Sus labios saboreaban cada parte de su cuerpo, los gemidos de Elinor eran leves, Ted la penetraba lentamente, las uñas de la joven lentamente rasguñaba la espalda desnuda de su amado, ambos estaban undidos en la lujuria del momento, esperaron tanto para poder sentir sus cuerpos juntos, sintiendo el calor del otro y ahogándose entre sus respiraciones, las manos del filipino recorrían los muslos de Elinor, no podía parar, las embestidas se hacían más rápidas y más profundas.

-E..Eli.... No aguanto...- Ted retenía sus gemidos y disfrutaba cada movimiento.

-solo hazlo..- Elinor gemía una y otra vez, se aferraba a la espalda de Ted, era imposible decirle que no, pronto ambos llegarían al clímax máximo y lo que muchos temen sucedería.

Pero...

Como fue que Ted y Elinor llegaron a tal grado de entregarse mutuamente y perdiéndose en la lujuria uniendo sus almas y haciendo que el hilo rojo que los une se vuelva más fuerte?....

Elinor

Mi nombre es Elinor Strage, actualmente tengo 16 años y vivo en la parte central de Filipinas con mis padres y mi hermano Sam.
Hace dos años que ingresé a la academia Sao Paulo para estudiar, es extraño que halla una academia brasileña en Filipinas pero así es el mundo en estos años.
Voy en segundo semestre de la preparatoria y pues no es por presumir pero tengo buenas notas, no se me da muy bien amigos, pero hay un chico en especial que se me acercó desde el primer día que llegué a este lugar, su nombre es extraño, se me hace muy dulce su forma de ser, es muy amistoso, atento, y tiene esa rara característica que lo hace hablar mucho.
Me alegra que al menos alguien me note y no solo mi hermano que siempre esta vigilandome para que no me meta en algún problema.
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Todo era sonrisas y felicidad hasta el día de hoy...

Mientras mi hermano y yo estábamos en la escuela mis padres trabajaban fuera de la ciudad, y este día no había sido la excepción...

Solo hasta que fui llamada ante el director de la escuela junto con mi hermano...

Mis padres...

Habían muerto...

Nós dijeron que fue un accidente mientras cruzaban las rieles de un tren cercano, la llanta por el mismo calor del suelo se había ponchado y antes de poder hacer un movimiento el tren sin aviso alguno los había aplastado...

Mi hermano y yo quedamos helados ante tales palabras, al parecer como fueron ambos padres t las familias de estos no estaban en el país, nós pondrían en custodia del gobernador para que pudiésemos continuar estudiando y que nós pudiesen dar de comer...

No tuvimos otra opción más que aceptar...

Regresamos a casa, tuvimos un día normal, cenamos, hicimos la tarea y dormimos....

O eso creí...

A la mañana siguiente encontré a mi hermano muerto...

Mientras dormía el se suicidó colgándose del techo de su habitación...

En ese instante comprendí que me había quedado sola en el mundo... Y nadie más podría cuidar de mi...

Cumplí los 18 años graduandome de la preparatoria con honores, pero yo no acepté ir a la universidad, fue mejor quedarme bajo la custodia del gobierno mientras buscaba un trabajo diferente...

Aprendí hablar inglés en mi primer trabajo, consistía en transportar verduras de cargamento hacia una tienda y entregarlas al dueño, que en ese entonces no sabía hablar bien mi idioma, tuve que aprender por mi cuenta y claro, lo primero que aprendes en cualquier idioma son los insultos y maldiciones.

Mi segundo empleo fue diferente, consistía en ser una cajera de medio tiempo en una tienda de abarrotes, varias veces tuve que teclear a varios ladrones que intentaban pasarse de listos, me acendieron a vigilante, y gracias a ello no volví a ver a muchos ladrones rondar el área.

Con lo poco que ganaba ahorré lo suficiente para comprarme mi primer teléfono inteligente, no conocía el Facebook ni el Twitter ni el WhatsApp hasta que varios compañeros de la misma tienda me contaban y me instalaban las aplicaciones esas en mi celular, me crearon varias cuentas y me obligaban casi casi a seguirlos en aquellas páginas, después de todo me agradó mucho el conocer aquellas cosas.

Mi tercer empleo fue el que más amé y amo hasta la fecha ya que nunca he renunciado y la paga es lo bastante buena como para dejarlo por otro empleo, no me cierro a opciones claro está.
Actualmente trabajo en un Arcade, de esos que ya no hay.
Me alegra saber que aquí todavía existan algunos, y me motivan a seguir trabajando aquí, claro, no se mucho de máquinas, pero si de videojuegos, esa parte de mi se perdió con la muerte de mi familia, pero no pienso olvidarlo, quiero que amenos ese gusto mutuo entre mi hermano y yo permanezca.

El día de hoy me toco abrir el local y casi fui embestida por la cantidad de niños que entraban a jugar, podría jurar que parecían una manada de lobos salvajes encontrando carroña fresca..

Que porque lobos y no caribus o búfalos?

Amo a los lobos, si pudiese ganar lo suficiente como para alimentar a una mascota lo haría, pero casi no tengo tiempo y dinero tampoco.

Lo que más me sorprendió del día de hoy es que llegó un joven de masomenos 20 años (calculo yo) y tal cual como si fuera aun niño de 8-9 años pidió jugar en una de las máquinas apartando el lugar con una ficha vieja mientras cambiaba sus monedas por fichas, en mi parecer ese joven es apuesto y a juzgar por la forma de su cuerpo, se nota que hace ejercicio.

Ese mismo joven regresaba cada fin de semana y poco a poco fui tomando confianza hacia el (para poder así conocer su nombre) hasta que un día logre mi cometido.

-hola, de nuevo por aquí?- saludé de manera alegre y bromista.

-si, es el Arcade más cercano de donde entreno así que si, podría decirse que me gusta venir- no mostraba sus dientes al sonreír tan solo una cálida sonrisa que hacia que sus mejillas se marcaran.

-hace como dos semanas que vienes por aquí y no se tú nombre, casi se el nombre de las madres de cada niño por si acaso alguna se escapa de casa- sonreí de manera burlesca mientras el me fulminó con la mirada.

-no soy un niño, y no necesariamente necesitas saber el nombre se mi madre, pero ya que si me "escapo" de casa algún día, te dejare el claro mi nombre... Teddy... Teddy James Perkins-