Capítulo XLVI: Más vale tarde que nunca: Luna de miel (parte 3)

Ahora que contábamos con el apoyo de Sara y Marcus para cuidar a Hannah algunas semanas, lo único que restaba era tener listos todos los preparativos para nuestra luna de miel improvisada y lo más importante, ir a disfrutarla. Después de aquella comida con nuestros amigos y luego de al fin lograr comprar mi auto, los siguientes días fueron de adelantar todo lo posible las cosas en el trabajo, para que no se rezagaran durante el tiempo que Robert y yo estaríamos fuera.

También, nos encontrábamos en la búsqueda de una persona que se hiciera cargo de Downey Architecture & Design mientras nosotros no estábamos. Solo serían un par de semanas, pero en verdad necesitábamos a alguien confiable y responsable y ya teníamos a una persona en la mira: un joven arquitecto que se desempeñaba como líder del equipo de diseño arquitectónico. Su nombre era Christian y ya trabajaba con Robert desde hace un tiempo. Habíamos notado su buen desempeño y esta tarea era básicamente su prueba de fuego para decidir darle un ascenso a gerente del departamento.

Avanzamos mucho en poco más de dos semanas en los proyectos existentes y también nos dio oportunidad de revisar los que estaban en puerta. Incluso ya habíamos empezado a tener oportunidad de ir regresando a la oficina poco a poco con la ayuda de Sara y su esposo, que se quedaban al cuidado de Hannah por la mañana en su casa y por las tardes cuando Robert y yo volvíamos de la empresa, Hannah volvía con nosotros a casa.

***

Era un viernes cerca de las 4:00 de la tarde y Robert y yo ya estábamos de camino a casa de la oficina. Estábamos más que felices ya que esa misma tarde habíamos confirmado un nuevo proyecto para la construcción de dos hoteles en Malibú. Además, ya habíamos hablado con Christian y sobra decir que aceptó gustoso la oportunidad. Sí para cuando Robert y yo regresáramos de nuestra luna de miel todo marchaba como debía, la gerencia del departamento de diseño arquitectónico sería suya.

-¿Crees que Chris lo haga bien? -me preguntó Robert mientras viraba a la derecha, ya estábamos a solo unos minutos de llegar a nuestra casa.

-Estoy completamente segura. Confía en él, es un joven con mucho talento y sé que podrá con esto. Sabe trabajar con un modelo de alcance a metas y bajo presión. -sonreí mirándolo- Lo hará bien.

-Tienes razón. -Robert me devolvió una dulce sonrisa justo en el momento que llegamos a casa.

Estacionó el auto justo frente a la entrada principal y en ese preciso instante, Sara abrió la puerta de su casa. Venía a acompañada de Hannah, que la tomaba de la mano. Salimos de auto y a lo lejos escuché un sonido familiar. Al mirar hacia atrás me di cuenta que veía un camión de helados y por eso es que Hannah y Sara habían salido. Sonreí y negué con la cabeza mirando a Robert que se encogió de hombros, haciendo un gesto divertido.

El sonido del camión de helados se acercaba cada vez más y hasta ese momento, Sara no nos había visto, pero Hannah sí. Así que cuando mi amiga estuvo a punto de cargar a la pequeña Hannah en brazos para llevarla a escoger un helado, ella empezó a caminar en una dirección contraria, hacia nuestra dirección con pasos cortitos, pero firmes. Noté que Sara se alarmó, mas cuando nos logró ver, vi que soltó un suspiro de alivio y nos saludó agitando su mano. Tanto Robert como yo respondimos el gesto y cuando nos dimos cuenta, Hannah ya estaba a pocos centímetros de llegar con nosotros. En muy poco tiempo había logrado atravesar todo el jardín de la casa de Sara para llegar hasta la acera donde nos encontrábamos nosotros. Ambos le prestamos toda nuestra atención mientras Sara se dirigía al camión de helados.

-Hola, mi niña hermosa. ¿Cómo está la princesa de papá? -exclamó Robert, poniéndose en cuclillas para estar a la altura de ella, que al instante, le brindó una tierna sonrisa y le extendió los brazos para que Rob la alzara- Ven aquí, corazón. -sonrió, dándole un beso en la frente para luego tomarla y cargarla en sus brazos.

-Hola, mi amor. -la tomé por sus mejillas, repartiendo muchos besos por todo su delicado rostro- ¿Cómo te portaste con la tía Sara, eh? Espero que si hayas comido bien. -empecé a peinar su cabello que estaba un poco revuelto mientras ella solo se limitó a hacer un leve puchero que nos pareció adorable.

Robert y yo estábamos completamente enternecidos.

-¿Te das cuenta que ya sabe caminar sin el andador? -le pregunté jugando con las manos de Hannah.

-Está creciendo demasiado rápido. ¿No puede ser bebé por siempre? -me respondió él, haciéndome reír.

-Supongo que todo padre desea ver a sus hijos pequeños siempre, para cuidarlos y protegerlos de todo, pero deben crecer. -suspiré- Aunque no sé por qué estamos hablando así, Rob, apenas tiene un año y dos meses. Todavía quedan como catorce años para que sea adolescente y se enoje por todo. -reí, alzando una ceja, observándolo.

-Buen punto, y todavía tenemos otros veinte años antes de que sea mayor de edad, quiera tener novio y vaya a la universidad. ¿Crees que le interese la arquitectura? -me preguntó emocionado.

-Yo creo que estás yendo demasiado lejos. -me crucé de brazos, y no pude evitar soltar una risa burlona.

-¿Qué te parece tan gracioso? -me preguntó frunciendo el ceño. 

-Es que te estoy imaginando en el futuro. Estoy segura que serás un padre muy sobre protector y celoso. -negué con la cabeza, manteniendo mi sonrisa- Pero repito, apenas tiene un año y dos meses, Rob. Tranquilicémonos. -le dije divertida, colocando mis manos al frente en señal de paz.

La expresión de Robert no tenía comparación. Supongo que se imaginó mil y un escenarios donde Hannah salía con amigos o iba a la escuela y era pretendida por cientos de chicos. Reí de nuevo rodando los ojos y tuve que chasquear mis dedos frente a su rostro para que reaccionara.

-¡Robert! -llamé su atención y al instante, pestañeó un par de veces y me miró directo a los ojos.

-Lo siento, estaba divagando. -se encogió de hombros.

-Sí, me di cuenta. -reí.

-Creo que sí llegaré a ser un padre sobreprotector. Es mi deber cuidar de mi niña. - comentó con cierta autoridad, mientras aún tenía a Hannah en brazos.

-Relájate, super papá, todo esto empezó porque te dije que ya sabía caminar sola. -le di un pequeño beso en los labios y luego uno a Hannah en la mejilla.

Robert soltó un suspiro sonriendo y asintió más relajado. Cuando dirigí mi vista hacia donde estaba Sara, vi que ya venía de regreso y cargada con bastantes helados. Cuando llegó con nosotros, nos miró emocionada.

-¿Qué quieren? Compre uno de cada uno de toda la variedad que había. -nos observó a ambos entusiasmada y luego vio a Hannah- A ti, niña bonita, te compré una paletita de fresa. -sonrió, mostrándole el helado y Hannah cerró sus ojos mostrando una gran sonrisa, mientras tomaba la paleta en sus manos.

-¿Por qué no vamos a casa? Esos helados se van a derretir. -comenté, señalando nuestra casa con el pulgar.

-Claro, ahora voy a dejarles sus helados. -dijo Sara mientras caminaba de regreso a su casa.

-¡Yo quiero la paleta de doble chocolate! -gritó Robert, caminando a nuestra casa, al mismo tiempo que ayudaba a Hannah a sostener su paleta.

-¡Y yo quiero la de limón! -le grité también, y vi que ella asintió.

Rápidamente fui tras Robert, para ayudarlo a abrir la puerta de la casa.

***

Robert se encontraba en el baño de arriba dándole a Hannah su baño, mientras yo me encontraba preparando la cena, nada complicado, solo un par de sándwiches y dos tazas de café. También preparaba la cena de Hannah, un poco de fruta y yogurt. Cuando escuché la puerta del baño abrirse, supe que ya debía de tener todo listo para cenar juntos.

-¡Mi amor! -me llamó Robert desde las escaleras.

-¿Sí, qué pasa? -le contesté asomándome por la puerta de la cocina y vi a mi pequeña Hannah envuelta en una toalla, sosteniendo la mano de Robert. Sonreí de lado al ver la escena.

-Ya terminé de bañar a Hannah. ¿Verdad cielo? -ella sonrió, mirándome- La voy a cambiar y bajo a ayudarte, ¿de acuerdo?

-No te preocupes, cielo. Ya terminé, solo hace falta que bajen a cenar.

-Bien, entonces ya vamos. -sonrió y se dirigió con Hannah a su habitación.

Volví mi atención a lo que estaba preparando y al pasar unos minutos, cuando todo estuvo listo, escuché los pasos de Robert bajando por las escaleras.

-Ya estamos aquí. -exclamó Robert sonriente y Hannah extendió sus brazos hacia mí para que la alzará- Oh, ¿ahora ya quieres a mamá? Bien. -rió, soltando poco a poco a Hannah de sus brazos, permitiéndome cargarla de mejor manera.

-¿Tienes hambre, mi amor? -le pregunté a mi hija, mas, quien me contestó fue Robert.

-Sí, tengo mucha. -comenzó a reír al mismo tiempo que buscaba un par de tazas para café en un mueble de la cocina.

-Bueno, la pregunta también va para ti, mi amor uno. -reí, mirándolo.

-¿Cómo, yo soy "mi amor uno"? -preguntó, haciendo comillas con los dedos con una sonrisa ladina.

-Obvio, -le contesté de igual forma- Hannah es mi amor dos.

-Eso me parece bien. -sonrió, acercándose a mí, dándome un beso en los labios que disfrute bastante.

Acto seguido, Robert se dispuso a servir dos tazas de café, acomodó los platos en la mesa y nos dispusimos a cenar los tres juntos.

***

Cuando Hannah ya estaba dormida en su cuna, y nosotros con nuestras respectivas pijamas, Robert y yo estábamos sentados en el sofá de la sala, mientras observábamos atentos la pantalla de mi laptop. Él estaba sentado de forma normal, recargando su espalda en el respaldo del asiento, mientras yo estaba semi recostada con mis piernas sobre las suyas.

-¿Entonces el paquete es de dos semanas en La Toscana en el hotel San Firenze con todo incluido, con viaje redondo por solo $9,525.00 dólares?

-Eso es lo que dice. -dijo Robert, observando la pantalla con atención, mientras pasaba su mano de arriba abajo por mis piernas- Además, ese es el precio para ambos. -levantó ambas cejas sorprendido.

Yo hice lo mismo. -Es una muy buena oferta. ¿Por qué no hemos comprado los boletos ya? -reí preguntándole en un tono coqueto y me acerqué a él, para darle un par de besos en la mejilla, mientras acariciaba y enredaba los ligeros rizos de su cabello en mi mano.

Robert soltó un leve jadeo. -Ay, preciosa... ¿Qué te parece si guardamos estos juegos para cuándo estemos en La Toscana? -preguntó seductor, mordiendo su labio inferior para después atrapar mis labios en un beso atrevido y morderlos de forma suave, provocando que de mi boca se escapará un pequeño gemido.

-Bien. -sonreí sobre sus labios- Compra esos boletos entonces, porque ya he esperado demasiado para volver a jugar contigo. ¿Podemos comprar los que sean más próximos a salir? Anda, di que sí... -le dije al oído, acariciando su pecho mientras le daba algunos besos en su mejilla.

Él cerró sus ojos y hecho su cabeza hacia atrás, soltando un suspiro profundo. Por un momento estuvo a punto de dejar caer la laptop, pero por buenos reflejos, logró evitarlo. Escuché un clic y después, sus ojos marrones brillantes se posaron sobre mí.

-Boletos comprados, querida. Salimos mañana en la noche; sabes que tus deseos son órdenes. -cerró la computadora, dejándola a un lado para acercarse lentamente hasta mí.

Me recostó en el sofá y posando sus dos manos justo a ambos lados de mi cabeza, me acorraló entre él y el asiento. Me sonrió con picardía y acercándose a mis labios, me robó un beso que poco a poco fue subiendo de intensidad; sus manos pasaron de estar en el sofá a estar sobre las mías, pasando por mis brazos y al llegar a mis manos, entrelazó sus dedos con los míos sin dejar de lado nuestro beso.

-Muero por hacerte mía una y otra vez cuando estemos en Italia. -me dio un beso en el cuello y yo arque mi espalda.

-Y yo necesito que lo hagas. -sonreí, sintiendo sus suaves labios en mi piel.

-Te voy a amar a la italiana, cielo. -exclamó divertido son una gran sonrisa, volviendo su vista a mi rostro.

Yo reí y lo abracé por el cuello. -Ahora lo necesito mucho más. -exclamé sonriente, volviendo a besarlo.

***

Buenas noches, lectores hermosos. Aquí les dejo un nuevo capítulo. ¿Qué les parece? Ya casi llegamos a suelo italiano. :3

Por cierto, quiero pedirles una disculpa por estos sábados que no he podido actualizar, he estado bastante ocupada con la universidad. Pero ya les dije, no podrás deshacerse tan fácil de mí, aquí voy a seguir dándoles lata con mis historias.

Recuerden que los amo 3,000. Espero sus comentarios y votos. Nos estamos leyendo pronto. ¡Abrazo! X3 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top