Capítulo 12
El aire estaba un poco fresco a la mañana siguiente. Jimin se encontraba cubierto con las sábanas y frazadas de su cama, al momento que la alarma de su celular interrumpió el ambiente silencioso. Su brazo emergió de las telas para alcanzar su celular, tanteó torpemente hasta presionar la tecla del medio y aplazó la alarma. Diez minutos más.
Antes de que pudiera guardar su mano bajo las sábanas nuevamente, un brazo le envolvió el cuerpo por detrás, se cruzó sobre su pecho e inmediatamente sintió la extensión de otro cuerpo contra el suyo. Jungkook soltó una queja, mientras presionaba su rostro contra su nuca. El calor que su cuerpo emanaba era suficiente como para incendiar las sábanas. Jimin estaba seguro que, en pleno invierno y nevada, sería algo muy bueno.
Con el tiempo descubrió que sentir la respiración de Jungkook en su nuca le agradaba, también el sentir cómo su pecho grande se expandía contra su espalda. Cuando dormía con mujeres, incluso aunque fueran sus novias, en ocasiones no notaba su presencia a menos que estuviese pegado a ellas. Pero Jungkook era grande como él, incluso algo más ancho, y no pasaba desapercibido incluso en su enorme cama.
A los pocos minutos, la mano de Jungkook comenzó a hacer lánguidos movimientos sobre su pecho, acariciando, y cuando se apretó más hacia él, notó los efectos de la completa desnudez de ambos. Jimin se rió con un resoplido.
- Jungkook... - lo llamó con la risa en su voz y oyó un gruñido en respuesta – Me estás apuntando... y está cargada.
El menor soltó una risa que le hizo cosquillas en la nuca, despertándose de repente.
- Pon las manos en alto... - bromeó, su voz aún ronca por el sueño. Paseó su mano por su abdomen. Jungkook acarició y se deleitó con la ondulación de los abdominales de Jimin y el calor de su piel. Enterró más su cara en su nuca, su nariz rozando el cabello corto para inhalar el olor de su shampoo.
Incluso estando pegado a él, aún quería más. Y Jimin igual, así que presionó su cuerpo hacia atrás, provocando a Jungkook un gemido de satisfacción. El placer cada vez pulsaba más intenso en la zona baja de su cuerpo.
Para aumentar la sensación de cercanía, Jungkook pasó uno de sus brazos por debajo del cuello de Jimin y lo flexionó, cerrándolo sobre su garganta. Acompañó la acción con el agarre firme sobre la erección de Jimin, haciendo que se le cortase el aire por la sorpresa.
El brazo que le rodeaba el cuello le había dejado inmóvil, así que sólo dejó que se encargase de él. Podía parecer una posición ruda que le dejaba vulnerable, pero saber que se trataba de Jungkook era lo que le permitía dejarse llevar. Si a Jungkook le gustaba eso, entonces quería saberlo, quería conocerlo. Los besos en su hombro también le hacían calmarse y disfrutar de la experiencia.
Jungkook estaba duro y caliente. Su mano subía y bajaba, luego apretaba su punta y le hacía ver las estrellas. Cada gesto aumentaba la tensión y la desesperación de ambos. La mano de Jungkook se perdía entre sus piernas y luego volvía a emerger. Acariciaba su abdomen, su pecho, pellizcaba sus pezones, y mientras empujaba su propia erección contra su trasero, volvía a deslizar su mano para masturbarlo y volverle loco.
Había sido corto pero intenso, Jimin soltó un gemido ronco cuando todo su cuerpo tembló y se liberó de la tensión. Manchó su abdomen, la mano de Jungkook y las sábanas, pero se había sentido condenadamente bien.
Cuando fue liberado del agarre, no tuvo tiempo para pensar ni recuperarse. Fue volteado boca arriba y en un segundo tuvo al pelinegro sentado sobre él con sus rodillas a cada lado de su cuerpo.
Ésta vez, Jungkook se dio placer a sí mismo y Jimin, inmovilizado una vez más, disfrutó del espectáculo.
Apreció la piel perlada por el sudor, el pecho algo enrojecido por la excitación, y la punta de su miembro tornándose morada cuando el puño masajeaba y bombeaba.
Jimin apoyó sus manos sobre los muslos tensos y los acarició para premiarlo.
- Buen chico... - murmuró, y esas simples palabras enviaron una punzada de placer a la erección de Jungkook. Jimin lo supo al ver sus cejas fruncirse – Lo haces bien... te lo mereces – deslizó sus manos de sus muslos hasta sus caderas. Movió sus pulgares en círculos sobre la piel sensible de du pelvis mientras éste seguía trabajado su erección – Me gusta cómo te ves así...
Jungkook se mordió el labio con fuerza y se vino sobre el vientre del mayor. Se sintió liberado y relajado una vez que dejó caer su cuerpo sobre el colchón.
La alarma volvió a sonar, y ambos se quejaron. Jimin la apagó y el silencio se prolongó en la habitación, la bruma del sexo en sus cuerpos y sus cabezas no les permitía soltar ninguna frase coherente. Y tampoco era necesario.
Sólo luego de unos minutos, Jungkook se puso de pie y comenzó a juntar su ropa para tomar una ducha. Jimin le seguía con la mirada y cuando lo notó, se volteó y se acercó a él.
- ¿Estás bien? – Jungkook le preguntó y le acarició la mejilla con su mano libre.
- Sí... - respondió en un murmullo, su voz aún ronca. La sonrisa de Jungkook le hizo sentir calor en el pecho.
Se alejó de él y desapareció detrás de la puerta del baño.
Al encontrarse en el silencio y soledad de su habitación, Jimin se tomó un momento para pensar en cómo se sentía. Era la primera vez que Jungkook tomaba una postura tan dominante con él, y le había gustado. Le había gustado ceder el control, no ser el encargado de llevar las riendas. Su cuerpo había quedado a completa merced de alguien más, había confiado en su compañero.
No era algo a lo que le hubiera dado importancia alguna vez, ya que siempre se había acostado con mujeres, pero si hubiera seguido acostándose sólo con ellas, nunca hubiera descubierto otras facetas de sí mismo.
Por su lado, Jungkook tenía su sexualidad a tope y eso hacía que Jimin se sintiera más intrigado.
Él siempre fue curioso, pero inspeccionar su sexualidad con un hombre experimentado no era algo que hubiera estado en sus planes. Sin embargo, que ese hombre hubiera terminado siendo Jungkook, ya era más que simplemente una cuestión de placer y diversión. Se trataba de una conexión mental, no sólo física. Se trataba de congeniar, de interesarse en el otro y, por sobre todo, de la confianza, de permitirse ser vulnerable.
Cuando lograba tener esos momentos con Jungkook, como el de hacía un rato, se quedaba pasmado y sin habla. ¿En serio era posible que todo fluyera con total naturalidad? ¿Era posible que se sintiera tan correcto?
Miraba a Jungkook y no entendía cómo no lo había visto antes. Deseaba haberse dado cuenta lo tan perfecto que era Jungkook para él.
Pero había algo que le daba miedo, y era el saber que algún día compartiría con Jungkook todo de sí mismo. Compartiría sus miedos más profundos, sus historias más dolorosas. No sabía qué tan listo estaba para eso. Porque hasta el momento nunca lo había estado.
"No prestas atención en absoluto. Te la pasas bebiendo"
"¿Por qué haces esto? Si no estás realmente comprometido en nosotros, dímelo de una vez, Jimin."
"Pensé que estábamos bien, ¿y ahora estás terminando conmigo?"
"Amigo, ¿por qué terminaste con ella? Estabas estúpidamente enamorado"
Si ellas no terminaban con él, él terminaba con ellas.
"Ella era demasiado buena para mí". Había respondido a Hoseok.
Jimin huía cuando veía que estaba cerca de arruinarlo, cuando no podía luchar contra sí mismo. Cuando parecía que lo único que lograba hacer era preocupar y molestar a la gente a su alrededor.
Por esa razón, cada vez que se sentía embelesado por Jungkook, inmediatamente le invadía una sensación de preocupación y miedo. Se repetía a sí mismo "No debes arruinarlo", "No lo dejes llegar demasiado lejos".
Y siempre sentía que lo dejaba llegar un poco más lejos cada vez. No podía evitarlo.
Jungkook aparecía y todos sus muros se derrumbaban.
Jungkook le ofrecía verse al día siguiente, y aunque él sabía que debía decirle que no, un "Sí" siempre salía de su boca. Cuando Jungkook estaba horas sin enviarle mensajes, un "hey" por escrito siempre lograba llamar su atención. Cuando Jungkook estaba ocupado y no podía verle, una escapada al gimnasio siempre lograba sanar esa pequeña decepción.
Las semanas pasaban y no se volvía más fácil. Se había comprometido en ir con la corriente y no ser demasiado duro consigo mismo. Quería disfrutarlo, ¿pero, cuánto puedes lograr hacerlo sin que se vuelva algo realmente serio?
Habían logrado sobrellevar la relación de manera natural. No había malentendidos ni complicaciones, y Jimin se había dispuesto a tomarse las cosas con calma, incluso aunque Jungkook fuese como una explosión que le cortaba el aire. No quería apresurarse ni sacar conclusiones.
Sin embargo, una noche, la burbuja en la que se guardó todo ese tiempo, se pinchó.
Nuevamente había atendido a una de las fiestas de la universidad en el club nocturno más popular de Seúl. Jimin siempre se sentía como pez en el agua. Le gustaba deshacerse de sus preocupaciones, beber como si no tuviese responsabilidades, después de todo sabía que al día siguiente volvería a ser el mismo Jimin de siempre, el que todos esperaban que fuera. Pero esas noches, podía permitirse hablar con cualquier persona que se le cruzara, hacer apuestas tontas con sus amigos para ganar bebidas gratis o incluso coincidir con alguna chica que quisiera pasar la noche con él.
Lo que había estado fuera de sus planes era el estar mirando a Jungkook en cada oportunidad, enviándose mensajes como si los dos no estuviese en el mismo lugar. Pero el pelinegro estaba con Taehyung y más amigos. A Jimin no le gustaba llegar y acapararle como si fuese su novio.
Pero, aun así, esperaba el momento en que Jungkook se acercara a él para hablarle al oído, o para invitarle una copa y sentarse juntos sin que tuviesen más interrupciones que la música de fondo. Esperaba el momento en que, tal vez, si tenía suerte, buscara su boca para darle un beso. Y si eso no sucedía, entonces haría todo lo posible por conseguirlo.
Entonces, fue cuando dejó su celular a un lado y bebió el último sorbo de su bebida, que vio a Jungkook hablando con un chico alto y de cabello negro. La cantidad de gente y las luces parpadeantes se interponían en su visión. Jimin estiró su cuello para lograr entrever de quién se trataba, y el descubrirlo fue como un puñetazo en el estómago.
Inquietud fue todo lo que sintió cuando vio a Yugyeom inclinado sobre la oreja de Jungkook.
Su mente evocó la imagen de Jungkook con la cabeza baja, arrugando las hojas de su cuaderno de dibujo mientras sus compañeros de escuela murmuraban cosas sobre él.
Jimin sintió la rabia otra vez, el fuego le quemó el estómago y apretó el vaso en su mano sin miedo a romperlo.
¿Qué hacía ahí? ¿Qué hacía si quiera hablando con Jungkook después de todo?
Esperaba que Jungkook le enviase a volar, pero para su sorpresa eso no sucedió. En cambio, media hora después les vio a ambos sentados en la barra, conversando. Jungkook no parecía del todo relajado, pero tampoco parecía tenso. ¿Estaba bien hablando con Yugyeom? ¿O no sabía cómo escapar de sus garras?
Ante la duda, caminó hacia ellos, y cuando Yugyeom le vio, se notó un pequeño deje de pánico que hizo a Jimin sentirse satisfecho.
Por cortesía, estrechó la mano del chico aunque tuviese ganas te quebrarle los huesos. Se acercó a Jungkook, y colocando una mano sobre su cuello le habló al oído.
- ¿Necesitas que lo aleje de ti? – preguntó. Porque estaba deseando hacerlo. Jungkook se volteó para responder.
- Está bien, lo tengo controlado.
De acuerdo, el dolor en su estómago se acentuó, pero debía respetar su voluntad.
Se mantuvo lejos por el resto de la noche, había estado esperando que Jungkook se liberase en algún momento, pero había pasado toda la noche con el bastardo.
Cuando Hoseok se dio cuenta, estuvo a su lado echando humo por las orejas.
- No puedo créelo. ¿Qué hace aquí? ¿Cómo le da la cara? – Hoseok bebía un trago, luego soltaba alguna maldición, y volvía a beber. Miró a Jimin, éste tenía la mirada fija sobre Yugyeom, pero no emitía palabra alguna - ¿Por qué estás tan callado?
- Intento controlar mi ira.
Hoseok soltó una ruidosa carcajada, pero a Jimin no le dio gracia.
- No la controles, merece un puñetazo en esa enorme nariz como aquella vez, ¿recuerdas? – oh, era imposible que lo olvidara - Mírale, le habla a mi hermano como si nada hubiese ocurrido. Le invitó una bebida, ¿qué demonios? ¿Intenta conseguirlo de nuevo? – preguntó, y sólo ahí Jimin se giró a mirarle.
- ¿Conseguirlo de nuevo? Jungkook no es idiota, no va a dejarse llevar.
- ¿Es eso cierto o es lo que tú quieres creer? – indagó, alzando una ceja y estudiando a su amigo.
La expresión de Jimin fue la de alguien que se auto-percibía culpable. Hoseok negó con la cabeza porque había sido fácil deducir lo que pasaba por su mente.
- Si pierdes una batalla contra Yugyeom, es porque tú quieres. No tienes las pelotas suficientes.
- ¿Me dices que vaya por Jungkook? Pensé que detestabas que estuviéramos juntos.
- No me interesa con quién este Jungkook mientras él sea feliz.
Jimin se quedó pensando cuando su amigo caminó hacia donde se encontraba el equipo y le dejó solo. ¿Era él capaz de hacer a Jungkook feliz? ¿O le traería más complicación y sufrimiento?
¿Tenía algo bueno para ofrecerle más allá del sexo?
Por alguna razón, no lograba encontrar nada bueno.
Esos pensamientos le hicieron caer en un bucle de negatividad y auto-desprecio que sólo podía apagarlo con un fuerte trago de whisky. Después de todo, la conversación de Jungkook y Yugyeom no parecía estar próxima a terminar. Así que procedió a ignorarlos y refugiarse en su equipo de baseball.
Afortunadamente esa noche llegó a su fin. Jungkook se despidió del bastardo, y Jimin logró respirar nuevamente.
Cuando ambos estuvieron en el departamento, Jimin casi se lanzó sobre él. La desesperación se desbordó.
- Te esperé toda la noche... - espetó entre besos y jadeos. El sabor a alcohol era pesado en su lengua y Jungkook lo notaba, pero él estaba igual. Así que empujó a Jimin de espaldas contra la pared de su habitación.
- Aquí me tienes – le respondió, presionando su cuerpo con el suyo, clavando su entrepierna a la de Jimin y sosteniéndole del cabello para inmovilizarlo. Entonces, le habló sobre su boca – Cálmate... - le dio un beso fugaz y se inclinó para besar su cuello. Jimin gimió, cerrando los ojos y entregándose.
El alcohol en su sistema no le dejó saber en qué momento Jungkook le llevó al sofá para sentarse sobre él a horcajadas. Logró ser lo suficientemente consciente para desabrocharse el pantalón y Jungkook le colocó el condón para sentarse sobre él.
Se deslizó lentamente sobre su miembro sin preparación previa. Estaba apretado. Delicioso y torturador.
Incluso así, no esperó a que su cuerpo se acostumbrara, y comenzó a moverse con rapidez mientras respiraba contra sus labios.
- Jungkook... - gimió, metiendo sus manos debajo de la camiseta para acariciar su espalda. No obstante, sus brazos fueron alejados, impidiendo tocarle.
Jungkook le sujetó sus muñecas a los costados de su cabeza. Se movió con ritmo constante mientras Jimin gemía debajo suyo y se deshacía sin control. Besó su cuello descubierto, dando pequeños mordiscos y pasando su lengua para aliviar el dolor. Tanto su respiración como la del mayor estaban agitadas y sus cuerpos pegados resbalaban por el sudor en sus pieles.
El pelinegro sentía los músculos de sus piernas quemando por el constante esfuerzo de mantener el movimiento, y el mismo roce de su miembro contra el abdomen de Jimin era el que le estaba acercando rápidamente al clímax.
Dejó un camino de besos desde su cuello hasta sus clavículas. Jimin intentaba soltarse del agarre, pero él no se lo permitía.
- Maldición... déjame tocarte – rogó, y Jungkook le sonrió.
Esa jodida sonrisa.
- No – se lo negó, besándole la boca y robándole el aliento.
El corazón de Jimin estaba a punto de explotar, enloquecido.
La dulce tortura acabó cuando ambos se corrieron. Jungkook le soltó los brazos, se separó de su cuerpo y cuando quiso sentarse sobre el sofá, Jimin tironeó de él nuevamente contra su cuerpo.
- ¿Qué fue eso...? – preguntó, acercando su rostro al del menor mientras éste se reía y le corría la cara para evadir el beso - ¿Querías matarme?
- Parecías necesitarlo... - soltó. Jimin se detuvo y le miró con la boca abierta.
- ¿Eres terapeuta sexual o algo así? – preguntó, y Jungkook se rio – Creo que necesito otra dosis, doc – agregó y obtuvo una risa más fuerte.
- Ten cuidado con lo que pides.
- No me caracterizo por ser cuidadoso... - se rio contra su boca, dejando un beso.
- ¿Realmente piensas que puedes lidiar conmigo?
- Quiero lidiar contigo – aseguró. Jungkook sonrió, adorando lo que escuchaba.
- Me alegra oírlo. Yo también quiero lidiar contigo.
Y Jimin deseó que realmente hablara en serio.
Pero no estaba tan seguro de que Jungkook pudiera seguir queriendo lidiar con él si se enterara de todos los problemas que tenía apilados en su interior.
El pensar en la simple posibilidad de que Jungkook se alejara hizo que se le contrajera el pecho.
- Vamos a la cama.
Su voz rompió la negativa cadena de pensamientos que estaba por librar.
Se levantó, acomodándose sus pantalones, y siguió su silueta para meterse en su cama y dormir junto a él.
A la mañana siguiente todo parecía más esclarecedor.
La neblina provocada por el alcohol se había esfumado, y aunque le había dejado un fuerte dolor de cabeza, ya no tenía ese puño incrustado en el estómago o esa molestia en el pecho. Se sentía ligero y en paz, abrazado a Jungkook.
Como era domingo, ambos aprovecharon el tiempo en la cama para descansar sus cuerpos. Se relajaron con caricias y masajes. La noche anterior ya les había permitido saciarse de la necesidad de sexo, por lo que ambos sólo buscaban afecto y calma.
Se ducharon, prepararon el desayuno y se sentaron a comer.
- ¿Se te pasó el dolor de cabeza? – Jungkook preguntó.
- Sí, esa píldora es mágica. ¿Cómo es que tú nunca tienes resaca?
- Tomo agua entre los tragos.
- Eres increíble, ¿lo sabes?
- Sí, lo sé – se rio de su propio ego y Jimin le sonrió, negando con la cabeza.
Habían estado hablando como si nada toda la mañana, pero Jimin tenía las dudas y las preguntas atravesadas en la garganta.
Aunque se sentía más tranquilo, no podía evitar esa intriga que le daba el querer saber sobre Yugyeom. Jungkook había estado, prácticamente, toda la noche con él. Les había visto hasta reírse juntos. ¿Qué había pasado para que Jungkook le abriera las puertas de esa manera? Él odiaba a Yugyeom por lo tanto que le había lastimado y humillado.
Se moría por saber. Necesitaba saber.
- Hey... - comenzó, tratando de sonar casual mientras masticaba algunos vegetales asados – Así que... Yugyeom ha resucitado de entre los muertos... - dijo, y al instante se preguntó si se había notado el resentimiento en su voz.
- Al parecer sí.
- ¿Cómo es que terminaste hablando con él? Yo estaba listo para echarle a patadas del lugar – admitió, a lo que Jungkook rio.
- Cuando se paró frente a mí, también estaba a punto de hacerlo. Y creo que notó mi cara. Sentí pánico en ese momento, no entendía ni mierda.
Jimin podía imaginárselo, desde lo sucedido en la secundaria, Yugyeom era algo así como una mala palabra, sinónimo de mala suerte. No le querías cerca, ni si quiera debías nombrarlo.
Era por esa obviedad que le intrigaba por qué Jungkook le había permitido a Yugyeom acercarse a él, hablarle e invitarle una copa. Confiaba en Jungkook, y debía de tener una buena razón para ello.
Así que escuchó pacientemente.
Yugyeom se había acercado a él con cautela, y apenas notó la incomodidad de Jungkook alzó sus manos como si quisiese demostrar su inocencia, se disculpó por cruzarse en su camino, pero admitió haberle visto y haber querido saludarle.
- Me dijo: "Lo siento, no quiero molestarte, sólo quería saludarte". Entonces me preguntó cómo estaba, si solía concurrir al lugar frecuentemente, él a penas lo estaba conociendo – relató mientras comía arroz de su tazón. Separó un poco con sus palillos y lo vertió en el tazón de Jimin – Y luego dijo, "No quiero molestarte, pero quisiera hablar contigo sobre algo importante si me dejas" – Jimin masticaba su comida mientras miraba a Jungkook de manera escéptica – Y le di la oportunidad cuando lo noté diferente.
- ¿Diferente? ¿Cómo de diferente?
- Como que no es igual que antes. Y, de hecho, no lo es. Lo comprobé.
- Dudo que alguien como él haya cambiado. Está en su esencia...
- Él es gay. Está fuera del closet desde hace dos años.
Jimin sintió cómo la pesadez se asentaba en su estómago. Permaneció en silencio, escuchando cómo Jungkook contaba que Yugyeom había tenido un duro proceso de auto-aceptación. Que lamentaba no haber logrado dilucidar antes de tiempo que reprimir sus deseos y sentimientos no lograría hacerlos desaparecer. Por el contrario, sólo generaban malestar y rencor. Un gran rencor sobre todos a su alrededor y un montón de enojo e insatisfacción que liberaba de las peores maneras.
Yugyeom había sentido pánico cuando fue descubierto con Jungkook, tanto pánico que esparció por todo el colegio que había sido Jungkook el que había querido besarle. Que Jungkook era gay y estaba obsesionado con él.
Jimin sabía esa parte de la historia, la horrible historia donde Yugyeom no había dejado de regocijarse con sus amigos diciendo "¿Yo? Nunca besaría a ese raro. Sólo quería que me dejara en paz". Y "Fue asqueroso".
"¿No lo has visto en el baño? Se le tira a cualquier chico sin importar que no sean maricas. Ten cuidado".
"¿Quién sabe? Tal vez así es como consigue las buenas notas también".
No lograba sacarse a ese Yugyeom de la cabeza. Ese que una vez había tenido que tomar de su uniforme, a dos cuadras de la escuela, y estamparle un puñetazo en la nariz hasta hacerle caer de culo al suelo. Hoseok le había ayudado y ambos se sintieron liberados al ver al chico cubriéndose la cara y suplicando que no le golpearan otra vez.
"Deja a Jungkook en paz o volveremos por ti, imbécil".
Se lo merecía. Jimin había sentido la satisfacción llenarle el cuerpo cada vez que notaba que Yugyeom mantenía su perfil bajo cuando Jungkook o él y Hoseok estaban cerca. Parecía que un puñetazo había sido suficiente para lanzar a la basura toda esa arrogancia que se cargaba.
Pero, escuchar a Jungkook justificarlo, justificar todo el dolor que le había hecho pasar con esos rumores de mierda, le había dolido.
Había dejado de comer desde hacía varios minutos, ya no podía tragar un solo bocado más.
- Aun así... no tenía por qué hacer eso.
- No es fácil estar en ese lugar... me ha sucedido, y si yo no tenía el apoyo de Hoseok y el tuyo... tal vez hubiera terminado como él, dentro del closet y resentido, odiándome y odiando a quienes pudieran ser gays libremente.
- Tú también estabas en el closet en ese entonces, y no eras así.
- Porque yo ya lo había asumido, me había aceptado a mí mismo – explicó – Yo lo supe y lo acepté desde pequeño.
Los ojos de Jungkook le brindaron una mirada significativa. Jimin quiso saber los detalles de cómo Jungkook lo había aceptado.
"Yo siempre fui así. Siempre. No puedo cambiar".
Recordó, nuevamente, cuando Jungkook se lo había confesado. Jungkook ya había luchado contra ello, ya había atravesado ese proceso.
- Yugyeom no tuvo el apoyo que yo tuve. Él nunca se sintió seguro de poder aceptar lo que era, hasta hace dos años. Tal vez... no lo entiendes porque no eres gay.
- Tal vez no soy gay, pero no soy heterosexual tampoco.
- Bueno, pero si fueras gay tus padres nunca se hubieran quejado. Tus amigos ni si quiera te molestaron por verte conmigo.
Eso era totalmente cierto. De hecho, quien tenía que aguantarse las burlas era Hoseok, porque todos sabían que su instinto de hermano mayor afloraba cuando mencionaban los nombres de Jimin y Jungkook en la misma frase y era divertido verle refunfuñando.
Pero ese no era el caso. El caso era que Jungkook estaba hablando de cómo había logrado comprender las actitudes insensibles de Yugyeom.
Bueno, si eso hacía que Jungkook se sintiese mejor, entonces era algo bueno. Si le ayudaba a lograr sanar ese rechazo que había recibido en el pasado, entonces valía la pena que perdonase al bastardo, aunque Jimin seguiría llamándole así en su mente.
Al final, Yugyeom se había disculpado por todo el dolor ocasionado. Se disculpó por haber esparcido rumores que no eran ciertos, por hablar mal a sus espaldas y por haber fingido que no le conocía cuando hacía medio año que habían estado viéndose, escondiéndose de todos. Medio año que se habían escabullido día tras día para besarse y para descubrir el sexo juntos, había sido suficiente para que Jungkook terminase marcado.
- Luego me contó que está aquí para tomar las clases de un curso de diseño industrial. Así que agradezco que hayamos aclarado las cosas si voy a cruzármelo en el campus a partir de ahora.
- ¿En el campus? – Jimin sonó más que sorprendido, incluso alarmado.
- Sí – se rio por la expresión atónita del mayor – Si años antes hubiera sabido que Yugyeom terminaría aquí, me hubiera mudado de ciudad – dijo – Pero, por suerte, todo ha cambiado.
Jungkook sonaba aliviado, y aunque Jimin no se sentía así, se convenció a sí mismo de que debía confiar. Estaba bien, el chico era adulto ahora, ya no era el pequeño hermano de su mejor amigo, ahora era un hombre que sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Estaba seguro que no se permitiría volver a caer en un viejo amor abusivo, que no se dejaría lastimar otra vez.
Inspiró y soltó el aire, proponiéndose terminar su comida con calma y liberándose de toda preocupación innecesaria.
No tenía que preocuparse por Yugyeom.
.
.
.
.
.
.
Actualización ✨️
Cómo han estado? Yo acá enferma otra vez, con gripe. Pero lo bueno es que es lo único que me da el tiempo suficiente para escribir así que... de todo lo malo hay que sacar algo positivo, no? (?
Les dejo este primer capítulo del mes, espero que se les haya hecho entretenido 🫶🏻
Nos leemos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top