave caricia, Naruto se encogió. Itachi tragó, la forma en que reaccionó su caricia... Era una buena señal, ¿no? Estaba confundido.
—Ah... Itachi —El teléfono sonó y no era suyo, pero le dio curiosidad que había querido decir Naruto antes de eso—. T-tengo que contestar —titubeó, Itachi lo vio tratar de alcanzar su bolsillo pero su mano rozó la pierna del Uchiha haciendo que apretara la mandíbula—, lo siento —susurró.
—Claro —Itachi se hizo a un lado, sentándose en la cama. No quería ni podría dormir, no entendía como un solo movimiento de Naruto podía alterar la fiebre que sentía tan rápido.
Observó en silencio cómo Naruto sonrió a la pantalla de su teléfono.
—¿Hola? —lo escuchó—. ¡Que no me digas así! —se quejó abochornado, Itachi miró al techo.
Ah, es verdad. Naruto tenía novio, de repente el techo se había vuelto tan interesante. ¿Qué hacer? Cuando se acercaba al rubio parecía que era correspondido, que sentían la misma química pero entonces recordaba al chico de cabellos negros y motocicleta... La forma en la que miraba a Naruto, la forma en la que le hablaba como si lo conociera de toda la vida, la manera en que Naruto parecía contento y confiado.
—¿Pasa algo-ttebayo? Te oyes cansado.
Itachi bostezó, sabía que él si estaba cansado.
—Nuestra... cita —Itachi suspiró y se dejó caer sobre la cama, con su brazo cubriendo su rostro de frustración. Claro, su cita, que horrible era. No podía pedirle que no fuera, Naruto tenía derecho a tener una vida personal, pero joder, cómo le hubiese gustado impedirla—. ¿Era realmente necesario que tomaras tantos turnos solo por eso?
¿Solo por eso? Si tuviera una cita con Naruto lo mínimo que haría sería mandar el resto del mundo a la mierda, claro que solo le importaría él... Y Sasuke, obviamente tenía prioridades.
—¿Solo por eso? —Shikamaru había sonado incrédulo—. Naruto es nuestra cita, quiero que sea especial. No quiero que haya interrupciones de ningún tipo, mañana quiero ser solo tuyo. ¿Tú serás solo mío?
—¿Ah? —las mejillas de Naruto se habían puesto rojas—. S-solo tuyo, eh —una sonrisa brillante.
Itachi mordió el interior de su mejilla. ¿Cómo debía interpretar eso? Había corroborado con Deidara en la tarde que sus mentes eran juguetonas pero nada parecía concordar, sí, Naruto se veía tierno e indefenso pero la forma en la que hablaba con aquel hombre... No tenía nada tierno ni indefenso, sonaba tan salvaje y seguro. No podía negar los celos que sentía al respecto.
Shikamaru echó su cabeza hacia atrás en su oficina cuando oyó el nerviosismo en la voz del rubio. Estaba sonriendo, le gustaba ponerlo así, apostaba que estaba sonrojado hasta las orejas. Aún cuando tratara de sonar confiado, quizá podría confundir a quien no lo conocía bien, pero él sabía que probablemente estaba temblando al decirlo.
—Suena bien, te tomaré la palabra entonces —se mordió el labio—. Entonces serás mío mañana.
—S-sí —Naruto tartamudeó, Itachi inspiró con fuerza al oírlo—. ¿Y... tú se-serás mío?
—Hasta el último centímetro, zorrito —sonrió con sorna.
—¿Ah? —¿Acaso quería matarlo de un infarto? Naruto agachó la cabeza, era una suerte que no pudiera verlo, miró a Itachi de reojo. Estaba mirando al techo, seguramente en su mundo—. B-bueno.
—Naruto —Shikamaru susurró entonces, observando en silencio su oficina—. ¿Qué te vas a poner mañana? Estuve pensando...
—¿Y-yo? P-pues me pondré... Un pantalón, una camiseta y las botas que me gustan —comentó. Y algo más, pero no diría qué—. ¿Está bien? ¿Debo usar algo en especial? —A lo mejor le diría si haría frío o algo—. ¿Quieres que lleve algo en especial? —el último sonó sugerente.
Itachi se cubrió la cabeza con la almohada. Solo era su mente, tenía serios problemas con ella.
Shikamaru cubrió su boca con su puño, tratando de no pensar en algo malo. Era muy difícil.
—Ah... No, creo que está bien —comentó—, lo decía porque...
Hinata le había metido ideas extrañas cuando se la encontró en la mañana, prefirió no decirlo.
—Vamos al parque y eso, así que —dejó el resto de la oración flotando para que Naruto entendiera—. Como sea, por más que adore escuchar tu sexy y dulce voz, ya debo irme.
—¿Tan pronto? —Naruto hizo un puchero. Itachi asomó el rostro por la almohada para apreciarlo, Shikamaru fue capaz de imaginarlo con solo escucharlo—. Ah, es cierto, estás trabajando. ¡Muy bien! Suerte en tu trabajo, esperaré con ansías vernos mañana-ttebayo.
—Naruto...
El silencio hizo que Naruto sintiera su corazón latir fuerte.
—No tienes tantas ansias de que sea mañana como yo, bien... Te amo, hasta mañana —y colgó. Joder, sí que le gustaba sentir la adrenalina pero una parte de él tuvo miedo de oír la respuesta.
—También —Naruto procesó—. ¡¿Te amo?! —gritó bajito, con las mejillas rojas cual tomate—. Y cuelga el muy maldito. Tch, ¿desde cuándo dice esas cosas tan a la ligera? No puede ser.
Así que lo ama, Itachi soltó el aire contenido y se tapó con la almohada de nuevo para no verlo.
¿Qué se suponía que tenía que hacer? Una parte de él le decía que encerrara al rubio en su cuarto y no lo dejara salir hasta que se enamorara de él, la otra decía que sería un psicópata si lo hiciera y que el rubio era libre de hacer y amar a quien y como quisiera. Suspiró.
—Itachi-san, ¿cómo se siente?
Molesto.
—Bien —respondió, tratando de incorporarse—, Naruto, gracias pero ya puedes ir a descansar, es tarde y me gustaría cambiarme antes de dormir. Estoy sudando, quizá me de una ducha.
Naruto titubeó un momento.
—¿Seguro que puede hacerlo solo? —inquirió preocupado, considerando que estaba viendo doble y tenía fiebre, Itachi no parecía estar en su mejor forma en ese momento. Ladeó la cabeza, luego de pasar mucho tiempo con los comentarios de Shikamaru seguro esperaba algo como "¿Vas a ayudarme en la ducha? ó ¿Piensas acompañarme acaso?".
—Sí, tranquilo —pero ninguna fue la respuesta que Itachi le dio—, buena noche.
Naruto chasqueó los labios y afirmó con la cabeza, señalando la puerta y comenzando a caminar hacia ella. ¿Pasaba algo? Bueno, seguro que había malinterpretado su pregunta y siendo un hombre casado no le habría hecho gracia. Ah, pero sí le había hecho gracia coquetear con él antes, ¿verdad? El rubio frunció el ceño con molestia y cerró la puerta tras salir, sin mirar atrás ni un solo segundo.
—Como sea, voy a dormir y no pensaré más en esto —rodó los ojos, dirigiéndose a su cuarto.
Itachi soltó una exhalación y cerró los ojos. ¿Voy a tomar una ducha? ¿En serio? Ni siquiera sentía fuerzas para darse la vuelta sobre la cama y acomodarse bien, estaba tan cansado. Aun así, se hizo a la mente y trató de levantarse. Fue un intento perverso, especialmente cuando cayó sin contemplación alguna al suelo.
El golpe fue tan duro que asustó a Naruto y lo hizo correr de vuelta.
—¡Por dios, Itachi! —soltó un chillido, mientras iba hacia él y lo ayudaba a sentarse sobre el suelo. La mirada del Uchiha estaba pérdida y estaba cubierto en sudor frío—. Madre mía, no pienses en morirte ahora, ¿me oyes? —no se estaba paniqueando—. ¡Por favor! —quizá se estaba paniqueando un poco.
Apretó la mandíbula, recordando qué hacía su madre cuando eso ocurría. Muy bien, ¡ya lo tenía!
—Okay, Itachi, voy a llevarte a la bañera —tomó una inspiración antes de levantarse junto al Uchiha que parecía más desmayado que otra cosa—. ¿Si está respirando? —corroboró que así era, con el corazón latiéndole a mil y suspiró—. Bien, ah, vamos allá —lo llevó hacia el baño del cuarto principal. Era espacioso y como los otros baños de la casa tenía ducha y bañera.
Lo sentó en la taza del inodoro y puso la bañera a llenar con agua fría, luego miró a Itachi en silencio por un momento. ¿Y ahora qué? ¿Era correcto desnudarlo en esa situación o mejor lo tiraba en la bañera con ropa incluida? Sus mejillas se sonrosaron cuando pensó que debía quitarle la ropa para luego ponerle ropa fresca y limpia.
—Um, sé que esto va a sonar salido de tema pero voy a quitarte la ropa —murmuró. Itachi ni siquiera estaba consciente para el momento en que lo dijo pero Naruto se sentía nervioso mientras le quitaba la camiseta—. Okay, va una prenda —tragó fuerte y miró el pantalón del mayor—, lo voy a duchar en bóxers —anunció, rojo como tomate.
Una vez que le quitó los pantalones se cargó sus brazos en hombros y lo guió hasta la bañera. Itachi reaccionó asustado en el momento en que su cuerpo tocó el agua helada, y ambos se miraron aterrados. El pelilargo parpadeó por un momento antes de dejarse hacer, confundido.
—Lo siento, ¿fue muy rápido? —balbuceó. Tú dímelo, ¿en qué momento me desvistió? La mente de Itachi estaba en blanco cuando el rubio se disculpó—. Esta es una forma rápida de quitarte la fiebre, te desmayaste hace un rato —agregó enseguida, explicándose—. Voy a tu armario por ropa cómoda, no te muevas y definitivamente no te ahogues —le dijo, levantándose.
El armario de Itachi era grande, en su mayoría era ropa normal pero conservadora, muchos trajes y corbatas, y una que otra ropa holgada de las que escogió unos pantalones y una camiseta de franela. Tomó un par de bóxers sin atreverse a mirar y los empacó también.
—Ah, la toalla —sacó un par de toallas para el cuerpo y para el cabello, girándose de nuevo para ir al baño. El closet olía a Itachi y le hubiera gustado quedarse encerrado ahí por años pero era hora de salir de ahí—. Nee, Itachi-san —se asustó al no oír respuesta así que entró sin tocar.
Sus orejas se tornaron rojas al notar que el azabache se encontraba levantado en la tina y se cubrió los ojos. Itachi parpadeó antes de sonreír, aunque intentó ocultar la sonrisa enseguida.
—¡Lo siento! No vi nada, lo juro —murmuró con los ojos cubiertos. ¿Cómo que no había visto nada? Si había visto todo. ¿Dios, acaso ya era su tiempo? No podía ni quería volver a mirarlo.
—¿Estás seguro, Naruto? —Itachi creyó que era gracioso, la forma en la que Naruto se había sonrojado tras verlo desnudo en la bañera. Era tierno como intentaba negarlo, tomó los bóxers que acababa de quitarse y los puso a un lado—. Mm, haré como que te creo. ¿Podrías darme la toalla, por favor?
—S-sí —Naruto contó tres pasos y los dio sin abrir los ojos, extendiendo la mano donde tenía las toallas hacia el frente. Sintió los dedos de Itachi rozar su brazo cuando la tomó y flaqueó—. B-bueno, y-yo...
—Espera —pidió—, todavía no me siento bien. ¿Podrías ayudarme a salir? Ya me puse la toalla.
—¿Ya te la pusiste? Entonces puedo abrir los ojos —Naruto abrió un poco un ojo para corroborar la información y al ver que era cierto abrió ambos, evitando el contacto directo con los ojos de Itachi, carraspeó—. Con cuidado —le tendió la mano para ayudarlo a salir de la bañera, aunque se tambaleó un poco, pudo salir de ella sin problemas—. Muy bien, ahora vístete.
—Um —Itachi no quería aprovecharse—, no creo que puedo solo —pero sí que se aprovecharía.
—Oh —Naruto apretó sus labios y luego fingió una sonrisa—, t-te ayudo entonces. Am... Pónte los bóxers primero —se los tiró a la cara y se dio la vuelta rápidamente para darle privacidad. Itachi soltó una pequeña risa y los tomó en una de sus manos mientras con la otra observaba la espalda del rubio.
¿Estaba bien decirle que tenían un espejo que, desde el ángulo en que estaban, dejaba ver el uno al otro? Oh, bueno, ya lo descubriría en algún momento. Se quitó la toalla con parsimonia y la dejó caer, Naruto se erizó al oírla caer al suelo. Kami, mejor ya llévame, se mordió el labio y cerró los ojos. Itachi apreció la vista en silencio y luego con ayuda de la pared se apoyó para alzar un pie y entrarlo al bóxer.
—Bien... Ya casi estoy —estaba respirando con dificultad, se sentía cansado de nuevo. Aunque el agua fría lo había ayudado, la fiebre insistía en seguir cansándolo.
Cuando estaba terminando por subírselo, soltó un chasquido y Naruto abrió los ojos, viendo entonces en el espejo, el reflejo del torso de Itachi y su cuerpo semidesnudo. Su rostro se encendió de nuevo y se giró sin avisar, por suerte, ninguno dijo nada al respecto e Itachi ya estaba vestido.
—Na...ruto —Itachi entrecerró los ojos—, siento que me duermo —murmuró.
—¡Ah! Espera, los pantalones rápido —le tendió la prenda—, sostente de mí —le dijo. Itachi le tomó palabra y lo abrazó, recargando su cuello y brazos en los hombros del menor—, no tanto...
—Lo... siento —tomó una pequeña inspiración, ¿Naruto siempre olía tan bien? El rubio se erizó al sentir la nariz del Uchiha cerca de su oreja y luego su sonrisa expandirse, la respiración pausada chocando contra su cabello no le ayudaba a pensar derecho.
—Muy bien, falta la otra pierna —Itachi la levantó y Naruto deslizó hacia arriba los pantalones. Esto no era nada como cuando vestía a Sasuke, nunca se imaginó en una situación como esa, el bochorno hacía mella con su conciencia—, genial, todo listo. ¿Puedes pararte?
—Creo... que sí —se tambaleó un poco antes de levantarse pero lo consiguió, haciendo que Naruto retrocediera un poco y tragara fuerte. ¿Había dicho ya que su jefe era sexy? Lo retiraba, era la cosa más ardiente del mundo. Seguro que si le miraba, oh, de la forma en la que ya lo estaba mirando se moría. Bueno, al menos no literal.
Pero la sonrisa de medio lado y los ojos entrecerrados del Uchiha lo dejaban sin aire.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó el azabache.
—Ah, y-yo... Sí —apartó la mirada, sorprendiendo al Uchiha porque había aceptado que le gustaba al menos físicamente. ¿Eso era bueno? Se lamió los labios y sonrió—. L-la camiseta.
—Ah, sí —se sentó en la tapa del inodoro de nuevo y estiró los brazos—, por favor —agregó.
Naruto sonrió ante la idea de que Itachi parecía un niño pequeño queriendo que hagan todo por él porque está enfermo, acomodó la camiseta y se la ayudó a poner. Una vez puesta agarró la toalla pequeña y la puso sobre la cabeza del mayor para secar su cabello, Itachi se dejó hacer. Cerró los ojos, se sentía bien, sin querer recordó cuando era pequeño y su madre hacía eso.
—La extraño mucho —soltó un suspiro, cuando encontró los ojos azules de Naruto supo que había pensado en voz alta—. Mi madre solía atenderme así cuando me enfermaba de niño, lo siento —se explicó, sin entender por que se le hacía tan fácil hablar de esas cosas con el rubio.
—Mi abuelo murió hace dos años —comentó, retomando su acción de secar el cabello del Uchiha, éste le miró con tristeza—. Sé lo que se siente perder a alguien a quien amas mucho, sé lo que se siente recordarlo en las más pequeñas cosas y... lo mucho que los extrañas —Naruto sonrió pero Itachi podía ver las lágrimas brillando en sus ojos—, no está mal y no tienes que disculparte por eso.
—Gracias —susurró, dejando caer su cabeza hacia el abdomen de Naruto, quien se atrevió a acariciar el cabello húmedo del azabache con sus manos, suaves caricias que calmaron el corazón del Uchiha—. Naruto...
—¿Sí?
Te amo, Itachi apretó los labios. ¿Acaso estaba loco? No lo conocía ni siquiera una semana y pretendía decirle algo como eso tan rápido, sacudió la cabeza y la volvió a esconder.
—Gracias, de verdad —su voz se quebró un poco, no podía decirle lo que pasó por su cabeza. Naruto sonrió enternecido y le dio un beso en la coronilla del cabello, haciendo que el Uchiha suspirara.
—Ven, tienes que descansar, tu fiebre va a comenzar a bajar pero me quedaré aquí contigo para cerciorarme. ¿Estás bien con eso? —siguió acariciando su cabello, Itachi asintió—. Levántate.
Así fue como Itachi se levantó y con ayuda del rubio caminó hasta su cama, Naruto acomodó las cobijas y lo ayudó a acostarse. Pasó su mano por la frente del pelilargo para corroborar si la fiebre había disminuido o no, y lo bueno era que sí era así. Se sentó en el borde de la cama y arropó al pelinegro.
—¿Cómo te sientes?
—Como si mamá estuviera aquí —le sonrió—, gracias Naruto.
—¿Por qué?
—Por cuidarme, nadie... Luego de mis padres nadie se había preocupado así por mí.
Podía decir que Kisame y Deidara siempre estaban al pendiente de él, pero al punto de ir a ducharlo, acurrucarlo y quedarse dispuestos a pasar la noche cuidándolo no era tan así. Se preguntó si el rubio mayor lo hubiera hecho si alguna vez se lo hubiera permitido. Incluso esa tarde agradecía que lo hubiera cuidado y alimentado, pero... se sentía diferente siendo Naruto.
—Ah, como mi madre, me refiero —agregó rápido—, aprecio el esfuerzo y el cuidado que me ofrecen mis amigos pero...
—No es igual, lo entiendo —Naruto sonrió y acarició su frente—. Itachi.
—¿Sí?
Quería preguntarle sobre su estado médico, debía ir a una consulta, aquella fiebre... No era normal, aun así, no estaba seguro cómo abordar el tema y cuando vio la hora, suspiró. Era tarde.
—Es tarde, debes descansar —sus ojos repararon las ojeras del pelinegro por un momento.
—Okay, pero no te vayas —murmuró—, por favor.
—No me iré, lo prometo —no supo por qué lo hizo pero se acercó y depositó un suave beso sobre su frente aunque las mejillas le ardieran. Itachi sonrió en medio de la inconsciencia.
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Décimo cuarto capítulo de HIPERSOMNIA.
Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, creador del manga y anime Naruto. Universo alternativo. Novela BL. Lee bajo tu propio criterio. Créditos de las imágenes a sus respectivos autores/as. Atente a las consecuencias en caso de leer.
Bien que las vengo consintiendo, eh.
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