Capítulo 9

Otra semana iniciaba, y Jungkook se sentía demasiado de buen humor. Había estado todo el domingo enfocado en su proyecto, corrigiendo y rehaciendo, poco a poco logrando que tomara forma. También había recibido la nota de un exámen y de varios trabajos. Le había ido excelente. Prácticamente estaba en la cresta de la ola de su carrera y, para mejorar todo aún más, siempre recibía mensajes de Jimin, algún comentario a una de sus historias o por privado.

Cuando subía alguna foto de su ordenador mientras estudiaba o de su tablet mientras hacía bocetos o prototipos para su proyecto, Jimin siempre le colocaba "Me gusta" y le dejaba un mensaje: "Lo estás haciendo muy bien, Jungkookie~".

¿Qué podía decir? Estaba encantado de recibir su atención.

Y al iniciar un nuevo día, volvía a encontrarse con su mejor amigo en la cafetería del campus, y cuando Jimin aparecía con sus compañeros, y levantaba la vista para cruzar miradas, un avispero de emoción se agitaba en su estómago.

- Oh... mira, viene el chico bonito a saludarte. ¿Cuándo va a tocarme algo de suerte a mí? – se quejó Taehyung, lanzando una pelotita de servilleta a la cabeza de Jungkook.

- Nací con suerte – se encogió de hombros, incluso aunque su amigo le asesinaba con la mirada – Ahora cállate y no me hagas quedar mal.

- Ni aunque lo intentase podría, bastardo astuto – espetó entre dientes, antes de que Jimin llegara. Cuando lo hizo, saludó a Tae con una palmada en la espalda, y éste vio el momento exacto en que el aire se tensó, justo cuando los ojos de Jimin se congelaron en los de Jungkook. Era como si se hubiera quedado bloqueado por un segundo, las palabras trabadas en su boca sin salir, y el movimiento de su mano fue dudoso hasta que se dispuso a apoyarla sobre el hombro del menor y deslizarla por su cuello.

- Hey... - había sido bajo, íntimo. Taehyung pensó que su amigo tenía suerte de ser quien pusiera a Park Jimin de esa manera, si fuese él alardearía de ello a cada momento.

- Hola – Jungkook le saludó con simpleza, viéndose íntegro como siempre, relajado. "Irritante", pensó Taehyung. Intentó no poner los ojos en blanco para no interrumpir el momento con sus malas vibras.

- Así que... estuviste trabajando en el proyecto todo el fin de semana. ¿Lograste descansar algo? – la pregunta fue casual, pero no lo era el constante vaivén de su mano sobre la curvatura del cuello del pelinegro.

- No realmente, aunque dormí bastante bien – admitió, y aprovechó la situación para hacer una jugada - ¿Te gustaría que nos veamos hoy? ¿Salir a comer? – preguntó, y el rostro de Jimin se iluminó, expresando su gusto por la oferta.

- Claro que sí.

A Jungkook le gustaba esa sonrisa, le hacía saber que ansiaba tanto salir con él como lo hacía él.

Quedaron en encontrarse al terminar la cursada, y luego de eso Jimin se despidió y volvió con sus amigos. Mientras, Jungkook no había logrado quitar sus ojos de él, se había quedado fantaseando, hasta que volvió sus ojos a su mejor amigo y notó que su rostro era muy distinto al suyo.

- ¿Qué?

- "Buen día, cariño, ¿cómo te gustan los huevos? ¿Fritos o revueltos?" – Taehyung hizo una interpretación burlesca de lo que parecía ser la interacción de los dos chicos. Su amigo se rio y le lanzó de vuelta la pelotita de papel que antes había sido arrojada en su dirección.

- Cállate, no somos así.

Su mejor amigo se siguió divirtiendo con algunos chistes más y él no pudo hacer mucho para defenderse, más que seguir lanzándole bolas de papel.

Cuando las clases terminaron y Jungkook salió del departamento de diseño, Jimin le esperaba cerca de la fuente que estaba en el centro, apoyado contra una de las columnas de cemento.

- Espero no haberte hecho esperar mucho – dijo el pelinegro, apenas había llegado a donde Jimin.

- Para nada, llegué hace sólo cinco minutos.

- Perfecto – respondió aliviado.

- ¿Tenías algún plan en mente? ¿Algún lugar donde quieras ir?

- De hecho... sí – asintió y comenzó a caminar, mientras Jimin le seguía el paso – Hay una especie de feria gastronómica en el parque Yeouido. Podemos ir si quieres.

- Suena bien – Jimin estuvo de acuerdo – Vamos por el auto, estaremos allí en veinte minutos.

Cuando ambos se subieron al auto, Jimin encendió el estreo y el interior del vehículo se llenó de Lana del Rey. Mientras tomaban la ruta más directa, con el sol aún en la cúspide del cielo, Jungkook sonrió mientras veía a Jimin manejar y tarareando entre sus labios la melodía de la canción 'Black beauty'. Con las manos al volante, sus dedos pulgares seguían el ritmo de la batería sutilmente. Era una melodía melancólica, pero que sonaba tan a Jimin que le hizo cerrar los ojos por un momento para disfrutarlo. El aroma del auto, también lleno del perfume de su acompañante, le hacía ser consciente de que su realidad había cambiado bastante, desde hacía ya unos pocos meses; Estaba con Jimin, el mejor amigo de su hermano, yendo a una cita. Sólo ellos dos, buscando conectar, interesados por ver qué más podían lograr juntos que pudiese sorprenderles.

- ¿Quieres cambiar de música? – la voz de Jimin le hizo abrir los ojos y girarse para hacer contacto visual – Tal vez te aburre – asumió, y Jungkook soltó una risa, negando inmediatamente con la cabeza.

- Para nada. No será mi tipo de música, pero... suena a ti. Y eso hace que me guste.

- ¿Suena a mí? – su tono se oyó curioso, y mientras mantenía sus ojos sobre la carretera, aprovechaba cortos segundos para pasar su vista sobre el pelinegro, quien tenía una postura hundida en su asiento, recostado y relajado, como si no tuviese prisa a llegar a ningún lugar, ni a responder las preguntas que llegaban a él - ¿Cómo es eso?

- Mhm... - pensó por un rato – Como a esos veranos que no quieres que terminen... de esos que no olvidas nunca.

Mientras el viento entraba por la ventanilla baja, y alborotaba el cabello de Jungkook, sus ojos estaban risueños, su brazo tatuado reposado sobre el borde de la puerta y su ropa también se movía siguiendo las ondulaciones del viento. Y aunque Jungkook sentía que el auto olía a Jimin, Jimin sentía que olía a Jungkook, y sus fosas nasales se llenaban de su perfume, del aroma a su cabello negro, del suavizante de su ropa y el perfume masculino cítrico que siempre tenía.

No sabía si él sonaba a un verano inolvidable, pero sí estaba seguro que todo lo que empezaba a ocurrir con Jungkook era algo que no lograría olvidar fácilmente, porque ahora escucharía esa canción y recordaría cómo se veía Jungkook con los rayos de sol pegando en su cabello y en el filo de su nariz y sus labios. Cómo se reflejarían en destellos anaranjados en el negro de su cabello, y cómo sus mejillas se veían levemente teñidas de rosa por el calor de la tarde. Cómo olía y cómo se escuchaba su voz, cálida y familiar igual que el sol.

- Así que... ¿soy inolvidable? – preguntó con un deje de risa al final.

- Por la música que escuchas... algo me dice que eres de los que dejan doliendo – agregó y el rubio lo miró sorprendido por la suposición.

- ¿Disculpa? ¿Aseguras que soy de los desalmados?

- No sé si desalmado, pero... alguien como tú, que busca estar soltero por siempre, seguramente has dejado a muchas chicas queriendo más de ti – Jungkook se mordió la uña de su dedo pulgar, escondiendo detrás una sonrisa que Jimin vio de reojo.

- Sí, me estás llamando desalmado – aseguró por la mirada de Jungkook que fingía inocencia. Entonces no lo negó, sólo se rio.

- Sólo... me puse a pensar. Eres todo lo que una mujer quiere... y en cambio, estás aquí, llevando en tu auto a un chico, con quien... quieres acostarte luego.

- No te estoy llevando a acostarte conmigo, si no quieres... - soltó un poco nervioso, a lo que Jungkook soltó una carcajada.

- No te preocupes, sí quiero. Me refiero a que tienes todo para llevar una vida normal y sentar cabeza con una novia. Pero... elijes la incertidumbre de esto...

- ¿Es incertidumbre?

- Para ti... - respondió – Para mí no, sé que me gustan los chicos, y siempre van a gustarme.

- Bueno, quizás luego de esto no haya incertidumbre y sólo quiera... chicos. O lo que sea, sólo quiero hacer cosas que se sientan bien, y me gusta cómo se siente esto.

Cuando el auto se detuvo, Jimin finalmente había aparcado a unos metros del lugar al que querían asistir.

La feria se encontraba bordeando el río Han, donde la brisa cálida era un poco más notoria. Con pasos tranquilos y apreciando la vista del puente que cruzaba al otro lado, caminaron en dirección a la feria gastronómica. En aquel camino, muchas personas pasaban caminando, corriendo o conduciendo bicicletas, incluso monopatines.

- Tú hablas de mí, pero tampoco te veo con interés de sentar cabeza.

- Aún no hay nadie que me haga querer quedarme quieto... - explicó, y Jimin soltó una risa, al darse cuenta que Jungkook era consciente de sí mismo – Supongo que somos similares en eso.

- Supongo. ¿Recuerdas lo diferentes que éramos antes? – Jimin recordaba las épocas de la escuela como bastante lejanas, donde él y Jungkook sólo eran unos niños que aún tenían mucho por descubrir – En ese momento ni si quiera tenías tatuajes.

- Cierto...

- Habías diseñado ese – estiró su mano y con su dedo señaló la 'Tiger Lily' en su antebrazo – Recuerdo cuando lo vi dibujado en tu cuaderno

Jungkook recordaba ese momento, solía dibujar constantemente, sobre todo por la influencia que Yugyeom había tenido en él.

En ese entonces, Jungkook estaba en su despertar romántico y sexual, y si bien ya se había besado con chicos, ninguno había sido tan importante como Yugyeom. Todos se habían tratado de besos furtivos, experimentales, en fiestas o incluso escondidos en el baño de la escuela. Pero luego de ellos había venido Yugyeom, y con él todo el bello enamoramiento adolescente y su primera vez, para culminar en desilusión y dolor.

Jungkook solía ser tímido y tranquilo, le gustaba dibujar en silencio, ver series de anime y leer comics cuando estaba solo en su habitación, lo cual era casi todo el tiempo. A las fiestas de su escuela sólo lograba ir cada vez que Jimin le ayudaba a colarse sin que Hoseok hiciera una escena. Pero incluso aunque Jimin adoraba a Hoseok, y eran mejores amigos, él y Jungkook tenían una química inquebrantable. No importaba cuán egoísta podía ponerse el mayor de los Jeon a veces, siempre terminaba con Jimin y Jungkook a sus espaldas tramando algo.

Por eso, para Jimin había sido sorpresivo cuando Jungkook salió del closet, porque incluso teniéndole tan cerca, nunca había notado que miraba a los chicos con esos ojos.

- Y yo, como un idiota buscándote chicas en las fiestas a las que íbamos – fue lo que recordó Jimin, pareciéndole algo absurdo. A Jungkook no le molestaba, al menos no ahora que ya se sentía seguro de su sexualidad y ya todos lo sabían, pero en ese entonces era frustrante que el chico del que él gustaba, no tuviese idea de que no quería a ninguna chica, que le quería a él.

- No era la gran cosa – le quitó importancia para que Jimin dejase de martirizarse por el recuerdo.

Siguieron caminando, hasta llegar a los puestos de comida. Pidieron algunas bebidas y no dudaron en atacar un puesto de hattogu. Mientras ambos luchaban con el queso derretido ante la primera mordida, continuaron recordando aquellas épocas.

Para cuando Jungkook salió del closet y no tuvo que esconderse nunca más, Jimin recordaba que había tenido un cambio no sólo de hábitos, sino de apariencia. Los veintes del menor llegaron y con ello un atractivo que nunca dejó de florecer. Había comenzado a ejercitar, a tener una dieta alta en proteínas, había iniciado la universidad y con ello había dado comienzo a su interminable interés por el diseño gráfico, los museos y muestras artísticas.

- Oh, ¿dices que no era atractivo antes? – preguntó con un tono acusatorio ante lo que Jimin recordaba. Éste se apresuró a negar aquello con un gesto agitando su mano.

- No, no. Yo no dije eso – lo detuvo en seco, y apoyó la lata de su bebida en el borde de una baranda, mientras tenía su hattogu en la otra mano – Lo eras, pero fue como si de repente... hubieras estado soltando hormonas – Jungkook se carcajeó – Tenías hombres y mujeres todo alrededor de ti.

- Admito que todo eso lo saqué de ti – soltó, a lo que Jimin le miró incrédulo – Lo digo en serio.

- Bromeas.

- ¡No! Antes era un perdedor, era delgado, no hacía deporte, bebía refrescos y comía ramyeon instantáneo todo el día. Tú siempre fuiste popular y cuidabas tu imagen. ¿Cómo iba a estar a la altura de eso con la vida que llevaba?

Para Jimin, escuchar eso había sido inesperado. Mientras Jungkook bebía de su lata de cerveza, con una sonrisa un poco avergonzada por la confesión, Jimin parpadeaba sin poder creérselo.

- No puedo creer que me hayas tomado de ejemplo.

- Cuando Hoseok y tú se graduaron, tuve miedo de quedarme atrás. Desde que te conocí siempre tuviste muy claro lo que querías, entrenabas desde pequeño. Y yo siempre fui... sólo Jungkook. Siempre demasiado ocupado en quejarme por no lograr encajar antes que buscar mi propio lugar.

- Para mí siempre encajaste perfectamente... - dijo eso como un cumplido, mientras Jungkook tironeaba de un buen trozo de hattogu y un hilo de queso quedaba colgando desde éste hacia su boca – Incluso ahora, con tu boca llena de queso... - se burló.

Jungkook se rio, sus labios brillaban por el aceite del queso que había colgado de ellos y golpeado justo en su barbilla, provocando un desastre adorable. Jimin sacó de su bolsillo unas servilletas que les habían dado en el puesto de comida, y con pequeños toques limpió la boca del menor, quien relamió sus labios y estuvo agradecido cuando terminó.

Era curioso saber que Jungkook había estado siguiendo sus pisadas, cuando era hasta la semana anterior que Jimin había reflexionado de que Jungkook había logrado llegar a un punto de la vida que le parecía admirable como adulto y como hombre, como alguien que le había visto crecer. No tenía idea que esa evolución había sido por haberle tomado de referente.

- Así que... wow, estoy impresionado de que me tengas mucha estima – Jimin se apoyó contra la baranda e infló el pecho sintiéndose orgulloso de sí mismo. El pelinegro sonrió mientras negaba con la cabeza, le había dado a Jimin razones para recordar y alardear hasta el hartazgo, pero le cedería el lujo de disfrutarlo, porque lo merecía. Era del tipo de persona que, por el contrario, siempre daban ganas elogiar. Su sonrisa se ensanchó al ver que Jimin parecía muy a gusto en ese momento.

- Bueno, sí... - se acercó un poco más a él, con actitud cariñosa, rozando sus hombros juntos e imitando su pose contra el barandal – Has sido siempre mi persona favorita...

- ¿Y-yo? – el tartamudeo fue inevitable, algo que le pareció lindo a Jungkook. Se inclinó más hacia él para aumentar la tensión.

- Sí, tú... ¿nunca lo notaste?

- Honestamente no... - parpadeó varias veces, sus labios aún entreabiertos, como si no lograse hallar su voz del todo aún. El menor le dio el tiempo a que acomodase las palabras en su cabeza, mientras terminaba su hattogu – Hasta hace poco, estaba pensando que te convertiste en alguien muy genial y admirable... así que, me sorprende que hayamos estado pensando lo mismo del otro...

- ¿En serio? – preguntó, esta vez limpiándose él mismo sus labios con una servilleta y bebiendo lo último que quedaba de su cerveza – Supongo que estamos conectados.

Y Jimin pensó que se sentía bien estar conectado con Jungkook.

Al terminar ambos de comer, siguieron caminando para ver la bella vista del río Han y el resto de la ciudad iluminada del otro lado. Ya había bajado el sol y casi estaba anocheciendo.

Mientras ambos habían continuado hablando del pasado y de más cosas que se les ocurrían durante la caminata, finalmente llegaron al fin de la feria y no había más por recorrer. Habían comprado unos batidos dulces para quitarse el sabor salado de sus bocas y volvieron por el mismo camino que habían tomado, hasta llegar al auto.

Cuando subieron, se formó un pronunciado silencio.

Jimin inspiró profundo y luego soltó todo el aire mientras ponía en marcha el auto. Jungkook sintió la tensión, pero no llegó a decir nada, el mayor habló primero.

- ¿Quieres que te lleve a tu casa...? o ¿Quieres que vayamos a algún lugar? – preguntó sutilmente, pero esperaba que fuera lo bastante obvio de a qué se refería.

- Quiero que vayamos a algún lugar, sí. Una habitación de hotel, específicamente – aclaró, y Jimin estaba aliviado de que ambos estuviesen pensando en lo mismo – Ahora mismo busco – sacó su celular del bolsillo de su pantalón y comenzó a googlear hoteles en la zona. Y al encontrar uno, dio la dirección a Jimin, y él simplemente comenzó a conducir en esa dirección – Oh... es bueno, tiene hasta sala de películas, bañera con hidromasajes... ¡pool!

- Eso me gusta.

- ¿Sueles usar esas cosas cuando tienes citas?

- Mhm... no realmente, no siempre. Generalmente estoy desesperado por dormir ya que entreno temprano.

- Así que... lo haces rápido y te duermes.

- Tampoco tanto, lo haces ver como si tuviese bajo rendimiento – se quejó entre risas.

- No digo eso, es normal que estés casado.

- Pero hoy... no estoy cansado, y tampoco entreno mañana.

- ¿Debería preocuparme?

Jimin dejó escapar un resoplido por su nariz y negó con la cabeza.

- No, creo que sabes lidiar conmigo muy bien.

Mientras él intentaba mantener la calma y no demostrar lo nervioso que estaba al respecto, Jungkook se sentía seguro y optimista. Era curioso cómo ambos tenían personalidades tan diferentes. En general, para Jimin era fácil ligar con chicas, pero seguía dentro de esa encrucijada de no saber realmente cómo tratar con Jungkook. Él estaba cómodo, en realidad, no pensaba que fuese a juzgarle por nada, así que no era que tuviese miedo de hacer algo equivocado, o alguna cosa que no le gustase, pero es que Jimin sentía que tenía que hacer honor a su reputación. Sería terrible para él si Jungkook tenía grandes expectativas y él no las cumpliese.

Al llegar al hotel, él siguió a Jungkook, quien miraba el lugar con sumo interés y curiosidad, como si no pudiese esperar a conocer la habitación e ir a por ello, mientras que, por su lado, Jimin tenía el estómago encogido de los nervios. Sentía que incluso su caminar le delataba. Tenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, intentando parecer casual pero sus hombros estaban un poco más tensos de lo que deberían haber estado. La boca de su estómago temblaba, y no recordaba ni si quiera que para su primera vez se hubiera sentido así. Se sentía como si estuviese por tener su primera vez nuevamente, inexperimentado e incierto.

Jungkook pidió una habitación, y él se paró a su lado. La chica que les atendió fue muy cordial y agradable, sin embargo, no se le pasó por alto a Jimin la forma en la que les había mirado, con un destello en los ojos.

Quiso saber si Jungkook lo había notado también.

- ¿Soy yo o nos miraba muy interesada...? – cuestionó, mientras seguía el paso de Jungkook, pegándose a él en el pasillo que llevaba a los elevadores.

- No eres tú. Ella parecía fascinada... - se rio al recordar el rostro de la recepcionista – Ella y su cara de "Oh, dos tipos calientes van a acostarse juntos".

- Sí... totalmente se veía así.

Jungkook dijo algo más y Jimin no pudo prestar atención. El elevador se había vuelto muy pequeño y él se había esforzado por intentar no parecer un ratón acorralado contra la esquina de éste, ni tampoco como si intentase alejarse de Jungkook lo más que podía. Pero le faltaba un poco el aire. No recordaba que se hubiera puesto así la primera vez que se habían acostado juntos, de hecho, en ese momento no había pensado en nada. Recordaba que todo lo que había tenido en su mente era la palabra "Sexo" repitiéndose una y otra vez, y aunque había estado desde ese entonces deseando por volver a tener esa oportunidad con Jungkook, estaba siendo demasiado consciente de lo que estaban por hacer. ¿Y si hacía el ridículo? ¿Y si hacía algo que fuese estúpidamente heterosexual? ¿Algo que hiciese que Jungkook pensara que él era igual que el resto de los idiotas heterosexuales que habían experimentado con él?

Al abrirse las puertas del elevador, Jungkook caminó con mucha seguridad por el pasillo hasta encontrar la habitación, parecía como si estuviese en su casa. Pasó la tarjeta que le habían dado por la ranura en el picaporte de la puerta y se abrió automáticamente.

Le recibió un rico aroma a perfume caro, como a rosas y lavanda. Probablemente se trataba del jabón con el que lavaban las cortinas, sábanas y toallas.

La habitación no era de estilo señorial, sino moderna pero que mantenía un lujo clásico, con detalles dorados en los picaportes de las puertas, en los bordes de las lámparas y en los objetos del baño, acompañados por mármol blanco.

El pelinegro soltó una exhalación aliviada cuando se lanzó en la cama con los ojos cerrados y los brazos abiertos.

- Adoro los hoteles.

Jimin lo miró y se preguntó si realmente era el único que sentía como si estuviese por perder su virginidad a los catorce años porque Jungkook se veía como el tipo más relajado del planeta, parecía realmente disfrutar la simpleza de cada segundo.

Pero, ¿por qué no lo haría? Estaban allí porque querían, habían estado teniendo momentos realmente agradables entre ambos y era imposible ya mantener sus manos más lejos el uno del otro. Era absurdo que se estuviera preocupando tanto cuando se trataba de Jungkook. Es decir, Jungkook, a quien había conocido toda su vida y quien tenía como filosofía propia el ir con la corriente.

Se mentalizó, realmente lo hizo, en no dejarse corroer por pensamientos contraproducentes y se propuso seguirle la corriente a Jungkook.

Inspeccionó el lugar y podía entender ese sentimiento respecto de los hoteles, todo estaba tan limpio y bien colocado que daba placer saber que todo eso estaba cien por ciento a su disposición. Podían hacer lo que les placiera y no tenían que limpiar ni acomodar luego.

- ¿Quieres pedir algo para tomar? – Jungkook ya tenía en sus manos el menú que estaba en una de las mesas de noche.

- Suena bien. ¿Qué quieres tomar?

- ¿Vino o algo así? – inspeccionó el menú con su mirada, viendo varias marcas de bebidas caras – Tienen cosas muy buenas.

- Es de lo que más me gusta de los hoteles – acotó y Jungkook estuvo de acuerdo también - ¿Qué dices sobre Champagne?

- Champagne será, entonces.

Cuando la bebida llegó, Jungkook abrió la puerta, saludó al chico que les traía la botella de Champagne, agradeció por su servicio y cerró la puerta a penas se fue.

Había copas ya disponibles en la mesa que se encontraba en una esquina. Abrieron la botella y se sirvieron. Cruzando miradas, ambos alzaron las copas en el aire y las chocaron en un corto brindis antes de beber.

Las burbujas del champagne y el sabor ácido era lo que más le gustaba a Jimin. Sintió como si pudiese calmarse un poco con tan solo los primeros tragos que bajaron por su garganta.

Él estaba parado, mientras Jungkook había tomado asiento sobre la cama. Mientras bebían en silencio, Jungkook no le quitaba los ojos de encima, le estaba perforando con la mirada. Hasta el momento, el rubio había pensado que era quien tenía el mayor interés, pero en ese momento logró darse cuenta que Jungkook estaba igual de hambriento.

Pero esa mirada pesada y penetrante se suavizó de repente, siendo acompañada de una sonrisa sutil.

Jungkook dejó la copa sobre sus labios por unos segundos, hasta que la bajó y la apoyó en la mesa de noche de su lado.

- ¿Por qué no te acercas? – preguntó, y Jimin ahogó una risa, bajando la cabeza en un gesto de rendición. Era demasiado evidente, ¿cierto? – No hago daño, ¿sabes? A menos que quieras... pero tal vez es muy pronto para ese tipo de conversación.

A Jimin le recorrió un escalofrío tanto placentero como temeroso. Si tenía la teoría de que Jungkook le intimidaba, entonces ya la había comprobado. Le temblaba el cuerpo de tan solo verle sentado en la cama, con esos ojos negros sobre él, su cuerpo grande cincelado por músculos. Incluso mientras sostenía la copa sus bíceps parecían estar por explotar. Con un gesto tan simple, Jungkook parecía tener la fuerza suficiente para rodearle el cuello y quebrárselo, o... para sentarse sobre él y montarlo toda la noche.

- Siéntate... - le pidió Jungkook dando unas suaves palmaditas con su mano sobre el colchón, y Jimin le hizo caso. Al ver que se sentó y su postura seguía rígida, Jungkook soltó una risa – Hey... relájate, sólo somos tú y yo – la expresión de Jungkook se suavizó aún más, sus cejas se alzaron y volvió a tener ese rostro amigable de bambi que solía tener gran parte del tiempo - ¿Estás nervioso?

- Algo... - admitió finalmente - Tal vez te parezca tonto... pero no sé muy bien qué hacer o cómo comportarme – explicó, y Jungkook sonrió antes de responder.

- No es tonto, no es como si vaya a esperar que me hagas una mamada cuando sé que nunca has hecho una – se encogió de hombros.

- Pero siempre puedes enseñarme... - sugirió, y ambos rieron.

- Oh, con gusto lo hago si quieres – respondió, y con unos pequeños saltitos sobre el colchón, se acercó hasta donde Jimin estaba – Pero podemos comenzar con algo simple, como besos... que esos los das muy bien... – se acercó poco a poco a su rostro, y susurró cerca de sus labios - ¿Te gusta esa idea?

- Sí... sí, me gusta mucho... - Jimin también susurró, y apenas soltó un suspiro entre labios, Jungkook le rozó con los suyos para sellar sus bocas con un beso. 

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A que no esperaban actualización 😌 Estoy mejor del dengue, y estoy feliz porque tengo dos días libres del trabajo esta semana así que puedo seguir descansando.
Espero que ustedes anden bien y les guste guste cómo va la historia. Me gustó mucho cómo quedó este capítulo 🫶🏻

Nos leemos 💘

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