Prólogo
Con el sudor corriendo por su frente y bajando por su cuello, Jimin hacía flexiones de brazos una detrás de otra, con sus palmas apoyadas sobre el piso de madera pulida, el resto de su cuerpo firmemente estirado, en posición de lagartija. Se había quitado su camiseta hacía ya unos veinte minutos atrás, cuando su cuerpo entró en calor después de unas exhaustivas series de abdominales. También había estado ejercitando con las mancuernas, manteniendo sus brazos a cada lado de su cuerpo y haciendo sentadillas. El peso agregado era una buena manera de aumentar el trabajo muscular.
A medida que sus músculos comenzaban a quemar, sus brazos temblaban con cada empuje de su cuerpo hacia arriba, y no podía evitar soltar quejidos entre dientes, mientras contaba la cantidad de repeticiones.
Soltó el aire cuando decidió que era suficiente, y se dejó caer al suelo, girando sobre su espalda y respirando pesadamente.
Alguien golpeó la puerta de su habitación tres veces y él respondió dando la señal de que podían entrar.
- Cielo – su madre se asomó por la puerta y estiró su cuello para poder observarlo desde la posición que estaba – Ya son casi las seis de la tarde. ¿No irás a la iglesia? – preguntó. Jimin se la quedó mirando, y al instante llevó su mano a su frente, provocando un pequeño chasquido.
- Lo olvidé por completo – dijo con un gemido al final – Ya me he organizado el día. Hoy me junto a estudiar. Iré la semana que viene.
- ¿Estás seguro? – ella preguntó con expresión preocupada.
- Sí, sabes que nunca falto. Puedes dejarme pasar esta – dijo él, dando su mejor sonrisa a su madre, que sabía no podía resistirse a ella.
- Ya es la segunda semana que faltas.
- Sólo es la segunda – se excusó. Su madre suspiró, aún sin dejar relajar sus cejas fruncidas de preocupación – Te prometo que la semana que viene no faltaré. Es sólo que los exámenes están jodidos y los entrenamientos me están matando.
- Haces demasiado. Deberías descansar.
Ella aún estaba allí, asomada y con su mano abrazando el borde de la puerta, como si no quisiera dejarla ir. Jimin sonrió de lado, quería a esa mujer como a nadie. Lamentaba que ella se preocupara tanto por él. Si dijera que no se sentía culpable, estaba mintiendo.
- Para descansar está la tumba.
- ¡Jimin! – le recriminó y él soltó una carcajada.
- Mamá, estoy bien. Deja de preocuparte ¿Si? – le pidió, y ella rodó los ojos. Ese gesto era característico de ella, y Jimin también lo tenía mucho.
Él se sentó, apoyando sus brazos sobre sus rodillas, aún algo agitado por el ejercicio.
- Necesito que pasen los exámenes.
- Bien, te tomo la palabra.
Con eso, ella se fue, cerrando la puerta nuevamente.
Jimin suspiró, dejándose caer hacia atrás sobre el piso. Restregó su cabello algo mojado por el sudor y pasó sus manos luego por sus ojos. Estaba cansado y a la vez no podía quedarse quieto un segundo.
El sonido de una notificación le hizo girar su cabeza y se estiró hasta alcanzar el dispositivo para ver de qué se trataba.
Al parecer había coincidido con alguien en la aplicación de citas. Se fijó quién era y se trataba de una chica linda que le había gustado por sus ojos y su sonrisa. Le gustó, así que inmediatamente le envió un mensaje.
"Hola, ¿te gustaría salir a beber algo?"
Luego de enviar eso, salió de la aplicación y entró a sus chats, donde tenía mensajes sin leer en el grupo de sus amigos. Habían decidido salir cerca de algunos bares de la universidad. Generalmente Jimin saldría sin dudarlo, nunca le decía que no a una oportunidad como esa. Por otro lado, la chica de la aplicación de citas respondió a los pocos minutos.
"¿Quieres quedar hoy?"
Claro que quería, se sentía como una buena oportunidad para despejar su mente.
Al instante, la ventana emergente del chat con sus amigos le dejó ver otro mensaje.
"Sé que hay una buena fiesta en Soap Seoul, muchos de la Uni van a ir"
"Sí, mi hermano va a ir". Ese mensaje había sido de Hoseok.
Tan rápido como Jimin procesó ese mensaje, salió del chat. Cliqueó con su dedo sobre el logo de Instagram y en las historias de su inicio buscó a alguien en particular.
Era la quinta persona en la fila de sus historias. Tocó con su dedo sobre el círculo y miró las imágenes.
La primera historia era un video, apuntando a un chico de pelo castaño y despeinado, Taehyung, mordiendo su lapicera mientras leía los apuntes sobre la mesa en la cual estaba apoyado. La cámara hizo zoom a su expresión de concentración, y cuando notó que le observaban levantó su mirada, fulminando a quien le estaba grabando. El ruido de una risa divertida se escuchó detrás de la cámara.
Jimin sonrió.
- ¿Me estás grabando?
Preguntó con una ceja alzada, listo para protestar.
Jungkook volvió a estallar en risas, haciendo zoom in y zoom out constantemente.
- Estoy aburrido. Ya deja eso, hay que prepararnos.
- Déjame terminar esto.
Jimin le dio like a la historia.
El video terminó, y la siguiente historia era una foto de Jungkook. Él estaba desparramado en lo que parecía ser un sofá, su cabeza hacia atrás apoyada contra el borde del respaldo, su boca formando un pico como si estuviese lanzando un beso, su piercing en el labio inferior brillando, y uno de sus ojos guiñando. Tenía una musculosa blanca que lucía parte de sus clavículas y su pecho, al igual que parte de sus brazos mientras sostenía el celular. Se veía bien. Jungkook siempre se veía así.
El pulgar de Jimin hizo círculos sobre el corazón en la esquina inferior derecha de la historia, indeciso. La historia pasó, sin que Jimin le diera like.
Se mordisqueó el labio inferior, mirando el inicio de su cuenta sin hacer nada más que mirar a la nada en su pantalla.
Luego salió de la aplicación, entró al chat de sus amigos y respondió.
"Voy. ¿A qué hora y dónde nos encontramos?".
Salió nuevamente de allí y entró al chat de la chica con la que había coincidido.
"Hoy no puedo, pero podría ser mañana. ¿Quieres?"
Bloqueó su celular y lo dejó sobre el suelo nuevamente. Miró hacia el techo y cerró sus ojos. Inspiró y soltó el aire. Tomó fuerzas para ponerse de pie, decidido a buscar ropa para ducharse y cambiarse.
A pesar de que había decidido salir con sus amigos, en realidad se suponía que era el plan inicial, y nunca había sido juntarse a estudiar.
Se sentía mal por mentirle a su madre, pero él tenía las cosas bajo control, sólo necesitaba tomar sus propias decisiones por un tiempo, sentirse algo más libre. No quería preocuparla por priorizar las fiestas antes que ir a la iglesia, y no quería que pensara que eso era un problema. Simplemente era él permitiéndose no sobre pensar tanto.
La cosa era que, Jimin no era creyente. Ni su madre ni su padre. Él no iba a la iglesia por las razones que cualquiera pensaría.
Cuando llegó con sus amigos al club, mostraron sus tarjetas de identificación y pasaron con la aprobación del guardaespaldas de la puerta.
Comenzaron a caminar dentro del club que poco a poco empezaba a llenarse. Las luces y la música estaban a tope, escuchándose rap de fondo y sonidos eléctricos. Todo el lugar estaba bañado de luces rojas y verdes, acompañadas de destellos blancos en la oscuridad. Las cabelleras ya estaban batiéndose con el frenesí del sonido.
Jimin se separó de sus amigos, diciéndoles que se dirigía al baño, sin embargo, se desvió del camino y se dirigió a la barra para pedir un trago como entrada. Cuando recibió la copa, tomó el líquido de un solo sorbo mientras miraba hacia toda la gente, en busca de su objetivo.
Había pasado un tiempo. Pero cada vez se moría más por verlo.
Entonces, cuando sus ojos se centraron en el hermano menor de su mejor amigo, sintió una ola de calor desde su estómago al resto de su cuerpo. Y sabía que no se trataba del duro trago que acababa de beber.
Era el único hombre con el que se había acostado, y la única vez que lo había hecho. Y, aun así, había sido suficiente como para no poder sacárselo de la cabeza.
Jimin quería más, pero no sabía cómo.
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Hola, gente bella.
Traigo una nueva historia, espero que les atrape ✨️
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