Robert
Seguíamos recostados en la cama, por un momento dirigí mi vista al reloj en mi muñeca y vi que eran apenas las 10:00 de la mañana. Me levanté un poco para quedar sentado y ______, pocos segundos después, hizo lo mismo.
-Deberíamos ver que podríamos desayunar, me muero de hambre. ¿Quieres ir al restaurante del hotel? Tengo mucho que no vengo acá, pero la comida es muy buena aquí... -no pude terminar con lo que le iba a decir porque vi cómo se levantó de la cama y en un segundo la tenía sentada sobre mi regazo. Yo casi de forma automática la tomé por la cintura y ella observaba detenidamente la reacción que había producido en mí luego de su sorpresivo acto. Yo tragué un poco de saliva y al mismo tiempo que me daba un beso, mordió un poco mi labio- Estás jugando con fuego, Fisher y, te puedes quemar. –le dije con una sonrisa de lado.
-Tal vez, me gustaría quemarme... solo un poco. –dijo mientras con uno de sus dedos iba dibujando pequeños círculos en mi pecho, sobre mi camisa. Solo Dios y el cielo saben cuánta fuerza de voluntad necesité para no dejarme llevar por los bajos instintos y tomar a ______ ahí mismo, justo en ese instante. Pero no, tendrá que ser en otro momento... un mejor momento. –pensé y aún sin quitar las manos de sus caderas, la levanté de mi regazo y la senté de nuevo en la cama. Ella me miró con una ceja alzada, cruzándose de brazos y yo suspiré- No seas impaciente, ya llegará el momento. –le dije en un susurro al oído y pude ver cómo mordió su labio inferior y su respiración se aceleró, yo sonreí- Y te prometo, que será algo que no olvidarás. –me separé un poco de ella dándole un pequeño beso en los labios y _____ soltó un suspiro- Vamos a desayunar, anda. –dije dándole la espalda, pero aprovechando que no me veía, solté un pesado suspiro cerrando los ojos- Dios mío, si vuelve a hacer eso, la próxima vez no voy a poder negarme. –pensé. Me giré a verla de nuevo, me dijo que le estaba enviando un mensaje de texto a Sara para decirle que ya estábamos en New York.
***
________
Bueno, lo había intentado y por ahora no funcionó. ________, eso te pasa por hacer caso a los consejos de Mónica. –me reproché a mí misma mientras salía detrás de Robert cerrando la puerta de la suite- Cómo tú lo dijiste Rob, será en otro momento. –pensé y una pequeña sonrisa se formó en mi rostro.
Llegamos al restaurante del hotel y estaban sirviendo un desayuno buffet. Robert y yo fuimos a tomar unos platos y escogimos de entre la mucha variedad de comida que había, lo que desayunaríamos. Llegamos a una de las mesas que estaban cerca de la ventana y nos dispusimos a comer nuestro desayuno. Charlamos un poco sobre el tema de la construcción con el Señor Carter, pero ninguno de los dos tocó el tema de lo que había sucedido en la habitación hace unos minutos, pero podía notar en la forma cómo me miraba que tomaría represalias contra mí a raíz de lo que había hecho, pero a decir verdad, no me molestaba esa idea. Miles de pensamientos e ideas aparecieron en mi mente en ese momento, no pude evitar sonrojarme y Robert se dio cuenta.
-¿Estás bien? –me preguntó dándole un sorbo a su vaso que tenía jugo de naranja.
-Sí... sí... Yo, ¿por qué no habría de estarlo? –contesté jugando con el cubierto que tenía en la mano y Robert me miró sonriendo.
-No te preocupes, podrás terminar lo que empezaste y, créeme que el que más desea que lo hagas, soy yo. –dijo tomando uno de sus cubiertos para cortar su comida.
-Pues, eso espero. –contesté llevando un bocado de mi desayuno a mi boca.
Robert iba a decir algo, pero una voz que escuché a mis espaldas, evitó que lo hiciera, ya que llamó su atención. Una voz increíblemente molesta y aguda y soltó algo parecido a un chillido escandaloso cuando notó que efectivamente, la persona que estaba ahí era Robert. Yo no entendía qué estaba pasando hasta que pude notar como una mujer de cabello largo y castaño se acercó a él para saludarlo.
Juro que estaba a punto de darme un tic en el ojo después de ver lo que había intentado hacer. Quiso darle un beso a Robert en los labios, ¿qué forma tan peculiar de saludar a un conocido, no? Sí, hubiese aparecido mi tic, pero afortunadamente no, ya que Robert evitó el contacto con la mujer y solo se limitó a saludarla de mano. Yo respire hondo y seguí comiendo mi desayuno.
-¡Hola Robert! ¡Qué milagro que estás por acá! –dijo un poco desconcertada después de que Robert evitara el beso.
-Hola, Miranda. Pues, vengo por negocios, ¿por qué más vendría? –contestó a secas.
-Claro. –sonrió ella y se giró para verme- ¿Y quién es la jovencita que está contigo, eh? Se ve muy... ¿cómo explicarlo? Novata. –mi miró con una sonrisa burlona.
-Pues, para su información señorita, soy colega de Robert, trabajo con él. –le contesté mirándola con molestia- Y otra cosa, por si no lo sabía las personas tienen nombres, es algo muy común en todos lados y el mío es ________, se lo digo para que se lo aprenda. –le dije sin más y volví mi atención a mi comida. Ella me miró con las cejas levantadas, no dijo nada y luego volvió a ver su vista a Robert.
-¿De verdad es tu colega? –preguntó sorprendida.
-Así es, mi colega y mi novia. –contestó sin inmutarse ni un segundo. Al escucharlo, dirigí mi vista a él y me guiñó un ojo enviándome un beso con un gesto de sus labios y yo le sonreí al verlo- Así que te pido, Miranda que seas más respetuosa con _______. ¿No crees que le debes una disculpa? –preguntó cruzándose de brazos.
-¿Qué es tu qué? –preguntó desconcertada y acto seguido, se giró de nuevo hacía mí. Su rostro reflejaba una extraña combinación de aflicción y sorpresa lo cual me pareció bastante divertido y no puede evitar soltar una pequeña risa, que Robert correspondió de la misma manera- ¿De verdad sales con él? –preguntó y yo asentí-
-Así es. ¿Tiene algún problema con eso señorita Miranda? –pregunté firme.
-No, no. Para nada. Es solo que fue algo muy... sorprendente. –habló- Lo siento. –contestó con un hilo de voz y yo sonreí ligeramente.
-Bueno, ¿qué les parece si las presentó de la manera correcta? –preguntó Robert mirándonos a ambas y asentimos- Bueno, _________, ella es Miranda Santiago, una conocida periodista del New York Times y una antigua conocida. Luego te explico. –me dijo en el oído y yo asentí estrechando la mano con Miranda- Miranda, ella es _______ Fisher, mi colega y mi novia. –dijo esto último con una gran sonrisa en sus labios mientras Miranda correspondía mi saludo.
-Un gusto, señorita Fisher. –dijo ella con la sonrisa más falsa que puse haber visto en mi vida.
-Igualmente, señorita Santiago. –contesté con una sonrisa forzada y Robert pudo notar el nivel de tensión que había en ese momento- Ahora que mi novio –hice mucho énfasis en esa última parte- dijo que es una conocida periodista del New York Times, entiendo el por qué su rostro me pareció tan familiar.
-Sí... -contestó ella y Robert nos interrumpió.
-Bueno Miranda, cómo pudiste notar, estábamos en medio de nuestro desayuno. ¿Serías tan amable de dejarnos continuar? –preguntó con media sonrisa forzada.
-Claro, no hay problema. Nos vemos después.
-Espero que no. –contesté yo y Robert rió por lo bajo mientras pude ver como Miranda rodaba los ojos.
Se fue y nos volvió a dejar a Robert y a mí de nuevo frente a nuestro plato de comida que aún no terminábamos.
-Entonces... ¿vas a explicarme por qué te quiso besar? –le pregunté tomando un poco de jugo.
Él suspiró. –Verás, la conocí hace unos años cuando recién empezaba con Downey Architecture & Design, ella me fue asignada para hacerme una entrevista exclusiva para el New York Times para un número llamado Jóvenes brillantes. –dijo esto último y soltó una pequeña risa- Digo jóvenes porque cuando eso pasó, yo tenía 25 años. –dijo y yo negué con la cabeza.
-Estás mejor ahora. –le dije guiñándole un ojo y él sonrió.
-En fin, el caso es que después de la entrevista, la mujer no paraba de llamarme, buscarme... Me sentía acosado. Incluso llego un punto en que tuve que cambiar mi número de teléfono porque recibía cientos de llamadas y mensajes suyos todos los días. Luego, me casé y cuando lo supo se alejó un tiempo. Después cuando me divorcié por algún motivo extraño, se enteró y volvió a internar contactarme, pero pues no lo había logrado hasta el día de hoy. Pero, ahora que sabe que tú eres mi chica, no volverá a hacer eso. –sonrió- Aunque, estoy considerando una orden de alejamiento, porque no es la primera vez que intenta besarme.
Yo me reí un poco. –Qué mujer tan, obsesiva. Y, qué nivel de acoso el suyo. –dije encogiéndome de hombros- Pero bueno, más le vale que no vuelva a intentar algo cómo eso, tú ya estás apartado. –sonreí.
-Soy suyo, señorita. –me dijo dándome un pequeño beso en los labios. Luego volvió a mirar su reloj- Mira la hora, son 11:30, debemos prepararnos para la reunión con el Señor Carter. –dijo.
-¿Reunión? ¿No era una comida? –pregunté confundida.
-Ah sí, eso, comida. Es a las 2:00 en punto. No sé se quieras que regresemos a la habitación para que puedas tomar un baño y refrescarte.
-Sí, es una buena idea. –sonreí y regresamos de nuevo a la suite.
***
A la 1:30 de la tarde, ya estaba 100% lista para la comida con el Señor Carter y sus socios. Solo yo tomé una ducha, ya que Rob se había bañado esa misma mañana antes de pasar por mí. Para la ocasión había escogido un vestido azul que me llegaba justo a la altura de mis rodillas y dejaba mis hombros al descubierto. Había recogido mi cabello en una coleta alta, me puse unos pequeños aretes plateados, un poco de color en los labios, mi perfume favorito y al salir de la habitación ya arreglada, recibí un silbido por parte de Robert, que me miraba de arriba abajo y no dejaba de repetirme lo bonita que lucía, él se puso sus gafas de sol y nos fuimos de la habitación. Salimos del hotel y un chico del vallet parking llegó con el auto de Robert entregándole las llaves.
Pude notar que el chico no me quitaba la vista de encima, lo que me incómodo bastante porque su mirada no era normal y Robert lo notó. Se acercó al chico y chasqueó sus dedos frente a su rostro.
-Hey, muchacho, -le dijo mirándolo por encima de sus gafas- si vuelves a mirar así a mi novia, te juro que te despides de tu trabajo. ¿Entendiste? –le preguntó mirándolo serio.
El chico asintió frenéticamente y se fue del lugar. Robert y yo subimos al auto y estando adentro le di las gracias, él me miró y tomó mi mano dándole un beso.
-Yo te cuido, amor.
Sonreí y Robert condujo hasta el lugar donde nos encontraríamos con el Señor Carter y sus socios.
Al llegar al lugar, pude notar que era una de las instalaciones de Marubeni América, Robert y yo bajamos del auto y nos dirigimos a recepción donde rápidamente se comunicaron con el Señor Carter, el cual dio indicaciones de que nos hicieran subir hasta el último piso donde se encontraban él y las demás personas. Al salir del elevador, el Señor Carter ya nos estaba esperando. La mano de Robert y la mía estaban entrelazadas y él al notarlo, pienso que supuso lo que sucedía, porque se limitó a sonreír y a felicitarnos.
Fuimos directo a un salón que quedaba al fondo del pasillo y al entrar encontramos una gran mesa, elegantemente decorada y que hacía juego con todo el mobiliario del lugar. Ya había algunas personas ahí, era apenas la 1:45 y la cita era a las 2:00 de la tarde, así que aún teníamos que esperar a algunas personas. El Señor Carter nos guió hasta un par de lugares que estaban reconocidos por nuestros nombres: Reservados para ________ Fisher y Robert Downey Jr. A decir verdad, ese tipo de gestos siempre marcan la diferencia. Robert y yo tomamos nuestros lugares y el Señor Carter conversó con nosotros unos minutos en lo que los demás invitados llegaban. El hombre no soportó la curiosidad y nos preguntó acerca de nuestra relación, le contamos brevemente que ahora estábamos saliendo y él nuevamente nos felicitó y nos deseó lo mejor. Seguimos la conversación hasta que uno de los meseros lo llamó, indicándole que todos los invitados ya estaban presentes. Eran exactamente las 2:00 en punto cuando comenzó la comida.
Después de disfrutar lo que habían preparado para nosotros, el Señor Carter nos otorgó la palabra a Robert y a mí. Les mostramos a los socios todo el plan estructurado para el proyecto de las casas matriz. La respuesta por su parte fue muy positiva y, al terminar de exponer la situación, nos brindaron cálidos aplausos que Robert y yo agradecimos sonriendo.
Terminada la reunión, fuimos a las oficinas de Downey Architecture y Design que Robert tenía en la ciudad, acompañados del Señor Carter y uno de sus socios. Hablamos con el arquitecto que se iba a hacer cargo de supervisar la construcción, ya que lo único que faltaba para empezar, era que la reunión que acabábamos de tener finalizara con éxito y así fue.
Después de una última charla con el Señor Carter y revisar todos los detalles pendientes Robert y yo volvimos a nuestro hotel y al llegar a la suite, lo primero que hice fue lanzarme a la cama.
-Dios, estoy muy cansada. –dije acomodando mi cabeza sobre la almohada y Robert se recostó a mi lado abrazándome.
-Te dije que hoy sería un día largo, bonita. ¿Pero sabes qué? Mañana es nuestro día libre acá y, te tengo una sorpresa muy especial. –me dijo dándome un beso en los labios.
-Eso quiere decir que no puedo saber que es aún, ¿cierto? –sonreí.
-Qué chica tan lista.
-¿Y me gustará? –pregunté emocionada.
-En realidad, son varias sorpresas. –dijo haciendo movimientos con su mano- Pero sí, estoy seguro que te van a encantar.
-Rob...-le hablé mirándolo.
-Dime, corazón. –contestó sonriendo.
-¿Eres real o solo eres un sueño del cuál no quiero despertar? –le pregunté sentándome en la cama apoyando mi mentón en la palma de mi mano mientras con la otra peinaba su sedoso cabello con mis dedos.
-______, soy real, lo más real que hay en tu vida. Y no te imaginas lo feliz que eso me hace.
-Qué alegría. –contesté- Vamos a dormir, que estoy cansada y quiero disfrutar el día de mañana contigo. -le dije dándole un beso y me levanté de la cama para cambiarme y Rob hizo lo mismo.
Al volver a la cama, me recosté sobre el pecho de Robert y él me abrazo.
-Descansa, amor.
Hola. ¿Saben algo? Creo que esta parte de la historia se va a alargar a más partes jajajaja. No sé hasta cuentas, pero mientras vamos a disfrutarlas, yo de escribirlas y ustedes de leerlas, ¿no? Espero sus comentarios bonitos. Cuídense y nos estamos leyendo. Un abrazo. 👀💖
P.D: Les dejo un regalo.
Tu sonrisa divina, como dulce embrujo, vas entregando a todos los que sus ojos en ti han posado, endulzando su corazón de paz y dejando sus tristezas de lado, tu sonrisa encantadora y seductora me roba la calma y me enamora.
P.D.2: Los pequeños versos que escribo para acompañar la foto de Rob, son de mi autoría y los escribo pensando en él... ¿Les gustan? ¿Qué les parece que los esté poniendo aquí? Los leo. :D
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