Capítulo 22
Caminando por un boulevard, Jungkook lucía gustoso de estar recorriendo las calles de Busan. La gente que pasaba iba muy bien vestida y con ánimos relajados. Los locales de comida y vestimenta estaban llenos. La ciudad se veía con vida y, al menos en esa zona, el ambiente estaba bastante distendido en comparación con Seúl que tendía a ser más caótica; todo el mundo corría de un lado a otro.
El boulevard se ubicaba en paralelo a la playa y a sólo una calle de distancia. Los edificios eran altos pero las avenidas tan amplias que la vista estaba agradablemente despejada como el cielo azul. El viento era cálido por el sol que calentaba el cemento, y traía el aroma a diversos platos de comida. El apetito de Jungkook crecía con cada oleaje de aire.
- Muero de hambre – dijo impaciente, a pesar de que lo que estaban haciendo era justamente buscar un lugar para comer.
- Según esto – Jimin chequeó el GPS en su celular - Hay unos puestos de hamburguesas para llevar a sólo unos metros, en la playa. Es un parador.
- Genial, ¡estoy dentro!
El menor estaba entusiasta como siempre, cada pequeña cosa que hiciera era una oportunidad para obtener algo bueno. En este caso: un estómago lleno. Jimin se sonreía con ternura y señaló el camino a seguir, teniendo como único objetivo en ese momento darle de comer a su chico antes que los rugidos de su estómago se oyeran en toda la ciudad.
Le preguntó a Jungkook por el viaje y él admitió que había estado ansioso por llegar hasta el punto de realmente preguntarle al conductor si era posible acelerar el paso.
- "Chico, estás en un tren bala. Si vamos más rápido volveremos al futuro". Eso fue lo que me dijo – admitió Jungkook y Jimin soltó una carcajada por la ocurrencia – Yo le dije que sólo necesitaba llegar a Busan – con un gesto se encogió de hombros – Me dijo que en ese caso tenía que ser paciente.
- En pocas palabras... no seas ansioso.
- Sí, exacto.
Bueno, incluso Jungkook podía ponerse ansioso e impaciente. Tal vez le había sido inevitable sentirse así luego de que le hubiera dicho que no se sentía bien. Tan inesperado que había tenido que ir a verle.
Siguieron un camino de tablas de madera que bordeaba la playa de Haeundae. El sol estaba fuerte. Jimin tenía la gorra de su equipo y Jungkook un bucket-hat negro que cubría hasta sus orejas y su cuello. Antes de salir, Jungkook había sido el encargado de ponerle protector solar en el rostro y en el cuello para protegerse. Jimin siempre tenía la piel un poco más tostada por pasar horas entrenando al aire libre. El menor insistía en que debía cuidarse la piel, así que le hacía caso porque, de todas formas, se sentía bien que cuidara de él.
Caminaron hasta el pequeño puesto de madera y pidieron dos hamburguesas con papas fritas.
El apetito no les permitió llegar más lejos, así que buscaron un banco bajo los árboles con vista a la playa y comenzaron a comer.
Durante una plática sobre su fin de semana, Jungkook le contó a Jimin que iba a salir con Taehyung aunque no tenía muchos ánimos de tener una salida nocturna. Prefería quedarse sólo mientras miraba alguna película o serie, en la calma de su hogar. Para su suerte, Taehyung encontró alguien más con quien tener planes de sábado por la noche.
- Así que... le está dando una oportunidad al fin.
- Sí, increíble, ¿cierto? – Jungkook se rio mientras masticaba una papa-frita y degustaba las salsas que les habían entregado – Aunque sigue sin estar convencido.
- No lo conozco mucho, pero ese chico Min Yoongi parece interesado en él de verdad.
- Sí, y Tae insiste en que "Es demasiado bueno" – hizo énfasis en la frase que su amigo siempre repetía – Tae piensa que, si no es intenso y algo tóxico, es aburrido – Jungkook no lograba entender qué era lo que le atraía de eso.
- ¿Será que le gusta la adrenalina? – analizó Jimin.
- No lo sé. Pero creo que alguien estable es lo que él necesita, tal vez su ansiedad se calmaría un poco así. Está acostumbrado a estar con tipos impredecibles - suspiró resignado - No puedes sentirte seguro si no sabes qué te espera con alguien así.
Jimin estuvo de acuerdo y a mucho pesar. Temía ser ese tipo de persona.
Jungkook lucía relajado en ese momento. Parecía como si realmente se le hubiera pegado la vibra cálida y vivaz de la playa de Busan. Se lo encontraba en un buen estado de ánimo que, honestamente, no tenía ganas de romper. Lo único que quería era que Jungkook estuviese feliz, que gozara del agradable sabor de su comida, que hablara de sí mismo y de lo bien que le iba en la universidad, de sus proyectos y todo lo bueno que estaba por venir. Quería que ese brillo en su mirada se mantuviera intacto, no quería ver preocupación ni decepción.
Dios santo, tenía tanto miedo de si quiera abrir la boca.
De repente, tuvo un nudo en el estómago, tan fuerte que la comida ya no tenía espacio. Dejó su almuerzo a un lado. Soltó una respiración pesada, el pecho lo tenía oprimido y pesado. Intentó encontrar las palabras, se estaba arrepintiendo de querer hablar de ello. Era mejor fingir que nada pasaba, así podía seguir con lo suyo sin detenerse, sin sentirse comprometido a que alguien le preguntara si realmente estaba bien.
En algún momento Jungkook había limpiado sus manos con una servilleta y con su diestra acarició su cuello y sus hombros. Las caricias se tornaban apretones que aliviaban sus tensos músculos, y luego volvían a rozarle suavemente. Allí no había nadie, la gente pasaba a lo lejos, así que la privacidad era suficiente para poder hablar.
- ¿Qué es... lo que te tiene mal? – la voz de Jungkook fue tan suave que le tocó una fibra sensible de su corazón. Estaba haciendo el esfuerzo de entrar en él - ¿El partido fue difícil? ¿No salió como esperabas?
- No es... exactamente eso. Pero sí tiene que ver con el partido – respondió.
Se le hacía difícil hablar por su cuenta, pero, por su lado, recordó lo tanto que había trabajado en su vida para poder ser más fuerte con este tema. Sus padres nunca lo habían tratado como un tabú incluso tras la gran tristeza que les ocasionó, pero si no habían hablado abiertamente del tema con otras personas era porque Jimin nunca había querido que se compartiese. Por esa razón eran muy pocas las personas que lo sabían. Pero no quería que Jungkook tuviese que adivinarlo o facilitarle las cosas con preguntas. Quería ser responsable de sí mismo en ese momento, porque era la única manera de sentir que estaba a la altura de Jungkook. Él había ido allí para escucharle y apoyarle, así que él debía dar su parte.
- Como ya sabes, me fui de Busan teniendo 6 años, en el tiempo que te conocí a ti y a tu familia - comenzó- Y la razón por la cual me fui, tiene que ver con la razón por la cual me siento mal, y nunca te lo he contado – resumió.
Él había comenzado a practicar baseball en Busan, aprendiendo todo lo necesario. Aprendó las reglas del juego, a ser competitivo y a tener un sueño. Cada día se despertaba con tantas energías que su madre reía y le decía que era como una pulga saltarina. Jungkook sonrió al imaginárselo
- Era así porque amaba el baseball - expresó- y porque cada vez que iba me felicitaban, me decían que tenía potencial, que tenía mucho talento para ser sólo un niño de cinco años. Yo era feliz.
El recuerdo era agridulce. Actualmente, la felicidad era manchada por la angustia. El resto de su vida, sintió que ese tiempo en el campamento habían sido una mentira. Los recuerdos felices se tornaban agrios cada vez que recapitulaba sus inicios. Tanta ilusión y emoción, habían sido tomadas, arrugadas como papel y desechadas. No valían nada. Él no valía nada.
- Un día me lastimé, me esguincé el tobillo. Mis padres vinieron y se quedaron conmigo cuando el médico me vendaba el pie. No fue algo grave, seguí entrenando con cuidado. Mis padres estaban tranquilos porque estaba en buenas manos, o eso creyeron.
A Jimin se le revolvió el estómago, porque el momento de decirlo había llegado. Sus manos sudaban, era difícil hablar y recordar con tanto detalle. Buscando la manera de relatar su historia, era como las veces que había hecho terapia y había tenido que decir lo que le había sucedido. Era nombrar los hechos, y recordar en dónde se había jodido todo.
- En todo ese tiempo, quien me enseñó baseball y me motivó a ser mejor, fue mi entrenador.
Cuando Jimin se lesionó, su entrenador le había asegurado a sus padres que se encargaría de su hijo para la rehabilitación, y que volvería a jugar como antes en poco tiempo.
En ese entonces, los padres de Jimin estaban mediando una situación complicada. Los abuelos paternos de Jimin estaban en crisis, el padre del Sr. Park era alcohólico y había ejercido violencia contra su esposa tras discusiones continuas. Había sido una época complicada, problemas que no habían terminado hasta el fallecimiento del padre del Sr. Park cuando Jimin tenía diez años. Su abuela falleció dos años más tarde. Ambos habían tenido que vivir en un asilo en el tiempo que la familia Park se mudó a Seúl.
Entonces, con el caos a su alrededor, los Park confiaron en el entrenador de su hijo. Jimin estaba bien, adoraba ir al campamento luego de la escuela. No podía esperar a la próxima vez que fuese allí.
- Yo estaba feliz, porque sabía que todo saldría bien a pesar de mi lesión y de que mis abuelos no estaban bien. Confiaba en mi entrenador. Era... el tipo de hombre en el que quieres convertirte cuando eres niño. Para mí, todo lo que él decía importaba.
Para ese punto del relato, las manos de Jimin estaban heladas, las frotaba entre sí sin saber muy bien qué hacer con ellas. Su mirada no permanecía en ningún punto en particular. Viraban entre el rostro de Jungkook y las matas de los árboles. Por momentos, miraba el mar a lo lejos y se recordaba que el mundo era más grande que él y sus traumas.
- La cosa es que... cada vez que yo me lastimaba o me caía, él comenzó a hacerme una rutina de revisión "médica" – enfatizó haciendo comillas con sus dedos.
Soltó el aire atascado en su pecho y miró a Jungkook, buscando el valor en sus ojos. Jungkook vio algo, y tal vez ya podía entender hacia dónde iba todo. Le tomó una de sus manos y la sostuvo, haciéndole saber que estaba bien, que él estaba allí con él.
- Sus rutinas de revisión... no tenían nada que ver con algo médico. Lo entendí mucho tiempo después. Al principio lo hacía cuando me caía, y luego comenzó a hacerlo todos los días. Y entonces empecé a sentirme horrible.
Con el tiempo, Jimin dejó de querer ir a entrenar porque no quería más revisiones. No quería levantarse de la cama y se quejaba todas las mañanas. Comenzó a hacerle las cosas difíciles a sus padres.
Jungkook sostenía aún su mano, eso le dio fuerzas para poder hablar. El hecho de que él no le soltara, de que él no le mirara con pena o incluso rechazo.
- Al final les confesé que no quería ver más a mi entrenador, que no me gustaba estar con él. Eso fue una alarma para ellos, y cuando indagaron, todo estalló. Fue duro, pero poco a poco entendí que él había estado abusando sexualmente de mí.
Hubo unos minutos de silencio, donde Jungkook acarició su mano y le permitió estabilizarse para decir algo más.
- Por eso odio Busan, ¿sabes? – se rio un poco, el dolor mezclado con el nerviosismo y la ironía de su vida. Su interior temblaba luego de haber dejado salir todo lo que guardaba – Odio esta ciudad, no puedo evitarlo. Detesto cuando... la gente me relaciona con Busan. Detesto que todos lo vean como un lugar feliz.
Entonces cerró su boca y tragó duro cuando se dio cuenta que tal vez había sido demasiado rudo. Volvió sus ojos a Jungkook pero este le miraba con entendimiento y compasión. Entonces siguió hablando.
- ¿Y sabes qué fue lo peor? – preguntó y Jungkook negó con la cabeza – Que ayer, en el partido, estaba él, mi entrenador.
- Mierda...
Finalmente, una expresión afligida atravesó el rostro de Jungkook. Entendió que la razón de Jimin por estar mal no era sólo por volver al lugar donde había sufrido, sino que, además, se había encontrado con el vivo recuerdo de su dolor. Había escuchado su historia en silencio y calma, dándole el lugar a Jimin de expresarse, pero el sentimiento de impotencia había crecido al saber que ese hombre había estado en el mismo lugar que Jimin.
Cuando le contó lo que había sucedido en el baño, aquel intercambio de palabras, el rostro de Jungkook expresaba disgusto y enojo. ¿Cómo podía alguien así caminar por los pasillos de la universidad? Con tanta impunidad. Realmente esperaba que nunca fuese a tocar a un niño otra vez, pero el daño estaba hecho. Jimin, su chico de oro, ese que admiraba tanto, ahora se volvía alguien aún más formidable e invencible. Había dado todo para recuperarse y reconectar con su pasión a pesar del trauma.
Un dolor fuerte se instaló en su pecho al saber que ese niño a quien había conocido de pequeño, había sido tan dura e injustamente herido.
- Disculpa por haberte lanzado todo esto sin más... - Jimin tuvo el impulso de disculparse, sólo por haber generado una sensación desagradable en Jungkook. Pero éste negó con la cabeza y se acercó a él, abrazándole por los hombros, envolviéndole con sus brazos.
- Ni lo menciones. No se trata de lo que yo siento... sino de ti – aseguró, apretando su agarre y Jimin se dejó consolar. El aroma de Jungkook, su cuerpo cálido y tu tacto cariñoso eran justo lo que necesitaba – Gracias por contármelo. Ahora... puedo entender algunas cosas.
El pelinegro se separó un poco de él para mirarle.
- En algún momento de mi vida... supe que algo pasaba, pero no sabía qué era. Lo intuí porque nadie hablaba de Busan, siempre evitaron hablar de ello.
Ahora que sabía de qué se trataba, no era de extrañar que sus familias nunca hubieran hablado de Busan, o que sus padres nunca hubieran vuelto a la ciudad. Incluso sus abuelos habíansido traídos a Seúl e internados en un hogar para ancianos. Habían querido cortar toda conexión con Busan, y no les culpaba. Lo que habían vivido allí les había generado un dolor tan grande, que una vez que terminaron con el tema del juicio, sus padres no volvieron a pisar la ciudad.
- ¿Y nunca pensaste en preguntármelo?
- Sí, siempre, porque quería saber todo de ti. Pero... si no me lo contabas, entonces debía de haber una buena razón para ello. Pensé: "Cuando esté listo, me lo contará".
Honestamente para él, nunca se había sentido listo para hablar de eso, menos con Jungkook. Sin embargo, sí había sentido que quería hacerlo a partir de ahora. Y Jungkook lo había notado, había visto en algún momento su pesar y algo del dolor que cargaba, y había esperado pacientemente por el momento en que él se lo contara, en que él confiara para abrir su corazón. No lo había forzado, no había intentado enterarse por su cuenta, sólo le dio el espacio de hacerlo a su manera.
Las muestras de amor y afecto más importantes son aquellas que vienen sin que las pidamos, y las más capaces de sanar la mayoría de las veces. A veces, sólo es suficiente detenerse un momento para observar en silencio y darse cuenta lo que el otro necesita.
- Gracias – la gratitud le envolvió el corazón – Honestamente, mi salvación a eso fue encontrarte a ti y tu familia. De no haber sido por ustedes, todo hubiera sido demasiado difícil.
Sentía que su voz se ponía rasposa y le era difícil respirar. Ni un millón de palabras podrían expresar cuán agradecido estaba. Jungkook le sonrió y le acarició el dorso de su cuello, ese gesto de cariño al que siempre acudía para hacerle sentir más calmado.
- Tú también me has salvado – admitió - Estuviste a mi lado siempre que lo necesité. Soy yo quien está agradecido de tenerte. Y espero... también poder acompañarte en los momentos que te sientes así, como hoy. Quiero estar a tu lado, ¿entiendes?
La mano de Jungkook se entrelazó con la suya. Jimin pensaba que tal vez, su infancia había sido desafortunada por esa mancha negra que su exentrenador dejó en él, pero, por otro lado, si no pasar por eso significaba que nunca hubiera conocido a los Jeon, y así a Jungkook, entonces pensaba que tal vez era lo que tenía que suceder. Todo estaba perfectamente escrito. Incluso lo más doloroso había sido una puerta a que conociera a otras personas que se volverían su familia. Había logrado conocer a quien le haría sentir correcto.
Al terminar de comer, Jimin sintió que un peso de sus hombros se desvanecía. Se sentía un poco extraño, repentinamente exhausto. Se había mantenido alerta por todo ese tiempo hasta que había logrado soltar todo y bajar la guardia.
Con Jungkook caminaron, bordeando la playa, ésta vez en busca de algún postre para equilibrar el sabor salado de lo que habían comido. Se detuvieron en una cafetería y pidieron dos pares de churros rellenos con chocolate. Comieron de pie, disfrutando de la brisa y del sol. El verano había llegado en todo su esplendor, pero la playa siempre estaba agradable, el viento refrescaba el ambiente.
El menor disfrutaba de su comida, degustando el azúcar y el chocolate, un elixir para su paladar. Jimin se reía por verle tan entusiasmado sólo por la comida, era fácil hacerle feliz. Comía, incluso mucho más que él, no le extrañaba que esa fuera la razón por la cual su cuerpo era tan grande y formidable.
Mientras comía, Jungkook se acercó y con su mano le quitó restos de azúcar de los costados de su boca.
- ¿A dónde quieres ir ahora? – le preguntó.
- Están esos trenes cápsula de allí – Jungkook señaló y a lo lejos estaban los rieles en el aire, pasando por encima de las calles donde se veían los pequeños vagones circular - ¿Quieres ir? La vista debe ser genial.
- De acuerdo, vamos.
Jimin iba a cumplir con todos los caprichos de Jungkook. Lo tenía ahí y estaba tan feliz por ello. Admitía que andar por la ciudad le hacía sentir algo inquieto. Tenía miedo. Miedo de cruzarse nuevamente a su entrenador. Ya no sabía qué esperar. Había sido sorprendido de manera tan brusca. La vida era así, a veces cruda y despiadada, no podía esperar a que las cosas le llegasen entre algodones y cedas, era un adulto y la vida ya había sido difícil desde muy pequeño. Tenía que aceptarlo, ser fuerte.
Sacaron los boletos en la estación del Blueline Park y subieron al primer vagón que se liberó, era de color amarillo. La vista era en general muy pintoresca y alegre. Agradecían que el día estaba soleado, el agua del mar se veía especialmente azul en ese momento.
Cuando el recorrido inició, los trencitos iban lento, pero ellos no estaban apurados. Los asientos estaban enfrentados, Jungkook estaba frente a él. Jimin sonreía al verle feliz, sacando fotos a la inmensa vista del mar y la playa por un lado y la increíble ciudad del otro. Era imperdible. Jimin comenzaba a entender un poco por qué a las personas les gustaba tanto Busan y tenían tanta ilusión por conocer la ciudad.
Cuando Jungkook apuntó con la cámara de su celular a él, se detuvo por un momento y antes de sacarle una foto, decidió preguntar.
- ¿Estás... de ánimos para una foto? – cuestionó. Y Jimin asintió con una sonrisa.
- Pero si me la saco contigo mejor.
El pelinegro sonrió más amplio y se movió hacia él, sentándose a su lado para sacarse unas selcas. Jimin se sentía feliz también, los ánimos de Jungkook se le contagiaron. Él había ido allí directo a salvarle, a hacerle la estadía en Busan menos pesada. Giró su rostro, y cuando Jungkook sacó una de las fotos, él le besó la mejilla. El menor reaccionó mirándole, sus ojos negros, grandes y brillosos frente a los suyos. Y le besó en los labios. A Jimin le latía el corazón de gusto, de confort.
Y entonces, un pensamiento intrusivo nubló su felicidad.
Nada de ese hermoso momento iba a borrar todo lo que le siguió al día anterior. Entonces recordó el bar gay, a Eunwoo y a la droga que había consumido. Tal vez Jungkook le veía como alguien admirable, pero él no se sentía orgulloso de sus acciones impulsivas.
El menor se separó de él para inspeccionar su rostro. Había notado que su ánimo decayó varias centésimas. Algo le había opacado.
- Si no te sientes con ánimos, podemos volver al hotel – ofreció, pero Jimin le interrumpió tomándole de las manos. Negó con la cabeza.
- No, no es eso. Hay algo más que pasó ayer.
- ¿Qué es?
- Salí en la noche, me invitó el cátcher del equipo de Busan. Fui con él y algunos de sus compañeros a un bar gay, bebí demasiado y... - inspiró y soltó el aire – en un momento él me besó, y yo lo dejé. Y me siento terrible por haberle dejado.
- De acuerdo... - dijo algo sorprendido.
- Lo detuve antes de que tomara la idea equivocada. Le dije sobre ti, e insistí en que no quería eso.
- Y... de no haber sido por mí, ¿hubieras continuado?
La pregunta le vino de sorpresa, y se sintió mal por sentir que tal vez sí hubiera continuado.
- Tal vez... sí – desvió su mirada y se recostó contra el respaldo del asiento – En realidad no lo sé – exhaló frustrado - No puedo negar que me da curiosidad... pero, tampoco se siente bien meterme con cualquiera, así como así. Me gusta lo que tengo contigo – volvió a mirar a Jungkook y apoyó su mano sobre su rodilla – No siento que necesite a nadie más, de verdad. Pero ayer estaba algo... perdido. Y a veces, me siento confundido...
- ¿Confundido?
- Sí... - su voz se volvió más baja y dubitativa – respecto de los hombres. A veces pienso en ellos... y en lo que se sentiría estar con ellos. Pero... también pienso mucho en ti, en lo mucho que me gustas. Ayer pensé en que tal vez, algún día podemos ir a un bar gay juntos, o algo así.
Una pequeña sonrisa tiró de los labios de Jungkook. No se veía enojado.
- ¿Has visto porno gay alguna vez?
A Jimin se le dispararon las cejas. Jungkook se rio por su reacción.
- Oh... vamos. Algo habrás visto.
- Sí, pero fue accidental, mis amigos y su curiosidad.
- ¿No has vuelvo a ver en este tiempo?
- No. Honestamente no tengo tiempo y... teniéndote a ti, ¿Quién necesita el porno?
Jungkook se sonrió y negó con la cabeza.
- Podríamos ver juntos. Tal vez... puedas descubrir si te atraen los hombres, o qué es lo que te intriga.
- Podría ser...
- Vamos a experimentar tu sexualidad...
- Suena bien... y peligroso.
Se rieron, y Jungkook dejó un beso en sus labios, que le hubiera gustado fuese más largo.
En cambio se separó de él, observó su rostro y miró en la profundidad de sus ojos antes de hablar.
- Entiendo que esto es algo nuevo para ti, y debes de tener muchas dudas y es normal que te sientas curioso. Yo... no quiero cortarte las alas, Jimin.
- No lo haces...
- Si quieres acostarte con otro hombre, lo entiendo – dijo, y Jimin se quedó mirándole – Yo he experimentado, sé lo que me gusta y lo que no. Tal vez necesitas dejarte llevar y explorar.
- Pero yo quiero estar contigo. De verdad. Me siento bien estando contigo – levantó su mano y le acarició el mentón – Gracias por darme la libertad de experimentar, pero te elijo a ti para hacerlo. Tal vez... enrollarme con Eunwoo hubiera sido excitante, o quizás ni si quiera hubiéramos tenido química, no lo sé, pero sé que contigo es aún mejor. Nadie que me cruce en un bar una noche, o dos noches, o miles de noches van a lograr que sienta la conexión que siento contigo. Tendrían que conocerme desde los seis años.
Jungkook le sonrió.
No importaba cuánto Jimin pudiera mirar a otros hombres o sentirse atraído, lo que sentía con Jungkook le ganaba a cualquier otro encuentro. Y ese mismo momento era la evidencia de eso, le había contado sobre su pasado, su trauma, algo que nunca había logrado contarle a sus novias anteriormente.
Jimin y Jungkook viajaron en el tren cápsula hasta la estación terminal, apreciando la vista de la costa, la gente divirtiéndose y paseando, los autos circulando. Al terminar, salieron de allí y se quedaron en la playa. Por un momento, Jimin se durmió al lado de Jungkook con su cabeza en su hombro. Éste le acarició la pierna para despertarle. Estaba cansado, así que Jungkook le dijo que era mejor que volvieran al hotel para que durmiera. Su cuerpo se había relajado al igual que su mente, y por eso el sueño se abrió paso en él. Se había relajado y bajado la guardia gracias al pelinegro.
Estaba en casa.
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Hola gente bella!
Volvemos con un capítulo. Espero lo hayan estado esperando con ansias. Espero ver sus comentarios y opiniones al respecto.
El próximo capítulo será muy bueno y lindo 🫶🏻 Espero se enamoren tanto de este par como yo a medida que los escribo!
Gracias por apoyar la historia! Nos leemos.
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