Capítulo 25
El sonido del bate golpeando la pelota resonó en el campo, pero Jimin frunció el ceño. Algo no estaba bien.
—¡Alto ahí, Sunoo! —llamó, caminando con paso firme hacia el chico que aún sostenía el bate entre las manos.
Sunoo parpadeó, un poco confundido.
—¿Qué hice ahora?
Jimin le arrebató el bate con una sonrisa traviesa.
—A ver, señor "voy a batear como si estuviera espantando mosquitos"— bromeó, imitando la postura de Sunoo con dramatismo.
Las carcajadas del resto del equipo no tardaron en estallar.
—¡Oye, no es cierto! —protestó Sunoo, cruzándose de brazos.
—Es completamente cierto — replicó Jimin — Mira, tus pies están muy juntos. Si no abres un poco más la postura, te vas a desequilibrar.
Colocó el bate en las manos de Sunoo nuevamente y, con paciencia, le ajustó la posición de los pies y la inclinación de los hombros.
—Así. ¿Ves? Ahora tienes más estabilidad y más control. Intenta otra vez.
Sunoo asintió y se preparó para el swing. Esta vez, el sonido fue sólido, la pelota voló con fuerza.
—¡Esa sí fue buena! —gritó otro de los chicos.
—Gracias, hyungnim.
—Para eso estoy. Y recuerda tener más paciencia a la hora de batear.
—Está muy estricto últimamente... —agregó Sunoo con una sonrisa pícara.
Jimin arqueó una ceja.
—¿Estricto? ¿Yo? ¡Si fuera estricto los haría correr cinco vueltas más por bromear conmigo!
—¡Corre por tu vida, Sunoo! —bromeó otro más, echando a correr entre risas.
Jimin sacudió la cabeza, reprimiendo una carcajada. Entre la disciplina y las bromas, el equipo seguía mejorando, y eso era todo lo que importaba.
A pesar de que todo marchaba bien, no pudo evitar notar que los ánimos de Riki venían bastante variables en las últimas prácticas. Su motivación se veía inestable, en ocasiones bajaba su rendimiento y se distraía con facilidad, perdiendo bolas en medio del entrenamiento. Durante las bromas, a veces reía, pero otras veces parecía estar con la mente en otro sitio. En ese momento, así lo notó, así que decidió darles un descanso a los jugadores. Aprovechó la situación para acercarse al más chico y posando una mano en su hombro le preguntó si todo estaba bien.
- Uhm... sí, hyungnim. Estoy bien. La escuela y el entrenamiento me tienen algo cansado, eso es todo – explicó, pero a Jimin le sonó a excusa.
- Entiendo, es una época complicada – decidió decir con una sonrisa cálida – Si necesitas un consejo o hablar de lo que sea, aquí me tienes – hizo un gesto con sus manos, y el chico asintió, un poco quedado.
Jimin se alejó del grupo y dejó caer su guante a un lado, sentándose sobre el césped y estirando las piernas con un suspiro de agotamiento. Los chicos se reunieron en pequeños grupos, compartiendo botellas de agua y risas ahogadas. Pero Riki permaneció apartado por unos segundos antes de ir hacia él. Se acercó con cautela, al parecer sí tenía algo que decir.
—En realidad... no está todo bien — confirmó en voz baja, jugueteando con las costuras de su guante.
Jimin asintió y le hizo un gesto para que se sentara a su lado.
—Dime, soy todo oídos.
Riki se sentó a su lado y tomó aire antes de soltarlo en un susurro tembloroso.
—Me... gusta Jungwon.
Jimin parpadeó varias veces, procesando lo que había escuchado. Se mantuvo en calma, esperando que Riki dijera algo más. Sin embargo, parecía tener problemas para encontrar más palabras. Y no era para menos. Para Riki era difícil hablar de ello, y a Jimin le tomó completamente desprevenido. Se suponía que Riki y Jungwon tenían una mala relación, pero esto cambiaba las cosas a algo incluso más complejo. Demonios, se trataba de su equipo, de sus chicos.
—No sé qué hacer con esto... —prosiguió Riki, con la mirada clavada en el suelo, y Jimin no podía evitar mirarlo. Esa actitud solitaria y perdida, la había visto antes — Mi papá no puede saberlo, no lo entendería. Así que no sé con quién hablar de esto. Siento que... me está matando.
El ceño de Jimin se frunció, profundizado por un sentimiento triste y agobiante en el centro de su pecho. Las manos de Riki apretaban el guante y sus dedos pulgares surcaban las costuras con nerviosismo.
- Que te guste un chico no es malo. Aunque tu padre diga lo contrario...
- Entiendo la lógica de eso, pero... ¿por qué tiene que pasarme a mí?
La voz del chico tembló, y para Jimin el barullo del resto de los jugadores se volvió lejano. El chico a su lado no podía levantar la cabeza, pero se notaba cuan duro lo estaba intentando. Intentando contar con alguien.
- Me siento atrapado en mi cabeza todo el tiempo. Mi papá... y mi mamá... morirán sin saber quien soy de verdad.
Esa conclusión le heló la sangre y la realidad fue como si un tractor hubiese impactado contra su cuerpo. Hay secretos que hacen tanto daño y, aun así, algunos buscan esconderlos hasta el final de sus días para no ser rechazados por otros. Para no sentirse solos.
"Debes buscar destacar, pero debes encajar". En una sociedad que vive en constante contradicción e ironía, ser uno mismo era un camino doloroso y sinuoso.
En su caso, ser él mismo le había costado un abuso. Tener un sueño y creer en alguien le había convertido en una presa fácil. A Jungkook le llevó sentimientos reprimidos, humillaciones y rechazo. De una u otra manera, estaban unidos por años de sufrimiento en silencio, de una carga que sentían que no podían compartir con nadie más porque nadie lo comprendería. En el sufrimiento de Jungkook en su adolescencia, Jimin se vio a sí mismo. Y en ese momento, podía ver a Jungkook en Riki.
- No quiero ser diferente. Sólo quiero... ser normal y ya.
- Yo... conozco a alguien que ha pasado por lo mismo que tú.
Le contó la historia de un chico que desde pequeño sabía quién era, pero lo había ocultado para no ser rechazado por los demás. Pero, no había logrado salirse con la suya y su secreto se reveló ante todos aquellos que él menos quería que supieran.
- Eso no fue fácil para él, pero hoy se convirtió en la persona más fuerte que conozco. No, él no es normal, es extraordinario – a Jimin se le iluminó el rostro al hablar – Lo normal... podemos dejárselo a los que no tienen mucho que ofrecer, a los que tienen miedo de sentir lo que sienten.
- Hyungnim... - murmuró Riki, finalmente devolviéndole la mirada – ¿Se trata de... Jungkook?
Jimin no sabía si sorprenderse por la rápida forma que tuvo Riki de unir los puntos, o si simplemente había sido culpa suya el ser tan transparente.
- Sí, es él – admitió.
- Y... usted y él... están juntos, ¿cierto?
Abrió la boca sin decir nada, sus ojos congelados en la mirada de Riki, considerando si había entendido bien lo que le preguntaba. Entonces, sí los había descubierto.
- Yo... no quiero ser entrometido. Lo-lo siento si lo estoy haciendo... pero, es la primera vez que sé de alguien más que pueda ser... gay.
Jimin soltó una exhalación rendida, decidiéndose a fluir con la situación que se había dado. El chico necesitaba honestidad, necesitaba que viera que realmente no estaba mal ser gay, enamorarse de un chico o sentir atracción por él. Riki necesitaba el tipo de persona que Jungkook había necesitado cuando era más joven.
- Sí, estamos juntos, pero conozco a Jungkook desde que somos pequeños y... esto sucedió sin que lo planeemos. No es fácil encontrar a alguien así, ¿sabes? Tal vez Jungwon no sea lo que esperas... pero siempre habrá alguien que sabrá entenderte y encaje contigo a la perfección.
- ¿Jungkook encaja... con usted, Hyungnim? – preguntó, curioso y anhelante. Una sonrisa suave se formó en los labios del mayor.
- No hay nadie que encaje mejor conmigo que él.
- Jungkook parece... genial.
- Lo es – a Jimin le invadió el calor en el pecho – He tenido novias, pero desde que estoy con Jungkook siento que ha sido diferente. No es porque él sea un chico, sino porque él me conoce como nadie. Nos entendemos perfectamente y nada ha sido tedioso ni muy complicado. Cuando es la persona indicada, no importa si es hombre o mujer, las cosaslogran funcionar. Hay felicidad y luz del al final del túnel. Te lo aseguro, pero ten en cuenta que las cosas más valiosas son las más difíciles de conseguir.
No era fácil ser joven, inexperto y torpe. La vida llevaba sus procesos, y el madurar no era uno fácil ni rápido. Incluso siendo adulto, Jimin seguía aprendiendo, y estar de la mano de Jungkook en ello hacía las cosas más divertidas y menos abrumadoras. La cosa era que, estando con Jungkook, era un lugar seguro para cometer errores y mejorar.
Sonrió para sí mismo, y Riki le miró inclinando su cabeza como un cachorro.
De una forma inesperada pero positiva, la situación con Riki le llevó a reflexionar sobre su relación con Jungkook. Una relación debía de ser buena cuando permitía el crecimiento del otro, ¿cierto? En ese momento, sintió la necesidad de tener a Jungkook cerca y recordarle lo bueno que era, decirle lo agradecido que estaba por tenerle a su lado.
- Riki... sé que tal vez no lo veas ahora – comenzó – Pero créeme cuando te digo que... no tiene sentido luchar contra lo que eres por gustar al resto. Esa siempre será una batalla perdida. No le des vueltas. Tu padre y todos los demás hacen sus vidas como se les place, tú has la tuya. Para eso estamos vivos – concluyó, y Riki pareció caer en cuenta de que eso era cierto.
- Soy un estúpido...
- Hey... - Jimin canturreó y le empujó el hombro con su puño para animarle – La juventud nos hace a todos torpes – se rio, volviendo el ambiente más liviano – Lo hecho está hecho.
- Sólo he logrado que Jungwon me deteste.
- Jungwon es un buen chico, pero se protege a sí mismo al sentir que puedes ser ofensivo con él. Demuéstrale que no es así, que puedes ser amigable y que lo que hiciste anteriormente no es algo que quieras seguir haciendo.
Volvió a recordarle que podía acercarse a él para hablar cuando quisiera. El chico de repente se veía más animado, sonreía más, sus hombros se habían aflojado. Le había hecho bien soltar todo ese peso. Siguieron hablando un poco más, y Jimin se dio cuenta que Riki era una caja llena de sorpresas esa tarde.
- La verdad es que... no sabía lo que me pasaba con Jungwon hasta que... vi a Jungkook – Riki soltó de repente. Sus mejillas se pusieron tan rojas que Jimin casi podía sentir la temperatura desde su lugar – No quiero faltarle el respeto, hyungnim... sé que él es su novio y hacen buena pareja y... pero... – las palabras se le agolparon, impidiéndole seguir y exhaló un quejido abrumado. Jimin soltó una carcajada, enternecido por la actitud – Él es... wow – sus ojos se agrandaron al igual que su boca haciéndole reír aún más - ¿Cómo ha conseguido a alguien así?
- No lo sé... yo me pregunto lo mismo.
La charla con Riki había dejado a Jimin con un ánimo inusualmente alto. Al despedirse del equipo se encaminó al gimnasio para ir en busca de Jungkook. Estaba ansioso por contarle lo que había sucedido, probablemente se sorprendería tanto como él.
Empujó la puerta de vidrio del gimnasio, lo atravesó saludando a algunos pares de personas conocidas, hasta llegar a la sala de boxeo. El sonido de los guantes golpeando hacía saber a cualquiera en qué sitio se encontraba. La mirada de Jimin realizó un paneo general hasta que localizó a Jungkook quien, como de costumbre, estaba practicando con Mingyu. Los observó desde allí, con brazos cruzados y el hombro apoyado contra la pared. Ambos chicos estaban demasiado enfocados como para que alguien les distrajera.
El intercambio de golpes era hipnotizante. Esquivando los puñetazos y lanzando otros en respuesta, Mingyu y Jungkook se veían parejos y ágiles. No obstante, los ojos de Jimin volvían una y otra vez al culpable de los latidos rápidos de su corazón. Sin darse cuenta, ya tenía una sonrisa en la boca, y tal vez ya la tenía desde que había entrado. Ver a Jungkook le maravillaba cada vez que se detenía un momento para apreciarlo, y la charla con Riki le había hecho más consciente de lo que ese chico de cabello y ojos negros significaba para él. Era triste que alguien joven como Riki, con todo una vida por delante, tuviese miedo de ser feliz a su manera. En esta vida, nada era una garantía. La felicidad debía ser buscada. Por esa razón, Jungkook había sido fuerte, creyendo en sí mismo y no dejándose convencer por quienes le hacían sentir raro o desencajado. Él se creó su propio camino cuando el resto le cerró las puertas.
Cuando Jungkook y Mingyu terminaron, chocaron sus guantes juntos como saludo. Sólo ahí, caminó hacia ellos para anunciar su presencia.
- Ten cuidado con lastimar a mi chico, Kim – espetó con tono juguetón. Su sonrisa se ensanchó cuando recibió una ceja alzada de parte de Mingyu. Intercambiaron una mirada divertida a la vez que desafiante.
- Creo que tu chico sabe cuidarse solo - sugirió.
- Esa es la respuesta que estaba buscando – admitió con suficiencia. Jimin dio unos pasos más, extendiendo su mano a Mingyu y éste la recibió, aceptando el saludo.
- A pesar de que seas un poco molesto, admito que se te extraña aquí – su media sonrisa fue honesta mientras soltaba la mano de Jimin. Éste le miró con las cejas alzadas.
- Me alegra. Yo también te he tomado cariño, desde que ya no miras a mi chico como si quisieras-
- Detente, ¿por qué siempre tienes que cagarla? – Mingyu le detuvo en seco y miró a Jungkook buscando auxilio – Dile algo.
- Es cierto – insistió Jimin – Lo mirabas con ojitos destellantes – Jimin parpadeó, imitando burlonamente la expresión de Mingyu. Jungkook se rio, siendo espectador del entretenido intercambio entre ambos.
- Hey, no niego haber estado interesado, pero también quiero a Jungkook como amigo, ¿de acuerdo? – insistió – Además... ya tengo a alguien en la mira.
- ¿En serio? – Jungkook se interesó – No me lo has contado.
- Chismoso – murmuró, mientras se quitaba los guantes.
- Yo también quiero saber.
Entre risas y más bromas, los tres se mantuvieron hablando por unos minutos más, hasta que Jimin y Jungkook se despidieron para marcharse.
La relación de Mingyu con Jimin había resultado buena, sin momentos incómodos ni tensiones. Jimin se sorprendía de sí mismo. Aunque nunca se consideró un tipo especialmente celoso, se había sentido así al inicio cuando Jungkook aún estaba abierto a tener citas con otros chicos. Pero, la actitud de Jungkook le hacía sentir a Jimin que podía confiar en él enormemente y que, además, no siempre tenía que existir enemistía entre el "ex" y el "actual". Mingyu era un tipo agradable y respetuoso, y él, por su lado, tenía una relación especial, una unión que no era comparable con Mingyu. Jungkook le había enseñado a pensar así.
Salieron del gimnasio, Jimin estaba especialmente sonriente y animado, Jungkook ya lo había notado en su intercambio con Mingyu.
- Alguien parece muy feliz hoy – le miró el rostro mientras caminaban. Iban a paso lento, calmo, como si estuviesen teniendo una caminata bajo el mar de estrellas a la orilla de un lago perdido en el bosque. Los estudiantes ya estaban volviendo a su casa, saludando a sus amigos y profesores.
- Bueno... - inició, tomando una buena bocanada de aire – Hoy pasó algo muy loco. Riki vino a pedirme consejos, y no eran sobre baseball.
- ¿Sobre qué eran?
- A él le gusta Jungwon.
- Wow, wow... - Jungkook se detuvo por un instante, su boca hubiera caído al piso de ser posible - ¿En serio?
- Totalmente en serio.
- Eso explica muchas cosas...
- Exactamente, sí – estuvo de acuerdo – Y también explica por qué te mira tanto. Me dijo que le gustas.
- ¿Qué? – Jungkook arrugó la nariz – ¿Le gusto a uno de tus alumnos? Eso es adorable.
- Sí... y al parecer es un don que tienes, volteas a cualquiera que se siente hetero...
- ¿Tú sabes algo de eso? – dijo juguetón, acercándose y chocándole con el hombro.
Caminaron hasta el auto y se subieron. Tras el sonido de las puertas cerrándose y el "click" de los cinturones de seguridad, Jimin continuó contándole la historia con más detalle. Obviamente, Jungkook no se esperaba que el chico le dijera a Jimin que sabía que ambos estaban juntos, pero sí habían supuesto que habían sido bastante obvios todo ese tiempo y Riki había sacado sus propias conclusiones.
- Pero... estuvo bien conversar con él. Son de esas cosas que no sabes que necesitas de vez en cuando... – expresó - Quiero... generar esa confianza en ellos, porque no todos tienen alguien en quien apoyarse cuando no saben qué hacer.
- Es muy lindo de tu parte – la voz de Jungkook salió suave. Su sonrisa y su mirada expresaban emoción. Su mano estaba colocada en el hombro de Jimin, acariciando para mantener el contacto mientras el otro conducía hasta su apartamento.
Llegaron al apartamento, atravesaron la puerta y se pusieron cómodos entre pasos lentos, divagaciones sobre qué iban a comer y chistes de por medio. Se cambiaron de ropa para estar más cómodos y lanzaron la ropa usada al cesto de ropa para lavar.
- Se me antojan carbohidratos... - Jimin soltó con un estremecimiento mientras se estiraba en una de las sillas de la sala.
- Tal vez... puedo hacer Jjajangmyeon con un poco de Kimchi-
- Tú hoy no cocinas, chico lindo – le interrumpió, mientras se ponía de pie para ir hacia donde Jungkook estaba, buscando ingredientes en la alacena – Cocino yo, tú tienes que estudiar – cerró la alacena frente a él – es tarde, debemos comer rápido, estudiar e ir a la cama para estar enteros mañana.
- Como usted diga, entrenador – soltó con tono burlón. Se volteó y dirigió al sofá donde había dejado sus apuntes.
Jimin preparó la comida, y comieron cómodamente en el sofá rodeados de libros, fotocopias y apuntes.
Entre el vapor humeante con aroma delicioso de la comida y sus voces entremezclándose en la sala, la escena era acogedora y habitual. Los ventanales estaban abiertos y la brisa nocturna refrescaba el espacio. Durante el día, los días de verano podían ser bastante pesados y húmedos.
Llevaban una hora entre preguntas, respuestas y planteamientos de diferentes situaciones.
- Háblame del diseño inclusivo. ¿Qué principios deben seguirse para atraer a audiencias diversas? – Jimin leyó la hoja que tenía en su mano llenas de preguntas de varios modelos de examen que Jungkook había reunido.
Jungkook elaboró una respuesta resaltando la importancia del diseño para ajustar las plataformas a usuarios con ciertas discapacidad o limitaciones. A él le gustaba ese tema y le parecía indispensable que el diseño, sobre todo en el ámbito digital, fuese una herramienta que expanda las posibilidades de las personas y no que las complicara.
Tras la respuesta, brindada con vocabulario profesional y un tono de voz al que era fácil engancharse, Jimin soltó un gruñido satisfecho que hizo reír al menor.
Siguieron la sesión de estudios abordando el tema de experiencia del usuario, y Jimin se volvió algo juguetón.
- Dijiste que en el diseño UI la interfaz debe ser diseñada para ser atractiva para el usuario. ¿Qué es lo más atractivo de una interfaz?
- Un diseño limpio, accesible y funcional. Obviamente – soltó un resoplido como si la pregunta fuese pan comido.
- La respuesta es incorrecta – soltó, y una emoción conflictuada cruzó la linda cara de su chico por un segundo – La respuesta correcta es: Park Jimin.
- Oh, vamos – se quejó, empujándole la pierna con el pie y riéndose del mal chiste – Tú quieres que me concentre y así no ayudas.
- Hey, llevamos una hora sin parar, estamos bien – felicitó su trabajo con orgullo. Su actitud algo infantil ensanchó la sonrisa ya grande en la boca de Jungkook – De acuerdo, otra pregunta, y esta va en serio: ¿Qué hace que una experiencia de usuario sea inolvidable?
Jungkook le miró a los ojos, sus labios cerrados esbozaban una sonrisa llena de travesura. El vaivén de las cejas de Jimin le indicó que estaba esperando su respuesta con intriga.
- Que te haga sentir tan bien que quieras volver a ella – su voz fue suave, perfecta para hormiguear en la piel de Jimin. Éste se relamió los labios con inquietud. Esos ojos de Jungkook, esa mirada íntima, le volvía loco.
- Respuesta correcta – anunció – No hay dudas de que eres un experto en la experiencia de usuarios. Logras que cualquiera quiera volver a ti.
- Gracias, tengo algunos dones – se encogió de hombros con falsa modestia – Pero me alegra que haya servido contigo. No sé si fue la técnica de mi lengua o mis manos lo que te hizo volver – bromeó. Jimin se rio, pero inmediatamente negó con la cabeza.
- Sabes que eres mucho más que eso...
- Lo sé, sólo bromeo.
- Te recuerdo... que antes de eso, siempre volví a ti – dijo, dejando las hojas con preguntas sobre la mesita frente al sofá. Tomó entre sus manos uno de los pies de Jungkook y éste estiró ambas piernas sobre su regazo, aceptando los masajes.
- Y no sabes cuánto lo agradezco – soltó una risa apenada - Sin ti, hubiera caído en la mismísima mierda.
- Pero aquí estás – aseguró con una sonrisa afectuosa.
- Sí, aquí estamos.
Mirando hacia atrás, hubiera sido imposible que ese Jungkook consiguiera lo que quería. Al inicio, parecía un simple enamoramiento, pero el tiempo le hizo comprender que tenía total sentido. Su enamoramiento por Jimin no se había tratado de un capricho o una curiosidad, había sido totalmente justificado. Un enamoramiento con fundamentos reales, y cualquiera que hubiera estado allí hubiera podido comprobarlo. Pero, también había habido momentos donde no hubo nadie a su alrededor. Como las incontables veces que se había encerrado en su habitación, las veces que se había escondido en los lugares del colegio donde ningún estudiante se asomaba, las veces que se había perdido por la noche sin llegar a su casa y sin que sus padres supieran donde estaba.
- Jung...Kookie... - exhaló su nombre con la respiración entrecortada, despidiendo el vaho por la helada temperatura que azotaba esa noche - ¿Cómo demonios... llegaste aquí?
- Hyung... - Jungkook se puso de pie, sorprendido al ser descubierto – sólo... caminé sin rumbo.
- ¿Estás loco? Es tarde y las tiendas están por cerrar ahora – se acercó, aún con dificultad en retener algo de aire – Hoseok te está buscando, tus padres están bastante enojados.
- Qué bueno, eso me alienta a volver – dijo sarcástico y volvió a sentarse. Estaba sobre el escalón de la puerta de una tienda cerrada, y frente a él había una cafetería repleta de luces anaranjadas y música ambiente suave – No voy a volver – determinó. Jimin rio por lo absurdo.
- ¿Cómo que no? Te necesitamos. Hoseok tomó otro camino, ya está viniendo hasta aquí.
- Quiero estar solo. Hyung... lo siento, pero vete. En serio – Jungkook bajó sus ojos hacia el cuaderno que tenía en sus piernas flexionadas – No quiero a nadie conmigo ahora.
- ¿Te siguen molestando en la escuela?
- ¿Estás bromeando? – preguntó mirándole, sus ojos reflejaban dolor y enojo – No... no me molestan, es aún peor. Me ignoran – una risa estrangulada se escapó de su garganta – A nadie le importa que eso me duela.
En ese instante, el pecho de Jungkook era el equivalente a una flor marchita. Poco a poco había perdido la vida, y no encontraba las fuerzas para recuperarse de ello. De miradas y risas burlonas, sus compañeros habían pasado a miradas de indiferencia y actitudes evitativas. Le era imposible hacer trabajos en quipo, porque nadie quería hacerle parte. Así que siempre quedaba solo para todas las actividades. En los partidos de basket, nadie le elegía para ningún equipo.
- A nosotros sí nos importa. Tus padres... les cuesta entenderlo pero están preocupa-
- No te pongas del lado de ellos...
- No lo hago – negó con la cabeza y se acercó, sentándose a su lado. A Jungkook se le dispararon los latidos de su corazón como una carrera de caballos. No podía soportar que Jimin se le acercara y fuera bueno con él todo el tiempo. No lo necesitaba, menos cuando él ya sabía que era gay. ¿Y si descubría su peor secreto? ¿Si descubría lo estúpidamente enamorado que estaba de él? Sería aún más humillante. Eso sí no podría soportarlo – Ellos llamaron a casa y tu mamá no dejó de llamarme hasta ahora que le dije que te encontré.
- ¿Le dijiste dónde estoy? – cuestionó con enojo.
Jimin se apresuró a negarlo. Sólo le había dicho que se quedase tranquila, que Jungkook estaba con él y que Hoseok estaba en camino.
- Mierda, Jungkookie, ¿si quiera importa? Ellos... no tienen la mejor manera de expresar lo que sienten. Pero tú eres diferente, y eso es lo que necesitan ellos para cambiar. Eres especial, tienes ese poder.
- No soy especial, soy raro y ellos están decepcionados por no ser el hijo que ellos esperaban. Mis padres no son como los tuyos, a mis padres les importan las apariencias.
- Como a todos... - soltó Jimin - ¿O acaso piensas que alguien más se enteró alguna vez de que mis abuelos eran alcohólicos? Hubiera sido un escándalo en el vecindario, pero mis padres nunca hablaron de ello – suspiró cansado – No quiero molestarte. ¿En serio necesitas estar solo?
- Sí...
- De acuerdo. Me iré – anunció, y Jungkook sintió un pequeño tirón en su pecho. Era lo mejor – Pero, si necesitas algo promete que me llamarás. Si te envío un mensaje responde, ¿si?
- Está bien...
- Pero, una última cosa – comenzó antes de irse – Tienes dieciséis años, tu vida no está acabada, ¿entiendes? Si te rindes ahora, sólo lograrás que ganen unos imbéciles que no saben nada de ti ni de sí mismos. Aguanta, y en un año y medio estarás fuera de la escuela, estudiando lo que te apasiona. Comenzarás una nueva vida. Todo irá mejor, te lo prometo.
Esas palabras las guardó en lo profundo de su pecho y las atesoró por un buen tiempo. Jimin no se había equivocado.
Ese lugar era un sitio donde Jungkook solía huir para caminar y alejarse de personas que sabían su historia. En las calles alejadas de su colegio, nadie sabía sobre él, por lo tanto, nadie le miraba con asco por haber sido descubierto en el baño con un chico. Prefería perderse por las callecitas llenas de tiendas pequeñas que se iluminaban de manera bella y poética al atardecer. Ahí donde nadie sabía nada de él, donde no sabían cuánto había arruinado su joven existencia ni cuán solo se sentía, podía ser un simple pasajero por esos callejones donde nadie juzgaría qué estaba haciendo ni de dónde venía.
Ahora, siendo adulto, podía asegurar que era el constructor de su propia vida, de su propia realidad. Y eso se lo debía todo al chico que estaba sentado junto a él en el sofá.
.
.
.
.
.
.
Hola gente bella 💜
Cómo están? Espero que anden bien.
En este capítulo se trata parte del origen de la conexión de Jungkook y Jimin a través del caso de Riki. Jimin se siente movilizado por la historia de Riki porque le recuerda a Jungkook y a él mismo. Acá vemos que se sintió identificado con Jungkook en su momento más duro, y por eso tienen un lazo tan fuerte. Compartir emociones con las personas nos hacen conectar más fácil y rápido.
Por esta razón, Jimin siempre tiende a querer proteger a quienes son más chicos o inexpertos que él.
También vemos que Jimin siente admiración por él, y este sentimiento le inspira a querer superarse. La actitud de Jungkook le es contagiosa. Le hace bien.
Los sentimientos de ambos por el otro siempre fueron buenos, con cariño y amor, pero ahora estos sentimientos tomaron otra forma, se van profundizando y se van encontrando con otras versiones de sí mismos al ya ser adultos. Es una relación que se construye sin prisa, nadie les obliga a ir a otro ritmo. Están sólo viviendo el momento y permitiéndose sentir.
Espero disfruten de cómo va 💖
Les deseo una buena semana! Nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top