Capítulo XXXVII: El día de la boda

Eran cerca de las 8:00 de la mañana y tanto Robert como ya estábamos preparándonos para el gran día, claro que, cada uno por separado.

La noche anterior, Sara se había quedado a dormir en casa conmigo y Marcus con Robert en la casa de ellos para que al día siguiente no nos viéramos antes de la boda. No dejamos de enviarnos mensajes durante casi toda la noche, parecíamos adolescentes recién enamorados. No había podido conciliar el sueño en casi toda la noche. A mi cuerpo lo llenaba tanta emoción que me costó trabajo cerrar mis ojos por lo menos hasta las 5:30 de la mañana y, aunque dormí menos de tres horas, me sentía maravillosamente bien.

Incluso, en ese momento que me encontraba sentada en frente al gran espejo de nuestra habitación y Sara arreglándome el cabello, no soltaba el celular ni un momento. ¿Qué estaba haciendo? Obviamente hablando con mi futuro marido que no dejaba de escribirme aunque solo nos separaran un par de casas.

-Muero ya por verte. –me escribió.

-Y yo a ti. ¿Cómo te verás con ese elegante traje negro? Estoy ansiosa. –le respondí.

-¿Ansiosa por verme o ansiosa por casarte conmigo? –preguntó enviando además un emoji de un par de ojitos.

Ambas. –le respondí enviándole un corazón.

-Ay, yo igual. –envió un emoji de carita enamorada, lo que me hizo reír y debido a eso, incliné un poco mi cabeza, haciendo que Sara me jalara de más el cabello.

-¡Auch! –repliqué haciendo una mueca de dolor y ella rodó los ojos.

-¿Qué? Es culpa tuya. Si no te movieras tanto eso no pasaría. Además, deja ya ese celular, ¿qué tanto haces, eh? –me preguntó mientras seguía peinando mi cabello.

-Me estoy enviando mensajes con Robert, ¡duh! –exclamé y reí, en respuesta Sara me volvió a jalar el cabello, pero esta vez a propósito- ¡Oye! –bufé llevando mi mano libre hasta mi cabeza.

-No me digas, "¡duh!" –dijo Sara riendo y yo suspiré con una sonrisa, volviendo mi vista el celular- ¿Sabes qué? Mejor si vuelve a la conversación con tu hombre en lo que termino esto, pero cuando vaya a maquillarte deberás soltarlo.

Yo asentí. –Lo que digas, jefa. –sonreí y leí otro mensaje de Robert.

-¿Qué haces ahora, cielo? –preguntó y de nuevo, un emoji de corazón.

-Sara me está peinando jajajaja y dice que cuando me vaya a maquillar deberé dejar el celular por un rato. –le expliqué añadiendo un emoji de una carita riendo- ¿Y tú? –le pregunté, enviando ahora yo, ese par de ojitos en el mensaje.

-Jajajajajaja, dile a Sara que no se enoje, que tal vez ella también esté en tu lugar pronto. –leí y me reí un poco. Tanto Robert y yo sabíamos que Marcus estaba a punto de pedirle matrimonio a Sara- Yo estoy ahora terminando de ponerme el traje y Marcus me está ayudando con otros pequeños detalles. Por cierto, ¿a qué hora llegan mi cuñadito y mis suegros?

Fruncí el ceño al leer su pregunta y vaya que era muy buena, no tenía idea de a qué hora llegarían mis padres y mi hermano. Les habíamos enviado la invitación con bastante anticipación.

-¡Qué buena pregunta, Rob! Déjame enviarle un mensaje a Bruce para preguntarle.

-Claro, ve. Espero tu respuesta, amor.

Me fui a la bandeja de entrada y busqué el contacto de mi hermano. Me pareció mejor llamarlo, ya que normalmente Bruce tardaba demasiado en contestar los mensajes, así que luego de tocar el botón de "llamar" y después de unos tres tonos, mi hermano me contestó.

-¡Hermana, hola! ¿Cómo estás, todo bien? ¿Cómo te sientes? –preguntó mi hermano bastante animado.

-Hola Bruce, acá todo de maravilla, no te preocupes. –reí- Llamaba para preguntar a qué hora llegarían...

-Oh, pues, ya estamos cerca. De hecho estamos pasando justo en frente de "Downey Architecture & Design" Seguro llegamos en unos minutos más. Qué buenos jefes son tú y tu futuro marido, darles el día libre a sus colaboradores por el día de su boda. –exclamó Bruce y lo escuché sonreír al otro lado de la línea. Yo también lo hice.

-Bueno, Bruce, primero que nada, hoy es sábado y los fines de semana no se trabaja. Además, los invitamos a todos. –sonreí- Me da gusto saber que ya casi llegan, yo estoy en casa con Sara, para que lleguen aquí, ¿de acuerdo? –pregunté y Sara me llamó indicándome que me viera en el espejo, ya que ya había terminado de peinarme; le hice una seña para que me diera un momento.

-Claro, hermana. Nos vemos en un rato. ¡Te vas a desmayar cuando veas todos los regalos que mamá y papá compraron para ustedes! –dijo emocionado y escuché a mis padres como le decían que ya no dijera nada. Reí por lo bajo- Nos vemos, _________.

-¡Nos vemos, Bruce! –exclamé emocionada para luego colgar la llamada.

Luego, volví a los mensajes para avisar a Robert que mis padres y mi hermano ya estaban por llegar.

-¿Cielo? –le envié el mensaje.

-Sí, aquí estoy. ¿Qué pasa, amor? ­–contestó en seguida.

-Mi hermano y mis padres están por llegar, dicen que vienen por la empresa y pasarán aquí, a la casa.

-Me parece perfecto. Mi madre y Henry también me acaban de decir que están a punto de llegar, solo que yo les dije que vinieran a la casa de Sara y Marcus.

-Perfecto, Rob. Por ahora, debo dejarte un rato, Sara ya va a maquillarme y no quiere que toque el teléfono para nada jajajaja. –le envié en texto junto a un emoji riendo.

-Jajajajaja, está bien, mi amor. Nos vemos más tarde, ¡ya quiero verte! Te amo. –me envió este último mensaje con un emoji de un enorme corazón rojo.

-Y yo a ti. –le envié el mismo emoji y deje el teléfono sobre la cama.

Cuando levanté la vista, vi a mi mejor amiga que me miraba impaciente y con una ceja alzada, de brazos cruzados, moviendo su pie incesantemente y torciendo la boca.

-¿Ya casi terminas? No te preocupes, que tenemos todo el tiempo del mundo. –bufó exasperada y yo reí.

-Tranquila Sara, que yo soy la que hace los chistes con sarcasmo. –negué girándome completamente hacia el espejo y me lleve una gran sorpresa- ¡Sara! ¡Esto es hermoso! –exclamé emocionada causando una sonrisa de oreja a oreja en mi amiga.

Y vaya que el peinado que me había hecho era increíble. Había tomado algo de mi cabello de ambos lados haciendo un ligero recogido que quedaba como media coleta justo al centro de mi cabello. De esa coleta, había hecho un par de bonitas trenzas que jugaban como adorno natural. El resto, lo dejo suelto formando algunas ligeras ondas y un par de mechones caían justo sobre mi frente, haciendo que el peinado tuviera un aire sencillo, pero hermoso y perfecto.

-¿Te gusta? –me preguntó ella con media sonrisa al verme casi en shock frente al espejo.

-¿Qué si me gusta? Sara, ¡me encanta! –sonreí ampliamente y la abracé.

-Y eso que aún no estás lista. –me dijo levantando su dedo índice.

-Oh cierto, el maquillaje. –dije contenta y me senté de nuevo en la silla frente al espejo- ¡Soy toda tuya! –exclamé y Sara sonrió, comenzando con su labor.

***

Narra Robert.

-¿Cómo me veo? –le pregunté a Marcus que ya se encontraba con su traje puesto al lado mío, frente al espejo de la habitación.

-Te ves bien, amigo. –me contestó sonriendo, dándome un golpe en el pecho- Aunque, aún no sé si debas llevar moño o corbata. –exclamó llevándose una mano a su barbilla.

Me vi de nuevo en el espejo, ya llevaba puesto mi traje negro de etiqueta, mis zapatos estaban limpios y brillantes y había escogido una corbata de terciopelo negra, sin embargo, tomé el moño del mismo color que yacía en la cama y luego de quitarme la corbata, comencé a intercalar entre uno y otra, para ver cuál se vería mejor.

-¿Cuál te gusta más? –me preguntó Marcus.

Yo solté aire por la boca después de suspirar, sosteniendo ambas cosas frente a mi pecho, tratando de decidir entre corbata o moño. –No sé. –reí- Me gustan ambos. Aunque creo que, el novio es el que debe de llevar la corbata. –ladee mi cabeza aún mirándome en el espejo.

-Así es. –me respondieron y al notar de quién era la voz, me giré rápidamente y lo que vi, me hizo esbozar una amplia sonrisa.

-¡Henry! ¡Hola! –caminé directo hasta mi padrastro y luego de estrechar nuestras manos, lo abracé- ¿Y mamá? –pregunté buscándola con la mirada.

-Aquí estoy, Bobby. –exclamó mi madre entrando a la casa y vi como Marcus cerraba la puerta. Mi madre llegó hasta la habitación y me dio un enorme abrazo.

-¡Mamá! –correspondí su abrazo gustoso y luego la alejé un poco de mí para mirarla mejor- ¡Oye, te ves hermosa! –le dije mientras la hacía dar un giro y ella se sonrojo.

-Ay, Bobby. –exclamó sonriendo un poco- Pero, no tanto como tu futura esposa. –me dijo dulcemente y solo atiné a negar con la cabeza.

Y Robert, tienes razón. –habló Henry- Los novios llevan corbatas en sus bodas y, los invitados y/o padrinos, llevan moño. –me dijo tomando la corbata que había dejado sobre la cama cuando me acerqué a saludarlos.

-Gracias. –sonreí y tomé la corbata. Luego mi madre se acercó para colocármela a lo accedí gustoso.

-¿Dónde está _________, Bobby? –me preguntó mi madre una vez que terminó de hacerme el nudo.

-Está en nuestra casa, con su amiga Sara. Es que ya saben, lo de "no verse antes la boda." –reí haciendo comillas con los dedos.

-Entiendo. –dijo mi madre con una sonrisa- Entonces, ¿a qué hora es la ceremonia? –preguntó observando la invitación que había sacado de su bolso.

-Al medio día, mamá. –reí y ella vio el reloj en su muñeca.

-¡Oh Dios mío! –exclamó alarmándonos a Marcus, a Henry y a mí.

-¿Qué sucede, Elsie? –le preguntó Henry.

-¡Qué ya son las 11:00 de la mañana! ¡Bobby! ¿Ya desayunaste o almorzaste algo? –me preguntó alarmada.

Iba a contestar, hasta que un extraño ruido bastante llamativo proveniente de mi estómago, habló por mí. –Ammm, huuuum, no. –me rasqué la nuca nervioso y tanto Henry como Marcus me miraron con una ligera sonrisa.

-Bueno, si ya estás listo vamos a que coman algo los dos, y de ahí, vamos directo a la iglesia. –dijo mi madre mientras salía de la habitación directo a la salida.

-Claro, solo le envió un mensaje a _______ para avisarle. –exclamé cuando vi que todos ya habían salido de la casa.

-Mi amor, mis padres ya llegaron y Marcus y yo nos adelantaremos un poco. Te veo un rato, cuento los minutos, estoy ansioso. Te amo. –añadí un emoji de corazón y lo envié, para luego tomar mis cosas y salir de la casa.

***

Narra ______________

-¿Ya casi terminas? –le pregunté a Sara, observando cómo buscaba entre mis cosas un lápiz labial.

-No, espera ya casi... ¿Dónde está? –preguntó para sí misma revolviendo las cosas del maletín donde buscaba- ¡Te encontré! –sonrió orgullosa y luego me miró colocando una mano en su cintura, alzando una ceja y con media sonrisa, mientras me mostraba el pequeño bálsamo- Y ahora, el toque final. –exclamó y se acercó a mí.

Al instante, sentí el tacto suave y cremoso del lápiz en mis labios y cuando terminó, sonreí por inercia. -¿Cómo me veo? –le pregunté a mi amiga y ella hizo una mueca.

-Espera, no puedes verte hasta que no estés completa.

-¿Eh? –la miré confundida y ella rodó los ojos.

-Hablo de que sigues en pijama y necesitas ponerte el vestido. –me dijo riendo. Choqué la palma de mi mano con mi frente y comencé a reír con ella.

-Tienes razón. –asentí con una sonrisa.

Sara fue por el vestido a la otra habitación y con su ayuda, logré colocármelo, luego, me ayudo con los zapatos.

-Ahora sí, puedes verte. –me dijo ella colocando sus manos en su cadera.

Asentí y me diré un poco para verme en el espejo. ¡No podía creer lo que había hecho conmigo!

Era raro que yo me hiciera autoelogios sobre mi apariencia, pero esta vez, estaba segura que me veía hermosa. Sara no me había maquillado de forma exagerada, era bastante natural, lo que me permitía sentirme muy cómoda, ya que no acostumbraba pintarme demasiado. Me di una vuelta frente al espejo de cuerpo completo, provocando que el vuelo de mi vestido se levantara y que pequeños destellos brillaran en él, debido a la pedrería que tenía incrustada; me parecía que se veía encantador. Sonreí emocionada, todo quedaba perfecto y cuando iba a acercarme a Sara para abrazarla, tocaron la puerta de la casa. Sara fue a abrir y cuando me acerqué a la sala para ver quién era, alguien se acercó corriendo hasta mí.

-¡Hermana! –exclamó Bruce emocionado, abrazándome fuertemente.

-¡Con cuidado, Bruce! Recuerda que tu hermana está embarazada. –dijo mi madre desde la puerta y vi como mi hermano tenía una cara de susto.

Yo negué sonriendo mientras lo miraba y lo volví a abrazar mientras mis padres entraban a la casa y Sara junto con ellos cerrando la puerta detrás de ella.

¡Hola mamá! –sonreí saludando a mi madre y ella también me abrazó.

-Hola, mi vida. ¿Cómo estás, además de hermosa? –me preguntó sonriente.

-Ay, mamá. –le contesté algo sonrojada y luego mi padre se acercó.

-Hola. Mi niña. –me abrazó y me dio un beso en la frente, luego me alejó un poco de él para poderme ver mejor- ¡Pero si estás preciosa!

-Ay, ustedes lo dicen porque son mis padres. –reí.

-Pero es la verdad, _______. –habló Bruce- Yo soy tu hermano y también pienso que luces hermosa. –sonrió dulcemente y me dio un beso en la mejilla.

-Muchas gracias. –sonreí- Ustedes también se ven bien. –me encogí de hombros.

-Trajimos algo para ti. –me dijo mi madre emocionada y no había notado que escondía algo detrás de su espalda al igual que mi padre.

-Ábrelos. –me dijeron al unísono mientras me entregaban unas cajitas plateadas al mismo tiempo. Yo alcé las cejas sorprendida.

Fuimos hasta el sofá de la sala y me senté para poder abrir las cajas. Para mi sorpresa, en una de ellas, había un hermoso collar de oro y el dije era una delicada perla de un color precioso. En la otra cajita, había un tocado de tulipanes hechos a mano en forma de artesanía, decorado divinamente y que quedaba perfecto con el tono de mi vestido. Lleve mis manos a mi boca sorprendida mientras suspiraba y no pude evitar que unas pequeñas lágrimas rodaran por mis ojos. Me levanté del sofá y abracé a mis padres.

-¡Muchas gracias, en serio! Esto es... es hermoso. ¡Los amo! –dije abrazándolos con más fuerza y ellos correspondieron mi gesto alegres.

Luego, mi madre me colocó el collar que resaltaba a la perfección, debido al cuello redondo del vestido y mi padre me ayudó a colocar el tocado sobre mi peinado. Me di un último vistazo al espejo y ahora sí, ya estaba lista.

Luego de discutir que ya habíamos desayunado todos, regresé rápido a la habitación cuando mis padres, mi hermano y Sara ya estaban afuera esperándome para irnos, vi que mi teléfono tenía un mensaje de Robert.

-Mi amor, mis padres ya llegaron y Marcus y yo nos adelantaremos un poco. Te veo un rato, cuento los minutos, estoy ansioso. Te amo.

Sonreí al ver el mensaje para luego guardar el teléfono en mi bolso.

-Ya casi, mi amor. –hablé para mí mientras salía de casa, directo con mis padres, mi hermano y Sara, cerrando la puerta.

***

Narra Robert

Luego de comer algo rápido, mi madre, Henry Marcus y yo, llegamos directamente a la iglesia.

Faltaban diez minutos para que la ceremonia empezara y ya estaban empezando a llegar todos; nuestros compañeros del trabajo, Moni, Liz y demás personas cercanas comenzaban a tomar asiento dentro de la iglesia. Yo caminaba de un lado a otro desesperado al notar que ___________ no llegaba por ningún lado.

-¿Hijo, estás bien? –me preguntó mi madre, tomándome por el hombro- Parece que acabarás con el piso de tanto que caminas de allá para acá.

Yo suspiré. –Estoy bien mamá. Es solo que me preocupa __________.

-¿Qué te preocupa? ¿Qué no venga?

Me quedé callado.

-Bobby, ________ te ama con su vida entera, lo he notado desde aquella vez que nos presentaron en la cena. Y sé que a lo largo de estos tres años que llevan juntos, su amor ha crecido lo suficiente como para dar este paso con importante. Claro que ella no se retractaría de esta decisión, seguro tuvo un pequeño percance y ya vienen cerca.

Suspiré de nuevo y cerré mis ojos, haciendo una leve presión con mis dedos sobre estos. –Tienes razón, mamá. Ya debe de venir cerca, no creo que me vaya a dejar vestido y alborotado. –exclamé con un tono divertido, haciendo que mi madre riera un poco.

-Ay, Bobby. Ven, mejor vamos adentro que acá hace mucho viento. –me dijo tomándome del hombro para caminar dentro de la iglesia y yo, di un último vistazo a la entrada esperando que ________ llegara.

Narra __________

Después de un ligero problema con el auto de mis padres, pudimos llegar a la iglesia. Cuando bajamos, mi madre me arregló un poco y luego de que Sara se adelantara para tomar su lugar como dama de honor junto a Liz y Moni, mi madre entró al lugar no sin antes darme un beso y mi padre me ofreció su brazo para sujetarme de él justo frente a la entrada del sagrado edificio.

-Aquí vamos. –le sonreí a mi padre y él lo hizo de vuelta.

Comenzamos a caminar por el centro de la iglesia que estaba bellamente decorada con lazos lilas y tulipanes del mismo color. Vi como Sara se acercaba despacio a mí para entregarme mi ramo que efectivamente, también era de tulipanes. La música típica de boda sonaba a fondo con unas suaves notas de piano y mientras avanzaba del brazo de mi padre, vi a Robert que estaba parado frente al altar, con sus manos detrás de su espalda. Tenía su cabeza y mirada enfocadas en el piso, pero cuando escuchó el piano, sus ojos se posaron en mí irradiando un brillo que podría iluminar todo el lugar, en sus labios se formó una deslumbrante sonrisa y bueno, lucía impecablemente guapo con ese traje sastre perfectamente hecho a su medida. Cuando mi padre me entregó a Robert, le dio unas palmadas en la espalda y luego de estrechar su mano, me dio un beso en la frente para dejarme al lado de mi prometido.

-Hola. –Robert me sonrió y sentí como entrelazó su mano con la mía.

-Hola. –contesté sintiendo su tacto gustosa, sonriendo como si no hubiera un mañana.

-Estás... estás... Perfecta. –me dijo suspirando.

-Y tú te ves guapísimo. –reí y apreté mis labios tratando de disimular una sonrisa de emoción.

-Te besaría ahora, pero todavía no dicen el "puede besar a la novia." –me dijo encogiéndose de hombros, haciéndome reír.

-Espera solo un rato. –le dije guiñándole un ojo y Robert sonrió de lado.

En ese instante, la melodía del piano se dejó de escuchar cuando el padre entró frente al altar, luego de saludar, la ceremonia dio inicio.

Pasado un rato de la ceremonia , llegó el momento de los anillos. Sara se acercó a nosotros y le entregó los anillos a Robert que los recibió con una amplia sonrisa, luego, el sacerdote tomó la palabra.

-Bueno, es hora de que digan sus votos, jóvenes. –dijo, cediéndole a Robert el micrófono.

-__________, mediante esta alianza, te prometo amarte, honrarte y apreciarte siempre. Prometo permanecer junto a ti en lo bueno y en lo malo. Prometo ser un esposo fiel y amante. Prometo ser el más comprensivo en la enfermedad y la tristeza y disfrutar contigo los momentos de más intensa alegría. Prometo entregarte mi alma, ser tu compañero y tu mejor amigo. Y prometo amarte con toda mi vida y mi corazón por toda la eternidad. –me dijo Robert mirándome mientras colocaba el anillo en mi dedo. Tuve que hacer un gran esfuerzo por no llorar en ese momento. Sonreí mientras él deslizaba el anillo por mi dedo y cuando al fin estuvo en su lugar, lo miré suspirando y él me miraba con mucha ternura.

Luego, el sacerdote me cedió el micrófono a mí.

-Robert, mediante esta alianza, me entrego a ti este día para compartir mi vida contigo. Puedes confiar en mi amor porque es real. Prometo ser una esposa fiel, compartir y apoyarte en tus esperanzas, sueños y metas. Mi voto estará contigo para siempre. Cuando caigas te levantaré, cuando llores te confortaré, cuando rías compartiré contigo tu gozo. Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento hasta la eternidad. Te amaré siempre con mi vida, mi alma y mi corazón enteros. –sonreí mientras deslizaba el anillo por su dedo y cuando levanté mi mirada para verlo, noté cómo limpiaba una lágrima con la palma de su mano libre.

-Muy bien. –asintió el sacerdote con una amplia sonrisa- Por el poder que en mí se concierne, el día de hoy, yo los declaro marido y mujer. –miró a Robert- Ahora sí, puedes besar a la novia.

-He esperado más de 12 horas para esto. –exclamó Robert sonriente para luego, tomarme por la cintura y me acercó a él. En ese instante, sus labios se fundieron con los míos.

Y lo abracé por su cuello, sosteniendo aún mi ramo mientras él afianzaba más el agarre de sus manos en mi cintura, acercándome más a él para hacer más profundo el beso. Podíamos escuchar los aplausos de los presentes y cuando nos separamos, notamos que nuestros padres y mi hermano, junto con Moni, Marcus y Liz aplaudían contentos.

***

Habíamos llegado al salón donde sería la fiesta. En verdad me estaba divirtiendo a lo grande. La comida había sido deliciosa y mientras disfrutábamos de ella, también podíamos escuchar hermosas melodías interpretadas por un talentoso saxofonista.

Luego de partir el pastel, de hacer el típico lanzamiento del ramo que "casualmente" Sara atrapó, Robert y yo nos encontrábamos sentados en la mesa junto a nuestros familiares y amigos después de haber bailado durante bastante rato.

Estábamos conversando, cuando vi que Liz se levantó de su asiento para ir a hablar con las personas de la música, no le tomé mucha importancia porque seguro iría a pedir una canción para seguir bailando. Luego, la voz del DJ llamó la atención de todos.

­-Bueno, ya es momento de que los novios bailen su canción, ¿no? –preguntó y todos comenzaron a aplaudir, luego volvió a hablar- Espero lo disfruten y muchas felicidades a ambos. –dijo y al instante, se escuchó una canción que me hizo erizar la piel.

Voy a apagar la luz para pensar en ti
y así dejar volar a mi imaginación.
Ahí donde todo lo puedo donde no hay imposibles,
¿qué importa vivir de ilusiones si así soy feliz?

¿Cómo te abrazaré, cuánto te besaré?
Mis más ardientes anhelos en ti realizaré,
te morderé los labios, me llenaré de ti
y por eso voy a apagar la luz
para pensar en ti.

Miré a mi amiga, a Liz que solo me guiñó el ojo. Sabía que esa canción era muy especial para ambos, incontables veces la cantamos en la oficina mientras trabajábamos y en casa, la bailamos cientos de veces. La canción seguía sonando y Robert, me invitó a bailar.

-¿Vamos, amor? Es nuestra canción. –yo sonreí y asentí mientras tomaba su mano para salir directo a la pista.

Todos nos dieron la oportunidad de bailar solo él y yo y mientras la canción seguía sonando, Robert y yo llegamos al centro. Me tomó de cintura con ambas manos y yo lo abracé de nuevo por el cuello, mientras nos movíamos al compás de la música.

Contigo aprendí
que existen nuevas y mejores emociones.
Contigo aprendí
a conocer un mundo nuevo de ilusiones.

Aprendí que la semana tiene más de siete días,
a hacer mayores mis contadas alegrías
y a ser dichoso, yo contigo lo aprendí.

Llevé mi cabeza directo al pecho de Robert para recargarme en ella mientras nos seguíamos moviendo disfrutando la hermosa letra y delicada melodía de la canción con la cual, nos sentíamos más que identificados. Él recargó su cabeza sobre la mía no sin antes darle un beso y me abrazó con más fuerza.

Contigo aprendí
a ver la luz del otro lado de la luna.
Contigo aprendí
que tú presencia no la cambio por ninguna.

Aprendí que puede un beso ser más dulce y más profundo,
que puedo irme mañana mismo de este mundo;
las cosas buenas ya contigo las viví.
Y contigo aprendí
que yo nací el día en que te conocí.

La canción había terminado y para sellar ese momento, acuné el rostro de Robert entre mis manos y deposité un largo beso en sus labios que fue correspondido al instante y recibido con varios aplausos por todos.

-Te amo. No tienes idea de lo feliz que soy ahora–me dijo Rob entre el beso.

-Y yo te amo a ti. Yo también soy increíblemente feliz ahora. –le respondí aun disfrutando de su boca.

***

Buenas noches, lectores hermosos. ¿Díganme qué les pareció este capítulo? Duramos 37 partes en llegar hasta acá y bastante largas jajajaja. ¿Les gustó el día de la boda? Aiñññ, espero que sí porque yo disfruté mucho de escribirlo. x3

Les comento que a partir del próximo capítulo ya se viene los especiales narrados por Robert. X3 Así que, espero que también sean de su agrado.

Recuerden que los amo 3,000 y nos estamos leyendo pronto. ¡Abrazo! :3 

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