¿Podras perdonarme? Segunda parte
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Madara realizó los arreglos y apenas se llegó la hora de visitas, ordenó el traslado de Hinata a otro hospital. El hospital de Konoha para ser exactos.
Lo mas relevante de ese traslado, fue la repentina mejoría de la joven, ya que aún en la camilla del avión, ella finalmente abrió los ojos y parecía buscar a alguien con sus orbes. El tubo obstruyendo su garganta no le permitió hablar hasta que no la instalaron debidamente en una habitación, motivo por el cual no pudieron saber a quien trataba de encontrar.
—Por todos los cielos cariño, por fin abriste los ojos—la ternura con la que pronunció esas palabras, definitivamente, no iba de acuerdo con Madara, no obstante, tratándose de ella, el hombre parecía un león domesticado.
—¡Hina...!—Obito e Izuna entraron en la habitación sin reprimir las emociones al verla despierta después de tanto tiempo—Nos diste un gran susto—Obito se giró para mirar atrás pero no había nada y la razón era la insistente mirada de la chica. Ella parecía buscar a alguien y se esforzaba por hacerles entender.
—Tranquila, en un rato vendrán a retirarte el tubo y nos podrás decir lo que quieras—repuso Izuna—¿Sabes? Tu hijo es adorable—los ojos de la Hyuga se abrieron al escuchar esa información. No sabía cuánto tiempo llevaba dormida, creía que debía ser mucho, según lo que logró escuchar en el avión, pero en ningún momento mencionaron a su bebé y eso la tenía muy inquieta, sin olvidar la voz que escuchó poco antes de despertar. Ella estaba segura de haber escuchado y sentido a Indra, incluso tenía grabada su última frase, donde le prometía estar con ella durante la siguiente noche ¿porque no estaba con ella? ¿Acaso lo soñó?
Su padre le explicó con lujo de detalles la evolución de Hagomoro durante los meses en que estuvo en coma luego del asalto donde le robaron su bolso en el estacionamiento del hospital.
En cuanto su padre se despidió para salir por un rato, Izuna y Obito se encargaron de contarle absolutamente todo, lo que se dice todo lo que hicieron durante su sueño. Desde la visita a los Otsutsuki, hasta la golpiza que les dieron a los ladrones de su bolso cuando lograron dar con ellos. La morena serraba los ojos con desaprobación, pero la alegría que sentía por estar vivía con su hijo y las personas que la querían, no tenía precio.
...
Finalmente un médico especialista asistido por dos enfermeras le retiraron el tubo traqueal y la manguera de la nariz. La ojiperla se sintió aliviada, ya que al despertar y sentirlo fue muy incómodo, sin olvidar sus manos atadas para que no intentará retirárselo instintivamente, lo cual fue precisamente lo que hubiese hecho de no ser por las ataduras.
—Tranquila... respiré lentamente—le sugirió el médico—Los informes dicen que usted ha estado en coma por mucho tiempo, así que no trate de esforzarse. La voz le va ir llegando poco a poco y quizás pueda experimentar molestias en la garganta, mismas que también disminuirán con el transcurso del tiempo—ella lo veía aún con lágrimas en los ojos causadas por la intromisión del equipo médico al retirarle los aparatos.
—Mhhh—fue lo único que salió de su boca, pero de todos modos sonrió agradecida.
—Debido a que aún está débil, las enfermeras le asistirán para darle un baño y si no experimenta problemas al realizar sus necesidades, en unos días podrá irse a su hogar—la chica había estado con la sonda en la vejiga, por lo cual, también debía ir lentamente—¿Tiene preguntas?
—Nooo—tanto el médico pelirrojo, como las enfermeras, sonrieron al ver a la joven tan feliz por lograr responder.
—Entonces me voy para que se prepare... en un momento vendrá la médica que se ha encargado de usted... Su padre y tíos están eufóricos por verla, así que apresúrense. La veré mas tarde—ella asintió sin dejar de sonreír. Su padre le dijo que al cambiarla a otra habitación para pacientes en recuperación, le traerían a su bebé. Ese pensamiento le ayudó a resistir la vergüenza por dejarse bañar por completo, pues sus músculos estaban aún entumecidos.
—¡Eres realmente linda!—aduló una de las enfermeras al peinarla. Le habían puesto ropa que Obito le llevó desde temprano y al ser su primer baño completo después de tanto tiempo, dio un cambio muy notorio, tanto en lo visual para quienes la estuvieron viviendo durante todo el proceso, como en lo personal para ella misma—Luces renovada, incluso ganaste un bonito sonrojó en tus mejillas.
—¿Terminaron con ella?—una médica de cabello rosado y ojos color esmeralda entró sonriendo. Las dos enfermeras asintieron y ayudaron a Hinata dejándola recostada en la camilla—Soy la doctora Sakura Uchiha y estoy aquí para revisar tu estado físico—la Hyuga se sintió mas cómoda al ver que la persona encargada de ella era una mujer, aunque dadas las ganas que tenia de salir, no le hubiera puesto mucha atención a que fuera el mismo especialista, total, lo único en su mente era preguntar cuando podían trasladarla a otra habitación donde finalmente pudiera conocer a su bebé..
—¿Te sientes cómoda?—la enfermera que la cubrió con las mantas le acomodó las almohadas e hizo la pregunta, misma que Hinata asistió con una genuina sonrisa.
Sakura le realizó un chequeo completo y se encargó de anotar todo en el expediente médico—Bien, he terminado—anuncio mirando a la ojiperla—en unos minutos serás trasladada a una habitación mas cómoda donde te pondrán visitar tus familiares y si tu cuerpo responde bien cómo estoy segura lo hará, en los próximos días serás dada de alta y sólo deberás regresar a los monitores de rutina—Sakura continuó con la información que tenía para ella mientras que la ojiluna asentía de acuerdo con ella.
Cerca de una hora mas tarde, Hinata entró en otra habitación, muy diferente a donde estuvo. En esta había grandes arreglos de flores con globos donde se leía claramente su nombre. Estaba segura que eso debía ser obra de Izuna y de Obito. Las enfermeras que la colocaron en la nueva camilla, se sonrojaron al mirar entrar a dos apuestos azabaches.
—¡Hina!—Obito fue el primero en acercarse apenas se retiraron las enfermeras—Te miras mucho mas bonita—la chica respondió el fraternal abrazo y lo mismo le ocurrió con Izuna, no obstante, su padre no se veía y tampoco su hijo.
—¿Dónde está...—no alcanzó a realizar la pregunta, cuando la puerta se abrió dejando ver a su padre cargando un bulto de suaves telas—¡Ahhh!—se tapó la boca y las lágrimas bañaron por completo su rostro.
—Mi pequeña flor, mira quien vino a conocerte—lentamente, el azabache mayor se acercó y colocó al bebé sobre sus brazos. Los sollozos de Hinata fueron audibles mientras acunaba al niño. Los tres duros Uchiha, sintieron que los ojos les picaban y no pudieron evitar algunas traicioneras lágrimas al ver la escena frente a ellos. No se avergonzaron, dado que no pensaban llegar a mirar lo que veían en ese momento. A como los encontraron meses atrás, las probabilidades no eran buenas y ahora sólo podían estar agradecidos de tenerla de regreso.
—G-gracias por todo papá... los quiero mucho a los tres—aunque aún le costaba hablar, ella se esforzó en medio del llanto, pues no tenía cómo agradecerles lo que habían hecho por ella desde que la adoptaron.
—Y nosotros a ti, tu has sido causa de nuestra alegría y ahora también él lo será—Izuna apuntó al pequeño, al mismo tiempo que les entregó unos pañuelos a los dos varones. Madara limpió con delicadeza las lágrimas de la joven y por último, le dio un casto beso en la frente.
...
Al día siguiente, los tres azabaches llegaron con Hagoromo, tal como lo hicieron la tardé del día anterior. La voz de Hinata salía un poco mas audible, a pesar de los constantes ataques de tos causados como efecto secundario del respirador artificial.
—Buenos días ¿como amaneciste linda?—Hinata sonrió con la llegada de Sakura—Oh, tienes visita—la médica miró a los tres hombres con algo de sorpresa, luego se quedó hipnotizada por el pequeño bebé en brazos de su paciente—Soy la doctora Sakura Uchiha y estoy a cargo de la señorita Hyuga.
—¿Uchiha?—cuestionó Madara. La ojiperla ya lo había notado desde el día anterior, pero prefirió esperar a poder hablar mejor—¿Es usted Uchiha?—Sakura dejó de mirar a Hagoromo y se enfocó en los tres varones.
—Así es, desde que me case soy Uchiha.
—¿Como se llama su esposo?—preguntó Obito sin ceremonias y directo al punto, lo cual sorprendió a la fémina, no obstante, respondió las dudas.
—Sasuke Uchiha—la pelirosa notó como los tres se sorprendieron y también parecieron contentos.
—No lo creó—soltó Izuna—así que el mocoso amargado ya creció y hasta se caso—la médica frunció el ceño. Era obvio que ellos conocían a Sasuke, ya que lo describieron como lo hacía sus suegra cuando la hacía enfadar.
—Nosotros somos Madara, Izuna y Obito Uchiha—se apresuró aclarar Madara viendo la confusión de la joven—y por supuesto conocemos muy bien a Sasuke, como a Itachi... Mikoto es mi hermana—Sakura quedó pasmada y comprendió el porqué esos hombres le parecían familiares. Ella sabía el motivo por el cual se habían distanciado y no pudo evitar mirar a la ojiluna. El día que ingresó en el hospital, no logró hacer las conexiones debido a que la joven estaba registrada como Hyuga y ahora que lo recordaba, su suegra lo mencionó en más de una ocasión, la joven que adoptó su hermano era una Hyuga. Hinata sintió una punzada en el pecho. No pudo evitar sentirse culpable por el alejamiento entre los hermanos. La familia se había dividido y todo fue por su presencia. En silencio abrazó el cuerpo de su hijo y la opresión aumentó al ver con detenimiento el gran parecido físico de Hagoromo con Indra.
—Que pequeño es el mundo... mis suegros se mudaron a Konoha hace apenas dos meses. Antes vivían el Hong Kong y fue donde conocí a Sasuke mientras estudiaba en la universidad. Cuando nos casamos, estuvimos un tiempo viviendo con ellos y seis meses atrás nos mudamos, luego nos siguió Itachi y por último ellos también se instalaron aquí—confesó todavía sorprendida.
—¿Y como es la vida de mis dos sobrinos?—pregunto Madara.
—Itachi se casó con Izumi, ella es pariente lejana de los Uchiha y ambos son pediatras. Sasuke se dedicó a seguir los pasos de mi suegro como empresario—Madara se percató de la tristeza mostrada por su niña y de inmediato se acera la camilla.
—¡Tranquila pequeña...! Ya te dije que no me arrepiento de nada y si volviera a tener que elegir, te elegiría a ti sin dudarlo—Sakura lo escuchó y no pudo evitar sentirse conmovida.
—¿Que pasa Hime? ¿De nuevo sintiendo culpa?—Izuna negó con la cabeza y también se acercó a ella—Estoy de acuerdo con Madara y ya te dijimos que no vuelvas a culparte—Izuna lamentó mucho que la joven continuara culpándose por algo en lo que también se vio muy afectada. Aquello fue un evento lamentable, en donde todos los involucrados resultaron afectados, pero no culpables.
—Imagínate si no estuvieras con nosotros, este pequeño no gozaría la gran satisfacción de tenernos como tíos y por supuesto, seremos sus ejemplos a seguir—Obito le guiño un ojo y la ojiperla sonrió aunque con algo de preocupación por lo último dicho por él.
—Ni lo sueñes, mi nieto no será un sin vergüenza como ustedes dos—decreto Madara causando que ambos Uchiha mostraran rostros ofendidos, mientras que Hinata y Sakura comenzaron a reír. El orgulloso y sexy abuelo aprovechó la oportunidad para tomar en brazos a Hagoromo.
Sakura finalmente terminó de revisar a Hinata y se despidió sin dejar de sonreír. Nunca hubiera creído que la otra familia Uchiha fuera tan unida y a la vez, tan divertida. Al memento que llegó su hora de salida se reunió con Sasuke y su familia, donde no dudó en contarles todo lo que sucedió en el inusual encuentro.
—¿Y cómo están? Me refiero...—la pelirosa pensó que su suegra sólo preguntaba por los varones.
—A simple vista puedo decir que los tres se encuentran bien—respondió omitiendo mencionar a su paciente.
—Si bueno, de ellos si he tenido noticias... yo me refiero a ella—Mikoto llevaba mucho tiempo cargando con la culpa de haber culpado a esa pobre niña de lo sucedido, sin embargo, al igual que la mayoría de los Uchiha, su orgullo no le permitió buscar a sus hermanos y disculparse con ellos—¿Porque Hinata esta en el hospital?—los tres varones voltearon a verla con incredulidad.
—La joven despertó unos días atrás de un largo coma y hoy por primera vez pudo sostener en brazos a su bebé—la dama Uchiha se llevó la mano a la boca sin poder creer lo que escuchaba. Tenía muchos años sin escuchar absolutamente nada de Hinata, al parecer la joven Hyuga, era muy discreta, todo lo contrario a sus hermanos y sobrino.
—¿Ella se caso?—esta vez fue Itachi quien preguntó, ya que él aún recordaba a la linda niña de ojos color luna.
—La verdad no lo se, pero ella ingresó con el nombre de Hinata Hyuga y no como Uchiha y por lo que escuché, son los tres varones quienes estuvieron cuidando del niño mientras ella estuvo inconsciente luego de dar a luz—entre mas escuchaba, mas grande se hacía el anhelo de la azabache por volver a mirar a esas cuatro personas. Francamente, no lograba imaginar a su hermano como abuelo.
—Si tanto quieres verlos ¿porque no haces a un lado tu orgullo y los buscas ahora que los tienes tan cerca?—cuestionó Fugaku al ver las distintas reacciones mostradas por su mujer, era evidente que moría por volver a verlos a los cuatro, mejor dicho cinco, ya que ella deseaba ser abuela... lamentablemente, Izumi e Itachi, aún no lograban darles la buena noticia y en cuanto a Sasuke, el llevaba poco tiempo de casado con Sakura, por lo tanto, no pensaban tener hijos tan rápido.
—¿Y que pasa si ellos no quieren verme por la forma en que me porte con esa pobre niña?—cada vez que lo decía, se sentía peor por haber querido lejos a Hinata. Luego de comprender su gran error, agradeció que sus hermanos no la hubieran escuchado, porque de haberlo hecho, Hinata hubiera terminado en un orfanato.
—No es mi intención interferir, pero fueron ellos quienes me preguntaron por ustedes, incluso dijeron con aparente alegría que Sasuke era un mocoso amargando—tanto Izumi como Itachi sonrieron al ver la molestia en el rostro de Sasuke.
—Hmph—soltó aparentemente molesto pero en su interior, al igual que Itachi, quería volver a ser como eran antes del accidente.
—¿Saben? Según lo que pude ver, ella se siente muy culpable por la separación—Sakura continuó respondiendo las preguntas hechas por la misma Mikoto, quien ahora sentía mucha culpa acumulada dentro del pecho.
—Hinata era una niña, ella no podía hacer nada al respecto—aclaró Itachi sintiéndose mal por la joven a quien vio crecer desde muy pequeña.
—En cuanto a eso, fue realmente tierno ver a los tres hombres encabezados por Madara, diciendo que no se pusiera así, que su presencia era lo mejor que les había sucedido y que si tuvieran la oportunidad de regresar el tiempo, tomarían las mismas decisiones—Mikoto dejó caer las amargas lágrimas. Sus hermanos y sobrino se habían convertido en personas de bien por sacar adelante a la niña, mientras ella les dio la espalda.
—¡Quiero verlos!—afirmo dejando complacidos a todos—¿Crees que estén ahí mañana? Me gustaría hablar primero con Hinata antes de verlos a ellos—se dirigió a Sakura.
—Si viene conmigo, la dejaré entrar media hora antes de la hora de visitas, que es cuando llegan los tres con el bebé—la dama Uchiha agradeció de corazón y se dirigió a su marido.
—Acompáñame querido, necesitamos ir al centro comercial—Fugaku miró mortificado a sus hijos en busca de ayuda—No puedo llegar con las manos vacías y mañana estará cerrado, así que debemos darnos prisa—Sasuke se encogió de hombros al ver a su padre siendo arrastrado por la emocionada mujer.
[...]
Los ojos color perla parpadearon un par de veces antes de lograr dejar atrás la somnolencia, sin embargo, al ver que no se encontraba sola en la habitación del hospital, dejó atrás el sueño y se apresuró a sentarse aún con el mareo que le ocasionó hacerlo tan rápido.
—Nos volvemos a ver Hinata—aunque habían pasado mas de diez años, ella sabía quien era la mujer sentada en la silla cercana a su cama y lo único que pudo hacer, fue bajar la mirada a sus piernas. No estaba lista para recibir mas reproches, no en esos momentos en los que apenas estaba recuperado las fuerzas—No temas, no estoy aquí para molestarte...—la voz de Mikoto se quebró al ver el temor en la joven, era su culpa y eso le causó un gran pesar—Sakura nos informó sobre tu presencia aquí en Konoha y aún cuando se que no lo merezco, quiero pedirte perdón por la forma tan egoísta en que me comporté contigo sin que lo merecieras—la ojiperla levantó el rostro desconcertada e incrédula—En ese tiempo todos perdimos, sin embargo, el dolor me cegó y me impidió mirar que la persona mas afectada fuiste tú... Estoy muy orgullosa de mis hermanos y de Obito por haberse sabido comportar, como no lo supe hacer yo—la mujer se soltó a llorar.
—¡Tomé!—la joven le acercó una caja de pañuelos sintiendo que la mano le temblaba como gelatina.
—Dime Hinata ¿podrás perdonarme?
—Yo no soy nadie para perdonarla, su actitud fue normal y nunca la he culpado por negarse a volver a verme, quizás también yo hubiera reaccionado igual—Mikoto la miró sin perder ni un solo detalle. Había crecido y se convirtió en una hermosa mujer con los mismos rasgos de su madre, incluso tenía el mismo semblante inocente y amable de la matriarca Hyuga.
—Eres igual a tú madre—la chica la miró con los ojos sorprendidos, ademas de Madara, nadie le había vuelto a decir eso y por ende, dejó salir muchas de sus emociones reprimidas—Ella era tan hermosa y tan gentil como lo eres tú, es por eso que me animó a pedirte que perdones a esta egoísta mujer—la joven trató de quitarle importancia, pero la Uchiha no retrocedió—por favor Hinata.
—Esta bien, si mi perdón le trae tranquilidad, lo tiene, pero también yo quisiera pedirle algo—Mikoto la miró asintiendo con la cabeza—Quiero que se encuentre con papá, también con el tío Izuna y con Obito nii-san, se que ellos la extrañan a usted y al resto de su familia—la azabache ya no se pudo contener y se levantó para darle un abrazo, desconcertando aún mas a la chica, no obstante, lentamente fue correspondiendo dejando que las lágrimas salieran libremente.
—Por supuesto que los veré apenas lleguen aquí—la mayor se recompuso y regresó a la silla, luego se agachó levantando unas bolsas de regalo y un bonito arreglo floral, mismo que colocó junto a los otros ya existentes. Regresó a las bolsas y de una de ellas sacó un oso de peluche—pero mientras llegan, te mostraré los obsequios que compré para tu bebé—la ojiperla de nuevo se sorprendió.
—¿Usted lo sabe?
—Claro y muero por cargarlo, después de todo, ese pequeño sera lo más cercano a ser mi nieto... si tú y tus protectores me lo permiten—la chica sonrió sabiendo a quienes se refería cuando mencionó a su padre.
—¡Mira quien llegó para ver a su mami!—la puerta se abrió dejando ver a Obito sosteniendo a Hagoromo en brazos, seguido de Izuna quien cargaba la mochila con todos los suministros que necesitaba el pequeño. Madara entró sonriendo con una caja de roles de canela.
—¿Mikoto?—la llamó Madara cuando hizo contacto visual con ella. Sin perder el tiempo, sus orbes se dirigieron a su niña. Debía comprobar que su hermana no la hubiera ido a molestar, sin embargo, Hinata le sonrió calentando su corazón como lo hacía siempre. Soltó un suspiro de alivio y caminó hasta ella para darle un beso en la frente—¿Como te sientes hoy?—ignoro a su hermana quien seguía sus movimientos y cuando estuvo con su hija, volvió a enfocar a Mikoto al igual que los otros dos varones.
—Estoy bien papá, la señora Mikoto me hizo compañía antes que llegaran—Obito le entregó al bebé y ella se sintió completamente feliz por la inminente reconciliación entre la familia de su padre.
—Vine aquí en busca del perdón de Hinata y después de haberlo conseguido, también quiero el de ustedes tres—Obito miró a la ojiperla y ella asintió sonriendo, así que sin dudarlo, se acercó a su tía envolviéndola en un fuerte abrazo. Izuna sonrió, mientras Madara rodaba los ojos.
Después de ver lo hecho por Obito, Izuna también se acercó e hizo lo mismo—Siempre serás mi hermana—murmuro el azabache cerca de su oído.
—Y que hay de ti Madara ¿obtendré tu perdón por los graves errores que cometí?—el mayor de los varones miró a Hinata quien sonreía asintiendo.
—Dire lo mismo que dijo Izuna, tu siempre serás mi hermana y nunca te daré la espalda, menos ahora que arreglaste las cosas con mi hija—Mikoto lloro por mucho tiempo en los brazos de sus parientes a quienes había extrañado tanto. Lo único capaz de romper el ambiente, fue la llegada de una enfermera que traía el desayuno para la paciente.
—¿Me permiten cargar a ese adorable pequeño?—Mikoto ya no pudo permanecer indiferente a los movimientos de los pequeños bracitos que sobresalían de las mantas.
—Por supuesto—Hinata extendió los brazos hacia la fémina y con extrema precaución, la matriarca Uchiha finalmente sostuvo a Hagoromo.
—Te presentó a Hagoromo Uchiha, mi nieto—Madara estaba orgulloso de su hija por haberlo convertido en abuelo. No perdía oportunidad de mostrárselo a todos sus conocidos mediante fotografías en su celular, dado que mostrarlo en persona no era opción para ninguno de los tres Uchiha. Ellos eran muy protectores y no creían estar exagerando.
—Es tan lindo—Mikoto lo veía embelesada—tiene el mismo color de cabello que tu, el mismo que también tenía tú madre—la ojiperla dejó caer las lágrimas, dado que aún no podía creer lo que estaba sucediendo. Izuna se acercó a ella y le dio un abrazo, pues al igual que ella, también estaba feliz por el gran giro que dio el destino sobre ellos.
...
Durante los días siguientes, el resto de la familia se reunió con Hinata al igual que con los tres varones. Itachi e Izumi quedaron enamorados del niño. Sasuke aunque lo negaba, también se conmovió con el menor y fue su esposa quien lo pilló queriendo hacerlo reír cuando creyó que nadie lo veía. Sin lugar a dudas, ir a Konoha fue lo mejor que pudieron hacer y la ojiluna se sentía muy contenta al volver a ver la familia reunida, no obstante, el hueco en su pecho, no lograba ser llenado. Aún después de todo lo que le hizo, ella continuaba amando a Indra, tanto como cuando estuvieron por contraer matrimonio.
Llevaba meses de haber salido del hospital y durante el tiempo que convivió con los otros Uchiha, nadie mencionó al padre del niño. Lo que ella no sabía, era que el mismo Madara les había dicho el nombre del sujeto y la controversial situación que vivió a su lado.
Con ayuda de su padre, pronto recuperó su licencia de enfermera y su nombre quedó limpio. Hinata podía trabajar en el lugar que ella eligiera, no obstante, todos insistieron que no lo hiciera, al menos hasta que Hagoromo cumpliera un año.
...
El tiempo siguió su curso y cuatro años después, las esperanzas de ver llegar a Indra buscándola a ella y a su hijo, pronto se fueron esfumando. Él no la fue a buscar, tampoco hizo el esfuerzo de llamarla. Ella tampoco lo haría a pesar de las sugerencia de Sakura, sobre ponerse en contacto con él. No, no lo haría, ya años atrás se lo dijo y él prefirió creer en lo que otros decían ¿que sentido tenía volver a insistir con lo mismo?
Afortunadamente su niño contaba con el apoyo de todos los varones Uchiha, aunque aún tenía sus dudas al dejarlo pasar tanto tiempo con Obito y Sasuke, quienes ya se habían encargado de enseñarle algunas de sus palabrotas y Hagoromo como si fuera una esponja, absorbía todo.
Su padre le dijo que jamas permitiría que algún volviera a dañarla, por lo tanto, se hizo cargo de mantener su presencia oculta de todos los que pudieran darle información a los Otsutsuki. Nunca permitiría que ese bastardo llegara de pronto queriendo ejercer sus derechos de paternidad, luego de haber renegado de su propia sangre
En ese momento, tanto Madara como ella, esperaban al pequeño guerrero, como lo llamaba el orgulloso abuelo. Hagoromo entró en el jardín de niños y ese era su primer día, a eso se debía que también el azabache estuviera esperándolo.
—¡Mamá!—el niño corrió hacia la ojiluna y fue alzado en brazos por la chica vestida con ropa de enfermera. Hinata consiguió un puesto en el hospital de Konoha en el área pediátrica. Sakura fue quien la recomendó para el trabajo y desde el principio, se sintió muy cómoda.
—¡Mi solecito! ¿Cómo te fue?—le besó las mejillas y el niño se sonrojó ante la mirada de su maestra.
—Muy bien ¡mira!—mostro un dibujo hecho con fallas, propias de un niño de su edad, donde aparecía ella, Madara, Izuna, Obito y él—la maestra Kurenai me dijo que era muy bonito ¿ustedes lo creen?
—Lo pondré en mi oficina—añadió Madara al momento de sostenerlo en sus brazos. El menor admiraba mucho a su abuelo y se sonrojó al escuchar lo que dijo.
Hinata se quedó hablando con la maestra y en minutos alcanzó a los dos varones de diferentes edades. Durante el trayecto, ambos adultos notaron que Hagi como lo llamaban Izuna y Obito, se encontraba muy pensativo, no obstante, ninguno de los dos logró saber el motivo. La profesora no dijo que hubiera pasado nada importante, por lo tanto, no tenían idea de que le sucedía.
Mikoto los invito a cenar esa noche y eso alegró al chico, ya que estaba muy aquerenciando con Sarada, la bebé de seis meses hija de Sakura y Sasuke.
Los siete llegaron a casa de Fugaku y se encontraron con el resto de la familia. Obito se había casado con Rin al poco tiempo de conocerla y dos años atrás, la pareja tuvo una linda niña de nombre Aiko.
—¡Campeón!—Itachi fue el primero en recibirlo, el muchacho lo quería mucho al igual que su esposa. No se hablaba mucho del tema, pero era evidente que la pareja deseaba poder tener a sus propios hijos—¿Como te fue en tu primer día de clases?—el niño junto sus dedos, al igual que lo hacía su madre cuando estaba nerviosa, acto que ellos adoraban.
—Todo bien pero...—los miró a todos especialmente a su madre—¿Porque yo no tengo un papá como los otros niños y como mis primas?—Hinata se tapó la boca para no dejar salir el fuerte jadeo. Sabía que irremediablemente ese día iba a llegar, pero por más que se hubiera preparado, no logró estar lista y por ende, se quedó sin una respuesta convincente.
—Nos tienes a nosotros, también a tú madre—repuso Izuna abrazando a la ojiperla para calmarla.
—Izuna tiene razón, tú eres mas afortunado porque no sólo tienes uno, sino varios padres—añadió Madara maldiciendo una y mil veces al maldito Otsutsuki por haber dudado de su paternidad.
—Lo se, pero tu eres mi abuelo y todos ustedes son tíos, no tengo a nadie a quien llamar papá—repuso el chico queriendo verse fuerte.
—En ese caso ¿que te parece si llamas papá a Izuna y a mi?—propuso Itachi, quien de inmediato fue abrazado por una sonriente Izumi—después de todo, ella también quería mucho a ese niño y si no llegaban a tener la bendición de ser padres, por lo menos Hagoromo los haría sentir como si lo fueran.
—¿De verdad?—cuestionó sonriendo—¿Y también puedo ser hijo de tía Izumi?—la joven asintió y se colocó a su altura para darle un beso en la mejilla.
—Ya está, de ahora en adelante nos llamarás así—soltó Izuna levantando al chico en sus brazos. Hinata dejó caer las lágrimas por lo irónico de toda la situación. Su hijo tenía un padre, pero él... él seguramente ya tenía hijos con Mito, la perfecta mujer de la que nunca dudaría.
—¡Tranquila Hinata! Sólo esta un poco confundido—Izumi se acercó a ella seguida de Itachi.
—Les agradezco mucho todo lo que han hecho por nosotros, no tengo cómo pagar tantas buenas acciones de su parte.
—Para nosotros es un placer que tu hijo nos llame así, sabes lo mucho que lo queremos y si con eso él se siente mejor, no hay nada que agradecer—concluyó Itachi. Mikoto, Sakura e Izumi se llevaron a la Hyuga al comedor donde ya se encontraba Rin ayudando a poner la mesa. Rin era la confidente mas cercana que tenía Hinata, puesto que ella era quien sabía toda la historia desde el inicio.
—En estas ocasiones desearía asesinar a ese maldito cobarde—gruño Izuna, atrayendo la atención de los otros varones.
—Tengo el presentimiento que Indra está buscándolos—reveló Obito.
—¿Porque lo crees?—preguntó Sasuke con algo de curiosidad.
—Una de las amigas de Hina, también es amiga de Rin y se caso con uno de los sobrinos de Indra... la chica de nombre Karin, no deja de preguntarle a Rin si sabe algo sobre el paradero de nuestra Hina.
—¿Rin le dijo algo?—Madara se tensó al saber esa información.
—Por supuesto que no, ella lo odia y jamás la expondría a sufrir de nuevo—replicó Obito con molestia.
—Pero si él la está buscando, quizás ya comprendió que estaba equivocado y pretende encargarse de ellos—espeto Fugaku.
—Ese pendejo la insultó, la acusó de ser mi puta y creyó en todas las calumnias que le contó su amante. Mi hija casi muere por su culpa, por abandonarla cuando mas lo necesitaba y jamás dejaré que se les acerque. Si en mis manos esta mantenerlos ocultos por el resto de sus vidas, lo haré sin pensarlo—aunque Itachi trató de argumentar a darle el beneficio de la duda, Madara fue tajante y no quiso volver a tocar el tema.
[...]
Tres años pasaron y para alegría de toda la familia, Izumi e Itachi anunciaron que la chica estaba con tres meses de embarazo y no sólo tendrían un bebé. Debido a los tratamientos de fertilidad, la chica esperaba gemelos. La ojiperla pensó que quizás Hagi se pondría triste, pero no fue así, él fue quien mas se emocionó y aseguró que sería el mejor hermano mayor. Pensaba cuidarlos tanto, como cuidaba a Sarada y a Aiko.
—Otro arreglo para ti Hina—Sakura le entregó a la Hyuga un hermoso ramo de flores que dejaron en la recepción del hospital. Hinata rodó los ojos al igual que lo hacía cada vez que llegaban presentes dirigidos a ella.
—Los pondré en las habitaciones donde no hay ninguno—retiró la tarjeta adjunta sin leerla y se deshizo de ella.
—Han pasado siete años Hina, durante ese tiempo, he visto a muchos caballeros interesarse en ti, creo que deberías darte una nueva oportunidad para ser feliz—la pelirosa no mentía, ya que la chica de orbes lunares tenía muchos admiradores, pero ella se mantenía inaccesible para dejar que la alcanzaran.
—Estoy bien Sakura, con lo mucho que tengo, no me hace falta nada y me siento agradecida de despertar todos los días junto a mi niño, teniéndolo a él, es tener mi motivación—Sakura sonrió con melancolía al ver que la joven no se daba la oportunidad de tratar a nadie y vaya que había tenido hombres dispuestos a todo por conseguir entrar en su corazón y obtener un poco de atención.
—Hablando de otra cosa, Izumi me comentó que Hagi y tu también irán a Tokio con ellos para aprovechar las vacaciones de ambos—las vacaciones de Hinata como las de su hijo habían coincidido y por lo tanto, Itachi e Izumi los invitaron a Tokio. Ellos irían a una convención de médicos y la ojiluna llevaría a su niño a los parques de diversiones.
—Así es, también Obito y Rin nos alcanzarán allá, aunque te confieso que de no ser por la insistencia de papá, no hubiera ido, tengo tanto tiempo sin salir de Konoha, que incluso me siento ansiosa—Madara al igual que Izuna, eran otras de las personas interesadas en que ella saliera con alguno de sus pretendientes, no obstante, les resultó difícil y al presentarse la oportunidad de salir, Madara la animó. Él no quería verla sola dejando pasar su juventud sólo por el desengaño que sufrió. Era claro que su hija aún amaba a ese maldito y no necesitaba decirlo, para que ellos lo supieran.
—Es comprensible, pero sólo piensa en lo mucho que se divertirá Hagi—la Hyuga sonrió estando de acuerdo.
...
—Oh, agradezco que esta convención no se llevara a cabo en un mes más, puesto que me siento muy cansada—soltó Izumi, quien ya había completado los cinco meses de embarazo y por esperar a gemelos, se veía como de siete meses.
—Mis hermanitos crecen rápido—repuso Hagi antes de beber el refresco que le trajeron al llegar al restaurante.
—Acércate a tocarlos—Izumi lo animó y el niño estiró la mano. Hinata lo miró con dulzura y pronto sonrió al igual que Itachi, pues Hagoromo abrió mucho los ojos cuando sintió los fuertes movimientos.
—Mamá, tía Izumi debe tener dolor—el chico miró a Itachi, luego a su madre con el rostro lleno de pesar.
—En realidad no me duele cariño—afirmó la Uchiha. Los cuatro continuaron comiendo y antes de que les trajeran la cuenta, Hagoromo se puso de pie.
—¡Mama lo siento pero de verdad tengo que ir!—la ojiperla asintió y lo acompañó, ya que se notaba muy urgido.
—Los esperaremos afuera mientras tomamos un taxi—anunció Itachi y ella estuvo de acuerdo.
—Espérame... no corras o te caerás—le dijo al verlo corriendo hacia el baño de caballeros. La joven madre negó con la cabeza, notando como Hagi chocó con una persona. Levantó el celular y muy apenada se lo entregó, disculpándose por el incidente, no obstante, escuchó su nombre y sintió que se desmayaría. Se negó a creerlo, no podía ser él, no era posible luego de siete años, sin embargo, el destino quería jugar con sus emociones. Era Indra, el mismo hombre al que aún después de tanto tiempo, continuaba amando como el primer día.
Toda la situación empeoró al momento de escuchar la voz de su hijo diciéndole viejo pervertido, si, definitivamente la influencia de Obito y Sasuke, le estaba afectando a su retoño.
El corazón de Hinata latía con rapidez al imaginar lo que pasaría si él le decía a su hijo que era su padre, no obstante, la llamada de Itachi la salvo, al menos por el momento. Sin pensarlo dos veces, tomo el brazo de Hagoromo y corrió hasta el Uchiha.
—¡Papá!—no quiso prestar atención a la reacción de Indra ante el llamado que le dio su hijo a Itachi—Ese tipo estaba abrazando a mamá, es un pervertido.
—Es él ¿no es cierto?—cuestionó el azabache sin dejar de mirar a Indra.
—Si—respondió con los ojos brillando por las lágrimas.
—Tranquila... vamos, Izumi nos espera afuera—sin más, la tomó de la cintura y salieron sin mirar atrás, sin embargo, cuando estaba por subir al coche, lo escuchó gritando su nombre. Se detuvo a verlo y la manó del pequeño la volvió a la realidad.
—Apresúrate mamá, ese tipo sabe tu nombre ¿lo conoces?—cuestionó mirando hacia atrás.
—Yo, bueno...—Izumi comprendió e interrumpió salvando a la joven de responder.
—Rin llamó y dijo que ya tiene los boletos para el parque temático al que quieren ir—el niño sonrió complacido y se olvidó del Otsutsuki mientras la Hyuga seguía con la vista perdida ¿Entonces no había sido un sueño? Él en verdad si estuvo con ella en el hospital donde dio a luz, pero por otro lado, dijo que la había estado buscando, cuando en realidad, no lo hizo, ya que ella nunca se escondió... Descarado ¿como se atrevía a presentarse frente a ella actuando como si nada hubiera ocurrido?
—¿Estas bien? ¿Quieres que nos quedemos contigo en tu habitación?—Izumi estaba preocupada por ella. No sabía si era bueno dejarla sola.
—Estoy bien, no se preocupen por mi, tu debes descansar para que estés lista y logres ir a la convención, ademas nosotros saldremos temprano al primer parque... Por favor, no le digan nada a papá, no quiero que se preocupe por mí ahora que está tan ocupando—Itachi asintió, aunque no muy convencido.
—Está bien, pero cualquier cosa que suceda, no dudes en llamarnos—la pareja finalmente se despidió dejándola con su hijo, quien ya se había casi dormido.
[...]
Indra realizó un sinnúmero de llamadas y usando sus influencias, logró obtener información del vuelo en el que había llegado y también, el lugar desde donde lo tomó. Ahora caminaba de un lugar a otro esperando información de la compañía de taxis que se la llevó del restaurante.
No lograba concentrarse en nada, necesitaba verla, quería saber porque su hijo llamaba papá a otro hombre ¿acaso se casó con otro y logró olvidarlo? De ser así ¿que derecho tenía a reclamar? No, no tenía derecho sobre ninguno de los dos, pero a pesar de saberlo, se negaba a dejarla ir ahora que la había encontrado y si en verdad se caso con ese tipo, lucharía por ella para obtener su perdón y el de su hijo.
El timbre de la puerta lo sacó de sus pensamientos y al abrir, se encontró con toda su familia.
—¿Donde la encontraste?—cuestionó Kaguya.
—¿Miraste a tú hijo? ¿Como es?—levanto las manos para callar las preguntas, puesto que lo estaban alterando mas de la cuenta.
—Los encontré en el lugar donde fui a cenar y si, miré a mi hijo—las orbes del varón se llenaron de alegría, misma que se esfumó recordando que fue a otro hombre a quien llamó papá.
—¿Y donde estuvo todos estos años?—preguntó Karin.
—No estoy completamente seguro, pero lo que me informaron es que el avión que la trajo a Tokio, salió desde Konoha—quizás estuvo en ese lugar durante todo ese tiempo, el lugar donde ni siquiera se molestó en buscar, incluso buscó en Norte y Centro America, cuando ella estaba tan cerca de donde varias ocasiones fue a cerrar negocios.
—¡Vaya!—Karin se quedó asombrada—Yo nací y viví hasta los cinco años en Konoha, después de marcharme, regresé cuando ya era mayor y es el sitio perfecto para permanecer con un bajo perfil.
—Eso explica porque no lográbamos dar con ellos y si a eso le agregamos las poderosas influencias de los Uchiha, prácticamente hubiera sido imposible encontrarlos, de no ser por esta coincidencia—añadió Kimimaru.
—¿Que sucede hijo? No te veo contento como creí que estarías al encontrarlos—inquirió Kaguya llevando su atención directamente a quien en ese momento le preocupaba mas.
—Hubo algo para lo que no me había preparado—Ashura y los otros voltearon a verlo en espera de lo que diría—mi hijo llamó papá a otro hombre y él a su vez, la tomó de la cintura dejándome claro a quien le pertenecían los amores de mi vida—el silencio se mantuvo por unos momentos, hasta que el celular de Ashura sonó. Era la persona encargada de buscar información en los taxis y ya tenía lo que le habían pedido.
—Debo ir allá—Indra tomo su saco y avanzó hacia la puerta.
—Tío no te apresures, aún no sabes lo que encontrarás, quizás sea mejor mantenerlos vigilados—sugirió Toneri, quien se unió a ellos con su flamante esposa, ellos partirían a su viaje de bodas en unas horas, por lo tanto, aprovecharon ese tiempo libre para ayudar.
—Ya espere por siete años y no pienso quedarme sin hacer nada sabiendo lo cerca que están de mi—Kaguya les pidió a Kimimaru y a Ashura que lo acompañaran por si llegaba a necesitar ayuda.
—Que casualidad, su hotel está muy cerca del nuestro—afirmó Kimimaru al entrar en la recepción.
—Esperaremos aquí nii-san y si el marido se pone difícil, sólo llámanos—Indra no respondió y entró en el elevador. No había muchas personas deambulando de un lugar a otro debido al horario, por lo tanto, esperaba que la persona junto a ellos, le diera la oportunidad de poder hablar sin causar alboroto innecesario.
...
Hinata no había dejado de llorar mientras recordaba el doloroso pasado. Era mas de media noche y no había logrado dormir, ni siquiera habiéndose dado un baño de burbujas logró relajarse ¿porque tuvo que volver a verlo? Su vida era tranquila sin él y ahora todo estaba de cabeza, no era justo que de nueva cuenta, Indra acabará con su estabilidad. Miró a su hijo en la otra cama y de nuevo soltó un suspiro lleno de dolor.
El tiempo pasaba y debía despertar temprano para ir al parque, de lo contrario decepcionaría a Hagi, lo cual no era opción. Cerró los ojos pensando en lo mucho que se divertirían al día siguiente, primero desayunarían, tomarían fotografías dirigidas a su familia y...Sus pensamientos fueron interrumpidos por los toques en la puerta. Frunció el ceño dadas las altas horas y casi de inmediato, pensó que Izumi se había puesto mal. Se levantó a toda prisa y abrió sin perder tiempo.
Todo en su mente paso en automático en cuanto miró a la persona que esperaba ser recibida. Ella trató de cerrar a toda prisa, pero el Otsutsuki sostuvo la puerta entrando en la habitación sin ser invitado y sin importarle las posibles consecuencias que podía acarrear su atrevimiento.
—Necesitamos hablar—no fue una exigencia, fue mas bien un ruego por parte del varón.
—Fuera de aquí—Hinata reaccionó y lo primero que le vino a la mente fue echarlo. No quería ni imaginar lo que podía pasar si Hagoromo se despertaba y lo encontraba allí.
—Por favor mi bella, llevo siete años buscándolos, no me pidas alejarme... he pagado muy caro el error que cometí al no creerte—trató de acercarse, pero ella retrocedió en busca de poner distancia entre ambos—Sufrí tanto al ver a mi hijo tan pequeñito, tan indefenso y ni hablar del dolor que sentí al verte inconsciente como una muñeca sin vida—la ojiperla permaneció callada—pase la noche contigo y me despedí antes que llegara tu familia, no obstante, apenas cayó la noche, regresé por ustedes y fue entonces que la médica Tsunade me informó sobre el traslado que realizó tu padre... Desde ese día, yo no he dejado de buscarte, me encargué de pedir ayuda de cada conocido que tengo, pero los años pasaban, al igual que mi angustia. No sabía si habías despertado de ese sueño, tampoco supe a ciencia cierta la condición de nuestro hijo y ese me hacía sentir mas miserable de lo que ya era—la joven se sorprendió al escucharlo, sobre todo por el brillo húmedo que se acumulaba en sus orbes.
—Estuve frente a usted y me acusó de ser infiel, me trató como a una cualquiera y se negó aceptar a mí hijo ¿porque de pronto estaba tan desesperado buscándome? ¿Acaso la honorable dama Uzumaki ya no era suficiente para entretenerlo?—siete años no lograron aminorar la irá y los celos que le hicieron sentir, así que no pensaba guardar silencio.
—Entiendo tu desconfianza y probablemente no lo sepas, pero el día que tu padre y sus parientes fueron a pedirme cuentas por lo que te hice, ellos se encargaron de aclarar todo—la chica frunció el ceño desconcertada—Te conte todo cuando estuve contigo en el hospital, pero permanecías durmiendo... Tu padre y yo nos agarramos a golpes y debo admitir que él me puso en mi sitio cuando me dijo que era tu padre—continúo hablando de todo lo que le dijeron los Uchiha y como lograron desenmascarar a Mito, también le contó sobre Ashura y como se arrepintió de haberla dañado—¡Perdóname mi bella!—era la primera de las muchas veces que pensaba pedirle perdón—Me deje llevar por los celos al creer que ibas a dejarme.
—Vaya—creía que estaba felizmente casado con Mito y fue una sorpresa saber que la habían desenmascarado, no obstante, eso no borraba el dolor y la angustia que le tocó vivir al quedarse sola, enferma y sin trabajo—no sabía que mi padre lo sabía todo—evitó decir nada sobre el pedido de perdón, como en lo que dijo acerca de Ashura y Mito.
—¿Podrás perdonarme mi bella?—necesitaba volver a insistir—Te necesito, los necesito a ambos para poder seguir viviendo—ella lo miró intentando disimular los fuertes latidos de su corazón.
—Es tardé, creo que será mejor hablar otro día—instintivamente, Indra se acercó y la aprisionó entre sus brazos.
—No, por favor no me digas eso, estoy seguro que volverás a desaparecer y no quiero perderlos, no podré soportarlo—la ojiperla luchó para liberarse, sin embargo, poco a poco cedió al abrazo que tanto había deseado tener todos esos años. Él mantenía ese mismo olor masculino que le gustaba, mismo que percibió en sí misma el día que despertó del coma. Se sonrojó al imaginar que aún estando inconsciente, él la había estado abrazando y tocando dejando su perfume ligeramente impregnado en ella.
—Le doy mi palabra de no irnos—le aseguró al momento de soltarse del abrazo y de nuevo miró en dirección a la habitación.
—¿Te volviste a casar? ¿Mi hijo sabe que el hombre a quien llama padre no lo es?—finalmente había llegado al tema que deseaba.
—Lo siento pero no estoy obligada a darle explicaciones—respondió cortante y ante esa
respuesta, el Otsutsuki no supo cómo reaccionar—De verdad necesitó dormir lo que resta de la noche, como ya lo dije, no pienso abandonar el hotel, al menos por ahora.
—Hinata... se que me porté muy mal con ustedes, pero él también es mi hijo y quiero estar presente en su vida—ella sabía que independientemente de lo sucedido entre ellos, el tema del niño era algo totalmente diferente y estaba segura que Hagomoro no le perdonaría que le ocultara esa información—Dejando de lado que te hayas casado con otro hombre, nosotros tenemos un vínculo que siempre nos unirá, él es mi hijo y quiero conocerlo, quiero que todos sepan que soy su padre—se tuvo que tragar los celos al pensar en ese tipo que la tomó de la cintura y que seguramente estaba esperando por ella en la habitación.
—Esta bien, sólo deme un poco de tiempo y así pensar en el mejor momento para que lo conozca, él no sabe nada y temo que no reaccione bien—sus razones eran válidas, sin embargo, Indra no podía mantenerse alejado de ellos, inclusive si el marido y ella no lo querían cerca.
—¿En donde has vivido durante todo este tiempo? No te molestes, es sólo que me gustaría saber el lugar donde mi hijo fue al kinder, luego su escuela, sus amigos, lugares favoritos, comidas preferidas...—debía ser convincente, de lo contrario, ella se cerraría y terminaría molesta.
—Bueno, luego de despertar del coma me encontré en el hospital de Konoha... Con el tiempo, en ese mismo lugar recuperé mi licencia de enfermería y comencé a ejercer. Estos años hemos vivido con mi padre y mi tío Izuna—confesó sin intención de ocultar nada, después de todo, estaba segura que Indra se encargaría de averiguar absolutamente todo de ella.
—¡Te busqué tanto!—le dijo con melancolía—Te sigo amando, incluso mas que antes y durante todos estos años he añorado volver a recuperarte—la penetrante mirada sobre ella, lograba lo mismo que años atrás, no obstante, ella ya no era la misma niña ingenua a quien le destrozaron el corazón, por lo tanto, el rencor fue mas fuerte y dirigió sus orbes a otro sitio.
—No quiero ser grosera, pero como ya le dije, necesito dormir—la chica fue a la puerta y la abrió, indicándole que debía salir de inmediato. El Otsutsuki suspiró derrotado y se aseguró de acercarse lo mas posible a ella, percibiendo su relajante aroma. Con toda la intención de volver a sentir su calor, se frotó contra el pequeño cuerpo de la Hyuga, fingiendo no ser su intención.
—Esta bien, pero no me iré sin obtener tu número de celular, aún temo que puedan desaparecer... también te daré mi número aunque durante todos estos años no lo he cambiado con la esperanza de recibir tu llamada—lo dijo de manera seductora cerca del oído femenino—Aquí tienes.
—¿En serio esperaba que fuera yo quien llamara?—la joven negó con la cabeza sin poder creerlo—¿Que esperaba? ¿Que continuara rogándole aceptar la paternidad de mi hijo?— puso especial énfasis al decir lo último y el Otsutsuki se percató de haber cometido un error al decir lo que dijo.
—No, por supuesto que no, tu no eras culpable, fui yo quien lo fue y no quise que te sintieras así... perdóname, sólo quería que supieras lo mucho que te he seguido amando durante todo esté tiempo, tanto así, que conserve el mismo número por si llegabas a querer darme tu perdón—la joven movió la puerta, en una clara señal de esperar su partida.
—¡Buenas noches!—Indra finalmente salió y ella se apresuró a cerrar antes que él viera sus lágrimas. Hinata ya lo sabía desde que se encontró con él horas antes... su tranquilidad había terminado.
...
La mañana siguiente, Hagoromo corrió a darse un baño, luego fue en busca de su madre. El niño se sorprendió al verla aún durmiendo y se dispuso despertarla.
—¡Mamá, mamá!—los ojos de luna se abrieron con pesadez y al ver a su hijo, recordó su plan para el día.
—Lo siento, me quedé dormida, dame unos minutos y pronto estaré lista ¿de acuerdo?—media hora después, madre e hijo salieron del hotel y tomaron un taxi. Ninguno de los dos se percató de la persona que seguía sus movimientos y que no pensaba perderlos por nada del mundo.
Indra se plantó cerca del hotel esperando verla salir, no confiaba en que no trataría de escapar, así que prefirió no tomar riesgos. Apenas los miró, lanzó un suspiro de alivio, pues ella había dicho la verdad, ya que no llevaban equipaje, sólo el bolso de la madre.
Prácticamente, siguió todos y cada uno de los movimientos que dieron, desde desayunar en un colorido restaurante, hasta llegar a la entrada de un gran parque temático. Agradeció a su madre por empeñarse en contratar a dos guardias, los cuales se encargaron de ayudarlo a seguir los movimientos de ambos.
No obstante, a pesar de no haberlos perdido de vista, ya no podía controlar en anhelo de verlos desde lejos. Su hijo era el niño mas adorable que hubiera visto y moría por acercarse a él, tanto como quería acercarse a ella. Durante las horas que llevaba observando, el tipo de cabello y ojos negros no se hizo presente, lo cuál le pareció muy extraño, dado que el parque era muy grande y por lo tanto, debería haberse preocupado por acompañarlos.
—¡Mamá!—la llamó el niño. Hinata llegó hasta uno de los puestos donde Hagoromo se acercó—¿Podemos comprar helados?
—Esta bien, pero no vuelvas a correr... podrías perderte cariño—la joven madre se puso la mano en el pecho intentando recuperar el aliento luego de haber corrido para alcanzarlo—¿Que pasa si alguien te rapta?
—Hmph ¿a mí?—el chico puso una posición arrogante, similar a la de Madara—No sería fácil, recuerda que mis tíos y el abuelo me han enseñado defensa personal y pronto aprenderé artes marciales, así nadie te molestará mientras yo esté presente—concluyó con orgullo. El pequeño era muy protector y celoso con su madre. Hinata aún recordaba cuando estuvo saliendo con Yamato, un conocido de Obito. Ellos salieron sólo un par de veces por insistencia de Rin, no obstante, su niño dejó muy claro que no le gustaba para ella, luego salió una noche con Sasori, el médico especialista que la atendió al salir del coma. Ella accedió porque él era amigo de Itachi y la historia volvió a repetirse.
Tiempo después conoció a un hombre muy atractivo, el cuál era el hermano menor de Hashirama, el mejor amigo de su padre. Tobirama estaba muy interesado en ella y a decir verdad, a Hinata no le desagradaba. Estuvieron saliendo durante un mes sin cruzar los límites y cuando parecía que la relación avanzaría, su padre regresó de un viaje. Hinata no supo exactamente que sucedió, lo cierto es que Madara puso el grito en el cielo maldiciendo a Tobirama y lo último que supo de él el día que se despidieron, fue que se mudó a otro país para encargarse de los negocios familiares que estaban a punto de irse a la ruina. El Senju le prometió regresar, sin embargo, hasta la fecha no lo había hecho ya que la empresa estaba en muchos apuros y sólo su pronta partida pondría solución a los graves conflictos laborales. La joven madre no sospechó nada hasta que miró a su padre y a Hagoromo chocar ambas manos sin dejar de sonreír en complicidad cuando Hashirama informó los acontecimientos. Era obvio que a ellos, no les hizo gracia el apuesto y caballeroso Senju.
Después de Tobirama, llegaron otros, pero ninguno le interesó como para enfrentar a su hijo, ni siquiera cuando el mismo Madara sugería posibles candidatos ella volvió a sentir interés en salir con alguien, a excepción de Nagato, un conocido de los tres azabaches, como también de Itachi. El apuesto pelirrojo era un caballero amable y a pesar de sentirse cómoda con él, todo quedó en amistad, después de todo, no le interesaba dejar de lado a su hijo por una simple aventura, la cual no llegaría a ningún lado.
—No se trata sólo de eso ¿acaso quieres verme preocupada al no poder encontrarte?—el chico la miró con cariño y sonrió negando con la cabeza—Bien, entonces compremos el helado que quieres—ambos se formaron en la fila hasta que llegó su turno de ordenar.
Hinata pidió uno de galletas con chocolate, mientras que su hijo pidió de sabor mango. Caminaron hacia unas mesas al aire libre donde pensaban comerlos, pero antes de llegar, Hagoromo dejó de caminar.
—¿Usted?—Hinata se tensó al ver a la persona que atrajo la atracción de Hagi—¿Acaso está siguiendo a mi mamá?
—Claro que no y no hay nada que temer, ella me conoce—aclaró el varón.
—¿Eso es cierto mamá?—la Hyuga asintió—¿Y quien es usted?—aún con desconfianza, el pequeño cuestionó sobre su identidad.
—Indra Otsutsuki... encantado de volver a verte Hagoromo.
—Usted sabe mi nombre, eso quiere decir que me conoce ¿verdad?
—Así es, incluso te cargue en mis brazos cuando estabas recién nacido y...—la ojiluna no lo dejó continuar, mientras que el niño abrió la boca con asombro.
—¡Indra!—lo último que deseaba era que terminara confesándole a su hijo sobre su paternidad en un lugar público. Debió saberlo, él ya no iba desistir hasta que consiguiera acercarse a su hijo—Creí dejar las cosas claras desde anoche.
—Mi bella...—se interrumpió ante la mirada de la ojiluna—Hinata... por favor—había súplica en su pedido y nada pasó desapercibido para el hijo de ambos, quien se dedicó a evaluar al hombre. Hagoromo era muy inteligente para su corta edad, por lo tanto, su cerebro seguía pensando en lo dicho por ese hombre, además, era la primera vez que alguien llamaba "mi bella" a su madre y encima se sonrojó ¿que estaba sucediendo?—Lo se, se que estoy cruzando los límites, pero trata de entenderme, llevó siete años buscándolos y ahora que los encontré, sólo te pido que me dejes estar cerca de ustedes—los rasgos físicos del varón al prácticamente estar suplicando frente a su madre, lo hicieron fruncir el ceño. Él dijo que lo cargo de bebé, luego que tenía siete años buscándolos, su edad era de siete años.
—Le dije desde anoche que nos pondríamos en contacto en otro momento. Hoy pensaba pasar el día a "solas" con mi hijo—había algo muy familiar en esa persona, además le resultaba cómico que su mamá con su estatura se mirara tan intimidante ante él, quien era mucho mas alto y corpulento que ella.
—¿Hablaste con él anoche? ¿Fue a nuestra habitación cuando yo estaba durmiendo?—Hinata quería saltarle arriba a Indra para golpearlo por ponerla en ese aprieto con su suspicaz hijo—Mamá ¿que quiere con nosotros este hombre?—la ojiperla sintió que iba desmayarse, las piernas dejaron de sostenerla debido a los temblores y ni hablar de su agitado corazón. Indra no tenía derecho hacerle eso. Sus lágrimas comenzaron hacer acto de presencia, sin embargo, las limpió antes que el niño las notara, al mismo tiempo que buscaba sostenerse de algo antes de caer.
—¡Hinata!—Indra se movió con agilidad y la sostuvo antes que ella cayera al suelo. En ese momento se sintió culpable por ponerla en ese encrucijada, era evidente que la llevó al límite.
—¡Mamá! ¿Que tienes?—el chico se preocupó mucho al verla inconsciente y muy pálida, su madre casi nunca se enfermaba—Por favor señor, ayúdeme a llevarla a un hospital, mi mami se ve muy mal—incluso el lado infantil del chico salió a flote al ver a la persona a quien mas amaba en ese estado y no le importaba tener que suplicar por ayuda.
—La llevaremos, pero no te separes de mi—Indra les hizo una seña a quienes lo acompañaban y ellos se encargaron de contactar a los encargados del parque. Pronto les dieron acceso a las salidas de emergencia y cuarenta minutos mas tarde, la ojiperla se hallaba recostada sobre una camilla del hospital mas cercano al parque.
Durante todo ese tiempo, Indra sintió que su corazón estallaría. Hinata se desmayó por su culpa, no obstante, en ese lapso de incertidumbre, su hijo se mantuvo pegado a él, como su único contacto y eso lo llenaba de felicidad.
...
—¿Cómo está ella?—se apresuró a cuestionar Indra apenas salió una enfermera de donde se llevaron a Hinata.
—¿Mi mamá esta bien?—el niño quería mostrarse fuerte, pero era su madre quien se desmayó y por lo tanto, no pudo contener las lágrimas que rara vez mostraba en público.
—Ella esta bien, fue sólo una baja de presión... por el momento se encuentra con el médico para que le realicen unos exámenes de rutina, pero no hay nada de que preocuparse, apenas termine y la dejaran marcharse—Indra soltó el aire que había estado contenido. Hagoromo suspiró limpiando sus lágrimas antes que alguien mas lo mirara.
—Creó que debemos llamar a mi papá—las entrañas del Otsutsuki se contrajeron al escuchar a su hijo. Él quería llamar al hombre con el que se había casado Hinata, el mismo que ocupó su lugar en la vida del niño—y también al abuelo, estoy seguro que cuando se enteré de lo que pasó con mamá, vendrá en seguida—otro golpe... Madara Uchiha. Él sabía que si el azabache lo veía, los ocultaría sin pensarlo y a él, lo mandaría tres metros bajo tierra.
—¿Y dónde están ellos? Me refiero a que no miré a nadie con ustedes en el parque—trató de obtener información sin mostrarse muy ansioso, aunque por dentro lo estaba y mucho.
—Bueno, el abuelo está en Konoha con papá Izuna y mi papá Itachi se fue a una convención de médicos—Indra frunció el ceño sin entender exactamente lo que dijo ¿como que tenía dos padres?
—¿Y cuál de tus dos padres es el esposo de tú madre?—hizo la pregunta mirando el bolso de la ojiperla sobre sus manos, ya que de nuevo, no quería mostrarse muy interesado.
—Con ninguno... ella no se ha casado con nadie, mi papá Itachi ya está casado con tía Izumi y mi papá Izuna es el hermano menor de mi abuelo—el varón parpadeó un par de veces al mismo tiempo que sintió su corazón acelerado. Ella no tenía a otro hombre, el tipo del restaurante ya tenía esposa. Esa declaración fue casi tan magnifica como volver a encontrarla después de tanto tiempo.
—Ya veo—murmuro aún incrédulo.
—Ahora dígame ¿usted conoció a mi padre?—tan directo como él, se dijo Indra—Usted dijo que me cargó cuando era bebé, ademas dijo llevar siete años buscándonos ¿quien es realmente en la vida de mi mamá?—el pequeño no dejaba de ver al mayor sin perderse ni un solo detalle
—¿Dónde está Hinata? ¿Que fue lo que pasó?—el mismo hombre que abrazó a su bella en el restaurante llegó muy preocupado preguntando por ella.
—¡Papá!—Hagoromo corrió hacia él.
—Tu madre nos llamó—una mujer embarazada se acercó y al igual al varón, también se veía muy preocupada. Indra se acercó hasta ellos dispuesto a dar la cara, como pensaba hacerlo con el mismo Madara—¿usted cuidó de Hagi?—Izumi se mostró amable y enfocó el bolso de Hinata.
—Así es... Indra Otsutsuki para servirles—Izumi sonrió dispuesta a presentarse, no obstante, Itachi se colocó frente a ella y al niño en forma protectora.
—Se quien es usted y ahora entiendo porque Hina sufrió ese desmayo, pero le advirtió que ella no está sola y no permitiré que vuelva a dañarla—aseguró el Uchiha sin elevar la voz.
—No es mi intención dañarla y ella lo sabe, incluso anoche quedamos en hablar sobre nuestra situación—Indra guardó la cordura y estaba dispuesto a soportar todos los reproches que le lanzaran.
—De ser así, ella se comunicará con usted, pero ahora es mejor que se retire, yo me haré cargo de mi hijo mientras ella sale—respondió sin mostrar la sorpresa que le causó saber que ya habían hablado.
—Si ya sabe quien soy, también comprenderá que lo que me pide es imposible, no quiero alejarme ahora que los encontré... traté de entenderme, llevo siete años buscándola y a pesar de ser el único responsable de haberla alejado, ella lo es todo para mi. La esperanza de encontrarlos es lo que me ha mantenido vivo todo este tiempo—Itachi le dio una mirada a su esposa para que se alejara y ella entendió llevándose al niño a la máquina de jugos—Estoy consiente que la situación es totalmente diferente, pero si fuera su caso ¿no movería usted cielo y tierra para dar con la mujer que ama y con el futuro hijo que pronto tendrán?
—Lo dice bien, no es mi caso, porque yo jamás dudaría de la mujer que amó, ni de mi paternidad.
—Soy un miserable, lo aceptó, pero mi hijo no es culpable de mis errores y tiene derecho a saber que soy su padre, un padre que lo ha buscado durante años y aunque sólo lo miró una vez, lo ama tanto como a la madre... Por favor compréndame, Hinata es la única mujer en mi vida y si de nuevo los pierdo, mi vida también perderá el sentido—Itachi trató de mantenerse firme, pero estando por ser padre de sus gemelos, no pudo evitar ponerse en el lugar del Otsutsuki y terminó compadeciéndose de él.
—Bien, puede quedarse, pero le advierto que si Hina le pide irse, tendrá que hacerlo—Itachi sabía que nadie esta a salvo de cometer errores y para muestra, estaba su propia madre, quien pasó años culpando a Hinata de algo que nadie podía haber controlado.
—Me gustaría hablar con usted a solas, quiero contarle todo lo sucedido sin omitir detalles y también me gustaría saber como han vivido ellos dos durante estos siete años—de no haber visto la compasión en las oscuras orbes de Itachi, Indra no se hubiera atrevido a realizar ese pedido, pero algo en ese hombre le daba confianza para sincerarse con él.
—Esta bien, lo espero en el bar del hotel donde nos estamos hospedado—el Otsutsuki asintió agradecido con el hombre que hasta unas horas atrás, odiaba por creerlo dueño de su bella.
—¡Mamá!—ambos varones voltearon al escuchar la emocionada voz infantil.
—Hina ¿estás bien?—Itachi se acercó al mismo tiempo que lo hizo Izumi.
—No fue nada grave, creo que sólo me desmayé por el calor del día—con la explicación, dejó tranquilo a su hijo, pero no a los mayores.
—¡Hinata!— la joven tembló al escuchar a Indra llamándola, ya que usando la lógica, él ya debía haberse visto con Itachi—¿Te sientes mejor?
—Si, gracias—la respuesta fue simple debido a lo incómodo del momento—Será mejor irnos—les dijo a todos, excluyendo a Indra.
—¿Él también vendrá con nosotros mamá?—el niño quería que el hombre desconocido los acompañara, pretendía continuar indagando sobre su identidad, además, se sentía cómodo al escucharlo hablar.
—No cariño, el señor Otsutsuki debe tener otras cosas que hacer—Indra se decepcionó al escuchar la respuesta de Hinata. Para él, no había nada mas importante que estar con ellos. La plática de su hijo parecía haber sido bálsamo sanador, puesto que mientras lo escuchaba, se sentía mas vivo y con mas fuerzas para enfrentar lo que estuviera por llegar a ellos.
—Entonces vamos—Itachi le hizo un asentamiento con la cabeza al otro varón y se llevó a las dos mujeres y al niño. Hinata volteó antes de salir y se encontró con los penetrantes ojos del hombre que aún después de tanto tiempo seguían haciéndola flaquear. La tristeza en su rostro la descolocó y de inmediato rompió el contacto visual, sin embargo, sabía que no iba poder sacar esa expresión de sus recuerdos y ya las lágrimas estaban a punto de caer. A ese punto, ella pensó que lo mejor era regresar a Konoha a la seguridad de su hogar y a la protección de su familia, de su padre.
[...]
Ashura daba vueltas de un lugar a otro, desde que supo dónde estaba Hinata, lo único que tenía en su mente era ir a verla, debía pedirle perdón por sus errores.
—¿Que te pasa Ashura? Te veo muy inquieto—cuestionó Kaana. Ellos no regresaron a su hogar, como tampoco lo hicieron los otros miembros de la familia Otsutsuki ¿la razón? La misma que Indra, querían poder ver a la mujer que amaba Indra para pedirle perdón por la forma en que la trataron en el pasado.
—Quiero verla—Kaana sintió que su corazón dolía, ella conocía la historia y también era consiente de lo mucho que su ahora esposo, había amado a esa mujer y al escucharlo, no pudo evitar pensar que aún sentía amor por ella—Se lo que estás pensando y desde ya te digo que estás equivocada... yo necesito su perdón, mis actos fueron los que hicieron dudar a Indra y por consecuente, ellos se separaron. Mi hermano ha vivido un calvario durante estos años, mientras que yo logré olvidarla y amar de nuevo, incluso seremos padres y en los próximos meses veré nacer a mi hijo, cosa que Indra no logró hacer gracias a mi—Kanna entendió y recibió el abrazo de su esposo.
—¿Y porque no la buscas? Yo puedo acompañarte, me quedaré alejada para que ustedes hablen—Ashura se separó del abrazo y la encaró.
—¿Harías eso por mí?—ella asintió sonriendo—Gracias amor, nunca dejaré de agradecer mi suerte por haberte encontrado—sellaron el momento con un casto beso.
—Entonces ¿que estamos esperando? Vamos de una vez—sin dar aviso al resto de la familia, la pareja se dirigió al hotel donde había estado con su hermano la noche anterior. Ashura era consiente del posible rechazo que tendría Hinata hacia él, pero no le importaba, incluso aguantaría que lo insultara, sería lo menos que merecía por haberse portado tan mal con ella.
—¡Aquí es!—las manos le temblaban y se sentía muy inseguro, después de todo, no sólo ella estaría sino también el hijo que concibió con Indra.
—Tranquilo, recuerda que yo estaré cerca por si necesitas apoyo—el castaño suspiró intentando darse valor. Lentamente avanzaron al elevador, pero sus pasos se detuvieron abruptamente al escuchar la voz que tanta tranquilidad le traía y a la vez, tanto amaba.
...
Izumi, Itachi, Hinata y Hagoromo, llegaban al hotel coincidiendo con Ashura. El niño se apresuró a entrar corriendo y fue cuando ella lo llamó, sin embargo, la ojiperla se quedó pasmada al enfocar a Ashura cerca del elevador.
—¿Que sucede mamá?—Hagi se percató del repentino cambio en su madre y de inmediato se dirigió hasta ella llamando la atención de los adultos.
—Es ella ¿no es cierto?—cuestionó Kanna alternando sus orbes entre la madre y el hijo. Reconoció que la mujer era muy bella, tal como la miró en las fotografías que atesoraba Indra ¿y el chico? Bueno, de él no había mucho que decir, pues sin necesidad de que alguien se lo aclarara, podía estar completamente segura que era el hijo de Indra.
—Si, ella es Hinata—caminó hasta quedar frente a la joven—¿Podemos hablar?—viendo la desconfianza y la duda en sus hermosos ojos, sintió mucho mas el peso de la culpa—Por favor.
—¿Lo conoces?—cuestionó Itachi sin dejar de escudriñar al desconocido.
—Si, lo conozco—respondió con seguridad.
—Será sólo un momento... prometo ser breve—la ojiperla suspiró resignada. Por mas que le diera vueltas, tenía que llegar el momento en que ellos dos hablaran.
—Itachi, Izumi ¿podrían llevarse a Hagi con ustedes? Yo pasaré por él en cuanto termine.
—Pero mamá, yo quiero quedarme contigo, no te dejaré sola con un hombre—el chico veía a Ashura de arriba abajo y no fue hasta que Kanna lo tomó del brazo, que el chico se tranquilizó. Kanna al ver que el pequeño se mostraba renuente y celoso, quiso aclarar las cosas sosteniendo el brazo de su esposo.
—Cariño ve con tu papá y con tía Izumi, te prometo ir pronto a buscarte ¿de acuerdo?—el niño miró de nuevo al Otsutsuki, luego a la mujer a su lado y finalmente accedió.
—Esta bien, pero si te tardas, vendré a buscarte—dicho lo último, Hagoromo se marchó con Itachi e Izumi, dejando a la Hyuga con los Otsutsuki.
Los tres caminaron al restaurante del hotel y acto seguido, Kanna los dejó a solas, yendo a otra mesa.
—Antes que nada, debes saber que ya estoy curado, por lo tanto, no soy un peligro para ti, como lo fui en el pasado—Hinata veía hacia abajo para evitar verlo a los ojos—y aunque es muy tardé, para decirlo, de todos modos lo diré... mi mejoría fue gracias a ti. Luego de lo miserable que me porte contigo, los remordimientos y la culpa no me dejaban vivir—viéndola frente a él tan bella y pura como antes, se maldijo por su forma de proceder—Perdóname Hinata, hubiera querido implorar tu perdón desde antes, pero ya no volvimos a saber nada de ti, razón que aumentaba mis culpas, al igual que ver a diario el sufrimiento de mi hermano—se detuvo esperando que ella dijera algo, pero la ojiluna se mantenía en silencio—Supongo que a lo único que debo aspirar es a tu odio.
—Se equivoca, yo nunca lo he odiado, ni siquiera cuando...—antes de continuar, prefirió no seguir, pues Ashura le estaba pidiendo perdón y no tenía casó poner mas sal en la herida—ni antes, ni ahora, yo nunca guardé sentimientos malos en su contra y me da mucho gusto saber que se encuentra recuperado—ella no mentía, pues aunque él hubiera intentado dañarla de varias formas, la joven sabía que estaba enfermo y a pesar de todo, le tenía mucho cariño.
—No me sorprende y tus buenos sentimientos, sólo hacen mas grande mi culpa por lo que te hice a ti y a mi hermano ¿sabes? Él no volvió a ser el mismo desde que perdió tu paradero y el de Hagoromo, de quien hablaba a diario—Ashura miró a su esposa y ella le sonrió en señal de apoyo—¿Que me dices? ¿Podrás perdonarme?—finalmente las lágrimas se hicieron presentes en la ojiluna. El Otsutsuki se sintió mas culpable por volver a ser el responsable de hacerla llorar.
—Lo perdonó Ashura—el varón tuvo la sensación de haber retirado una pesada carga de su espalda, no sabía cuanto había necesitado escuchar esas palabras, hasta que no las escuchó.
—Te lo agradezco mucho Hinata... pero no llores, mi intención es no volver a ser el causante de tu llanto.
—Lo que sucede es que también yo necesitaba poner un punto final a este capítulo—se limpió las lágrimas e intentó sonreír.
—No sabes cuanto lamento no haber visto a tu hijo crecer y ahora me mira como la amenaza que fui para ti en el pasado—aunque el comentario estaba cargado de tristeza por parte de Ashura, le causó risa a la Hyuga. De nuevo su hijo se portaba territorial con un varón cercano a ella.
—No se preocupe, él mira así a cada hombre que se me acerca, es muy celoso—sonrió un poco mientras lo decía.
—¡Increíble...! Incluso en eso se parece a Indra—murmuro siendo escuchado por la joven. Ashura le hizo una seña a Kanna y ella se acercó hasta la mesa—Bueno, ahora que me concediste tu perdón, quiero que conozcas a mi esposa—Hinata lo miró sorprendida—Si, me case hace dos años y ayer nos enteramos que seremos padres—él se puso de pie siendo imitado por la Hyuga—Hinata, esta es mi esposa Kanna Otsutsuki—la mencionada sonrió con amabilidad y ambas estrecharon las manos.
—Encantada de conocerla Kanna—los tres se sentaron.
—Lo mismo digo, pero prefiero que me tutees—a la ojiperla le causó muy buena impresión la dama con la que se caso Ashura y pronto el ambiente entre los tres se tornó mas tranquilo.
—¿Sabes?—el varón tomó la palabra—Indra compro toda clase de artículos para su hijo, sin embargó, con el paso del tiempo y de las decepciones que sufrió cuando las pistas no conducían a ustedes, destruyó casi todo, dejando únicamente un caballito de madera, mismo que conserva en la recámara que compartieron—la ojiluna desvió la mirada sin saber que decir—De verdad Hinata, mi hermano ha sufrido mucho al no saber nada de ti.
—Yo lo conozco desde hace poco, pero incluso con ese corto periodo de tiempo, ya siento que te conocía, dado que Indra siempre esta hablando de ti—añadió Kanna—a menudo está en contacto con los investigadores a cargo de buscarte.
—Nosotros hemos estado en Konoha desde que desperté del coma, en ningún momento intenté mantener en secreto mi ubicación—repuso Hinata.
—Para serte sincero, Konoha fue el lugar que nunca pasó por nuestras mentes... fue una sorpresa cuando lo supimos.
—Te dije que si tardabas vendría por ti—Itachi e Izumi se encogieron de hombros cuando llegaron tras Hagoromo. En realidad, al Uchiha no le hubiera costado ningún trabajo persuadir al niño de esperar en su cuarto, pero ellos también querían ver el motivo de la demora. No podían omitir que Hinata estaba con una de las personas que tanto la daño años atrás.
—Vengan, les presentaré a Ashura y a su esposa Kanna Otsutsuki—el chico bajo la guardia al igual que Itachi.
—Itachi Uchiha para servirles y esta es mi esposa Izumi—los adultos estrecharon las manos.
—Hagi ¿que se debe hacer?—la mirada de Ashura se clavó en el niño.
—Hagomoro Uchiha para servirles—el pequeño hizo una reverencia con toda la seriedad que requería, pues temió avergonzar a su madre y recibir una reprimenda.
—¡Por todos los cielos!—Ashura sintió de nuevo el peso de la culpa—Es como volver a ver a mi hermano de niño—murmuró para si mismo, pero su sorpresa no pasó desapercibida por el chico, quien mostró especial interés en sus expresiones.
—¿Usted conoce al señor Indra? Él también es Otsutsuki cómo ustedes.
—Indra es mi hermano mayor—respondió Ashura reprimiendo los deseos de abrazarlo y pedirle perdón también a él.
Itachi miró el reloj con algo de incomodidad, ya que Indra debía estar por llegar cómo habían quedado en el hospital y no quería que Hinata los mirara hablar hasta no haber terminado esa conversación.
Hinata captó la incomodidad de Itachi y creyó que era por la demora para salir a cenar y de paso aclarar lo que pensaba hacer sobre Indra. Sin demora se despidió de los Otsutsuki y regresó a su habitación para darse un baño. Izumi la acompañó mientras que Itachi se quedó en el restaurante del hotel, donde Indra no tardó en arribar.
Indra le dijo a Itachi absolutamente todo lo que sucedió en el pasado desde que conoció a Hinata, hasta el día que se metió al hospital antes de perder su paradero. El Uchiha se mantuvo en silencio, no obstante, escuchar la otra versión de la historia, le abrió la perspectiva a diferentes posibilidades. A pesar de los errores, Indra era el padre del niño y como tal, tenía derecho a convivir con él.
—Mis intenciones son y siempre han sido lograr que Hinata me perdone y regrese conmigo. Yo nunca he dejado de amarla y estoy dispuesto a enfrentar lo que sea por ella y por mi hijo—Itachi suspiró sabiendo a lo que se refería cuando dijo lo último, puesto que no iba ser nada fácil enfrentar a sus tíos incluyendo a Obito.
—Supongo que sabe a lo que se enfrentará ¿no es cierto?—Indra asintió—En ese caso, sugiero que se enfrente primero a Obito, quien llegará mañana. Yo mismo me encargaré de intervenir para su encuentro y también intercederé a su favor, después de todo, mi primo ahora es un hombre casado y también es padre, quizás esos detalles jueguen a su favor y de ser así, habrá subido un escalón hacia ella, quedando sólo los dos mas difíciles—obviamente se refería a Izuna y a Madara, no obstante, Indra estuvo totalmente de acuerdo y muy agradecido por la ayuda del azabache.
—Estoy dispuso a bajar hasta el mismísimo infierno si con eso logró el perdón de mi bella—Itachi disimuló la impresión que le dio escucharlo llamar a Hinata de esa forma tan personal y cariñosa, sobre todo, viniendo de un hombre tan soberbio como demostraba ser el Otsutsuki.
...
Muy a regañadientes, Indra se marchó a petición de Itachi. El azabache quería tener una conversación seria con Hinata, debía saber que era lo que ella opinaba en todo ese enredo. Dejando a Hagomoro con Izumi, la ojiperla e Itachi comenzaron la conversación.
—Acabo de tener una larga conversación con Indra—ella lo encaró sorprendida—él me contó todo lo que pasó entre ustedes y debo ser sincero Hina, su testimonio me hizo verlo de otra forma... sin embargo, no es mi opinión la que cuenta sino la tuya. Dime Hina ¿que piensas hacer con respecto a él y a Hagi?
—Estoy muy confundida, sin embargo, no puedo negarle a mi solecito la oportunidad de convivir con su padre. Tu sabes lo mucho que mi hijo añoraba tener esa figura... El punto es que le asegure pensar en un posible acercamiento entre ellos y ahora no se como decírselo a papá y a mi hijo.
—Te entiendo, lidiar con mi tío es algo complicado y en cuanto al niño, creo que al decírselo a tu padre, te será mas sencillo decírselo a Hagi—ella estuvo de acuerdo, pero el punto era la reacción de su padre en cuanto escuchara el nombre de Indra—Dejando de lado las aclaraciones, quiero saber sobre ti ¿cómo te sientes tu con respecto a él, a su cercanía?
—A ti no puedo mentirte, yo aún lo amo—ella tenía plena confianza en el azabache, sabía que él, no la juzgaría sin importar la decisión que tomará—Se que soy una tonta por amarlo después de todo lo que me hirió, pero ninguno de los hombres con los que salí, me logró llegar al corazón como lo hizo Indra.
—No te sientas mal Hina, en el corazón no se manda y según lo que me contó, también ese hombre te sigue amando—la chica se sonrojó e Itachi sonrió enternecido con su reacción.
—Pero, aunque lo siga amando, eso no quiere decir que piense en volver a caer en lo mismo. Ya no soy la misma chiquilla ingenua que creyó en él sin medir las consecuencias... Estoy segura que nuestra dolorosa historia se terminó para siempre y no me arrepiento de nada, pues a pesar de todo el sufrimiento, me quedó Hagomoro, lo mas preciado que poseo, teniéndolo a él, no necesito volver abrir mi corazón.
—No digas eso, tú aún eres muy joven como para condenarte a una vida sin amor—el azabache sintió un gran pesar por ella y ¿porque no? También por el Otsutsuki.
—Estoy bien Itachi, soy privilegiada de tenerlos a todos ustedes en mi vida y para mí, es mas de lo que merezco—sonrió con melancolía. De no ser por los Uchiha, hubiera terminado en un orfanato como tantos niños que se quedaban huérfanos.
Momentos mas tarde, la morena recogió a su hijo y dejó a Izumi con Itachi. El azabache besó la frente de su esposa y acarició su abultado vientre. No quería ni imaginar la desesperación que debió sentir Indra al perderse esos momentos por sus malas decisiones. La chica se sentó en la cama y continuó revisando los catálogos médicos que les dieron en la conferencia, mientras que Itachi tomó su celular sabiendo bien lo que debía hacer.
—¡Tío!
—¿Que pasa Itachi? ¿Mis amores están bien?—cuestionó Madara del otro lado de la línea.
—Si, ellos están bien pero...—Itachi fue interrumpido por el mayor.
—Finalmente los encontró ¿no es cierto?—Itachi se tensó al escuchar la pregunta—Ese bastardo Otsutsuki lo consiguió... Lo se todo muchacho, tranquilízate—el menor tuvo que admitir que su tío lo había sorprendido. Eso quería decir que Madara siempre supo lo que pasaría durante ese viaje, o al menos lo intuía—Mejor dime ¿como lo tomaron mi hija y mi nieto?
Madara siempre estuvo al tanto de los movimientos de Indra. Durante años se divirtió sabiendo que ese imbecil la buscaba por todos los países del mundo, mientras que ella se hallaba en el sitio donde nunca se le ocurrió buscar.
Con el paso de los años, disfrutó mucho de ser abuelo y sentía que esa era la venganza perfecta para Indra. Sus estupideces lo hicieron perderse el crecimiento de su propio hijo.
Sabía lo mucho que se esforzaba por dar con ellos y pensaba en cuántos meses o mas bien en cuántos años le llevaría dar con con su paradero, sin embargo, hubo algo con lo que no contaba... su pequeña flor, su hija no dejaba de amarlo y por ende, sufría mucho por su ausencia. Intentó persuadirla para que saliera y tratara a diferentes hombres, mismos que gozaban de su aprobación, como fue el caso de Nagato Uzumaki, uno de sus socios que se interesó en ella apenas la conoció, pero a lo único que su pequeña llegó con Nagato, fue a una bonita amistad.
Conforme el tiempo seguía su curso, la veía más melancólica, seguramente preguntándose porque el Otsutsuki no la buscaba y como si las cosas no pudieran empeorar, Hinata comenzó a salir com el anti social de Tobirama. Esa fue la primera vez que su hija se mostraba animada por las salidas y largas conversaciones telefónicas. Hagomoro no estaba conforme y no tardó en hacérselo saber. Quizás si el Otsutsuki no la estuviera buscando, hubiera hecho el sacrificio de soportar verla con ese imbecil Senju, pero sabía que apenas apareciera Indra, ella dejaría de lado a Tobirama, ya que aunque le doliera reconocerlo, continuaba muy enamorada de él, tanto como él bastardo lo estaba de ella.
Pensando en volver a verla feliz, le propuso ir a Tokio. Sabía que uno de los Otsutsuki se casaría ahí mismo y optó por colocarlos en el mismo lugar, incluso se encargó de realizar las reservaciones en hoteles cercanos, lo que sucediera después, ya no lo manejaría, como tampoco interferiría en las decisiones que ella tomará. Odiaba a Indra, pero al mismo tiempo, amaba mucho a su hija y su única prioridad era verla feliz.
—¿Que te puedo decir? Ella se descolocó por completo en su primer encuentro, incluso tu nieto lo llamó viejo pervertido por acercarse a su madre—el mayor sonrió y también coincidió en que la cercanía de su nieto con Obito y Sasuke, le estaba afectando—Pero hoy que los alcanzó en el parque de diversiones y Hinata se desmayó, Hagi se quedó a su cuidado y como si la sangre lo llamara, el niño se veía muy cómodo con Indra. Debo decir que es la primera vez que no se pone a la defensiva.
—¿Mi hija se desmayó? ¿Que le pasó? ¿Ella está bien?—las prioridades de Madara no cambiaban y eso fue algo con lo que no contaba.
—Si, ella está bien, creo que fue la presión de tener a Indra frente a ellos y encima Hagi haciendo preguntas—el muchacho le explicó lo sucedido y Madara soltó el aire que mantuvo retenido—De hecho, él pidió tener una conversación conmigo y yo accedí—Itachi le informó lo que hablaron, incluyendo la presencia de Ashura, mientras el azabache mayor escuchaba sin interrumpir.
—Sabes que confió en ti, ahora dime ¿que opinas sobre ellos? ¿Crees que son sinceros?—aunque ya lo sabía, quería escucharlo de su sobrino.
—Tanto Indra, como Ashura, están muy arrepentidos de las decisiones que tomaron—le aseguró—además, Indra está perdidamente enamorado de Hina, al mismo tiempo que su hermano menor ya no parece estar obsesionado con ella, puesto que aparenta amar a la que ahora es su esposa y sus ojos muestran cariño por Hina al igual que por Hagi—Madara suspiró.
—¿Y que hay de ella? ¿Que pasa con mi girasol?
—Lo ama y ni siquiera fue necesario que lo dijera... En realidad es la primera vez que la veo sonrojada por un hombre—el azabache de cabello largo sonrió. Tenía años de no verla sonrojada con la mención de alguien, no es que ya no lo hiciera, pero lo hacía cuando los cumplidos eran muy directos, o cuando Obito e Izuna la molestaban hablando constantemente de los hombres que se interesaban por ella—Sin embargo, luego que me lo confesó, también me aseguró que no regresaría con él... me aseguró que se quedaría sola, sin la compañía de ningún hombre, dice que sólo nos necesita a nosotros, a su hijo y que contar con nosotros, es mucho mas de lo que merece—Izumi que en ese momento ya veía el televisor, escuchó a su marido y sintió mucha pena por Hinata. Las hormonas del embarazo le causaron melancolía y se puso a llorar.
—¡Pobre hija mía!—Madara hubiera hecho cualquier cosa por no saberla en ese plan—Juro que si pudiera retroceder el tiempo, lo haría para asesinar a ese maldito antes de que ella lo conociera. Todas sus lágrimas y tristezas han sido causadas por él.
—Pero también gracias a él, Hina tiene a la persona que la hace sentir viva, al igual que te pasa a ti—Itachi tenía razón, gracias al Otsutsuki, tenía a su adorable nieto y ante ese hecho, no podía renegar—Cambiando de tema, Obito y su familia llegan mañana...—el menor fue interrumpido por su tío.
—Surgió un imprevisto y no se puede ausentar de Konoha—Itachi asintió—La verdad, dudó mucho que mi hija se sienta cómoda si se queda en Tokio sabiendo que Indra quiere acercarse a Hagomoro, por lo tanto, le pediré que regrese. Aquí, en la seguridad de su hogar, ella puede pensar mejor sus próximas decisiones y no en un hotel lleno de personas extrañas.
—Sabes que Indra y posiblemente sus familiares la seguirán hasta allá ¿verdad?—Itachi temía que su tío evitara que los Otsutsuki se acercarán a Hinata—Te recuerdo que él quiere hablar contigo—añadió para que no intentará nada.
—Lo se Itachi y no tienes idea desde cuando he estado esperando dicha conversación—si el imbecil quería cabida en la vida de su hija, como de su nieto, lo correcto era dar la cara.
[...]
Días mas tardé, Hinata y Hagomoro ya se hallaban en Konoha. Izuna la consoló como lo hacía cuando era niña, ya que con los días que llevaba de haber regresado, no había tenido noticias de Indra y como le sucedía en el pasado, le resultaba mas sencillo sincerarse con Izuna que hacerlo con su padre. Ella no tenía idea que Madara ya sabía todo y que fue él, quien les informó a su hermano y a Obito. El azabache mayor admitió que fue toda una odisea lograr calmar a esos dos idiotas, quienes juraron asesinar a Indra apenas pusiera un pie en Konoha. Ellos no estaban al tanto de la vigilancia que mantuvo Madara hacia el padre de su nieto y por lo tanto, tuvo que narrarles toda la historia desde que se encargó de saber sus movimientos.
A pesar de lo que creyó Itachi, Obito no se conmovió, ni siquiera porque ya era padre, pero con las advertencias de Madara y las sugerencias de Itachi, poco a poco, fue dando su brazo a torcer.
—¿Porque estás tan nerviosa princesa? Estoy seguro que todo saldrá bien—le aclaro Izuna.
—¿Y que pasa si mi hijo se molesta conmigo? Temo que no se tome bien saber que él es su padre... ademas está papá, no se cómo decirle, no quiero decepcionarlo—el azabache le acarició el cabello mientras sonreía. Si tan sólo ella supiera que Madara ya lo sabía y que incluso, fue él, quien prácticamente se encargó de reunirlos.
—Hagi es un niño muy inteligente y estoy seguro que no cuestionara la aparición de su padre, sino todo lo contrario y en cuanto a Madara... no te preocupes, yo te ayudaré a controlarlo—ella se sintió mas tranquila, aunque al mismo tiempo, se preguntó desde cuando su tío podía hablar de Indra sin antes maldecirlo, no obstante, lo dejó pasar para otro momento.
—Gracias tío—le agradeció y él, le ayudó a limpiar las lágrimas.
—No tienes nada que agradecer... ahora ve y ponte mas bella de lo que ya eres. Esta noche debemos asistir a la cena de inauguración en el hotel perteneciente a Hashirama y a sus socios, ademas, sabes que no puedes negarte, ya que tanto Yume, como él, te apreciaban mucho y ni hablar de sus hijos, quienes pidieron que Hagi también asistiera. La pareja Senju tenía dos hijos, un varón de siete años llamado Jiro, quien iba a la misma escuela y al mismo salón que Hagi y la mas pequeña, una niña de cinco años de nombre Jin, la cual consideraba a Hagomoro cómo a su ídolo, queriendo pasar la mayor parte del tiempo, cerca de él.
—Lo se, Hagi ya hizo planes para ir a dormir con ellos luego de la inauguración—aunque no tenía ánimo para salir, no podía negarse, ya que la misma Yume le llamó para recordarle asistir.
—¿De que hablan?—Madara llegó retirándose la corbata—¿Estuviste llorando cariño?—siempre supo que su hija no le tenía la misma confianza para contarle sus problemas amorosos como la tenía con su sobrino y hermano, por lo tanto, no le iba contar nada y menos tratándose de Indra. Hinata temblaba con sólo imaginar una confrontación entre esos dos hombres, no resistía la idea de verlos dañarse por su culpa y si por algo como eso, su padre volvía a prision, sería muy devastador para ella y para Hagi.
—No—le respondió ayudándole con la corbata y él fingió creerle.
—¿Y dónde esta mi guerrero? El tarado de Hashirama no ha dejado de molestarme diciendo que sus hijos quieren que vaya a dormir con ellos—el desagrado de su padre, hizo reír a la ojiperla.
—Él está en su habitación y se ve feliz por ir a pasar la noche con ellos después de la cena.
—Entonces debemos darnos prisa para llegar temprano, porque hay alguien que te quiere ver a ti y a mi nieto—la chica frunció el ceño—Tu no la conoces, pero ella a ti si. La sobrina de Hashirama, la medica que salvo tu vida, está aquí en Konoha y quiere saludarte.
—¿Tsunade Senju?—ella la conocía sólo por fotografías y revistas donde la clasificaban como una de las mejores médicas.
—Así es, ella y su ahora esposo, al igual que su compañera Shizune, se acaban de mudar a Konoha—esa información hizo feliz a la chica. Con un beso en la mejilla de cada Uchiha, se despidió para ir a arreglarse, tenía mucho que agradecerle a esas dos mujeres y aunque Ame no quedaba muy lejos, nunca quiso salir de Konoha por miedo a su pasado—¿Porque lloraba?—preguntó el mayor de los hermanos.
—Teme que Hagi la juzgue cuando le cuente sobre su padre, pero sobre todo, tiene miedo a tu reacción cuando lo sepas... ella no quiere decepcionarte ya sabes lo mucho que te admira—Madara asintió y al igual que su hija, también se fue a su habitación para darse un baño antes de salir.
...
Dos horas después, los cuatro se reunieron con el resto de la familia Uchiha frente al hotel. Sakura y Sarada lucían vestidos morados hasta la rodilla. Izumi se vistió a juego con su esposo, usando un vestido de maternidad negro con rojo. Rin optó por uno color dorado, al igual que su hija, mientras que Hinata combinó con los tres hombres que la acompañaban, ellos vestían trajes negros con camisas plateadas y ella un vestido plateado con accesorios negros.
En cuanto entraron, las miradas se dirigieron a ellos y en segundos, Hashirama acompañado de su esposa les dieron la bienvenida. La mayoría de ellos se fueron a sentar, pero la pareja retuvo a Madara, Hinata y a Hagi.
—Vamos, los llevaremos con Tsunade—Hinata sonrió y avanzó del brazo de su padre. El niño se colocó del otro lado y sostenía la mano del abuelo sin dejar de buscar a sus amigos por el lugar—Como se los prometí... aquí están Hinata y Hagomoro.
—¡Por Dios!—Shizune fue la primera en avanzar hasta la joven que conoció al borde de la muerte—Me da tanto gusto verlos tan llenos de vida... soy Shizune, la médica que ayudó a Tsunade durante el parto—Hinata no lo pensó y le dio un abrazo a la mujer. Atrajo a su hijo, quien pronto también se vio envuelto en los brazos de la misma persona que lo vio nacer.
—Yo soy Tsunade y no tienes idea de cuanto me alegra conocerte a ti y a este pequeño luchador—para ese momento, Hinata ya había derramado lagrimas de alegría y agradecimiento por las personas que les salvaron la vida a su hijo y a ella. Hagomoro sólo se dejó abrazar sin protestar, ya que su madre se veía muy contenta—¡Basta de lágrimas!—Tsunade a diferencia de Shizune, no acostumbraba llorar y sabía que de continuar viendo a la joven, terminaría con humedad sobre sus mejillas—Les presentaré a mi esposo, quien ha insistido mucho en saludarte—Hinata se llevó las manos a la boca cuando miró acercándose a un hombre con largo cabello blanco, a quien ella ya conocía.
—¡Doctor Jiraya!—el varón sonrió con picardía como lo hacía siempre y pronto le dio un abrazo.
—Hinata... me siento tan feliz de verte así—pronto sus orbes se encontraron con el niño y no tardó en agacharse un poco para saludarlo—Y tú debes ser Hagomoro ¿verdad?
—Hagomoro Uchiha para servirle—tal como le enseñó su madre, el niño hizo el formal saludo de presentación acompañado de una reverencia.
—¿Usted se caso?—Hinata aún no lo podía creer.
—Si, esta mujer no me dejó en paz y un año atrás nos casamos—Tsunade jaló discretamente el cabello de su esposo y él hizo una mueca de dolor, causando la fuerte risa de Hashirama—¡Tsunade!—se quejó y después también sonrió divertido—¿Lo vez Hinata? No tenía escapatoria y de ahora en adelante, nos veremos muy seguido ya que también yo ejerceré aquí en Konoha.
—¿En serio?—cuestionó ella sonriendo. Madara ya los había saludado desde el día anterior y fue él, quien accedió a que vieran a su hija.
—Así es y no vine solo—la ojiperla siguió con sus orbes la dirección en la que las dirigió Jiraya, encontrándose con una mesa donde se hallaban todos los Otsutsuki, incluyendo a Kaguya, no obstante, Indra no se veía junto a ellos—aquí mi amigo Indra también siguió mi ejemplo y se encargó de arreglar todo para mudarse—la morena se tensó al ver aparecer a Indra.
—Buenas noches—la respiración de Hinata se volvió irregular. Indra tenía varios hematomas en el rostro y de continuar frente a ella, su padre se encargaría de que tuviera mas. La chica retrocedió quedando junto a Madara y no tardó en capturar fuertemente su brazo, en un intento por detenerlo antes del desastre.
—Señor Indra—Hagomoro se veía feliz, pero al verle los golpes cambió su semblante a uno de seriedad—¿que le pasó en el rostro?—el chico frunció el ceño evaluando a Indra—¿Ya viste mamá?—la atención del niño se fue de inmediato a su madre y a la palidez que mostró su rostro—¡Mamá! ¿Estás bien?
—Esta por desmayarse... de prisa tráiganla por aquí—Tsunade avanzó hasta el solitario pasillo que conducía a las habitaciones del hotel. Abrió su bolso y en seguida sacó dos pequeños paquetes que contenían alcohol—siéntenla aquí—Madara se encargó de sostenerla y la dejó a cargo de la rubia—Tranquila, estuviste a punto de sufrir un ataque de pánico, necesitas estar calmada.
—Aquí tienes—Yume, la esposa de Hashirama le dio una vaso con agua, mientras el Senju se mostraba muy preocupado.
—Lo siento mucho, creo que no debí venir... ¿me llevarías a casa papá?—Hinata veía con horror a Indra y a su padre. Su idea era llevarse con ella a Madara para que no estuviera en el mismo sitio que Indra.
—Hagi ¿que te parece si buscamos a Jiro?—el niño miró a su madre y a su abuelo y este último asintió a la invitación de Hashirama.
—Nosotros los acompañaremos—sugirió Yume llevándose con ella a los médicos y dejando sólo a Indra y a Madara con Hinata.
—Si mi hija vuelve a desmayarse por tu culpa Otsutsuki, esta vez seré yo quien te rompa la cara—la ojiperla se quedó pasmada sin comprender.
—No es mi intención ocasionar malestares en mi bella—Hinata los miró a ambos y ellos no parecían querer asesinarse entre sí.
—Me pueden explicar ¿que esta pasando?—los varones se miraron y Madara suspiró.
Flashback on
Indra llegó a Konoha días después de la partida de Hinata. Itachi le proporcionó la dirección de Madara y ese fue el primer lugar a donde se dirigió. La ojiperla se hallaba trabajando y su hijo estaba en la escuela, por lo tanto, hizo lo que tenía que hacer, antes de acceder a ellos y pidió hablar con Madara.
—¿A que debo el "honor" de tu visita Otsutsuki?—cuestionó con burla—Te advertí que si te volvías acercar a mi hija, te mataría.
—Estoy aquí para intentar recuperar lo que me pertenece... me refiero a Hinata y a mi hijo—respondió sin inmutarse.
—Hasta donde yo se, tu mismo renunciaste a tus derechos, así que no veo porqué puedas asegurar que ellos te pertenezcan.
—Lo se y no sabes lo mucho que he lamentado ese imperdonable error—Madara lo veía sin perder ninguno de sus gestos—y estoy dispuesto a cualquier cosa con tal de recuperarlos, incluso de humillarme ante ti para que me ayudes.
—Eres bastante presuntuoso ¿que te hace pensar que yo te ayudaré? Después de todo, mi hija sufrió mucho por tu culpa y la de tu familia.
—Por favor Uchiha, dame la oportunidad de acercarme con tu consentimiento, de lo contrario, no tendré ninguna oportunidad con ellos. Ambos te admiran y no te llevarán la contraria, incluso mi hijo, si se entera de lo que le hice a su madre, no querrá verme.
—¿Y no crees que lo mereces?
—Por supuesto que si, pero en estos momentos lo que yo merezco no importa, aquí lo importante son ellos. Quiero que mi hijo sepa sobre su origen y sobre todo, quiero ver a mi bella sonreír como lo hacía antes de lo sucedido... Estuve todos estos años sufriendo sin saber si ella había logrado despertar, inclusive llegué a pensar que había...—no logró completar lo que pensaba decir ya que la garganta se le cerró.
—¡Oye Madara! Nos llegaron unos documentos...—Izuna entró en el despacho de su hermano y terminó sorprendiendo al ver la indeseable visita—¿que hace aquí esté maldito?—sin previo aviso, el azabache menor le lanzó un golpe—Esto es por mi sobrina—Indra no se defendió y el azabache estaba por repetir su acción, si no fuera por la intervención de su hermano—Suéltame Madara ¿como puedes estar tan tranquilo con esté tipo tan cerca de Hina?
—Cálmate—ordenó Madara—toma asiento, hay mucho que deber saber—muy a regañadientes, Izuna se sentó sin dejar de mirar a Indra. Madara se encargó de aclarar las cosas dejando atónito no sólo a su hermano, sino también al Otsutsuki.
—¡Vaya... si que eres astuto!—soltó Indra cuando miró y escuchó todo lo que Madara estuvo investigando durante todo ese tiempo—Aunque no puedo culparte, luego de sostener a mi hijo en brazos, estuve seguro que haría cualquier cosa por protegerlo.
—Así es y para mí hija, tu eras un peligro, por lo tanto, preferí saber cuales eran tus movimientos y fue de ese modo que pude comprobar lo que acabas de decirme.
—Estaré agradecido de por vida contigo por lograr que los encontrará.
—¿Porque nunca me dijiste nada?— reprochó Izuna.
—Porque de seguro se lo dirías a Obito y ambos le irían con el chisme a mi hija.
—¿Yo?—cuestionó ofendido y el mayor asintió dejando a Izuna apenado ¿Como pudo su hermano llamarlo chismoso frente al Otsutsuki? ¿Ahora donde quedaba su ferocidad que había mostrado?
—Si mi niña se encuentra tan asustada es gracias a ustedes dos—Izuna quiso objetar pero Madara no se lo permitió—Nadie les pidió que le fueran a contar lo sucedido cuando la fuimos a buscar.
—Pero no dijiste que se tratara de un secreto—el mayor negó con la cabeza.
—Y en cuanto a tu agradecimiento, no lo hice por ti y si de mí dependiera, te podrías ir al infierno, pero no soporto ver que mi niña va perdiendo la sonrisa, el brillo en sus ojos y se resigna a vivir una vida sin amor... y créeme, no es por falta de candidatos—Indra sintió molestia al escucharlo decir lo último—Verla perder su esencia, es mucho peor, que verla contigo—Indra entendió. Madara estaba accediendo por el amor a su hija—Pero te advierto que si vuelves a dañarla, no me tentaré el corazón para asesinarte y no quedará ningún rastro de tu existencia—el Otsutsuki sabía que Madara no estaba mintiendo, sin embargo, no temía a la amenaza, puesto que no pensaba volver a dañar a su familia.
—Lo entiendo y lo aceptó—respondió con total seguridad.
—Otra cosa mas Otsutsuki—Indra se mantuvo atento—si después del acercamiento, no logras que ella quiera volver contigo, deberás conformarte con estar cerca únicamente de mi nieto ¿te queda claro?
—Muy claro—esa parte no le gustó, ya que no estaba seguro de lograr que ella lo aceptara de regreso para casarse.
Luego de dejar los puntos claros, Indra se despidió con una reverencia, no obstante, apenas logró poner un pie fuera de la mansión, se encontró de frente con Obito y antes que sus tíos lograran detenerlo, ya se había ido a golpear al Otsutsuki. De nuevo, Indra no se defendió, después de todo ¿que tan dolorosos eran los golpes? Posiblemente no eran nada, a comparación con lo que le obligó a vivir a su bella.
—¿Que demonios hace él aquí?—cuestionó retorciéndose ante el agarre de sus tíos. Indra se puso de pie y se limpió la sangre de la boca.
—También mereces que me disculpe contigo... siento mucho lo que le hice a Hinata y usare lo que me queda de vida para lograr que ella y mi hijo sean felices—con otra respetuosa reverencia, se marchó mientras Obito continuó gritando insultos. Los azabaches mayores, no creyeron que Obito fuera tan intransigente dado que también él era padre, pero ni por eso, el chico logró ablandarse. No fue hasta que Itachi habló personalmente con él, que lograron hacerlo entrar en razón.
Flashback off.
—Puedes estar tranquila, ni yo, ni tus primos y tíos, haremos algo en contra de Indra—Madara se acercó a ella y le dio un beso en la frente, luego le envió una mirada de advertencia al Otsutsuki y se marchó dejándolos a solas.
Hinata continuó sentada masajeándose la cabeza y de pronto sintió algo sobre sus piernas. Abrió los ojos y se encontró a Indra hincado para quedar a su altura.
—¿Te sientes mal? ¿Quieres que llamé a Tsunade?—la cercanía, el varonil aroma y la preocupación en sus ojos al hablarle, dejaron a Hinata sin defensas. Teniéndolo así, parecía que el tiempo no había pasado, ya que las mariposas que antes sintió, regresaron como le sucedía cuando lo conoció.
—No, no es necesario, estoy bien, es sólo que me sorprendió lo que me contó papá—ella nunca imaginó que alguien con su altivez y soberbia, pudiera dejarse humillar, pero si lo hizo y lo hizo por ellos.
—Haré lo que sea para obtener tu perdón—le tomó ambas manos y las besó, mientras mantenía los ojos cerrados—Te amo mi bella y mientras tenga vida, lucharé para que me des otra oportunidad.
—Pero yo...—no la dejó que continuara, pues sabía que lo iba a rechazar.
—Aún no digas nada, déjame a mí encargarme de todo... déjame volver a enamorarte y si no quieres que le digamos nada a nuestro hijo hasta que lo consiga, aceptaré tus deseos.
—No—replicó la ojiperla—Hagomoro debe saber cuanto antes la verdad y si está de acuerdo, se lo diremos mañana—el varón asintió agradecido. Su corazón latía con irregularidad ante la reacción que tendría su niño, sin embargo, aún había algo que ella no le había respondido.
—Y que hay de mi proposición ¿aceptas que intente enamorarte?—si bien es cierto que estaba muy feliz por su hijo, Indra quería apostar a todo. Los quería a ambos, la quería también a ella—Te prometo que si no lo logró, no volveré a molestarte y sólo tendremos trato por nuestro hijo—se apresuró a aclarar ante su silencio.
Varias personas pasaron por donde estaban ellos y no podían evitar mirar la escena como algo muy romántico, dado que el varón continuaba hincado.
—Levántese—ella se puso de pie y le tocó ligeramente los moretones en el rostro, él cerró los ojos y ella retiró las manos de inmediato... Indra no dejaba de verla y apenas podía creer que había estado siete largos años sin ella. La amaba tanto, que incluso dolía—veámoos como reacciona Hagomoro y después hablaremos—no estaba lista, no quería sufrir de nuevo y su única prioridad era el niño, por lo tanto, no quiso darle esperanzas
—Esta bien... entiendo—a pesar de no aceptar en ese momento, Indra no pensaba rendirse. Ella aún lo amaba al igual que él y lo comprobó al sentirla temblar con su toque.
Durante el resto de la cena, Indra se mantuvo alejado de ella, ya que tampoco deseaba importunarla con su presencia. Estuvo saludando a quienes le presentaba Hashirama, su socio en el nuevo proyecto de hoteles y cuando pudo alejarse, observó a su hijo desde la distancia.
—Es encantador... esperó que Hinata nos permita acercarnos algún día a él—su madre llego y él ni siquiera la había notado—He pensando en ir a verla, debo pedirle disculpas por mi mal comportamiento hacia ella—sin decir nada, Indra se despidió de la fémina con una pequeña sonrisa y salió del hotel.
Hinata intentó mostrarse indiferente, pero al verlo irse, sintió un hueco en su pecho.
—Desconozco los detalles de tu historia de amor con ese hombre, pero por lo que pude apreciar, él esta muy enamorado de ti Hina—repuso Sakura.
—Lo está y durante todo este tiempo, se ha dedicado a amarla aún más—tanto Hinata, como Sakura y Rin, voltearon al escuchar esa afirmación.
—¿Karin?—la ojiperla se puso de pie y pronto fue abrazada por la pelirroja.
—Malvadas, se olvidaron de mí—les dijo a ambas.
—Nunca te olvidamos, pero tuvimos razones para... bueno ya sabes—Rin evitó decir que Obito e Izuna le prohibieron hablar sobre Hinata con ella.
—Sakura, ella es Karin—ambas se saludaron y la pelirroja se sentó con ellas por unos minutos.
—Tu hijo es encantador y toda la familia muere por acercarse, especialmente Kaguya, pero ninguno está dispuesto a desafiarte—confesó sin omitir nada.
—Gracias... él es mi razón de vivir y en cuanto a los Otsutsuki, pronto podrán conocerlo pues mañana le confesaré la identidad de su padre.
—¿De verdad?—cuestionó Sakura y la Hyuga asintió—Eso le traerá tranquilidad a tu alma. Te sentirás mucho mejor ya sin estar rodeada de tantos secretos.
—Opinó lo mismo—añadió Rin, mientras que Karin pensaba en la reacción de Kaguya cuando logrará abrazar a ese niño.
...
El día siguiente, Yume dejó a Hagomoro en la mansión Uchiha. El chico no tenía idea de lo que su madre tenia planeado y por consecuente, se sorprendió al notar la presencia de Indra. El Otsutsuki se hallaba sentado en la sala frente a su madre.
—¿Usted?—beso a la ojiperla, sin dejar de mirar al varón—¡Mamá! ¿Porque él esta aquí?
—Siéntate conmigo cariño—la joven palpó el lugar a su lado y el niño se sentó—¿Recuerdas que una vez me preguntaste quien era tu padre?—Hagoromo asintió—Bien, pues él esta frente a ti.
—¿E-el?—Hagoromo se quedó en silencio sin dejar de escudriñar al Otsutsuki. Al ser un niño, el pequeño sintió una gran felicidad. Ahora podía mostrar a su verdadero padre frente a sus compañeros de la escuela, ya que, ni Izuna, ni Itachi lo eran del todo, mientras que ese hombre, sólo sería suyo y de su mamá—¿Y porque tardó tanto en venir?
—Porque yo me porté muy mal con tu mamá y ella.
—Tu papá vivía muy lejos de nosotros y no sabía dónde encontrarnos—Hinata interrumpió antes que Indra le contará toda la verdad a su niño. Ella no quería fomentar el odio en el corazón de Hagomoro y prefirió que supiera la verdad a medias.
—¿Y te quedarás con nosotros?—Indra se puso de pie y se acercó hasta su hijo.
—¿Quieres que esté cerca de ti?—el niño también se levantó asintiendo con la cabeza—Entonces te visitaré todos los días—colocándose a su altura, abrió los brazos y Hagomoro corrió hacia él. Hinata se mordió el labio al ver llorando a ambos varones de diferentes edades.
—Este es el mejor día de mi vida ¿verdad mamá?—la ojiluna se encontró con las orbes de Indra.
—Así es mi solecito.
—Ven conmigo papá, te mostraré mi habitación y todos los dibujos que hice para mi abuelo y mi mami—el Otsutsuki se quedó parado sin querer molestar a la morena, pero ella afirmó que estaba bien. Los miró subir las escaleras y pronto se vio rodeada por su padre e Izuna. Sin demora, lloro soltando el miedo, el alivio y también el dolor que sintió al ver como su hijo lo llamó papá, sin siquiera pensarlo.
—¿Que pasa si después lo prefiere a él y no a mi?—Madara le limpió las lágrimas.
—Es normal que lo acepte, después de todo, mi nieto es sólo un niño, ademas ¿no crees que su reacción es mejor de la que esperábamos?
—¡Vamos princesa! Eso jamas sucederá—aseguró Izuna, dejando claro que ella era irremplazable.
...
A partir de ese encuentro, la vida de la madre y el hijo cambió por completo. Hinata recibió a todos y cada uno de los Otsutsuki. Kaguya le pidió perdón y le rogó dejar que su nieto la llamara abuela.
Las disculpas y pedidos de perdón, incomodaban a la chica, pero nada lograba protegerla de los múltiples sentimientos que experimentaba con la actitud de Indra hacia ella.
Llevaba al rededor de un mes desde el pedido de dejarse enamorar y no había un día, en que no le llegara un ramo de flores, incluso en el hospital donde laboraba, le llegaban los bonitos detalles.
Para su debilidad, Hagomoro sugería paseos con ambos, como si se tratase de una verdadera familia y ella se veía obligada a aceptar, ya que su niño insistía mucho y no quería entristecerlo.
...
—¿Que te preocupa pequeña?—Madara había estado observando a su hija durante el tiempo que llevaba desde el acercamiento con el Otsutsuki y ella aún no había logrado regresar a ser la misma de antes. El imbecil de Indra se había esforzado al máximo para recuperarla, eso debía reconocerlo, pero ella se mantuvo cerrada a confiar en él y eso la estaba llevando hasta su límite.
—Hagi le sugirió a Indra que me invitara a cenar esta noche en su mansión—la inocencia de su pequeño, no lo dejaba ver que esas peticiones dañaban la estabilidad de su madre.
—Aún desconfías de él ¿no es cierto?
—Yo... yo no se que hacer papá—el azabache la abrazó con cariño.
—Te confieso que ni yo mismo creí decir esto, pero después de observar el comportamiento del Otsutsuki hacia ti, estoy convencido que en realidad te ama y no sólo eso, sino que también es un buen hombre... Estoy seguro que si lo aceptas, no volverá a fallarte—Madara fue testigo del cambio de vida que realizó Indra. Toda su familia había regresado a Londres para realizar los cambios en su empresa, pues algunos de ellos se quedarían allá, mientras que Indra decidió que se mudaría permanentemente a Konoha y aún no le decían quienes se unirían a él. Días atrás, cerró el trato de una hermosa propiedad no muy lejos de la Uchiha, ya que le aseguró no querer alejarlo de su nieto y de su hija en caso de lograr que Hinata lo aceptará y de no ser así, sería él, quien no pretendía estar lejos de Hagomoro. Ese acto los dejó perplejos, incluso a Obito, quien era el mas renuente a creer en Indra.
—Todos me dicen lo mismo, pero no creí escucharlo de mi propio padre—el mayor sonrió.
—Dime ¿ya no lo amas? Porque de ser así, creó que es mejor decirlo y pronto dejará de insistir—él la conocía muy bien y sabía que ella aún lo amaba.
—Si lo amo y por lo mismo no se que hacer... tengo miedo que todo se rompa como sucedió antes.
—Es normal sentir temor, pero estoy seguro que te arrepentirás si no lo intentas... por lo menos has la prueba y si con el tiempo tu desconfianza no disminuye, díselo para que se mantenga lejos de ti—prácticamente fue lo mismo que le pidió Indra, sin embargo, ella se mantuvo hermética y sólo hablaba con él, cuando su hijo estaba presente.
—Gracias por siempre estar cuando mas te necesito—la joven abrazo a su padre sintiéndose mejor.
Madara le pidió salir y divertirse. Hagomoro se había ido con la familia de Hashirama y no regresaba hasta el día siguiente. Izuna y él, debían ir a cerrar un negocio estando de regreso hasta el Lunes, por lo tanto, la invitación de Indra le pareció muy oportuna al azabache. Sabía que sólo era cuestión de tiempo para que su girasol lo aceptara y esperaba que sucediera esa noche.
[...]
Indra pasó horas preparando la cena. El personal que contrataría para la limpieza y la cocina, no llegaba hasta el Lunes, por lo tanto, todo estuvo a su cargo.
Una vez que terminó la cena y la limpieza, se apresuró a ducharse. Su hijo lo acompañó la semana anterior a realizar las compras de los muebles y un día antes fueron al supermercado, fue en ese momento en que al chico se le ocurrió la cena para ellos dos.
Se jugaría el todo por el todo y dada la importancia de la invitada, se vistió con un costoso traje negro hecho a la medida. Se veía muy atractivo y no era para menos, puesto que era la mujer de su vida a la que llevaría a su hogar y con un poco de suerte, sería también el hogar de ella.
Sin perder tiempo, se dirigió a casa de Madara llegando diez minutos antes de las ocho. Debía reconocer que su hijo era un genio al haber sugerido esa cena. Su bella apenas le dirigía la palabra y desde que vivía en Konoha, no se miraron a solas ni una sola vez.
Con el corazón acelerado, la miró saliendo por la entrada principal y antes que llegara, se acercó para recibirla.
—¡Mi bella!—la tomó de la mano y depositó un casto beso en ella—Gracias por aceptar cenar conmigo—sin soltarle la mano, la condujo a su auto y le abrió la puerta. Hinata sintió que las piernas se le aflojaron cuando lo tuvo de frente. Ese hombre lograba que se corazón se detuviera y se acelerara al mismo tiempo... Él era tan apuesto y su comportamiento desde que los encontró era tan encantador que incluso se sintió mas enamorada.
Condujo durante cinco minutos en completo silencio hasta estacionar frente a una hermosa mansión. En ese momento entendió lo dicho por su solecito en cuanto a lo cerca que vivía de su abuelo.
Como todo un caballero, le abrió la puerta y le ofreció la mano, misma que ella aceptó. Entraron en la imponente mansión y ella se quedó anonadada mirando el entorno, ya que era muy similar a lo que ambos planeaban cuando estuvieron por casarse.
—Es una hermosa casa—le dijo volviendo las orbes a él y de inmediato se sonrojó al percatarse que el varón no la había dejado de ver.
—Me alegró que te guste, porque es toda tuya y como se lo dije a nuestro hijo, no terminaré de amueblarla hasta que sean ustedes quienes escojan todo—Hagi ya se lo había dicho, pero en ese momento, ella no quiso pensar en eso. Avanzaron al comedor y antes de llegar, el Otsutsuki tomó una gran rosa para entregársela a su amada—Como vendrías a cenar conmigo, no te la envié... preferí dártela personalmente.
—Gracias... es muy linda—esos detalles derrumbaban lentamente las barreras de la chica y teniéndolo tan cerca, le era muy difícil no recordar sus besos y caricias mientras la poseía hasta la madrugada. Poco a poco, los buenos recuerdos fueron superando los malos y hasta antes de hablar con su padre, eso le causó miedo.
La pequeña e improvisada mesa en el gran entorno, fue iluminada, como acompañada por unas velas, dos copas y una botella de champán. Indra abrió la silla para ella y una vez que se sentó, fue a traer la cena. Ambos comieron en silencio, sin embargo, él mantuvo sus ojos en ella durante toda la cena.
—Y bien ¿que te pareció la comida?—se había esmerado y no estaba seguro si a ella le había gustado.
—Deliciosa... creí que aún no tenía cocinera.
—De hecho no la tengo, cocine yo mismo para ti—la ojiluna se sorprendió y levantó sus orbes para verlo al mismo tiempo que le entregaba una copa de la botella que acababa de abrir.
—Estoy sorprendida—le dijo antes de beber el contenido de la copa, la cual Indra volvió a llenar. A medida que pasaba el tiempo, la joven se fue sintiendo mas relajada y las conversaciones fluían sin ningún esfuerzo, especialmente las que se referían a Hagomoro. De a poco, Indra iba acercándose mas a ella, hasta quedar prácticamente pegado a su pequeño cuerpo y con un atrevido movimiento la besó en los labios y la ojiluna le correspondió.
Como la mansión tenía muy pocos muebles, Indra aprovechó el colchón que los repartidores de la mueblería dejaron al fondo del comedor, para ir a sentarse con ella sin romper el necesitado besó. Sintiéndose mas osado, comenzó a desprender el sensual vestido rojo que ella portaba. Prendidos en la pasión, ambos se deshacían de las prendas del otro quedando completamente desnudos. Sin poder creer que volvería a tenerla, Indra la besó en los senos y lentamente fue bajando al centro femenino que tanto había extrañado, sin embargo, ella pareció reaccionar y estaba por arrepentirse.
—¿Hinata?
—Espere—le dijo aún con la respiración acelerada. Si no se detenía en ese momento, ya no iba poder hacerlo.
—Entrégate a mí... déjame demostrarte cuanto te amo—mientras realizo el pedido, sus dedos acariciaron la feminidad de su amada y al ver en deseo en esas hermosas perlas, bajo y lamió el clitores sin apartar su mirada de ella. Hinata finalmente se rindió, ya no podía huir de lo que sentía por él. Se recostó y dejó que él continuara.
No pasó mucho tiempo, cuando la joven ya convulsionaba de placer. Tenía tanto tiempo sin sentirse así, que alcanzó el orgasmo muy rápido y lo mismo le sucedió al varón, quien se masturbo mientras se encargaba de su mujer, de lo contrario, no iba a durar ni tres minutos dentro de ella y no tenía intención de dejarla insatisfecha.
—¡Indra!—lo nombró al recuperarse un poco y tener su rostro a centímetros del suyo. Hinata había derramado lagrimas de felicidad y en ese momento le sostenía el rostro con sus pequeñas manos. Lo sintió acomodándose entre sus piernas y tembló de excitación ante lo que estaba por venir.
—Te amó—le volvió a confesar el Otsutsuki mostrando una encantadora sonrisa y acto seguido la besó en los labios, al mismo tiempo que se adentró en el apretado y cálido interior femenino, dándole acceso al embriagador placer de volver a tenerla.
La Hyuga hizo una mueca de dolor a sentirse invadida después de tanto tiempo, pero pronto pasó y se entregó por completo a él. Lo dejó hacerle el amor lentamente en el comienzo, sin embargo, a medida que los minutos pasaban, ambos cuerpos requerían mas intensidad, dejando de lado la lentitud.
El Otsutsuki se colocó una de las piernas femeninas sobre su hombro y tomándola de las caderas le dio embestidas mas profundas, tal como a ella le gustaba.
No tardó mucho en volver a unirse quedando sobre ella, para besarla mientras la poseía. Sintiéndose al límite, la ojiperla soltó un sonoro gemido al mismo tiempo que él arrojó su semilla dentro de ella.
Sin importarles el sudor sobre sus cuerpos, se mantuvieron unidos sin querer separarse. Como si ambos temieran que se trataba de otro sueño, no obstante, la agitación pasó y comprobaron que no había sido un sueño.
Después de esa entrega, vinieron dos mas durante esa velada, en la cual, ella se quedó a pasar la noche y los días que siguieron, con un anillo diferente al que le entregó en el pasado, Indra le hizo la propuesta de matrimonio frente a toda la familia Uchiha, como al hijo de ambos, quien se veía feliz. Ella aceptó y en menos de un mes, la pareja finalmente se caso, con las familias de ambos, como amigos cercanos.
[...]
—Mi bella ¿que haces aquí?—Hinata giró su cabeza y la levantó para recibir el beso de su esposo. Él acababa de llegar y se imaginó que la encontraría cocinando. La abrazó por atrás acariciando el abultado vientre de ocho meses.
La noche que la pareja se reconcilió, la ojiluna quedó embarazada y ahora en pocas semanas, recibirían al nuevo integrante, un segundo varón a quien llamarían Hamura.
—Quiero ser yo la que preparé la cena—esperaban la llegada de Madara, Izuna y Hagomoro para cenar. El niño se había ido con ellos a un show de autos antiguos y ya debían estar por llegar.
—Pero te puedes cansar—Indra sonrió al sentir los movimientos en el vientre de su esposa.
—¡Estamos de regreso!—ambos escucharon la voz de Izuna y pronto se escucharon los pasos apresurados de Hagi.
—Mamá, papá ¿que creen?—sus progenitores lo miraron esperando que dijera la noticia—el abuelo se estaba besando con una mujer de nombre Furya y parecían querer comerse—Hinata se tapó la boca para no reírse, mientras que Indra sucumbió y si se rio fuerte acompañado de Izuna, mismo que no sabía nada. Por mas que le preguntó a Hagomoro acerca de lo que vio, el niño le pidió esperar a llegar a casa, dejando claro que no podían decirle nada al abuelo.
—Ven aquí, pequeño cabron—Madara comenzó hacerle cosquillas a su nieto—así que me estabas espiando ¿eh?
—¡Vamos tío! Creo que estas un poco ruco para dar esos espectáculos en público—Obito llegó con su familia y alcanzó a escuchar.
—Apenas puedo esperar para ver la reacción de Hashirama—soltó Izuna riéndose con Obito, sin percatarse del aura demoniaca que mostraba Madara.
Indra apretó el agarre a su esposa y le dio un beso en la coronilla. Desde que se casaron, escenas como esa eran muy comunes y se sentía agradecido por formar parte de eso, sobre todo, de ver la felicidad en el rostro de Hinata, como en el de su hijo. De nuevo la volvió a besar en un intento de no volver a pensar en el pasado y en los años en que creyó jamás volver a sentir felicidad.
Pago muy caro sus errores, pero su bella le volvió a dar una oportunidad y se encargaba a diario de agradecerle. Verlos sonreír era su objetivo y haría todo por lograrlo.
Fin.
Lamento mucho la gran demora, pero este es el capítulo mas largo de todos lo que he escrito. Ojalá les guste. Lamento las faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin verlas, apenas las encuentre y las corregiré. Algo más, tome la idea de AnaidBC y también coloque a Madara con JuliaSotoGandara Por una mera coincidencia, me enteré en una película que Julia en japonés se dice Furya y casi para terminar el capítulo, lo coloqué 😊💕
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