Capítulo 6

~•~ Unos días más tarde ~•~

Los siguientes días a partir de aquella reunión nocturna, transcurrieron de una manera más similar a cómo eran las cosas previo a la amnesia de Volkov. Esto ya que ambos directores habían regresado a trabajar juntos; tanto que esto había comenzado a presentar mejoría en sus alrededores. La sede del FIB había comenzado a recuperar su ritmo, mientras que en el aspecto personal, la pareja de esposos había mejorado considerablemente.

El pasar tiempo juntos les había hecho mejor a ambos, al grado de que las regresiones del alfa habían sido casi nulas. Mientras que Horacio por su parte, el pasar más tiempo con su alfa le había ayudado a mejorar su estado de ánimo. Si bien su omega interior le pedía un acercamiento diferente, para el moreno le era suficiente el tiempo de calidad que pasaban juntos en el trabajo. Lamentablemente, esto no era suficiente como para que el omega saliese de aquella zona de peligro en la que se encontraba por lo mal que se encontraba su marca.

— Parece que se está liando en el operativo — inició Volkov la conversación sacando al omega del pequeño trance en el que se encontraba.

Los directores estaban en su patrulla del FIB, su turno estaba por finalizar, pero les había ido tan bien durante el patrullaje que optaron por continuar un rato más.

— ¿Vamos y les ponemos presión? — propuso divertido el omega, recibiendo una afirmación por parte del alfa que inmediatamente marcó en el GPS el lugar del operativo.

Este trataba de un caso crítico donde se reportaba un grupo armado y posibles rehenes. Nada más allá de lo normal para ellos, sin embargo, por la forma en la que el ruso había reaccionado al ingresar en aquella frecuencia, era obvio que necesitaban ir a asistir. Siendo una decisión acertada ya que al llegar, se encontraron con un caos: los agentes de la LSPD se mostraban enojados y algunos de ellos discutían acaloradamente con varios de sus agentes del FBI.

— Parece que no tienen la situación bajo control — confirmó el ruso para luego bajar del patrulla — vamos a ver qué está pasando.

Horacio asintió, aunque su expresión mostraba algo de preocupación. Esto pues al ingresar a la frecuencia del operativo, se topó con que la discusión no sólo era entre los agentes frente a ellos, sino que en la radio ocurría algo similar. Sin embargo, hizo caso omiso de esto y caminó hacia donde su esposo se encontraba.

— ¡Ya les dijimos que no necesitamos al FBI diciéndonos cómo hacer nuestro trabajo! — continuó diciendo Harrison — tenemos esto bajo control.

— ¡Claramente no es así! — lo interrumpió Bishop — tenemos un protocolo a seguir y ustedes no están coordinando adecuadamente.

— Nuestros procedimientos no son iguales a los suyos — lo interrumpió Castilla — lo hemos discutido muchas veces, eso no quiere decir que actuemos mal.

— ¡Suficiente! — Volkov decidió intervenir antes de que la situación pudiera escalar más — necesitamos un informe de la situación actual, Horacio y yo tomaremos el mando del operativo como los rangos superiores aquí presentes.

El agente del LSPD que lideraba la discusión se gira hacia Volkov, claramente irritado.

— Volkov no se preocupe, nosotros podemos manejar esto, ya solicitamos más de nuestras unidades, están por llegar — continuó Castilla haciendo caso omiso de lo que este había solicitado.

En ese momento, antes de que el alfa pudiese insistir, una explosión se escuchó a la distancia, seguida por las estridentes sirenas de varias patrullas acercándose. Lo que hizo que el omega se congelara en su lugar, sus manos comenzaron a moverse instintivamente hacia sus oídos, su respiración se volvió errática e intentó mantener sus ojos cerrados.

— Horacio... — lo llamó el ruso al percatarse de inmediato del estado de este — Horacio vamos, respira profundo. Estoy aquí contigo — le repitió de la misma forma en la que el omega había actuado con él cuando una regresión se asomaba.

Sin embargo, para el omega era demasiado, el ruido de las sirenas, las voces por las radios, el caos de la situación estaba siendo demasiado abrumador. Los agentes del LSPD y del FBI por su parte miraban confundidos a los directores, pero Volkov no presta atención a ellos, en ese momento sólo le importaba una cosa. Por lo que se colocó frente a Horacio, bloqueando la vista del caos y enfocándose en su respiración.

— El ruido... — pronunció en un tono muy bajo — me lastima...

— Modo Charlie — pidió el alfa por radio recibiendo el esperado silencio casi de inmediato — compañeros, necesito que apaguen las sonoras de los patrullas — finalizó y todos acataron sus instrucciones.

Horacio mientras tanto seguía luchando por mantener la calma. Sin embargo se le hacía difícil, sobre todo cuando los recuerdos de todo lo que tuve que afrontar cuando era parte del proyecto XY se asomaban.

— Inhala lentamente... y exhala — le dijo el alfa con calma para luego ver cómo el omega negaba con su cabeza y colocaba una de sus manos en su pecho — mírame, Horacio... estamos en esto juntos... solo respira conmigo.

Continuaron así unos segundos más hasta que Volkov notó que esto no parecía ayudar mucho al omega, por lo que optó por soltar levemente su aroma a canela, esperando que esto ayudase al contrario. Lo que provocó que el omega casi de inmediato, comenzase a ralentizar su respiración y su cabeza dejase de doler.

— ¿Mejor? — le preguntó el alfa al percatarse de la mejoría en el estado del moreno, recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta — bien... quédate aquí...

Se volteó para mirar a sus compañeros, los cuales observaban algunos LSPD confundidos, mientras que los del FIB sólo se alegraban de ver cómo uno de sus jefes parecía estar mejor.

— Castilla, lo lamento pero no voy a volver a repetirlo — retomó la conversación el alfa como si nada de lo anterior hubiese ocurrido.

— De acuerdo... todo suyo... — terminó cediendo Harrison.

— De acuerdo, necesitamos resolver esto rápido — se apresuró a decir el alfa — no olvidemos que hay rehenes dentro del edificio.

Prosiguió siendo seguido por los oficiales y sus agentes, tomando el control de la situación. Organizando a los agentes y pidiendo la frecuencia de negociaciones. Horacio por su lado, aún continuaba recuperándose del episodio, sin embargo, al ver cómo todo comenzaba tomar un mejor rumbo y su dolor se convirtió en algo manejable, decidió unirse a su alfa.

— ¿Cómo puedo ayudarte? — le pregunto al alfa por lo bajo una vez estuvo a su lado.

— ¿Seguro que te encuentras mejor? — quiso asegurarse antes de proseguir, recibiendo una confirmación positiva por parte de este — bien, necesito que supervises la comunicación. Asegúrate de que todas las unidades estén coordinadas. Yo me encargo de las negociaciones.

— Entendido. Estoy en ello — aceptó el omega mientras se dirigía hacia donde sus agentes y tomaba su radio.

— Necesitamos un perímetro seguro alrededor del edificio — continuó Volkov volteando a ver a los oficiales de la LSPD, usando su voz firme y autoritaria — nadie entra ni sale sin mi autorización. ¿Entendido?

Los oficiales asintieron, comenzando a seguir las órdenes. Mientras que Volkov comenzó a presentir un sentimiento que no recordaba haber sentido antes pero que de algún modo, le resultaba un tanto familiar.

— Todo en orden, ¿cómo quieres proceder? — se le acercó nuevamente Horacio.

— ¿Seguro que te sientes bien? — le preguntó el alfa tomando sin pensarlo la mano de este.

— Sí, estoy bien — respondió algo sorprendido por el gesto — Vamos a conseguir un éxito más.

Con Horacio y Volkov al mando, el operativo se volvió más coordinado. Los agentes y oficiales trabajan juntos gracias a las instrucciones que el omega les daba. Haciendo que la situación comenzara a estabilizarse. Y es que aunque Volkov no recordara todo, su conexión con Horacio y su instinto para protegerlo eran evidentes, aunque para todos los presentes menos para la pareja de esposos. Demostrándole al destino inconscientemente que algunos lazos eran inquebrantables.

~•~•~•~

Después de un largo día de patrullaje y una coordinación exitosa en el operativo, Volkov y Horacio habían regresado a la sede. Ambos estaban visiblemente cansados pero satisfechos con el resultado. Mientras se dirigen a sus escritorios y lo bien que había estado todo los últimos días, Volkov decidió abordar un tema que había estado pensando.

— Horacio, ¿tienes un momento? — le preguntó mientras que el omega revisaba su móvil y respondía algunos mensajes desde su escritorio.

— Claro, Volkov — aceptó algo preocupado mientras dejaba su móvil y observaba al alfa — ¿Qué pasa?

— He estado pensando... — comenzó intentando no parecer nervioso — sabes que he estado teniendo citas con mi psicóloga y... me ha ido bien aunque no... no he progresado mucho — hizo una pequeña pausa — pero me recomendó algo hace unas sesiones atrás y... bueno estaba pensando... — pasó su mano por su cabello — tengo una cita con mi psicóloga mañana y... me preguntaba si te gustaría acompañarme...

Horacio lo miró, ligeramente sorprendido pero interesado al mismo tiempo. Su relación con Volkov desde que perdió la memoria había pasado por varias etapas, había sido tensa, dolorosa, complicada y últimamente, tranquila, sin embargo, esta invitación le resultó un tanto inesperada.

— ¿Acompañarte a una cita con la psicóloga? — repitió más para sí mismo — ¿Por qué? Acaso has... recordado algo o... — comenzó a decir un tanto esperanzado

— No, no — se apresuró a responder — no por ahora... la invitación no es por nada en particular... — pensó en cómo explicarle — la Dra. Martines piensa que podría ayudar el tener personas que me transmitan confianza y tenga una buena relación presente...

Horacio se toma un momento para considerar la oferta. Sabe que Volkov está lidiando con su amnesia y el estrés de la situación, y la invitación podría ser una forma de fortalecer su relación y entender mejor la situación. Después de todo, si era una recomendación de parte de una profesional... no sería tan mala idea. Pero antes de eso, quería asegurarse de que todo estaría bien.

— Si es que... no estás muy ocupado — volvió a hablar el alfa — no sé en que estaba pensando, seguramente tienes una vida ocupada como para acompañar a un compañero del trabajo a una cita de imprevisto.

Aquello hizo reír levemente a Horacio, más que por lo dicho sino por los factores a los que el alfa era ignorante. Si bien se le podría complicar por el cuidado de sus cachorros, estaba seguro de que podría hacer algo.

— ¿Te sientes cómodo con que yo esté allí? — tomó la palabra el omega nuevamente, viendo cómo el alfa lucía confundido — quiero decir, no quiero invadir tu espacio...

— Claro que sí — restó importancia — la psicóloga está acostumbrada a trabajar con casos de todos los tipos. Además, tenerte allí podría ser una buena manera de entender cómo puedo mejorar la situación.

Horacio asintió, viendo el gesto como una oportunidad para conectar con Volkov y quizás entender mejor la dinámica entre ellos. Esperando que eso fuese un paso más grande para ellos y su matrimonio.

— Está bien. Me encantaría acompañarte — aceptó mientras fingía organizar unos papeles en su escritorio — ¿Cuándo es la cita?

— Será mañana por la mañana — le informó algo entusiasta — Si te parece bien, te pasaré la dirección y la hora.

— Perfecto — respondió el omega mientras se ponía de pie y tomaba sus objetos personales — ya debo marcharme, me surgió algo, agradezco que me invites, estaré allí mañana.

Volkov sonrió, apreciando la disposición de Horacio para acompañarlo.

— De acuerdo, gracias, Horacio... significa mucho para mí — dijo antes de que este cruzara la puerta y saliera de la oficina, no sin antes dedicarle una sonrisa.

No sabía muy bien porque la presencia de Horacio le transmitía tanta paz y seguridad. De la misma forma en la que continúa sin comprender la mayoría de las que ocurrían a su alrededor. Solo quería pensar que luego de que ambos vieran a la doctora, la cosas comenzarían a tener un poco más de sentido para él.

~•~•~•~

Horacio ajustó nerviosamente su reloj mientras esperaba a Volkov en la sala de espera de la clínica. Increíblemente había llegado temprano, incluso antes que el alfa, como producto y demostración de sus nervios. Sin embargo, estos minutos le habían servido para intentar prepararse mentalmente para lo que venía. La situación era complicada y dolorosa; fingir ser solo un conocido mientras lidiaba con la amnesia de Volkov era una carga pesada de llevar.

Afortunadamente, Volkov apareció en la puerta de la sala de espera justo a tiempo para hacer que el omega diera fin a esos pensamientos, con una expresión de curiosidad y ansiedad. Horacio se levantó de inmediato, ofreciendo una sonrisa que esperaba fuera tranquilizadora.

— Hola... — saludó primero Horacio con un tono amable, intentando sonar neutral.

— Hola, Horacio — respondió Volkov, sin la familiaridad que una vez compartieron — lamento haberte hecho esperar aquí.

— No te preocupes, tú me dirás por donde ir — continuó invitándolo a que le mostrara el camino.

Volkov con una leve sonrisa pasó por el lado de este y ambos caminaron en silencio hacia la oficina de la psicóloga. Los pasos resonaban en el pasillo, un recordatorio constante de la distancia que ahora los separaba. Aunque ahora solo uno de ellos era consciente de ello.

—Buenos días, Volkov. Buenos días, Horacio — los saludó la Dra. Martínez cálidamente una vez les abrió la puerta — ¿Listos para comenzar? — señaló las sillas frente a su escritorio.

Volkov asintió y tomó asiento mientras Horacio lo imitaba con la silla de al lado. Al principio, la conversación fue incómoda, sobre todo para Horacio el cual no terminaba de sentirse cómodo por completo allí. La Dra. Martínez les hacía preguntas rutinarias, intentando establecer una línea de base para la sesión, sin embargo luego de notar la visible incomodidad del omega y conociendo la historia de estos, decidió comenzar a profundizar en ello.

— Volkov, cuéntame cómo te has sentido esta semana — lo animó la Dra. Martínez.

— Ha sido... difícil. Siento que estoy viviendo la vida de otra persona — respondió Volkov, mirando a Horacio con una mezcla de confusión y sin saber porqué, esperando que este confirmara sus palabras.

Horacio por su parte, solo sintió un nudo en el estómago, pero se obligó a mantener la calma.

— Eso es comprensible, Volkov — dijo la Dra. Martínez con suavidad — ya hemos hablado sobre cómo la amnesia puede hacer que te sientas desconectado de tu propia vida. Horacio está aquí para apoyarte — observó ahora al omega — por eso lo has traído hoy aquí, ¿no es así?

Hubo un silencio tenso. Horacio quería decir algo, cualquier cosa que pudiera ayudar a Volkov a sentirse más cómodo, pero las palabras se le escapaban. Por lo que permaneció callado hasta que su alfa por fin continuó respondiendo a la pregunta.

— Sí... decidí aceptar su consejo y comenzar a invitar a algunas personas... — se explicó sin mirar a ninguno en concreto — espero que esto me ayude aunque sea un poco...

— Quizás podríamos intentar algo diferente hoy — propuso la doctora, ganándose la mirada de ambos — Horacio, ¿podrías contarle a Volkov sobre alguna experiencia que hayan compartido juntos? Algo positivo y significativo.

— Claro, Dra. Martínez. — aceptó respirando hondo y volteando a observar a este.

Rápidamente comenzó a repasar algunas memorias que estos compartieran, pero que no estuviesen atadas a su relación sentimental, su matrimonio, sus cachorros o algo que pudiese exponerlo. Era algo difícil, sobre todo con el paso de los años, pero logró conseguir uno que quizás no lo expondría tanto ya que fue un suceso previo al inicio de su relación.

— Una vez... — comenzó a decir el omega y una sonrisa automáticamente se dibujó en su rostros — había un evento especial en la ciudad, una yincana, no había pasado mucho desde que habíamos vuelto a coincidir luego de... bueno eso ahora no importa mucho — soltó una risa restándole importancia para continuar — el punto es que ambos estábamos decididos a ganar, así que nos inscribimos y fuimos a una tienda a preparar nuestros outfit. Usamos unas pijamas de vacas — sonrió recordando ese momento y contagiando levemente al alfa — la pasamos increíble, nos divertimos mucho... — finalizó al percatarse de la manera en la que se había dejado llevar y la manera en la que se había comenzado a ilusionar con solo recordar aquello. Por lo que finalizó el relato y volvió a acomodarse en su silla.

La Dra. Martínez notó la mejora en la actitud de Volkov, ya que este había suavizado su expresión y decidió profundizar un poco más.

— Volkov, ¿Qué opinas de este momento que Horacio acaba de compartir con nosotros? — preguntó la Dra. Martínez.

— Me parece algo... extraño — Volkov pareció reflexionar un momento antes de continuar — si bien suena como algo que difícilmente haría, debo reconocer que son algo competitivo así que... quizás no sea un relato tan descabellado.

— Fue justamente uno de los motivos por los cuales estábamos tan animados — hizo énfasis Horacio, haciendo que Volkov sonriera tímidamente.

La sesión continuó, con Horacio compartiendo pequeños momentos como ese. Haciendo que la tensión disminuyera y la conversación fluyese más libremente. Aunque Volkov no recordaba los eventos que Horacio describía, parecía disfrutar escucharlos. Por lo que la Dra. Martínez consideró esto como un gran progreso.

— Es importante que sigan compartiendo estos momentos juntos. Ayudará a Volkov a reconstruir su identidad y sus recuerdos — dijo la Dra. Martínez— Y Volkov, no dudes en hacer preguntas. Está bien no recordar y está bien querer saber más sobre tu vida. Solo recuerda — hizo una pequeña pausa para observarlos a ambos — poco a poco, no sería beneficioso el sobrecargar la memoria con tanta información, esto podría llegar a saturarla y empeorar las cosas.

— Gracias, Dra. Martínez, y gracias, Horacio. Sé que esto no es fácil para ti tampoco —dijo Volkov, mirando a Horacio con gratitud sin comprender lo tan real que era aquello último para él.

Una vez dieron por finalizar la consulta, el alfa y el omega se despidieron de la doctora para salir de la clínica y dirigirse hacia el exterior.

— ¿Dónde estacionaste tu auto? — le preguntó el alfa al notar que el omega sacaba su móvil y se detenía en una esquina.

— Gustabo me dejó aquí temprano, me devolverá mi auto en la sede — respondió sin revelar el motivo. Ya que no sabría cómo le explicaría que esto era debido a que el auto de su hermano no estaba apto para sus cachorros por lo que le dejó su vehículo para que los llevase a tiempo a la escuela — pero estoy por pedir un taxi, no te preocupes.

— ¿Cómo que un taxi? — le preguntó indignado — Horacio por favor, que has venido aquí haciéndome un favor, déjame devolvértelo y llevarte, además vamos al mismo lugar, ¿verdad?

— No quisiera molestarte, de verdad — se negó de inmediato — además, pensaba detenerme primero por algo de comer y ya luego tomar otro taxi hasta la sede.

— Pues venga hombre — le pidió señalándole el camino hacia su auto — yo invito, solo llévame a un lugar que valga la pena.

~•~•~•~

Horacio no quería forzar más las cosas, sin embargo, luego de lo bien que les había ido en la consulta y que el alfa se viese más animado, no pudo perder la oportunidad para continuar manteniendo este ambiente entre ellos. Por lo que decidió que quizás aquel lugar al que tanto les gustaba ir a desayunar, podría ser una buena opción y descubrir si ese lugar especial, despertaba algo más en el alfa.

Una vez allí, tomaron asiento en una mesa junto a la ventana, disfrutando inmediatamente de aquel ambiente tranquilo y sereno. Horacio optó por ordenar un chocolate caliente como de costumbre, mientras que Volkov por su lado, continuaba examinando el menú.

— ¿Este lugar debería de resultarme familiar? — le cuestionó intrigado el alfa al ver cómo el omega parecía sentirse bastante cómodo allí.

— No sé si debería conteste a eso... ya escuchaste hoy a la doctora... — comenzó a responder dudoso — pero sí... este lugar debería ser un tanto familia para ti.

— ¿Por algo en específico o..?— quiso seguir indagando.

— No te pases... — respondió riendo y contagiando al contrario.

— De acuerdo, de acuerdo — respondió santo por concluido aquel tema — gracias por acompañarme hoy, Horacio. Significa mucho para mí...

— Siempre — respondió con simpleza para luego cambiar el tema — ¿ya sabes lo que vas a ordenar?

Preguntó dando inicio al próximo tema de conversación. Horacio con mucha precaución, le hacía algo de énfasis a aquellas selecciones del menú que su esposo prefería pero no recordaba. Luego de varios minutos en los cuales por fin pudieron ordenar su comida, estos continuaron hablando de cosas triviales, hasta que un hombre se acercó a la mesa de estos con una amplia sonrisa.

— ¡Volkov! ¡Qué sorpresa verte aquí! — se les acercó el que parecía ser un alfa — ¿Cómo has estado?

— Hola... perdón — respondió Volkov frunciendo el ceño, claramente sin reconocer al recién llegado — ¿nos conocemos?

— Soy el agente Robinson — respondió algo sorprendido — hemos trabajado juntos en varias ocasiones en las que has ido a Washington para atender asuntos del FIB, ¿recuerdas?

Horacio observó atentamente la escena mientras formulaba una manera de asistir a su esposo en aquella situación. Volkov por su parte, forzó una sonrisa, luchando contra la frustración que había comenzado a crecer en su interior.

— Lo siento, agente Robinsoni — se disculpó algo apenado el alfa — no recuerdo... estoy pasando por un proceso de recuperación y algunas cosas no están claras."

— ¿De verdad no te acuerdas? — continuó sorprendido — solíamos salir a tomar algo después del trabajo, y esa vez que fuimos a la montaña con los demás... ¡seguro que te acuerdas de eso!

Volkov bajó la mirada, sintiendo una mezcla de vergüenza y enojo. Sentimientos que no pasaron desapercibidos para Horacio el cual se le hizo fácil percibir aquella creciente incomodidad de Volkov, por lo que decidió finalmente intervenir.

— Volkov ha tenido que lidiar con muchas cosas últimamente, agente Robinson — hizo énfasis el omega — no le es fácil recordar todo, especialmente tomando en consideración todo por lo que le ha pasado.

— Pero... — volvió a tomar la palabra, decidido a seguir intentándolo — ¿y la vez que salvamos a ese grupo de rehenes? Tú fuiste el héroe del día, ¡cómo podrías olvidar eso! — dijo sonriente — sobre todo luego de que alardearas que tu esposo te debería una cena por haber terminado pronto el operativo.

Volkov aprieta los puños sobre la mesa, su frustración era palpable. Sobre todo ahora que confirmaba al completo aquel detalle de que verdaderamente compartía un anillo de matrimonio con un omega al que le había abierto su corazón. Uno que seguramente había tenido que soportar mucho para que este se abriera y ahora lo había olvidado por completo. Un omega que si bien lo había aceptado y habían unido su vida en matrimonio, ahora lo único que lo ataba a esto era el anillo que este portaba en su dedo anular.

— ...incluso tengo fotos de ese día en mi teléfono. Tal vez si las ves... — había continuado hablando el agente.

— Creo que no es el mejor momento para esto, agente — lo interrumpió sin cuidado y dejando notar su lado pasivo-agresivo — Volkov está tratando de reconstruir su vida paso a paso, y tu insistencia no está ayudando. Te agradeceríamos si pudieras entender eso y darle su espacio.

— Claro, claro... — aceptó finalmente — no quise incomodar. Volkov, espero que te mejores pronto. Cualquier cosa que necesites, aquí estoy.

Robinson se despidió rápidamente, alejándose de estos y dejando a Volkov visiblemente frustrado. Por lo que Horacio instintivamente, extendió su mano hasta la del alfa para tomarla suavemente. Dándole la oportunidad de que se expresara.

— Es tan frustrante — comenzó nuevamente a hablar el alfa — no recordar a las personas... y no si quiera deseo pensar en aquella personas que son más importantes en mi vida y que... y que no las recuerdo para nada... me hace sentir tan impotente.

— Lo sé, Volkov... — dijo el omega ejerciendo una leve presión en la mano de este, en un intento por calmarlo — comprendo tu frustración, pero no estás solo en esto. Estoy aquí para ayudarte a reconstruir esos recuerdos, aunque a veces sea difícil...

Volkov apretó sus labios, sintiendo una mezcla de gratitud y tristeza. Le resultaba increíble como de haber estado teniendo un buen día, ahora todo había cambiado, generándole totalmente lo contrario. Sin embargo, al percatarse de cómo el omega sostenía su mano, en la cual resaltaba su anillo de matrimonio, no pudo evitar sentir que estaba haciendo algo incorrecto. Por lo que la retiró de inmediato, para luego ver cómo el omega cambiaba su semblante a uno que no sabía muy bien porqué, pero le lastimó el corazón.

— Aquí les dejo su comida, lamento la demora — se disculpó la mesera, cortando con aquella incomodidad que se había formado, y tristemente los acompañó por el resto de la comida.

~•~•~•~

Horacio decidió que sería mejor para Volkov ir a descansar en lugar de trabajar. Petición que sorprendentemente, el alfa aceptó sin mucha discusión. El omega tenía un día ocupado por delante desde antes de considerar enviar a su alfa a descansar, por lo que ahora que este no estaría durante todo el turno, iba a tener que asumir que quizás no llegaría tan temprano a su hogar y que no vería a sus cachorros hasta el día siguiente... pero ya se los compensaría.

— ¿Tan temprano en casa, Viktor? — habló Nikolai sorprendido al ver a su cuñado ingresar tan temprano en su hogar.

— Sí, luego de un inconveniente antes de llegar a las oficinas, Horacio pensó que sería mejor si me quedaba a descansar — explicó mientras caminaba a su habitación — no estaba de acuerdo del todo pero le dije que si.

— ¿Quieres hablar sobre eso? — le preguntó el otro alfa — tengo un turno en el hospital dentro de poco, pero si necesitas que me quede aquí...

— No, no, no Nikolai — se negó de inmediato — suficiente tienen tu y mi hermana con tenerme aquí como para también faltar al trabajo por mi culpa — dijo entrando a su habitación y volteando a verlo — estaré bien — finalizó para cerrar la puerta, dejando al contrario un tanto más consternado que antes.

Volkov por su parte, tomó asiento en su cama. A pesar de la tranquilidad del lugar, su mente estaba en un tumulto, atrapada en un mar de confusión y emociones que no podía entender completamente. Era como si muchas voces o recuerdos quisieran salir pero al intentarlo al mismo tiempo, no lograban ni acercarse a su objetivo.

— Joder — dijo para si mismo mientras pasaba sus manos por su cabeza.

Y es que no podía comprender como su cercanía con Horacio lo hacía sentir tan extraño. Sabía que había una conexión inexplicable que no podía ignorar. Cada vez que estaba cerca de él, sentía una calma y una comprensión que no he experimentado con nadie más. Pero eso al mismo tiempo, le planteaba un problema profundo.

— ¿Y si es él? — pensó en voz alta para sí mismo — quizás eso explicaría todo...

Pasó una mano por su rostro, intentando despejar la neblina en su mente. La amnesia le había robado tanto. Sin embargo, la atracción que sentía por Horacio... le provoca una mezcla de angustia y culpa.

— No, no puede ser él... no lleva un anillo como el mío y... seguramente tiene a alguien esperándolo en casa — se justificó mientras pasaba una mano por su rostro, pues este pensamiento le hizo pensar justamente en sí mismo — esto no es justo para mi esposo... — observó su anillo — no recuerdo a la persona con la que me casé, pero parte de mí sabe que tengo un compromiso.

Se tomó unos segundos para tomar aquella libreta que tenía en el escritorio para escribir su siguiente línea de pensamiento y desarrollarla más adelante.

"¿Estoy traicionándolo al tener estos sentimientos? Horacio es una parte fundamental de mi vida actual, pero siento que estoy en un terreno peligroso."

Y es que con todo y lo poco que había ocurrido esos últimos días, le era imposible no sentirse atrapado entre dos mundos: el del hombre que una vez fue y el del hombre que es ahora.

"¿Y si estos sentimientos por Horacio son solo una confusión temporal? No quiero engañar a mi esposo, ni siquiera en mi estado actual. Esto no es una justificación."

A pesar de la incertidumbre, Volkov no podía dejar de lado esa necesidad urgente de resolver estos conflictos internos. Se pregunta si la cita con la psicóloga le ayudará a desentrañar sus sentimientos y a encontrar claridad o simplemente continuaría añadiéndole más confusión a su ya bastante dañado cerebro.

"Necesito saber si estos sentimientos son legítimos o si simplemente son un producto de mi amnesia. No quiero causar dolor a nadie, y mucho menos a alguien con quien tengo un vínculo tan profundo como para haberme casado."

Concluyó para cerrar la libreta y volver a acomodarse en la cama. El peso de sus emociones y la responsabilidad que sentía hacia su esposo y hacia Horacio era algo que no sabía por cuánto tiempo iba a poder tolerar. La sensación de estar dividido entre dos mundos era cada día más abrumadora. Mientras que la búsqueda de respuestas se había convertido en una necesidad apremiante.

— Solo espero que si alguna vez recupero todos mis recuerdos, poder reconciliar estos sentimientos — se dijo a sí mismo — no me gustaría dañar a mi esposo y lastimar a Horacio en el camino...

Finalizó para luego comenzar a buscar la oportunidad de quedarse dormido para de esta forma, darle un descanso a esa tormenta que ocurría constantemente en su cabeza. Sin embargo, esta paz demoraría demasiado en arribar.

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