Capítulo 7

Mientras Jimin estaba sentado en la silla que formaba parte de una ronda completa, en el ala de la iglesia donde su grupo de ayuda siempre se reunía, las anécdotas flotaban en el aire dando paso a las usuales conversaciones reflexivas.

Luego de escuchar pasivamente a un compañero, una pregunta fue dirigida hacia él.

- ¿Y tú, Jimin? ¿Qué aprendiste en la granja?

Levantó la mirada que antes estaba posada en sus propias manos, dirigiéndola al líder del grupo. El hombre se ajustó las gafas en el puente de su nariz y esperó su respuesta con paciencia.

Luego de evocar a los recuerdos de varias de sus temporadas en la granja y de la terapia que había hecho durante años, respondió sin dificultad.

- A conectarme con lo simple y esencial... - a su respuesta le siguió un silencio expectante, quienes estaban a su alrededor querían saber más - En el campo se vive distinto, lo más interesante que ves allí son cerdos y gallinas, ¿sabes? – una oleada de risas se propagó por el eco de la habitación santa.

La vida de ciudad era muy contrastante con la sencillez rural, era algo que todo el mundo sabía. Sin embargo, la clave había sido el poder entender que, entre todo el gris de las edificaciones y el bullicio del tráfico, te olvidas cómo suena el mundo realmente.

- Sí, estoy de acuerdo. ¿Y qué fue lo que te hizo darte cuenta de eso? – la pregunta disparó en él una memoria inolvidable.

- Cuando vi a un ternero nacer – respondió, y escuchó muchas reacciones positivas y enternecidas a su alrededor. El líder del grupo sonrió al imaginárselo.

- ¿Y eso te ayudó?

- Sí. Me hizo pensar en esas cosas pequeñas y simples, pero que de todas formas son increíbles por sí mismas... - pensó un poco más en sus palabras, tomándose el tiempo y disfrutando del silencio cómodo y paciente que ese lugar siempre le brindaba – El pensamiento que tuve fue algo como: "Cosas como estas son lo que de verdad importa". Todo lo demás que me preocupaba y la depresión que me hacía sentir perdido, aplastado... era sólo una consecuencia de cómo estaba mirando hacia el mundo.

El hombre lo miró con detenimiento y alzó las cejas, viéndose impresionado por su reflexión.

- Es muy significativo lo que dices, Jimin.

Sabía que lo era, porque esa realización le había llevado a un antes y un después en su vida.

Los problemas no se terminan de un día al otro, pero ese momento había sido aquel "click" que había necesitado para cambiar de foco. Había aprendido que todo era una cuestión de perspectiva, pero lo complicado era llegar allí. Era muy fácil escuchar en todos lados frases motivacionales o personas hablando de sus grandes experiencias combatiendo sus demonios internos y sobreviviendo a ello, pero lo difícil era vivirlo uno mismo.

Había escuchado miles de veces cómo le habían prometido que todo iría mejor. Y había llegado a creer que eran sólo mentiras para que su esperanza no terminase de diluirse. Su terapeuta, las personas de la granja, sus padres e incluso su amigo Hoseok, siempre le habían prometido que la vida era mucho mejor de lo que pensaba. Y él había estado esperando verlo como un niño esperaba ver la función de su película favorita a punto de empezar.

Sólo que ésta nunca había empezado.

En algún punto se había resignado y, honestamente, lo había seguido intentando por sus padres. Y ese había sido el punto clave; intentarlo.

Porque, cuando creyó que nada haría cambiar su vida, las pequeñas cosas que vivió en la granja, las continuas sesiones de terapia y el incondicional apoyo de sus padres, la presencia de las personas importantes a su alrededor, fueron lo que hicieron mover los engranajes de su mente, que se habían oxidado. Entonces, cuando los ojos de su joven ser de diecisiete años vieron a ese pequeño ternero dar sus primeros pasos, tambaleante, una emoción cálida envolvió su pecho y sus ojos se habían vuelto un poco húmedos. Los engranajes giraron e hicieron "click".

Cada día se podía volver a empezar.

Entonces cuidó al ternero en el tiempo que estuvo allí, y lo vio crecer hasta volverse un toro. Le había tomado tanto cariño y admiración que había estado por varios meses sin poder ver la carne como un alimento. Tuvo su buena etapa de vegetarianismo por aquella época.

- ¿Vegetariano? ¡Entonces te marcó lo suficiente! – Jimin rio ante el comentario de un compañero.

- Sí, incluso hoy en día no prefiero la carne vacuna – respondió riendo, aunque fuese cierto – Pero me gustó tener algo a lo que cuidar, tenía un propósito – el hombre en la silla de enfrente asintió.

- Es muy importante tener un propósito.

El propósito de Jimin cuando era pequeño siempre había sido ser beisbolista profesional, pero la causa principal de su depresión había sido su conflictiva relación con aquel mismo deporte, lo que le llevó a que su sueño y vida se truncasen, llevándole a un callejón sin salida.

Su propósito se había esfumado, y había tenido que buscarse otros.

- Entonces, ¿cómo dices que te ayudó todo esto para el hoy?

- Mi foco ahora está en disfrutar lo que cada día me ofrece. De los entrenamientos, que por cierto hemos ganado el partido final y clasificamos este fin de semana.

- ¿En serio? – asombrado por la noticia, el líder soltó alegremente - Eso es grandioso ¡Felicitaciones!

El resto del grupo también dieron sus felicitaciones por aquel importante logro. Todos sabían que él había estado entrenando muy duro.

- Y también está mi familia – prosiguió – y mis amigos – concluyó. Sin embargo, decidió agregar algo más – Pero... últimamente hay alguien más. Él es alguien muy importante para mí ya que le conozco desde que somos pequeños.

- ¿Podemos saber su nombre?

- Jungkook – respondió.

- Oh, ya conocemos a ese Jungkook – recordó, y Jimin asintió con una sonrisa en los labios – Uno de los niños con los que creciste.

- Sí, el hermano de mi mejor amigo. Mi relación con él ha cambiado de una manera inesperada, aunque buena, y me gusta eso – aseguró - Creo que a pesar de que le conozco desde toda la vida, estoy sorprendido de que aun aprendo cosas nuevas de él.

El hombre inclinó un poco su cabeza en un gesto donde su interés parecía haber incrementado. Le dio a Jimin el pie para seguir hablando, preguntándole algo muy importante:

- ¿Qué es lo que hace que Jungkook se haya convertido en una persona tan importante para ti, Jimin?

Tuvo otro momento para pensar y la verdad era que, el haber salido con Jungkook hacía dos días, le había hecho darse cuenta de cosas que nunca había visto antes.

En la mañana del lunes de esa semana había tenido una descarga de valentía y le había enviado un mensaje a Jungkook con los pensamientos que habían estado rondándole en la mente esa misma mañana antes de ir a la universidad.

Quería ver a Jungkook. No sabía bien por qué ni para qué, pero lo que sí sabía era que en él había despertado unas intensas ganas de pasar algún rato con el pelinegro. No le importaba qué fuese, si era para beber una cerveza en un bar o pasear por un parque comiendo un helado, había algo de Jungkook que le hacía sentirse incentivado. Además, le había dejado una muy mala impresión hacía dos noches atrás; la noche del partido.

"¿Por qué siempre vienes a mí cuando has bebido?".

Esa pregunta no le había sentado bien. Porque de alguna manera tenía razón, pero también era cierta la respuesta que le dio a eso; Simplemente no se animaba a acercársele de esa manera cuando no tenía alcohol en su sistema.

Era sabido que todos se vuelven más atrevidos con algo de alcohol encima, era lo que había vuelto a Jimin un chico seguro en entornos sociales. Si no bebía, su mente se nublaba con algunos pensamientos ansiosos, tal vez prestaba demasiada atención a detalles que realmente no eran importantes, o sólo sobre-pensaba todo demasiado.

Con Jungkook empezaba a pensar en todas las razones por las cuales no era buena idea acortar la brecha entre ambos, pero cuando bebía era algo así como "Al carajo, esto es lo que quiero". Así que, no quería que Jungkook se quedase con esa idea de que él le buscaba sólo porque el alcohol le ponía caliente y con ganas de tener sexo. No era el alcohol, era Jungkook quien le ponía así.

Se mordió el labio con fuerza, enfrascó su ansiedad, y envió el mensaje.

Jungkook respondió, para su suerte, de forma positiva.

"Hoy planeaba hacer un poco de búsqueda bibliográfica para mi proyecto. ¿Quieres acompañarme?"

A Jimin le había gustado la idea de poder ser parte de una actividad cotidiana de Jungkook, así que aceptó de inmediato, lo que les llevó a ambos a subirse su auto una vez las clases habían finalizado.

Jimin esperó dentro, escuchando un poco de música y tamborileando sus dedos sobre el volante. Sus manos estaban algo sudorosas por los nervios.

Giró su cabeza hacia su costado derecho cuando notó a alguien inclinarse contra la ventanilla abierta. Jungkook se apoyó sus brazos sobre el borde y le miró, esbozando una sonrisa que hizo a Jimin devolvérsela al instante. Luego, Jungkook abrió la puerta y se sentó en el asiento, lanzando su mochila al asiento trasero.

- Esas clases fueron interminables... - soltó al aire mientras se colocaba el cinturón de seguridad y Jimin ponía en marcha el motor.

- ¿Demasiado aburridas? – quiso saber, mientras giraba el volante para salir de donde había aparcado. El viaje iría un poco lento hasta que pudieran salir del embotellamiento por la cantidad de autos que circulaban por la universidad.

- Más bien el profesor lo es, no cierra bien las ideas, se va por las ramas – se rió con un resoplido.

Una vez acomodado en su lugar, reposó su brazo derecho sobre el borde de la ventanilla. El viento que entraba por allí se sentía especialmente bien.

Continuaron hablando un poco sobre sus clases, hasta que en un segundo de silencio Jungkook notó la música de fondo; Radiohead sonaba por los altavoces del auto. El volumen no estaba muy alto, sino que era agradable tanto como para conversar como para mantener ocupados los silencios.

- Tú y tu música de adulto melancólico – observó, y Jimin, quien no le estaba mirando en ese momento, pudo escuchar la sonrisa en su acompañante. Le miró un segundo con la ceja alzada antes de volver la vista al frente, enfocado en el tráfico. Jungkook se estaba burlando de él.

- ¿Y tú? Sigues escuchando tu música de adolescente enojado – Jungkook rió ante el contra-ataque.

- No hay edad para escuchar esa música.

- Bueno, ésta tampoco – se defendió, y la risita que soltó Jungkook se le contagió.

Era una observación interesante, porque no era hasta ese momento que Jimin se dio cuenta cuánto sus gustos musicales hablaban de sus historias personales.

Tal vez la música de Jimin era de "adulto melancólico" porque eso es lo que él era. Un adulto que había pasado toda la primera parte de su vida intentando encontrar un propósito para seguir viviendo en un mundo lleno de injusticia. Y Jungkook, por su lado, había sido un niño y adolescente incomprendido por quienes le rodeaban, que no lograban ver quién era él en verdad.

- Aunque es cierto que antes estaba muy enojado... - recordó Jungkook en voz alta, al cabo de un rato.

- Lo recuerdo muy bien. Viviste encerrado en tu habitación por un buen tiempo – habló, mientras giraba el volante para doblar en una esquina. Jungkook miraba por la ventana, viendo cómo pasaban de la gente que caminaba, de los edificios y letreros llamativos de Seúl. Sonrió, al recordarse a sí mismo en esas épocas. Soltó una broma relacionada a que prácticamente seguía encerrándose en su habitación hasta ese día – pero en ese momento no querías hablar. Te habías alejado.

- Cierto.

No era algo de lo que hubieran hablado nunca, porque Jimin siguió insistiendo hasta que Jungkook le dejó volver a acercarse, y todo fluyó como si nada. Pero, en realidad, los problemas que Jungkook había estado tapando, se habían convertido en una bola de nieve que en un punto ya rodaba sin control. Había escondido su sexualidad por demasiados años, había intentado escabullirse con chicos sin que nadie lo notara y, paralelamente, tenía el peso de ese amor no correspondido por años.

- Cuando acepté que era gay, me sentí tan enojado con todo el mundo por hacerme sentir que no podía ser yo mismo – suspiró ante el recuerdo abrumador de aquel entonces – Tenía miedo de ver que me miraran con asco y pensaran "¿Quién eres? El Jungkook que conozco no es así". Pero yo siempre había sido así...

- ¿Tenías miedo de que te miraran con asco?

Ante la pregunta de Jimin, la voz le sonó tan espesa, que dejó de mirar hacia afuera para ver su expresión. El mayor llevaba la vista al frente, pero al notar su mirada se giró. Y eran esos ojos de compasión y entendimiento que Jimin le había dedicado tantas veces mientras Jungkook le expresaba sus problemas. Como si supiera lo que sentía.

- Sí, a que me vieran diferente y al rechazo. Luego recuerdo algo que me dijiste mucho tiempo después, que la gente va a quererme de todas formas.

- Claro que sí. Siempre has sido alguien fácil de querer, Jungkookie.

El apodo dicho con cariño le calentó el pecho.

- Siempre podrás ser tú mismo con nosotros.

Sonrió, y negó un poco con la cabeza en un gesto casi imperceptible, sabía que Jimin no lo había notado. Al final, sabía que lo decía de todo corazón, pero no sabía que había más cosas dentro de él. Si hubiera sido cierto que Jungkook podía ser él mismo, sobre todo con Jimin, le hubiese dado un beso desde que estaban en preparatoria, y la historia hubiera sido completamente diferente, pero de ser así, Jimin probablemente hubiera cambiado de parecer y dicho: "Bueno, tampoco tan 'tú mismo'".

Había reprimido mil besos y caricias, mil veces que había querido entrelazar sus dedos con los suyos. Entonces, el reprimir todas esas cosas, el saber que sus padres tenían la expectativa de que él saldría con una mujer eventualmente y algún día tendría hijos, eran todas las presiones que le había llevado a encerrarse en su habitación, en ir al colegio y hablar poco y nada incluso con sus amigos, quienes fue perdiendo poco a poco, y terminó de perder cuando su homosexualidad se supo.

Jimin nunca había dejado de buscarle e incluirle en los planes que hacía con Hoseok, aunque éste no quisiera. Pero él intentaba mantenerse al margen lo más posible. Aun así, cuando ir a la escuela se había vuelto un infierno, y todos sabían lo que había hecho con uno de los chicos más populares del colegio, y las miradas le atravesaron la nuca, Jimin se paró a su lado.

Una mañana, mientras Jungkook caminaba con sus manos apretando las correas de su mochila y la cabeza a gachas con su mirada apuntando a sus pies, Jimin apareció y le rodeó el cuello con su brazo como muchas veces solía hacer. Tironeó un poco de su cabello y Jungkook levantó la cabeza.

- La mirada en alto, Jungkookie.

Jungkook había intentado quitarse su brazo de encima y alejarle, pero Jimin había vuelto a abrazarle.

- Suéltame... pensarán que eres como yo - soltó con voz baja y rota. Jimin le miró sorprendido de que si quiera pensara que eso pudiera importarle.

- Quizas todo sería un poco mejor si todos fuésemos como tú.

Sonrió ante el recuerdo. Era obvio que lo había dicho porque muchos pensarían que Jimin tenía algo más que ver con Jungkook o que era gay también, pero al decir eso, Jimin le había dejado claro que no le importaba qué sospechas tuviesen de él los demás.

En un punto era doloroso, porque tener pegado a él al chico que le había hecho darse cuenta de que era homosexual, no le ayudaba, pero había terminado siendo el refugio que había necesitado, junto a su hermano mayor.

Cuando todos habían comenzado a esparcir rumores de Jungkook, Jimin y Hoseok le sumaron a su grupo de amigos, y no había vuelto a estar solo ni vulnerable. Le habían dado la confianza y seguridad que necesitaba.

Mirando al chico que conducía a su lado, y recordando todas esas cosas que habían formado parte de sus vidas, tanto buenas como malas, le hacía sentir esa plenitud en el pecho que le traía paz. No eran los mismos que en ese entonces, eran mucho mejor, más maduros, más centrados, y con mucho más aprendizaje.

Aunque la vida adulta traía sus preocupaciones y problemas de escala mayor en comparación a las responsabilidades de alguien más joven, Jungkook había madurado y ganado cierto control sobre su vida. Había logrado entender que, gracias a todas las cosas que le habían herido, se había convertido en su mejor versión.

Era un poco de lo que Jimin había aprendido en su camino a sanarse y quererse a sí mismo, en sus múltiples sesiones de terapia y en la granja. No obstante, a diferencia de Jungkook, él aún estaba aprendiendo algunas cosas algo básicas, a las cuales no había dado real importancia anteriormente. Como cuando llegaron a una enorme biblioteca de varios pisos luego del viaje en auto, y vio a Jungkook compenetrado en la investigación para su proyecto.

El chico estaba hojeando libros y mirando revistas, explicándole un poco de lo que estaba buscando.

- Personalmente me gusta el Estilo suizo, así que todo lo que tenga algo geométrico y paleta de colores en su mayoría primarios, me sirve – cerró un libro y lo colocó nuevamente en su lugar en la estantería. Jimin lo observó con detenimiento, con una sonrisa de gusto plantada en su boca.

- Te has vuelto alguien sofisticado – soltó, sin quitar su vista del contrario, quien le miró y caminó por su lado chocándole con su hombro, fingiendo una actitud casual.

- Y exigente – agregó.

Jimin le siguió con la mirada. Aprovechó a dar un paseo por su silueta. Apreció su espalda ancha, su altura sobresaliente, que incluso era superior a la suya por algunos centímetros. Vestía pantalones oscuros de jean, zapatillas Nike blancas, y una camiseta blanca y lisa de Calvin Klein, manteniendo una apariencia casual. Su cabello estaba corto, rapado en su nuca y más largo y desmechado hacia arriba. Si miraba hacia atrás en el tiempo, nunca había mirado a Jungkook de manera tan apreciativa. No sólo oía lo que el chico contaba sobre sus conocimientos en diseño, sino también prestaba atención a la forma en que sus ojos eran altamente expresivos, o la forma en la que sus labios se movían al hablar, o la línea perfecta que formaban sus dientes cada vez que sonreía.

Cuando le vio centrarse en un libro nuevo, caminó hacia él y empezó a agarrar libros y buscar también por su cuenta.

Jungkook estaba en búsqueda de inspiración y cosas que le sirvieran para desarrollar su proyecto de diseño gráfico con Taehyung, así que siguió algunas indicaciones para poder encontrar cosas que le fuesen útiles. Quería ayudarle en algo. De cierta manera, el diseño gráfico parecía un trabajo algo solitario. Aunque pudiese juntarse con Taehyung, Jungkook pasaba horas sentado en su habitación, mientras que Jimin vivía rodeado de energéticos y ruidosos jugadores de baseball.

Durante la búsqueda, el menor encontró imágenes, figuras, colores, e incluso textos que se complementaban muy bien con el objetivo del proyecto. Entonces, mientras ayudaba a Jungkook con ello, no podía dejar de observar cada pequeña cosa que hacía y cómo se desenvolvía fuera de lo que era el rol dd "Hermano pequeño de su mejor amigo".

Jungkook clavaba sus ojos negros en las páginas y las examinaba, buscando algo que captase su atención. Hacía muecas con los labios, frunciéndolos y arrugando la nariz. "Desaprobación" era lo que esas caras significaban. A Jimin se le escapaban varias sonrisas cuando lo veía.

- ¿Qué has visto? – quiso saber.

- Una mezcla de estilos que honestamente no me gusta – le mostró la página para que viera a lo que se refería – Esta fuente no es muy legible y los colores se verían mejor si estuviesen menos saturados. Puedes colocar sólo dos colores, que el énfasis quede en el texto y ya.

- Definitivamente eres sofisticado y exigente.

Jungkook se rio, y cerró el libro para seguir buscando.

Algunas cosas que Jimin había encontrado le habían gustado a al menor y había asegurado que las usaría de referencia.

Estaba satisfecho con haber podido ayudarle. Si lo pensaba mejor, no había visto mucho del proceso de los trabajos de Jungkook, solamente algunos proyectos que hacía por diversión en su computadora cuando era más joven. También cuando le veía dibujar en los recreos o incluso en su salón de clase cuando Hoseok y él iban a buscarle. Y por su lado, Jungkook le había visto jugar al baseball toda su vida. 

Luego de una búsqueda satisfactoria, se habían sentado en una de las mesas de la biblioteca y Jungkook sacó su notebook. Jimin se sentó a su lado y le observó pasar un archivo de varias hojas de imágenes impactantes en blanco y negro, figuras y fuentes en colores prominentes como el azul, verde y rojo, pero que no desentonaban en lo más mínimo, sino que daban cohesión al trabajo, mostrándose muy profesional.

- Vaya, se siente bien con tan solo verlo – soltó impresionado.

- Es bastante minimalista, por eso es visualmente placentero.

- Impresionante.

- Si eso te parece impresionante, entonces tienes que ver esto...

Los dedos de Jungkook se movieron sobre el teclado, abriendo y cerrando ventanas en la pantalla, hasta que un video comenzó a reproducirse. Se trataba de una animación en 3D, era una especie de robot futurista.

- ¿Lo has hecho tú? – Jimin no sacó sus ojos de la pantalla hasta que escuchó la voz de Jungkook.

- Sí, lo hice yo.

Giró su rostro para mirarle, Jungkook intentaba reprimir su sonrisa, tal vez para no mostrarse tan orgulloso y engreído, aunque debería.

- Parece sacado de un jodido video juego. ¿Cómo lo has hecho? – estaba tan asombrado. En su adolescencia se habían vuelto fanáticos de los videojuegos.

- Con los programas indicados, practicando por horas y... con mucha paciencia.

- Eres genial. Te irá increíble en la pasantía – le elogió y entonces volvió a verle. Allí sí vio a Jungkook sonreír sin tapujos.

- Eso espero. Gracias.

Era impresionante pensar, que ese chico que tenía a su lado, a quien había conocido con tan solo cuatro años de edad, había llegado a ser un hombre adulto que sabía lo que quería, que había construido su propio camino hasta allí incluso cuando parecía que sólo quería alejarse de todos y vivir encerrado en su habitación. Había dejado de ser cabizbajo, y se había vuelto alguien capaz de comerse el mundo.

- Y en ese momento pensé: "¿Cuándo fue que creció tanto?" – Jimin expresó ante el silencio de la iglesia, luego de recordar su salida con Jungkook – De repente, tiene proyectos, es disciplinado. Él ya no.... – sopesó sus palabras.

- Ya no es el chico que necesitaba de tu cuidado – completó, y Jimin asintió convencido de ello.

- Sí, l maduró y creció.

- Como el ternero al que cuidaste – dijo serio, aunque el resto soltaron varias risas, incluso Jimin, a quien le pareció algo loca la asociación, aunque extrañamente acertada también.

- Sí, sentía que tenía que protegerlo por lo que me sucedió, pero ahora ya no lo necesita. Él es tan seguro y fuerte. Así que... creo que por eso es alguien importante. Hemos crecido y madurado juntos. Hasta ahora... no me había dado cuenta de que conectamos tan fácilmente.

Había visto cómo una persona podía florecer si le daban apoyo y afecto. Y estaba seguro que él también había logrado florecer gracias a ello, pero ver a Jungkook ese día le hizo darse cuenta que había mucho más allá afuera que podía impresionarle y despertar su interés. Era como si, repentinamente quisiera intentar más cosas, como si hubiese una promesa escondida detrás de todo eso que le aseguraba que aún no había visto lo mejor que tenía que ver.

Al observar a Jungkook con detenimiento ese día, se había dado cuenta que no era sólo una cuestión física, sino que había un conjunto de factores que le hacían alguien atractivo, era simplemente interesante estar con él.

La reflexión que compartió con su grupo de ayuda había resultado reveladora, sin embargo, no especificó a qué punto su relación con Jungkook había llegado. Omitió todos los detalles que dejaban en evidencia la manera en que miraba al chico, como si hubiese descubierto una nueva afición. Como cuando descubres un sabor nuevo de helado que no puedes dejar de elegir, o como cuando visitas un lugar al que quieres volver una y otra vez.

Ese día, cuando viajaron de vuelta a sus hogares, Jimin estacionó frente a la casa de los Jeon y dedicó una sonrisa al menor antes de que se despidieran.

- Gracias por acompañarme, espero que no te hayas aburrido mucho – bromeó Jungkook, a lo que Jimin negó con la cabeza inmediatamente.

- Para nada, me gustó mucho aprender y estar contigo.

Las comisuras de los labios de Jungkook se levantaron sutilmente, y sus ojos se entrecerraron un poco aun manteniendo el contacto visual, mostrándose complacido por las palabras. No dijo nada, pero la forma en la que ambos se miraron había sido suficiente para que el aire entre ellos se tensara y fuese evidente lo que estaba sucediendo.

Y una vez más, los ojos de Jimin cayeron sobre los labios de Jungkook, donde en un lado descansaba ese piercing que abrazaba el labio inferior.

Un minuto de silencio y de miradas furtivas había sido suficiente.

Los labios de Jungkook se cerraron sobre los de Jimin, y aunque le tomó por sorpresa, el tacto había sido suave.

Jimin tomó una profunda inhalación para llenarse de aquel instante, de ese acto tan simple pero que había estado esperando. Los latidos de su corazón se habían disparado, y también se dejó consumir por ellos.

Se animó a responder, de la misma forma, devolviendo besos pequeños y lentos.

Había durado unos pocos segundos hasta que Jungkook se detuvo y habló manteniendo las puntas de sus narices rozándose.

- ¿Estás bien con eso? – preguntó. Su voz sonando suave y baja le recorrió el cuerpo como un escalofrío.

- Bien... muy bien – afirmó, y de hecho, no tenía problema en absoluto si volvía a hacerlo.

- Te veías como si hubieras querido darme un beso durante todo el día – soltó, y Jimin le miró incrédulo. Había sido muy evidente, al parecer, lo cual le hizo soltar una risa.

- Bueno, tal vez... estuve queriendo besarte durante todo el día – admitió.

- Bueno... - susurró, cortando lo que iba a decir para rozar sus labios – pensé en hacértelo un poco más fácil.

- Gracias a Dios... - una risita ansiosa salió como un resoplido entre sus labios y Jungkook dejó un beso sobre su sonrisa.

Jimin estaba realmente agradecido, por alguna razón aun no había logrado dar el primer paso.

Sin embargo, Jungkook ya le había dado su aprobación, el pie a romper la barrera física, y entonces se animó a acercarse él.

Buscó los labios del pelinegro profundizó el beso. Lamió un poco el labio inferior de Jungkook y éste automáticamente también asomó su lengua. Allí se encaminaron en un beso lento e intenso. Sus labios provocaban chasquidos al separarse, y se volvían a unir inmediatamente para encontrar sus lenguas y perderse en la húmeda calma que les daba ese ritmo pausado y experimental.

El silencio dentro del auto se interrumpía por momentos con suspiros y jadeos aliviados. Jimin llevó su mano al costado del rostro de Jungkook, porque quería tocarlo. Acarició su mejilla con su pulgar, y Jungkook se volvió más impaciente, su boca algo más ruda, y cuando Jimin bajó su mano hacia su cuello, sintió el calor que emanaba como si fuese a quemarle la palma de su mano. Sintió un burbujeo de placer al pensar en cómo estará de caliente el cuerpo de Jungkook en ese momento.

Y, entonces, el menor cortó el beso, y fue como si se hubiesen arrancado el uno del otro.

- Tengo que... entrar ahora mismo – dijo Jungkook, lamentando tener que separarse.

Tenía sus labios rojos, hinchados y brillosos. Sus mejillas también estaban algo enrojecidas, por el calor y la excitación. Jimin sintió como si la atracción hubiese crecido dentro de su pecho, el darse cuenta que ese beso había tejido aun más cosas en él.

- Sí, será mejor que te vayas antes de que le coloque el seguro a esa puerta, y no puedas salir.

Jungkook soltó una risa, mientras Jimin colocaba sus manos sobre el volante, como si se obligase a mantenerlas allí.

El menor colocó su mochila en su hombro, abrió la puerta, y salió del auto.

Jimin le vio alejarse y saludarle desde la puerta. Cuando entró, volvió a poner ambas manos en el volante, apoyó su cabeza contra el soporte del respaldo y miró al frente. Soltó todo el aire que no había notado que había estado conteniendo.

Sus labios estaban ardiendo, sintiendo la huella que había dejado Jungkook e. Ellos.

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Capítulo nuevo al fin ✨️

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