Capítulo 11; La culpa la tiene Naruto.

—¿Moshi, moshi?

Itachi podía escuchar la voz de Naruto mientras Deidara lo ayudaba a recostarse en su cama. Tenía sueño y los ojos le pesaban pero no quería dormirse sin hablar un momento con Naruto.

—Estoy libre en la noche —aquello lo hizo fruncir el ceño. ¿Acaso Naruto tendría planes esta noche? No es como si pudiera prohibirle que lo hiciera si estaba fuera de su tiempo de trabajo, pero aun así, no podía creerlo—. ¿Porqué?

—¿Ah, sí? Dime... ¿Acaso planeas probar de nuevo mi agilidad hasta que me duelan las piernas? —Itachi frunció el ceño al escucharlo decir aquello. Claro que era su noviecito, ¿cómo pudo haberse olvidado de ese detalle? Es que era tonto—. ¿O esta vez vas a amarrarme para que no vuelva a huir de ti?

Apretó la mandíbula. 

—¿Al aire libre? —su sonrisa se tornó peligrosa.

Escuchó a Deidara cuando este tragó duro, y sentía que iba a perder los nervios. Seguramente la pervertida mente del rubio a su lado estaba malinterpretando todo, quizá se refería a... un teatro al aire libre, o algo por el estilo, como sea Itachi mantenía los ojos entreabiertos, luchando contra la inconsciencia solo para oírlo.

—Vaya, si lo dices de esa forma hacerlo al aire libre suena muy romántico —se rió también.

Itachi apretó la mandíbula. Am, tenía que ser un malentendido, ¿no? Naruto no parecía el tipo de chico que diría ese tipo de cosas tan a la ligera, claro que si hacía memoria parecía otra persona cuando estaba cerca de ese chico, como más... en confianza. A lo mejor así era, obvio.

—Joder, qué sucio —masculló Deidara, riendo bajito al ver la reacción desmejorada del Uchiha.

—Sabes que diré que sí, ni siquiera tenías que tomarte tanto esfuerzo para llamarme —Naruto estaba asomado en la ventana del cuarto y se veía tan hermoso bajo la luz de la luna que Itachi se preguntó si estaba comenzando a alucinar por la fiebre—. Pudiste mandarme un mensaje.

—¿Sí?

Hubo un momento de silencio en el que Deidara utilizó un paño que mojó en el baño para ponerlo sobre su frente. El rubio se sonrojó repentinamente y lo hizo fruncir el ceño.

—No frunzas el ceño cuando tienes el paño en la frente —masculló Deidara.

—¿Oh? ¿Por qué quieres que me vista de esa forma-ttebayo?

Itachi y Deidara giraron la cabeza confundidos. ¿Cómo quería que se vistiera? La mente transtornada de Deidara lo visualizó con un sexy atuendo de maid o quizá de zorrito, por alguna razón, coincidiendo en lo último con la mente de Itachi. Ambos apartaron la vista, sonrojados.

Quizá los pervertidos eran ellos.

—No hay modo de que sea verdad —Naruto sonrió—, pero si eso es lo que quieres, puedes contar con ello. Creéme, me veré tan irresistible que vas a querer besarme-ttebayo.

—Hmp, estoy seguro que no es lo único que querrá hacer —Deidara murmuró, riéndose.

Itachi no quería que hablara más.

—¡Que no me digas zorrito-ttebayo! Espera, ¿ese es Kiba? ¿Hola... hola? Demonios, se cortó.

Itachi tosió un poco y Naruto se giró a verlo con las orejas rojas, carraspeando mientras se preguntaba si quizá había oído el extraño apodo que tenía gracias a su estúpido amigo. 

—¡Oh! Chicos —se rió nervioso y escondió su teléfono—. Bien, veo que ya le estás tratando de bajar la fiebre, bien hecho. Ahora... Creo que deberíamos dejar que duerma un rato. ¿Quieres té? Puedo preparar y traerte uno.

—Oh, eso estaría bien. Gracias, Naruto —fue lo único que se le ocurrió decir. 

Naruto asintió y miró a Deidara, quien carraspeó.

—Bueno, yo también voy a eso —le dio un par de palmaditas a Itachi—, por cierto, hay mucho de lo que quiero que hablemos así que descansa un poco. 

—Está bien —Itachi cerró los ojos por fin. 

No podía parar de recordar las frases de Naruto una y otra y otra vez, como algo que no dejaba de aparecer en su mente. ¿Por qué tenía que ser así? Desde que ese rubio había aparecido en su vida tenía la cabeza en otro lugar, siempre. No conectaba una pera con una manzana ni dos más tres, no podía pensar en algo que no fuera lo lindo que brillan sus ojos o las curiosas marquitas sobre sus mejillas. Y como hacía que Sasuke se sintiera bien con él también, maldición. 

Había empezado a buscar una niñera para Sasuke pero incluso había llegado a pensar en casarse.

Todo era culpa de Naruto.


Cuando la llamada se cortó, Shikamaru se volteó a ver al castaño con seriedad mientras este reía y se disculpaba por haber interrumpido. Cuando el pelinegro dijo que estaba hablando con Naruto, quiso saludarlo pero accidentalmente cuando le robó el telefono al Nara, cortó la llamada.

—Lo siento, bro —se disculpó, devolviéndole el móvil—. Puedes llamarlo de nuevo.

—No, descuida, ya le dije todo lo que tenía que decir —le restó importancia, sonriendo de medio lado al recordar como Naruto ponía a prueba su paciencia todo el tiempo. Kiba ladeó la cabeza.

—Ah... ¿Por qué sonríes así? 

—Tendremos una cita mañana —se encogió de hombros. 

—Ah —Kiba asintió. Aunque le tomó un momento entenderlo—. ¡¿Qué?! ¿En serio?

Shikamaru sonrió esta vez y asintió, feliz. 

—Vaya, amigo, felicitaciones —lo palmeó varias veces, sonriendo—. Así que finalmente le dijiste. 

—Bueno, técnicamente aún no le he dicho —murmuró, avergonzado. 

—Oh, así que planeaste la cita perfecta para confesarte —Kiba sonrió. Le alegraba saber que el Nara por fin se había decidido, había creído que luego de la situación con Naruto y aquel chico, el pelinegro se habría rendido al respecto—. ¡Como siempre, todo un genio!

—¿Qué hay de ti? ¿Cómo va todo?

—Bueno, Shino no me habla y Hinata sigue molesta conmigo pero voy bien —se encogió de hombros, sentándose a un lado del Shikamaru—. Ah, Naruto también está un poco molesto dado que es mi culpa que sus padres lo echaran de casa —se rió. 

—Eres un idiota. ¿Qué hiciste ahora?

—Besé a Shino estando borracho —sus orejas se tornaron rojas—, y bueno, Hinata se molestó. 

—Va, creo que si tienen ambos razón —Shikamaru bufó—, eres muy tonto. ¿No?

—¡Estaba borracho!

—Siempre estás borracho —sacó un cigarrillo.

—Sabes que Naruto odia los fumadores.

—Si, bueno... Le diré que dejaré de fumar si me lo pide —encendió el cigarrillo—, dejaría de respirar si me lo pide. Aunque conozco a Naruto tan bien que jamás haría eso. 

—Sí, ni siquiera cuando se enoja es así —Kiba se rió—, Naruto es demasiado puro para el mundo.

Shikamaru estaba en medio de una calada cuando las palabras de Naruto regresaron a su mente, haciéndolo sonreír y negar con la cabeza. 

¿Acaso planeas probar de nuevo mi agilidad hasta que me duelan las piernas?

Claro, la última vez que se habían visto, él y el Twister habían probado su agilidad pero la forma en que Naruto lo había dicho... Joder, lo había hecho realmente pensar en cosas no tan puras.

¿O esta vez vas a amarrarme para que no vuelva a huir de ti?

Claro que puro no era precisamente la palabra en la que él pensaba de Naruto en general. Al menos eso lo sabía desde el momento en que Naruto había hecho lo que nadie más pudo: Hacerle sentir deseo.

Si lo dices de esa forma hacerlo al aire libre suena muy romántico.

Y sí, ahora su mente estaba hecha un completo lío. 

Me veré tan irresistible que vas a querer besarme-ttebayo.

Y todo era culpa de Naruto.


Apenas salió del cuarto de Itachi, siguió a Naruto hacia la cocina donde el mismo comenzó a preparar el té. Lo observó en silencio por un momento con una sonrisa. Naruto se veía tan inocente y tierno que no era algo de esperarse, aunque también estaba la posibilidad de que él hubiera malinterpretado la conversación del rubio.

—Ne, ¿puedo hacerte una pregunta? —apoyó su mejilla sobre su palma y sonrió.

Naruto se secó las manos luego de poner a hervir el agua y afirmó con la cabeza.

—¿Era tu novio... con quien hablabas antes?

—Ah... 

Naruto se puso totalmente rojo. 

—N-no. ¿P-por qué la pregunta? —Naruto le miró con confusión pero estaba completamente sonrojado, haciendo que Deidara comprendiera. Todavía no son novios—. ¿Pa-parezco gay?

—Cariño, no engañas a nadie con esa forma de ser —Deidara rió—, pero tranquilo, no te voy a juzgar. Después de todo, yo no tengo mucho de dónde decirte.

—¿Eres gay?

—En realidad soy bisexual, pero los hombres... Uff —silbó, haciendo reír al menor—. Entonces...

—Es mi mejor amigo —aún así, las mejillas rojas de Naruto confundieron al mayor.

—Pero...

—Bueno, su plan perfecto es... "Tú, yo, comida, velas, un lindo atardecer" —sus orejas se pusieron rojas, y Deidara sonrió ante eso.

—Suena como a una cita para mí —se cruzó de brazos. 

—¡¿Verdad?! —Naruto escondió su rostro entre sus brazos y apoyó la frente en la mesa—. Además me dijo que debía ponerme tan lindo como si fuera a tener una cita con el chico que me gusta. 

—Así que sí eres gay...

Naruto alzó la mirada y asintió, cerrando los ojos. Deidara se preguntó entonces qué razón tenía Naruto para sentirse tan avergonzado de su orientación sexual pero supuso que algo debía haber sucedido para haber llegado a ese punto, aun así, lo único que hizo fue poner su mano en la mejilla del rubio menor y forzarlo a mirarlo a los ojos, sonriendo.

—Está bien que lo seas, Naruto, no dejes que nadie nunca te diga cómo debes de sentirte ni con quien, ¿okay? —Naruto asintió torpemente y Deidara afirmó su gesto—. Muy bien, volviendo al tema... ¿Qué planeas ponerte entonces para deslumbrar a ese chico que te gusta?

Por alguna razón no conocida, la imagen de Itachi cruzó la mente de Naruto antes de que negase con la cabeza, poniéndose tan rojo como la fruta favorita del Uchiha menor. 

—¡No lo sé! —se quejó—. Cuando le dije...

Creéme, me veré tan irresistible que vas a querer besarme-ttebayo.

—¡No puede ser! ¿Y si no voy? Puedo decir que Itachi se enfermó y debo cuidar de él —volvió a recostarse sobre la mesa—. No hay modo de que él quisiera besarme ni aunque me vea como una Victorious secret. Oh, pero en qué estaba pensando cuando le hablé así, seguro creerá que soy un rarito.

—Ey, ey —lo agarró del hombro y le dio un par de palmaditas—, no digas eso. Naruto, cualquier hombre haría lo que fuera solo por tener un besito tuyo, no me imagino lo que harían por tu amor. ¡Por dios, incluso yo! 

Naruto parpadeó.

—No te menosprecies, y ahora mismo iremos a ver qué ropa tienes, ¿sí? Déjamelo a mí, te haré ver tan irresistible que incluso Itachi moriría por ti —afirmó, con una sonrisa. Naruto creyó por un momento que con su última frase, un destello de tristeza fue visto en los ojos azules del Tsuchikage pero al recapitular, su rostro explotó—. Ahora tomemos ese té y manos a la obra. 

Naruto carraspeó y se levantó para ir por el té, justo cuando Sasuke entraba en la cocina con Izumi detrás de él. Sasuke le hizo una mueca a Deidara pero fue con él, cualquier persona incluyendo el molesto demonio rubio era mejor que pasar tiempo con Izumi. 


—Sí, ni siquiera cuando se enoja es así —Kiba se rió—, Naruto es demasiado puro para el mundo.

"Puro", Shikamaru había negado con la cabeza mientras sonreía antes de darle una nueva calada a su cigarrillo. Esa no era precisamente la palabra en la que él pensaba de Naruto en general. Al menos eso lo sabía desde el momento en que Naruto había hecho lo que nadie más pudo: Hacerle sentir deseo. Ahora su mente estaba hecha un completo lío y todo era culpa de Naruto.

—Eh, tío, ¿tan temprano y ya pensando en cosas sucias? —Kiba lo jaló del mechón de cabello que le sobresalía de la frente. Shikamaru parpadeó un momento y lo giró a ver. 

—Idiota —le gruñó, mientras se soltaba la coleta alta para poder acomodarla. 

—Mañana usarás el cabello así, ¿no es verdad?

—A Naruto le encanta cuando me lo dejo suelto —se encogió de hombros, mientras se ataba la coleta de nuevo. Kiba lo miró fijamente por un momento y luego suspiró. Después de todo, los sentimientos de Shikamaru no eran algo nuevo.

—Tú solo conseguirás que te rompan el corazón —advirtió de mala gana—. Si Naruto estuviera interesado en ti todavía no habría huido aquella vez, ¿y si no va mañana qué harás? ¿Lo mismo que hiciste la última vez?

—...

—Eso pensé —Kiba suspiró—. No quiero arruinar tus ilusiones pero como tu amigo es mi deber ponerte los pies sobre la tierra de vez en cuando. Escucha, Naruto es dulce y muy inocente, incluso me atrevería a decir que es tan denso como torpe pero también es mi amigo. No quiero que se lastimen el uno al otro, así que...  

—Me retiraré lentamente —fue lo que respondió entonces, Kiba frunció el ceño, y Shikamaru clavó el cigarrillo en la calle—. Si Naruto me rechaza de nuevo, yo... Aceptaré el trabajo en Norte américa y viviré mi duelo, conoceré a alguien más y seguiré con mi vida dejando a un lado al amor de mi vida para siempre, para que él pueda ser feliz —alzó la vista, suspirando. 

Como desearía ser una nube a veces...

—Parece que ya lo tenías bastante planeado —se quejó el Inuzuka. 

Shikamaru alzó los hombros. 

—Bueno, eso es lo de menos, espero que no me rechace —se rió. 

—Claro...

—Al menos finge que crees que tengo una oportunidad —masculló. 

—Sí, sí creo que la tengas, pero eso también me asusta... Como sea, ¿has dormido últimamente?

Shikamaru decidió que era hora de encender un nuevo cigarrillo. 

—Tomaré eso como un no —murmuró una vez lo vio encenderlo, y suspiró. 

Shikamaru tenía problemas de sueño. Imnsonio, para ser exactos, la tenía más o menos desde que se conocían, al menos sabiendo de su condición pero Kiba creía que era algo más allá. 

Creía fielmente que la razón por la que Shikamaru no podía conciliar el sueño era solo una. 

Y la culpa era Naruto.


—Veo que el sirviente sabe preparar té, me alegra porque realmente me urge uno —sonrió. 

—Izumi —Deidara recibió la taza que le tendió el rubio menor—, lamento informarte que tendrás que preparar tu propio té porque este ya se acabó —le sonrió falsamente. Naruto apretó los labios.

—Puedo poner otro si quie-

—No, Naruto, tú y yo tenemos cosas que hacer —le replicó, obligándolo a volver a la silla cuando vio sus intenciones de levantarse—, mucho más importantes que atender a esta chica en perfecto estado. Creéme, su condición mental es severa pero no es grave, de todos modos, aún siguen buscando la cura —se encogió los hombros. 

Izumi tomó una inspiración fuerte pero solo sonrió debido a la mirada que Sasuke le estaba dando. No era tan tonta como para hacer algo que hiciera al menor de los Uchiha molestarse.

—¿Cómo está Itachi?

—Mejor, ahora que no tiene que ver tu estúpida cara —meneó la cabeza. 

—Deidara... Veo que sigues igual de bastardo como siempre, ¿tu padre aún no responde por ti?

El mayor apretó la mandíbula mientras la veía fijamente. 

—Me temo que pronto dejaré de ser Tsuchikage —afirmó, e Izumi arqueó la ceja—, me convertiré en de Uchiha muy pronto —le guiñó el ojo. Naruto trató de no ahogarse con su té cuando lo oyó. 

¿Es que estaba loco? No se imaginaba como podía decirle eso sabiendo que ella era la esposa.

—Sueñas mucho, querido, pero supongo que es lo único que puedes hacer con tu pésimo estatus social —sonrió falsamente y miró a Sasuke—. Sasuke-kun...

—Cállate, así me dice la tabla... Sakura —corrigió. Debía dejar de pasar tiempo con Ino. 

—Sasuke, creo que tienes que dejar de frecuentar a Ino.

Y Naruto era bruja, Sasuke podía sentirlo.

—Ahora no, dobe —se cruzó de brazos—, sigo molesto contigo. 

—¿Y ahora qué hice? —suspiró.

Deidara se encogió de hombros.

—¡Me dijiste algo imposible! Además creí que estarías cuidando al gay —bufó. 

Los tres adultos fruncieron el ceño pero dos de ellos escupieron el té que estaban bebiendo. 

—¡¿Qué?!

—Que estarías cuidando a Itachi —el menor frunció el ceño al verlos reaccionar de esa forma. 

¿Qué onda con los adultos? Parecían todos estresados cada vez que usaba esa palabra, aun cuando Itachi dijo que no era algo malo ni un insulto. No entendía por qué se sorprendían. 

—Según... ¿quién? Itachi no es gay —dijo Izumi, cruzándose de brazos.

Deidara tosió ligeramente y Naruto meneó la cabeza. 

—¿Cómo que no? 

—Eh, Sasuke, no creo que este sea el momento para una clase de sexualidad —comentó Naruto. 

—¿Sex, qué cosa? —ladeó la cabeza, chasqueando la lengua al no poder decirlo bien. Naruto se rascó la mejilla incómodo. 

Izumi exhaló con fuerza.

—Sasuke, te hice una pregunta. 

—Ah, sí —Sasuke hizo memoria de cuando fue la primera vez que escuchó aquella pregunta y miró a Naruto, señalándolo—. Todo es culpa de Naruto. 

Deidara se ahogó de la risa al ver el rostro descompuesto de Izumi y Naruto quiso que lo tragara la tierra. ¿Debería comprarse una visa y cambiarse el nombre? Oh, luego de vivir tanto con su madre y hermana, Naruto sabía que tan mala idea era hacer enojar a una mujer. Y podía ver muy bien lo enojada que estaba Izumi Uchiha en ese momento. 

¡Y Sasuke como había dicho eso! Prácticamente lo había echado al agua sin saber nadar. 

Kami, ¿debería hacer los arreglos para su funeral pronto? Ojalá que alguien lo rescara pronto. 

—Um, pero Itachi dijo que estaría bien salir con un caballo —aclaró el menor al notar el ambiente—. No estoy muy seguro por qué haría algo como eso, pero supongo que se refería a un hombre muy fuerte. ¿Verdad, dobe?

—Naruto está seguro que Itachi es un cemental —se burló Deidara.

Naruto se puso rojo al entender la referencia. 

—¿Qué es un cemental? —Sasuke ladeó la cabeza.

Izumi apretó la mandíbula.



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Décimo primer capítulo de HIPERSOMNIA.

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, creador del manga y anime Naruto. Universo alternativo. Novela BL. Lee bajo tu propio criterio. Créditos de las imágenes a sus respectivos autores/as. Atente a las consecuencias en caso de leer.

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