¿Podras perdonarme? Primera parte.
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Indrahina.
—Resiste mujer, necesitas saber que tu bebé nació con vida... él está en la incubadora, pero se encuentra vivo y te va necesitar—la médica junto al equipo encargado del parto literalmente corrían de un lado a otro para intentar salvarles la vida tanto a la madre como a ese pequeño bebé de apenas seis meses—Vamos lucha por ambos, no te rindas—la máquina que marcaba los latidos del corazón, comenzó hacer el sonido sin interrupciones al igual que la raya recta mostrada en la pantalla.
—La perdimos—murmuro una de las enfermeras con una expresión de tristeza, pues la joven primero cayó en coma luego de no lograr bajarle la presión arterial y por último sufrió un paró cardiaco debido a la preeclampsia que presentaba. Ella llegó sin absolutamente nada de documentos ni celular y por ende, no tuvieron a quien avisarle sobre su estado como el del bebé ¿que iba ser de ese indefenso ángel sin tener a nadie? ¿Que seria de él sin su madre?
—De ninguna manera, carguen ahora mismo el desfibrilador... Tu no te vas a morir ¿me escuchas? No dejarás a tu hijo huérfano—le hablo a la inconsciente mujer la médica rubia de nombre Tsunade. Ella llevaba años trabajando en uno de los hospitales de Ame y era considerada la mejor en toda la extensión de la palabra, por lo tanto, no iba dejar morir a esa pobre chica que encontró convulsionando en el estacionamiento. Ella apenas llegaba a cubrir su turno cuando se la encontró en muy mal estado. Corrió ayudarla y llamó a los paramédicos para que le ayudaran a llevarla adentro, sin embargo, según su experiencia ya sabía lo que le estaba sucediendo. La chica llamaba a diferentes personas y rogaba por la vida de su bebé.
—Tres dos, uno—Tsunade colocó ambas piezas conductoras de electricidad sobre el pecho de la joven causando que se levantara con violencia, no obstante, el corazón no respondió—De nuevo—se repitió el mismo procedimiento y en esa ocasión el sonido volvió a cambiar. La rubia soltó el aire contenido mientras su equipo le ayudó a estabilizar a la chica.
—Ojalá despierte pronto de lo contrario ¿que va ser de ellos?—se lamentó Shizune, otra médica que se encargó de asistir a la rubia—¿Ella no mencionó algún número nombre o algo que nos indique a quienes avisarles sobre su estado?—Tsunade se quedó pensando en los nombres que balbuceaba al momento de encontrarla y de pronto recordó el que mas mencionaba.
—¡Indra!—Tsunade logró recordar ese nombre, debido a que ese era el mismo nombre de un socio de su tío Hashirama ¿podría tratarse del mismo? ¿Pero que podría tener que ver esa joven mujer con un hombre como él? Al no vivir cerca de su familia desde que le ofrecieron el cargo de directora en el hospital de Ame, tanto la Senju como su compañera Shizune, no tenían como saber si en verdad se trataba del mismo Indra que alguna vez mencionó su tío cuando regresó de Londres.
—No conozco a nadie con ese nombre, pero por su cara, puedo asegurar que usted si ¿no es cierto?
—Tengo muchos años de haber escuchado ese nombre, sin embargo por lo poco que se de él, me resulta poco probable que este de alguna manera relacionado con ella—sin duda se iba a dedicar a investigar. Algo en esa chica le resultaba familiar, pero no logró verle el color de ojos para comprobar si sus sospechas eran ciertas.
—A juzgar por la apariencia que tiene, seguramente la asaltaron... tiene golpes en la mandíbula y heridas de auto defensa en los brazos—añadió Shizune mientras la veía con pena. Era muy joven y bonita para terminar así, ademas estaba el bebé, el cual aún luchaba por su vida.
[...]
Mientras tanto, a las afueras de una conocida empresa se liberaba una feroz pelea entre dos hombres. Uno de ellos fue a pedirle cuentas al presidente de la compañía y una cosa llevo a la otra, dando como resultado golpe tras golpe hasta que ambos se encontraban afuera.
Pronto fueron separados con mucha dificultad, dado que aún después de estar igual de golpeados, querían continuar.
—¿Como te atreves a presentarte frente a mi? ¿También tú quieres obtener ganancias y acabar con mi familia?—el castaño de cabello largo rugió de rabia al ver al hombre frente a él ¿acaso no les bastaba con el daño que le habían hecho? ¿Querían continuar burlándose?
—Maldito bastardo ¿que demonios hiciste con ella?—cuestiono el visitante—¿Porque nadie sabe su paradero?—el presidente de la compañía Otsutsuki de nombre Indra apretó la mandíbula y forcejeó para liberarse de su sobrino y dos de sus socios, ante la pregunta de Madara. Ellos nunca se habían visto en persona, pero lo hubiera reconocido en cualquier parte del mundo aún con cientos de personas rodeándolo.
—Tu deberías saberlo mejor que yo ¿acaso me vas a negar lo "cércanos" que son?
—Por supuesto que lo somos, a eso se debe mi presencia frente a ti—respondió el Uchiha sin inmutarse ante los rugidos del Otsutsuki—¿Ahora dime donde está?
—Vaya, eso significa que también te desecho a ti para buscar al siguiente amante a quien engañar—Madara frunció el ceño ¿de que estaba hablando ese mal nacido?—Cuatro meses atrás decidió seducir a mi hermano para deshacerse de él y así quedase sola sin ningún obstáculo que pudiera abrirme los ojos sobre la clase de mujer que es—soltó omitiendo el hecho que no le contó a nadie, cuando hizo a un lado su orgullo para ir a buscarla y ella lo echó—incluso quería hacerme creer que el embarazo era mío y no tuyo—Madara logró zafarse del agarre de Izuna y Obito para darle otro golpe a ese imbecil por hablar así de Hinata.
—¿De que hablas?—preguntó con impaciencia al no lograr llegar hasta su oponente, pues de nuevo lo sujetaron.
—Lo se todo, no tienes que fingir, se que ustedes dos son amantes y tengo pruebas de su infidelidad—con sólo decirlo, sentía hervir la sangre—Sabía que el bebé era tuyo y aún así la perdoné por lo mucho que la amaba y ella me pagó con otra traición—no había un solo momento del día que no pensara en ella y en la manera que le dijo preferir a ese maldito en vez de a él. La recordaba tanto, que incluso dolía, ella fue la mujer que logró enloquecerlo de amor y la misma que lo dejó en medio del dolor por sus traiciones... Hinata Hyuga.
—Eres un pendejo, yo nunca toqué a Hinata de manera inapropiada, ella no puede estar embarazada de ningún otro hombre que no seas tu, el único al que amaba ¿de donde sacaste que yo la embarace? Eso es una infamia y no tiene fundamento—Indra dejo de forcejear ante la información recién escuchada—¿Sabes? No importa de donde sacaste esa calumnia, puesto que sólo alguien tan idiota como tú sería capaz de dudar de la lealtad de una dama bien educada y de de buen corazón como los es Hinata, sólo sirve de algo y dime donde esta ella para no tener que ver tu maldita cara.
—No te preocupes por tu puta, de todos modos obtuvo lo que quería—el Uchiha nunca antes había sentido tantas ganas de asesinar a otro humano como en ese momento en que escuchó la manera en que llamó a su pequeña flor—le di un cheque por una fuerte cantidad de dinero, así que no tendrá que trabajar al menos por tres años y desde que se fue no la he vuelto a ver—lo dijo mientras continuaba peleando por liberarse, dado que su intención era matar con sus propias manos el amante y cómplice de Hinata. Antes de su llegada el día no era bueno, tal como lo habían sido desde que ella se marchó y cuando sus orbes captaron a ese tipo, no hizo ninguna pregunta, sólo se le fue encima. En ese momento no se percató de que Madara hizo exactamente lo mismo, ya que parecía estar furioso, como un oso herido.
—¡Un cheque!—Madara se burló de lo absurdo que eso se escuchaba, sólo quienes no conocieran a Hinata podían creer que ella era una interesada—¿Estas seguro que cobró ese dinero que dices?—Madara sonrió ante la expresión de desconcierto mostrada en el rostro del castaño, era claro que ni siquiera se molestó en averiguar—Después de conocer a tu hermano sabía que no eran buenas personas para ella, sin embargo, no tuve otro remedio más que ceder ante su pedido. Quería haberme equivocado, deseaba saberla bien cuidada mientras yo no podía hacerlo, pero muy dentro de mi, sabía que las cosas no iban a salir bien y sería ella quien terminaría sufriendo—Indra se molestó aún mas al escuchar el descaro de ese tipo.
—Será mejor que nos vayamos Madara, no creo que a él le interese ni su bienestar ahora que está embarazada, ni tampoco su paradero—lo animó Izuna para que no diera mas problemas, de lo contrario, tendría que pasar de nuevo la noche en una celda. Él ya sabía sobre el embarazo, pero Madara no lo sabía y fue claro como se sorprendió.
—No tienes vergüenza ¿quien demonios te crees para aprobarme? ¡A claro! Además de ser su amante, también eres quien la entrena para seducir a los hombres... es una lástima, pues no fuiste lo suficientemente cuidadoso y terminaste embarazándola y así no podrá ejercer durante algún tiempo ¿O quien sabe? Quizás desapareció para abortar a tu bastard...—no logró terminar, cuando Madara ya lo había derribando de un golpe y continuó pegándole hasta que lograron separarlo. Las sirenas de las patrullas ya se podían escuchar a lo lejos, sin embargo, eso era lo que al Uchiha menos le importaba, después de todo, días atrás acababa de salir de prision luego de estar preso por seis meses.
—¿Puedo preguntar de dónde sacaron semejante afirmación?—inquirió Izuna mirando directamente a Toneri, quien se veía mas tranquilo—Por cierto, soy Izuna Uchiha—los castaños al igual que la madre de ambos lo miraron con desdén, lo cual divirtió al varón.
—A mi tío le llegaron unas fotografías donde aparecía Hinata saliendo de su apartamento donde al parecer tenía viviendo a su hermano, también arriba de un auto, o en restaurantes... en ellas se ve a ambos abrazados compartiendo besos y momentos muy personales—la risa de los Uchiha desconcertó a los Otsutsuki, incluso a Toneri.
—Por supuesto que hay cientos de fotografías, vídeos, incluso hasta tazas de colección y calendarios donde aparecemos juntos—Madara seguía sonriendo—y seguramente si supiera dónde está, ya la tuviera junto a mí... así ha sido y así continuara siendo por la sencilla razón de que Hinata es mi hija—tanto Indra como sus acompañantes se quedaron pasmados con dicha información, puesto que Hinata era Hyuga y ellos eran Uchiha.
—Cuando toda su familia murió, nosotros éramos algo así como sus parientes mas cercanos, así que nii-san la adoptó desde niña—aclaró Izuna—No pudimos venir antes a buscarla porque Madara estaba preso en una prisión del extranjero y yo como también mi sobrino, estuvimos bajo arresto domiciliario por ser sus cómplices.
—¿Bajó que cargos?—preguntó Kaguya cediendo a la curiosidad ante la furia de esos Uchiha.
—Asesinato—respondió Madara mirando directamente a Indra—y no me habría arrepentido de haber matado hasta que llegue aquí y supe los que hicieron con nuestro girasol.
—Fue en defensa propia... el tipo se lo merecía.
—¡Suficiente Obito! No tienes que dar explicaciones a estas personas—lo reprendió Madara.
—Pueden comprobarlo en internet—murmuro de nueva cuenta el azabache para que no lo escuchara su tío, pero si los demás.
—Y en cuanto a la "supuesta traición" con tu hermano, también te preguntaré ¿estás completamente seguro de eso? ¿Nunca te has preguntado porque Ashura mejoró tanto en el hospital donde se conocieron? ¿Porque no se tomó bien el anuncio de su próxima boda?—de nuevo Indra se sorprendió y no sólo él, sino también sus familiares —Vamos Otsutsuki ¿de que te sirve esa gran cabeza que traes sobre los hombros si no usas el cerebro? Tu hermano al ser su paciente se enamoró de Hinata antes de que tu la conocieras y por lo tanto, se aferró a ella creyendo que tenía mas derechos, incluso me amenazó a mi el día que la visité. Me ordenó que no me le acercara pues según él, Hinata le pertenecía y todo lo hizo sin saber nuestro parentesco.
—La ultima vez que hablamos, ella me dijo que ya no sabía que mas hacer para alejarse de tu hermano, pues se había estado negando a continuar con el tratamiento y ella sabía que al momento de escoger, la dejarías de lado sin creerle por preferirlo a él—añadió Izuna, dejándolo a Indra con el rostro pálido.
—¿Que estas diciendo? Esto no tiene sentido, Hinata nunca me hablo sobre ustedes, ademas ella era Hyuga y ahora es Uchiha por estar casada contigo—el castaño mayor no lo quería creer ¿como algo así pudo pasar sin que él se enterara? Si bien es cierto que su romance fue muy rápido, de igual manera había tiempo para saber todo sobre ambos, ademas entre las pruebas había una acta de matrimonio entre ese hombre y ella, por eso no quería casarse, porque ya estaba casada con otro, eso fue lo que le dijeron y lo creyó sin dudarlo, por otro lado, Ashura no hubiera sido capaz de... de pronto recordó como ni siquiera puso en duda la versión de su hermano, dejando de lado la de ella.
—Nuestro nombre no es muy querido en este país, mas en específico, en esta cuidad por culpa de mi abuelo. Cómo saben, él fue uno de los mas sanguinarios terroristas y su oscuro legado nos sigue afectando. Para muestra, basta lo que nos pasó por defendernos dentro de la recién adquirida mansión que compramos en Hong Kong. Si nosotros no lleváramos el nombre Uchiha, no hubiéramos pasado ni un solo día en prisión. Por lo tanto, cuando ella nos comunicó que venía a vivir permanentemente al lugar donde nació su madre, le sugerimos cambiar de nuevo su nombre y no mencionarnos, de ese modo, Hinata volvería a ser Hyuga, evitando que alguien pudiera juzgarla. Ya bastante tenia que arrastrar con haberse quedado huérfana siendo tan pequeña, como para que también la juzgarán como lo hacen con nosotros—explicó Izuna. La familia Uchiha se componía de tres hermanos vivos. Madara el mayor, Mikoto la siguiente Kagami, el padre de Shisui y Obito, luego Izuna... Kagami y Shisui, murieron en el mismo accidente de la familia Hyuga, ambos coches chocaron una noche de tormenta, por lo tanto, Madara adoptó a la única sobreviviente, no obstante, Mikoto no estuvo de acuerdo, ya que indirectamente la culpaba a ella y a los Hyuga por causar la muerte de sus familiares, terminando por separarse tomando diferentes caminos. Ella junto a su familia vivían en Hong Kong, luego se mudaron a Kohnoa y no tenían contacto desde entonces.
—No... esto no puede estar pasando yo...—Indra fue interrumpido por Madara.
—Te dire lo que pasó Otsutsuki y si me equivoco corrígeme—los empleados de la empresa veían y escuchaban la discusión, al igual que los familiares de ambos—quien te entregó las pruebas sobre el romance conmigo fue tu amante ¿no es cierto?
—Mito no era mi amante—replicó Indra al haber escuchado esa acusación con anterioridad.
—¿Fue o no fue ella quien te brindó la falsa información?—Indra agachó la cabeza dándole a Madara la respuesta que ya sabía—Después, Ashura la acusó de seducirlo, ella trató de explicarte pero no la dejaste hablar, o quizás no le creíste pues no es un secreto para Hinata que tu hermano está por encima de todos y como anteriormente lo dije, tu amante peliroja... ¡perdón! Tu hmmm no lo se, bueno nombrémosla por su nombre, Mito te dio las pruebas de mi supuesto matrimonio con ella, no hubo mucho que pensar. Por último, trataste de tranquilizar tu oscura consciencia y terminaste dándole el dichoso cheque ¿estoy en lo cierto?—de nuevo no hubo respuesta y el Uchiha continuó—En vista de que estoy en lo correcto, te haré responsable de cualquier cosa que le suceda a Hinata, si ella sufre un solo rasguño por exponer ante todos su verdadero nombre, no habrá poder en este mundo que me detenga, te asesinaré con mis propias manos y si tengo que pasar el resto de mi vida en la cárcel, con gusto lo haré—recomponiendo su ropa, Madara se giró y se alejó haciendo que las personas abrieran paso. Izuna y Obito lo miraron irse, luego volvieron a enfocar a los Otsutsuki.
—Una de sus amigas que no le dio la espalda me conto como la trataron todos ustedes, como se encargaron de cerrarle todas las puertas para que no pudiera obtener trabajo, la acusaron de propasarse con un paciente y de falsificar su nombre, lo cual le costó su licencia de enfermera que tanto se esforzó por conseguir... yo a diferencia de mi hermano, si tenía fe en ustedes, creí que la tratarían como parte de su familia, incluso cuando me llamaba llorando por la cercanía y preferencia que le tenían a la tal Mito, creí que sólo se sentía insegura, pero lamentablemente veo que me equivoqué—los Otsutsuki se miraron entre sí y no se atrevieron a interrumpir—El pasado ya no se puede cambiar, pero si logramos encontrarla nos encargaremos de demostrar que ella no está sola, no permitiremos que nadie de ustedes, especialmente tu—ambos Uchiha enfocaron directamente a Indra—se le vuelvan acercar, de lo contrario, le haremos honor a la memoria del sanguinario abuelo Uchiha... con permiso—aunque Izuna y Obito no parecían querer golpear a nadie, su mirada dejó muy claro que no estaban mintiendo al lanzar esa última amenaza. Tuvieron suerte de reunirse a solas con la simpática castaña llamada Rin, la cual dejó a Obito babeando, ya que si Madara hubiera escuchado todo lo que escucharon ellos, las cosas se hubieran puesto peores.
—¡Vuelvan a sus puestos o serán despedidos!—les gritó Kaguya a los empleados de la empresa, quienes de inmediato obedecieron la orden dejando sólo a los Otsutsuki, sin embargo, la información ya había sido soltada y sería prácticamente imposible detener las habladurías sobre lo que la poderosa familia, le hizo a una joven a quien todos se encargaron de llamar ramera.
—¿Es cierto lo que dijo el Uchiha? ¿La expusiste en los lugares de trabajo para que no pudiera conseguir nada?— Kimimaro estaba muy impresionado por lo que acababa de suceder, pues aunque no hizo nada en contra de la chica, tampoco le dio el beneficio de la duda—¿Responde tío?—las miradas de todos se dirigieron a Indra, pero él se encontraba con el rostro sin expresiones y la mirada perdida.
—¡Tío!—lo llamó Toneri consiguiendo su atención—¿Lo hiciste? ¿Le truncaste el camino para que se tuviera que ir de Londres?—no es que pudieran dudarlo, ya que conocían bien a Indra y sabían de lo que podía ser capaz.
—No lo hice... pero tampoco hice nada para averiguar y frenar a quienes si lo hicieron—respondió con voz queda. Su cabeza daba vueltas y el corazón le latía de forma irregular. Sin poder evitarlo, le llegaron los dolorosos recuerdos del día que la acusó frente a Ashura. Firmó el cheque y le preguntó si con esa cantidad bastaba, pero ella no respondió ¡El cheque! Eso era lo primero que debía verificar—Kimimaru, encárgate de rastrear el cheque a su nombre y dime dónde y cuándo fue cambiado—el mencionado asintió y regresó a su oficina siendo seguido por los otros. Aunque se negó a revisar los estados bancarios, Indra estaba seguro que ella ya había cambiado ese cheque, puesto que la misma Mito, a quien volvió a contratar de asistente personal, se lo confirmó, sin embargo, luego de escuchar al Uchiha, en ese momento ya no sabía que creer.
—Aquí están los estados de cuenta de los últimos cuatro meses—Indra se acercó a la computadora de su sobrino. Las manos le temblaban, por lo que el muchacho tuvo que continuar con la búsqueda—No... esa cantidad no fue cobrada, aunque hay una muy similar, pero fue cobrada por Mito el mismo día que Hinata salió de tu casa—los Otsutsuki consideraban a Mito como un miembro mas de la familia, pues estuvo por mucho tiempo como novia de Indra y de no ser por la llegada de la ojiperla, quizás se hubieran casado... Años atrás Ashura sufrió un accidente donde murió su prometida. Él sufrió una contusión en el cráneo y por ende fue diagnosticado con trastornos post traumáticos muy severos. Tanto Kaguya como Indra, se negaron a aceptar el diagnóstico y lo mantuvieron con ellos siguiendo un tratamiento, no obstante, él comenzó a desechar el medicamento, desencadenando fuertes crisis, hasta llegar a cortarse las venas. Con el miedo a perderlo para siempre, no les quedó otro remedio más que trasladarlo a un hospital psiquiátrico.
Lo visitaban casi todos los días, sólo para verlo perdido en su mundo. Indra estaba sufriendo mucho pues él siempre fue la persona a quien mas amaba. Las visitas continuaron siendo iguales hasta que un año atrás, hubo un cambio. Ashura hablaba como antes, tomaba los medicamentos y se reía de las conversaciones que escuchaba de sus sobrinos. El médico Jiraya, quien era amigo de Indra, les aseguró que el cambio se logró, gracias a la presencia de una nueva enfermera de nombre Hinata Hyuga. Jiraya no dejó de decir lo bueno que había sido contar con ella en su hospital y tal fue su forma de describirla, unido a la gran mejoría de Ashura, que Indra quiso conocerla para agradecerle personalmente, ya que según su pervertido amigo, si todo continuaba igual, Ashura pronto podría ser candidato a regresar a su hogar.
Flashback on
—Con permiso, me dijo el doctor Jiraya que usted quiere hablar conmigo—Indra se giró dentro de la oficina de su amigo y enfocó a la hermosa chica—Hinata Hyuga para servirle—la ojiperla luchó para no tartamudear ante el imponente hombre. Debía mantenerse profesional.
—Indra Otsutsuki, es un placer conocerte Hinata—la Hyuga se estremeció al verlo besar su mano y a partir de ese encuentro, continuaron viéndose hasta que no volvieron a separarse.Indra terminó con Mito y un mes mas tarde, le pidió a Hinata salir con él como su novia. Debía admitir, que le había costado mucho convencerla.
Las salidas eran cada vez mas candentes, sin llegar mas allá de besos y caricias. No fue hasta el cuarto mes que Indra le preparó una cena romántica en su mansión y le entregó el anillo de compromiso—¿Te quedarás conmigo esta noche?—ella aún no se sentía lista para entregarse a él y si accedía a quedarse, era claro que lo haría.
—Yo creó que es mejor esperar un poco más, después de todo, tenemos mucho tiempo por delante—ella lo amaba, él era el primero en todo, no obstante, había detalles que la hacían dudar. Por ejemplo, la constante presencia de la pelirroja y la hostilidad de su familia hacia ella, sin olvidar que su padre no lo sabía.
—Siento que esto es unilateral, tu no me amas como te amo yo—el castaño se levantó del sofá y se paró frente a la ventana con vista al jardín.
—No diga eso, yo lo amo—ella también se puso de pie y se acercó a él, sin llegar a tocarlo.
—Entonces demuéstramelo—Indra tuvo que llegar al punto de persuadirla aprovechándose de su inocencia. No sabía si iba a funcionar, pero ya no podía estar sin tenerla sólo para él... ¡Siempre suya!
—E-está bien yo—los nervios le impidieron hablar con fluidez—yo me quedaré—apenas terminó de decirlo, el Otsutsuki ya se había abalanzado sobre ella. Lentamente la condujo hasta su habitación al mismo tiempo que le iba despojando del sensual vestido negro. La ojiperla trató de mostrarse segura de sí misma aún cuando quedó desnuda en su totalidad y él la veía embelesado. Intentó cubrirse pero el varón le sostuvo ambas manos, luego la recostó en la cama sin soltarla. La beso en los labios, luego fue bajando por los senos hasta que terminó entre sus piernas. La joven ya no logró pensar en nada y se abandonó a lo que él le hacía.
—Esto es apenas el principio mi bella—le dijo luego de hacerla correrse en su boca. Sin demora, también él se quitó la ropa y se colocó en medio de las temblorosas piernas femeninas—he esperado mucho por este momento—le dijo antes de embestirla. La joven intentó relajarse, pero la molestia que estaba sintiendo, le hizo soltar un grito de dolor, seguido de muchas lágrimas—Lo siento, pero aún si lo hacía lento, no podía evitarte esto—se había emocionado tanto, que se olvidó de la virginidad de su amada. Le beso las lágrimas con cariño y se mantuvo quieto por unos momentos, mismos que lo estaban llevando a la locura, dado que permanecer dentro de ella, fue una de las mejores sensaciones que hubiera experimentado en mucho tiempo. Pronto el verdadero placer comenzó para el varón, no obstante, Hinata no logró dejar la incomodidad y el ardor. No fue hasta la segunda entrega del día siguiente que ella se sintió un poco mejor y dos días después, Indra le pidió vivir con él. Del mismo modo que la persuadió de entregarse a él, así logró convencerla de ir a vivir en su hogar.
En un principio todo iba de maravilla para la pareja, pues a pesar de ser tan diferentes, estaban muy enamorados, sin embargo, no se podía decir lo mismo en cuanto a la familia Otsutsuki, quienes no parecían de acuerdo con la precipitada unión. La única que le hablaba con amabilidad era la prometida de Kimimaru, una hermosa chica de cabello rojo llamada Karin. Al ser de la misma edad y dedicarse a lo mismo, ambas se hicieron muy cercanas, mientras el resto, comenzando con Kaguya, la madre de Indra se dedicaban a ignorarla.
Hinata pensó que nada podía empeorar, pero se equivocó, pues con la salida de Ashura, su vida se convirtió en un caos. El hermano menor de su prometido, la acusó de enamorarlo para después desecharlo por alguien mejor. Todo se lo decía cuando Indra no estaba presente y aunque ella trataba de decirle al mayor, en seguida se arrepentía. Ashura se transformaba en alguien diferente y alegre frente a otras personas, incluso animaba a su hermano por la próxima boda. Lo cierto era que entre Ashura y Mito, habían acabado con la tranquilidad de la joven, ya que su prometido parecía muy cómodo con la presencia de la pelirroja argumentando que habían quedado en buenos términos y que antes de ser pareja fueron amigos cercanos.
La única alegría que conseguía Hinata en ausencia de Indra era llamar a sus familiares. A pesar de quererlos por igual, tenía mas confianza con Izuna y con Obito, ya que Madara no parecía estar de acuerdo con el rápido compromiso y le dejó claro que irían a Londres para verla.
Con el transcurso del tiempo, descubrió que estaba embarazada. La única en saberlo fue Karin quien prometió guardar silencio y su otra amiga, Rin Nohara, una linda castaña que trabajaba en el hospital psiquiátrico.
La noticia la llenó de felicidad, pero al mismo tiempo, Ashura comenzó a ser mas insistente y no perdía oportunidad para intentar atraparla a solas, provocando un repentino sangrando, resultado de lo estresada que se hallaba. Temía perder el bebé y continuó sin decir nada. El tiempo con Indra era lo mejor que tenía y lo disfrutaban muy bien, incluso en la oficina donde laboraba el Otsutsuki tuvieron apasionados encuentros. Indra parecía insaciable y ella siempre estaba dispuesta apagar su fuego. La chica sonreía al recordar su primer encuentro, Indra parecía muy serio e inalcanzable y ahora era suyo, lo podía besar y hacer cuanto quisiera cada vez que las hormonas del embarazo lo pedían a él.
Cuando decidió que ya daría a conocer la noticia del embarazo, Indra tuvo que viajar por unos días, los cuales coincidieron con la visita de Madara. Izuna y Obito no habían podido viajar, así que no les dijo nada hasta no decirle a Indra.
Su padre adoptivo la visitó en la mansión Otsutsuki perteneciente a su prometido, donde se encontró con Ashura. Madara no aclaró su parentesco con Hinata, pues algo en ese castaño lo hizo desconfiar y cuando salió a su auto luego de despedirse de su niña, lo comprobó. Ashura le advirtió alejarse de Hinata, pues según él, ella ya tenía dueño y no permitiría que se la arrebataran.
El día que Indra regresaría, la ojiperla se sintió muy feliz y se arregló muy bien para recibirlo y darle la noticia. Estaba tan distraída, que no se percató de la presencia de Ashura en su habitación hasta que no lo tuvo sobre ella intentando besarla. Tal como lo hacía durante las terapias, logró persuadirlo de no continuar y había funcionado, no obstante, ella ya no se sentía segura estando bajo el mismo techo que él. Lo único que se le ocurrió fue llamar a sus familiares pero las llamadas no se conectaron, era como si los teléfonos estuvieran apagados.
Indra se puso feliz cuando le contó que serían padres y llamó a todos sus familiares para decirles. Esa noche hicieron el amor hasta la madrugada y por la mañana, él le llevó el desayuno a la cama con un gran ramo de flores sin dejar de agradecerle la enorme dicha que le había dado. Estuvo muy atento con ella, incluso le pidió adelantar el matrimonio, sin embargo, una noche luego de una inesperada visita de Mito, su amado cambió. No era extraño ver a la pelirroja metida en la mansión, pero la mayor parte del tiempo se hallaba con Ashura y verla saliendo del despacho de Indra, le causó mas inseguridad.
A partir de esa visita, Indra parecía evitarla en todo momento y viajaba mas seguido. La ojiperla se puso muy triste y en el último viaje mientras él no se encontraba, Ashura la encontró en el pasillo y se la llevó a su habitación donde nada pudo persuadirlo. Estaba dispuesto a poseerla y por más que la joven gritó, rogó y le recordó al bebé, él no retrocedió. Con la mayor parte de la ropa desgarrada, la joven entró en pánico y se valió de cualquier cosa para no dejarlo continuar. Entró en modo de supervivencia y comenzó a fingir estarlo disfrutando. El castaño sonrió y poco a poco fue bajando la guardia. Hinata aprovechó el descuido para morderlo en el hombro, al mismo tiempo que lo pateó en los genitales.
—Le dire todo a Indra apenas regresé—le gritó antes de salir corriendo sin contener las lágrimas, pues ella le había llegado a tener mucho aprecio.
La joven despertó al día siguiente y no miró a Indra en la habitación. Se suponía que debía haber regresado la noche anterior. Salió al pasillo cerca de las escaleras y se estremeció al escuchar gritos provenientes del despacho de su prometido. Se ocultó cuando miró salir a Mito. Su corazón dolió al saberse ignorada pues no sabía que había hecho mal para que Indra la estuviera ignorando. Suspiro fuerte y se dispuso a ir para contarle lo sucedido con Ashura.
—¿Puedo pasar?—cuestionó luego de tocar la puerta.
—Pasa "Hyuga"
—Yo necesitó hablar con usted sobre algo muy delicado—intentó ignorar el nudo que se le formó en la garganta debido a la indiferencia y la frialdad del varón hacia ella—Se que esto es posiblemente por su enfermedad, pero necesita saber que Ashura está empeorando aquí en la mansión. Ayer él... él intentó violarme y...—Indra la interrumpió.
—Y supongo que tu opinión es regresarlo al manicomio ¿o me equivoco?—cuestionó con enfado.
—Bueno, es por su bien—ella estaba a punto de llorar ante el desinterés del varón, pues ni siquiera le preguntó si se sentía bien.
—¿Y que harás para quitar de en medio a tu otro amante Hinata Hyuga? ¿O debo llamarte Hinata Uchiha? La esposa legítima de Madara Uchiha—la chica negó con la cabeza sin saber que pasaba. Se giró y miró a Ashura sentado en el sofá del rincón. Él estuvo escuchando desde que entró y ahora se reía de ella—¿Es de él de quien te embarazaste?
—¿Que está diciendo?—el Otsutsuki le lanzó dos fotografías donde aparecía su padre abrazándola y en la otra le daba un beso en la mejilla, pero debido al ángulo podría parecer que lo hacía en los labios—Usted es el padre de mi bebé, tiene que creerme, yo nunca lo he engañado... yo lo amo—Ashura apretó los puños conteniendo la ira al escucharla confesando su amor a Indra. Todo sería diferente si lo hubiera amado a él.
—No conforme con engañarme con este imbecil, también te le insinúas a mi hermano ¿que pretendías Hinata? ¿Querías deshacerte de él para quedarte con todo lo que tengo? ¿Piensas que puedes ponerme en contra de mi hermano?—desviando su atención de ella saco su chequera y firmo un cheque con una fuerte suma de dinero—¿Te parece suficiente mientras consigues al siguiente idiota que se enamore de ti?—ella no respondió nada y miró a ambos varones, comprendiendo que nada de lo que dijera sería escuchado. Se limpió las lágrimas y caminó hacia la puerta. Indra le sostuvo el brazo antes que ella pudiera salir y le puso el papel sobre la mano—No olvides tu pago—la ojiperla lo tomó para no estar mas tiempo en ese sitio y salió sin decir nada ¿Como había podido dudar de ella de su amor y del bebé? Su corazón dolió al sentirse tan humillada y tan fuera de lugar en ese sitio ¿a quien quería engañar? Ella no pertenecía a ese entorno y jamás la aceptarían, debió comprender eso desde que Indra le pareció inalcanzable, pues eso era para ella.
Una vez en la que fue su habitación, tomó una maleta y colocó sus pertenencias en ella. Abrió uno de los cajones en los que estaban sus perfumes y colocó el cheque. De ninguna manera aceptaría un solo centavo de él. Al rededor de cuarenta minutos, su celular le mostró un mensaje donde le avisaban que el taxi la esperaba.
Salió sin prestar atención a las personas en la sala, pues para esa hora, Mito ya se había encargado de decirle a Kaguya lo sucedido y como era de esperarse, fue a casa de sus hijos para darles apoyo. La pelirroja le aseguró que la Hyuga no se iría, incluso el mismo Indra lo creyó, al menos no, tan pronto. A pesar de sentir las miradas de Mito y de Kaguya sobre ella, ninguna de las dos dijo nada en el momento de pasar junto a todos.
Apenas se subió al taxi, intentó ponerse en contacto con sus familiares, llevaba tiempo sin saber nada de ellos, sin embargo, las llamadas no entraban y no fue hasta la media noche del cuarto día en que Obito le envió un mensaje explicando la situación en la que se habían metido sólo por defenderse. La ojiperla jadeo asustada, al parecer sus problemas no eras nada comparados con los que tenían ellos, sólo esperaba que todo saliera bien, aunque según la explicación, estaban siendo discriminados por su origen, incluso los incomunicaron y el mensaje fue enviado del teléfono de un guardia.
Lo que normalmente se dice sobre que las desgracias nunca vienen solas, la joven Hyuga podía decir que era totalmente cierto, ya que luego de abandonar la mansión Otsutsuki, regresó a su apartamento y al día siguiente se presentó a trabajar, pero no pudo hacerlo como lo hacía a diario, porque Jiraya pidió hablar con ella.
—Lamentó mucho esto Hinata, pero uno de nuestros pacientes puso una queja en tu contra. Dice que te propasaste con él y lo enamoraste.
—Eso no es cierto—lo negó con lágrimas en las mejillas.
—Lo se, confió cien por ciento en ti, lamentablemente, la acusación fue mandada a todos los lugares en los que puedes laborar, unida a esto—le entregó una acusación donde aparecía con el nombre de Hinata Uchiha—Toma, esto es tu liquidación, es lo único que puedo hacer por ahora.
—Pero esto es mucho mas de lo que ganó en un mes. Discúlpeme pero no puedo aceptarlo—el médico le tomó las manos y volvió a colocar el sobre en ellas.
—Acéptalo, se que estás embarazada y no sabes cuanto tiempo te llevara limpiar tu nombre—la joven finalmente accedió. Aunque Jiraya no lo dijo, ella supo que todo el desprestigio venía de los Otsutsuki —si necesitas ayuda, no dudes en llamarme ¿de acuerdo?—Hinata asintió y cuando salió se encontró atrapada en los brazos de Rin, quien no dejaba de llorar.
—Aunque todos digan lo contrario, yo estoy segura de ti Hina y nunca dudaré de tu integridad—la joven lloro mas cuando su amiga le contó como fue que todo sucedió, luego paso a la molestia por quienes la calumniaron. Rin al igual que el doctor, también le ofreció ayuda, ademas, ella era la única que conocía la verdad sobre sus familiares adoptivos.
Lo que vino después fue peor, pues le enviaron una notificación donde le informaban que le habían revocado su licencia de enfermería y para empeorarlo todo, el embarazo no parecía ir bien. A menudo se cansaba sin realizar mucho esfuerzo y al ser enfermera se preocupó mucho por las repentinas subidas de la presión arterial.
Llevaba un mes desde el último mensaje de Obito y no conseguía empleo en ninguna parte. Rin y Karin estuvieron con ella la noche anterior y les informó que dejaría el país. Evitó hablar de mas frente a Karin, ya que no quería ponerla en medio del conflicto, por lo tanto, sólo le contó su plan a Rin. La castaña fue su apoyo los días en los que se sentía mas cansada y fue quien se encargó de vender su apartamento para comprar otro mas modesto en Ame. Con la ganancia restante, sus ahorros y lo que le dio Jiraya, podía vivir durante algunos meses, no obstante, necesitaba empleo para costear las cuentas médicas.
—Todo está listo Hina, mañana llegará mi amigo Sasori y te llevará al aeropuerto. No olvides llamarme—se despidieron entre lágrimas y a los pocos minutos de la partida de Rin, volvieron a tocar su puerta. Abrió sin mirar estando segura que se trataba de su amiga.
—¿Usted?—frente a ella se hallaba su ex prometido luciendo fatal. Se veía ebrio y con signos de desvelo. La furia de la joven no disminuyó con verlo así, pues desde que se involucró con él, su vida se había arruinado y ni hablar de lo dicho por Karin en cuanto a la constante presencia de Mito en su vida diaria como laboral, pues ahora era su asistente personal—¿Que quiere?
—Acepta estar conmigo aquí en tu apartamento, te ayudaré con tu hijo y te daré todo lo que me pidas, sólo debes estar disponible para complacerme, viajar juntos, ir como mi acompañante en los eventos fuera de la cuidad, salir de vacaciones y estar conmigo cada vez que yo lo disponga. Por tu hijo no tienes nada de que preocuparte, lo dejaremos con los mejores profesionales mientras estamos fuera del país o de la cuidad. Estoy dispuesto a perdonarte todas tus infidelidades porque te amo—luego de estar bebiendo durante los últimos días, no soporto mas su ausencia y sin importarle pisotear su siempre inquebrantable orgullo, la fue a buscar para rogarle que regresara con él.
—Fuera de aquí—Indra se sorprendió cuando escuchó el mandato—está aún es mi casa, lo poco que no he perdido por culpa de los Otsutsuki y por lo tanto, yo decido a quien recibo y a quien no—conteniendo el dolor que le causó esa propuesta, dado que continuaba amándolo como una tonta, camino hasta la puerta y la abrió para que él se fuera.
—¿Me estás rechazando? Dijiste que me amabas ¿porque no aceptas mi oferta?—cuestionó muy molestó—Yo puedo darte mucho mas de lo que te da el Uchiha.
—¿Convirtiéndome en su amante?—negó con amargura ante la ofensa—Ahora se supone que cambiare de lugar con su amante de turno y ella será la señora frente a su familia ¿no es cierto?
—¿De que amante hablas? Yo a diferencia tuya si te fui fiel.
—¡Por favor señor Otsutsuki! ¿Acaso cree que no me enteré de su cercanía con esa mujer? Me juzga a mi como a una cualquiera, pero a ella que no perdía oportunidad de meterse entre nosotros, la consideraba una dama, cuando no era más que su amante—le gritó herida.
—Yo nunca volví a tener nada con ella desde que tu me aceptaste y tampoco tengo la intención de regresar a su lado, no la amo y sólo la considero como una buena amiga.
—Si claro—murmuro la ojiperla sin creerle ni una sola palabra—Bien, aunque no lo parezca, tengo mucho por hacer... ahora si me disculpa, me gustaría quedarme a solas.
—Si te quedas conmigo, no tendrás que hacer nada, te conseguiré la casa que tú elijas y contrataré empleados, sobre todo ahora que estás embarazada y te vez muy cansada—le dijo luego de verla algo desmejorada.
—Lo dire de nuevo, no voy a convertirme en su amante.
—Es lo que has sido todo este tiempo. Estuviste entregándote a mí mientras estabas casada con otro—aunque eso era lo que creía, todavía no lograba explicarse ¿cómo pudo ser el primer hombre en tomarla? Y tratar de encontrar una respuesta, lo estaba desquiciando.
—Si tengo que ser amante de algún, créame, no seré la suya. Ahora salga de aquí... espero nunca volver a verlo—comenzó a sentirse mal y las lágrimas no fueron contenidas.
—¡Hinata!—la nombró sin querer creerlo—¿Prefieres a tu esposo? Nunca me amaste ¿verdad?—le dolió hacer la pregunta mientras la veía cada vez mas lejana a él ¿como habían terminado así?—¿Entonces fingías cuando te entregabas a mí? Dime ¿fingías?
—Me quedaré con mi "esposo" con él nunca tuve que fingir, ahí tiene mi respuesta... Hasta nunca señor Otsutsuki—muy a su pesar, Indra se marchó con el corazón y el orgullo pisoteados por ella. Ni siquiera ofreciéndole todo lo que buscaba se quiso quedar a su lado. Estaba dispuesto a perdonar todo, incluso lo de Ashura, sólo tenía que mantenerla oculta y ellos no tenían que verse, lo único que le falto hacer, fue hincarse y no lo hizo porque ni siquiera eso la hubiera hecho amarlo.
Al día siguiente se recompuso y no le habló a nadie sobre la estupides que cometió al ir a rogarle. Afortunadamente debía salir del país y sin dudarlo se fue. Necesitaba poner distancia.
Permaneció un mes aguantando los deseos de verla aunque fuera de lejos y sucumbiendo al deseo de hacerlo, se aproximo a su apartamento, pero al ver a un par de ancianos ocupandolo, se dispuso a saber su paradero. Las noticias no fueron buenas para ella y según lo que pudo indagar, todo le salió mal, al punto de abandonar la cuidad. Se maldijo por preocuparse, pero la última vez que la miró, la notó muy desmejorada, como si el embarazo la estuviera dejando sin energía y por mas que trataba de no pensar en eso, no hubo día en que no lo hiciera. La tenía clavada en su corazón y estaba seguro que no podría arrancársela.
...
Hinata logró adaptarse a su nueva vida. Había conseguido un empleo en una farmacia y consiguió atención médica a bajo costó, sin embargo, el médico no le dio buenas noticias. El embarazo le estaba provocando un aumento en la presión arterial y le sugirió permanecer en cama, además de mantenerse sin preocupaciones. Eso fue imposible, considerando su actual situación. Madara se encontraba en prisión, mientras que Izuna y Obito, a diferencia del mayor, tenían arresto domiciliario, por lo cual les era imposible estar con ella. Para no darles mas problemas, no le dijo nada en los pocos mensajes que compartieron.
...
Desde que despertó sintiéndose mal, la ojiperla supo que algo no andaba bien. No fue a trabajar y se quedó recostada, no obstante, la sensación no aminoraba y el terrible dolor de cabeza no la dejaba pensar con claridad. Se duchó y se dispuso a ir al hospital, de todos modos le quedaba muy cerca. Estaba por llegar al estacionamiento cuando dos tipos le salieron al paso pidiéndole su bolso. No podía dárselos, ahí tenía todo su dinero, además de identificaciones y el celular. Se aferró a su bolso dispuesta a no soltarlo, luego sintió un fuerte golpe y lo único que hizo fue cubrirse el vientre mientras la consciencia la abandonaba. No supo cuánto tiempo transcurrió desde que perdió la consciencia, incluso creyó haber muerto, hasta que de nuevo sintió el terrible dolor de cabeza y recordó lo sucedido.
—Ayúdenme por favor... no quiero que mi bebé muera—el malestar fue en aumento y no escuchaba más que el sonido de su propio corazón dentro de la cabeza. Luego se acercó una mujer rubia pidiendo que se calmara. Finalmente cerró los ojos mientras su cuerpo temblaba involuntariamente. Entre la consciencia y la oscuridad, comenzó a recordar a sus familiares y por supuesto, al único hombre que amaba a pesar de no creer en ella... Indra Otsutsuki. Sintiéndose cerca de la muerte, era a él a quien le hubiese gustado volver a ver, ya que lo creyera o no, él era el padre del bebé.
Flashback off
—Kimimaru, pregúntale a Karin que sabe de esto, se que ellas dos continuaron siendo amigas aún después de separarnos—el muchacho asintió y sacó su celular—por teléfono no, ve a verla personalmente y antes dile a Mito que la esperó aquí—el menor se marchó molestó por los mandatos de su tío.
La pelirroja tocó la puerta con incertidumbre, aunque hubiera preferido esconderse por unos días luego de lo sucedido con los Uchiha, sabía que no tenía caso, Indra la encontraría tarde o temprano.
—¿Me llamaste?—la seriedad del mayor le erizo la piel y por si fuera poco, no obtuvo muestras de apoyo por parte de los otros miembros de la familia como lo hacían siempre.
—Supongo que ya sabes para que te llame ¿o me equivoco?—la fémina asintió—En ese caso, te daré la oportunidad de contar todo sin omitir absolutamente nada ¿estás de acuerdo?—la calmada voz de Indra, la ponía mucho mas nerviosa. Él parecía estar tranquilo aún con el rostro golpeado, sin embargo, sus ojos dejaban ver la furia que llevaba dentro.
—Yo sólo quería que volvieras conmigo, me aproveche de la información en torno a su identidad y no lo dudé—entre lágrimas les confesó como le fue sencillo comprar una acta de matrimonio falsa luego de obtener las fotografías. También confesó ser la responsable de difundir la acusación en contra de Hinata—Todo lo hice por amor.
—Maldita sea, yo confiaba en ti, nos conócenos desde siempre ¿como pudiste hacerme esto? Acusé a Hinata de estar embarazada de otro, lograste hacerme dudar de ella.
—Tampoco te tomaste el tiempo de investigar, tú simplemente creíste lo que te resultó mas fácil, como lo fue cuando Ashura intentó aprovecharse de ella.
—¿Mi hermano y tú estabas de acuerdo con todo?—le preguntó conteniendo las ganas de ahorcarla hasta verla perder la vida.
—No... lo único en lo que estuvimos de acuerdo, fue en contarte lo sucedido entre ellos, pero a mi manera. Él me llamó desesperado y me contó todo lo que hizo. Estaba arrepentido y fue cuando le aconsejé hablar contigo antes que ella lo hiciera, de todos modos, jamas hubieras dudado de Ashura, por eso mismo le pedí cambiar los eventos—Toneri y Kaguya lo retuvieron para que no llegara hasta ella.
—Basta, necesitas calmarte, después de todo, Mito tiene razón, tu eres tan, o mas culpable que ella—lo dicho por Toneri se sintió como cientos de puñaladas en todo el cuerpo, ya que tenía razón. Él no le dio la oportunidad de explicarle, sólo se dedicó a creer ciegamente en quienes creía mas cercanos y no a la mujer que amaba.
—El punto es que no todo lo hiciste por amor Mito, si no ¿cómo explicas estas cantidades transferidas desde la cuenta de la empresa a tu cuenta personal?—cuestionó Kaguya mostrándole la pantalla de la computadora—Al parecer, aprovechaste muy bien las circunstancias para enriquecerte a ti misma—la fémina no pudo explicar no sólo uno, sino varios desfalcos realizados por ella.
—Lárgate si no quieres que te mande encerrar, te dejaré ir por los años que tienes de estar cerca de nosotros, pero si un día te vuelves a cruzar en mi camino, no volverás a ver otro amanecer.
—Obedece Mito, antes de que se arrepienta—le ordenó Toneri cuando ella estaba por hablar. Indra también salió sin decir ni una sola palabra, el siguiente en la lista era su hermano.
—Estoy seguro que se fue en busca del tío Ashura, será mejor que no se encuentren a solas.
—Entonces vamos tras él y tu llama a Jiraya, él es el único que puede hacerlo entrar en razón sobre la salud mental de Ashura—sugirió Kaguya sintiéndose muy culpable por el próximo enfrentamiento entre sus dos hijos.
...
Los Otsutsuki de cabello blanco arribaron al mismo tiempo que lo hizo Jiraya y sin decir nada, se apresuraron a entrar. Kimimaru y Karin ya se hallaban dentro.
—¿Tienes una maldita idea de lo que hiciste? ¿Eres consiente de tus acciones?—la voz de Indra se escuchó hasta la entrada, seguida por los ruegos de Karin para que soltara a su hermano—Me jodiste la vida y también lo hiciste con la de ella—Ashura ya había recibido un golpe y en ese momento Indra lo sostenía del cuello de la camisa.
—¿Y crees que no lo sé? No hay día desde que se fue, que no lamenté haberla hecho llorar, yo la amo mas de lo que pudiste hacerlo tú y jamás estuvo en mis planes lastimarla, de verdad no se que fue lo que pasó.
—Suéltalo Indra, esa no es la manera de arreglar los problemas—poco a poco, Jiraya logró hacerlo entrar en razón y Toneri se encargó de contarle todo lo sucedido. Quien mas afectado quedó fue Ashura, su culpa fue tan grande al enterarse, que él mismo pidió regresar al sanatorio.
Karin le indicó al Otsutsuki donde buscar para encontrar el cheque.
—¿Te dijo a donde se iba mudar?—le preguntó con la esperanza de que se lo dijera.
—Lo lamentó, pero Hina no me dijo nada sobre su nueva dirección. Lo único que me dijo, fue que no pensaba regresar nunca—Karin apretaba las manos sin saber si podía revelar mas información—Una cosa mas... ella estaba teniendo problemas con el embarazo.
—¿Que tipo de problemas?—cuestionó Indra en pánico dado que lo había presentido desde la última vez que la miró.
—Aunque no tuve suficiente tiempo para evaluarla, estoy segura que tenía síntomas de preeclampsia—Kaguya se llevo la mano a la boca, mientras que los varones se quedaron sin entender—La preeclampsia es una grave condición médica que se presenta en mujeres embarazadas, la mayor parte del tiempo son las primerizas las que sufren de esto y si no se mantenían en absoluto reposo, llegados los cinco o quizás seis meses del embarazo, la presión arterial sube rápidamente... de no ser atendidos en un hospital con equipo adecuado, tanto la madre como el bebé, mueren irremediablemente.
—Tengo que dar con su paradero, no me voy a perdonar si algo les pasa, a estas alturas, ella ya debe haber completado los seis meses de embarazo—Indra recordó lo dicho por los Uchiha y su temor aumentó, necesitaba hallarla antes que lo hicieran ellos, de lo contrario, no le permitirían verla ¿y si ya no estaba viva? ¿Y si murió sola cuando mas lo necesitaba?
—Cálmate hijo, ella debe estar bien—Kaguya trató de tranquilizarlo aunque estaba lejos de lograrlo.
—Ustedes nunca la quisieron, lo mismo les da si ella vive o muere, no finjas que te interesa—sus parientes guardaron silencio y lo miraron irse a su habitación. En realidad, ellos nunca hicieron nada en contra de Hinata, sin embargo, no la aceptaron como parte de la familia.
[...]
—Algo aquí dentro me dice que ella no está bien, siento que nos necesita—afirmó Madara mientras conducía su auto rumbo a reunirse con la amiga de su hija.
—Siento lo mismo y si tengo que rogarle a Nohara para que nos diga lo que sabe, lo haré sin pensarlo—Rin ya los esperaba en una cafetería cerca del hospital y afortunadamente para ellos, la chica accedió a darles la dirección y todos los datos de Hinata, con la única condición de mantenerla informada sobre su salud.
La siguiente noche arribaron al apartamento de la ojiperla situado en Ame, sin embargo, lo encontraron vacío. Buscaron información en la farmacia y les dijeron que días atrás, ella les llamó para avisar que no iría, ya que no se sentía bien y desde entonces, no habían vuelto a saber nada. Con dicha información, sólo había un lugar donde buscar.
En pánico, los tres hombres llegaron al hospital cercano a la vivienda de la chica y pidieron información sobre ella, pero como la joven permaneció sin datos personales, tuvieron que dar descripción física muy exacta. Las enfermeras llamaron a la directora del hospital debido a las exigencias de los varones.
—¿Que pasa? ¿Que significa este escándalo?—los dos hermanos miraron a una rubia de grandes senos que los veía con molestia debido a su comportamiento.
—Somos Madara, Izuna y Obito Uchiha—Madara interrumpió a la enfermera que estaba por explicar—Estamos buscando a nuestra hija, ella tiene cabello negro azulado, piel clara, ojos perlados y debe tener alrededor de seis meses de embarazo, quizás ingresó aquí tres o cuatro días atrás—Tsunade se sorprendió y rezó mentalmente para que se tratara de los familiares de la joven a quien ayudó en el estacionamiento.
—Vengan conmigo, pero guarden silencio—obedecieron a la médica y en minutos los condujo a una habitación donde permanecía la única mujer con las características iguales a las mencionadas. Los tres varones se conmovieron al verla y Tsunade supo que si era ella a quien buscaban.
—¿Que tiene? ¿Porque está así?—preguntó Izuna sintiendo un nudo en la garganta. Tsunade les explicó detalladamente lo sucedido.
—¿Y como esta el bebé?—inquirió Madara sosteniendo la fría mano de la joven.
—A pesar de haber nacido tan prematuro, se encuentra bien y ha ido mejorando, no obstante, es muy pronto para asegurar su recuperación ¿quieren verlo?—los varones la miraron con esperanza.
—¿Podemos?—Tsunade asintió a la pregunta de Obito y los condujo hasta la habitación restringida donde se atendían a los bebés prematuros. De nuevo la estabilidad de los Uchiha fue puesta a prueba, pues en ese pequeñito cuerpo, se encontraban diferentes cables de soporte vital. Ninguno de los tres dijo nada al respecto, pero no tenían esperanzas de ver a ese bebé sobrevivir.
—¿Cómo podemos ayudar? ¿Necesitan ser trasladados a otro hospital? ¿Quizás traer especialistas de otros países? No lo se, usted sólo díganos que hacer para salvarlos a los dos—Tsunade se conmovió al ver el dolor en los ojos del hombre con cabello largo, era claro lo mucho que querían a esa pobre chica que apenas horas atrás, no tenía a nadie preguntado por su estado.
—Están en todo su derecho de trasladarla a otro hospital, o buscar una segunda opinión, sin embargo, yo cómo médica no lo recomiendo, el estado de la joven será el mismo en cualquier otro sitio, lo mismo aplica para el bebé... Lamentablemente, lo único que se puede hacer en estos casos es esperar y todo dependerá de la manera en que ambos se aferren a la vida—la rubia les recomendó pasar tiempo con ella, hablarle, traer a todas las personas que ella quería y cosas por el estilo.
Con el paso de los días, los azabaches hicieron todo lo sugerido. Se turnaban para pasar tiempo con ella, mientras se encargaban de contarle lo sucedido en los últimos meses. Madara perteneció al ejército antes de adoptar a Hinata y tenía alto conocimiento en artes marciales, motivo por el cual su juicio fue mas complicado, ya que al tipo que mató, lo hizo con sus propias manos y lo acusaron de utilizar las técnicas del ejército para dañar a otras personas, no fue hasta que su abogado demostró que si no lo hacía, Izuna y Obito hubieran muerto, que no se dictó su libertad. Las enfermeras lo veían deslumbradas por la devoción que mostraba con la chica, ademas de lo apuesto que era.
Obito le contó que luego de la visita de Rin, ellos comenzaron a salir. Izuna se encargaba de describir el aspecto del bebé y de las guapas enfermeras que los veían. En ningún momento mencionaron a Indra, ni a nadie relacionado con él y al final de la visita, le rogaban regresar con ellos, puesto que el bebé a quien nombraron Hagoromo, había mejorado mucho.
Tsunade finalmente aclaró sus dudas sobre la joven y comprobó que efectivamente, ella era la hija del matrimonio Hyuga, a quienes conoció en su juventud, sin embargo aún tenía la curiosidad sobre el nombre que ella mencionaba cuando llegó... Indra. Se percató de la molestia que causó en los varones cuando lo mencionó y ese detalle aumentó su curiosidad.
Los días pasaron y ya no pudo contener su curiosidad, entonces hizo una llamada a Jiraya, luego de haber obtenido un poco de información de su tío Hashirama, quien le mencionó sobre el lugar donde radicaba su antiguo compañero. Jiraya se sorprendió al escucharla y después de unos minutos, se aventuró a mencionarla. Jiraya se puso frenético y comenzó a lanzar preguntas acerca de su estado y el paradero.
—¿Que es lo que esta pasando? ¿¿Que tiene que ver el socio de Hashirama y también tu amigo en todo esto?—la rubia interrumpió al médico y decidió que no respondería hasta no saber exactamente la verdadera historia.
—Bien...—Jiraya se preparó para contar todo—Hinata comenzó a trabajar en mi hospital ¿lo recuerdas? ¿Recuerdas la noche que te aseguré que iba ser un hombre de bien?—la rubia se sonrojó al recordar los días de universidad y la noche en que hicieron el amor por primera vez—fue en el hospital donde ella conoció a Ashura Otsutsuki. Luego de no haber obtenido ningún avance en su tratamiento, Ashura comenzó a mejorar gracias a ella, como era mi obligación, les conte a los Otsutsuki los avances y por supuesto a quien se debía, fue entonces que Indra la conoció y en poco tiempo ya se habían comprometido, no obstante, nadie se percató de los verdaderos sentimientos de Ashura hacia ella hasta que fue demasiado tarde—el varón le contó el resto con todos los detalles.
—¡Tu amigo es un imbecil!—soltó Tsunade con enfado—Será mejor que no le digas nada acerca de esta conversación—la médica guardó silencio por un momento y pensó que quizás la presencia del Otsutsuki podía ayudar a la chica, después de todo, era a él a quien llamaba antes de perder el sentido. No intento decir lo contrario a su ex, ya que de sobra sabía que no iba mantener la boca cerrada, por lo tanto en uno o dos días, Hinata recibiría su visita. Lo único que esperaba era que los tres varones que la custodiaban, lo dejaran llegar con vida hasta ella.
—¿Puedo hablar con usted?—la médica salió de sus pensamientos al escuchar la voz de Madara.
—Por supuesto, tome asiento.
—Hoy hable con el pediatra de Hagoromo y me dijo que pronto será dado de alta—ella ya lo sabía, pues ya habían pasado mas de dos meses desde su nacimiento y milagrosamente, el niño había respondido muy bien—como sabe, nos ha sido difícil ausentarnos de las múltiples labores que tenemos, así que queremos trasladar a Hinata a su antiguo hogar, ya me puse en contacto con el director del hospital y si usted esta de acuerdo, se realizará su traslado en un avión equipado con lo necesario.
—Dadas las circunstancias, no tengo nada que objetar, firmare los documentos para realizar su traslado cuando ustedes lo decidan—ella sabía que ese momento iba llegar tarde o temprano, ya que los Uchiha se estaban esforzando mucho para mantenerse con la chica y encargarse de sus obligaciones, lo cual no sucedería si la tuvieran cerca de donde laboraban.
[...]
—¿Como estás?—Jiraya veía con pena el semblante de su amigo y no podía soportar la culpa. Había pasado una semana desde que sabía sobre el paradero de Hinata y ya no soportaba la gran carga.
—¡Sobrevivo!—respondió con melancolía. Por mas que buscó pistas sobre el paradero de su mujer, no obtuvo nada, incluso le había pedido a Rin decirle todo lo que sabía, no obstante, la joven se negó a dirigirle la palabra además de asegurar que no sabía nada.
—Te diré algo, pero debes tomarlo con calma... se donde se encuentra Hinata—no había pasado ni medio segundo cuando el peli blanco fue sujetado del cuello.
—¿Donde?—los ojos antes opacos brillaron con esperanza. Volvería a verla. Jiraya le contó la situación tal como se lo dijo Tsunade y lo miró derramar lágrimas que nunca creyó mirar en él. Ese gruñon que parecía no tener sentimientos, encontró su punto débil, la joven chica de ojos color luna—Vamos—el mas joven tomó con fuerza la chaqueta del médico y lo obligó a ponerse de pie.
—¿A donde?— lo siguió sin entender nada.
—Iremos a verla y tu serás quien me ayude a persuadir a tu novia. Me dijiste que los Uchiha no me permitirán acercarme, así que lo haré durante la noche, cuando ellos no estén, ademas, eres médico y puedes acceder hasta mi hijo sin ponerlo en peligro—Jiraya comprendió y continuó siguiendo a su amigo, aunque hubiera preferido evitar la reprendida que le iba dar Tsunade por ser un chismoso.
Desde el avión, el mayor le pidió a su amigo Orochimaru cubrirlo en el hospital hospital hasta su regreso. Desde ese momento comenzaron las reprimendas, las siguiente provino de Indra por no contarle la información desde que la supo y durante las largas horas que demoró el viaje, escuchó a su amigo planeando lo que haría para lograr ver a la mujer que amaba. En cierta forma, se divirtió escuchándolo hablar como cuando era adolescente.
Indra no le dio tiempo ni de ir al baño, ya que del aeropuerto se dirigieron al hospital donde sólo el médico entró para hablar con Tsunade. Como lo había imaginado, esa fue la peor de las reprimendas no sólo por ser un chismoso como lo llamó Tsunade, sino por querer involucrarla en el desquiciado plan, ademas de los reproches por no volver a buscarla durante tanto tiempo.
Llegada la noche, observó a los azabaches saliendo al terminar la hora de visitas. Afortunadamente logró convencer a la rubia y no tuvo ni que llamar a Indra, pues minutos después apareció frente a él.
—Así que tu eres el responsable de ponernos en este desquiciado plan ¿eh?—Indra guardó silencio ante la molesta fémina y estuvo dispuesto a recibir todos los reproches, si con eso lograba verla, bien valía la pena.
—Ya te lo dije, esta enamorado y comete muchas tonterías, tal como las cometimos nosotros en los dormitorios de la universidad—Jiraya defendió al Otsutsuki, antes que la fémina se enfureciera, no obstante, ahora era él quien estaba en problemas por su gran boca.
—Como sea... Como la hora de visitas acaba de terminar, será mejor que vayan primero con el bebé, pues Hinata está recibiendo la revisión diaria—el Otsutsuki agradeció en repetidas ocasiones, mientras la rubia le lanzó la ropa que debía usar antes de entrar en el área donde sólo el equipo médico podía entrar—por cierto, el nombre de tu hijo es Hagoromo Uchiha, según su mejor amiga, así lo quería llamar la madre cuando supo que sería un varón y el que ahora es legalmente su abuelo se encargó de registrarlo—el castaño sintió un nudo en la garganta al pensar que tuvieron que ser otros quienes le pusieron nombre a su hijo, pues él se comportó como un imbecil y la abandonó a su suerte. No aparecía como padre legal, ya que se negó a creer que lo era.
—Aquí lo tienes—vestido de médico, Indra recibió a su hijo de los brazos de Tsunade—te daremos diez minutos con él, así que no hagas nada estupido—los antiguos enamorados se retiraron un poco dándole privacidad al conmovido padre.
—Mi pequeño guerrero—lo nombró con lágrimas en los ojos. La rubia le había mostrado el historial del bebé desde que nació y era un milagro que hubiera sobrevivido. Aún con cables pegados al diminuto cuerpo, él pensó que ese niño era el mas hermoso que hubiera visto—perdóname por no estar contigo desde tu nacimiento. Papá se comporto como un cobarde y gracias a mi, tú madre y tú pagaron las consecuencias de mis errores. Te prometo que no descansaré hasta que estemos los tres juntos—continuó hablándole y admirándolo. Si en ese momento le parecía tan frágil, no podía imaginar como se veía en su nacimiento.
—Debemos irnos—Indra entregó a su hijo a Jiraya, quien se encargó de colocarlo adecuadamente. El castaño le prometió volver al día siguiente y en minutos se adentraron en la habitación de Hinata.
—Sólo por esta ocasión, haré una excepción contigo y te dejaré quedarte el tiempo que quieras, pero debes marcharte antes de las siete—Indra ya no trató de disimular las lágrimas sobre su rostro, puesto que no estaba preparado para ver a su mujer en ese estado. La puerta se cerró y él se sentó en la silla cercana a la camilla. La habitación estaba con muchos arreglos florales, seguramente llevados por los Uchiha.
—¡Mi bella!—la llamó tomando su fría mano, la cual de inmediato se llevó a los labios—Demuestra lo fuerte que eres, regresa de ese estado, nuestro bebé te necesita, yo te necesito—la tristeza y el arrepentimiento parecían carcomer su cerebro—¿Sabes? Hoy conocí a Hagoromo, nuestro hijo... él es todo un luchador es igual a ti, además es hermoso, es tan perfecto y pronto lo darán de alta—continuó hablando con ella sobre lo feliz que se sentía de ser padre gracias a ella, no obstante, la joven seguía inmóvil, como si fuera una muñeca—Perdóname Hinata, me porte muy mal con ustedes y estoy muy arrepentido de haber dudado de ti, de haberte puesto en la situación en la que se encuentran por abandonarlos... por favor, abre los ojos, déjame verlos para poder continuar sintiendo tu luz—por momentos lloraba, en otros le contaba como Madara lo había puesto en su lugar, también sobre la confesión de Ashura, de Mito y todo lo que obligó a Jiraya hacer para llegar hasta ella.
Esa noche la pasó aferrado a la manó de Hinata y no se durmió ni por un minuto, ya que pensaba aprovechar la oportunidad de estar con ella todo el tiempo que le habían dado. No sabía que la noche se había terminado hasta que Jiraya abrió la puerta para decirle que debían irse antes de la llegada del turno de día, además de los visitantes.
—Date prisa y despídete—le advirtió el médico volviendo a cerrar la puerta.
—Debo irme mi bella, pero regresaré esta noche, ojalá pueda verte despierta con nuestro hijo entre tus brazos—le dijo en el oído antes de darle varios besos en la frente y las mejillas, pues los labios se encontraban obstruidos con un tubo conectado al respirador—Hasta luego y no olvides lo mucho que te amo—muy a su pesar, se tuvo que marchar al hotel que rentó en la tarde del día anterior.
Salieron camino al hotel y levantaron algo de comer. El mayor se fue a su habitación, mientras que Indra se quedó en la suya. Estaba cansado y apenas terminó de ducharse se acostó sobre la cama. Se quedó dormido en pocos minutos, ya que por la noche regresaría a verlos.
...
El sonido del celular lo despertó y cuando vio la hora, se levantó de inmediato. Jiraya ya lo estaba esperando y después de cenar, llegaron juntos al hospital, tal como lo habían hecho antes, sin embargo, Indra sintió que algo no andaba bien y la expresión de Tsunade se lo dejaba claro.
—Ya estamos aquí—Jiraya sonrió esperando los reproches de la fémina, pero luego de esperar, estos no llegaron—¿Que pasa?
—Esta mañana los Uchiha se llevaron a Hinata y al bebé—el Otsutsuki sintió que le temblaban las piernas.
—¿No me digas que se enteraron de la visita?—Jiraya también se veía muy sorprendido y de inmediato lanzó la pregunta.
—No, ellos no lo supieron—la rubia ya sabía lo que iba a pasar, fue por eso que le permitió al castaño quedarse toda la noche con la joven. Les explico todo lo referente al traslado y para ese momento Indra continuó sintiéndose mareado. Apenas la había encontrado y de nuevo la perdió.
—¿A donde la trasladaron? ¿Dejaron la ubicación del hospital?—era la única esperanza del varón y en cuanto lo supiera, la seguiría sin importarle las amenazas de Madara.
—Lo siento mucho, pero ellos no me lo dijeron—el Otsutsuki quedó sentado en una de las sillas. No podía haberla encontrado para volver a perderla, eso tenía que ser una broma, o quizás un castigo por sus malas decisiones, sin embargo, no, no podía conformarse, necesitaba estar a su lado, su hijo también lo necesitaba. Hagoromo no podía crecer sin un padre.
—¿Porque no lo evitaron? Debieron hacer algo para impedirlo—gritó enfadado cuando se puso de pie dispuesto a no rendirse.
—Ni yo ni nadie, ni siquiera tú, tienes el poder legal de evitar que los Uchiha tomaran las decisiones que tomaron, ellos debían regresar a sus vidas, ya bastante tiempo estuvieron aquí esperando a que Hagoromo fuera dado de alta—aunque Tsunade sintió molestia por el proceder del castaño, le causó pena verlo derramar las lágrimas cuando miró a la chica y a su hijo, no obstante, Madara, Izuna y Obito, estaban determinados a no dejarlo acercarse a ella.
—Será mejor que nos marchemos, aquí ya no podemos hacer nada, pero cuando lleguemos a Londres puedes continuar con la búsqueda—sin ninguna opción, Indra siguió la sugerencia de Jiraya, después de todo, allí o en Londres, sería lo mismo. Lo que más le molestaba era la sensación en el pecho, algo dentro de él, le decía que no sería fácil dar con ellos.
Sus sospechas fueron ciertas, pues el tiempo continuó su curso y los días se convirtieron en semanas, luego en meses y por último en años. Buscó sin cesar con ayuda de su familia, quienes consiguieron a los mejores detectives. Apenas recibían una pista por pequeña que fuera, la investigaban a fondo y de nueva cuenta su corazón dolía al no obtener el resultado deseado.
Pasaban siete largos años desde la última vez que los miró y desde entonces, su personalidad ya apática y hostil, se fue en aumento. Su familia y Jiraya eran los únicos con el valor suficiente de enfrentarse a él, dado que los empleados preferían renunciar, antes que comunicarle los errores cometidos. La mayor parte del tiempo, era Toneri quien se encargaba de dar soluciones, mientras que en su hogar, los pocos que laboraban, lo hacían por Kaguya, aunque no era raro que duraran muy poco tiempo laborando para el malhumorado hombre.
Toda la hostilidad del día, se convertía en tristeza cuando llegaba la noche y se quedaba a solas en la habitación que compartió con ella, misma que aún tenía un caballito de madera que compró junto a otros artículos para su hijo un año después, cuando una de las pistas parecía prometedora. Al volver a quedar sin resultados, destrozó todo y lo único que dejó fue ese caballito, el cual ya no le sería útil si lograba dar con ellos.
Había hecho las pases con Ashura, quien al igual que los otros miembros de la familia, se encontraba muy preocupado por él. Mirando el dolor en Indra, Ashura se arrepintió de su mal comportamiento y le pidió perdón. También se dejó de tonterías y siguió el tratamiento al pie de la letra, ya que no quería darle mas problemas a su hermano y con el tiempo, Jiraya aprobó su salida, siempre y cuando, siguiera con el medicamento y un año después conoció a una hermosa mujer llamada Kaana, con quien llevaba tres años de matrimonio.
Fue irónico que todo en la vida del Otsutsuki mayor marchara mejor que nunca y ni siquiera podía notarlo, ya que lo único que le daba el impulso para continuar era la esperanza de volver a verlos, no obstante, era consiente de que los Uchiha se habían encargado de mantenerlos muy lejos de su alcance y lo que mas lo preocupaba, era no saber si ella logró despertar, o si... No, se negaba a creer que hubiese muerto y por esa razón no lograba encontrarla.
—¿Se puede?—Toneri entró en la oficina de Indra sin esperar su aprobación, seguido de Kimimaru, Ashura y Kaguya—Ya logré dejar todo en orden, así que no tienen ninguna excusa para no ir a Tokio este a sábado.
—Toneri ya te dije que no estoy de humor para eso, ademas, ustedes siempre dicen que termino asustando a las personas ¿que sentido tiene ir?—el chico se cruzó de brazos ofendiendo.
—Fuiste a la boda de Kimimaru y no puedes hacer el esfuerzo de ir a la mía con Tenten ¿eh? Te advierto que si faltas, no volveré a trabajar aquí y tampoco te dirigiré la palabra—Toneri se quedó en la misma posición esperando la respuesta del mayor.
—No me gusta que me amenacen y tú lo sabes.
—Tu también sabes que no me gusta que prefieras a Kimimaru y si no vas a mi boda, lo dejarás claro... lo prefieres a él—el mencionado lo fulmino con la mirada, ya que su boda había sido dos años después de la desaparición de Hinata y en ese tiempo, su tío aún tenía esperanzas de encontrarla muy pronto, sin embargo, con el paso de los años, Indra parecía ir perdiendo la fe en volver a verla.
—¡Maldita sea!—el mayor rugió con molestia mientras el chico sonrió—Está bien iré—los festejos de los sobrinos inundaron la oficina.
—Te lo dije, sólo tenías que chantajearlo y terminaría cediendo—Indra se puso de pie y con las manos en puños golpeó el escritorio sobresaliendo a los mas jóvenes.
—¡Largo de aquí!—le advirtió a Ashura quien continuó riendo luego de lo dicho, ya que entre todos planearon alguna forma de persuadirlo para que asistiera a la boda y después de muchas sugerencias, Ashura propuso la que acababan de poner en práctica.
—Ya no te enojes o te verás mas feo y viejo—el castaño se apresuró y salió a toda prisa antes de escuchar las maldiciones que lanzó su hermano mayor.
—Ustedes también, salgan de aquí y pónganse a trabajar.
—Pero todavía te queremos tío—Indra buscó algo para lanzarles, pero antes de conseguirlo, Toneri y los otros ya habían salido sin dejar de reírse. Aunque a menudo lo sacaban de sus casillas, de no ser por ellos quienes lo estuvieron apoyando en todo momento, ya se hubiera hundido en la depresión.
...
La boda se llevó a cabo como se esperaba. Indra había tenido que asistir y cuando comenzó el baile, se despidió de todos. La ahora esposa de Toneri, era una linda joven a la que el chico conoció en un viaje a China y durante dos años se mantuvieron en contacto hasta que ella se mudó a Tokio, lugar donde Toneri tomó una capacitación. En poco tiempo se comprometieron y después de la luna de miel, irían a vivir en Londres.
Como aún era temprano camino por las concurridas avenidas antes de pedir un taxi. Pensaba ir a un bar a tomar unos tragos, pero al pasar por los restaurante le rugió el estómago y recordó que ni siquiera había comido nada durante la boda, así que optó por entrar en uno. Después de visitar la gran cuidad de Tokio en repetidas ocasiones, sabía exactamente cuales eran los mejores lugares para comer.
El sitió era grande y a esa hora no había muchas personas, no obstante, negó con la cabeza al percatarse de las miradas dirigidas a él. En minutos la mesera le trajo todo lo que había pedido y sonrió para sus adentros por la gran cantidad de comida que pidió incluidos los rollos de canela, los cuales comía para recordar a su mujer.
No creyó tener tanta hambre hasta que no miró los platos vacíos. Ya no creía poder beber alcohol y lo mejor era caminar hasta el hotel donde se hospedaba. Pago la cuenta y dejó la propina sobre la mesa, sin embargo, antes de irse fue al baño para sacudirse el azúcar que cayó sobre su elegante traje negro.
Los sanitarios se encontraban muy alejados de las mesas, siendo separados por un largo y ancho pasillo adornado con bonistas pinturas de los lugares mas bellos de todo el país. Se sacudió con rapidez y comprobando que ya se había quitado los granos de azúcar, lavó sus manos y salió de regreso.
Abrió la puerta y gruño con fastidio al escuchar su celular. Miró que era su hermano quien llamaba e ignoró la llamada prefiriendo enviar un texto donde preguntaba el motivo de la llamada, aunque ya se lo imaginaba, pues ellos no lo miraron irse de la fiesta. Estaba escribiendo cuando sintió que alguien se estrelló contra él, haciéndole tirar el teléfono. Escuchó la puerta del baño abrirse y cuando estaba por regresar a reprender al sujeto que le tiró el celular y ni se disculpo, escuchó la disculpa mientras le entregaban el celular.
—Lo siento señor, llevaba prisa y no lo miré—¡Por todos los cielos! Esa voz, él conocía esa dulce voz. Se giró para quedar completamente frente a ella, pero la fémina mantenía la mirada hacia abajo, como si todavía no lo reconociera.
—¿Hinata?—la chica levantó el rostro y se tensó de inmediato—Mi bella... al fin te encontré—sin demora la abrazó ignorando el celular. La chica se resistía al abrazo y se movió intentando verse libre.
—Suélteme—le ordenó al momento de verse libre y poniendo distancia. Indra se dedicó a evaluarla comprobando que era ella y no una alucinación o un bonito sueño.
—Mi niña te he estado buscando todos estos años desde que estuve contigo en el hospital antes que desaparecieras con Hagoromo, nuestro hijo.
—Yo nunca estuve perdida... ¡suélteme!—de nuevo el,azabache la aprisionó entre sus brazos sin importarle las demandas de la joven.
—Usted... viejo pervertido suelte a mi mamá o se las verá conmigo—Indra sintió que todo pasaba en cámara lenta. Dejó ir a la ojiperla, que de inmediato fue puesta tras un niño de apenas unos seis años. El pequeño acababa de salir del baño de caballeros y lo veía directamente a los ojos de forma intimidante. Orbes tan oscuras como las suyas, mostraban la misma arrogancia y determinación que mostraban las de él cuando se enfurecía. Cabello corto en color negro azulado y adorables mejillas sonrojadas como las de ella—¿Te hizo algo mamá? ¿Estás asustada?—la furiosa mirada se trasformó por completo, al igual que la voz, cuando se dirigió con la ojiperla. De nuevo lo encaró y el Otsutsuki quería reírse luego comérselo a besos por lo adorable que se veía al enfrentarlo por defender a su madre.
—¿Terminaron campeón?—al final del pasillo se encontraba un hombre con ojos y cabellos negros atados a una coleta baja—¿Esta todo bien Hina?—la ojiperla tomó la mano del niño y se apresuró para llegar al hombre que la llamaba.
—¡Papa!—el niño se apresuró entusiasmado hasta el tipo dejando a Indra perplejo ante el llamado. El niño le dijo algo al sujeto y este le envió una mirada retadora y se apresuró a rodear la cintura de Hinata. De nuevo los momentos se mostraron muy lentos y cuando reaccionó, salió a toda prisa dispuesto a no dejarlos ir, sin embargo, cuando logró enfocarlos, estaban subiendo en un taxi.
—¡Hinata!—le gritó atrayendo la atención de las personas alrededor y también la de ella, sin embargo, la ojiperla dejó de verlo y subió al auto, mismo que arrancó a toda prisa dejándolo atrás con muchas preguntas y con un gran dolor en el pecho—Mi bella... mi hijo—murmuro con dolor mientras buscaba un taxi con desesperación.
Continuara.
Esta es la primera de dos partes Indrahina. Mas adelante terminaré la siguiente, pero no aseguró que sea muy pronto. Me disculpo por las faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin verlas, apenas las encuentre, las iré corrigiendo 😊💕
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