Capítulo 13



Cuando se sentó al lado de Taehyung en su clase de modelación en 3D, Jungkook intentó esconder los nervios de ver a Yugyeom en la misma sala. El chico se había sentado más atrás y había llegado antes que él. No estaba seguro si le vio entrar, pero la sorpresa fue tan grande que se apresuró para sentarse al lado de su amigo.

Tal vez Taehyung podía lucir algo despistado a veces, pero sabía percibir muy bien lo que ocurría a su alrededor.

- Lo he visto, ¿es él cierto? – habló bajo acercándose. Él le había visto en la fiesta de la otra noche.

- Sí, es él.

Aunque sabía que iba a estar tomando clases en el departamento de diseño, no había esperado realmente compartir alguna clase. Esperaba que esa fuese la única.

Estaba nervioso y no sabía exactamente la razón. De hecho, cuando notó que todo su cuerpo estaba encorvado, como si intentase esconderse, se lo reprochó.

Tranquilo, no debe de afectarte. Nada ha cambiado.

Se convenció a sí mismo. Irguió su espalda, aflojó sus hombros y retomó su postura habitual.

Había hablado con Yugyeom y, extrañamente, había resultado bueno. El hecho de que estuviese nervioso era por lo inesperado de haberle visto a primeras horas de la mañana. Su mente aún no había asimilado que Yugyeom había vuelto a estar bajo su radar y que, además, ya no era el enemigo. Su estado de alerta había sido una reacción normal de supervivencia, la cual debía abandonar lo más pronto posible porque estaba fuera de peligro.

Tal vez decir "fuera de peligro" podía sonar algo exagerado, pero para Jungkook, lamentablemente, había sido una realidad.

Se encontraba distraído, bailando y disfrutando de la música en el club, cuando vio a Yugyeom plantarse frente a él. Había sido como ver a un fantasma. Había deseado que la vida nunca le volviera a cruzar caminos con él, pero al parecer el Universo todavía tenía algo planeado para él.

Su corazón había estado latiendo tan rápido que sentía los latidos en su cabeza. El chico estaba frente suyo, saludándole. ¿Qué tan irreal era eso?

- Lo siento, sé que es inesperado, pero... Dios, pensé que nunca más volvería a verte – Yugyeom tenía actitud cautelosa, pero su rostro manifestaba entusiasmo. La primera reacción de Jungkook fue alejarse instintivamente. Había dado un paso atrás, a lo que Yugyeom se apresuró a decir – No quiero molestarte, sólo quiero saludarte.

Por el ruido de la música, había sido inevitable que el contrario se acercase a su oreja. Afortunadamente, el chico mantuvo una distancia cordial al notar su incomodidad. Estaba haciendo un esfuerzo por no espantarle, pero Jungkook sentía que debía alejarse lo más rápido posible. No obstante, el querer saber qué hacía Yugyeom hablándole amablemente, le mantuvo con los pies en su lugar.

- Hola... - se atrevió a responder. Probablemente no se había oído, tal vez Yugyeom le leyó los labios. Así que éste sonrió y se acercó nuevamente.

- Hola, nunca pensé que volvería a encontrarte – incluso con la música interponiéndose en su comunicación, la voz del chico se oía animada, mientras que, por su lado, Jungkook se sentía paralizado por el miedo y la confusión - ¿Cómo has estado? No he vuelto a saber de ti en todos estos años.

No entendía por qué quería saber cómo estaba. No sabía por qué después de todo, y después de tantos años, Yugyeom tenía una emoción en la mirada que Jungkook pensaba que nunca volvería a ver. Sus ojos expresaban gratitud. Estaba agradecido de verle. Y darse cuenta de eso era demasiado desconcertante cuando desde hacía más de cinco años, Jungkook había jurado que Yugyeom le aborrecía. Porque le había mirado con asco y con desprecio. Le había mirado como si hubiera sido su más grande arrepentimiento. Como un gusano que se encontraba accidentalmente en la manzana prohibida que había mordido.

- He estado bien... pero honestamente estoy sin palabras - decidió admitir, ser honesto. No por Yugyeom, sino por sí mismo. Sentía tanta presión, tanta abrumación que, tal vez, si decía lo que sentía lograría deshacerse de esa desagradable sensación de descontrol; la ansiedad - ¿Qué haces aquí?

- He viajado para realizar unos cursos, para completar mi carrera – explicó, esta vez acercándose más a él – No quiero incomodarte, pero me gustaría hablar contigo sobre algo importante, si me dejas.

- Yo... - titubeó, su aliento atascándose en su garganta. Su mente estaba demasiado nublada como para lograr decidir. ¿Quería escuchar lo que tenía para decir? ¿O quería que se alejara para dejar de sentirse conflictuado?

- Sólo será un rato, y luego puedes pedirme que no te hable nunca más en la vida.

No hablarle nunca más en la vida parecía como... muy extremista. Como demasiado tiempo. Pero eso era lo que había esperado siempre, ¿cierto? Era como se suponía que debía haber sido. Porque le había apuñalado por la espalda y le había humillado. Le había lanzado a la arena de los gladiadores para que se lo comieran los leones.

Inspiró profundo, envío la señal a su cerebro de que se calmase y disminuyera de una vez sus pulsaciones para poder enfrentar esa situación de manera madura e imparcial. Esto era importante, delante suyo estaba el chico que él había amado una vez y que le había lastimado como nadie lo había logrado, y nunca supo bien por qué. Tal vez ese era el momento para poder descubrirlo finalmente, y encontrar algo de paz. O no.

Aceptó la invitación a sentarse en la barra a beber un trago, y cuando ambos estuvieron sobre los taburetes cara a cara, la expresión de Yugyeom se tornó arrepentida y lamentosa.

- Lamento todo lo que hice, Kook.

Escuchar ese apodo le hizo remover en su mente todos los recuerdos que había intentado quemar.

- De todas las personas, tú eras quien más me entendía, y te dañé terriblemente. Lo siento.

Jungkook sintió una punzada en el pecho, tan fuerte que le atravesó hasta su espalda. Sus ojos se sintieron calientes y tuvo que tragar duro para bloquear las ganas de llorar. No quería ponerse sentimental, no quería demostrarle a Yugyeom cuánto le había dolido, ni tampoco cuánto seguía haciéndolo.

Pero estaba aliviado de que Yugyeom se había dado cuenta que él le había apoyado de verdad, y que terminó por lanzar todo eso a la basura.

Jungkook había hecho un buen trabajo para seguir con su vida e ignorar el arponazo de traición que aún seguía latiendo. Porque si lo recordaba, se sentía como si sus pulmones se comprimieran. No iba a permitir que su castillo de arena se viniese abajo por el débil oleaje. Tal vez estaba paralizado por lo inesperado de la disculpa de Yugyeom, pero él se había vuelto fuerte para no permitirse caer otra vez.

- ¿Por qué lo hiciste?

Finalmente, luego de años, esa pregunta salió de su boca y llegó a destino. Con sólo eso fue suficiente para sentir un enorme peso salirse de su pecho.

- Porque tuve miedo, y no quería aceptar lo que era – admitió con llana honestidad – Cuando nos encontraron en el baño, sentí que mi vida iba a acabarse – Yugyeom se rio como si hoy le pareciese algo tonto – Sentí que me iba a morir.

Eso se llamaba pánico.

En aquel entonces, Jungkook se había sentido atemorizado, pero nunca se le había pasado por la cabeza huir de esa manera, más bien había llegado a su punto de resignación y tal vez hasta había estado esperando que una fuerza externa le diese el empujón de salir del closet cuando él no se atrevía a hacerlo por su cuenta. Pero su problema fue cuando frente a esa situación de exposición, se vio irrevocablemente solo. Había sido abandonado por Yugyeom.

Cuando se percató de que el chico no se había parado a su lado, su calvario comenzó.

En ese entonces, cuando Jungkook iba a la casa de Yugyeom para terminar los trabajos escolares, el hermano del chico estaba con su grupo de amigos con quienes no dejaba de hacer bromas pesadas de lo que fuese. Aunque eran mayores, se comportaban como idiotas, y la madre de Yugyeom se molestaba lo suficiente como para alzar la voz e iniciar una discusión. Criar a dos hijos varones sola no debía de ser fácil.

Otras veces, mientras ellos estudiaban, su hermano entraba a la habitación y les interrumpía. Una vez se había recostado en su cama a fumar incluso aunque su madre se lo prohibía. Le había quemado el edredón en más de una ocasión. Jungkook detestaba a ese chico por la manera en la que se imponía en los demás.

Por esa razón, Yugyeom tomó el hábito de cerrar la puerta con llave, aún más cuando él y Jungkook empezaron a encontrar sentimientos por el otro. A veces, ambos se estaban besando y los golpes en la puerta les hacía separarse de un salto.

Recapitulando el tipo de familia que tenía Yugyeom, Jungkook sabía que, en el caso de que su orientación sexual saliera a la luz, no iba a ser nada fácil para él.

¿Y por su lado? Sus padres habían sido muy convencionales y no habían estado de acuerdo con su orientación sexual al inicio, pero él sabía que al momento que él tropezara, Hoseok y Jimin siempre estarían allí para evitar que cayera.

Luego de su charla con Yugyeom, era más fácil comprender por qué había fingido no ser su amigo, por qué había dicho tantas cosas terribles de él. Si bien habían sido acciones que le dañaron muchísimo, y habían sido el desencadenante para que él no confiara en nadie fácilmente, debía aceptar que era lo que era y que no todos tienen las mismas herramientas para poder actuar de la mejor forma.

Ambos habían sido muy jóvenes en ese entonces, apenas se conocían a sí mismos como para tener claro cómo querían darse a conocer al mundo. Pero, ahora era diferente, ambos eran hombres adultos, y la seguridad de Yugyeom se notaba. Le había contado que había tenido parejas casuales, que ya hacía dos años que se había aceptado y que ya no tenía problemas en admitir que era gay. Le sorprendió saber que incluso había ido a la marcha del orgullo LGBTQ+ el año anterior.

Había sido una charla interesante, ellos al fin y al cabo siempre se habían llevado bien cuando no había nadie a su alrededor que hiciera que Yugyeom fingiera ser alguien más.

La clase continuó con normalidad, y al terminar, Jungkook tuvo al chico justo frente suyo. De vuelta tenía esa sonrisa amplia, fresca. Le hacía acordar al Yugyeom que había conocido dentro de la intimidad de su habitación. Ese que se reía a carcajadas por un chiste tonto mientras leía manga.

Jungkook se sentía feliz al saber que el chico había logrado deshacerse de todo ese peso que había llevado en sus hombros desde que era tan joven. Era bueno ver que finalmente se sentía cómodo para ser él mismo. En la escuela, Yugyeom solía rodearse de los chicos más populares de su salón y se refugiaba en una actitud fría y en ocasiones engreída. Nadie nunca le llevaba la contraria. Y lo que le hacía una persona atrayente era el ser tan inteligente y bueno en los estudios. Tenía un impecable desempeño intelectual.

Cuando le emparejaron con él para hacer trabajos juntos, Jungkook no estaba para nada entusiasmado, hasta que descubrió que ambos tenían cosas en común.

- ¿Sabes?... tal vez te parezca una tontería, pero... ¿recuerdas el manga que me habías recomendado? ¿Ese de los detectives con poderes de hechiceros? – Yugyeom le preguntó mientras caminaban fuera del departamento de diseño. Los alumnos pasaban por los pasillos rápidamente para ir a la siguiente clase - Bungou Stray Dogs.

- Sí, lo recuerdo – respondió. Jungkook había recomendado a Yugyeom muchos mangas cuando estaban juntos, y recordaba cada uno de ellos. Cuando se juntaban a estudiar, también solían leer mangas juntos y escuchar música, porque ambos adoraban las mismas bandas, algo que era difícil encontrar – terminaste de leerlo en una semana – le recordó, a lo que Yugyeom rio. Salieron por la puerta hacia el campus y una ventisca les recibió, revolviendo sus cabellos.

- Sí, ese mismo. Aún sigo teniendo los tomos.

- ¿Incluso luego de mudarte? – era increíble.

- Claro que los tengo, mi colección de mangas es sagrada, lo sabes.

- Sí, lo sé – una punzada llena de nostalgia le hizo temblar el pecho. Hablaban como si nada hubiera cambiado. Se podía sentir vestigios de esa cercanía que algún día habían logrado tener.

Cuando todo se derrumbó después de que Yugyeom le diera la espalda, Jungkook había luchado todos los días contra el hecho de extrañarle. El chico se había vuelto alguien indispensable, alguien que tenía sus mismos gustos, que tenía sus mismas aficiones. Compartían desde mangas hasta series, películas y música, y una gran pasión por el dibujo.

Jungkook había llegado a pensar que era el indicado para él, que al final no iba a morir enamorado de Jimin, sino que allí había encontrado a alguien que era perfecto. Cuando ambos se habían besado por primera vez, Jungkook lo confirmó aún más.

"Aquí hay un lugar para mí".

Yugyeom había sido el lugar que Jungkook había necesitado para experimentar el afecto, la complicidad y la sexualidad en su adolescencia. Era la razón por la cual había dolido tanto la traición. Realmente pensaba que el chico tenía los mismos sentimientos por él.

- Bueno, resulta que hace un tiempo volví a leerlo, y encontré un viejo dibujo que hice.

Pasaron por la cafetería de siempre, donde Taehyung ya estaba sentado bebiendo un café y con su laptop.

- ¿Quieres tomar un café mientras? Quisiera mostrártelo.

- Oh, claro...

Aún se le hacía algo difícil asimilar que estaba volviendo a tener contacto con su antiguo ex. Era una locura pensar que podían hablar normalmente. Pero se sentía bien, y era esa la razón por la cual Jungkook no buscaba alejarse. Sino que buscaba sanar todo lo malo que había sentido, reemplazar esas horribles memorias por otras nuevas. Pensó en que era una buena oportunidad para hacer las paces con su pasado y dejarlo atrás.

Ambos pidieron un café y se sentaron en la mesa donde estaba Taehyung.

El mejor amigo de Jungkook sabía todo lo que tenía que saber alguien sobre el ex de su mejor amigo, sin embargo, no odiaba a Yugyeom luego de saber que se había disculpado. Así que les dio su privacidad al continuar con su trabajo mientras los otros dos retomaban la conversación.

- Es bastante loco porque pensé que lo había perdido, pero al final estaba guardado dentro de uno de los tomos. Tú y yo solíamos dibujar mucho en clases.

- Sí, recuerdo cuando habías hecho ese dibujo de portadas de películas... - comenzó a recordar, pero la carcajada de Yugyeom le hizo reírse también.

- Dios santo, creo que ese era un claro indicio de que era gay...

- Yo creo que eras creativo al dibujar portadas de películas interpretadas por penes, nunca vi algo igual.

- ¿Qué dibujaste qué? – Taehyung levantó la mirada y vio cómo los dos chicos se reían - ¿Dibujaste penes? Ese ya es otro nivel de homosexualidad.

- Además, eran bastante realistas... - agregó su amigo.

- De acuerdo, no des más detalles, por favor.

- Increíble – Taehyung se rio al imaginárselo.

- La cosa es que... entre tantos dibujos que hacía en clases, guardé uno de ellos en uno de los tomos del manga – Yugyeom sacó el cuaderno de su mochila, lo abrió y buscó entre las páginas hasta encontrar una hoja doblada en varias partes. Cuando la desdobló, la colocó sobre la superficie de la mesa y la deslizó hasta ponerla frente a Jungkook.

Miró la hoja y el dibujo en ella, era un retrato, y lo más sorprendente es que era un retrato de él. Tomó la hoja con sus manos y lo observó con detenimiento. Con sus pulgares acarició levemente la hoja, sintiendo la textura áspera por el tiempo que llevaba guardada. Las líneas de grafito se habían esfumado en algunas partes y manchado otras, pero aun así se veía a la perfección su rostro dibujado sobre el papel, las sombras y luces cuidadosamente aplicadas, y los trazos más gruesos para resaltar sus ojos, su nariz y su boca.

Despegó su atónita mirada de la hoja para ver a Yugyeom observándole con algo de... ¿timidez? ¿vergüenza?

- Nunca te lo dije realmente... pero estaba loco por ti.

- Wow – Taehyung soltó sorprendido - creo que... no debería estar escuchando esta conversación, ¿cierto? – su voz rompiendo el contacto visual entre los otros dos chicos. Yugyeom rio un poco y negó con la cabeza.

- Descuida, no diré más que eso – volvió su mirada a Jungkook, quien volvía a observar el dibujo – Lo había hecho para dártelo, pero nunca me animé a hacerlo, era muy cursi.

- Sí, eso es muy cursi – estuvo de acuerdo Taehyung, quien repentinamente estaba interesado en la conversación como si estuviese viendo una película.

- Así que al encontrarlo ahora pensé en mostrártelo. Me gustaría que te lo quedaras.

- Pero... es tuyo – su voz apenas logró salir de su boca.

- Sólo lo estuve guardando, pero siempre te perteneció a ti. Si no lo quieres lo entiendo, puedes devolvérmelo.

Jungkook lo aceptó, pero realmente no sabía qué decir, sólo le dio las gracias.

Cuando estaba a punto de guardar el dibujo, en su propio cuaderno, una mano se posó sobre el dorso de su cuello, sobresaltándole.

- Oh, lo siento... - la voz de Jimin le descolocó y le hizo girar la cabeza al verle – No quería asustarte – desvió su mirada a Yugyeom, e intentó reprimir su desagrado para que su voz no le delatara – Hola, Yugyeom – saludó, y el chico respondió con una sonrisa cordial. Luego saludó a Taehyung y cuando volvió a mirar a Jungkook, le dedicó una de sus dulces sonrisas. Al instante notó el dibujo que aún tenía en sus manos - ¿Y eso? – se inclinó y lo miró - ¿Eres tú?

- Sí... - respondió a secas. Jimin notó que estaba comportándose un poco raro. Lo que hizo que le acariciara el cuello. Jungkook no sabía si Jimin se daba cuenta que a veces tenía gestos bastante íntimos con él en público.

- ¿Quién lo hizo?

- Yugyeom.

Los ojos de Jimin buscaron al culpable. El mencionado se había puesto mirando al frente, hojeando su cuaderno casualmente. Agradecía que no le estuviese viendo y fingiera no prestar atención, porque Jimin estaba listo para atravesarle con la mirada y partirle en dos.

Jimin no era alguien que utilizara la violencia nunca. Yugyeom había sido el único que había despertado eso en él y se había ganado un muy merecido puñetazo en la nariz. No obstante, en ese momento sintió un calor recorrerle el cuerpo. Sentía rabia, enojo. ¿Cómo se tomaba el atrevimiento de entrar en la vida de Jungkook como si nada?

No era justo, no se lo merecía.

Se sintió peor cuando Jungkook dobló el papel y lo guardó en su cuaderno, y luego éste dentro de su mochila. Jungkook quería conservar algo que Yugyeom le había dado.

Otra vez ese dolor que le estrujaba el estómago.

Inspiró profundo y luego soltó el aire, acarició el cuello de Jungkook, acercándose al cabello en su nuca y rascando con sus cortas uñas. Intentó calmarse con eso, aunque era él quien necesitaba las caricias, y no le importaba si Yugyeom lo notaba, ese tacto íntimo.

¿Ves cómo le toco? Es porque él es mío...

Alejó su mano tan rápido como ese pensamiento cruzó su cabeza.

No estaba bien, ¿qué le sucedía? Jungkook no era suyo, ni si quiera tenían un título oficial. No eran nada.

- Yo... te veo más tarde. ¿Si? – preguntó para romper la tensión que se había generado en el ambiente por el silencio repentino - ¿Hoy entrenas?

- Sí, al mismo horario de siempre. ¿Vienes? – Jungkook le miró expectante. Parecía que realmente quería que fuera.

- Genial, te veo más tarde entonces – se sintió aliviado al ver que Jungkook respondía a su presencia igual que siempre. Por un momento, sintió algo de pánico de que Yugyeom se robase su atención.

Jimin se alejó rápidamente y Jungkook aún sentía su tacto en su nuca, tan él, tan Jimin. Le había hecho olvidar todo por un momento, le habían recorrido los escalofríos por la columna, esos que eran placenteros. Había olvidado lo confundido que le hizo sentir el gesto de Yugyeom regalándole un dibujo suyo de hace años. Había dicho que estaba loco por él. Nunca había esperado esa confesión. Lamentablemente había llegado demasiado tarde.

Continuaron conversando sin dar mucha más atención a su pasado.

Luego de una semana, Jungkook se acostumbró a ver a Yugyeom diariamente, y cuando quiso darse cuenta, comenzó a pasar las mañanas con él y Taehyung, bebiendo café luego de su primera clase.

Ya se le hacía algo natural, aunque la familiaridad que le brindaba el chico era la evidencia de que habían tenido una historia juntos. Aunque Yugyeom hubiera crecido y madurado, seguía teniendo los mismos gustos que antes. Así que comenzaron a recomendarse mangas y bandas nuevamente.

Nunca hubiera imaginado que años después de una de sus experiencias más traumáticas, iba a poder hablar normalmente con la persona que le había dañado, sin sentir rencor en lo absoluto. No pensó que iba a lograr sanar todo eso que no había logrado perdonar ni entender.

- ¿No te habla? – Jungkook se sintió tan sorprendido que le quedó viendo con la boca abierta. Habían pasado dos años, ¿y el hermano de Yugyeom aún no lo aceptaba?

- No – el chico negó con una débil sonrisa – Siempre supe que eso pasaría, él siempre hacía chistes homofóbicos con sus amigos, hasta le había pegado a un chico por eso una vez – dio una respiración profunda y soltó el aire con fuerza – Realmente lo prefiero así. Pensé que mantenerme al margen lograría que mi madre no tuviera que tener una preocupación más, pero al final mi hermano siempre hacía de las suyas.

En muchas ocasiones, Yugyeom le había confesado que su madre a veces no le prestaba demasiada atención por estar detrás de su hermano, quien hacía desastres en su escuela. En varias ocasiones su madre recibía llamados de profesores o directivos, diciéndole que habían suspendido a su hijo por mal comportamiento. Así que, lo mejor que Yugyeom podía hacer era ayudar a su madre no dándole problemas, estudiando duramente y buscando ser todo lo contrario a su hermano.

Si Yugyeom salía del closet, su madre tendría otra cosa de la cual preocuparse.

Jungkook se sintió mal al percatarse de eso. Ningún hijo tenía por qué ponerse al hombro situaciones que no le correspondían, que él no debía arreglar. Las faltas de su hermano no eran su culpa. No tenía por qué responder por él para alivianar los problemas de su madre.

- Tal vez algún día se dé cuenta que ha perdido a su hermano por una estupidez – agregó ante el silencio.

- No lo creo, tampoco me interesa demasiado – se encogió de hombros.

Realmente no podía imaginarse lo doloroso que se hubiera sentido si Hoseok le hubiese rechazado de esa manera. Probablemente no lo hubiera soportado. Pero suponía que esa era la diferencia entre Yugyeom y él, y la razón por la cual uno se permitió verse fuera del closet y el otro no.

Jungkook realmente agradecía tener a personas que le apoyaran a su alrededor, personas que nunca le habían hecho sentir que no era seguro ser él mismo.

Lo sabía al ver los ojos de Jimin en ese entonces, y lo sabía viéndolos actualmente. Más que nunca. Jimin... era todo lo que siempre había querido, era la forma en la que pensaba que todos los hombres deberían haber sido.

- Increíble... hasta tal vez... me siento un poco mal por él – soltó Jimin al escuchar las cosas que Jungkook le contaba de Yugyeom.

Ambos estaban en la cama, recostados de costado y enfrentados. Jimin acariciaba el brazo de Jungkook mientras le escuchaba hablar, y sus piernas estaban entrelazadas.

El menor sonrió ante la compasión ajena.

- Por eso siempre te digo que él sólo tuvo una situación más difícil que la mía. Ahora maduró y es independiente. No tiene que fingir nada.

- Bueno, vamos a reconocerle eso. Pero, sigo detestando a su "yo" del pasado – Jungkook se rio.

- No te veía como el tipo rencoroso.

- No me gusta la gente que lastima a los míos – admitió, y el pelinegro sonrió más amplio.

- Lamentablemente, los tipos dentro del closet suelen lastimar siempre a otros.

- Si otro tipo dentro del closet quiere lastimarte de nuevo... sólo llámame... - Jimin se inclinó con una sonrisa y plantó un beso en los labios de Jungkook. Éste se rio y le devolvió el beso.

- No volverá a pasar. Pero... hablando de tipos en el closet. ¿Qué hay de ti?

- ¿Qué hay conmigo?

- Me has dicho que no eres heterosexual, pero tampoco dices que eres gay. ¿Eres bi? – curioseó. Nunca habían tenido esa conversación. Jimin lo pensó un poco.

- Creo que sí.

- ¿Por qué crees?

- Aún no sé si otros hombres sólo me parecen atractivos o si realmente sería capaz de follar con ellos.

- ¿Y nunca pensaste en follar con un tipo? Me refiero a alguien que no sea yo.

Jungkook no estaba sugiriéndole a Jimin que lo hiciera, claro que no. Sólo estaba interesado en saber si Jimin se había puesto a pensar en ello alguna vez. Estaba interesado en saber cómo se sentía.

Pero por su lado, sí, Jimin ya había pensado en ello y la idea no le había sentado cómoda. Tal vez era normal ya que no tenía experiencia con hombres que no fueran Jungkook, pero el tan solo pensar en tener a su lado el cuerpo de otro hombre que no fuera el del pelinegro, le hacía sentir que no era correcto. Simplemente no quería que fuera otro, le quería a él.

- Yo... lo he pensado algunas veces. Pensé en cómo se sentiría, pero... no quiero realmente. Al menos no ahora – esta vez Jungkook fue quien comenzó a acariciarle, pasando su mano por su pecho, masajeando la zona de su esternón de arriba abajo podía sentir su corazón latiendo. Le daba calma, y a Jimin también – No quiero hacerlo con otro hombre, me gusta cómo tú me haces sentir.

Jungkook sintió su mundo temblar. Que Jimin dijera eso sonaba como un sueño, y cuando le besó también sabía a uno.

Si quería follar sólo con él no iba a quejarse, iba a darle todo lo que quería, iba a poner su mundo de cabeza. Iba a hacerle temblar, iba a provocarle ganas irrevocables de quedarse con él siempre.

Quería decirle todo lo que sentía. Quería decirle que quería darle todo.

Se besaron y se acariciaron hasta quedarse dormidos.

Una semana después la temporada comenzó y Jimin iba a tener que pasar varios fines de semana viajando con su equipo para los partidos.

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Actualización ✨️

No puedo más, me voy a dormir. Nos leemos!

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