Sanando nuestras culpas
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Esta es una historia de dos capítulos inspirada en hechos reales, aunque no tan drásticos como los que aquí se narran. Trata sobre Itahina la primera parte y Sasuhina la segunda.
Llevaba mucho tiempo frente a la camilla de aquella fría habitación de hospital. Ella permanecía inconsciente, mientras que él apretaba los puños al igual que la mandíbula. La odiaba, la detestaba por ser la responsable de su pérdida y la de su familia.
Los Uchihas, literalmente desheredaron a su hermano mayor, desde que anunció la cancelación del próximo matrimonio con Izumi, la novia con la que fue prometido desde que era niño. Itachi se había ido del país a estudiar su carrera de arquitectura y cuando regreso, comenzó a compartir tiempo con Izumi. Todo parecía ir bien, incluso las dos familias pensaron que a pesar de ser un matrimonio arreglado, los jóvenes habían creado sentimientos amorosos entre ambos y en realidad, así fue, sólo que nada más por parte de Izumi, ya que Itachi simplemente seguía las órdenes impuestas por las familias.
Itachi deliberadamente se propuso aplazar el matrimonio y a la edad de veintiséis años, ya no pudo continuar haciéndolo, no quedándole mas remedio que fijar la fecha de la boda. El triunfador hijo mayor de Mikoto y Fugaku, no se veía feliz, él, apenas sonreía a su madre y en ocasiones a Sasuke, su hermano menor, el mismo por el cual hubiera dado su vida de ser necesario. Sasuke no podía evitar sentirse triste por Itachi, no obstante, el mayor nunca se quejó ni renegó por su suerte... y quizás hubiera continuado así, de no ser por la estilista con la que se recortó un poco el cabello mientras esperaba por su futura esposa en el centro comercial.
La chica era una simple empleada sin renombre ni familia y por supuesto, sin fortuna. Ella vivía en un modesto apartamento y se ganaba la vida con su sueldo y las propinas de los clientes que asistían al salón.
El cambio en la actitud de Itachi, fue muy notorio, el estoico hombre de rasgos serios, comenzó a verse sonriente, inclusive, bromeaba con su hermano. Sus padres creyeron que finalmente le había despertado el interés por la futura unión y no pusieron mucha atención a los cambios, hasta que la misma Izumi fue a quejarse con ellos por el distanciamiento que Itachi había tenido con ella los últimos dos meses.
A la hora de la cena y a sólo un mes de la boda, Itachi les informo que no se casaría. La noticia cayó como balde de agua fría sobre la familia. El joven incluso les dejo saber que ya había terminado con Izumi y aunque la chica no lo tomó bien, él no pensaba dar marcha atrás... ¿el motivo de todo? Simple, la estilista de la que se había enamorado.
Fugaku se puso furioso y por primera vez en su vida, le dio un golpe a su primogénito. Mikoto interfirió, e intentó que el joven entrará en razón, pero nada funcionó. Sasuke se quedó asombrado de la obstinación de su hermano y también le reprochó su actitud, siendo el momento en que Itachi les confesó la verdadera razón. La molestia de la familia fue mucho más grande, algo que ya se veía venir, sin embargo, creyó que Sasuke lo apoyaría moralmente y no lo hizo.
Fugaku le gritó que si no cumplía con su palabra de matrimonio, se olvidara de ellos y de la fortuna Uchiha. Pensaron que eso lograría convencerlo, no obstante, él no cambio de opinión. Esa noche recogió sus pertenencias y antes de marcharse, los miro con los ojos tristes, los cuales hasta ese día, les era imposible olvidar—Gracias por todo lo que me dieron, por hacer de mi un hombre de bien—agradeció con sinceridad.
—Espero que cuando te des cuenta de tu error, no vengas a suplicar que te recibamos de nuevo... esa mujer debe ser una trepadora y apenas sepa que te quedaste en la calle, te abandonará como lo hacen las de su clase—soltó Fugaku.
—¿Es tan difícil ver que por primera vez en mi vida me siento feliz...? Ella me da vida, me hizo un humano de nuevo dándole sentido a mi oscura y solitaria existencia—aseguró el primogénito.
—¡Tonterías!—grito el patriarca—Y te recuerdo que una vez que pases esa puerta, estarás muerto para mí—duras palabras que llenaron de melancolía el corazón del muchacho. Sentía mucho respeto por sus padres y le dolió saber que no contaría con ellos nunca más.
—¡Hijo! Por favor recapacita, perderás todo por alguien que no es de tu misma clase—Mikoto también trató de persuadirlo sin obtener resultados—Tu padre tiene razón, ella seguramente te dejará cuando se enteré que ya no tienes fortuna.
—Si la conocieran, no hablarían así de ella—les dijo con determinación—Es triste ver cómo ustedes no comparten mi felicidad, la cuál esta al lado de la mujer que juzgan tan a la ligera sin conocerla... No esperaba que lo aceptarán fácilmente, incluso me adelanté a lo peor y desocupe mi oficina en la empresa, sin embargo... esperaba un poco de comprensión de ustedes dos—Sasuke agachó la cabeza, dado que él pensaba igual a su padre—No obstante y aunque ahora lo duden, yo si los quiero y si les interesa, pueden visitarnos cuantas veces lo deseen, mi pequeña y yo, estaremos complacidos de recibirlos. Ella no acostumbra juzgar a las personas sin antes conocerlas—sin decir nada más, los miro a los tres y les asintió con la cabeza en forma de despedida. Esa fue la última vez que lo miraron con vida.
Tres años transcurrieron sin verlo, incluso pretendieron que no existía, aunque por dentro, los tres sentían la amargura por no verlo ni saber nada sobre él. Fue así, hasta la madrugada de ese día. La mansión Uchiha se encontraba en completo silencio, hasta el momento en que los celulares sonaron y pronto se escucharon los gritos de la matriarca.
Los tres arribaron al hospital encontrándose con Tsunade y Sakura, esta última fue quien llamó a Mikoto, en cuanto se percató que era Itachi quien ingresó en muy mal estado, lamentablemente, sólo duró unos minutos con vida y al igual que el atacante, también falleció.
—¿Donde lo tienen?—preguntó Sasuke intentando mostrarse fuerte y aún renuente a convencerse de la oscura y dolorosa realidad.
—Sigan a Sasori, él los llevará a dónde se encuentra su cuerpo—Mikoto soltó un sonoro sollozo, al escuchar lo último y tuvo que ser sostenida por su esposo.
El enfermero pelirrojo los condujo hasta una habitación el la cual aún permanecía el cuerpo inerte y sin vida del que algún día fue, el prodigio de la familia Uchiha. Sasori salió dándoles privacidad. Mikoto corrió hacia él y lo estrujó contra su pecho negándose a soltarlo. La mirada que les dio la última vez que lo miraron con vida, la perseguía en todas sus pesadillas. El dolor era demasiado grande para poder soportarlo, ella era su madre, la misma que lo quiso desde que lo sintió dentro de su vientre y lo amó más cuando lo sostuvo en sus brazos el día que nació. Ella, la persona que se suponía debía haber dado su vida por él, lo abandonó a su suerte y le dio la espalda cuando más la necesitaba. La vida le estaba cobrando muy caro su imperdonable error, nunca debió dejarlo irse, debió apoyarlo, de haberlo hecho, quizás en esos momentos, no tuviera que sostener el cuerpo sin vida de su bebé. La imprecisión fue tal, que todo se volvió negro y ya no supo nada de ella.
Sasuke la sostuvo y llamó a Sakura, quien de inmediato se encargó de la matriarca Uchiha. El azabache regreso a donde tenían a su hermano y se encontró con la escena que nunca creyó mirar en toda su vida. Fugaku se hallaba de rodillas sosteniendo el cuerpo de Itachi, mientras lloraba amargamente. El dolor de perder a su hijo, logró derribar al soberbio e inquebrantable hombre.
El azabache menor no intervino y derramó gruesas lágrimas. Él, al igual que su madre, sintió el peso de la culpa contra sus hombros. Le dio la espalda a su hermano y se negó a verlo por tres años, incluso cuando Itachi les ofreció visitarlo. Durante los primeros días de su partida, se convenció a si mismo que pronto regresaría y que él, le ayudaría con su padre para ser recibido de nuevo, no obstante, su hermano no regreso y tampoco los llamó en busca de ayuda económica. Las múltiples ocupaciones en la empresa, como sus romances ocasionales, pronto fueron más importantes dejando de lado la ausencia del azabache mayor y ahora solo lo volvía a ver sin vida. Ya nunca podría pedirle perdón, ni volvería a compartir sus triunfos, penas y alegrías.
Mirando el deteriorado estado de sus padres, tuvo que ser Sasuke quien se encargó de los trámites funerarios, no obstante, necesitaba dar con el, o la responsable de la muerte de su hermano y como al medio día, se reunieron con un detective de la policía, el mismo que estaba encargado del caso.
—Mi nombre es Jiraya... siento mucho su pérdida—los tres asintieron—Itachi estuvo trabajando con nosotros como infiltrado en una organización delictiva comandada por Orochimaru, un cruel traficante de órganos.
—¿Como que mi hijo era un infiltrado? ¿Como pudo ser posible?—preguntó Fugaku aún desconcertado por dicha información ¿que mas ignoraba de su hijo?
—Tres años atrás, Itachi entró en la policía de Konoha y en poco tiempo graduó con honores, él era uno de nuestros mejores elementos y poco a poco, demostró su capacidad convirtiéndose en la mejor opción al momento de trabajos de infiltración, lo que nos condujo a ofrecer entrar al caso de la organización culpable de tráfico de órganos humanos—los tres Uchihas se quedaron sorprendidos y continuaron escuchando—Durante los primeros meses, todo marchaba de acuerdo a lo planeado, no obstante, las cosas comenzaron a salirse de control, cuando Orochimaru conoció por casualidad a la esposa de Itachi.
—¡Lo sabía! Sabía que esa mujer había tenido algo que ver con su muerte... Dejeme adivinar, ella se enredó con ese delincuente y fue así como lo descubrieron ¿no es cierto?—cuestionó Sasuke recibiendo una mirada de incredulidad por parte del detective.
—Se equivoca, las cosas no fueron así—Mikoto y Fugaku aún sopesaban lo dicho por el detective. Itachi se había casado con esa joven a la que aseguro amar y por la que renunció a todo lo que tenía—Como les decía, Orochimaru terminó obsesionado por la señora Hinata y se propuso tenerla a cualquier precio. Itachi mantuvo a su esposa protegida durante un tiempo, en el cual logramos arrestar a la mayoría de los cómplices delictivos, no obstante, Orochimaru no fue fácil de mantener a raya y pronto descubrió que la mujer que deseaba tener, era la esposa de su supuesto socio, alías Itachi... en estas últimas dos semanas Itachi logró reunir las pruebas incriminatorias que pondrían a ese delincuente tras las rejas. Todo estaba listo y ya teníamos la orden del fiscal para arrestarlo—Jiraya suspiro sintiendo culpa por no haber podido evitar el triste desenlace.
—Si todo estaba listo ¿porque mi hijo término asesinado?—inquirió Mikoto tratando de darle una explicación a su inmenso dolor.
—Orochimaru ató cabos y pronto se enteró de la participación de Itachi, esto último, anudado a la obsesión que tenía por su esposa, lo llevaron averiguar el lugar donde vivían... lamentablemente, Itachi no lo vio venir hasta que no fue demasiado tarde—Jiraya dudó por unos momentos en continuar, puesto que la familia Uchiha, parecía haberse forjado una opinión equivocada de la esposa del muchacho, no obstante, ellos continuaban a la espera del desenlace.
—Continúe y por favor, no omita nada—pidió Fugaku.
—Itachi fue llamado para encargarse de Kabuto, la mano derecha de Orochimaru. Nos avisaron que ese tipo se encontraba escondido en un edificio abandonado y mantenía rehenes... Las negociaciones duraron mucho tiempo y cuando finalmente Kabuto se entregó, le confesó a Itachi que todo había sido una trampa de Orochimaru, con el fin de alejarlo de su esposa. Su hijo no nos dijo nada y decidió ir solo a la guarida de ese delincuente. Uno de sus compañeros sospechó de su repentino cambio y se dispuso a seguirlo y fue gracias a él, que llegamos antes que también la señora Hinata perdiera la vida.
—¿Ella si sobrevivió?—la molestia de Sasuke fue muy evidente ¿como era posible que su hermano estuviera muerto y ella aún respirara? Maldita mujer.
—Así es, Itachi dio su vida para protegerla—los tres Uchihas los miraron con diferentes expresiones—Orochimaru estaba desquiciado y decidió que mataría a la esposa de Itachi, incluso la hirió con un cuchillo antes que él llegara. El plan era asesinarla frente a él, sin embargo, siendo su hijo el detective mas listo, logró estropear el plan y fue entonces que Orochimaru al verse perdido, descargó el arma contra de la joven, siendo Itachi quien recibiera la mayoría de los impactos al colocarse frente a ella. El demente se acercó furioso, dispuesto a terminar con lo que empezó y aún con las pocas fuerzas que le quedaban, su hijo le clavó una navaja en el cuello, poniéndole fin a su vida... Gaara, quien fue el compañero de Itachi, llamó a la ambulancia y se encargó de mantenerlos con vida, no obstante, su hijo sólo pedía que atendieran a su esposa, ella también recibió dos impactos y en este momento deben estarla operando.
—¿Su vida corre peligro?—la pregunta surgió de Mikoto. No tenía idea del porqué, pero sintió la necesidad de saber sobre su salud, a pesar de haberla odiado por alejar a su hijo de ellos.
—Perdió mucha sangre y los médicos aún no saben si sobrevivirá las cirugías—los tres Uchihas salieron de nuevo a los pasillos del hospital con Jiraya siguiéndolos. Se acercaron a la sala de espera y miraron a una médica ser abordada por un hombre de cabello rojo.
—¿Cómo está Hinata?—la atención de todos se dirigió a la fémina y a lo que respondería.
—¡Miren! Ahí esta Gaara—señaló Jiraya y también se acercó a la medica de nombre Temari.
—Ella sobrevivió las cirugías, logramos extraer las balas y le suministramos transfusiones de sangre, no obstante, su estado es crítico y sólo nos queda esperar a que logre despertar, por ahora esta en coma—la fémina abrazó a Gaara pues el detective se vio muy afectado y Temari era su hermana mayor. Ella conocía a Hinata y también se sentía impotente ante el golpe que recibiría si lograba despertar. Ni siquiera sabía como le iban a decir que Itachi no sobrevivió.
—Le prometí a Itachi que los mantendría a salvo—Gaara pareció reaccionar y volvió a encarar a la médica casi en pánico—¿Y como están los niños? Dime que están bien, dime que lograron nacer con vida—Temari sonrió y palmeó el hombro de su hermano.
—Los gemelos nacieron en perfecto estado y ahora están en los cuneros—tanto Gaara como Jiraya suspiraron con alivio y al mismo tiempo, sintieron tristeza, dado que el padre de esas criaturas no estaría presente en sus vidas. El chico estaba tan feliz por la llegada de esos niños, que prácticamente hablaba de ellos todo el día. Aún sintiendo la muerte muy de cerca, su única preocupación era ella, la mujer que tanto amaba y antes de caer inconscientes, la besó en los labios asegurándole que todo estaría bien y que debía ser fuerte por sus dos angelitos.
—¿Bebés? ¿Mi hijo sería padre?—en ese momento, tanto Gaara como Temari miraron hacia las tres personas que los veían con incredulidad. El pelirrojo frunció el ceño ante el parecido de esas personas con su amigo. Itachi no hablaba mucho sobre su familia, sólo se limitó a decir que no lo veían desde tiempo atrás, fue Hinata quien les contó que ellos no aceptaron su relación con Itachi y terminaron desheredándolo. La ojiperla siempre se culpo por eso, no obstante, ellos eran muy felices y parecían estar hechos el uno para el otro.
—Así es, a ese hecho se debió el último acto de Orochimaru, no sólo quería dejar a Itachi sin esposa, sino que pensaba robarse los niños—aclaró Jiraya—¡Gaara! Ellos son los padres y el hermano de Itachi y este es Gaara, el compañero y amigo de su hijo—se saludaron en automático, dado que los Uchihas aún no salían de la impresión que les causó saber que Itachi iba ser padre.
—Ese demente pretendía someter a Itachi, mientras abría el vientre de Hinata sin darles muerte hasta que hubiera concluido su macabro plan—soltó Gaara, agradeciendo a Dios por el fracaso que tuvo Orochimaru.
—¡Gaara Temari! ¿Porque no me avisaron antes?—una llorosa rubia se acercó al detective y a la médica—¿Como está Itachi, Hina y mis ahijados?—Gaara la abrazó contra su pecho—¿Que sucede? Ellos están bien ¿verdad? ¿Verdad que si Temari?
—Mi amor trata de calmarte, recuerda al bebé—el pelirrojo tocó el apenas abultado vientre de la chica, puesto que ella se ponía cada vez más ansiosa.
—Los niños nacieron bien y en este momento deben estar en los cuneros... Hinata resistió la cirugía para extraer las balas, también la cesárea, pero cayó en coma—la joven dejó caer las lágrimas y se aferró más a su esposo—Lamentablemente, Itachi no sobrevivió—los Uchihas se sentían ajenos a la pesadilla que aparentemente vivían las personas con las que convivió Itachi los últimos años de su vida y que al parecer, lo apreciaban mucho.
—No... ¿que será de Hina? Ella no lo soportará, la conozco y se que no podrá seguir adelante sin él—la joven de nombre Ino, era la mejor amiga de Hinata, ambas crecieron juntas en un orfanato y a temprana edad, aprendieron cosmetologia pudiendo así, valerse por si solas. Las dos trabajaban en el mismo salón y cuando Itachi entró a la policía, Ino conoció a Gaara. En poco tiempo se hicieron novios y un año atrás contrajeron matrimonio.
—Es ahora cuando más nos va necesitar, debemos estar con ella cuando despierte, porque lo hará... estoy segura que logrará recuperarse por sus niños—Temari hizo a un lado su propia tristeza y se dedicó a darle ánimo a su cuñada.
—¿Puedo verla?—Temari le explicó que aún no era el momento—¿Y a los niños?
—Claro... ven conmigo, con permiso—Temari avanzó con Ino siguiéndole de cerca. Ino notó la presencia de los Uchihas y no fue difícil deducir que eran los familiares de Itachi, sin embargo, los ignoró. No tenía intención de ser amable con personas tan crueles y soberbias.
Mikoto siguió a las rubias con la mirada y se llevó las manos al pecho. Sabía que no tenía ningún derecho, pero quería mirar a esa criaturas, ellos eran lo único que le había quedado se su primogénito. Fugaku, aunque un poco más escéptico, sintió lo mismo que su esposa ¿Que pasaría con esos niños si la madre tampoco sobrevivía? Aunque sentía mucho despreció hacia la mujer que elijo su hijo, no pudo pasar por alto lo dicho por el detective. Itachi la amaba tanto, no era sólo un capricho como pensaba anteriormente. Él nunca regresó a pedir de nuevo su lugar en la familia y contrario a lo que creía, esa mujer se quedó a su lado sin importarle que no tuviera fortuna.
Sasuke caminaba de un lado al otro mientras sus pensamientos estaban fuera de control. Tenía una mezcla de sentimientos encontrados y no lograba ponerlos en orden, no obstante, continuó culpando a esa mujer por alejar a su hermano de ellos.
Gaara y Jiraya se despidieron de los azabaches y ellos se quedaron un poco mas mientras llegaba el encargado de realizar el proceso funerario. Mikoto les dio aviso a sus hermanos sobre la muerte de su primogénito y ellos aseguraron ir a darle el último adiós. No se lo dijeron abiertamente, pero sabía que la culpaban por darle la espalda a su hijo, especialmente Izuna, su hermano menor.
—¡Sasuke!—lo llamó Sakura, quien trabajaba como médica en el hospital y la cual mantenía una relación de índole sexual con el Uchiha—¿Todavía por aquí?—la chica se quedó pensando al ver a Mikoto llorando y supuso porque aún no se iban—¿Quieren que los lleve a ver los gemelos de Itachi?
—¿Puedes hacerlo?—Mikoto se adelantó y sostuvo las manos de Sakura con el rostro llenó de esperanza.
—Bueno, no puedo dejarlos entrar por la seguridad de los infantes, pero se los puedo mostrar por la ventana—Mikoto asintió y los tres siguieron a la pelirosa. Una vez llegaron a las ventanas, pudieron mirar una considerable cantidad de cuneros. La enfermera que los cuidaba miró hacia Sakura y esta le indicó que acercara los contenedores donde tenían a cada uno de los gemelos.
Ver a esos indefensos bebés, rompió lo último que quedaban de los patriarcas Uchiha. Mikoto lloraba sin contenerse y Fugaku discretamente se limpiaba las mejillas. Pensar por lo que tuvieron que pasar aún sin nacer y saber que no tendrían a su padre con ellos, los hizo querer regresar en el tiempo.
—Son perfectos—repuso la dama Uchiha. Los niños tenían la piel blanca y el cabello negro, era como ver a Itachi de bebé.
¡Miren...! Abrieron los ojos—los Uchihas al igual que Sakura fruncieron el ceño. A pesar de ser muy similares a Itachi, sólo uno de ellos mostró los ojos negros, mientras que el otro, tenía un exótico color perla, con un toque lila. Nunca antes miraron ese color de orbes y no sabían que pensar—Quizás con el tiempo se vuelvan negros al igual que los de su hermano—añadió Sakura, dado que a veces pasaba eso.
...
Cuando finalmente les entregaron el cuerpo de Itachi, Jiraya les informó que contaría con todos los honores por ser parte de la policía. El detective unido a Kakashi otro compañero cercano de Itachi y Gaara, les pidieron esperar unos días, con la esperanza de que la viuda lo pudiera ver una última vez. Lamentablemente, el plazo terminó y ella continuó dormida.
El día del entierro, todos los compañeros de Itachi y de su esposa, estuvieron presentes, al igual que la familia Uchiha. Los compañeros de la policía dispararon las armas en señal de respeto. Todo fue muy triste y peor aún, por saber que los únicos ausentes eran las personas más importantes en la vida del muchacho... su esposa e hijos.
...
Los días posteriores a la muerte de Itachi, Sasuke se vio atiborrado de obligaciones, pues Fugaku cayó en una fuerte depresión, dejando todas sus labores de lado, ya no le importaba su fortuna, ni su empresa, después de todo, una parte de vida ya no estaba y lo único que lo mantenía cuerdo, eran los momentos en que veían a sus nietos a través del cristal.
El día después al funeral, Ino y Gaara llevaron a los niños a la habitación dónde colocaron a Hinata. Ella había respondido bien a los tratamientos y sus heridas sanaban sin ningún percance, sin embargo, ella continuó sin abrir los ojos.
Apenas habían colocado los niños a cada lado de la madre y la puerta se abrió dejando ver al matrimonio Uchiha. Ellos no conocían a la esposa de Itachi y esa sería la primera vez que entraban a verla. Gaara asintió en modo de saludo y la Yamanaka rodó los ojos. Días atrás, mantuvo una disputa con ambos y los acusó de estar ahí a diario para ver como Hinata moría y ellos se llevaban a los niños. La pareja aceptó las acusaciones sin defenderse, después de todo, era lo menos que merecían. Les advirtió que sobre su cadaver dejaría que le quitaran los niños a Hinata. Afortunadamente, Gaara intervino y los cuatro tuvieron una conversación seria. Los Uchiha aseguraron que sólo querían visitar a los niños y a la madre, incluso ofrecieron buscar especialistas para que la evaluaran.
Fugaku sorprendió a todos, incluso a su esposa, cuando le pidió a la pareja contarles sobre la vida de su hijo. Verlos llorar con las narraciones y las fotografías en el celular de Ino, logró ablandar a la rubia, no obstante, se negaba a que estuvieran cerca de su amiga, de todos modos, Hinata no tenía nada que ver con ellos y no veía el motivo de tal visita.
—Tsunade nos dijo que estaban aquí—Mikoto miró la camilla y de nuevo su pecho dolió. La joven madre se mantenía dormida, con diferentes cables conectados a su frágil cuerpo. Ella se mantenía ajena a todos, incluso a los dos niños tan necesitados de su calor. Fugaku se percató de lo joven que se veía y no pudo evitar recordar las palabras de su hijo la última vez que lo vieron...Mi pequeña y yo estaremos encantados de recibirlos.
[...]
Hinata poco a poco abrió los ojos seis días después de la muerte de Itachi. Sin lograr enfocar el lugar donde se encontraba, escuchó una voz femenina.
—¡Por todos los cielos Hinata!—la fémina realizaba un chequeo y notó que los signos vitales habían cambiado. Su experiencia le dijo que en breve, abriría los ojos y no se equivocó—Por fin despiertas, ya nos tenías preocupados—Shizune oprimió el botón llamando al personal médico y también a su mentora, a Tsunade Senju.
La ojiperla se encontraba muy mareada y no logró pensar con claridad. Las voces se escuchaban lejanas mientras le retiraban los cables y las mangueras de oxígeno.
—¿Como te sientes?—Tsunade le abrió los ojos y los iluminó con un pequeño foco—¿Sientes dolor en alguna parte de tu cuerpo?—negó ligeramente con la cabeza, ya que ni siquiera supo lo que le habían preguntado. Se recostó en la camilla y cerró los ojos por unos segundos.
Todo estará bien, cuida bien de nuestros angelitos—¡Itachi...! ¿Dónde está Itachi?—en pánico llevó sus temblorosas manos a su vientre y comprobó con horror que ya no lo tenía—¿Donde están mis hijos? ¡ITACHI! ¿DONDE ESTÁS?
—¿Que pasa?—Temari llegó corriendo apenas se enteró que su amiga había despertado y al verla así, temió que se alterara mucho más en cuanto supiera lo de Itachi.
—¿Donde están mis hijos y mi esposo?—la joven comenzó a sentirse muy cansada y cuando giró su rostro, se percató que Tsunade inyectó algo en la via intravenosa, después todo se volvió oscuro.
...
Horas más tarde, Fugaku y Mikoto escucharon los gritos provenientes de la habitación donde se hallaba la esposa de su hijo. Preocupados se acercaron y miraron por la ventanilla de la puerta. La joven ya había despertado y era claro por la presencia de Jiraya, Gaara y Kakashi que ya le habían dado la noticia.
Ella lo intuía, estaba renuente aceptarlo, pero recordaba perfectamente lo sucedido esa fatídica madrugada. Aún podía sentir el dolor de la puñalada que le dio ese tipo, anudado a los dolores del parto. Luego todo se volvió desastroso. Los disparos entrando en su hombro y brazo e Itachi cubriéndola con su propio cuerpo. Sus orbes perdían el brillo y le sangraba la boca. Ella negó innumerables veces, pero luego del último beso, la consciencia la abandonó.
—¡Mira quienes están aquí!—la puerta se abrió dejando entrar a Ino seguida por Gaara, cada uno sostenía un bebé y pronto supo que eran sus angelitos. Se limpió las lágrimas y se incorporó lo más que pudo para recibirlos.
—¿Ya pensaste en el nombre que les pondrás?—cuestionó Gaara y la ojiperla se quedó pensando. El plan inicial era nombrarlos Neji, como su primo, el cuál falleció junto a toda su familia y el otro se llamaría Hiashi, como su padre, no obstante y dadas las circunstancias, cambiaria el segundo.
—Esté se llamará Neji—apuntó al niño con ojos perlados—y a él, lo nombraré Itachi, en honor al gran hombre que fue su padre.
[...]
Sasuke salió de la empresa y en lugar de ir a su hogar, se fue al hospital en dónde se hallaba esa mujer. Logró colarse sin ser visto y la observó aún dormida. Apretó los puños con enfado. Ella no merecía estar desconectada de todo el mundo, mientras su hermano yacía en el cementerio y sus padres se hundían en el abismo. No supo cuánto tiempo se quedó mirándola, quizás eran minutos, o incluso horas. Entre más la veía, su odio hacia ella crecía.
Salió de sus pensamientos en el mismo momento en que ella abrió los ojos y lo enfocó fijamente. Viendo las perladas orbes, comprendió de dónde venían los ojos de uno de los niños.
—¿I-Itachi...? ¿Estás aquí?—parpadeó varias veces dejando salir las lágrimas, las cuales se limpiaba con rapidez. No quería que nada empañara su visibilidad.
—Hmph—soltó Sasuke con molestia—la morena se percató que no era su esposo. Itachi no tenía esa mirada tan fría, él jamás la miró con odio, como lo estaba haciendo esa persona frente a ella.
—¿Quien es usted? ¿Que hace aquí?—luego de lo sucedido, era normal tener miedo a los extraños. Aún no se hallaba bien, ni física, ni mentalmente.
—¿Así que tu eres la responsable de la muerte de mi hermano? Primero te encargaste de alejarlo de nosotros y no contenta, los llevas a su muerte—el dolor, la culpa y la impotencia, no dejaron a Sasuke pensar con claridad y se descargó con ella.
—U-usted...—la chica no había dejado de culparse por estar viva mientras su amado murió por salvarla y ahora venía el hermano a soltarle la verdad en su cara. Las lágrimas caían sin control y los sollozos fueron en aumento. Durante el día, pensó en como ir al cementerio, pues saber que ni siquiera pudo estar con él en el funeral, la hizo sentirse la peor de las personas.
—Sasuke ¿que estás haciendo aquí?—sus padres entraron y se sorprendieron de ver a la joven en estado de histeria, mientras que Sasuke la veía con despreció. No tenían que pensarlo mucho para llegar a una conclusión... él fue el responsable del estado de la joven.
Una de las enfermeras escuchó la conmoción y entró en el cuarto. Hinata al ver a las otras personas, imaginó que eran los padres de Itachi y en lugar de tranquilizarla, entró en pánico e intentó bajarse de la camilla. La sangre manchó las sábanas en el momento que se arrancó la aguja del suero. La enfermera trató de regresarla a la camilla y oprimió el botón en busca de ayuda.
—Por favor abandonen la habitación—dos enfermeros acompañados del médico de guardia entraron y de nuevo, se vieron obligados a sedarla dado que en su estado iba lastimarse a sí misma.
Fugaku se llevó a Sasuke y Mikoto los siguió aún preocupada por la reacción que tuvo la joven. Lo que sea que le haya dicho Sasuke, la alteró al grado de verlos con miedo.
El azabache menor se negó a decir nada y se marchó, aparentando la misma indiferencia que siempre mostraba.
...
La Hyuga despertó con una sola idea en menté y durante tres días, se mantuvo sin recibir visitas que no fueran sus amigos cercanos y el cuarto día, fue dada de alta. Ino y Gaara la llevaron a la casa que compartía con Itachi y en la cual, tenía todo para sus niños. Su intención era huir de esas personas, no iba soportar sus acusaciones. Ella sabía que la familia de Itachi la odiaba. Él mismo se lo contó una noche que bebió y se puso melancólico por extrañarlos. La ojiperla quería verlo feliz y lo incitó a buscarlos, siendo el momento en que aseguró no poder acercarse, porque no la respetaban a ella.
La joven intentó mostrarse comprensiva, no obstante, le dolió mucho saber que por su causa, ellos se distanciaron. Ahora su amado ya no estaba y sabiendo lo que su familia pensaba de ella, prefirió poner distancia de por medio, después de todo, si en tres años, no se molestaron en buscar a a Itachi, mucho menos les interesaría buscar a la responsable del alejamiento entre la familia.
Se le erizaba la piel cuando pensaba que sus hijos estuvieron a punto de perder a sus dos padres el mismo día y al mismo tiempo, se culpaba por sólo querer seguir a su otra mitad ¿que iba ser de ella sin volver a escucharlo llamándola princesa? ¿Cómo podía continuar sin volver a ver sus sonrisas? No, ella sentía que no podía con esa triste realidad, incluso ansiaba la mirada triste que le daba, al verla llorar mientras le limpiaba las lágrimas.
[...]
Sasuke leía unos documentos, o al menos, eso era lo que intentaba, pues desde el día que enfrentó a esa mujer, sus pensamientos eran inestables y no lograba pensar en otra cosa que no fueran sus atrayentes ojos llenos de tristeza y miedo. Aún podía sentir el olor de la sangre en el mismo momento en que se arrancó la intravenosa ¿quería escapar? Aún con las recientes cirugías, fue capaz de levantarse en un intento de alejarse de él.
¡Maldita sea! ¿Porque no podía sacarla de su cabeza? Arrojó los documentos y salió de la oficina con el propósito de distraerse, después de todo ya casi era la hora de salir. Llamó a Sakura y quedó de verse con ella en su apartamento. La Haruno tenía el día libre y desde días atrás, lo estuvo llamando para verse.
...
—S-Sasuke ahh—los jadeos de la fémina inundaron la sala de estar, dado que apenas entró y no esperó a llegar a la habitación. Necesitaba distraerse, sacarse los recuerdos de esos ojos vidriosos pertenecientes a la llorosa mujer de su hermano.
Terminaron en un arrasador orgasmo para Sakura. El azabache logró descargar un poco su frustración, pero no cómo creyó que lograría hacerlo. Se levantó y re acomodó su ropa, puesto que ni siquiera se desvistió.
—Debo irme—la joven tomo sus prendas y se cubrió un poco la desnudez. Estaba desconcertada por el extraño comportamiento del varón.
—Creí que dormiríamos juntos—Sakura trató de persuadirlo, no obstante, pensó que él aún no se recuperaba de la muerte de Itachi.
—No puedo, debo ir a casa, mis padres han estado muy inquietos y no quiero que...—se silenció a sí mismo. No quería exponerse diciendo que no quería que se presentarán frente a esa mujer.
—¿Que busquen a la viuda de tu hermano?—el azabache no necesito responder, pues ella logró deducirlo—No te preocupes, ella abandonó el hospital con sus hijos y sólo regresará al consultorio de Temari cuando lo necesite—Sasuke sintió una punzada en el pecho. Sus padres querían tener contacto con los niños y ahora ya no podrían hacerlo, al menos no en el hospital.
—¿Se fue?—cuestionó fingiéndose desinteresado.
—Así es, Tsunade me dijo que ella pidió ser dada de alta, no se que sucedió, pero ya no quería permanecer en el hospital—el azabache suspiró ¿acaso fue culpa de lo ocasionado por él? Sabía que ya no recibía visitas, sus padres se lo reprocharon y literalmente lo culparon por no poder ver los niños, pero no se tomó el tiempo de pensar que ella podía huir para evitarlos. De nuevo esa maldita mujer ponía a su familia en estado deplorable—¿Estas bien?—preguntó la joven al verlo apretando los puños. Se veía muy molesto y ella quería ayudarlo.
—Estoy bien, debo irme—la chica dejó de argumentar. Sasuke no cambiaria de opinión una vez que desidia algo.
Condujo escuchando música fuerte y evitaba pensar en esa mujer, pero todo le hacía volver a recordarla y ahora era peor que antes ¿donde viviría? ¿Cómo cuidaría de los niños? ¿Tendría alguien que le ayudará? ¿Los hijos de su hermano pasarían hambre?
Arribó a su hogar y de nuevo encontró el ambiente pesado, frío, incluso se sentía oscuro. Así fue todo desde la muerte de Itachi. Se dirigió a la cocina y encontró a su madre consolando a su padre, el cuál lloraba y no dejaba de verse la mano derecha sangrando.
—¡Papá!—corrió hasta ellos y examinó los hechos—¿Que sucedió?
—No lo se... sólo escuché ruidos y corrí aquí encontrándolo así—respondió Mikoto.
—Con está mano—murmuró Fugaku—con esta maldita mano golpee el rostro de mi hijo la última vez que lo vi con vida—ambos miraron la pared de concreto y se percataron de las manchas de sangre. El Uchiha había golpeado la pared en un intento de aminorar el dolor y la culpa por la perdida de Itachi.
Mikoto también soltó el llanto y Sasuke los miró con tristeza. Sus orgullosos padres, fueron doblados por el karma y no dejaban de culparse, los únicos momentos en los que parecían estar bien, era cuando veían a sus nietos y ahora gracias a él, ni siquiera eso podrían hacer.
...
Pasó un largo mes desde el incidente de la mano y la salud de Fugaku iba en picada. El soberbio magnate ya no salía de su habitación y casi no comía. Sasuke habló con Sakura y le pidió averiguar la dirección de esa mujer, sin embargo, no logró obtener nada y él no se ocupó de llenó en el asunto debido a sus múltiples ocupaciones.
Mikoto ya no soportaba ver como todo empeoraba con el paso de los días. Trataba de mostrarse fuerte, pero en privado y sin que su esposo la mirara, lloraba hasta el cansancio sobre la tumba de su hijo.
Esa mañana se levantó y dejó a su esposo encargado con los empleados. Haría lo que venía haciendo las últimas semanas. Arribó al cementerio con las flores y camino hasta el lugar donde descansaba Itachi, pero antes de llegar, escuchó los sollozos de alguien más. En silencio, se fue acercando y ahí la miró.
La joven abrazaba las flores y lloraba de rodillas. La imagen le rompió en mas pedazos su ya roto corazón. Sin importarle ser rechazada, se acercó a ella y colocó la mano en el frágil hombro de la chica, la cual se sobresaltó y volteó a verla con el rostro empapado de lágrimas.
Hinata quiso levantarse, pero Mikoto se lo impidió y en su lugar, la abrazó como si también ella necesitara ese contacto. La ojiperla se quedó estática por unos segundos hasta que poco a poco, comenzó a ceder.
—¡Lo extraño mucho!—murmuro la Hyuga mientras la Uchiha le palmeaba la espalda.
La azabache soltó todo su dolor y lloró aferrandose a la joven. No supieron por cuanto tiempo permanecieron en el mismo lugar, hasta que Mikoto sintió la necesidad de hablar y debía hacerlo ahí, frente a la tumba de su hijo.
—Aquí frente a la tumba de mi hijo, quiero pedirte perdón por lo que hice—Hinata se separó un poco para mirarla de frente y la mayor sacó un pañuelo de su bolso. Le limpió el rostro a la joven y volvió hablar—Cometimos un imperdonable error al darle la espalda a mi hijo, sólo por querer seguir su felicidad y ahora la vida nos golpeó con el dolor mas grande que puede enfrentar un padre, el dolor de enterrar a su hijo, al bebé que creció dentro de mí y que abandoné por no seguir nuestras absurdas órdenes... Fuimos tan soberbios y preferimos negarnos a la verdad... su vida eras tú.
—Y-yo...—era horrible pensar en perder a un hijo y la mirada arrepentida en ella logró derrumbar el sentimiento negativo que albergó en su corazón hacia la dama desde que murió Itachi.
—Entiendo que no confíes en mí, después de darle la espalda a mi hijo durante tres años, cualquiera debe pensar que soy una mala persona y lo peor es que tienen razón, soy una mala madre...¿Sabes?—Hinata la miró en espera de lo que diría—La muerte de Itachi nos derrumbó por completo y de continuar así, en poco tiempo también perderé a mi esposo.
—¿Porque? ¿Él está enfermo?—Hinata preguntó sin pensarlo.
—Podría decirse que si, pues la culpa lo está consumiendo y no deja de decir que la muerte de Itachi fue su responsabilidad—la Uchiha le contó lo sucedido a Hinata, quien escuchó en silencio y sintiendo pena.
—No se que decir—Mikoto le sonrió con tristeza y miró la tumba—quizás si le dice que durante estos tres años, Itachi nunca dejó de quererlos y de hablar de sus virtudes, logré hacer que se sienta mejor... No miento, mi esposo continuó queriéndolos a ustedes y a su hermano menor—la chica se sintió terrible al verla llorando de nuevo.
—Te juzgamos tan mal y ahora que te conozco entiendo perfectamente las palabras de mi hijo el día que se marchó... Si la conocieran no hablarían así de ella. Tenía razón y sólo obteniendo tu perdón, podré ayudar a mi esposo.
—Lo tiene—se apresuró a decir—si con eso usted puede ayudar a su esposo al igual que sanarse a sí misma, de todo corazón se lo otorgó y le aseguró que también tiene el de Itachi.
—¡Gracias cariño!—de nuevo se abrazaron y lentamente se pusieron de pie—Eres mejor que nosotros y me alegro que mi muchacho pasara los últimos años a tu lado—Mikoto le ofreció llevarla y la Hyuga aceptó. No sabía porque, pero estar cerca de esa mujer, le trajo un poco de consuelo, algo en ella le recordaba a su amado.
—¿Gusta pasar?—el corazón de la azabache latió irregularmente. Observó la linda casa donde vivió su hijo con la joven y a pesar de ser pequeña, era muy acogedora. La mayor aceptó y siguió a la joven—Prepararé el té—anunció Hinata antes de entrar.
Mikoto se llevó la mano al pecho apenas enfocó el interior de la propiedad. En la entrada se encontraba una mesa recargada en la pared, donde se hallaban tres fotografías. En ellas se veía Itachi con la joven vestidos de novios. En otra compartían el pastel de boda y la última se veían uno frente al otro afuera de esa misma casa. La sonrisa de su hijo era deslumbrante y todo se debía a la joven. En el pasillo colgaba un marco donde también había varias fotos. Algunas eran de la chica usando ropa de estilista, luego Itachi con su uniforme, otras con amigos y la que más la conmovió, fue dónde se apreciaba el vientre de la joven a través de la ropa mientras que su hijo lo besaba. Se sintió mareada y estuvo a punto de caer, si no hubiera sido por la intervención de Ino y Hinata.
—¿Se encuentra bien?—preguntó Ino quien cuidaba a los bebés mientras la ojiperla regresaba del cementerio. Ambas la condujeron a la cocina donde se hallaban los dos niños durmiendo en la carriola.
—Estoy bien gracias, es sólo que... sus orbes se enfocaron en las pequeñas criaturas y volvió a sentirse ahogada. Ino miró a Hinata en busca de una explicación y ella le dio a entender que luego le explicaba.
—Tome asiento—la ojiperla le ayudó a sentarse—¿Necesita que llame a alguien? Puedo llamar un médico para que la revise.
—Te lo agradezco, pero no es necesario... ¿me permites verlos?—ambas chicas se miraron entre sí—Por favor, sólo un momento—Hinata acercó la carriola hasta la fémina y la Yamanaka fue a preparar el té—Son idénticos a su padre—las lágrimas no daban tregua y no se atrevía a tocarlos, no creía ser digna de hacerlo. Hinata al notarlo, cargó a uno de ellos.
—¿Quiere cargarlos?—Mikoto la miró con incredulidad y la joven sonrió colocándole a Itachi en un brazo, luego sostuvo a Neji y también lo colocó en el otro brazo—El primero que sostuvo es Itachi y esté es Neji—la abuela los miró con devoción y en segundos los apego contra su pecho sin dejar de llorar en silencio.
—¿Y bien?—Ino moría por saber como la Uchiha se encontró con Hinata.
—Nos encontramos en el cementerio y me pidió perdón—lo dijo muy bajo para que sólo ella logrará escuchar.
—¿De verdad?—la ojiperla asintió—Se ve muy afectada y desde que estuviste en el hospital, se preocupó por ustedes... en ese tiempo me mantuve alerta, pero viéndola ahora, siento mucha pena—las dos miraron a donde se encontraba Mikoto con los niños y también ellas lloraron.
—Yo me despido, Gaara quedó de venir por mi para llevarme a comer—Ino se despidió de Hinata y se detuvo al lado de Mikoto—hasta luego señora—la Uchiha asintió mostrando los ojos hinchados.
—¿Se encuentra mejor?—la ojiperla le acercó la taza de té y la colocó sobre la mesa.
—No me había sentido viva desde que murió Itachi hasta hoy—Hinata entendió que se debía a sus angelitos, pues eran como su anestesia ante el inmenso dolor de no tener a su esposo—Gracias por esta gran alegría Hinata—la fémina se negaba a soltar los bebés, aún le parecía un sueño lo que estaba viviendo y recordó la condición de Fugaku—Se que no tengo ningún derecho a pedir lo que pediré, pero ver la condición de mi esposo me anima a pedirlo... ¿Permitirías que mi esposo los sostuviera por unos minutos? Estoy segura que apenas lo haga, sus ganas de vivir regresarán, así como regresaron las mías... si tengo que rogarte de rodillas lo haré, pero no quiero perder también a mi esposo—Hinata se quedó perpleja y cuando la miró colocando los niños en la carriola, comprobó que estaba dispuesta hacerlo.
—No es necesario que ruegue, su esposo puede venir con usted, sólo tengo una condición—Mikoto se acercó a ella y le tomó las manos asintiendo a lo que ella pidiera—No quiero que venga el hermano de Itachi.
—Entiendo y me disculpo por su imperdonable comportamiento... Sasuke no es una mala persona, pero a pesar de ser hermano de Itachi, él es totalmente opuesto—la ojiperla no la contrarío. Ella no quería volver a estar cerca de ese hombre, su mirada llena de odio y frialdad, aun le erizaban la piel.
[...]
Sasuke tuvo que salir de Konoha durante mas de tres semanas el las cuales, Shisui uno de sus primos, lo cubrió en la empresa. Mikoto le aseguró que estarían bien y al notarla un poco mejor, se marchó.
Al regresar, se fue a su hogar lo más rápido posible. Durante los días fuera, estuvo muy preocupado por su progenitor y temía que su madre le estuviera ocultando su verdadero estado de salud.
Entró en silencio esperando encontrar las cosas tal como las dejó, sin embargo, se sorprendió al ver a sus padres sentados juntos en la sala. Ellos veían el celular y lo que fue mas extraño, fue la risa de su padre, él se veía recuperado, incluso mejor que antes.
—Mañana le llevaremos las fotografías de cuando era un bebé, estoy seguro que ella nos dará la razón.
—¡Ya lo creo querido!—tal como lo acordó la Uchiha con Hinata, el siguiente día de estar en su casa, logró convencer a su esposo para salir de la habitación. Le costó algunas lágrimas y victimizarse, pero quería que fuera una sorpresa. La reacción de Fugaku fue peor que la suya al entrar en la casa donde vivió Itachi. Las fotografías capturaron su atención y antes que se pusiera mas mal, Hinata apareció con ambos bebés. El azabache lloraba sin importarle estar frente a la chica y al igual que su mujer, agradeció, pidió perdón y rogó por continuar viéndolos. La joven dudó un poco, pero accedió y a partir de ese día, la pareja la visitó a diario. Hinata les mostró la película de su boda, cómo las fotografías de la luna de miel, la graduación de Itachi y el vídeo que grabó Ino, cuando la ojiperla le confesó que serían padres. En ese corto período de tiempo, la Hyuga se ganó el corazón del matrimonio Uchiha—Mira como sonrieron en esta—sin dejar de sonreír, Fugaku tomó el celular y agrandó la fotografía donde los gemelos sonreían.
—Envíamelas, quiero mostrárselas a todos—Hinata continuó trabajando como estilista desde su hogar, de ese modo, no desatendía a los niños. Itachi tenía seguro de vida y ella quedó bien amparada, no obstante, al saberse sola, prefirió tener ingresos extra, para solventar cualquier imprevisto. Los Uchihas le ofrecieron ayuda, la que ella se negó aceptar. El matrimonio ya había previsto la negación y pronto se pusieron de acuerdo con sus abogados para cambiar el testamento, dejándola a ella y a los dos niños con lo que le correspondía a Itachi.
—Estoy de regreso—el mayor bloqueo el celular y la fémina lo guardó de inmediato.
—¡Bienvenido hijo! Llegas justo a la hora de la cena—Sasuke arqueó una ceja ante el comportamiento de su padre.
—Tu padre tiene razón, llegas a buena hora... acompáñanos al comedor—Sasuke observó la decoración y todo en la mansión lucía mas colorido e iluminado. Fugaku comió con entusiasmo, mientras Mikoto sonreía cada vez que recibía mensajes en el celular.
—Me da mucho gusto verte más recuperado padre—el mayor asintió con una mueca de sonrisa, la cual viniendo de él, era algo muy grande—¿que era lo que veían en el teléfono cuando llegue?—la pareja se miró entre sí y prefirieron no decir nada. Sasuke era muy impulsivo y lo que menos querían, era que molestara a Hinata.
—Tonterías de Kushina y Minato en el último viaje que hicieron—Sasuke frunció el ceño, era claro que estaban mintiendo, sin embargo, prefirió seguirles el juego. Ya averiguaría que ocurrió en su ausencia para que influyera tanto en su padre.
...
Los días siguientes, Sasuke mandó a sus dos amigos, Suigetsu y Jugo a seguir los pasos de sus padres. Ambos varones trabajaban para él y al igual que Naruto, eran de las personas que mas lo conocían. En poco tiempo, le entregaron la información y a esa hora se encontraba estacionado afuera de la casa donde entraron sus progenitores.
Estuvo pensando que hacer y de pronto los miró salir. Su padre cargaba dos porta bebés, los mismos que colocó en el asiento trasero del auto, tras él, apareció su madre con con dos bolsos y finalmente salió esa mujer. Ella lucía muy diferente, incluso desde la distancia pudo apreciarlo ¿entonces de eso se trataba el cambio en sus padres?
Dejó que se alejaran y movido por la curiosidad, se acercó a la vivienda. La joven dejó la llave en una maceta y no tardó en encontrarla ¡mujer tonta! Se dijo mentalmente mientras accedía a la casa. Se tomó el tiempo de escudriñar su entorno y miró las fotografías. Ver a su hermano tan feliz, le recordó la última vez que lo vio y no pudo contener las lágrimas.
Quería continuar mirando y abrió una puerta donde había muebles de salón y también en ese sitio, con una vela iluminándola, encontró una fotografía de Itachi vistiendo uniforme de policía. La tomó en sus manos y la sostuvo por unos minutos contra su pecho. El claxon de un vehículo lo sobresaltó y se apresuró a colocar la foto en donde la encontró, pero estaba tan apresurado por salir, que no se percató de la vela caída por sus movimientos.
Con la misma avidez que entró sin ser visto, salió rumbo a su auto con el pecho adolorido. Su hermano, su amado hermano parecía haber sido muy feliz. Desde que eran niños no le había visto esa sonrisa, la misma que era dirigida a ella, a la mujer con la que se caso. Condujo sin rumbo fijo y sin darse cuenta, se encontró frente a la tumba de Itachi. Se sentó y dio rienda suelta a su tristeza, la misma que no logró sacar con anterioridad por sentirse abrumado. Quizás ahora que sus padres se hallaban bien, era su turno de sentir el duelo.
...
Los Uchihas ofrecieron llevar a Hinata a la clínica pediatra, donde les pondrían las vacunas a los gemelos. La ojiperla accedió, dado que no podía ser una carga para Ino y Gaara, o con Kakashi quien le ofreció su ayuda en las ocasiones en que la visitó. Los padres de Itachi habían sido muy buenos con ella y siendo huérfana, quería que sus niños contarán con los abuelos paternos, así tenían a alguien más además de ella.
Hinata y Mikoto sonreían divertidas mientras que Fugaku regresaba furioso al auto. El abuelo resultó ser muy sobre protector y se molestó cuando escuchó a Itachi y a Neji llorando luego de las vacunas. El pediatra le explicó que era normal, sin embargo, Fugaku estaba a punto de estallar.
Rápidamente, Hinata tranquilizó a sus hijos y los colocó de nuevo donde llegaron. El abuelo los tomó sin dejar su molestia con el personal médico y salió alejándose de ese sitio.
—Parece que ya olvidaste cuando nacieron Itachi y Sasuke—soltó Mikoto—aunque ahora que lo recuerdo, nunca te pusiste así—la mujer continuaba burlándose de él.
—Alguien debía ser fuerte ¿no crees?—fue lo único que pudo decir en su defensa. Iban a continuar, cuando el celular de Hinata sonó.
—¡Ino!—respondió sonriendo, pues pensó que le llamaba para decirle cual era el sexo del bebé que esperaba—¿Que...? Por todos los cielos vamos para allá—la llamada terminó y ella les dijo que su hogar se estaba quemando y ya los bomberos combatían las llamas.
En minutos llegaron y tanto la joven, como Fugaku corrieron a mirar los daños.
—¿Que pasó?— preguntó el azabache en el momento que fueron detenidos por los bomberos. El fuego ya había sido extinguido, pero de todos modos no era seguro entrar.
—Parece que una vela ocasionó el incendio en el cuarto del fondo... no hubo daño aparente en el resto de la vivienda, sin embargo, nadie podrá vivir aquí durante un tiempo—la ojiperla lloro desconsolada, esa casa era el lugar que compartía con Itachi, su único hogar ¿que iban hacer? No tenían donde vivir. La joven se reprendió por su falta de cuidado al dejar esa veladora en el pequeño salón donde realizaba su trabajo y al parecer, todo su material quedó destruido al igual que la habitación.
—No, no puede ser—Ino llegó al igual que los vecinos los mismos que llamaron a los bomberos en cuanto vieron salir el humo. Gracias a su pronta reacción, no se quemó todo. El homo negro cubrió algunas cosas y ya no podrían usarse, dejando claro que no podía permanecer en ese lugar con sus pequeños.
—Tranquila, sabes que puedes contar con nosotros y por la casa no te preocupes, los niños y tu, pueden vivir con nosotros—afirmó Ino dándole apoyo.
—Todos los recuerdos de Itachi están aquí, no quiero perder lo único que me queda de él—Mikoto se acercó dejando a los niños seguros en el auto y miró a su esposo con pesar.
—No te preocupes, ahora mismo llamaré a un equipo de limpieza para que vengan a sacar todo lo que este en buenas condiciones—Fugaku se apresuró hacer las llamadas correspondientes y la joven asintió agradecida.
—¡Cariño!—la llamó Mikoto—Nuestra casa es muy grande y sabes lo felices que nos harías si aceptaras venir a vivir con nosotros, Neji, Itachi y tu, son parte de nuestra familia—Hinata la miró sorprendida por la petición.
—Será hasta que reconstruyan la casa, o por el tiempo que desees—Fugaku también intervino—además, tenemos espacio suficiente donde guardar tus pertenencias hasta que puedas usarlas de nuevo ¿que dices?—Ino sonrió complacida, ella ya había comenzado a confiar en la pareja y viendo lo mucho que querían a su amiga y a los niños, le pareció la mejor opción.
—Hina... creó que con ellos estarás mejor que en ningún otro sitio—Hinata lo pensó y la idea resultaba tentadora, pero había un pequeño problema, el hermano de Itachi.
—¡Vamos cariño!—la llamó Mikoto—Ven con nosotros, te aseguro que te haremos sentir como en tu propia casa.
—¿Y que pasa con su hijo? ¿Que tal si a él no le agrada mi llegada? Yo no quiero ocasionar problemas familiares entre ustedes—la pareja la miró y entendieron su renuencia a tomar el ofrecimiento.
—Deja todo en nuestras manos, Sasuke no será un problema para ustedes—soltó Fugaku.
—Él tiene su propio apartamento, a veces no llega a dormir, así que no te preocupes—añadió Mikoto y después de pensarlo, la morena aceptó.
...
Durante el trayecto a la mansión Uchiha, la pareja no dejó de lado el entusiasmo. Le dijeron que le mostrarían todo lo que perteneció a Itachi y aseguraron que la instalarían en la que fue su habitación y la cual continuó tal como él la dejó. Esa noticia le trajo una nueva oleada de tristeza, misma, que se guardó para los momentos a solas.
Hinata nunca conoció el hogar del azabache y al llegar, se quedó perpleja. Era claro que no exageraron al decirle lo de tener espacio suficiente para ellos y sus pertenencias.
Los empleados no tardaron en aparecer y los que conocieron al amable muchacho fallecido, se sintieron felices con la llegada de los tres invitados, aunque la pareja tenía la esperanza de que no fueran simples invitados, ellos guardaban la esperanza de tenerlos a los tres para siempre. En cierta manera, tener a Hinata era como tener un poco de Itachi y ni hablar de esos pequeños pedazos de cielo... Neji e Itachi.
—Pasa cariño, te presentaremos con todos—uno a uno, los empleados la saludaron y se pusieron a su disposición—Mañana iremos a comprar todo lo necesario para los niños—repuso la orgullosa abuela.
—No creó que sea necesario, quizás sus cosas estén en buen estado—lo que menos quería era dar molestias, sin embargo, la pareja parecía feliz de proveerle cualquier cosa que necesitaran.
—Déjanos agradecerte por estar aquí, ademas, es normal que los abuelos se encarguen de comprar las cunas—añadió Fugaku mientras sostenía a ambos niños y los mostraba con orgullo a los empleados.
—Esta bien, pero sólo lo necesario—durante esa tarde, Sasuke no llegó y el día siguiente, los abuelos salieron temprano. Regresaron al medio día y de inmediato se acercaron a la madre con los niños. Hinata sonrió complacida mirando las bolsas de compras, pero la sonrisa se convirtió en asombro, en el momento de ver a los empleados cargando con las cunas, columpios, andaderas y cosas que la ojiperla no logró identificar. Finalmente, colocaron unas mecedoras en la sala, sin importarles que no lucieran de acuerdo a la fina decoración.
—¿Quieres venir a ver cómo quedaron las cunas de los gemelos?—ofreció la azabache, animando a la pobre chica. El motivo de salir tan temprano, fue con el propósito de cambiar un poco el estado de ánimo de Hinata. Ellos no pensaron que la joven se pondría tan mal al mirar la recámara de Itachi. Le ofrecieron otra, pero la ojiperla se negó y se quedó dentro con los niños durante la noche. Verla con los ojos hinchados, luego de llorar durante horas, los animó a cambiar un poco la decoración, dándole vida. Si ella quería permanecer allí, podía hacerlo, pero los peluches y juguetes, daban un ambiente totalmente diferente, sin perderse por completo la esencia de Itachi.
Las dos mujeres subieron, luego que los encargados terminaron de armar las cunas y demás mueblería infantil.
—¡Cielos!—Hinata se llevó las manos al pecho.
—¿Te gusta?—la dama Uchiha incluyó las mantas de las cunas en vibrantes colores, al igual que los llamativos peluches.
—Por supuesto, pero no debieron gastar tanto—sus perladas orbes se clavaron en un peluche de elefante con grandes orejas y tres cuervos usando sombreros. Los tomó entre sus brazos, llevándolos a su pecho con nostalgia.
—Lo sabes ¿verdad?—Hinata asintió—Dunbo era la película favorita de Itachi y desde pequeño, jugaba con los cuervos que mi hermano le regaló al cumplir su primer año.
—Itachi y yo los buscamos en todas las tiendas, pero no pudimos conseguirlos—aclaró la joven, viendo que también ese elefante y los cuervos eran doble, como todo lo que compraron.
—Cuando aceptaste dejarnos estar cerca de ustedes, llame a mi hermano y le pedí conseguirlos. Debían ser los mismos que tuvo Itachi—la ojiperla sonrió agradecida—aunque Madara se quejó diciendo que jamas los conseguiría, la semana pasada los consiguió y los envió por correo.
...
Esa noche después de cenar, la pareja se despidió de la joven y los niños. La dejaron en la habitación, un poco mas tranquilos de lo que estuvieron el día anterior.
Hinata colocó a cada bebé en su cuna y encendió la música de los juguetes colgantes, mientras ella se duchaba, después de todo, ambos se hallaban casi dormidos.
[...]
Sasuke se negó a regresar a su hogar, necesitaba tiempo a solas y se fue a su apartamento. Mikoto lo estuvo llamando, pero él sólo le respondió con un texto informando que en cuanto tuviera tiempo, iría a verlos.
Sintiéndose mal por huir, regresó por la noche del siguiente día. Entró en silencio e imaginó que ya sus padres se habían ido a dormir.
Subió las escaleras y antes de entrar a su recámara, miró luz por debajo de la puerta de la habitación perteneciente a Itachi. Frunció el ceño y pensó que su madre se encontraba adentro, seguramente llorando, así que abrió la puerta y entró buscándola.
—¡Que demonios!—bufo molestó. Las oscuras orbes escudriñaron todo hasta que se detuvieron en las dos cunas. Apretó los puños y avanzó hacia ellas, encontrando a dos pequeños niños. Uno de ellos dormía plácidamente, mientras que el otro mordía sus manitas. Se acercó un poco más y el bebé lo miró con curiosidad.
Esos ojos, ese exótico color de ojos, le dio la respuesta de lo que ya imaginaba. Molestó lo miró con desagrado y en respuesta, el niño le sonrió. De nueva cuenta, su corazón dolió, esa era la misma sonrisa de Itachi. Mareado, se sostuvo de la cuna sin dejar el contacto visual con ese mini hombre. Las manitas se extendieron hacia él y aunque trató de ignorarlo, sintió la necesidad de tocarlo, así que se dispuso a sostenerlo inclinándose un poco hacia él.
Sintiendo el suave contacto de la piel infantil, relajó sus rasgos y casi estuvo a punto de regresar la sonrisa.
—¿Que hace?—estuvo tan distraído que no se dio cuenta del momento en que Hinata salió del baño y miró con horror al hombre a punto de tocar a Neji. Ella pensó que iba a dañarlo y se apresuró en busca de protegerlo—Aléjese de mi hijo—la chica se acercó y levantó a su hijo en brazos, encarándolo con valentía. La ojiluna no iba dejar que la insultara y mucho menos le permitiría dañar a sus hijos.
Sasuke se quedó sin palabras ¿acaso lo creía capaz de dañar un indefenso bebé? Era evidente por sus ojos llenos de furia, que así era ¿pero que hacían ellos en su casa? ¿Porque ocupaban el cuarto de su hermano?
—¿Que significa esto? ¿Que hacen aquí?—logró cuestionar, después de salir de la impresión. La mujer vestía pijamas de shorts ajustados y blusa con pequeños tirantes. La tersa piel expuesta, brillaba por la humedad proveniente de los largos mechones de cabello azulado. Era claro que no alcanzó a secarse debidamente y todo por el miedo miedo a tenerlo cerca de los niños.
¡Hermosa! Pensó sin dejar de verla sosteniendo al bebé mientras lo enfrentaba de manera retórica ¡Toda una fiera! Se reprendió a sí mismo por sus pensamientos.
—Ella y los niños vinieron a vivir con nosotros—Fugaku y Mikoto entraron a la habitación en cuanto escucharon las voces y antes que las cosas se pusieran peor, se apresuraron a intervenir.
—¿Que? ¿Se han vuelto locos?—la molestia de Sasuke aumento al percatarse de cómo sus padres lo ignoraron y se fueron hacía ella.
—¿Estas bien Hinata?—la joven asintió y suspiró aliviada por la llegada de los mayores—Disculpa la interrupción, te aseguró que no volverá a suceder—Sasuke no dejaba de ver a su madre interactuando con esa mujer, mientras a él, lo ignoró por completo, incluso también su progenitora pensó que era capaz de dañarlos.
—¡Vamos hijo!—Fugaku lo llamó y sin apartar la mirada de Hinata, salió de la habitación—Tenemos que hablar—en minutos, Mikoto se unió a ellos.
—¿Me quieren explicar que hace esa mujer aquí? Además ¿porque me ocultaron que tenían contacto con ella y sus hijos?—se preparó para la absurda respuesta que seguramente le darían.
—Sus hijos, como los llamas, son hijos de Itachi, por lo tanto, son nuestros nietos y tus sobrinos, sus nombres son Itachi y Neji, así que puedes comenzar por llamarlos adecuadamente—el azabache abrió la boca por la determinación de su madre al defenderlos—En cuanto a esa mujer, su nombre es Hinata Uchiha y es la responsable de volver a darnos motivos para continuar viviendo.
—Y sobre tu pregunta del porque de su presencia aquí, la razón, es que se quedó sin hogar debido a un incendio ocurrido ayer—aclaró Fugaku.
—¿Incendio?—Sasuke sintió que le caía un balde de agua fría.
—Así es, al parecer, una vela ocasionó el fuego en el salón que Hinata usaba para trabajar y aunque la casa no se quemó por completo, por ahora nadie puede vivir en ella—concluyó Mikoto dejando al joven consternado.
Él fue quien ocasionó los daños y dejó a la pequeña familia sin un techo. No es que se hubiera preocupado por ellos con anterioridad, pero luego de verlos tan de cerca, sintió que de nuevo le fallaba a su hermano. Con egoísmo, quiso que esos niños no fueran hijos de Itachi y de ese modo, podía seguir volcando su dolor sobre esa mujer, pero tanto las fotografías, como la sonrisa del bebé y la fiereza de la madre hacía él, lo golpearon fuerte.
—¡Hijo!—Fugaku lo saco de sus pensamientos—Tu eres lo único que nos queda, eres nuestro hijo menor y a pesar de nunca decirlo, te quiero, así como quise a tu hermano—Sasuke no entendió, a que venía esa confesión, la cual muy pocas veces escuchó—No pienso volver a comer los errores que cometí con Itachi, pero te pediremos algo como un gran favor... Sasuke, no vuelvas a molestar a Hinata.
—¿Que?—cuestionó ofendido.
—El motivo por el que no te dijimos que la veíamos, fue porque ella así lo pidió, incluso antes de venir aquí, se resistió por temor a ti—confesó Mikoto—¡Hijo! Ella es muy importante para nosotros, es como un ángel que apareció en nuestro camino llevándose el dolor, sin embargo, Hinata también sufre mucho por Itachi, ella guarda todo el dolor por dentro y nosotros, queremos contribuir un poco de lo mucho que ella y los niños nos han dado... Si lo que ocurrió vuelve a ocurrir, ella se sentirá insegura y querrá irse—aclaró Mikoto con la esperanza de haber tocado el corazón de su hijo.
Sasuke no sabía que pensar. Escuchar que ella le temía, le ocasionó molestia y también culpabilidad, por otro lado sus padres se veían felices con su cercanía, a tal grado de rogar para que no la molestara ¿que debía hacer?
Continuara.
Este es el primero de dos capítulos y aún no estoy segura de completarla con el siguiente, o escribir sobre otra pareja y después colocar la segunda parte. De todos modos iré adelantando un poco cada vez que tenga tiempo, tal como lo hice con este capítulo, el cual comencé desde tiempo atrás. Me disculpo por las faltas de ortografía que seguramente se me quedaron, apenas las encuentre, las corregiré.😊💕
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