Capítulo XVI: La verdad al descubierto.

Hola, buenas madrugadas. Disculpen si tarde en actualizar. Se suponía que subiría temprano el capítulo, pero una pizza y una película de Robert se interpusieron. Disculpen. Los dejo leer. 💕😅😆

***

La alarma sonaba desde mi teléfono que se encontraba perdido entre las sábanas de mi cama. Aun estando un poco dormida lo busqué y cómo pude silencie el sonido. Eran las 6:50 de la mañana cuando me desperté, quería tener el tiempo adecuado para preparar todo para ir a la universidad. Estaba a solo dos meses de graduarme y eso me hacía sentir muy emocionada. –Claro y faltando el primer día de clases ______. Pero bueno, valió la pena.- Pensé mientras recordaba los pasados tres días que estuve con Robert.

Robert Downey Jr, ese hombre es como un sueño hecho realidad. Ni en los más lejanos rincones de mi mente llegué a imaginar que algún día conocería a alguien como él. Siento que tenemos una conexión increíble, tantas cosas en común, incluso, cosas no tan agradables. Es como mi serendipia, una serendipia utópica: algo que yo no estaba buscando pero llegó a mí y me hace feliz, tan feliz que creo que esa felicidad no puede existir.

-¿Acaso serás tú quien tiene atado el otro extremo de mi hilo rojo del destino, Rob? ¿Serás tú la persona a la cual yo estoy destinada, a pesar de todo? Ojalá que sí. –hablaba conmigo misma estando frente al espejo mientras me arreglaba después de tomar una ducha- ¿Será que más allá de gustarme, ahora estoy enamorada? Probablemente sí. –dije al mismo tiempo que me colocaba un par de pequeños aretes y me acomodaba mi saco- Pero, no quiero presionarlo, quiero dejar que todo fluya, si tú tienes el otro extremo de mi hilo Robert, todo va a fluir. –sonreí, me puse un poco de perfume y me di un último vistazo en el espejo.

Salí de mi habitación a la cocina por una manzana, me asomé al cuarto de Sara y vi que seguía dormida, no tardaba en despertar. Al darle un mordisco a la manzana vi el reloj, eran 7:35, pocos segundos después escuché mi teléfono sonar desde mi habitación, y al revisarlo vi que era un mensaje de Robert.

-Hola, bonita. Buenos días, ya estoy aquí abajo. Date prisa, no quieres faltar al segundo día de clases.

-Ya voy, bajó en un minuto. –le respondí.

Tomé mi mochila en donde llevaba todos mis materiales para la escuela y mi bolso con las cosas del trabajo, mi celular y con la manzana en la boca, cerré la puerta del departamento para bajar las escaleras y salir con Robert. Al salir del edificio, ahí estaba él, siempre luciendo alucinantemente bien, solo que ahora con un look más relajado y casual. Llevaba un saco color café, con una playera morada, jeans y zapatos deportivos. Su cabello había crecido un poco a lo largo de estos casi dos meses, por lo cual lo llevaba peinado hacia atrás y cuando me vio, me dedicó una de sus gloriosas sonrisas y mientras lo hacía pasó su mano por su cabello y yo, me sentía derretir.

Se acercó a mí que todavía tenía la manzana en la boca, con un movimiento rápido de su mano me la quitó para él mismo darle un mordisco y sus ojos me miraban de una forma bastante pecaminosa. Pude ver como unas diminutas gotas del jugo de la fruta resbalaban por la comisura de sus labios, era una viva escena del fruto prohibido, no podía haber mejor escenario para ejemplificarlo. En ese momento mi lado más lujurioso salió a flote y en un acto totalmente involuntario en donde probablemente mis sentidos no estaban conectados dada la imagen que tenía frente a mí, me lancé a sus labios y con mi lengua lamí las gotas que ahora estaban más cerca de llegar a su mentón, sentí como sonrío y yo regrese a sus labios para besarlo y naturalmente, fui correspondida.

-¿No te parece que es muy temprano para tus jueguitos, Fisher? –sonrió de lado dándole otro mordisco a la manzana.

Moví mi cabeza para acomodar mi cabello y mientras avanzaba hacia el auto, reí. –En mi defensa, tú comenzaste, Downey. Con esas referencias tuyas que no dejan nada a la imaginación.

-Ahhh, me encantas. –dijo dándole la última mordida a la manzana y junto a mí se dirigió al auto para luego conducir directo a la universidad.

Robert sabía perfectamente donde se encontraba el campus de la facultad de arquitectura, dado que era el mismo de donde él se había graduado años atrás, así que no demoramos más que veinte minutos en llegar. Al estar frente a la escuela, Robert y yo bajamos del auto al mismo tiempo y él me ayudó a bajar la mochila y mi bolso.

-Bueno corazón, ya estamos aquí. –dijo ayudándome a colocarme la mochila en los hombros- ¿Te parece si me avisas cuando salgas para pasar por ti? –sonrió.

-Claro, te llamó más tarde. –contesté dándole un leve golpecito a su nariz.

-Cuídate. –me dijo dándome un beso en los labios- Te veo más tarde.

Robert volvió a su auto y mientras movía mi mano haciendo un gesto de despedida, lo vi desaparecer a lo lejos entre otros autos. Eran las 7:50, había llegado a muy buen tiempo, me di la vuelta dispuesta a caminar directo a la entrada del campus, pero alguien gritando a lo lejos, hizo que me girara de nuevo buscando a quién me había llamado y me encontré con Liz, una buena amiga que conocí desde el inicio de la carrera.

-¡Amiga! ¿Cómo estás? ¿Por qué no viniste ayer? ¿Te pasó algo? ¿Quién era el guapo que te trajo, tu novio? –comenzó a preguntarme impacientemente mientras yo hacía un gesto con las manos para que parara.

-Oye, oye, oye. Calma. Son demasiadas preguntas, tranquila. –le dije mientras le indicaba que camináramos juntas a la entrada- Pero te las voy a contestar todas: la primera, estoy bien, muy bien muchas gracias por preguntar; la segunda, no vine ayer porque tuve asuntos del trabajo que atender; tercera, no me paso nada malo: y cuarta, si el que me trajo era mi novio. ¿Feliz? –le pregunté alzando las cejas mientras abría la puerta de entrada.

-Feliz. –contestó Liz sonriendo- Pero, ¿cómo se llama?

-Ahhh, Robert. –le dije encogiéndome de hombros y caminando más rápido que ella.

-¿Robert qué? –preguntó abordándome y parándose frente a mí.

-Mira Liz, eres alguien a quien quiero mucho y eres mi amiga, pero estás invadiendo mi espacio personal y siento que me estás interrogando. –le dediqué una mirada molesta mientras trataba de abrir mi casillero.

-Lo siento, es solo que es muy raro para mí verte con alguien, no eres de esas chicas que estén interesadas o que les importe mucho tener un hombre a su lado, nunca los has sido y menos por, ya sabes, después de lo de Paul... -comentó con cierta pena en su voz.

-Sí, lo sé. –contesté colocando mi bolso en el casillero, lo cerré y me giré para verla- Pero, es bueno darse otra oportunidad, -sonreí- y Rob es... mi mejor oportunidad.

-¿Ya hasta le tienes un apodo cariñoso? Ay amiga, sí que es una gran oportunidad eh.

Liz y yo nos dirigimos a nuestras clases, luego en un receso salimos a desayunar algo rápido y volvimos a clases. Tal como le había dicho a Robert, al medio día ya estaba libre y mientras esperaba a Liz que había entrado al baño, lo llamé para decirle que ya podía pasar por mí.

-¡Hola, ­­­­_____! ¿Qué sucede?

-Hola Rob. Ya terminaron las clases, ¿te espero?

-¡Claro, corazón! Te veo en veinte minutos.

Justo al terminar la llamada, Liz salió del baño, fuimos por nuestras cosas a los casilleros y nos dirigimos a la salida de la escuela.

-Liz, va a venir Robert a recogerme para ir al trabajo, te lo voy a presentar, pero por unas obvias razones que, cuando lo veas te vas a dar cuenta cuales son, necesito que no vayas a armar un escándalo cuando lo veas. Te conozco, amiga y tu nombre y escándalo son sinónimos. –le dije mirándola casi suplicando.

-Tranquila, no va a pasar nada malo. Además, ¿quién puede ser tu novio para que yo haga un escándalo? –preguntó frunciendo el ceño.

-Ojalá sigas así ahora que llegué. –contesté encogiéndome de hombros.

Veinte minutos más tarde, estando Liz y yo sentadas en el césped, se escuchó el claxon de un auto que se acaba de estacionar a unos metros de nosotras. Dirigimos la vista hacia el lugar y Robert estaba saliendo del auto con sus gafas de sol puestas. Liz aún no lo había notado, me levanté des césped y la ayude a ella a hacer lo mismo, Robert ya venía acercándose a nosotras.

-¡Mi Fisher! –dijo Robert acercándose a mí dándome un beso en los labios mientras me quitaba la mochila de los hombros y se la colocaba él.

-Hola Rob. –contesté correspondiendo su beso. Liz no se había percatado ya que estaba acomodando unas cosas en su mochila- Liz, amiga, -la llame- quiero presentarte a mi novio. –sonreí tímidamente mientras ella se giraba para vernos- Liz, él es Robert, Robert ella es Liz, una amiga de la facultad a quien conozco desde que inicié aquí. –dije mientras Robert estrechaba su mano con la de ella.

-Mucho gusto. –contestó Robert sonriendo y mientras con una de sus manos aún sostenía la de Liz, con la otra se quitó sus gafas y al ver el rostro de mi amiga, pude jurar que nada en la vida iba a superar su expresión.

-¿Tú, tú... eres... Ro..Robert Downey... Jr? ¿El arquitec...to? ¿Dueño de... Downey Architec...ture & Desi...gn? –a Liz le estaba costando trabajo articular sus palabras y yo suspiré pesadamente mirando al cielo y rogando porque no fuera a salir corriendo para decirle a toda la escuela que el más conocido arquitecto de la ciudad y del País se encontraba en las instalaciones.

-Sí, él mismo. –sonrió y soltó su mano- Pero, ¿por qué la sorpresa? –preguntó confundido.

-Bueno, pues... es que... yo... yo solo lo había visto en... en revistas y es... sorprendente que esté aquí, ahora mismo, frente a... mí. –contestó ella desviando la mirada.

-Pues, no veo por qué no sería normal. Soy una persona común y corriente y, estudié en esta misma escuela, así que para mí es lo más normal del mundo. Además, vengo a recoger a mi novia para ir a la oficina. –dio esto último entrelazando nuestras manos.

-¿Trabajan juntos? –preguntó sorprendida.

-Sí, es mi colega y mi mano derecha. –contestó sonriendo- Ahora Liz, si me disculpas un momento... -le dijo girándose un poco para verme a mí- cielo, ¿nos vamos ya? Necesito que me ayudes a revisar unos documentos de traslado y unos planos del departamento de diseño de aquí y de New York que llegaron por correo esta mañana.

-Claro, sin problema. –contesté asintiendo- Entonces, solo déjame despedirme y nos vamos, ¿vale? –le sonreí.

-Vale. Te veo en el auto. –dijo dándome un fugaz beso y volviendo a acomodar mi mochila en sus hombros- Un gusto Liz, nos vemos luego. –hizo un gesto con su cabeza en señal de despedida para luego caminar en dirección a su auto.

Acto seguido, Liz me tomó del brazo. -¡________ Fisher! ¿Cuándo pensabas decirme que tu novio es el famoso arquitecto Robert Downey Jr? Ese hombre que lleva tu mochila en sus hombros y te acaba de besar, es uno de los hombres más conocidos de toda la ciudad y prácticamente, el soltero más codiciado. –dijo señalando a Robert que estaba abriendo la puerta de su auto.

-Vale, el primera, deja de señalarlo. Es de mala educación señalar a las personas. –dije bajando su brazo- En segunda, ya no es soltero. –dije cruzándome de brazos- Y en tercer lugar, no te lo quise decir en seguida porque ibas a salir corriendo a decirle a todo el campus amiga. Liz es sinónimo de escándalo, ¿recuerdas? –dije y ella rodó los ojos- Aunque, debo admitir que actuaste muy bien ahora que lo conociste. –le sonreí.

-Pues sí, eres mi amiga y voy a respetar eso. Hasta que tú estés lista para hablarlo, yo me encargaré de que todos se enteren. –dijo esto último y no pude evitar reír y ella hizo lo mismo.

-Te agradezco por eso, ahora debo irme. ¡Nos vemos mañana, cuídate! –me despedí de Liz con un beso en la mejilla y me dirigí al auto de Robert.

-¿Nos vamos? –preguntó él una vez que estuve dentro del auto.

-Andando. –sonreí, él se puso sus gafas de sol y condujo directo a la oficina.

***

Después de un rato de trabajo y revisar con Robert los documentos y los planos que me había comentado, fuimos al comedor a tomar nuestro almuerzo.

-Adivina qué te traje hoy. –le dije tapando sus ojos con mis manos para que no viera el plato con comida que tenía en frente.

-Mmmm, el aroma es rico... ¿Es una sopa? –preguntó aún con sus ojos tapados.

-Sí, pero ¿qué sopa? –le pregunté riendo.

-Eso si está difícil... -se acercó un poco más al plato para sentir mejor el aroma del vapor que despedía el plato- ¡Es sopa de pollo! –dijo entusiasmado y yo quité mis manos de sus ojos.

-¡Bingo! –contesté y me senté a su lado para comenzar a comer- Te estás volviendo muy bueno en esto de reconocer la comida, me enorgulleces. –dije comiendo un poco de sopa.

-Bueno, sé de la mejor. –dijo riendo, comiendo también un poco.

En ese momento, uno de los televisores que se encontraba en el lugar comenzó a transmitir un canal de noticias de farándula y para mi sorpresa, la persona que estaba en la pantalla, era Miranda Santiago.

"...Y en otras noticias, el famoso y prestigiado arquitecto, Robert Downey Jr parece que ya tiene nueva conquista. Se llama _______ Fisher, al parecer la joven es su colega, el mismo Downey la llamó "su mano derecha" –dijo Santiago haciendo comillas con sus dedos-y, digo joven, porque literalmente es lo que es, me encontré con ellos hace un par de días en New York desayunando y pude notar que Downey le lleva por lo menos unos diez años. Como siempre, voy preparada a todos lados y mis camarógrafos lograron captar unas imágenes de Downey y Fisher muy románticos saliendo del hotel... ¿Qué opinan? Yo sinceramente, no apoyo las relaciones con diferencia de edad, siento que no funcionan, pero en fin. Regresamos después del corte."

Robert y yo nos quedamos boquiabiertos mirando la pantalla, todos en el comedor se miraban entre sí sorprendidos y pudimos sentir todas las miradas sobre nosotros en un instante. Moni había llegado en ese momento.

-La odio, la odio profundamente. Si la vuelvo a ver, juro que le voy a dar un puñetazo tan fuerte, que hasta con su cara operada y sin sensibilidad por el botox lo va a sentir. –dije golpeando la mesa y apretando mi mandíbula.

-______, tranquila, no vale la pena. –habló Moni.

Las personas nos miraban, incluso las personas que trabajaban en la cafetería. Era obvio que si una periodista y reportera del New York Times salía en televisión nacional hablando sobre una de las personas más conocidas del País iba a causar revuelo. A mí me daba miedo, miedo por lo que podrían decir de Robert, que podrían dañar su imagen y su prestigio, ¿cómo se me ocurría a Robert Downey Jr tener como novia a una mujer diez años menor que él? Eso lo perjudicaría, lo haría ver mal y dañaría su reputación, todo lo que había construido en todo este tiempo, su trabajo y mucho más cuando apenas hace un año fue su divorcio; por ese motivo habíamos decidido hablar del tema más adelante y tratar y mantenernos reservados, hasta que fuera el momento adecuado, pero esa maldita de Miranda, había arruinado todo. Me sentía al borde del colapso.

-______, -habló Robert tomando mis manos- no pasa nada, yo estoy aquí contigo y siempre voy a estarlo, siempre. –me dedicó una dulce sonrisa que me hizo tranquilizarme un poco. Acto seguido Robert tomó mi rostro entre sus manos acunándolo y deposito un suave y dulce beso en mi frente, entrelazo su mano con la mía y se levantó de si asiento junto conmigo sin soltar mi mano- Muy bien, esa es la verdad. Ya lo saben, ______ Fisher es mi pareja y mi colega. Quizá puedan juzgarme, hablar mal de mí a mis espaldas, criticarme por salir con una mujer que es menor que yo, seguro dirán lo mismo que Miranda Santiago, que las relaciones con diferencia de edad no funcionan, ¿pero saben qué? Eso a mí me importa un carajo. Lo que está mujer me ha brindado, es la oportunidad de ser feliz de nuevo, me ha hecho sentir lo que jamás he sentido, me hace sentir vivo. –dijo mirándome y sentí como las lágrimas empezaban a escapar por mis ojos- ¿A quién demonios le importa la edad cuando se está enamorado?

­¿Enamorado? ¿Dijo enamorado? ¿Está... enamorado de mí? Sí, eso mismo dijo, está enamorado de mí. –pensé y ahora sí las lágrimas se deslizaron por mis mejillas.

-Y quizá todos dirán: "Robert, pero recién está tu divorcio..." ¿Y qué? –siguió hablando Robert, me giré y me di cuenta que Moni estaba grabando toda la escena- ¿Acaso no tengo derecho a ser feliz de nuevo? Pues están muy equivocados, mi vida personal y profesional son cosas muy distintas, mi trabajo me hace feliz, pero también me hace feliz ______. –volvió a dirigir su vista a mí- Muy feliz. –ya no pude más y rompí en llanto, él me beso, junto sus labios con los míos y fue un beso que me llevo al cielo. Al separase de mí, volvió a hablar- Y quién quiera que tenga un problema con esta situación, puede pasar a mi oficina a firmar su carta de renuncia. –habló sin inmutarse.

La cafetería se llenó de pronto con el sonido de aplausos, silbidos y gritos de felicitación. Seguramente porque nadie quería perder se trabajo, pero quiero pensar que en verdad fueron expresiones sinceras. Robert, Moni y yo salimos del comedor dejando el ruido atrás y nos dirigimos a nuestra oficina.

-Oye linda, ¿estás bien? –me preguntó tomando mis manos.

-Tú, acabas de decir que... estás... enamorado de mí... -dije con la voz temblorosa.

-Y es la verdad. ¿Tú no lo estás de mí? –preguntó mirándome con ternura.

-Sería una mentirosa si dijera que no. Estoy muy, muy enamorada de ti. Y algo muy curioso es que, me di cuenta esta mañana. –dije limpiando algunas lágrimas que aún caían por mis ojos.

-Qué curioso, Fisher. –dijo juntando su frente con la mía- Me paso lo mismo hoy. Qué coincidencias tan interesantes, ¿no? –me dijo acariciando mi cabello y me abrazo pegando mi cabeza a su pecho.

-Oigan, tengo una buena noticia. –habló Moni y Robert y yo la miramos- Señor Downey...-siguió hablando pero Robert la interrumpió.

-Por favor, Mónica, solo dime Robert. –sonrió.

-Está bien, Robert. –dijo Moni devolviéndole la sonrisa- Resulta que grabe todo –dijo haciendo énfasis en la última palabra, y este video tiene unas muestras invaluables de tu defensa en contra de una periodista chismosa.

-Estoy seguro que lo hace como venganza porque la volvía rechazar. –dijo Robert poniendo los ojos en blanco- Mónica, ¿puedes encargarte de enviar ese video a los medios para que lo transmitan a la brevedad? –preguntó a Moni y ésta asintió frenéticamente.

-Claro que sí, jefe. Vamos a destruir a esa zorra. –dijo guiñándonos un ojo y luego su rostro obtuvo un leve sonrojo- Lo siento, por la mala palabra.

Los tres reímos, Robert se volvió hacía mí y sin pedir permiso, me robó un beso que me supo a gloria.

Hola, bellas (y bellos) lectores. ¿Qué les pareció este capítulo? Sinceramente, siento que fue muy emotivo y tierno. 💖

Por cierto, ya les había dicho, pero voy a subir el primer capítulo de mi historia de Sherlock Holmes y tú, se llamará Londres y un misterio. Espero le den el bonito apoyo y amor que le están dando al Hilo rojo del destino. 💖😁

Como siempre, espero sus comentarios que me hacen feliz y nos estamos leyendo pronto. Un abrazo a todos. 💖

P.D: Les dejo su regalo como ya es costumbre.

Así me sentí escribiendo este capítulo jajaja. 💖👀😁

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