Capítulo 2
Jimin recordaba perfectamente el día en que llegó a la casa de los Jeon y algo se sentía diferente en el aire. Cuando había cruzado la puerta siguiendo la espalda de Hoseok, la señora Jeon apenas había respondido al saludo. Se notaba que ella se había esforzado en poner su mejor cara, y aún así su sonrisa no era la misma que siempre, sus comisuras a penas levantas. Tenía unas arrugas profundas en el entrecejo, signo de preocupación.
Hoseok se acercó a ella y a pesar de los susurros, el tono de enfado y desacuerdo se asomaba por la superficie.
"De acuerdo, es imposible razonar contigo, mamá".
Jimin permaneció a un costado, con sus manos en los bolsillos y la cabeza a gachas. No había entrado a la cocina para no interferir en asuntos familiares ajenos. Cuando Hoseok salió ofuscado, negando con la cabeza para sí mismo y con la misma fruncidez en su ceño que su madre. Jimin se pegó a su lado para preguntarle:
"¿Qué sucede?"
"Jungkook".
La respuesta le dejó con un "Oh" en la lengua, que no llegó a exteriorizar.
Subieron las escaleras, y mientras su amigo se metía al baño para ducharse y quitarse el sudor del entrenamiento –en aquel momento escolar- Jimin miró hacia la puerta cerrada en el pasillo. De donde usualmente se oía música, ahora había silencio.
Se acercó y con sus nudillos golpeó en la madera. Sólo dos toc-tocs y la voz de la versión adolescente de Jungkook se alzó enojada.
"No estoy".
Jimin sonrió. Era obvio que estaba allí, pero no estaba dispuesto a abrir.
"¿Ni si quiera si se trata de tu hyung?"
A penas había dicho eso, escuchó ruido detrás de la puerta, movimiento de cosas, algunos golpecitos y luego pasos de pies descalzos.
La puerta se abrió y los ojos redondos de Jungkook acompañaban a su boca abierta, sorprendidos. Lo miró mientras bajaba los grandes auriculares que cubrían sus orejas. En ese momento no existían los air-pods.
"Hyung".
Su voz ya no sonaba dura ni enojada.
Jungkook le invitó a pasar cuando Jimin preguntó si le daba permiso para irrumpir en su espacio. Nervioso, se hizo a un lado de la puerta, asintiendo con la cabeza rápidamente e invitándole a pasar con un gesto de su mano.
Esa fue la tarde que Jimin le preguntó a Jungkook cómo se sentía luego de haber salido del closet con sus padres. Y también era la primera vez que ellos hablaban del tema.
Él estaba enterado de que los padres de Jungkook no estaban aceptando la orientación sexual de su hijo, y llevaban días enojados luego de la noticia. Entonces, sabía gracias a su mejor amigo, que Jungkook había estado especialmente callado, especialmente enojado y aislado. Había terminado con un ex novio –o lo que fuere que haya sido-, quien le había roto el corazón y varias personas se habían enterado porque los rumores se habían esparcido como la misma peste. Y Jungkook había dejado de ser él mismo en frente de las personas, o al menos como solía ser.
No había nada más mierda que tener a todo el mundo hablando sobre ti, sobre tu sexualidad y, peor, torciendo los rumores y sacándote del closet contra tu voluntad. Por lo que, el hecho de que sus padres estuviesen enojados con él por no ser el hijo que ellos esperaban, era la cereza del postre.
Hoseok y él eran todo el apoyo que Jungkook tenía en ese momento, al menos hasta que sus padres recapacitaran.
Para Jimin, el apoyo de la familia era capaz de envolver y curar las heridas. Jungkook estaba herido y necesitaba contención.
"Los odio".
Jimin escuchó cada palabra que Jungkook decía.
"Yo siempre fui así. No puedo cambiar".
Jungkook era joven y Jimin también, y aún así había logrado ver que el más chico, el hermanito menor de su amigo de la infancia, tenía claro como el agua su identidad. Jimin sentía que hacía tiempo no estaba seguro de quién era.
¿Era Jimin, el chico divertido, social y fácil de agradar? ¿Era el chico callado e inseguro que temía confiar en los demás? o tal vez... ¿El chico observador y eterno soñador?
Jimin rebotaba entre todas esas facetas de su persona y no lograba sentirse cien por ciento perteneciente a ninguna de ellas. ¿Era todas o no era ninguna?
El chico frente suyo, siendo tan joven y con el corazón roto, estaba seguro de quien era, incluso aunque sus padres estuviesen en desacuerdo.
Jimin sólo dio su devolución cuando el menor ya no tenía nada más para decir.
"Entiendo tu enojo, pero... no es que ellos no te quieran. Creo que nuestros padres se han imaginado cómo serían nuestras vidas desde antes de que naciéramos. Tenerle miedo a lo desconocido es parte de ser madre y padre".
No era lo único que le había dicho, pero era lo que más recordaba. Incluso aunque desees que tu hijo tenga una vida feliz, hay cosas del mundo que no puedes cambiar. Peligros imposibles de controlar.
Era la razón por la cual a Jimin nunca le había parecido atractiva la idea de ser padre.
Entonces, quitando sus ojos del techo, giró la cabeza y miró la espalda de Jungkook. La misma habitación, la misma cama donde se habían sentado a hablar esa vez hacía años.
Enredado entre las sábanas, todo lo que se lograba ver era una gran extensión de piel, tatuajes y músculos. Cabello corto, negro y alborotado contra la almohada. Su espalda y la línea de su columna siendo lo más llamativo, donde Jimin había besado.
El mismo chico que hacía casi diez años era delgado en sus diecisiete años, había crecido, madurado, y estaba desnudo a su lado.
Negó con la cabeza y, antes de seguir lamentándose por haber perdido la capacidad de discernir entre lo que era correcto y lo que no, se liberó de las sábanas y se impulsó fuera de la cama. Se colocó sus bóxers rápida y silenciosamente, y siguió con sus pantalones.
En eso, la voz de Jungkook rompió el silencio y le erizó el vello de la nuca.
- Jimin... - somnolienta se escuchó su voz, mezclada con el sonido de las sábanas rozándose.
El nombrado se volteó con las manos en sus caderas, sosteniendo el borde de sus jeans. Jungkook tenía los ojos entrecerrados y se había puesto boca arriba, codos apoyados en el colchón y el pecho al aire.
- Buenos días – volvió a hablar con una sonrisa suave dibujada en sus labios. Ojos de alguna manera risueños, tal vez por el sueño, o por el sexo.
No esperaba recibir una sonrisa así por parte de Jungkook nunca. Así que, tuvo la urgencia de escapar.
Había sido un estúpido.
Se colocó rápidamente su camiseta, luego su chaqueta. La expresión de Jungkook iba cambiando a medida que notaba que iba a marcharse, borrándose su sonrisa. Estaba apresurado por desaparecer, sin si quiera haber respondido a su saludo.
- Esto nunca pasó – soltó de repente.
Jungkook se quedó callado, sus ojos ahora despiertos, algo impactado por su comportamiento. Por lo mismo, no dijo nada y se quedó mudo, viendo cómo Jimin tomaba sus cosas y salía por la puerta. Ésta se cerró y sólo quedó el silencio profundo.
Sus ojos quedaron prendidos a la puerta por unos segundos con su mente divagando.
¿Qué había salido mal?
Giró su cabeza, miró a su lado las sábanas arrugadas en evidencia de la presencia del cuerpo de Jimin Parte de su perfume pegado a ellas se desprendía hacia el aire. Se había acabado tan rápido que de no ser por su aroma, pensaría que lo había soñado.
No era que esperase alguna correspondencia o sentimientos profundos. Jimin era heterosexual, no iba a esperar mucho más. Pero habría jurado que los dos la habían pasado igual de bien. Habría jurado que la forma en la que Jimin se había derretido contra su boca, la forma en la que había temblado y las cosas que le había dicho, habían sido una buena señal.
Él ya había madurado y no se enroscaba con imposibles. Tenía bien claro que Jimin era una fantasía para él, y aunque nunca había pensado poder volverla realidad, aun así él conocía su lugar y el de Jimin.
Pero que su hyung huyera de él no era una reacción que entrara en sus posibilidades. Se conocían de toda la vida, y estaba seguro que de haber un problema podían hablar abierta y cómodamente de ello. Ellos siempre habían tenido una buena conversación.
El sonido de la puerta llamó su atención. Miró hacia allí y vio a Jimin entrar nuevamente.
- Lo siento. Jimin se apresuró a decir.
Soltó el picaporte y caminó hacia la cama. Se sentó y le miró a los ojos.
- Qué idiota. No quise decir lo que dije. En serio.
- Está bien – respondió suavemente. Se impulsó con sus manos hacia arriba, para sentarse y apoyar su espalda contra la pared – Entonces, ¿qué es lo que quieres decir? – lo mejor era darle el lugar a que hablara. Hablar era importante.
Jimin soltó el aire, viéndose abatido mientras buscaba las palabras. Negó con la cabeza como si no estuviese convencido de algo.
- Esto... no estaba en mis planes.
- Tampoco en los míos – una sonrisa se le escapó. Honestamente, no era como si el día anterior se hubiese despertado pensando "Hoy voy a follarme al mejor amigo de mi hermano" – Sólo sucedió – dijo.
Jimin se veía demasiado ansioso y Jungkook no entendía bien por qué.
- Sí, pero eres el hermano de mi mejor amigo, y siempre te he visto también como... un hermano para mí. No puedo creer que me haya metido contigo, no me hace sentir orgulloso para nada. Lo siento.
- ¿Jimin? – Jungkook frunció sus cejas - ¿Por qué te sientes culpable? No me has hecho nada. De hecho, yo soy quien empezó, yo soy el gay aquí.
- Pero yo acepté.
- ¿Y querías? – Jungkook comenzó a sentirse mal. Una pelota pesada se hundía en su estómago.
- Sí, realmente quería.
- Entonces está bien.
- No está bien. Pasé el límite.
Jimin negó con su cabeza, nuevamente.
Una batalla interna. Jungkook se dio cuenta que, fuera lo que fuera, Jimin tenía una idea en la cabeza y no podía quitársela.
Esperó a que hablara, pero parecía no tener nada más que quisiera agregar. De alguna forma se veía como si estuviese dejándose hundir lejos de allí, sin querer hablar más sobre el tema, simplemente evadiéndolo.
- Mira, quisiera entender qué es lo que te está carcomiendo la cabeza en este momento. Si eres heterosexual, está bien, no vas a dejar de serlo por esto. Y si te afecta que te hayas metido con el hermano de tu mejor amigo... - suspiró cansado - yo ya soy un adulto y puedo decidir con quién quiero estar. Tú igual.
- Siento que lo arruiné.
- No has arruinado nada – Jungkook le sonrió, pero sus cejas estaba fruncidas, la duda y la confusión le hacían preguntarse por qué Jimin lo estaba sintiendo tanto – Estamos perfectamente bien, igual que siempre.
- Lo siento.
- Jimin.
Jungkook se despegó de la pared y posó su mano en el hombro contrario, lo sacudió un poco apretando el agarre en un gesto tranquilizador y para traer a Jimin a la tierra nuevamente. Parecía como si se hubiera dejado consumir por algún escenario catastrófico de su cabeza.
- No hiciste nada malo. Nada – reiteró con más firmeza y seguridad - Yo lo siento. No quería que esto te pesara de esta manera. No tendría que haberte coaccionado estando tú borracho.
- Tú también lo estabas, no es ese el problema.
- Igual. No estuvo bien.
Jungkook insistió en que él no había hecho nada malo, que todo estaba. Jimin sólo asintió y se forzó a sonreír antes de despedirse e irse.
Se quedó mirando al techo, Jimin le había dejado con la duda en la cabeza y amargura en su garganta. Cerró los ojos, negó con la cabeza lentamente al volver a pensar en la noche anterior, en lo que habían hecho.
La había cagado, ¿cierto? Idiota egoísta.
Se sentó nuevamente, tomó su celular y rápidamente buscó el chat de Jimin para escribirle un mensaje.
"Lo siento. No tendría que haberlo hecho. Cuando estés listo, quisiera que pudiéramos hablar".
Dejó su celular a un lado en el colchón y se dejó caer nuevamente, hundiéndose entre las sábanas y odiando el haber sido tan impulsivo. Él no era así, no le gustaban las cosas a medias, ser irresponsable. Le gustaba no sobre-pensar las cosas demasiado, pero nunca había sido su intención lastimar a alguien por eso.
Realmente esperaba no haber roto las cosas. Había intentado darle a Jimin la mayor tranquilidad posible para que no se sintiera culpable, al menos lo que logró decir en ese momento de confusión.
De haber sabido que Jimin se sentiría culpable, que se arrepentiría, nunca hubiera intentado nada.
Para Jungkook esa noche se había sentido como dos chicos que, tras su confianza y años de conocerse, habían encontrado la comodidad suficiente como para hacerse sentir bien mutuamente. Disfrutar el uno del otro, de sus cuerpos, de sus manos acariciando, dando atención. Pero esa era sólo su percepción de los hechos. Al parecer la mañana se había llevado los efectos del alcohol, y con ello las cosas buenas que habían sentido juntos la noche anterior.
Su hyung no tenía relaciones amorosas duraderas, no se comprometía con nadie, pero el ser atractivo siempre le había puesto a la mira de muchas mujeres, y él había aprovechado eso como cualquier hombre heterosexual lo hubiera hecho. Tenía sexo casual frecuente, e incluso Jungkook sabía de algunas experiencias suyas experimentando con más de una mujer a la vez. A Jimin le gustaba el sexo, jugar con él y experimentar, siempre y cuando fuese algo que se sintiera bien. Y saber que Jimin era de esa manera, y se había insinuado, le animó a querer compartir un momento de intimidad con él.
- Me dejó bastante sorprendido – recordaba que había dicho una vez.
- Cuenta los detalles – uno de sus amigos del equipo de baseball se interesó por saber más. Estaban en la sala de estar de los Jeon, rodeando la mesita del centro, en medio del juego del UNO.
- Sólo diré que no esperaba que me apretara el culo con sus manos y me nalgueara.
- ¿En serio hizo eso? – Namjoon preguntó incrédulo. El resto soltó todo tipo de alaridos divertidos.
- ¿Qué más hizo?
- Oh, el resto me lo guardaré para mí – Jimin miró la baraja de cartas en sus manos, sonriendo de disfrute por dejarles con la intriga.
- ¿Tampoco nos dirás de quién se trata?
- Tampoco – respondió, recibiendo quejas al respecto.
Esa vez, Jungkook no había podido sacar sus ojos de Jimin. Él tan relajado, mientras bebía de su lata de cerveza y jugaba al UNO, compartiendo anécdotas y respondiendo a medias las preguntas de los curiosos. A veces las charlas llegaban a eso, y todos sumaban alguna experiencia graciosa o caliente.
En el caso de Jimin, él había dicho: "Fue muy caliente". Jungkook había tenido que controlar su imaginación para evitar usar la experiencia de Jimin como excusa para desvestirlo en su cabeza.
A pesar de esos detalles, Jimin no solía revelar nada que comprometiese la imagen de su pareja sexual. Hoseok era quien solía enterarse de más detalles, por la gran confianza que ellos tenían en el otro.
Los amigos de su hermano habían llegado a librar todo tipo de debates sobre el sexo y las relaciones amorosas. Jimin dejaba en claro su falta de interés en las relaciones serias desde el principio y luego procedía a invitar a la chica a comer o beber. En ocasiones incluso a un pequeño concierto o alguna fiesta. Luego la llevaría a un buen hotel para follar. Y aunque sonase bastante convencional, no era del tipo que juzgase la diversidad de las prácticas sexuales. Había revelado que, en su largo historial de sexo con chicas, había participado de tríos, había follado cuando algunas de ellas estaban en su período, y también había tenido sexo anal, admitiendo que le gustaba cuando una chica quería practicarlo y le confiaba su cuerpo de esa manera.
El punto era que, Jungkook se había equivocado en las formas. Si él había querido tener una oportunidad con Jimin, tendría que haber intentado tenerla cuando ambos estuviesen totalmente conscientes de ello, en lugar de dejarse llevar por el calor del momento y sus deseos.
Honestamente, la amargura se le transformó también en arrepentimiento, pero intentó no detenerse demasiado en ello. Sólo esperaba que todo estuviese bien.
En la mañana del lunes, él y Taehyung se encontraban en su punto favorito del campus, nuevamente debatiendo de su trabajo. Su amigo se había tomado una pausa para quejarse de lo caótica que siempre resultaba esa época del año en la universidad, a veces siendo un poco dramático al respecto.
- Si sigo así, no llegaré al receso de verano sin un colapso mental o ataque de pánico – el chico dejó sobre la mesa su vaso de café luego de acabarlo. Cruzó sus brazos sobre la mesa y escondió su rostro en el hueco.
- Te irá bien. Siempre lo logras.
Para Jungkook, su amigo era tremendamente habilidoso. Ambos estudiaban diseño gráfico, así que sabía de lo que hablaba. No le hacía falta ninguna cualidad para ello, tenía todo. Era ingenioso y creativo, además de que su mente particular y fantasiosa le llevaba a realizar buenos trabajos. Se complementaba bien con él, y era la razón por la cual hacían un buen equipo siempre. Pero, a pesar de todo eso, era de las personas que perdían la paciencia fácilmente, mientras que Jungkook solía ser del tipo de lanzarse a ello sin pensar mucho en qué tan incómodo podía llegar a resultar.
Levantó la mirada, quitándola de la pantalla de su notebook, para prestar atención a su compañero.
- Gracias, pero ni todos los vasos de café del mundo podrán mantenerme despierto hoy – volvió a hablar su amigo – Necesito comenzar con la unidad once.
- ¿No te recomendó tu terapeuta que no tomes más cafeína? – le preguntó con una ceja alzada, observando el vaso de café a punto de acabarse, en la mano de su amigo.
- Algo así, pero no puedo dejarlo, no en esta época – se negó con decisión - ¿Sabes? No es compatible la universidad con los problemas mentales.
Jungkook se le quedó mirando y luego rió, no podía negar que era cierto. Su amigo aún no lograba gestionar el estrés. Jungkook había aprendido que lo mejor era ir paso por paso, no precipitarse y pensar demasiado.
Si dejaba que las preocupaciones del día a día tomaran el control, entonces los problemas volverían. No quería eso. No iba a volver a ello.
Estaba fuera del closet, había superado el pánico al rechazo y había dejado atrás sus intentos fallidos de relaciones amorosas. Había pasado aquel umbral de la crisis de los veintes donde sientes que, si no mueres por estrés, entonces morirás porque tú mismo te encargarás de ello.
Era fácil perderse en el caos de lo impredecible, pero aprendió que, ante ello, lo único que podía hacer era ser consciente de qué decisiones tomar para vivir su vida de la forma más plena posible. Nada duraba para siempre, así que no iba a perder tiempo luchando contra la naturaleza de las cosas.
Era simple, si su mente estaba abrumada y su cuerpo cansado, eso le exigía detenerse un momento para recargar energías, sin importar qué tan cerca estuviesen los exámenes. Exigirse por demás era contraproducente y sólo lograba extender el sufrimiento.
A nadie se le hubiera ocurrido detener las olas del mar. Entonces, ¿Por qué existía esa tendencia a obligarnos a seguir incluso aunque el estrés nos aleja de quiénes somos?
Cuando Taehyung se giró hacia atrás, Jungkook miró en la misma dirección y sus ojos se encontraron con los ojos de Jimin. Jimin sólo sonrió y levantó la mano, saludando desde la distancia. Taehyung le devolvió el saludo agitando su mano de vuelta.
- ¿No viene a saludar? – preguntó al girarse nuevamente.
- Puedes levantarte e ir a saludarle tú mismo.
- Quedo como un acosador.
- ¿Tal vez lo eres? – bromeó y Taehyung le dedicó una mirada asesina.
- Sólo me gusta cuando se toma su tiempo para hablarnos. Tú eres un privilegiado que casi le has tenido viviendo en tu casa toda tu vida.
- Es la ventaja de ser hermano de Hoseok – respondió a secas, su atención nuevamente a la pantalla mientras escribía algo, esperando que Taehyung dejase de lado el tema "Jimin" pronto y fingiendo que no se moría de ganas porque Jimin se aproximara.
Sí, tal vez había tenido un muy buen tiempo sin sentirse nervioso o preocupado por algo, tomando esta postura de fluir como las olas del mar. Sin embargo, ahora había logrado que las cosas se pusieran extrañas con Jimin y que éste tomara distancia, y no sabía cómo revertirlo. El sexo podía ser genial, pero no valía la pena si lo que obtendría luego de ello era a un Jimin evitando la interacción y sintiéndose mal.
Suspiró, rascando su cabello y apoyando el mentón en su mano. Mientras su amigo continuaba leyendo los apuntes, él miraba a Jimin de a ratos, pensando en que lo mejor era darle espacio y dejar que las cosas fuesen acomodándose poco a poco. Debía confiar en que nada era definitivo y esa distancia no significaba que Jimin nunca más iba a sentirse cómodo con él. Tenía que ser paciente, y, en todo caso, demostrarle que no tenía nada de lo cual sentirse preocupado o culpable.
Le había dejado claro que quería conversar del tema con él cuando estuviese dispuesto a hacerlo. Eso era todo lo que podía hacer por la causa. Era eso, dejar que las olas fluyeran y le llevaban a donde se suponía debía ir.
Durante la semana no había tenido muchas oportunidades de cruzar palabras con él. El equipo tenía dos últimos partidos antes de comenzar el receso de verano, y estaban a un paso de ser de los equipos que clasificarían para el campeonato de la Liga Nacional Universitaria para el otoño. Estaban entrenando muy duro, era la razón por la que Hoseok siempre se levantaba más temprano por la mañana y le dejaba desayuno hecho.
Sólo le había visto al pasar por el campus, siempre con su uniforme de baseball y acompañado de otros jugadores. No era fácil encontrar a Jimin solo.
No fue hasta el siguiente fin de semana, que la familia Jeon hizo una barbacoa para sus hijos y varios de sus amigos, que pudo compartir tiempo con Jimin.
Jungkook era del tipo que adoraba dormir hasta media mañana los sábados. Al despertarse, había recibido algunos mensajes de su amigo Taehyung pidiéndole que le ayudara con unas consignas. Pobre Taehyung, pero no había podido evitar dormirse como un tronco y olvidarse de todo.
Le respondió, diciéndole que le ayudaría apenas tomara su portátil.
Se cepilló los dientes, lavó su rostro, colocó un poco de crema hidratante hasta su cuello, y sintiéndose más desperezado y fresco, bajó las escaleras.
Había bastante ruido, música en el jardín, voces ruidosas y el sonido del agua chapoteando en la piscina.
- Jimin, ¿llevas esto a la asadera? – la voz de su madre se oyó en la cocina. Cuando se asomó por la puerta, su madre le estaba dando dos platos llenos de fetas de carne a Jimin. Cuando él se giró, ambos se miraron sorprendidos - ¡Jungkook! Qué bueno, justo necesitaba una mano más – dijo ella, mientras volvía a buscar algunas cosas en la nevera. Jimin se le acercó y le extendió los dos platos con una sonrisa pícara.
- Te pondré a trabajar – le dijo, y a Jungkook se le alzaron las cejas.
- ¿En mi propia casa? – cuestionó con diversión.
- Podrás comer mientras asas la carne si ayudas – negoció.
- Trato hecho.
Jungkook tomó los platos que le tendió Jimin y permaneció quieto mientras veía cómo su hyung volvía con su madre y le ayudaba sacando unos bowls llenos de vegetales ya cortados.
Cuando se giró, le hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera, y eso hizo. Caminó detrás de él, observando la extensión de espalda desnuda, porque Jimin sólo tenía shorts puestos. Tenía el cabello mojado por estar en la piscina. Se había acostumbrado a ver a su enamoramiento de toda su vida paseándose con el torso desnudo por su casa luego de tantos años, pero incluso así no podía evitar el anhelar tocarlo. El calor de su piel se había sentido demasiado bien cuando habían apretado sus cuerpos desnudos juntos.
Demonios, deseaba, honestamente, tener una charla con Jimin y saber qué pensaba después de todo.
Al salir al jardín, los amigos de Hoseok y Jimin estaban preparando la mesa y su padre junto al de Jimin alistando las dos asaderas en la mesa rectangular larga donde se sentarían todos.
Cuando la mesa estuvo lista, Jungkook pudo sentarse con su notebook a trabajar en lo que Taehyung le había enviado. Mientras todos conversaban y comían, Jungkook estaba enfocado en su tarea.
Su celular vibró a un lado sobre la mesa. Pensó que se trataba de su amigo, pero en la pantalla se encontraba otro nombre. El remitente se encontraba en aquella misma mesa, en frente y en diagonal, casi cerca de la punta. Jungkook le miró, y Jimin estaba dejando su celular sobre la mesa mientras seguía conversando con sus amigos. Discutían sobre el próximo oponente.
- El problema de Yonsei es la batería que tienen. El pitcher y el cátcher han tenido una temporada monstruosa – Namjoon, el capitán, tomó con sus palillos parte de la carne asada que se encontraba en medio.
- Son puras bolas rectas – dijo Seokjin, mientras lanzaba al aire una tapa de Soju y volvía a atraparla como si hablar del tema le pareciese aburrido y reiterativo.
- Ese es el problema, te confías de eso, y luego te lanza una curva – explicó el capitán – Deberías saberlo - Seokjin, puso los ojos en blanco, escéptico a la idea de que sean mejores que ellos.
- Jimin no ha dejado de ver videos de ellos desde hace dos semanas – agregó Hoseok.
Jungkook vio a Jimin dando su opinión al respecto, y entonces tomó su celular para ver el mensaje.
"Lamento no haber respondido. Estuve pensando en lo que pasó. No quiero que las cosas cambien entre tú y yo."
Era la respuesta a su mensaje del fin de semana pasado.
Inmediatamente escribió un mensaje en respuesta.
"Yo tampoco quiero que cambiemos. Te quiero. En serio, no debes preocuparte demasiado por esto"
Tocó el botón de enviar.
Jimin tenía la boca de la botella de Soju en sus labios, su manzana de adán subiendo y bajando mientras bebía. Dejó la botella sobre la mesa y se acomodó en la silla. Tomó su celular y lo sostuvo debajo de la mesa sobre su regazo. Miraba hacia abajo mientras se mordisqueaba el labio inferior.
Jungkook esperó, sin importarle mucho si era demasiado obvio que estaba clavando su mirada sobre él. Nadie le estaba prestando atención de todas formas.
Pero no llegó ningún mensaje en los siguientes cinco minutos. Jimin volvió a tomar hasta terminar la botella. Hacía un rato había dejado de participar de la conversación, estaba distraído. Estiró su cuello de un lado a otro con sus párpados cerrados, como si quisiese librarse de una contractura. Volvió a mirar hacia abajo, donde su celular estaba, y rascó su cabello con una mano. Lo vio suspirar, lo vio mirar hacia otro lado, y lo volvió a ver estirando su cuello.
Diez minutos después finalmente recibió otro mensaje. Miró a Jimin y éste dejaba el celular sobre la mesa para abrir otra botella de Soju.
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Hola, gente bella ✨️ Finalmente actualizando, dándole forma a esta historia y a estos personajes.
Espero que hayan estado bien y que esten por terminar el año de una buena manera, con metas para cumplir en el año entrante 🫶🏻
No quiero tardarme tanto en actualizar pero me cuesta organizarme con tantas cosas. Terminé ya con unas obligaciones, así que pienso que quizás pueda tener más tiempo para escribir (aunque siempre digo lo mismo :')). En sí voy a seguir actualizando, pero el problema es hacerlo con mayor frecuencia. Pero bueno, intentaré!
Como siempre, gracias por tomarse el tiempo de leer lo que escribo. No se olviden de votar y compartir/recomendarla si les gusta. Y si quieren dejarme contarme por comentarios o mensaje qué les parece la historia, son bienvenidos a hacerlo!
Nos leemos!
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