Atractive

El mal olor se sentía cada vez más intenso. Quizá llegue a tiempo, quizá no. Sea lo que sea, sé que seré la primera en llegar. 

Seguía corriendo hacia el lugar que emanaba el mal olor. Tenía mi cámara lista para tomar fotos y una pequeña pistola eléctrica para detener a quien sea, si es necesario. Desearía encontrarlo, como también deseo estar alejada de aquella persona. Deseaba capturarlo y preguntarle tantas cosas... ¿A quién deseaba encontrar? A "D", el asesino, o asesina, más sádico de todos.

D se había ganado una mala fama en todo el país. A pesar que él asesinaba a personas negativas como ladrones o traficantes, tenía la costumbre de torturarlos hasta enloquecerlos, y luego dejarlos morir lentamente. Su identidad era secreta, porque siempre lograba evadir a la policía y a las cámaras. 

Yo, por mi parte, me dediqué a perseguirlo desde hace 1 año. Desde que mi profesor me retó a lograrlo, a cambio de que me graduara con honores sin necesidad de tesis o trabajos finales. El reto sólo era tener una foto de él.

"Y hoy debo lograrlo"

Llegué a la entrada de aquel edificio. Con mucho cuidado logré abrir la puerta sin que esta sonara. Caminé cuidando cada uno de mis pasos, subí tres pisos, atravesé dos habitaciones, y llegué finalmente a un pasadizo con varias puertas. En el suelo encontré un pequeño camino hecho con la sangre del desafortunado. El camino finalizaba en una puerta marrón que se encontraba visiblemente apolillada. Me pegué a ella e intenté escuchar cualquier sonido que venga de adentro.

—...

Podía escuchar que alguien emitía débiles gemidos al otro lado. Quise escuchar más, pero e separé rápidamente de la puerta debido a que algunos pequeños gusanos de polilla y restos de madera empezaban a caer sobre mí. Empecé a temblar de nervios y de asco.

Luego de sacudirme, empecé a grabar con la cámara y la dejé colgando de mi cuello. Preparé la pequeña pistola eléctrica y me dispuse a entrar con lo poco de valentía (o bastante de estupidez) que tengo.

Empujé la puerta, y apunté rápidamente al frente. Aquella habitación no tenía luces, y estaba totalmente oscuro debido a que las ventanas eran polarizadas, y el único bombillo de encontraba destrozado. A pesar de ello, sólo noté una sombra moviéndose en el suelo y ningpun movimiento que podía representar peligro. Encendí mi linterna y logré ver a un hombre de más o menos 50 años que se encontraba en el suelo atado y moviéndose frenéticamente por liberarse. Al verme, los gemidos que emitía se volvieron más ruidosos. Yo estaba confundida por esa reacción, ya que él gemía aún cuando tenía la boca libre.

—¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

Luego de asegurarme que me encontraba sola con aquel sujeto, guardé la pistola y decidí desatarlo. Antes de querer acercarme, aquel hombre empezó a moverse en mi dirección, asustándome y logrando que cayera por retroceder torpemente. 

—¡Tranquilo! ¡Vamos, di algo!— Dejé la cámara a un lado, colgué la linterna en un fierro retorcido que salía del techo, y caminé hacia su lado. Podía ver muchas cosas regadas en el suelo, desde clavos y huesos de animales muertos, hasta pequeños pedazos de poliestireno blanco en forma de arroz. Saqué una navaja e intenté cortar las cuerdas que tenía.— ¿Por qué no hablas?

Al cortar una cuerda, liberé sus manos y una pierna. Era raro, normalmente debería haber atado ambas... ¿O sólo había una pierna?

Empecé a aterrarme por esa posible suposición. Me quité la polera que me cubría y la tendí en el suelo. Mi madre me había enseñado primeros auxilios básicos, y si él había perdido la pierna allí, un torniquete podría, quizá, salvarle la vida. 

Decidí tomarlo de las axilas y arrastrarlo para que descanse sobre mi polera y pueda examinarlo. Sentía muchas cosquillas y notaba como más de aquel poliestireno caía sobre mis manos. Al lograr mi objetivo, seguía sintiendo el mismo cosquilleo. Cuando vi mis manos, noté que estaba cubierta de sangre y de gusanos.

"No era poliestireno..."

Luego de sacudirme las manos, caminé con mucho nerviosismo hacia la linterna para tomarla, y cuando alumbré al cuerpo, caí de rodillas a un lado mientras vomitaba. 

Aquel hombre estaba siendo comido vivo. La pierna que siempre había tenido libre estaba totalmente infestada de esos asquerosos gusanos, mientras sus demás extremidades empezaban a tener pequeñas heridas causadas por los mismos. Él tenía nidos de gusanos en vez de axilas, y una pequeña parte de la clavícula expuesta al exterior. 

Al terminar de vomitar, me di cuenta que había un pantalón a mi lado, y una billetera no muy lejos. Tomé la billetera con mucho asco y la abrí. Las náuseas me debilitaban, pero debía seguir avanzando en esta investigación. Busqué algo que lo identificara, pero sólo habían papeles y fotos. 

Me levanté lentamente mientras trataba de ignorar sus gemidos de dolor, gemidos que me estaban volviendo loca de a pocos. Intenté caminar, pero aún seguía en shock. Luego de dar un paso, vomité nuevamente debido a todo lo que veía, lo que podía oler, la sangre en mis manos y los gemidos del hombre.

Luego de expulsar lo poco que quedaba en mi estómago, y toser debido al mal sabor, logré incorporarme y caminar hacia la linterna. Antes de quitarla del fierro retorcido, escuché el sonido de mi cámara tomar una foto. 

"Pensé que estaba grabando..."

Los gemidos se volvieron más fuertes, la cámara no dejaba de tomar fotos y estaba paralizada. Alguien más estaba con nosotros.

—Una DSLR, nada mal para una estudiante.—Escuché una voz masculina detrás mío. Los gemidos de desesperación me hacían suponer que estaba junto a D.— Una lástima. Habría sido un honor ser captado por una de estas.

—¿Eres D?

—Efectivamente, querida.

"Estúpida pregunta, ahora que él está consciente de que sé su identidad, va a matarme."

"A menos que..."

Tomé rápidamente la pistola eléctrica, pero antes de voltear, D me tomó de la muñeca y me empujó hacia la pared. Estaba inmovilizada, un poco aturdida y con un asesino sádico serial detrás mío.

—Una Taser... Me has subestimado pequeña.—Podía sentir cómo ejercía presión en mi muñeca hasta obligarme a soltarla. Empezó a levantar mi brazo para evitar que hiciera alguna otra cosa. Una llave simple, pero me era imposible librarme de ella.— ¿Qué haré contigo...?

Podía sentir como me acariciaba las nalgas. Las lágrimas no tardaron en aparecer. Iba a terminar como una víctima más, o quizá me iba a hacer cosas peores. No podía hacer nada, y todo por un estúpido reto.

—¡SUELTAME!

—Como quieras.

Me tomó fuertemente del cabello causando que soltara un gemido de dolor, y me lanzó hacia un lado. Rodé un poco hasta que me estrellé contra la pared. Tenía mucha fuerza.

—Así que sabes quién soy, gracias por ahorrarme las presentaciones.— Me alumbró con la linterna. Pude notar que caí sobre el cadáver de un perro, aunque ya no importaba que estuviera cubierta de sangre, vísceras y gusanos.— ¿Sabes que voy a matarte no? Una pena para tus padres, amigos y novio o novia.

—Mi padre murió, nunca tuve amigos y mucho menos novio. Si vas a matarme, hazlo ya.

Escuché sus pasos acercarse, y cuando estaba a mi lado me propinó una patada en el abdomen que me dejó sin aire y sin poder respirar.

—De aseguro viste Saw, o algunas de esas películas. Bueno, juguemos a algo.— Empezó a caminar a la puerta apolillada, recogió la cámara y sujetó un encendedor.— Bueno, dejaré una llave en el lugar más asqueroso de este cuarto, y con ella podrás salir de aquí. Oh, y esta puerta apolillada no será una salida.

Noté que el fuego comenzaba a consumir aquella puerta. ¿En qué estaba pensando?

—Por último, si sales prometo no matarte. Seré alguien despreciable—Vi cómo D miró al hombre y le disparó 4 veces en el cráneo.—, pero tengo mis códigos.— Sonrió.

D empezó a caminar hacia una puerta de metal que estaba escondida entre unos muebles. Antes de que la abriera, le pregunté:

—¿Por qué no me matas?

D abrió la puerta y sin voltear me respondió:

—Tengo mis motivos.

En ese momento, D cerró la puerta y se fue.

Me levanté adolorida, y tomé la linterna. Me quité la blusa que tenía e intenté apagar el fuego con ella. Fue inútil, por lo que decidí seguir su juego.

"El lugar más asqueroso de este cuarto... ¿Qué puede ser asqueroso para él?

El humo empezó a llenar el cuarto, y aún no encontraba la llave. Busqué en cada rincón, pero nada. Antes de ahogarme, decidí destrozar las ventanas con una varilla retorcida de fierro.

Retrocedí al notar que las ventanas no iban a ceder. D las había reforzado con algo, estaba segura. ¿Acaso sabía que lo estaba siguiendo?

"¡La billetera!"

Alumbré la billetera, y no había nada en su interior tampoco. Decidí revisar los papeles que se encontraban regados en el suelo, y descubrí que aquel cadáver que estaba conmigo en el cuarto pertenecía a Karl Santana, líder de una secta y pedófilo. Aquellos papeles no tenían informacion alguna, sino, fotos de sus fechorías. 

Vomité al ver su cadáver cubierto de sangre. Un ojo estaba destrozado por un disparo, y habían algunos gusanos entrando a ella. Era asqueroso.

"Asqueroso..."

Lo tenía. Todo tenía sentido. Gateé hasta el cadáver y lo coloqué de espaldas. El humo empezó a concentrarse en el ambiente, empezaba a ahogarme. Si estaba en lo correcto, me salvaría. Si no, moriré.

Le quité su ropa interior y saqué la navaja que tenía en un pequeño estuche acondicionado a mis largos calcetines. Su pene estaba carcomido por los gusanos, era el primer lugar en el que D se concentró, porque al ser un pedófilo, ese era lo que debía eliminarse.

Empecé a hundir mi navaja varias veces para buscar algo que estuviera fuera de su lugar. Cuando logré golpear algo fuerte, saqué la najava e introduje mi mano entre los cortes que había realizado. Tomé la llave y empecé a gatear hacia la puerta de metal.

A pesar de que todo el ambiente estaba lleno de humo, tomé una bocanada del poco aire que quedaba al nivel del suelo, y me incorporé. La cerradura se encontraba a 1.70 metros del suelo, por lo que me estiré para lograr que la llave encajara y abrí. Al intentar jalar de la manija, caí de espaldas por la quemadura que me causó.

"No, ahora... ¡Sin dolor!"

Nuevamente tomé la manija con ambas manos, y a pesar de las quemaduras, jalé fuertemente de ella. Apenas logré abrir la puerta, salí del lugar y caí. Era una puerta hacía afuera.

"Al final moriré por mí misma."

Caí sobre una especie de colchón inflable, en el cual reboté y me di de lleno contra el suelo.

Los bomberos llegaron en poco rato al darse la alerta de incendio. La policía y paramédicos llegaron después, los segundos me llevaron en una camilla al hospital. Estaba viva, pero malherida. No físicamente, sino moralmente. Sabía que nada sería igual después de eso.

"Estoy segura que nos volveremos a ver D"

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