Capítulo XLVIII: Más vale tarde que nunca: Luna de miel (parte 5)

La llegada a nuestra luna de miel fue mejor de lo que esperaba. Recién nos habíamos bajado del avión cuando yo ya estaba encantada con el lugar. Antes de aterrizar nos explicaron que estaríamos en la región La Toscana, que aterrizaríamos en Florencia, Italia y que al llegar a tierra firme, seríamos libres de ir a donde deseáramos y yo deseaba conocer toda Florencia, así que mientras Robert recibía el equipaje, yo observaba completamente emocionada por la ventana del aeropuerto la Catedral de Santa María del Fiore, una de las construcciones más emblemáticas de toda la ciudad. No podía esperar a ir a verla, no podía esperar a recorrer cada rincón de tan maravilloso lugar.

-¡Rob, Rob! ¡Tienes que ver esto! –le dije emocionada, tomándolo de la mano mientras él trataba de seguir sosteniendo nuestras maletas con su otra mano.

-Tranquila, mi amor. Estaremos aquí por dos semanas, podemos ir a ver lo que desees. –comentó con diversión.

-¿Podemos ir a ver la catedral ahora? –le pregunté, ilusionada.

Él me dedicó una mirada tierna y asintió con una dulce sonrisa. –Vamos entonces, y de ahí vamos a buscar nuestro hotel.

Entre ambos tomamos nuestras maletas y caminamos directo a la salida del aeropuerto en dirección a la catedral. Decidimos ir a pie ya que quedaba bastante cerca. Las calles empedradas y coloridas de Florencia combinaban a la perfección con su bella y renacentista arquitectura. La gente era muy amable y cada persona que se cruzaba con nosotros nos regalaba una acogedora sonrisa. Al ser de mañana, hacía un poco de brisa fresca que en verdad nos caía de maravilla después del largo vuelo que habíamos tomado desde Manhattan. Con cada paso nos acercábamos más a la magnífica construcción y sentía mi corazón acelerarse con fuerza, desde muy pequeña había soñado ver con mis propios ojos este lugar y al fin lo estaba cumpliendo y mejor aún, al lado de una de las personas que más amaba en el mundo. Y al fin, después de algunos minutos, nos encontrábamos frente a las puertas de la gran joya arquitectónica.

-La Catedral Basílica Metropolitana de Santa María del Fiore, o Catedral de Santa María de la Flor, que viene del italiano: Cattedrale di Santa María del Fiore, es la sede episcopal de la arquidiócesis de Florencia. Es una de las obras maestras del arte gótico y del renacimiento italiano. –comentó él, mientras entrelazaba su mano con la mía y observaba con gran detenimiento la construcción frente a nosotros.

-Es símbolo de la riqueza y del poder de la capital durante los siglos XIII y XIV, la catedral florentina es uno de los edificios más grandes de la cristiandad. Su nombre se refiere al lirio, símbolo de Florencia, o al antiguo nombre del pueblo llamado Fiorenza. Pero, por otra parte, un documento del afirma que la «flor» se refiere a Cristo. –agregué a lo comentado por Rob y él se giró un poco para mirarme con una ceja alzada y una enorme sonrisa, con intenciones de continuar lo que habíamos empezado.

-Destaca, de forma singular, la grandiosa cúpula, obra de Filippo Brunelleschi , una estructura isostática de 100 metros de altura interior; 114.5 metros de altura exterior; 45.5 metros de diámetro exterior y 41 metros de luz en su diámetro interior. –me explicó, llevando su brazo sobre mi hombro y señalando cada lugar con su dedo mientras continuaba con su explicación y en medio de esta, depositó un suave beso en mi mejilla que me hizo sonrojar. Sonrió complacido ante lo que había logrado y continuó con su explicación. –Aquí podemos apreciar la particularidad de que esta cúpula, en sí misma, anula los empujes horizontales para no transmitir al tambor que la sustenta prácticamente más cargas que las verticales correspondientes a su propio peso. –yo asentí, escuchando atentamente todo lo que me decía, pérdida en su vasto conocimiento, en su naturalidad al explicar y sobre todo en su voz.

-A la cúpula hay que añadir el campenile de Giotto. –le señale con mi dedo en dónde se encontraba. –Un campanario independiente trazado por Giotto, de 84.70 metros de altura, y el baptisterio de San Juan , con las famosas puertas de bronce de Ghiberti. El conjunto, formado por la iglesia, el campanario y el baptisterio, constituye una de las joyas artísticas y arquitectónicas de Florencia. –me crucé de brazos y suspiré, disfrutando de la exquisita vista que nos brindaba el paisaje de la Basílica con el ambiente matutino.

-Así es, preciosa. –dijo Robert tomándome de la cintura y recargando su mentón en mi hombro. –La basílica se encuentra dentro de la declaración del centro histórico de Florencia  como patrimonio de la humanidad. Todo esto me da a entender que sí pusiste atención mientras estudiabas. –soltó una suave carcajada que me hizo reír también a mí. – ¿Quieres entrar a verla? –me preguntó, volviendo a darme un beso en la mejilla.

-¡Pero claro que quiero entrar a verla! –esbocé una amplia y gran sonrisa y, tomándolo de la mano y jalando nuestras maletas, nos adentramos en la maravillosa construcción. –Por cierto, con la voz que tienes, pareces un guía de turistas, pero sexy. –reí y Robert solo negó con la cabeza sin poder evitar reír un poco.

***

Al salir de la catedral, nos dirigimos directo al hotel, por lo que decidimos abordar un taxi que nos llevara hasta él. En realidad el camino fue relativamente corto, ya que entre discutir lo que haríamos primero, no nos dimos cuenta cuando el chofer ya estaba en la puerta principal del lugar donde nos hospedaríamos. Sobra decir que el hotel compartía las mismas características elegantemente renacentistas que el resto de la arquitectura de la cuidad. Nuestra habitación resultó ser una suite, contratamos servicio a la habitación y algunas otras cosas para sentirnos más cómodos. A fin de cuentas, era la luna de miel que no habíamos podido tener desde hace ya casi dos años y creímos que merecíamos consentirnos.

Luego de habernos instalado, Rob y yo decidimos dar un primer paseo por Florencia. La emoción me recorría entera y deseaba pasar cada segundo al lado del hombre que amaba y fue ahí donde comenzó la pequeña aventura.

Robert y yo caminábamos tomados de la mano, ya era cerca del medio día y el área por la que estábamos al parecer estaba cerca del centro, además eso decía el mapa que Rob veía en su teléfono. Ciertamente, nos confirmó el hecho de que por el lugar había bastantes comercios que recién estaban abriendo sus puertas. Rob y yo hablábamos sobre hacía donde dirigirnos mientras observábamos el mapa cuando un par de jóvenes se acercaron a nosotros, vestidos con una camisa azul.

- Buon pomeriggio come stai? Vorremmo invitarvi a scoprire un nuovo ristorante argentino che apriamo qui vicino. Sarebbe meraviglioso avere la tua presenza. (Buenas tardes, ¿cómo están? Nos gustaría invitarlos a conocer un nuevo restaurante argentino que abrimos cerca de aquí. Sería maravilloso contar con su presencia). –nos dijo uno de los chicos, entregándonos un folleto que contenía información del restaurante.

Robert tomó el folleto y vi cómo sonrió ampliamente. Me miró y luego volvió su vista al chico que le había entregado el folleto. –Grazie mille, potresti dirmi dove si trova esattamente? (Muchas gracias, ¿me podría decir dónde queda exactamente?)

Yo levanté ambas cejas sorprendida, sabía que Robert hablaba un poco de italiano, pero no sabía que con tanta fluidez. Solo sonreí y trate de poner atención en lo que conversaban ya que por otra parte, yo comprendía el idioma a la perfección, pero aún estaba aprendiendo a hablarlo.

- Sono a due isolati da qui. E a proposito, oggi avremo musica dal vivo. (Está a dos cuadras de aquí. Y por cierto, hoy tendremos música en vivo). –dijo el joven, con una sonrisa amable y el que lo acompañaba lo imitó.

-¿Música en vivo? –pregunté al aire.

-Música en vivo. –sonrió Robert mirándome con una ceja alzada. –¿Quieres ir?

-¡Me encantaría! –sonreí también y luego de agradecerles a los dos chicos, seguimos nuestro camino, ahora en dirección a ese intrigante restaurante argentino.

***

Buenas noches, lectores hermosos de esta pequeña historia. Disculpen mi tardanza en actualizar, había estado demasiado ocupada entre mi trabajo y la escuela pero, al parecer ya logré acoplar mis horarios para que no me vuelva a pasar esto de que deje sin actualizar por casi 2 meses jajajaja.

Ya saben, tengo mucho que contar todavía y no se librarán tan fácilmente de esta loca escritora que los ama con todo su corazón.

Les mando un abrazote grandote y nos estamos leyendo pronto. :3 

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