Inadaptado. Primera parte.
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
La siguiente historia se me ocurrió al ver la película Criminal y al haberme dejado fascinada, se me ocurrió adaptarla, sin llegar a hacerla exactamente igual, pero si con la misma trama. Necesitaba colocar a dos personas totalmente opuestos, por lo tanto, iniciará con Naruhina y continuará con Hidahina... ojalá les guste y les recomiendo cien por ciento la movie.
—Papá, no puedo encontrar a Kurama—se quejó una preocupada voz infantil. Naruto abrió la caja de seguridad y revisó el bolso, que le dejaron previamente sus superiores.
—Tranquila mi estrella, debes haberlo dejado en algún lado de la casa—agradeció a la fémina que se hallaba frente al mostrador de la tienda departamental y acto seguido, abandonó el lugar.
—Prométeme que me ayudarás a buscarlo—le rogó la pequeña y él sonrió mostrando la deslumbrante dentadura.
—Por supuesto que lo haré... Ahora dime ¿donde está tú madre?
—Ella prepara la cena y yo le estoy ayudando—la niña se despidió de su padre y le entregó el celular a su madre.
—¿Llegarás hoy?—Naruto sonrió al escuchar la dulce voz de su esposa. El rubio caminaba en las abarrotadas avenidas de Tokio, al mismo tiempo que hablaba con Hinata, no obstante, ella no tenía idea que su esposo no se hallaba en Konoha, dado que su trabajo era muy peligroso y prefería dejarlas lo mas alejado posible. La pareja llevaba ocho años de matrimonio y tenían una hija de seis años. Ellos se conocieron desde la adolescencia y con el transcurso del tiempo, se enamoraron hasta que terminaron casándose. Naruto era huérfano y le costó mucho salir adelante. Además de sus padrinos, Hinata fue su apoyo incondicional y tras el nacimiento de Hima, ambos se esforzaron para tener un mejor futuro.
Hinata trabajaba como maestra en la universidad de Konoha y Naruto era uno de los mejores agentes antiterrorismo que tenían las fuerzas especiales del país, mismas que lideraba Kakashi Hatake, amigo y tutor de Naruto. El peli plateado era lo mas parecido a un hermano mayor para el joven
—Mmm, no lo se... todo depende de la ropa que llevas puesta—la ojiperla se sonrojó, tal como si su esposo pudiera verla.
—Entonces debes venir, porque llevo sexy lencería—Naruto sonrió—y la usé mientras recogía a Himawari de la escuela—Hinata se burló de su marido, tal como solía hacerlo.
—Eso explica porque nuestra hija lleva el primer lugar en su clase—él no se quedó atrás y sin necesidad de verla, sabía que se había sonrojado.
—¡Naruto!—lo reprendió sin dejar de lado el buen humor. De pronto, un auto freno frente al rubio y su rostro mostró sorpresa al percatarse de quien era el conductor. Lentamente se giró y volvió a detenerse, notando sin lugar a dudas que lo estaban siguiendo.
—Luego te llamo Hina, recuerda que las amo mis niñas—sin esperar respuesta finalizó la llamada, dejando a la ojiluna un poco confundida. Naruto apagó el celular y lo colocó en el bolso de un transeúnte. Con avidez logró esquivar a los tipos que lo seguían mientras caminaba y se apresuró a tomar una motocicleta que se hallaba estacionada frente a un cajero automático.
—No puede ser—Kakashi mostraba preocupación en su rostro y no sólo se trataba de la seguridad de Naruto, sino también de la importante información que sólo él manejaba—¿Como pudieron perderlo?—el salón donde se hallaba Kakashi, estaba rodeado de agentes que monitoreaban las cámaras de toda la cuidad.
—Lo están siguiendo, miren esto—Sasuke les mostró el momento exacto en el que Naruto subió a un autobús, siendo seguido de cerca por dos tipos. El Uzumaki se las ingenió para bajar del vehículo justo antes de que arrancara, haciendo imposible que los tipos bajaran tras él.
—Hay un hueco de treinta minutos donde no fue captado... localícenlo—ordenó el Hatake y las cámaras continuaron captando los movimientos de los civiles, hasta que treinta minutos después, lo captaron saliendo de una sucursal bancaria.
—Lo tenemos—informó Sakura.
—Pero ellos también lo tienen—añadió Shikamaru—Esto no se ve bien—el Nara era un genio y como tal, podía acceder con facilidad a la información personal de cualquier individuo, por lo tanto, no tardó en saber la identidad de uno de los tipos que seguían a su amigo.
—¿A que te refieres?—preguntó Sasuke.
—Este sujeto que lo sigue de cerca es Zetsu—Kakashi palideció y se apresuró a la pantalla frente al Nara.
—Maldita sea, eso quiere decir que Kaguya Otsutsuki está detrás de todo esto—la fémina era una declarada anarquista, misma que era causante de la mayoría de ataques terroristas causados en el país. Zetsu era hijo de Kaguya y obedecía sus órdenes sin protestar.
—Debemos ir a ayudarlo, de lo contrario...—Sasuke no lo decía abiertamente, pero apreciaba a Naruto como a su hermano y en ese momento, se sentía imponente por no estar con él.
—Millones de personas morirán si esa mujer accede a la información que maneja Naruto—Sakura se levantó y miró a su jefe con incredulidad.
—¿Acaso no le preocupa la vida de Naruto?—Kakashi suspiro frustrado al ver el preocupado rostro de la joven—Usted es como un padre, o un hermano para él...—la voz de Shikamaru los interrumpió.
—El programa de reconocimiento facial lo acaba de captar subiendo a este taxi.
...
—Aquí—Naruto subió al vehículo sabiendo que estaban casi sobre él—Le dare doscientos dólares si me deja usar su celular por unos minutos—el hombre de mediana edad lo miró por el espejo sin poder creerlo.
—¿Doscientos? ¿Hablas en serio?—Naruto le mostró los billetes—Tómalo—el Uzumaki en seguida se puso en contacto con sus compañeros y les dejó saber que lo atraparían.
—Aquí tiene, ahora diríjase a las bodegas cercanas al muelle, póngalo en el GPS—el hombre lo hizo y se dedicó a seguir las indicaciones del celular.
...
—Es Naruto—anunció Sakura leyendo su celular—dice que lo tienen rodeado—la Haruno sentía que le estallaría el corazón.
—Énvialo al muelle y asegúrate de darles la mejor ruta de escape—Kakashi envió a sus agentes directamente al muelle para esperar a Naruto y se masajeo las cienes. Mentiría si decía que su principal preocupación eran las personas que morirían. Su preocupación principal era ese chico y se culpaba por haberse dejado convencer por él, para encargarse del problema. Naruto estaba negociando un acuerdo con el ex líder de la organización criminal llamada Akatsuki. Aparentemente, Nagato huyó luego de destruir el laboratorio donde se cultivaron y se conservaban las muestras de diferentes armas biológicas, capaces de causar epidemias a ciudades enteras. El pelirrojo no era capaz de ser parte de algo tan atroz y sabiendo que su cabeza tendría un precio, conservó una de las muestras como garantía de vida.
Naruto siempre fue una persona de buenos sentimientos y sólo le bastó escuchar a Nagato para saber que era otra víctima de la locura y ambición de los mas poderosos. Fue entonces que comenzaron las negociaciones. Tan delicado era el problema, que tanto el país, como sus aliados políticos, aprobaron que Naruto le diera diez millones de dólares y una nueva identidad al ex Akatsuki, a cambio de la muestra. Todo estaba saliendo de acuerdo al plan, sin embargo, algo salió mal y ahora esa desquiciada mujer estaba tras el rubio. No se trataba de dinero, Kaguya buscaba el caos, la destrucción y con ello, el poder. La satisfacción de sentirse una diosa, una que decide quien vive y quien no. El arma en cuestión era tan letal, que con sólo la mitad del frasco arrojado en la planta purificadora de agua potable en la cuidad de Tokio, podía envenenar en minutos a una tercera parte de los residentes y en pocas horas, la población comenzaría a mostrarse enferma. Los mas débiles serían los primeros en morir y poco a poco, se terminarían los suministros médicos, dejando la cuidad a la deriva y en medio del caos.
[...]
—Lo tenemos madre, el Uzumaki acaba de subir en un taxi negro con esta numeración de matrícula—Kaguya sonrió y pronto accedió al registro del vehículo. El nombre del taxista apareció junto a la información personal, incluyendo en celular. La fémina contaba con tecnología tan avanzada como la de los agentes, así que entró sin demora al celular del taxista y cambió la dirección sin que ellos lo notaran.
—Bien hecho, ahora diríjanse al hotel abandonado, el que usamos para deshacernos de la "basura"—Zetsu asintió y sin demora condujo hasta donde le indicó su madre. Ya podía sentir la emoción por ponerle las manos encima al traidor de Nagato. Ese maldito pagaría muy caro lo que hizo.
[...]
—Llegamos—anunció el taxista y Naruto observó que ese sitio no se parecía en nada al muelle.
—Este no es el muelle—soltó evaluando el lugar y por primera vez desde que se había metido en ese caso, el rubio sintió miedo y desolación.
—¿Que dices? Claro que es, el GPS no se equivoca... míralo por ti mismo—el celular indicaba la dirección dada por el rubio, sin embargo, no se parecía en nada.
—De prisa, dace la vuelta—en cuanto el taxi intentó girarse, dos vehículos le cerraron el paso. Lo próximo que escucharon fueron los disparos y el taxista cayó sin vida. Naruto sostuvo su arma y salió refugiándose en la vieja edificación. Las balas se agotaron y después de un combate cuerpo a cuerpo con cuatro tipos, el agente se vio sometido tras recibir un fuerte golpe en la nuca.
...
—No tengo tiempo de esto, despiértenlo—Naruto abrió los ojos luego de sentir el agua fría arrojada sobre su rostro—Así está mejor—el agente se hallaba sujeto a una silla de metal y su cuerpo fue totalmente mojado—Supongo que no es la mejor manera de conocernos agente Uzumaki, pero dadas las circunstancias, no suelo ser muy paciente—él lo sabía, iba a morir irremediablemente y nada de lo que hiciera o dijera, cambiaria su lamentable destino. Por un momento, transportó su mente hasta las dos personas que mas amaba en el mundo y fue ahí, que sintió el verdadero miedo. No había nada que pudiera hacer para evitarles el dolor que experimentarían tras su muerte.
—¡Vamos!—Naruto convulsiono luego de recibir una potente descarga eléctrica—Entréganos a Nagato y quizás puedas vivir—sugirió Zetsu aún sosteniendo los cables.
—Púdrete—escupio el Uzumaki.
—Respeto su lealtad agente Uzumaki, pero en este caso no le será de utilidad—soltó Kaguya—Sabe... en la antigüedad, se utilizaban las descargas eléctricas para los esquizofrénicos. Se creía que el método podía combatir sus repentinos ataques—la fémina se acercó a Zetsu y tomó los cables por ella misma—Es una pena que los hayan prohibido—Naruto mentalizó a Hinata el día de su boda, luego enfocó el nacimiento Himawari. Pensar en ellas y en lo mucho que sufrirían, le ocasionó mas dolor que la descarga anterior. Suspiro dejando escapar una lagrima y se preparó mentalmente para el final—Ultima oportunidad... ¿donde está Nagato?
—Váyanse al demonio—les respondió sin dejarse amedrentar y lo siguiente que vislumbró entre los recuerdos de su familia y el terrible dolor en cada terminación nerviosa de su cuerpo, fue oscuridad.
—Ahhh... ¡Maldito mocoso!—la fémina continuó suministrando descargas, aún cuando era evidente que el rubio ya no volvería a sentir nada.
—Vámonos madre, es inútil continuar con él y sus compañeros no deben tardar en llegar—Zetsu persuadió a la mujer y en minutos ellos y todos sus secuaces, se marcharon dejando atrás al rubio.
[...]
—No hay nadie aquí señor—anunció el escuadrón que arribó al muelle. Los compañeros de Naruto aún no llegaban y pudieron escuchar a Lee. El agente con cejas pobladas fue de los primeros en llegar y no encontró ningún indicio del rubio.
—¿Como que no está?—gritó Kakashi—Búsquenlo, rastreen el celular del taxista—Shikamaru de inmediato obtuvo la falla y accedió a la ubicación real.
—Está en el viejo hotel a las afueras de la cuidad, aquí le envió la dirección exacta—Sasuke y su equipo se dieron la vuelta y se dirigieron al lado opuesto al muelle.
Les tomó alrededor de media hora llegar al lugar indicado y fueron Sasuke y Sakura, los primeros en encontrar a su mejor amigo, mientras todos se mantenían enlazados mediante los celulares.
—¡Naruto!—todos escucharon la quebrada voz del Uchiha—Vamos Dobe responde—le pidió el azabache, llamándolo como lo hacía desde niño.
—Déjame revisarlo—Sakura comenzó a suministrar los primeros auxilios con su equipo médico y su conocimiento—No por favor no—Kakashi sintió que las piernas le fallaban. Sasuke, Sakura y Naruto fueron entrenados desde muy pequeños por él y siempre mantuvo un estrecho vínculo con ellos, no obstante, fue Naruto quien logró ablandarlo mas que nadie—NO ESTÁ RESPONDIENDO... ÉNVIEN UNA AMBULANCIA—a partir de ese momento, se experimentó un doloroso silencio y horas más tarde, Naruto fue declarado muerto.
[...]
—¡Mamá!—la pequeña niña bajo corriendo las escaleras y se asomó por la ventana—Afuera hay unos hombres vestidos de policía—Hinata dejó caer el vaso que había estado sosteniendo. La ojiperla se encontraba muy preocupada por su esposo, pues desde el día que se vio obligado a terminar la llamada, no había vuelto a saber nada de él. Habían pasado casi dos días sin responder sus llamadas y cuando finalmente el celular fue respondiendo, se trataba de un desconocido diciendo que encontró el celular en su mochila. Eso la dejó peor de nerviosa. La joven sabia que su esposo era un agente en las fuerzas especiales, pero no imaginaba que estaba tratando con temas sobre terrorismo. Naruto prefirió no comentarle nada, de lo contrario, ella no hubiera estado tranquila y lo que tanto temió el rubio, estaba por pasar.
Luego de escuchar la puerta, ella abrió y sostuvo en brazos a su hija. Algo dentro del pecho le decía que esa inesperada visita, tenía que ver con la falta de noticias sobre su Sol, como solía llamar a su marido.
—¡Hinata!—la ex Hyuga tembló al ver a Kakashi sosteniendo un contenedor de metal.
—¿Le pasó algo a Naruto?—la joven trataba de tranquilarse por su hija, pero cuando miró a los padrinos de su esposo, junto a dos de sus compañeros, Shikamaru y Yamato, las lágrimas aparecieron sin poder contenerlas.
—Ven con nosotros cariño—Tsunade extendió los brazos llamando a Himawari y por mas ansiosa que estaba, Hinata comprendió que era mejor alejar a la niña—Te llevaremos a comprar un helado ¿de acuerdo?—la pequeña buscó la mirada de su madre y ella asintió.
Aún tras los lentes oscuros, Tsunade tenía los ojos hinchados y la ojiperla pudo verlo.
—Lo siento mucho Hinata—pronunció Kakashi cuando ya había entrado en el hogar de la familia Uzumaki—Naruto murió ayer mientras cumplía su deber—el Hatake se acercó y le entregó el contenedor, donde se encontraba la placa y el arma del Uzumaki. Ella lo sostuvo sin mostrar ni una sola expresión, era como si estuviera en estado de shock luego de escuchar sobre los hechos que condujeron a la muerte de su esposo. Él murió solo, sus compañeros y amigos por los que hubiera dado la vida, no estuvieron para ayudarlo ¿Cuando miedo debió sentir al saber que moriría? ¿Pensaría en ellas? Quizás ella pudo hacer algo para evitarlo. En medio de múltiples pensamientos, apretó los puños clavando las uñas sobre la piel.
—¿Hinata?—la llamó Shikamaru, al mismo tiempo que ondeaba su mano frente al inexpresivo rostro femenino. La ojiperla los conocía a los tres, sin embargo, casi no tenía interacción con ellos. Era como si Naruto, la hubiese mantenido alejada de todo el círculo que lo rodeaba dentro de su trabajo.
—¿Algo más que deseen informarme?—cuestionó dejando preocupados a los agentes.
—¿Hinata te encuentras bien?—Kakashi hizo el impulso de acercarse y ella retrocedió. No le gustaba ese hombre y en ese momento, lo culpó a él y a todos sus compañeros por dejarlo morir. Obviamente era un comportamiento erróneo, sin embargo, su cerebro hizo lo que pudo para soportar el dolor.
—Mi hija está a punto de regresar y no quiero que los encuentre aquí—la joven se acercó hasta la puerta y sin inmutarse, la abrió—así que les agradezco que se marchen por favor—los tres hombres se miraron entre sí y no les quedó mas remedio que seguir su pedido, pero el Hatake se detuvo justo frente a ella.
—No te preocupes por el funeral, yo mismo me encargaré de todo cuanto el equipo forense entregue su cuerpo y lo trasladen hasta aquí—las perladas orbes de la ojiluna se encontraron con las oscuras de Kakashi y fue en ese momento en que él pudo apreciar los intensos sentimientos que ahí se encontraban. El que predominaba era sin duda alguna, el dolor, lo cual no era extraño, no obstante, el Hatake se sorprendió al encontrar odio y despreció hacia él.
—No será necesario señor Hatake, ustedes ya hicieron todo lo que tenían que hacer por mi esposo—les dijo con frialdad. Ellos no dijeron nada y avanzaron hacia el auto.
—¡Hinata!—un apuesto castaño de ojos color luna llegó apresuradamente sin prestar atención a los tipos que subían en el auto negro estacionado frente al hogar de la ojiperla. Su principal preocupación, era su prima—Jiraya nos llamó para informarnos sobre lo sucedido con Naruto—tras él, venía una castaña de ojos cafés y en cuanto lo escuchó, ella salió del estado en el que estaba frente a esos hombres.
—¡NEJI!—la joven se quebró en los brazos de su primo. Él, su esposa Tenten y Hizashi, el hijo de ambos, eran su única familia, además de Naruto y Himawari—¿Que voy a hacer sin él? ¿Cómo podré decirle a mi hija que nuestro Sol se apagó?
—Tranquila Hina... para eso estamos nosotros—Tenten la abrazó mientras Neji avanzó hasta donde lo llamó Kakashi. El castaño le hizo una seña a su esposa y ella instó a la ojiperla para entrar a su hogar.
—¿Que sucede?—Neji saludo a los agentes. Los conocía de vista, gracias a Naruto, sin embargo, casi nunca habló con ellos.
—El cuerpo de Naruto se encuentra en Tokio y tardara algunos días en ser liberado. Le comenté a Hinata que yo correré con los gastos y todo lo referente al funeral.
—¿Y ella estuvo de acuerdo?—algo le decía al Hyuga que la respuesta era negativa, de lo contrario, no estarían teniendo esa conversación.
—No... pero siento que es lo correcto, ademas Naruto era como...—el castaño lo interrumpió. Quería terminar cuanto antes con esa platica, ya que su prima lo necesitaba.
—Entonces respeten su decisión—Neji les hizo una reverencia y volvió a la casa—Shikamaru negó con la cabeza y Yamato guardó silencio. Los tres vieron el momento exacto en el que la viuda se quebró y se sintieron culpables.
[...]
—Disculpe doctor, pero estás personas dicen que son del gobierno y piden hablar con usted—informó la secretaria.
—Doctor Orochimaru, mi nombre es Uchiha Sasuke y vengo por usted—le informó sin demora—tenemos un trabajo que lo pondrá dentro de un jet para trasladarlo directamente a Konoha—Orochimaru no mostraba sorpresa—Necesitaremos su programa de memorias, tenemos un agente caído y necesitamos saber lo que sólo él sabía. Usted lo obtendrá para nosotros—no era una petición, era una orden.
—Mmm, interesante—Orochimaru miró a su asistente y después al Uchiha—¿Hay actividad cerebral?—el médico científico, llevaba años experimentando en ese proyecto.
—Esto fue tomado hace tres horas—Gaara quien era el compañero de Sasuke y también amigo cercano a Naruto, le entregó pruebas de las resonancias magnéticas.
—Estoy a cinco años de probarlo en humanos—aclaró el médico, luego de revisar las resonancias.
—Tiene cuarenta y ocho horas para hacer que funcione... esto amenaza la seguridad nacional, del mas alto nivel—aclaró el Uchiha—¿Puede usted, o no puede transferir la memoria de un mamífero muerto a uno vivo?—la pregunta lo asqueaba, dado que era de su mejor amigo de quien se hablaba ahí, sin embargo, su deber era salvaguardar la seguridad del país, tal como lo hizo Naruto.
—Si puedo—por supuesto que podía, no en vano llevaba años en esa investigación.
—¿Que necesita para hacerlo?—esta vez fue Gaara quien preguntó.
—Necesitó mi equipo, mis instrumentos y... el recipiente apropiado—ambos agentes se sintieron enfermos al pensar en lo que harían con el cerebro de Naruto.
—¿Tiene algún candidato?—inquirió el Uchiha.
—Si, pero estoy seguro que no les gustará—Kabuto miró a su superior y supo de inmediato a quien se refería.
...
Una hora más tarde, los dos médicos y los agentes arribaron a la penitenciaria de Kiri, una cuidad cercana a Konoha, donde recluían a los criminales de mas alto riesgo. Sasuke y Gaara, se miraron entre sí y se sintieron peor.
—Pasen—Ibiki les señaló las sillas y los cuatro hombres se sentaron —Hidan... él ha estado en la prisión por mucho tiempo, él no tiene control de sus impulsos o sentido de proporción. Hidan no es capaz de calcular las consecuencias potenciales negativas de sus acciones, tiene una falta total de empatía por personas , animales o cosas... él no siente nada, ni odio, ni amor, absolutamente nada—los agentes miraron de Ibiki al médico.
—Se los dije—Orochimaru se encogió de hombros.
—Y se pone peor—agregó Ibiki, lanzando una serie de fotografías sobre el escritorio—así quedó un líder de una secta religiosa cuando intentó reclutarlo—ambos agentes miraron las fotografías donde se veían sólo pedazos de husos mezclados con carne, sangre y ropa, era como una masa cubriendo el suelo—La verdad es, que no puedo disciplinarlo—les aclaró Ibiki, quien se había mantenido al cuidado de Hidan durante el tiempo que llevaba encerrado.
—¿Porque no?—cuestionó Gaara.
—No puedes castigar a alguien que no sabe que hizo algo malo. Hidan no entiende a la sociedad—les dijo al momento de ponerse de pie e ingresar la tarjeta de seguridad que daba acceso hacia el corredor donde se hallaban las celdas en solitario—él no entiende como las personas se deben comportar—al poco tiempo de avanzar, escucharon un murmullo, mismo que se hacía mas claro conforme se iban acercando.
—¡Vamos!—Sasuke y Gaara, vieron a un tipo de espaldas mirando hacia arriba del techo. El hombre tenía el cabello blanco hasta los hombros—¿Donde esta?— el sujeto ni siquiera se giró a verlos y continuó mirando hacia arriba de la celda, al mismo tiempo que aplaudía con impaciencia.
—Oye Hidan... estas personas quieren verte—en ese momento, Hidan se dio la vuelta, mostrando la crecida barba en color blanco—Te van a sacar—le dijo Ibiki pero él no mostró ningún interés.
—No he recibido mi desayuno—le dijo y volvió a girarse para mirar arriba.
—Es verdad, tráiganle a Hidan su desayuno—ordenó Ibiki.
—Si, eso es tráiganle a Hidan su desayuno—dijo el mismo Hidan con impaciencia, al mismo tiempo que le arrojaron una caja de cartón desde arriba. Apenas la recibió y comenzó a abrirla comiendo con impaciencia—Si, mi desayuno.
—Esta bien, ya basta de esta idiotez, el desayuno terminó—decreto Sasuke, quien se sentía cada vez mas asqueado.
—No, no se terminó—Hidan continuó comiendo, aunque mas lento.
—Ahora vienes con nosotros—le ordenó Gaara—Vámonos.
—No puedo—Hidan se dio la vuelta visiblemente molestó y caminó hasta ellos—tengo una cadena en mi cuello—las expresiones de Hidan comenzaron a cambiar y el guardia le lanzó un dardo tranquilamente—Ahhh—se molestó mas al arrancárselo él mismo—Sabes que vas a necesitar mas de estos—sin demora, los dardos continuaron y poco a poco, Hidan iba perdiendo fuerza—Cabrones, desgraciados cabrones—murmuró aún dándose vueltas y con mas de cinco dardos, clavados en su cuerpo, hasta que comenzó a caer inconsciente.
...
El jet contaba con todo lo requerido por Orochimaru y aún inconsciente, subieron al criminal. Le esposaron las manos, al igual que los pies y lo recostaron sobre la camilla.
—¿Como te sientes?—Orochimaru lo miró abriendo los ojos y se acercó un poco a él.
—¿Como cree?—respondió moviendo las manos para rosar el trasero de la pelirroja que monitoreaba las máquinas médicas. Karin se sobresaltó y encaró al prisionero, el cual se reía de ella.
—¿Tienes alergias?—Orochimaru continuó anotando en la hoja médica.
—Si, a la suerte—Hidan sonreía despreocupado.
—¿Buena o mala?
—Usted respóndame doctor—el peli plata le mostró las esposas y sonrió.
—¿Tienes alguna cirugía previa?—la risa de Hidan se esfumó.
—¿Como que previa? ¿Que me harán pendejos?—lanzando insultos y moviéndose sobre la camilla, Hidan se defendía para ser liberado.
—Apliquen el calmante—poco a poco, el criminal dejó de luchar—Tienes una herida en la cabeza ¿cuéntame como sucedió?—Hidan se recostó.
—Cuando tenía seis años, le dije a mi padre que él no lo era y llamó puta a mi madre—sonrió al decirlo—luego el pendejo me lanzó por la ventana del auto en movimiento.
—Me encargaré de ti, Hidan—Orochimaru no mentía, él realmente sentía empatía por esa persona inadaptada.
[...]
—¿Ya le informaron a su esposa?—cuestionó Rock Lee a sus compañeros.
—Esto fue peor de lo que pensé—soltó Shikamaru—y ahora esto.
—Logramos acceder a los perfiles de los tipos que seguían a Naruto y ya los enviamos a todos los departamentos policiales del país, como a los más buscados—les informó Temari, agente y esposa de Shikamaru.
—Chicos, debemos movernos, el médico con el contenedor está aterrizando ahora mismo—les dijo Kakashi y Sakura se llevó la mano a la boca en busca de silenciar el doloroso jadeo.
El equipo médico era altamente custodiado y los agentes vieron como bajaban de un auto a un tipo de cabello blanco y atrayentes orbes. Hidan fue aseado y vestido con ropa adecuada. Le rasuraron el vello facial y le cortaron el cabello al estilo militar, dejando espacio en la nuca, donde realizarían la operación. El criminal los miró a todos sin mostrar emociones y sólo se dejó llevar por Orochimaru, dado que se hallaba muy sedado para hacerlo sin ayuda.
—¿Naruto aún respira?—preguntó Sakura acercándose al equipo médico que realizaba el trabajo desde las computadoras.
—Respiración artificial, la máquina mantiene su cuerpo vivo pero él ya se fue—respondió Karin—¿Ves esas luces?—la pelirosa miró el monitor que mostraba el cerebro de su amigo y asintió limpiándose las lágrimas. Naruto estaba sobre una camilla con el cerebro al descubierto y eso era demasiado para ellos—le mandan una micro carga a su lóbulo frontal, aunque su cerebro está clínicamente muerto, las cargas cerebrales activan las neuronas una última vez y es así como conseguimos un mapa de patrón neurólogo.
—¿Y entonces lo transfieren a la cabeza del otro—preguntó Kakashi.
—No, no es una transferencia... Hidan fue escogido porque tiene el síndrome del lóbulo frontal, un trauma en el cerebro desde niño, increíblemente raro, uno en diez millones. En esencia, su lóbulo frontal está en desarrollo, un semillero de células madre neuronales. Las estimulamos con ondas z, duplicando el patrón—aclaró Kabuto.
—¿Y lo han hecho funcionar?—con arrogancia, volvió a cuestionar Kakashi, sin dejar de merodear por el sitio. Naruto y Hidan se hallaban dentro de un quirófano con paredes de vidrio, dejando que todos observaran el proceso.
—Las ratas de prueba pudieron salir de laberintos en donde nunca habían estado.
—¡Ratas!—se burló Kakashi—¿Que hay de las pruebas con humanos?
—La está viendo frente a usted—respondió Karin con la misma arrogancia que fueron tratados.
...
Hidan abrió los ojos y giró el rostro encontrándose con el rubio. Él logró ver como la tapa del cráneo fue removida y sintió curiosidad—¿Que pasó con él?—Orochimaru no respondió y continuó preparando la cirugía.
—Comiencen la perforación—Hidan cerró los ojos quedando inconsciente, mientras literalmente le perforaban el cráneo. Poco a poco, comenzaron la inserción—fibra óptica lista—tanto el cerebro del rubio como el del criminal, se mostraba en las pantallas y en segundos el cerebro de Hidan mostraba distintas iluminaciones.
—Onda z activadas—informó Kabuto.
—Daremos iniciación de células madre neuronales—las máquinas comenzaron a sonar y el diagrama cerebral de Hidan parpadeaba—la temperatura está subiendo—anunció Karin.
—¿Que sucede?—inquirió Kakashi.
—Lo estamos perdiendo, coloquen compresas frías antes que sufra un paro cardíaco—Orochimaru se preparaba para retroceder.
—Tenemos que salir de su cabeza o él va a morir—informó Kabuto
—Vamos a finalizar, saquen todo de su cabeza, lo estamos perdiendo—para alguien como Orochimaru, no importaba el estatus de una persona, él simplemente no dejaría morir a nadie, ya que por eso era un médico.
—¿Que están haciendo?—Kakashi los llamó desde el otro lado del vidrio—No se detengan, continúen ¿creen que me importa si esta basura muere?—sin poder contrariarlo, continuaron la cirugía y contra todo pronóstico, el cerebro de Hidan comenzó a estabilizarse.
...
Sakura se sentó en las sillas cercanas al corredor que conducía al quirófano. La cirugía había concluido y no quería estar presente cuando desconectarán permanentemente el cuerpo de Naruto. Minutos mas tarde, Kakashi se acercó a ella y le palmeó la cabeza, en un acto de cariño. La pelirosa lo miró sentarse a su lado, mientras parecía agobiado.
—¿Que le diremos a Hinata? ¿Como vamos a explicarle esto a ellas?—la Haruno se refería a madre e hija.
—¡Nada... por lo que a ella concierne, Naruto murió dos días atrás—Kakashi suspiro recordando la mirada de la joven— no lo tomó bien... nada bien—musitó con pesar.
—Por supuesto que no, Hinata lo amaba—las voz femenina se quebraba debido al llanto contenido—Naruto solía decir, que ella era su luna y los tres formaban el universo—la chica se echó a llorar recordando las múltiples fotografías que su amigo tenía de ellas
—Kakashi sensei—lo llamó Sasuke, como solía hacerlo al igual que Sakura y Naruto—ya terminaron con el cuerpo de Naruto, hoy mismo lo enviaran a su familia y lo mas seguro es que mañana se lleve a cabo el funeral—el Hatake asintió y se alejó buscando estar solo.
[...]
Pasó casi una semana, luego de recibir la terrible noticia para que Hinata recibiera el cuerpo de su amado rubio. Darle la noticia a Hima había sido lo mas difícil. Su pequeña lloró durante horas hasta que se quedó dormida.
En el cementerio, Naruto recibió todos los honores correspondientes y a ellas les entregaron la bandera que se colocó sobre el cajón. Todos los compañeros de Naruto estuvieron presentes, sin embargo, sus amigos y familiares, evitaron que se acercaran a ellas. Hinata sabía que estaba equivocada, pues como fue su esposo, pudo ser uno de sus compañeros, pero en ese momento, no podía ser sensata
[...]
—Hidan, Hidan—lo llamó Orochimaru, mientras ojeaba el perfil de Naruto. El hombre se quiso levantar abruptamente, pero se sintió mareado y sus manos se hallaban esposadas a cada lado de la camilla—Tranquilo Hidan, todo esta bien—el paciente hizo una mueca de dolor y movió la cabeza en busca de aminorarlo.
—Me duele la cabeza ahhhh—se quejó.
—Se te pasará pronto, te acabo de inyectar un medicamento—lo tranquilizó el médico, mientras su equipo anotaba los signos vitales.
—¿Me lo juras por Jashin Sama?—cuestionó sin dejar de fruncir el ceño.
—Claro, pronto te sentirás mejor, confía en mi—en ese momento, entró Kakashi.
—Suficiente, todos fuera de aquí.
—No, yo soy su médico y por ley no puedo abandonar a mi paciente—se quejó Orochimaru.
—Tu no, me refiero a los otros—replicó Kakashi enfocandose directamente en Hidan—Mírame—le ordenó al paciente—¿sabes quien soy?
—Me duele la puta cabeza, necesitó un pinche medicamento.
—Si y yo quiero dártelo—sin más, le arrebato el frasco que se disponía a abrir el médico y le mostró las pastillas—Tu nombre es Naruto Uzumaki—el médico negó con la cabeza, dado que era muy pronto para interrogarlo, ademas, ni siquiera sabían si la cirugía experimental había tenido éxito.
—¿Porque estas jugando conmigo pendejo, estoy enfermo, necesito algo para esté puto dolor—Hidan miró al médico, sintiendo que la cabeza se le abría en diferentes puntos.
—No lo mires a él, él no puede ayudarte—Kakashi evitó que el médico se acercara—sólo tu, puedes ayudarte, tu nombre es Naruto Uzumaki y estás en el escuadrón de fuerzas especiales antiterrorismo.
—Puta madre—Hidan se palpó la nuca y sintió el dolor, luego se miró la mano manchada de sangre—¿Que me hicieron? —se estaba poniendo muy intranquilo y Kakashi estaba perdiendo la paciencia.
—Nagato, el ex líder de la organización criminal Akatsuki, un genio creando armas biológicas... tú estabas en contacto con él, dime dónde está.
—N-necesitó agua—Hidan ya no podía soportar el dolor en la nuca. Kakashi tiro todo lo que había sobre una pequeña mesa y volvió a enfocarlo.
—Te reunirías con Nagato, recuérdalo.
—Deténgase él acaba de despertar de una cirugía cerebral mayor y no le dirá nada si lo mata, dele un poco de tiempo—Orochimaru también se estaba molestando con el comportamiento hostil del agente.
—Nagato es un criminal con acceso a armas biológicas, pero se arrepintió de sus actos y acabó destruyendo la mayoría de los laboratorios de Akatsuki, luego le llama a Naruto Uzumaki, porque quiere hacer un trato contigo—aparentemente, el Hatake no sentía ningún tipo de empatía por Hidan y el médico sólo deseaba ayudar a su paciente.
—Por favor jefe, estoy siendo bueno, me duele mucho la cabeza.
—Por todos los cielos, dale una maldita pastilla.
—Esto te ayudará—el médico abrió un paquete y el Hatake continuó.
—Tenemos permiso de poner una bala en el cráneo de Nagato, pero tú quisiste hacerlo a tu manera, lograste sobornarlo. Naruto, lo hicimos a tu manera, lo llevaste a la casa de seguridad, dijiste que ahí se mantendría a salvo de quienes lo rastrean. Sólo necesito que me digas donde esta esa casa, recuérdalo, recuerda el bolso con los billetes—En medio del dolor, Hidan se quedó perplejo y como si se tratara de una película, llegaron a él, imágenes de un pelirrojo, luego un bolso negro repleto de billetes y un bote lejos de la playa donde nadie podía escuchar—Tu recogiste el dinero, sólo tú sabías dónde encontrarlo, esa tarde cerrarías el trato... sólo dime donde está Nagato y te dejaré tranquilo ¡RECUÉRDALO!—mas imágenes de un pasaporte y documentos llegaron a él, sin embargo, permaneció en silencio.
—No recuerdo nada maldito hijo de puta—le soltó con tranquilidad y se incorporó para estar frente a frente con el agente—Me estás confundiendo con alguien más—Kakashi lo miró con despreció y retrocedió.
—Quizás si tratas con su familia—sugirió el médico.
—El nombre de tu hija ¿eh? Vamos recuerda—Hidan miró un comedor donde estaba una hermosa niña de ojos azules—El nombre de tu esposa... Hinata, Hina ¿lo recuerdas?—de nuevo, llegaron imágenes de una hermosa mujer con exóticos ojos. Ella le sonreía con las mejillas ruborizadas—VAMOS PEDAZO DE BASURA, RECUERDA ALGO, CUALQUIER COSA—Kakashi le lanzó las pastillas y aún atado Hidan intentaba recogerlas con su lengua—No tenemos nada, absolutamente nada.
—La ciencia puede ser compleja—remarcó el médico.
—La ciencia es una mierda ¿cuanto tiempo llevas trabajando en el programa de memorias?—furioso, cuestiono el Hatake.
—Dieciocho años—respondió Orochimaru.
—¡Ah!—se burló el agente—Necesitaremos un reembolso—sin más, el agente se marchó, mientras Hidan continuaba con la labor de capturar las píldoras—Encárguense de sacar la basura cuando le den de alta—les ordenó a dos guardias que custodiaban la habitación de Hidan.
—Si señor—ellos se miraron entre sí y supieron que el experimento había fracasado.
...
—Atención a todos, volvemos al inicio—Sakura, miró a Sasuke, luego a Gaara y ellos no cuestionaron nada, dado que el estado de ánimo que tenía Kakashi, indicaba el fracaso del experimento—Re inicien las cámaras de la ciudad, tenemos que dar con Nagato mediante la comparación de perfiles.
—En seguida—Shikamaru mostró el mapa de la ciudad y llamó la atención de sus compañeros—Bien, Naruto debió poner la casa de seguridad cerca de esta zona y la bolsa del dinero aquí—el Nara circulaba el área—así que en un lugar entre estos dos puntos debe estar oculto Nagato—
—Será como encontrar una aguja en un pajar—decretó Gaara.
—Así es, pero es todo con lo que contamos—les dijo Shikamaru. Kakashi y los otros estuvieron de acuerdo y comenzaron con la ardua tarea.
[...]
Cerca de una semana mas tarde, Hidan fue dado de alta y el médico autorizó su traslado de nuevo a la prisión.
—Esperen—Orochimaru retuvo a los guardias antes que subieran a Hidan en la patrulla—¿Pueden darme un minuto con mi paciente?—ambos guardias se hicieron a un lado, pero sin alejarse lo suficiente para dar privacidad—Toma esto, te ayudará a bajar la hinchazón en la nuca y así, el dolor ira desapareciendo—Hidan ingirió el medicamento casi desesperado, dado que los repentinos dolores lo hacían caer hasta el piso.
—Gracias doctor—Orochimaru mostró asombro, pero de inmediato lo oculto—¿Entonces ya no soy su paciente?—el médico lo evalúo por unos segundos.
—Cuídate mucho Hidan.
—Gracias—de nuevo el agradecimiento. Quizás algo tal pequeño podía pasar desapercibido para el resto de las personas, pero no para el médico científico que llevaba dieciocho años en ese proyecto. Era una verdadera lástima, que no lo dejaran revisarlo por más tiempo.
El auto se alejó y Hidan evalúo el entorno. La noche era fría, oscura y sólo eran dos guardias en el auto, mismos que llevaban órdenes explícitas de suministrarle una inyección con un fluido letal, después de todo, el sólo era un criminal ¿quien lo echaría de menos? Además, nadie podía enterarse lo que hicieron con las células del agente Uzumaki.
Con ingenio, Hidan mordió el tapizado de la puerta del auto y poco a poco, extrajo un cable de metal. El guardia lo veía de vez en cuando y el peli plata no mostraba ninguna emoción, luego volvía a su labor. Con avidez, dobló el cable metálico formando algo parecido a un anzuelo y lentamente lo introdujo por las rejas que lo dividían de los guardias en el asiento delantero. Una vez ingresó la mayor cantidad del cable hacia adelante, lo regresó asegurandose de hundirlo en el cuello del guardia. El auto comenzó a salirse del camino debido a la conmoción. La sangre del tipo que viajaba en el asiento del conductor era abundante y su compañero trataba de ayudar, mientras Hidan hacía mas presión.
Todo ocurrió muy rápido y sin poder evitarlo, el auto volcó por un barranco. Hidan salió con apenas unos raspones y tomó las llaves que tenía el guardia, mismo que murió desangrado mientras su compañero gritaba por ayuda. Hidan miró la jeringa y no dudó en clavarla en el brazo del conductor. Recogió una caja de cigarrillos con el encendedor y por primera vez en años, tuvo el privilegio de aspirar nicotina.
El olor a combustible se hizo cada vez mayor y cuando se terminó el cigarrillo, lo lanzó en dirección al auto.
—Aún no he cenado putos—gritó cuando el auto estalló.
...
Le tomó cuarenta minutos regresar a la cuidad y cuando sintió el aroma a comida, simplemente se dejó giar. En un restaurante de comida rápida, las órdenes se iban colocando al frente y llamaban el número. Hidan tomó la primera que miró y no prestó atención a las protestas de los clientes.
Salió del restaurante, comiendo una hamburguesa con papas y refresco. Afuera se hallaban unos vendedores de drogas, a los que nadie se acercaba, ya que eran muy violentos. El peli plata evaluó el auto deportivo perteneciente al líder de la banda.
—¿Que deseas aquí?—Hidan mordió su hamburguesa sin prestarle atención al tipo rubio.
—Me llevaré este auto—decreto sintiendo una fría ráfaga de aire en su nuca y enfocó al tipo—y esa chaqueta.
—¿Que demonios dices? Mejor lárgate antes que lo lamentes—Hidan se terminó la comida y avanzó al auto—Te lo advertí—el rubio le dio un golpe en el rostro y el peli plateado volvió a sentir la molestia en su nuca. Sin que los compañeros del rubio lograran acercarse, Hidan lo estaba moliendo a golpes con un ladrillo que encontró cerca del restaurante. Se detuvo para quitarle la chaqueta y continuó con los golpes mientras los clientes del restaurante, como los compañeros del rubio veían con horror el ataque.
—Tenía frío en mi cabeza—les dijo a todos y se señaló a si mismo. Les sonrió como si no hubiera hecho nada malo y subió al auto—Eso es—dijo mientras conducía y tarareaba la canción que tocaban en la radio. Asombrado por saber la letra con cada párrafo, volvió a sentir el terrible dolor en la cabeza. Estacionó y gritó de dolor. En segundos llegaron mas y más imágenes de la misma mujer con ojos perla. Ella cargaba a una bebé y extendía los brazos hacia la persona que la veía. Luego la miró en la cama perdida en la pasión—¿Que pasa?—gritó sintiéndose muy enfermo y las imágenes no cedieron hasta que abrió una puerta y recibió correspondencia. Se detuvo en la dirección marcada y miró una masculina oprimiendo el tecleado con el código de seguridad para acceder a la vivienda.
El dolor se fue y condujo a la dirección que vio en la correspondencia. No tenía idea de lo que estaba haciendo, sólo se dejó llevar por algo mucho mas fuerte que él mismo.
[...]
Hinata llegó a su hogar luego de recoger a su hija. Afortunadamente, Tsunade y Jiraya le habían ayudado mucho a explicar sobre la partida de Naruto y además de la familia Hyuga, Ino, Sai e Inojin, no las habían dejado solas. La rubia Yamanaka, fue su mejor amiga desde niña y cuando ingresaron a cursar la universidad, conocieron a Sai, un recién graduado médico que daba tutorías. El peli negro quedó prendado de Ino y poco tiempo después, comenzaron a salir. La pareja se caso un año antes que ella y Naruto, por lo tanto, su hijo era un poco mayor que Hima.
Mientras Tsunade y Jiraya cuidaban a los niños, ellos cuatro salían a bailar una vez por semana. Neji y Tenten se unían en algunas ocasiones y ahora que Naruto ya no estaría con ellas, sus amigos demostraban que estarían en las buenas y en las malas.
—Mamá, aún no puedo encontrar a Kurama—Hinata limpió el rostro de su hija e hizo un esfuerzo por no llorar frente a ella. Kurama era un zorro de peluche en color naranja. Naruto se lo regaló cuando cumplió cuatro años y desde entonces, la niña, siempre cargaba con el a todos lados.
—Te prometo que lo encontraremos ¿de acuerdo?—la niña asintió—Ahora ve a darte un baño mientras preparó la cena—Hima obedeció y la ojiperla se colocó el delantal. La opción para cenar fue el platillo favorito de su hija y de Naruto... ramen. Cortaba los ingredientes cuando sonó el teléfono—¡Diga!—respondió sin saber quien llamaba.
—Buenas noches ¿podría hablar con Naruto? Quedamos de vernos pero no he sabido nada de él.
—Lo siento pero... ella fue interrumpida.
—Lamentó mucho importunarla, supongo que es la esposa de Naruto. No le quitaré mucho tiempo, sólo dígale que soy Nagato, él me conoce y el asunto que debemos tratar es de vida o muerte—la voz del hombre se escuchaba desesperada.
—Mi esposo murió—ella se quebró y su voz salió entrecortada—¿Hay algo que pueda hacer por usted?—a pesar de sentirse fatal, quería ser de utilidad. No sabía quién podría ser ese hombre, pero si su esposo tenía trato con él, era porque se trataba de una buena persona—¿Señor?—Nagato concluyó la llamada y corrió a su escondite. Hinata apagó el teléfono y se recompuso para verse bien frente a Hima.
Las dos cenaron entre pláticas de la niña sobre su escuela y las clases de piano. Hinata sonreía sintiéndose orgullosa de ella y cuando terminaron, la ojiperla se dedicó a limpiar, luego paso a la recámara de la niña y le dio un beso de buenas noches.
En su habitación, Hinata se duchó y se preparó para dormir. Desde la muerte de Naruto, había llorado todas las noches hasta quedarse dormida y esa noche no fue la excepción.
...
Cerca de la una de la mañana, la ojiluna despertó abruptamente por el sonido de la cinta siendo arrancada. Antes de poder gritar, un sujeto le colocó cinta en la boca y tras un forcejeo, la inmovilizó sin problemas, dado que era mucho mas pequeña que él.
—Si te resistes no dudaré en matarte ¿entiendes?—la joven afirmó con la cabeza y observó con horror como la ataba de las manos y las sujetaba en la cabecera de la cama. Una vez la inmovilizó, se incorporó y la miró desde su altura. Hinata lloraba retorciéndose y las imágenes de ella siendo acariciada por una mano masculina lo debilitaron. Se llevó las manos a la cabeza y enfocó una fotografía de ella besando a un sujeto rubio. Retrocedió unos pasos al remembrar mas visones sobre la niña.
—Nooo—aún con la cinta sobre su boca, ella pudo articular esa palabra. Temió cuando él salió de la habitación y escuchó los pasos dirigiéndose hacia su hija. Hidan abrió la puerta adornada con girasoles y se detuvo a mirar la pequeña dormida. Se miró a si mismo palpando su cabecita y apretó los puños.
Regresó a donde había dejado a la mujer amarrada y se detuvo a observar las perfectas piernas. Ella vestía un conjunto de pequeños shorts y una blusa de tirantes en color lila. Ofuscado entró en el baño para lavarse la cara y al enfocar su imagen en el espejo, apareció un rubio de ojos azules. De repente, los recuerdos de un bolso negro con mucho dinero vinieron a él y volvió a donde estaba Hinata.
Sin delicadeza, le arrancó la cinta de la boca y ella gimió de miedo—¿Donde esta el dinero Hina?—ella señaló su bolso—No me refiero a ese, el otro, el bolso con mucho mas.
—No lo sé—afirmó con miedo y curiosidad. Él la llamó como la llamaba Naruto.
—No me hagas lastimarte, dime donde lo tienes.
—Le juró que no se nada—ella trataba de mostrarse segura—Puede llevarse todo lo que desee.
—¿A sí?—se burló mientras vaciaba el contenido de su bolso—¿Crees que soy tonto? Tu cambiaste el código de seguridad de las tarjetas... yo se cosas Hina, así que no quieras engañarme—sin mas, volvió a ponerle cinta en la boca y antes de seguir recolectando objetos para robar, se acercó a ella y le acarició las piernas. Apenas lo hizo, las imágenes de ella pegada a su pecho, sentada en su regazo, o gimiendo bajo su cuerpo, lo hicieron alejarse. Hinata lloraba llena de miedo y él no pudo soportar esa imagen. Abandonó la habitación y se fue al estudio. Recoleto algunos objetos y bajo el escritorio, encontró un zorro naranja—¡Himawari!—dijo apenas lo tomó entre sus manos.
Hinata se retorció con miedo y con el pie, logró activar la alarma silenciosa que Naruto instaló dos años antes. No tenía idea si aún funcionaba, pero era su única esperanza.
El peli plata escuchó el teléfono de la casa y sin pensarlo, respondió—Código de seguridad—le pidió una voz masculina.
—Universo Kurama—no dudó en la respuesta—Creo que olvidé desactivarla otra vez, lo siento Lee—la llamada finalizó y sus pasos lo condujeron de nuevo a la recámara principal, no obstante, ella se había liberado y se encerró en la habitación de la pequeña.
—Mamá, tengo miedo—escuchar esa voz le causó algo extraño en el pecho y volviendo a mirar una fotografía familiar, salió sin mirar atrás.
[...]
—¿Que sucede Lee? Parece que viste un fantasma—bromeó Sakura. Esa noche les tocó trabajar hasta la madrugada y trataba de contener el sueño.
—Se activó la alarma silenciosa en casa de Naruto—aclaró.
—¿Que? ¿Ellas están bien? Por favor di algo Rock Lee—le rogó la Haruno.
—La persona que respondió no era ella. Se trataba de una voz masculina—Sakura asintió, quizás Hinata había decidido olvidar lo antes posible. Era doloroso, pero ya no ofendía a su amigo.
—Ya veo—Lee negó ante los pensamientos de su amiga.
—No es lo que te imaginas... este tipo me reconoció, incluso recordó las otras ocasiones en las que se activó esa alarma. Fue como escuchar a Naruto con otra voz—apenas terminó de hablar y miraron a Sasuke salir corriendo siendo seguido por Gaara.
—¿Que pasó? ¿A donde van con tanta prisa?—les pregunto Sakura.
—Hinata llamó... alguien irrumpió en su casa y desactivó la alarma—Sakura miró a Lee y se sentó en la silla justo a él.
Continuara.
Bueno, tal como lo dije, este capítulo está relatado casi igual a la película. En el siguiente, será cuando se vean los cambios, aunque no muy drásticos, porque la historia original es realmente buena.
Me disculpo por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encuentre y las iré corrigiendo 😊💕
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top