Capítulo XXVI: Cumpleaños feliz. (parte 2)

**Solo un pequeño aviso, les voy a poner una señal en la lectura para que reproduzcan la canción que les voy a dejar y que es la canción que le escribe Robert a Fisher. Se llama In my dreams; la canta él mismo (en inglés claro está) pero yo les puse la traducción para que sepan lo que dice. Por favor, para que disfruten más de esa parte, mientras la leen, reproduzcan la canción. Este es como, un capítulo interactivo. ✨💕😊 **

Luego de la adorable sorpresa por mi cumpleaños, Robert y yo nos duchamos juntos, según él para "ahorrar tiempo" pero, solo digamos que no funcionó como esperábamos, pero afortunadamente nos dio tiempo suficiente para salir a las 10:00 y llegar puntuales al evento.

***

El reloj marcaba las 10:45 cuando habíamos entrado a New York, todavía faltaba un poco para llegar hasta el lugar del evento y, no íbamos a llegar en quince minutos.

-Robert, tienes que aceptar que vamos a llegar tarde. –le dije poniendo una de mis manos en mi frente.

-No, no te desesperes, si llegamos. –dijo moviendo sus dedos sobre el volante, mirando ansioso el semáforo que parecía que tardaría una eternidad en cambiar a verde.

-Debimos salir más temprano. –desvié mi vista a la ventana.

-¿A qué te refieres con eso? –me preguntó dirigiendo su vista hacía mí, pero sin dejar de mover los dedos de sus manos.

-Me refiero a que si te hubieses dedicado a ducharte en lugar de estar haciendo travesuras, quizá ya estaríamos allí. –lo miré sobre mis lentes de sol.

-¿Discúlpame? –me miró de la misma forma que yo, ya que él también llevaba puestos un par de lentes oscuros- ¿Ahora me vas a decir que yo fui el único que estaba haciendo "travesuras"? –soltó el volante para hacer comillas con los dedos y yo mi giré y dirigí mis vista a la ventana soltando un suspiro.

-Solo digo que deberías aprender a entender que hay momentos para cada cosa, Robert. –dije seria.

-¿Entonces por qué me seguiste el juego? –me preguntó quitándose los lentes.

No dije nada y él ladeo su cabeza acercándose más a mí. -¿Qué haces? –le pregunté.

-Esperando que me des una respuesta. –justo en ese momento, el semáforo se puso en verde- ¡Sí! –pensé –Robert, ya está en verde.

Él volvió su vista el camino y siguió manejando. –Quiero una respuesta, Fisher. –habló sin dejar de ver al frente- Porque si llegamos tarde a la inauguración del proyecto más importante para la compañía, será por culpa de ambos. –dijo serio y solo lo observé.

***

Robert conducía como si no hubiese un mañana cuando íbamos en Central Park, el reloj marcando 10:55 y todavía no llegábamos.

-Si llegamos, si llegamos... -repetía Rob cientos de veces mientras seguía conduciendo y en un momento cuando tuvo que virar a la izquierda; de no haber sido porque llevaba puesto el cinturón de seguridad, me hubiese dado un buen golpe en la cabeza.

Llegamos 10:59, Robert estacionó el auto, salimos y luego de tomarme de la mano, nos dirigimos a paso rápido al lugar donde habían cientos de personas reunidas. Sobra decir que los edificios eran imponentes, futuristas, elegantes y destacaban de entre los muchos otros por los que estaban rodeados. Mientras nos acercábamos no podía dejar de admirarlos; vi por el rabillo del ojo a Robert que también los observaba son una gran sonrisa. Era una sonrisa de orgullo, eso me hizo sentir feliz. Cuando ya estábamos por llegar, se empezó a escuchar al Señor Carter hablar, quien estaba parado sobre un escenario en donde se notaban desde lo lejos dos enormes pancartas con el logo de Marubeni América y el de Downey Architecture & Design. Me emocioné y sentí escalofrío recorrer mi cuerpo y, al parecer Robert también se había entusiasmado porque sentí que afianzó más su mano a la mía.

-Muy buenos días a todos. Este es un día muy especial e importante para mí porque, hoy se finaliza un gran e importante proyecto. Uno que desde un inicio, supe que sería un completo éxito. Después de mucho esfuerzo, dedicación y trece meses de arduo trabajo, hoy al fin todo quedó perfecto. –hablaba el Señor Carter cuando Robert y yo llegamos a escena y en ese momento pude notar que sobre el escenario también había más personas, que eran los accionistas del Señor Carter y, para mi mala suerte, ahí estaba John. También estaban los trabajadores de la obra y dos asientos que estaban vacíos, lo cual e hizo suponer que eran el de Robert y el mío. Todo el lugar estaba repleto, había cámaras por doquier y muchas personas- Me gustaría agradecer primeramente a los trabajadores de la obra aquí presentes, ya que son ellos, esto no hubiese sido posible. Por favor, un aplauso para ellos. –al instante se escuchó una gran ovación que los trabajadores recibieron gustosos y sonrientes. Robert y yo nos unimos a los aplausos y fue cuando el Señor Carter se dio cuenta de nuestra presencia- Así es, bravo. –dijo sonriendo y siguió hablando- Aunque también me gustaría hacer mención de otras dos personas bastante importantes en todo esto, aquellos que son su visón y gran capacidad, lograron poner en marcha todo este gran y maravilloso proyecto, aquellos en quienes deposité mi confianza y déjenme decirles, que no pude haber hecho mejor elección –nos miró sonriendo y la gente rió al mismo tiempo que aplaudía- Por favor, recibamos con un aplauso a los arquitectos Downey y Fisher. –dijo por último y en cuestión se segundos se escuchó a todos los presentes aplaudir emocionados cuando Robert y yo subimos al escenario. En ningún momento él soltó mi mano.

-Buenos días a todos. –dijo Robert sonriente saludando mientras tomaba el micrófono- Bueno, como ya dijo el Señor Carter, este es un proyecto que se logró en conjunto de muchísimas personas: los trabajadores, otros arquitectos y diseñadores. Yo me siento muy agradecido con ellos porque, sin ellos, esto no hubiese sido posible. -no podía dejar de admirarlo mientras hablaba, se le notaba tan emocionado, sus ojos brillaban y su sonrisa cada vez se hacía más grande. Suspiré con una sonrisa de lado y Rob continuó hablando- ¿Saben? Este es uno de los proyectos más importantes en la historia de Downey Architecture & Design, me atrevería a decir que el más importante hasta ahora. Así que, después de los agradecimientos, también quisiera brindar uno muy especial a la mujer que está aquí a mí lado en este preciso instante, -dijo y me miró sonriendo- esta mujer que ven aquí es el principal motivo por el que todo esto se haya vuelto una realidad. Un joven talento que, con su carisma, su brillante mente y su actitud positiva dio el último y más importante empujón que necesitábamos para cumplir este gran proyecto. Ella es una gran arquitecta y una maravillosa persona. Ella es la arquitecta ______ Fisher Anderson.

Cuando mencionó mi nombre completo, todos, incluidos él y el Señor Carter comenzaron a aplaudir vivazmente. Me sentía emocionada y un calor irradiaba dentro de mí, era entusiasmo y alegría. Se sentía maravilloso. Robert me tomó por la cintura y depositó un beso en mi mejilla, lo cual me hizo sonrojar porque estábamos ante cientos de personas. Pude notar que John nos miraba con el ceño fruncido desde su asiento. Luego, Robert me cedió el micrófono. –Antes que nada, muchas gracias a todos por sus aplausos y por ese recibimiento, son muy amables. –dije con una sonrisa tímida. Era la primera vez que hacía esto, el presentarme ante tanta gente para un acontecimiento tan importante era algo nuevo para mí- No puedo agregar más a lo que dijo el Señor Carter o el arquitecto Downey. Lo único que me resta decir es que agradezco a todos su gran esfuerzo y apoyo que nos brindaron para cumplir este gran, gran proyecto. Y, también agradecerles a ustedes por estar aquí hoy. ¡Muchas gracias! –finalicé y le regresé el micrófono a Robert, la gente volvió a aplaudir.

Cuando Rob ya tenía el micrófono en sus manos, estaba dispuesta a ir a tomar asiento al lugar que estaba reservado para nosotros, pero no pude, ya que él me tomó por la muñeca y me jaló hacia a él. No me dio oportunidad de comprender qué sucedía porque en cuestión de segundos, sus labios ya estaban en un vaivén con los míos dando paso a un beso dulce y suave que me hizo estremecer. Los aplausos que estaban a punto de cesar, se escucharon de nuevo, pero esta vez más fuertes al ver la escena. Robert se separó de mí y me guiñó un ojo para volver a hablar. –Y además de ser humilde, inteligente y maravillosa, esta mujer es mi novia. ¿Qué más podía pedir yo? ­–comentó en un tono divertido a lo cual obtuvo como respuesta risas y más aplausos. Bueno, si hubo personas que no se enteraron de nuestra relación aquella vez que Miranda Santiago lo dijo en vivo, no cabía duda de que ahora lo sabrían. Yo me acomodé un mechón de cabello y mordí mi labio mientras negaba. ­–Bueno, ahora que ya dijimos y hablamos lo que teníamos, vamos a lo que sigue. ¿Señor Carter, nos haría el honor de cortar el listón para inaugurar estos edificios? –preguntó levantando una ceja. –Por mi parte, me quedé junto a Robert y junté su mano con la mía.

El Señor Carter asintió gustoso y con unas grandes tijeras, cortó el listón rojo formado en un elegante moño, lo cual significaba que las nuevas casas matriz de Marubeni América estaban oficialmente inauguradas. En medio de la escandalosa celebración que se desató, aproveche para volver a besar a Robert. Él sonrió sobre mis labios y yo me aferré a su cuello mientras jugaba con su cabello. –Te sigo el juego, porque me gusta jugar contigo. –le dije y el levantó una ceja.

-Entonces, ¿eso quiere decir que admites que si estuvimos a punto de llegar tarde hoy, fue porque ambos tuvimos la culpa? –me preguntó y mordió mi labio.

-Así es, pero no alardees, o te voy a dejar sin jugar por un mes. –lo amenacé falsamente y él soltó una dulce carcajada.

-Lo que diga, señorita Fisher.

Nadie nos había visto, o al menos eso creí porque cuando me di cuenta, vi a John que no dejaba de observarnos. Su mirada estaba llena de molestia y amargura pero, no lo entendía, ¿cuál era su problema? Afortunadamente, Rob no se había dado cuenta. Obvie el tema y luego de tomar la mano de Robert, fuimos con el Señor Carter, algunas otras personas y otros camarógrafos a dar un recorrido por las instalaciones de los edificios.

***

Luego de lo que había sido un largo día que involucraba haber comido una hamburguesa con papas fritas y una soda en uno de esos famosos carros de comida de New York, como "regalo" por mi cumpleaños ya que siempre quise comer una hamburguesa así, Robert y yo regresamos a Manhattan.

Eran alrededor de las 6:00 de la tarde cuando llegamos a casa. Aventé todo lo que traía, mi bolso, mi celular, me quité los zapatos y los deje en una esquina. Fui al sofá de la sala y me deje caer en él tapando mi rostro con un cojín. En ese momento, escuché a Robert reír.

-¿Estás cansada, corazón? –me preguntó levantando delicadamente mis piernas del sofá para poder sentarse. Luego, las puso sobre las suyas y comenzó a darle un masaje a mis pies.

-Ay Dios, qué maravilloso se siente eso. Esos tacones me estaban matando, no pares por favor. –dije cerrando los ojos y Robert siguió con su suave masaje- Y contestando a tu pregunta, sí, estoy cansada. Oye... -hablé incorporándome.

-Mmmm... -musitó sin dejar de masajearme.

-¿Qué te parece si tomamos un baño, nos ponemos una pijama, preparamos palomitas y hacemos un maratón de películas? Mañana es sábado y podemos levantarnos tarde... –le pregunté acariciando su mentón y él rió.

-Pues, suena a un plan increíble, el cual no rechazaría en otras circunstancias. –sonrió- Pero hoy, no se va a poder. –me dijo inclinando su cabeza, mirándome.

-¿Y por qué no? –le pregunté confundida.

-Porque, tengo otros planes para esta noche. –me dijo dándome un beso en la frente y me tomó por los hombros. Yo lo miré parpadeando un par de veces- Quiero que subas y tomes un baño, te pongas más hermosa de lo que ya estás y regreses aquí. Te voy a llevar a un lugar, te tengo una sorpresa.

-¿Ah sí? ¿Otra? –le pregunté levantando ambas cejas.

-Sí, señorita. Así que por favor, necesito que vaya a hacer lo que le pedí y la espero para irnos, mientras me ducho también yo. O mejor, vamos a ducharnos juntos. –rió y me llevó con él a la regadera.

***

Me encontraba esperando a Robert afuera de la casa, ya que no encontraba las llaves del auto. Mientras llegaba, decidí revisar mi celular y vi que tenía mensajes de WhatsApp de mis padres, de mi hermano e incluso de los padres de Robert. Todos ellos llenos de felicitaciones por mi cumpleaños. Me dio mucha ternura, sonreí y me dispuse a contestar todos.

Cuando envié la última respuesta, Robert aún no salía. Me pareció extraño ya que habían pasado cerca de cinco minutos. Iba a entrar a la casa, cuando un sonido de alguien que se aclaró la garganta llamó mi atención. Creí que eran los vecinos, así que al girarme pasa saludar, me llevé una desagradable sorpresa al ver que quien estaba ahí, era John.

-Luces muy hermosa. –me dijo caminando hacia mí.

-¿John? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo fue que supiste cómo llegar? –le pregunté retrocediendo a cada paso que daba hacia mí. Noté que estaba cerca de la casa, así que si corría, podría entrar rápido y cerrar la puerta.

-Los seguí desde que salieron de New York. Necesitaba saber dónde vivías para saber a dónde llegar cuando te aburras de tu viejo y decidas llamarme para tener un rato de acción que seguro él no te da. –comentó en un tono burlón y me guiño un ojo.

¿Qué carajos le pasaba este sujeto? Quién podría tener ese nivel de descaro. –John, ¿eres estúpido? ¿O solo posees un leve retraso mental? –le pregunté cruzándome de brazos- ¿Tú crees que yo haría algo como eso? Eres asqueroso.

Vi que John cada vez estaba más cerca de mí y tragué saliva. –Voy a omitir que dijiste eso, porque con lo hermosa que te vez esta noche, soy capaz de perdonarte cualquier cosa. –finalmente estaba parado frente a mí y mi expresión era de molestia. John me comenzó a tocar los brazos y yo me alejé inmediatamente, luego al ver mi reacción, me tomó por la muñeca bruscamente acercándome a él pero logre zafarme nuevamente.

John ya parecía molesto, así que me tomó por ambos hombros lastimándome y ahí, ya no pude alejarme. Comenzó a intentar besarme y cómo pude, le di una patada en medio de las piernas para lograr liberarme, pero no lo logré mucho, ya que solo se quejó pero se sujetó más fuerte. -¡Deja de resistirte, ________! Sabes que podemos hacer que todo esto sea más sencillo.

Los labios de John cada vez estaban más cerca de los míos y como podía, intentaba alejarlo de mí. En ese instante, escuché la voz de Robert que proveía del interior de la casa. –Discúlpame, cielo. Es que las llaves estaban detrás del mueble de la televis... ¡________! –exclamó y corrió a mi dirección para ayudarme.

Robert logró separar a John de mí y me colocó detrás de él. -¡Aléjate de ella, imbécil! ¿Quién carajos te crees? –hablaba molesto- Te juro, que si la vuelves a tocar...

-¿Qué? ¿Me vas a golpear tan duro que voy a desear no haber nacido? Por favor... -comentó John en un tono de burla- ¿Qué me podría hacer un viejo cómo tú?

-Pues vas a ver lo que te puedo hacer, niño. –dijo Robert quitándose su saco, más molesto que antes.

En cuestión de segundos, el jardín de la casa se había vuelto un escenario de una pelea a puño limpio entre Robert y el imbécil de John. Yo no sabía qué hacer, veía que Robert ganaba ventaja en la pelea, pero John también era bueno, por lo que en varias ocasiones, lastimo a Rob.

No quería que pasara nada malo, pero mi mente estaba completamente en blanco al ver todo lo que estaba pasando y me sentía muy angustiada. -¡¿Qué hago, qué hago?! –me pregunté a mí misma varias veces mientras veía con angustia toda la escena. Luego vi que John golpeó a Robert en las cotillas y él se quejó por el dolor, ya no podía dejar que continuaran. La adrenalina me hizo tomar las fuerzas para correr a pedir ayuda a los vecinos para que me ayudaran a separarlos. Dos de ellos salieron para ayudarme y, cuando regresamos al lugar, vimos el momento justo en que Robert le daba un puñetazo en la nariz a John, haciéndolo sangrar y que terminara en el piso adolorido.

-Prueba el poder de las artes marciales mixtas, niño. –dijo Robert observando a John que aún seguía en el piso tratando de controlar el sangrado que salía por su nariz y boca- Eso te pasa por meterte con mi _______. Estúpido.

-¡Robert! –grité lanzándome hacia él y me envolvió en un reconfortante abrazo. Mis lágrimas no podían evitar correr por mis mejillas- Rob, ¿estás bien? ¿No te lastimó? Ay mira, tienes sangre en la boca... -me volví a aferrar a él y lo abracé con más fuerza y él me dio un beso en la frente.

-Mi niña, no pasa nada. Estoy bien pero, ¿qué hay de ti? ¿Este idiota de lastimó? –me preguntó separándose un poco de mí y observándome de pies a cabeza.

-No, no, yo estoy bien. Tú eres el que me preocupa. Por favor, vamos a la casa a curarte...

Robert sonrió mientras negaba. –Te juro que estoy bien. Solo necesito cambiarme para irnos, ya que este idiota acaba de arruinar mi traje favorito. –bufó.

-Robert, lo mejor será quedarnos en la casa, necesito revisarte... -no me dejó continuar.

-No, hoy es tu cumpleaños y no voy a dejar que nadie y mucho menos que este estúpido de arruine tu día. –dijo besando mis manos- Dame un momento para cambiarme y nos vamos, amor. Ya no llores, no pasó nada. –me dijo limpiando mis lágrimas.

Yo suspiré y trate de calmarme. –Está bien.

En ese momento se escuchó el ruido de una patrulla, uno de nuestros vecinos la había llamado. Se llevaron a John, yo agradecí a los vecinos por la ayuda y mientras conversaba con ellos, también aproveché para arreglarme un poco. Robert fue rápidamente a cambiarse y un par de minutos, ya había salido.

-¿Nos vamos? –me preguntó ofreciéndome su brazo y yo lo tomé sonriente.

-Nos vamos. –sonreí.

Nos despedimos y Robert y yo nos subimos a su auto emprendiendo camino.

***

Llegamos a Poulet Sans Tete, mi restaurante favorito de todo Manhattan. -¿En serio? –le pregunté a Robert alzando las cejas y sonriendo.

-Muy en serio. –me devolvió la sonrisa- Ahora vamos, cielo. Tu sorpresa aguarda.

Entramos al lugar y me llevé una maravillosa sorpresa al ver a Sara, Moni, Liz y Marcus ahí. Nuestra mesa estaba decorada con motivos de cumpleaños, globos de mi color favorito, un bellísimo ramo de tulipanes y un hermoso colgante que decía feliz cumpleaños. Estuve a punto de llorar, pero de emoción de no haber sido porque Rob me llamó para acercarnos a la mesa con nuestros amigos, me tomó de la mano y caminamos juntos hasta llegar con ellos.

-¡Feliz cumpleaños! –dijeron todos al unísono cuando luego de la cena que estuvo maravillosa, el mesero acercó un pastel de chocolate con velas encendidas.

-¡Pide un deseo! –me dijo Liz emocionada y yo asentí sonriendo preparándome para soplar las velas.

-Te aseguro que lo que va a pedir, ya lo tiene. –comentó Sara sonriendo de lado mientras se recostaba en el hombro de Marcus.

-Tienes razón. –dije encogiéndome de hombros, me giré a ver a Robert y él ya me estaba observando apoyando su mentón en la palma de su mano.

-Bueno, cielo. Apaga ya las velas. Ya sabes que no quieres tu comida con cera. –comentó Robert riendo mientras se acercaba más a mí y pasaba su brazo por mis hombros.

Tomé aire y soplé mis velas. Esta vez, además del deseo de poder permanecer al lado de Rob, también agradecí por tenerlo en mi vida y más, por lo que había sucedido más temprano.

-¡Bravo! –aplaudieron mis amigos junto con Rob y justo cuando estaba repartiendo las rebanadas, Robert se levantó apresurado observando su reloj.

-¡Válgame el cielo! ¡Miren la hora! Tengo que hacer algo... Ya vengo. –dijo luego de darme un fugaz beso en los labios. Dejó la mesa y lo perdí entre la gente dejándome confundida.

-¿Alguien sabe por qué se fue? –les pregunté a mis amigos que se veían entre ellos con miradas cómplices- ¿Y a ustedes qué les pasa también? –me crucé de brazos.

-Ya lo verás. –me dijo Sara sonriendo.

De pronto, las luces del restaurante se apagaron y el cantante que se encontraba sobre el escenario comenzó a hablar por el micrófono. –Buenas noches, queridos invitados. Buen provecho a todos. Como saben, a esta hora siempre empezamos con la música en vivo, pero esta noche vamos a dejar que alguien más haga la apertura. Espero lo disfruten. –dijo sonriendo- Oh y por cierto, ¡feliz cumpleaños señorita Fisher!

Cuando me saludó respondí el gesto amablemente pero, no entendía cómo es que sabía quién era. -¿Qué carajos? ¿Alguien me puede explicar que acaba de pasar? ¿Y dónde está Robert? –pregunté rascándome la nuca. Definitivamente ya no entendía nada de lo que sucedía.

Instantes después, unas suaves y relajadas notas de piano se escucharon en el escenario y una tenue luz iluminó a alguien que estaba de espaldas sosteniendo un micrófono. Yo observaba atenta la escena. La música siguió y aquella persona misteriosa sobre el escenario que, pude notar que era un hombre, comenzó a hablar.

-Buenas noches. -¡era Robert! Me llevé una mano a la boca para poder cubrirla por mi reacción de sorpresa- Sé que yo no soy el cantante usual en las noches, -comentó haciendo reír a los comensales- pero es que esta noche en particular, es muy especial. ________, -me llamó y yo rápidamente me encontré con su mirada haciéndolo esbozar una dulce sonrisa- espero te guste esto que escribí para ti, que por cierto, era lo que venía escrito en aquella hoja que no quería que vieras. –rió y ahora las notas de piano se escucharon mejor, segundos después, comenzó a cantar.

**Por favor, empiecen a escuchar la canción a partir de aquí ✨💕😊**

https://youtu.be/JmKIF6UtbdY

En mis sueños me dijiste que realmente te importa,

en mis sueños me dijiste que es un amor que no se puede comparar.

Así que abrázame, abrázame, abrázame, y nunca me dejes ir.

En mis sueños me dijiste que es un amor que no se puede comparar,

en mis sueños me dijiste que es un amor lo que quieres compartir.

Así que abrázame, abrázame, abrázame, y nunca me dejes ir.

Me levanté de mi asiento cubriendo mi rostro, mientras Sara y Liz se paraban a mi lado y me brindaban un cálido abrazo. Robert seguía cantando, yo escuchaba su dulce voz y esa letra era tan, hermosa y mientras lo hacía me iba acercando al escenario.

Parece que los sueños a veces nos hacen creer,

pero ahora sé, oh que son reales.

Porque en mis sueños dijiste que me amabas

y en realidad me amas, también me amas.

En cada estrofa que cantaba, me brindaba una cálida sonrisa acompañada de su mirada que podía penetrar hasta el más profundo de mi alma, con esos ojos marrones, esos ojos del color del café en los que me había perdido desde la primera vez que los vi.

Ahora mis sueños se han hecho realidad, estoy tan feliz como puede ser,

porque sé que en mi corazón, no me quitarás este amor.

Así que abrázame, abrázame, abrázame, y nunca me dejes ir.

Parece que los sueños a veces nos hacen creer,

pero ahora sé, oh que son reales.

Porque en mis sueños dijiste que me amabas

y en realidad me amas, también me amas.

Ahora mis sueños se han hecho realidad, estoy tan feliz como puede ser,

porque sé que en mi corazón, no me quitarás este amor.

Así que abrázame, abrázame, abrázame, y nunca me dejes ir.

Robert se alejó un poco del micrófono cuando terminó la canción. Las personas no dejaban de aplaudirle. -¡Muchas gracias! –agradeció al publicó y bajó del escenario para quedar frente a mí. -¡Feliz cumpleaños, mi amor! –me abrazó- Espero que te haya gustado... -bajó su mirada.

-Robert... -le tomé por el mentón haciendo que me mirara nuevamente- es el regalo más hermoso que he recibido en toda mi vida.

Él sonrió de lado. -¿Ahora entiendes por qué no podía dejar que vieras aquella hoja? –me preguntó en un tono burlón.

-Ya entiendo todo, no me regañes. –reí- ¿Quién lo diría? Escribes y cantas hermoso, eres un estuche de monerías.

-Todos esos ensayos en la ducha sirvieron de algo. –comentó haciéndome reír mientras me pegaba más a él abrazándome por la cintura y se movía lentamente al ritmo de una canción lenta que comenzaba a sonar- Además, cuando tienes a tu musa, todo es más sencillo.

-Gracias por haber aparecido en mi vida. –lo abracé y él me dio un largo beso.

-Gracias a ti, por haberme encontrado. –me dijo mientras yo recargaba mi cabeza en su pecho mientras nos movíamos al ritmo de la canción.

***

¡Buenas noches, lectores hermosos! Aquí les dejo el desenlace del cumpleaños. Este capítulo requirió mucho desarrollo, ya que involucraba muchas situaciones en las que se vieron involucrados los adorables protagonistas (o seas, ustedes y nuestro sugar Downey) y bueno, tenía que hacer que todo quedara de forma lógica y que fuera agradable de leer. A decir verdad, me costó algo de trabajo escribir esta parte pero aquí está, con mucho esfuerzo y amor de todo mi corazón para ustedes. ✨💕😊

Muchas gracias por todo el amor que le dan a esta historia. Me hace muy feliz saber que la disfrutan y, espero estar siempre a la altura de sus expectativas porque, voy a seguir escribiendo, amo hacerlo y mucho más si tengo a personas tan bonitas como ustedes que me apoyan. ✨💕😊

Espero hayan disfrutado del capítulo y bueno, sin más por el momento, me despido. ¡Les mando un abrazo! Nos estamos leyendo pronto. ✨💕😊

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