Capítulo 1


Con la música sonando desde su habitación, terminó de ducharse, se colocó una camiseta de manga larga gris y holgada, y un par de jeans anchos con algunas rasgaduras en las rodillas. Se miró en el espejo arriba del lavabo, con su toalla secó su cabello corto, frotando rápidamente. Volvió a mirarse, se peinó un poco con sus dedos y chequeó el cabello más corto en su nuca. Había creciendo de a poco, pero en ese momento no tenía tiempo para retocárselo. Despeinó un poco el pelo más largo de la parte superior, se alejó del espejo para tener una vista más panorámica y asintió para sí mismo al verse satisfecho con su aspecto. No secó más su cabello, se veía bien cuando aún estaba húmedo, incluso más negro de lo que era.

Salió del baño, sus pies descalzos y sin medias en contacto directo con la madera del pasillo se sentía bien, fresco. Eran las primeras señales de que la primavera estaba en pleno auge. Ya no más frío en sus pies, ni en su cuello ni rostro, ni muchas capas de ropa una encima de la otra.

La música se volvió más alta cuando entró en su habitación. El parlante que tenía sobre su habitación estaba reproduciendo música mientras parpadeaban unas luces en él.

Guardó en su mochila, junto con algunos libros y su cuaderno de notas. Salió de la habitación con su mochila al hombro, y bajó las escaleras. Sacó su celular y detuvo la música, apagando su parlante desde la distancia. A la vez que hacía eso, chequeó un mensaje de su hermano.

"Te dejé algo de arroz con kimchi y bulgogi en la nevera".

Genial. Sonrió y le respondió con un emoji de corazón.

Dejó su mochila en una de las sillas de la cocina, se dirigió directo a la nevera y sacó de allí los platos que su hermano le había dejado.

Fue un desayuno delicioso. Sin embargo, el broche de oro se lo daría el café que planeaba comprarse en el camino hacia la estación de tren.

Sólo tenía unas cinco cuadras hasta llegar donde tomaba el tren, y ese trayecto era excepcionalmente bonito en esa época del año. En primavera los árboles de cerezo sufrían un estallido de flores.

Caminó por la acera, divisando la tienda de café pequeña donde solía comprar, y al entrar la chica del mostrador le saludó con amabilidad, él dio una pequeña reverencia y pidió un late de caramelo frío. El aroma de la cafetería era una de sus cosas favoritas de sentir por las mañanas.

Cuando recibió su café, se despidió de la chica, salió de la tienda con el tintineo de la campanilla que colgaba en la puerta.

Cuando llegó a la estación de tren, subió inmediatamente a la formación que apenas había llegado. Sacó sus air-pods, se los colocó en sus orejas y se dispuso a escuchar música. Se acomodó de pie en el pasillo, sosteniéndose de una de las barras del techo y tomó de su café pacíficamente. Eran esos pequeños y simples momentos que hacían que la vida valiera la pena. Mientras veía las casas pasar a través de la ventanilla, se llevó el vaso de café a sus labios, bebió y cerró los ojos. Soltó un gruñido de satisfacción. El mejor café de la historia.

La vibración de su celular en el bolsillo de su pantalón le llevó a sacarlo de allí y ver un mensaje que le había enviado Taehyung. Era un video gracioso de tiktok. Jungkook le dio like, se rio un rato con algunos videos más, y salió de la aplicación para dirigirse a Instagram.

Primera foto que saltó a su vista y su dedo automáticamente golpeó dos veces sobre ella, marcando corazón. Entró al perfil, vio las fotos que Park Jimin había subido de su fin de semana pasado. A medida que pasaba de foto en foto, Jungkook sonreía cada vez más. Vio sus historias, eran de apenas una hora atrás. Jimin entrenando con su equipo de baseball y grabando a sus compañeros corriendo, haciendo una sesión de precalentamiento.

Oh, fantástica vista. El gracioso pensamiento de que sería bueno que le encerrasen en los vestuarios del equipo se le pasó por la cabeza. Aunque no antes sin sacar a su hermano de allí, claro.

Incluso aunque todos fuesen atractivos, nadie le atrapaba como lo hacía Jimin.

Jungkook llegó a la universidad, saludó a algunos compañeros que se cruzó en el camino y se encontró con Taehyung. Entraron a clase y comenzaron a trabajar en su próxima entrega con sus computadoras. Era un trabajo que tenían que resolver dentro de los próximos dos meses, entregarlo a finales de cursada, y con eso podrían comenzar el receso de verano. Pero, lamentablemente, no sólo tenían esa responsabilidad, sino también preparar los exámenes para otras materias.

Al terminar las clases, los dos amigos se encontraron en uno de los cafés del campus, bajo la sombra de los árboles circundantes. El viento hacía mover las hojas y los rayos de sol se filtraban entre ellas.

- Estaba pensando en hacerme otro tatuaje – dijo Jungkook mientras miraba su mano. Taehyung levantó la vista de su propia notebook para ver al frente.

- ¿Otro? No te entra más nada en ese brazo.

- Siempre hay espacio para algo más.

- ¿Cómo en tu estómago? – se burló, haciendo referencia a que Jungkook era un pozo sin fondo cuando se trataba de comer - ¿Por qué no te tatúas el otro?

- No quiero caer en eso. Me gusta cómo se ve así de asimétrico, tener un brazo totalmente limpio.

- ¿Será tu criterio de diseñador gráfico?

- Tal vez.

Mientras conversaban de los tatuajes y lo tanto que deseaban que las vacaciones llegaran de una vez, la mirada de Jungkook se desvió más allá de Taehyung, a un grupo de chicos que se había juntado en una de las mesas de atrás.

El campus era espacioso, tenía una buena proporción de césped verde que daba una agradable vista, junto con plantas y árboles que eran una bendición en aquella altura del año donde el sol comenzaba a picar la piel. La cafetería se llenaba de alumnos en sus mesas al aire libre a media mañana, donde una refrescante brisa aún soplaba.

Los ojos de Jungkook divagaron sobre la silueta de uno de los chicos del equipo de baseball universitario. Su sonrisa, sus ojos marrones desapareciendo cuando se reía. Su carcajada divertida mientras uno de sus amigos le empujaba, luego de contar un chiste con el que todo el grupo rio.

El ruido de las voces y las carcajadas hizo que Taehyung se volteara a ver qué sucedía, e instantáneamente volvió a mirar a su amigo.

- ¿Vas a seguir haciendo lo mismo para siempre? Me refiero a quedarte callado de repente y babeando.

- Cállate y déjame mirar en paz – se quejó, haciendo a Taehyung reír.

- Me encanta cuando dejas de ser el chico "genial" y te enojas por estupideces.

- No me enojo, interrumpes mi mejor momento de la mañana.

Se trataba de Jimin, con su cabello rubio apagado y mojado luego del entrenamiento. A los costados su peinado estaba más corto, y se lo peinaba hacia atrás cuando algunos mechones caían sobre su frente rebelándose. Se apoyaba en el hombro del amigo que tenía a su lado y seguía conversando, y lo que fuese que decía parecía interesante para el resto. Su chaqueta azul y gris de la universidad era ancha y complementaba esos jeans gastados que estaban abrazando sus piernas.

Desde que Jungkook le conocía, Jimin había apuntado a volverse un jugador profesional, tanto era así que había trabajado duro para lograr superarse. E incluso así, no se le olvidaba disfrutar de su vida. Era divertido y vivaz.

El chico rubio se giró y sus ojos conectaron con los suyos. La sonrisa que le dedicó le hizo contraer el estómago de gusto. Jungkook levantó el mentón en forma de saludo y Jimin comenzó a caminar hacia su mesa. En algún momento Taehyung había vuelto a voltearse para mirar a Jimin también.

- Jimin, es imposible no saber cuando llegas a un lugar. Todo el mundo te sigue como moscas a la luz.

- Gracias, ¿supongo? – soltó una carcajada - Pero no creo que sea para tanto – apoyó su mano en el hombro de Taehyung.

- ¿Cómo es que eres popular, deportista, y no eres un idiota engreído?

- Creo que me criaron bien – se encogió de hombros.

- Y tienes dinero - agregó.

- El dinero no me vuelve mejor que nadie – respondió, a lo que Taehyung puso ambas manos sobre su pecho, del lado de su corazón.

- Uf, eres increíble – soltó luego de una exhalación dramática, haciendo reír a Jimin – ¿No quieres probar suerte de este lado? – hizo una cara divertida, entrecerrando sus ojos y haciendo un vaivén con sus cejas. Jimin soltó una carcajada ruidosa y le golpeó el hombro con la mano.

- Me halagas, pero me gusta este lado.

Jungkook permaneció en silencio, sin dejar su postura relajada, su espalda contra el respaldo de la silla. Mientras Taehyung bromeaba con Jimin él sólo observaba y sonreía sutilmente, esperando su momento.

Para él, Jimin era una persona demasiado especial. No sólo por la historia que llevaban juntos, sino porque, tal y como Taehyung había expresado, Jimin tenía muchas buenas cualidades físicas e interesantes objetivamente hablando, y aun así nada le impedía ser humilde. Era amigable y empático a pesar de tener tanto de lo que todo el mundo deseaba.

Entonces, cuando Jimin puso nuevamente sus ojos sobre él, la sonrisa de Jungkook se ensanchó hasta mostrar sus dientes.

- ¿Cómo estás, Kookie? Oí que comenzarás una pasantía.

- ¿Hoseok te lo dijo?

- Sí, ya me dio la noticia – se separó de Taehyung para acercarse a él.

- Sí, comenzaré luego de las vacaciones del verano, diseñando.

- Es genial – llevó su mano a la cabeza de Jungkook y agitó su cabello, despeinándole – Te felicito.

- Gracias.

- Te veo hoy en la noche, ¿cierto? – prometió.

- Sí, nos vemos – asintió con la cabeza.

Jimin se alejó, y cuando Jungkook volvió su mirada a su amigo, éste le observaba con una sonrisa y mirada incriminatorias.

- Lo haces muy bien.

- ¿Qué cosa?

- Fingir que no te mueres por él.

- Es un don que desarrollé para sobrevivir toda mi vida.

- Eres la primera persona que conozco que está enamorado de la misma persona desde sus cinco años de edad hasta sus veinticinco. Eso son veinte años. Mierda – arrugó la nariz, compadeciéndose.

- Sí, ya lo sé, soy patético y blah, blah – puso los ojos en blanco, sin querer escuchar más. Él sabía perfectamente cuál era su situación.

- Sobre todo, con ese tierno gesto de hermano mayor de acariciarte la cabeza como si fueses su cachorrito al que le dice "Buen chico" – hizo una falsa mueca enternecida y movió su mano imitando la escena.

- Gracias, me haces sentir mejor.

- De nada.

Desde que había terminado el secundario, Jungkook era abiertamente gay. No había sido fácil, pero podía decir que finalmente estaba disfrutando de su vida y de sí mismo.

No había tenido una mala infancia, pero sí algunos momentos duros que no había sabido manejar por falta de las herramientas adecuadas, y por tener un ambiente familiar que no estaba preparado para enfrentar esa situación.

Aceptar su propia homosexualidad no había sido tarea fácil, pero hacer que sus padres la aceptaran había sido aún más difícil. Pensaba que iba a morir sin que nadie supiese que era gay, pero la desesperación por querer ser él mismo de una vez por todas y dejar de esconderse, había sido lo que le empujó fuera de su zona de confort.

Cuando sus padres se dieron cuenta que nada iba a cambiar, y que Jungkook seguía siendo el mismo de siempre, la familia volvió a asentarse. Hoseok había cumplido un rol clave ayudando a que sus padres dejasen de sentirse como si su hijo menor fuese un enfermo terminal.

Los tiempos habían cambiado, Jungkook sentía que la sociedad había evolucionado, al menos un poco. Gracias a eso empezó una nueva vida, y disfrutaba cada centímetro de su piel, aunque no sin antes haber pasado por confusiones, amoríos y desamoríos, por enojos y tristezas.

Y en todo ese proceso de autodescubrimiento, era que entraba Jimin a la escena. Lo que había comenzado como admiración por el mejor amigo de su hermano, había terminado mutando a más.

Jimin apenas era dos años mayor que él, pero como todo niño, su hermano Hoseok era celoso con su mejor amigo y no le simpatizaba compartirlo. Generalmente dejaba a Jungkook jugar con ellos, pero otras veces se oponía como el irritante hermano mayor que era.

Jimin era el amigo cool de su hermano, con quien se juntaban constantemente a jugar toda clase de juegos, ver películas, hacer desafíos tontos y a veces también metiéndose en problemas. No era nada fuera de lo común, pero eso le permitió a Jungkook tener la ventaja de conocer a Jimin casi tanto como lo hacía su hermano.

El problema era que para Jimin, Jungkook siempre había sido - e iba a ser - el hermanito menor de su mejor amigo de la infancia.

Mala suerte la suya.

La madurez le llevó a romper el cascarón y a tomar una personalidad independiente. Al salir del closet, ya no tenía mucho que esconder, y para esa altura ya tenía asumido que nunca iba a estar con Jimin de la manera que quería. Ya había superado la etapa en la que le dolía escuchar cuánto le gustaban las mujeres y algunos detalles de cómo se relacionaba con ellas.

- Tú, no escuches – Hoseok había dicho, irritándole con tan solo unas palabras.

- Estoy grande, no jodas – soltó, intentando defenderse, pero él ya le estaba empujando fuera de su habitación mientras Jimin se reía, enternecido por las peleas que siempre tenían. Mientras Jungkook quería matar a Hoseok por ser tan controlador, Jimin siempre decía cosas como que le hubiera gustado tener un hermano y una relación como la de ellos.

- Jungkookie, esto no es apto para todo público – bromeó Jimin, y al más chico le encantaba y destruía, aquella sonrisa llena de regocijo y mirada que guardaba todos los detalles sucios que estaba por revelar.

La puerta se había cerrado a sus espaldas con un golpe que expresaba firmemente un "No volverás a entrar".

Pegó su oreja a la madera, y entre risas, gritos y susurros, Jimin le contó a Hoseok que había tenido su primera vez. Jungkook había sentido una punzada en el pecho, aguda por tanta decepción y celos. Fue así que no pudo seguir negándose a sí mismo el hecho de que le gustaba Jimin.
Para ese entonces, Jungkook tenía trece años y Jimin quince.

En su camino hacia la adultez, conoció el amor, el desamor, el sexo abusivo y el sexo sano. Lamentablemente, te tropiezas y golpeas contra la pared más veces de las que esperas, pero lo importante es llegar al final sabiendo cuáles son las decisiones que te llevarán hacia buenos resultados y cuáles no.

Jimin y Hoseok se desarrollaron sexualmente a los doce, lo cual jugó también un papel clave para Jungkook. Hablaban de niñas que les gustaban, hablaban del internet y videos que se les habían cruzado al estar navegando y que no habían logrado olvidar, tanto en el buen sentido como en el malo. Y Jungkook no sentía ninguna atracción hacia las chicas de los videos porno, no había reacción en su cuerpo, pero cuando pensaba en Jimin, cada que lograba escucharle hablar de sexo, sentía cosas que nunca había sentido. Ese cosquilleo en su estómago que siempre despertaba un sentimiento de urgencia.

Un daño colateral de escuchar detrás de las puertas había sido enterarse cosas de la vida sexual de su hermano. Pero, más allá de eso, a medida que iba creciendo, era más y más consciente de que Jimin era heterosexual y, por ende, un imposible.

Al principio se había sentido lleno de curiosidad, y también algo asustado al darse cuenta de la clase de sentimientos que tenía, pero a medida que Jimin iba creciendo, y él también, lo que sentía se volvía más fuerte.

Había sido difícil acostumbrarse a un Jimin adulto, atractivo y buena persona. Acostumbrarse a que nunca podría obtener más que una mirada fraternal de su parte.

Sin embargo, todo eso cambiaría la noche de ese día.

Sus padres no estaban presentes en la casa ese fin de semana por razones de trabajo. Ante esa situación, normalmente los hermanos aprovechaban a invitar a amigos, beber y escuchar música.

Taehyung estaba sosteniendo en su mano una botella de cerveza, mientras que Jungkook se servía Soju en un shot. Ambos sentados en el sofá de la sala con sus cuerpos plácidamente relajados y flotando por efecto del alcohol.

- Nunca vi tanto vómito en mi vida – recordó Taehyung una anécdota – Asqueroso – sus labios se arrugaron y eso le sacó una risa fuerte a su amigo.

- ¡Tú también vomitaste allí!

- ¡Lo sé! Y era igual de asqueroso que el resto.

- Hay fotos de esa noche.

- ¿No las quemamos?

- No, son oro puro – Jungkook sonrió orgulloso de aún tener evidencias. Llevó el pequeño vaso a sus labios y lo bebió de un solo tirón. El sabor dulce y amargo mezclándose con el calor del alcohol era agradable por lo familiar que resultaba.

Taehyung tomó el control de la televisión y empezó a pasar videos por YouTube.

- Es ese momento de ver videos idiotas – declaró – Antes de volver a estar sobrio y tener que estudiar, quiero reírme sin sentido.

- ¿Tienes que mencionar la universidad ahora? – Jungkook gimió con molestia, apoyando su cabeza hacia atrás y tapándose los ojos con su antebrazo – Disfruta el momento, Kim Taehyung.

- No puedo, estoy estresado.

Mientras su amigo buscaba videos graciosos, su atención se detuvo sobre la puerta del baño cuando ésta se abrió, dejando ver a Jimin.

El chico cerró la puerta y apoyó su espalda sobre ella. Su mirada cayendo sobre ellos dos y soltando una sonrisa. Estaba pegado a la superficie de madera como si no quisiese perder el equilibrio.

Taehyung le miró y rió por la escena.

- Jimin, luces como si te hubieses tomado diez botellas de soju.

- ¿Qué dices? Estoy perfectamente bien – su risa sonó floja, contagiando a los dos chicos frente al sofá.

- Siéntate, veremos videos divertidos.

- De acuerdo.

Jimin era fácil de persuadir. En realidad, nunca se oponía a ningún plan, por más absurdo o aburrido que sonase, él siempre estaba bien con lo que fuera. Era como si supiera que lo pasaría bien de cualquier forma.

Se sentó en el espacio entre ambos, dejándose caer hacia atrás. Mientras Taehyung ponía videos de personas haciendo estupideces y en ocasiones arriesgando su integridad física, los tres reían o hacían muecas de dolor cuando veían cosas como alguien fallando y cayendo dolorosamente sobre alguna parte de su cuerpo.

Pasado un rato, Taehyung se aburrió de los videos, escuchó que fuera la estaban pasando bien con un juego y salió corriendo hacia allí.

En eso, Jimin y Jungkook hacían comentarios de los videos y seguían riendo.

- ¿Por qué alguien querría hacer eso? – Jungkook no podía entenderlo.

- No tengo ni puta idea – soltó una carcajada.

Repentinamente, Jungkook tuvo a Jimin casi encima suyo, se había estirado sobre su cuerpo para tomar la botella de soju en la mesita a su lado del sofá. Jungkook permaneció estático, y tuvo una buena probada del perfume del chico. Su cabello rubio despeinado casi haciendo cosquillas en su nariz.

Cuando volvió a su lugar, no evitó mirar cómo bebía del pico de la botella. Mal hábito que solía tener.

- ¿Dónde están tus modales? – preguntó en broma, queriendo burlarse de su hyung.

- Lo tengo permitido, nos conocemos desde siempre, Jungkookie – le sonrió, y a Jungkook le costó una enormidad no derretirse – Después de todo hace tiempo ya no me llamas hyung. Hay confianza.

- ¿Quieres que lo haga, hyung? – alzó una ceja, le estaba tomando el pelo. Jimin giró su cabeza, apoyada contra el respaldo, y entrecerró los ojos, dándole un golpe en la pierna para reprenderlo.

- No te burles de mí.

- No me burlo de ti, hyung – soltó un cantito con la última palabra. Jimin se rió y sus dedos apretaron el muslo de Jungkook en forma de advertencia. De acuerdo, era una simple situación de ellos bromeando, pero le encantaba eso y que estuviesen tan cerca – No te enojes – movió su mano y la apoyó de igual manera que Jimin, en su muslo, para devolverle el gesto.

La mirada de Jimin cayó hacia su pierna, la mano de Jungkook sobre ella. Volvió a subir y ambos se miraron. En su otra mano, aún sostenía la botella de soju, y la llevó a su boca para seguir bebiendo. Hizo un sonido refrescante al terminar, dejando la botella donde antes, volviendo a pasar por encima de Jungkook.

Volvió a acomodarse en su lugar, las manos aún en la pierna del otro.

- Quiero beber más, pero no quiero levantarme – se quejó Jimin.

- Yo tampoco quiero – soltó en voz baja. Había sonado más serio de lo que había pretendido. Jimin giró su rostro nuevamente hacia él. Los ojos de ambos estaban rojos, brillosos por el efecto del alcohol. Jimin se rio un poco.

- Has tomado jodidamente demasiado tú también.

- No tanto, sólo no tengo buena resistencia – admitió, haciendo a Jimin reír nuevamente.

Jimin cerró sus ojos, y mientras no estaba consciente de su entorno, Jungkook no lograba quitar sus ojos de él. Recorriendo su cuello expuesto, el filo de su mandíbula, sus labios voluptuosos. Su perfil haciéndolo todo por él.

Se relamió los labios y miró su propia mano sobre el muslo de Jimin, fue inevitable no comenzar a mover su pulgar suavemente sobre la tela de sus jeans. Jimin no se había inmutado, y cuando pensó que estaba dormido, habló.

- Se siente bien – susurró. A Jungkook se le aceleró el corazón con esas simples palabras. Nmse sintió nervioso, pero no dejó de acariciarle. En cambio, esta vez comenzó a mover su mano, sintiendo la textura del jean sobre su palma y el calor de la piel debajo.

Jimin abrió los ojos y miró hacia su propia mano, comenzando a imitar el movimiento de Jungkook, los cuales mutaron a garabatos de su dedo sobre sus pantalones.

Una risita se le escapó a Jungkook dd la boca.

- ¿Qué haces? - le preguntó divertido.

- No lo sé, sólo te copio - Jimin se encogió de hombros, divertido.

La mano del más chico hizo un trayecto más largo, bajó a su rodilla, y luego volvió a subir por su muslo. Jimin replicó la acción. A Jungkook se le arremolinaron las mariposas en el estómago. Se mordió el labio inferior y respiró con calma.

Despacio, deslizó su mano al interior de la pierna que estaba tocando, y acarició lentamente a lo largo de la costura del jean. Se detuvo, su mano a nada de la ingle de Jimin.

Sintió un apretón en la tela de su propio pantalón.

Jimin se rió. Jungkook no supo si era una risa de genuina diversión, o si estaba nervioso.

Jungkook apretó sus dedos, sintiendo el músculo duro. Jimin se movió un poco, abriendo sus piernas y moviendo sud caderas.

La mente de Jungkook estaba por explotar. Y entonces la mano de Jimin también subió hasta su ingle.

- No pasarás de allí, ¿verdad? - la risa de Jimin le hacía saber que para él era un juego, que, sin saberlo, había entrado en una competencia de quién llegaba más lejos.

Pero no sabía qué esperaba Jimin, si no seguía siendo nada más que un juego tonto entre hermanos.

Ambos estaban hombro con hombro, prácticamente pegados. Si Jimin sólo estaba jugando, entonces iba a tener que echarse hacia atrás, porque Jungkook no estaba jugando, iba en serio. Jungkook era gay, y eso todos lo sabían.

Movió su mano, apostando por más. Subió por su cadera y, si bien no quiso tocar su entrepierna, se detuvo sobre su vientre bajo.

Jungkook levantó la mirada para chequear la expresión de Jimin. Sus ojos miraban fijamente la mano de Jungkook, sus labios estaban entreabiertos, algo agitado. ¿Excitado?

A Jungkook le pesaban esos sentimientos salvajes que querían escaparse de su cuerpo. Estaba a un paso de perder el control.

- Baja.

Los labios de Jungkook se separaron, su cerebro se congeló por unos segundos. Entonces las caderas se movieron bajo su mano. Se impulsaron un poco hacia arriba, buscando contacto.

Oyeron un ruido, la puerta que conectaba la cocina con el jardín trasero se había abierto. La mano de Jungkook voló lejos de Jimin.

- Chicos, ¿quieren jugar al vóley? El equipo que pierde compra el alcohol para la próxima fiesta.

Jimin y Jungkook se miraron por un segundo y luego miraron a Taehyung.

- No, está bien – respondió Jimin.

- Yo paso, también. 

Afortunadamente Taehyung se las dejó pasar y se fue.

Ambos quedaron estáticos en el sofá. El corazón en la garganta y aún el cosquilleo de excitación en sus cuerpos.

Jungkook giró su rostro cuando escuchó una pesada exhalación a su lado. Jimin había tirado su cabeza hacia atrás y restregaba sus ojos con la base de sus palmas, frustrado. Pesada y evidente frustración.

Quería hacerse cargo de eso. Sin dudas, pasar sus labios por su cuello mientras lo tocaba hasta que pudiese liberarse de la presión.

Dios, le fascinaba Jimin.

- Jimin... - lo llamó con un susurro. Sin mirarle, el chico le respondió.

- ¿Qué?

Había sonado tan doloroso.

- Mi habitación. ¿Quieres?

Jimin despejó sus ojos de sus manos y le miró, como si se preguntase si hablaba en serio. Sus ojos rojos, mirada pesada, fuera de sí mismo. A Jungkook le generó inquietud.

- Vamos.


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Primer capítulo ✨️ Me gustó cómo quedó, no sé. No tiene nada de especial pero creo que fue a lo que quería llegar (?


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