Capítulo XXIII: La cena

Aviso: este capítulo tendrá un breve contenido explícito +18.

***

Ese mismo viernes por la noche y luego de nuestra dramática reconciliación, Sara había regresado a nuestro departamento sola, ya que Robert y yo le habíamos comentado que esa noche yo me quedaría en su casa para preparar todo para la cena con nuestros padres.

Luego de un breve viaje en auto, llegamos a casa de Robert no sin antes pasar rápidamente al supermercado a comprar las cosas que necesitaríamos para la siguiente noche: verduras, carne, pasta, queso... Ya teníamos en mente la cena perfecta: pasta a la boloñesa. Iba a comprar algo de vino, pero Robert me recordó que él tenía botellas en su casa.

***

Una vez que las cosas ya estaban guardadas en el refrigerador, me senté en uno de los sofás de la sala de Robert y él se quedó en la cocina. Comencé a revisar mi celular. Me di cuenta que tenía un mensaje de Bruce, mi hermano menor de hace apenas unos segundos por WhatsApp.

-Te extraño mucho, hermana. Me muero por verte y conocer a tu novio. ¿De verdad sales con el arquitecto Downey? ¿En serio es mi cuñado? ¿Cuándo es la boda? ¿Estás embarazada?

Reí ante sus cuestiones. ¿Por qué todo mundo me hacía tantas preguntas al mismo tiempo? Negaba con la cabeza riendo mientras le respondía el mensaje.

-¡Hola Bru! Yo también te extraño mucho y también tengo muchas ganas de verte y, respondiendo a tus preguntas: sí, hermanito, mi novio es Downey, sí, es tu cuñado, no sé si algún día me casaré con él aunque no te voy a mentir, he fantaseado con eso y no, no estoy embarazada, ¡Bru! Relájate jajaja. –le escribí.

-Está bien, hermana. Yo si quiero que se casen y me hagan muchos sobrinos, con lo bonita que estás tú y lo bien parecido que es él, uffff, les van a salir bien bonitos, jajajaja.

-Bruce, tranquilo. Vamos paso a paso jajaja. ¿Sabes, hermano? Hoy fue un día bastante largo y, quiero darme un baño e ir a dormir. Te dejo por ahora, ¿vale? Nos vamos mañana, ¡te quiero, Bru! –le mandé este mensaje, despidiéndome.

-Claro, hermanita. ¡Nos vemos mañana! Descansa, te quiero. ¡Salúdame a mi cuñado!

-De tu parte, buenas noches, Bru. –le envié ese último mensaje y salí de la aplicación.

-Parece ser que Bru se llevará bien con Robert. –hablé para mí misma y no me había percatado que Robert estaba detrás de mí.

-Oh, ¿entonces ya me gané a mi cuñado? Y todavía ni siquiera nos conocemos. ¡Qué bueno soy! –dijo alegre y yo reí.

-Está muy emocionado por conocerte, estoy segura que se llevarán de maravilla. –le dije mientras lo abrazaba por el cuello.

-Estoy seguro que sí. –comentó bajando levemente sus manos por mi espalda- ______, con respecto a todo lo que paso hoy, ¿de verdad, ya estamos bien? –me preguntó un poco afligido.

-Pero claro que sí, Rob. Te amo, no lo olvides. –le dije dándole un beso en los labios.

-¡Qué alivio! –musitó y correspondió mi beso.

-Pero, ¿sabes qué? Justo lo que le dije a Bruce, hoy fue un día muy largo y estoy cansada. Lo único que quiero es darme un buen baño y meterme a la cama a dormir. –le comenté separándome de él- Y eso es justo lo que haré ahora mismo, un baño con agua caliente.

-Me parece perfecto. –dijo observándome mientras subía las escaleras directo a su habitación.

Robert se quedó abajo mirándome fijamente y luego una idea cruzó por mi mente. –Hummm, ¿y si te bañas conmigo? –le pregunté mordiéndome el labio.

-Mejor aún. –contestó con una gran sonrisa y a paso rápido subió las escaleras hasta llegar hasta mí, que ya había entrado a su habitación.

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Yo me metí primero, me quité la toalla que cubría mi cuerpo y abrí la llave del agua caliente, ésta empezó a recorrer todo mi cuerpo haciéndome sentir relajada al instante, cerré mis ojos y me dispuse a disfrutar de mi baño.

Minutos después, escuché la puerta corrediza deslizarse, pero abrí los ojos hasta que sentí unos cálidos brazos tomándome por la cintura, seguidos de algunos besos que empezaron en mi mejilla y bajaron hasta mi cuello lenta y suavemente.

Me giré para contemplar una de las mejores vistas que existían: Robert frente a mí, completamente expuesto: por su torso bien tonificado corrían incesantes gotas de agua que venían desde sus rizos húmedos y se deslizaban hasta llegar a sus pies, pasando por todo esa camino que en varias ocasiones, me había dado momentos de vibrante placer.

Me acerqué a él y me abrazó pegándome más a su cuerpo, con mis dedos dibujaba su torso y dirigí mi boca a su cuello para darle besos y algunas mordidas. Su respuesta fueron unos gemidos que me hicieron estremecer. Escuchar que gemía por mí, era bastante excitante, por lo que decidí comenzar a masajear la prominente erección que sentía palpitar entre mis piernas. Con suaves movimientos iniciales comencé a mover mi mano de arriba abajo y cuando lo miré, sus ojos estaban cerrados y mordía su labio inferior, pero no fue hasta que con dificultad dijo mi nombre y ahí entendí que quería más. Aceleré el movimiento de mi mano y observé que su cuerpo comenzaba a contraerse.

-¡Dios, ________! Vas a matarme, mujer, sigue... -me dijo con dificultad y yo, obviamente obedecí. Me dirigí a su boca para besarla intensamente mientras seguía moviendo mi mano. Luego de unos instantes y aún con su boca sobre la mía, Robert soltó un sonoro gemido alcanzando un orgasmo que terminó por excitarme más todavía.

-Ahora, te toca a ti. –me dijo en un gruñido mientras me recargaba en los azulejos del baño y se colocaba detrás de mí- Me encantas... -comenzó a hablar en mi oído, su voz era grave y sensual, sus manos se posaron en mi cadera y en ese instante lo sentí dentro de mí, lo que me hizo morder mi labio y aferrarme a la pared- pero no solo físicamente _______, no. ¿Sabes qué más? Me encanta tu inteligencia, me encanta escucharte hablar sobre las cosas que sabes; me vuelve loco tu voz y la manera en la que hablas y, adoro ese hoyuelo que se forma en tu boca cuando sonríes; me fascina verte tan dedicada a las cosas que amas... -seguía hablando y sus embestidas cada vez eran más fuertes, sus labios estaban haciendo un camino de besos por toda mi espalda y luego, se acercó de nuevo a mi oído y siguió hablando- me encantan tus ojos y tu sonrisa, tu cabello sedoso que huele a jazmín y lavanda y tus besos, me encanta cuando me abrazas y me dices que me amas... -dijo y al instante sentí que mordió mi oreja- dime ______, dime ¿quieres más? -se estaba empezando a mover más rápido y yo ya no podía aguantar más tiempo.

-Por favor, Robert ya... ya no puedo aguantar m...más... -hablé con dificultad. El vaivén de su cadera con la mía me estaba llevando a casi poder tocar el cielo.

-¿Quieres más? –volvió a preguntar y ahora sus manos que estaban en mi cadera, las paso a mis senos, donde los comenzó a masajear suavemente.

-S...sí. –contesté y definitivamente estaba a punto de alcanzar mi límite.

-¿Sí qué?

-Sí, papi... -dije esto último sin pensarlo demasiado porque, a decir verdad, mi mente estaba demasiado ocupada en las sensaciones placenteras que mi cuerpo estaba experimentado en ese momento.

Y al parecer, fue lo que Robert necesitaba, porque luego de unas embestidas más profundas, el cuerpo de ambos alcanzó el clímax que dio pie a que nuestros cuerpos se estremecieran; sin querer, solté un agudo gemido, por el cual Robert sonrió ampliamente al escucharlo y luego, mordió mi labio para acorralarme en una esquina y mientras el agua caliente seguía recorriendo nuestros cuerpos desnudos, él entrelazó ambas manos con las mías y siguió besándome desde mis labios hasta mi cuello, donde dejó varias marcas que probablemente no se quitarían en un largo tiempo.

+++++ Fin del +18 +++++

Luego del baño que se extendió por varios minutos, salimos y Rob me prestó una de sus pijamas para poder ponerme más cómoda y él por su parte, hizo lo mismo.

Eran poco más de las 9:00 de la noche y nos encontrábamos en su habitación viendo la televisión cuando mi estómago hizo un sonido llamativo y Robert me miró extrañado con una sonrisa divertida. -¿Qué pasa? –lo miré algo apenada.

-No lo sé, tú dime. –se acomodó mejor en la cama mirándome con una ceja alzada y sonriendo burlonamente.

-Vale, tengo hambre. –dije encogiéndome de hombros- La verdad es que, no he comido nada desde que salimos de mi departamento esta mañana para ir a la graduación. Solo me tomé un licuado de fresa con plátano.

-Oh, mi niña. ¿Qué se te antoja para cenar? –me preguntó dándome un dulce beso en la mejilla.

-Tú. –le sonreí pícaramente.

-Qué golosa eres. –me dijo mordiéndose un labio y me giñó un ojo- Pero, ya probaste hace un rato, corazón y necesitas comida de verdad. –me dijo alzando las cejas.

-Claro, claro papi. –le dije en un tono juguetón lo que provocó que él riera- ¿Tú no tienes hambre?

-Me encanta que me digas así. –me dijo dándome un suave beso en los labios- Y, contestando a tu pregunta, sí, tengo hambre y te quiero volver a comer, pero también tengo hambre de comida. –comentó y los dos reímos.

-Bueno, se me antoja algo de comida china. ¿Podemos pedir a domicilio? –le pregunté haciendo un puchero.

-Comida china será. –me contestó sonriendo mientras tomaba su teléfono para hacer el pedido.

Luego de unos diez minutos, un repartidor llegó con nuestra cena y Robert salió a recibirla, cenamos en la cama viendo una película y justo cuando terminó, caímos rendidos a Morfeo.

***

Ya era la mañana de sábado, y mi alarma sonó a las 9:30. Debido a que nos habíamos quedado dormidos casi al instante, no me di cuenta donde deje el celular y tampoco me era muy fácil moverme para encontrarlo, ya que la pierna de Robert yacía sobre mi abdomen.

La alarma seguía sonando y me estaba desesperando el sonido pero noté que venía del lado donde Robert estaba dormido. Me acerqué más y para mi mala suerte, él estaba sobre mi teléfono. –Con un demonio, lo que faltaba.- Intenté hablarle bajito para no asustarlo. –Rob... Robert... -le hablé moviéndolo del brazo, pero no despertaba así que con cuidado trate de meter la mano debajo de su torso e intentar tomar el celular, pero él al sentir mi tacto, se removió bruscamente en la cama y ya que estaba casi en la orilla, se cayó, llevándome con él porque me había tomado del brazo.

Ahora estábamos en el piso, yo sobre él, revueltos entre unas sábanas y mi celular sobre su frente. -¿Estás bien? –le pregunté cuando vi que arqueó la espalda e hizo una mueca de dolor.

-Sí, pero creo que caí sobre mi zapato. ¡Aghhhhh! –se quejó de nuevo tocando su espalda- ¿Tú estás bien? –me preguntó y yo asentí- ¿Qué pasó? –me preguntó frunciendo el ceño.

-Bueno, -me recargué en su pecho- mi celular estaba sonando con la alarma y vi que estabas dormido sobre él, así que intenté sacarlo creo que te asustaste o algo pero estabas muy cerca de la orilla, te caíste, me llevaste contigo y aquí estamos: en el piso y yo sobre ti. –le dije riendo acomodando mi cabello detrás de mi oreja.

-Yo encantado que estés sobre mí. –me dijo mordiendo su labio y levantado una ceja.

-No empieces. –reí y o golpeé con una almohada- Mejor hay que levantarnos, comer algo e ir a mi casa, para poder arreglarme y regresar temprano para la cena.

-Claro, claro. Ya tendremos más tiempo para que me vuelvas a decir papi. –comentó con una sonrisa mientras se levantaba del piso ayudándome también a mí. Yo negué con la cabeza riendo y luego de acomodar la cama, salimos de la habitación para buscar algo y desayunar.

***

Habíamos llegado a mi departamento hace algunas horas e incluso, comimos junto con Sara. Luego de eso, fui a mi habitación seguida de Robert para revisar qué ropa me pondría en la noche. Al final y luego de una breve demostración para Rob donde me decía si le gustaba cómo me veía o no, opté por un vestido lila de manga corta y cuello redondo, con un par de zapatos blancos de tacón bajo, tomé un par de aretes, mi perfume favorito y salimos de mi cuarto. Nos despedimos de Sara, quien nos deseó buena suerte y regresamos a la casa de Robert.

Una vez ahí, nos pusimos manos a la obra para preparar la cena: Robert me ayudaba a preparar los ingredientes mientras yo preparaba la salsa y la pasta; él puso a cocinar la carne y luego de un rato, la pasta ya estaba lista, también la ensalada e incluso habíamos comprado un refresco de sabor para mi hermano, ya que obviamente él no iba a poder tomar vino.

-¿Cuál crees que sea el mejor para acompañar con la cena? –me preguntó Robert mientras veíamos los vinos en su estantería.

-Bueno, no soy una experta, pero creo que para pasta tenemos dos opciones: un tinto que puede ser este Malbec o un blanco, que puede ser este Orvietto. –le comenté mostrándole ambas botellas.

-Oh por Dios, ahora eres catadora de vinos. ¿Es normal que eso me excite? –me preguntó sonriendo.

-Pues, creo. –le dije riendo.

-Ahhh, eres increíble. –me dijo dándome un beso en los labios- ¿Te parece que sean los dos? –me preguntó ahora él tomando las botellas.

-Mmmm, sí, me parece. –sonreí y regresamos a la cocina con ambas botellas. Eran las 7:30 de la noche y nuestros padres nos habían avisado más temprano que llegarían a las 8:00.

Naturalmente los padres de Robert ya sabían su dirección pero, los míos no. Así que durante la llamada de hace unas horas, les había proporcionado los detalles. Luego de revisar que todo estuviera en orden en la cocina, le comenté a Robert que me iría a dar un baño, él insistió en que nos ducháramos juntos, pero estaba segura que si lo hacíamos terminaríamos como la última vez y no teníamos tiempo para eso, por lo que se lo comenté y él asintió resignado, lo cual me causó mucha ternura.

Luego de un baño rápido, siguió Robert y mientras él se duchaba, yo me arreglaba y para cuando el salió ya estaba lista y solo me estaba colocando algo de perfume. –Te ves despampanante. –me dijo sonriendo recargado en la puerta.- Lo vi y se me fue el aliento, no tenía puesta ninguna toalla, ni bata de baño, ¡nada! Por lo que verlo no dejaba nada a la imaginación, así que me quede observándolo embobada.

-Cielo, sé que te gusta lo que ves, pero ya faltan diez minutos para las 8:00 y, tengo que arreglarme. –me dijo sonriendo triunfante.

-¿Eh? –contesté un poco confundida y luego reaccioné aclarándome la voz- ¡Claro! Claro, adelante, cámbiate. Yo, yo voy abajo. –le contesté con un rubor en las mejillas y salí por la puerta pasando justo a su lado y en ese preciso instante, le di una nalgada- Eso, cielo, es por desorientarme al verte así, -le dije y él se estremeció- y sí, me gusta lo que veo y mucho. –comenté mordiéndome el labio y salí de la habitación. Al bajar las escaleras, escuché a Robert reír.

***

Minutos después, ya los dos estábamos abajo y Rob vestía un traje azul con rayas, una camisa blanca y sus característicos tenis. Mientras acercábamos los cubiertos la mesa, sonó el timbre de la casa y yo fui a abrir.

-¡Hermana! –me dijo Bruce emocionado al verme y se lanzó a mis brazos- ¡Te he extrañado mucho!

-¡Hola Bru! –le contesté feliz y correspondí su abrazo. Levanté mi vista y vi a mis padres detrás de Bruce, que me brindaron una enorme sonrisa al verme. ¡Hola mami, hola papi! Es bueno verlos, por favor pasen. –sonreí mientras les daba paso a entrar a la casa. Siempre había acostumbrado hablarles así a mis padres, de cariño.

En ese momento, Robert salió de la cocina directo a la entrada donde me encontraba con mis padres y mi hermano y al verlos, sonrió de lado. Mi hermano abrió los ojos al instante y una gran sonrisa se formó en sus labios.

-Buenas noches, Señor y Señora Fisher y, Bruce. –dijo Robert amablemente y mi hermano corrió a saludarlo.

-Oh por favor, dime Luren. –dijo mi madre.

-Y a mí, Jonathan. –sonrió mi padre.

-Y a mí, Bru. –dijo mi hermano haciendo una seña para que Robert chocara su puño con él, lo cual correspondió gustoso.

-Y a mí, díganme Robert. –sonrió ampliamente y de nuevo se escuchó el timbre de la casa- Yo abro. –dijo Robert dirigiéndose a abrir y mis padres, mi hermano y yo nos quedamos en la sala.

-¡Hola Bobby! –se escuchó una voz femenina.

-¡Qué tal Rob! –ahora una voz de hombre.

-¡Mamá, Henry! Por favor, pasen. –dijo Robert sonriente abriendo paso para que su madre y su padrastro pasaran a la casa. Unos segundos después, todos estábamos.

-Bueno, mamá, Henrry, quiero presentarles a mi novia: ella es _______ Fisher, -dijo señalándome y yo sonreí tímidamente estrechando la mano de ambos.

-Un gusto conocerlos al fin. –dije con una sonrisa.

-Igualmente _______, yo soy Elsie, madre de Robert y él es mi esposo, Henry.

-Un gusto, ______. –me dijo Henrry asintiendo y yo contesté de la misma manera.

-Y ellos son los padres de ________, Jonathan y Lauren Fisher y él es Bruce, hermano de ______. –dijo Robert presentando a mi familia- Y yo soy el novio de _______, Robert. –comentó señalándose a sí mismo dirigiéndose a mis padres y mi hermano, lo que causo que todos riéramos espontáneamente, rompiendo el hielo y yo suspiré aliviada.

Entre los cinco, se saludaron amablemente y para mi sorpresa, todo estaba fluyendo de maravilla. Los padres de Robert y los míos mantenían una agradable conversación en la sala junto con Bruce, mientras Rob y yo regresamos a la cocina a servir todo.

-¡No puedo creerlo! Todo está saliendo muy bien. –le dije emocionada a Robert en la cocina mientras lo tomaba de las manos.

-Sí, y la verdad me tiene muy contento esto. Seguramente todo terminará bien. –me dijo dándole un beso a mis manos.

-Debemos servir ya la cena. –le dije sonriendo y él me miró tiernamente.

-Cierto, cierto, vamos. –dijo volviendo su atención a la cena que teníamos servir.

***

Ya había pasado un buen rato desde que habíamos empezado la cena y en varias ocasiones, Elsie, Henry y mis padres hacían constantes halagos a la pasta que habíamos preparado Rob y yo, incluso Bruce había dicho que estaba muy buena.

Todo iba de maravilla, hasta que se me ocurrió la increíble idea de pedirle a mi padre si me acercaba la canasta de pan sobre la mesa, ya que me quedaba muy lejos.

-Papi, ¿me pasas el pan? –le pregunté a mi padre que estaba sentado frente a mí.

-Claro. –respondieron mi papá y Robert que estaba sentado a mi lado, ¡al mismo tiempo! Y ambos habían tomado la canasta de pan.

Yo abrí los ojos de par en par al ver como mi padre miró a Robert y luego lo vi a él, que había tragado pesadamente su saliva. Pocos segundos después, Robert soltó la canasta y se removió un poco incómodo en su silla, mientras mi padre me pasaba el pan y todos miraban la escena un poco extrañados y sorprendidos.

-Aquí está el pan, cielo. –me dijo mi padre, yo tomé la canasta y Robert tomó su copa de vino y se la terminó en su segundo.

-Gracias, papá. –dije esto último haciendo énfasis en la palabra "papá" –Ay, no puede ser, tan bien que iba todo. Tú y tu bocota, ______. -pensé y luego me dirigí a Robert- ¿Puedo hablar contigo un momento? –le dije susurrando aprovechando que mi padre ahora estaba distraído con Henry y mi madre hablaba con la de Robert.

-Claro. –dijo del mismo modo y ambos nos levantamos de la mesa- ¿Nos disculpan un momento? Ya regresamos, vamos a traer el otro... vino. –dijo Robert tratando de buscar una excusa para nuestra repentina salida de la cena.

Salimos del comedor a hablar a la bodega donde tenía el estante con los vinos. –Lo siento. –le dije avergonzada.

-No, lo siento yo. No debí interpretar que te referías a mí con ese "papí" cuando tu padre también está presente. –dijo rascándose la nuca un tanto apenado y yo reí.

-Pero fue divertido ver tu cara cuando mi padre vio que los dos tomaron la canasta.

-Sentí que me iba a morir. –dijo esto último y los dos empezamos a reírnos.

-Bueno, bueno. Vamos a fingir que no pasó, ¿vale? –le pregunté limpiándome unas lágrimas que se me habían escapado de la risa- No olvidemos que estamos aquí para que se conozcan nuestras familias y que sepan que estamos en una relación. –sonreí.

-Buena idea. Vamos a hacer como si no hubiera pasado. –sonrió- Hay que volver.

-Sí, vamos.

Salimos de la bodega y regresamos al comedor llevando otra botella de vino y al llegar, mis padres, Bruce y los padres de Robert ya habían terminado su cena. –Bueno, ¿quién quiere tiramisú de postre? –pregunté y todos asintieron y más mi hermano, ya que era su postre favorito.

***

Estábamos en la sala conversando de varios temas con el rico tiramisú que Robert había comprado por la tarde hasta que mi hermano preguntó lo que estaba tan ansioso por saber.

-¿Y cómo se conocieron? –preguntó Bruce y Robert y yo recibimos miradas que esperaban respuestas al instante.

Yo suspiré y miré a Robert, que me dedicó una dulce sonrisa con la cual me animaba a hablar y comenzamos. Entre los dos contamos toda la historia de lo que habíamos pasado en el transcurso del tiempo que llevábamos juntos, obviando los temas fuertes debido a mi hermano, aunque obviamente no íbamos a contar que ya habíamos tenido relaciones cuando recién conocíamos a nuestros respectivos padres, pero si incluimos el problema que habíamos tenido por culpa de Miranda y todo hasta el momento.

Mi padre felicitó a Robert por haber actuado de una forma tan madura ante ese conflicto y su madre me dio un abrazo felicitándome por cuidar a su hijo. Por su parte, mis padres dijeron cuan orgullosos estaban de la fuerte confianza que existía entre ambos y que esperaban que así fuera siempre. Robert y yo asentimos sonrientes.

Luego de conversar acerca de Downey Architecture y Design y que Robert contara cómo le ayudé a formalizar el trato con Marubeni América, yo conté como me apoyó durante la construcción del modelo a escala y también durante el evento. Entre esas y más charlas, se no fue toda la noche y cuando nos dimos cuenta, ya eran cerca de las 2:00 de la mañana, Bru se había quedado dormido en la habitación de Robert no sin antes admirar la gran plasma que tenía y ver un rato televisión. Ya nos estábamos despidiendo.

-Fue un gusto conocerte, Robert. Se ve que eres un gran hombre para nuestra hija. –le dijeron mis padres a Rob y él sonrió ampliamente mientras estrechaba sus manos.

Por otro lado, la madre de Robert y su padrastro, hablaban conmigo. –Fue un gusto conocerte, ________. Estamos seguros que tú eres la mujer indicada para Bobby. –yo sonreí y juro que unas lágrimas estaban punto de salir por mis ojos.

Mi padre bajo cargando a Bruce de la habitación de Robert y, una vez que todos estuvieron en la puerta y Robert y yo con ellos para despedirlos, mi padre tomó la palabra.

-En el momento que ustedes se fueron por el "vino" –dijo mi padre haciendo comillas con una sonrisa burlona a lo que mi madre y los padres de Robert rieron y nosotros solo nos miramos avergonzados y soltamos una risa nerviosa- estuvimos hablando y nos parece que forman una gran pareja. Robert, yo siento que tú eres el hombre para mi pequeña.

-Y tú, _______, eres la mujer ideal para mi hijo. –dijo la madre de Robert.

-Sabemos que estaban asustados por el hecho de que probablemente estaríamos en desacuerdo por su diferencia de edad, pero vamos, son adultos y saben lo que hacen. Deben tomar sus propias decisiones. –dijo mi padre- Y queremos que sepan que estamos orgullosos de ustedes. –finalizó y Rob me miró sonriendo para luego besar mi mejilla.

-Muchas gracias. –dije abrazando a mis padres y luego mire a la madre de Robert y a Henry- ¿Puedo? –pregunté refiriéndome a que si podía abrazarlos.

-Ven aquí, querida. –me contestó Elsie y ella y Henry me abrazaron. Luego, abrazaron a Robert y también mis padres a él. Nos despedimos y vimos cómo cada pareja se fue en su respectivo auto.

-Todo salió perfecto. –le dije a Robert abrazándolo.

-Todo, mi cielo. –me dijo correspondiendo mi abrazo y dándome un beso en la frente.

***

Holaaaa lectores hermosos, disculpen su tarde un poco en actualizar, pero como les comenté en la historia de Sherlock, ya volví a la universidad y ya me dejaron mis kilos de tarea, pero también les digo que no se preocupen, porque me voy a hacer tiempo para seguir con ustedes. Y en compensación por todos los días que no actualicé, les dejo este capítulo largo con la sorpresa y el regalo del +18 jajajaja. 💖👀💕

Muchas gracias por todo su apoyo a mi historia. Espero sus comentarios y sus votos, les dejo su regalo como siempre. 💖👀💕

Los amo y les mando un enorme abrazo. Nos estamos leyendo pronto. :3 💖👀💕

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