Capítulo II: La primera vez que te vi.

Moni abrió la puerta y, cuando cruzamos el umbral, sentí que se me iba el aire.

-Señor Downey, buenos días. Aquí está ________, ella viene a entrevista con usted. –dijo Mónica al mismo tiempo que me empujaba por la espalda y me hacía pasar a la oficina.

-Claro, Mónica, gracias. Adelante señorita. –dijo aquel hombre de finos rasgos sin quitar la mirada de unos planos que revisaba sobre su escritorio.

Mónica terminó de empujarme hacia dentro de la oficina, cosa que le resultó bastante complicada, ya que por algún motivo extraño, mi cuerpo no procesaba la idea de dónde me encontraba y no podía moverme.

Cuando al fin estuve dentro, Moni me miró y levantó sus pulgares en señal de que me deseaba suerte y se fue y yo me quedé ahí, inmóvil en esa enorme oficina, en la cual, cualquier persona que entrara podría notar en los primeros segundos que el Señor Downey era un amante del arte, decoraciones totalmente a juego que el resto del lugar, estantes donde se veía todo perfectamente ordenado y organizado y con un gran ventanal que permitía que la luz natural inundara el lugar. Yo estaba ahí, sin poder quitar la vista del hombre que tenía frente a mí, perfectamente arreglado, con un saco blanco y chaleco azul que parecían estar hechos a la medida, pantalón de vestir, zapatos relucientes, camisa blanca y una corbata que combinaba a la perfección.

Justo en ese momento, él levantó sus ojos de su escritorio, me miró y por unos instantes, nuestras miradas se cruzaron hasta que me dedicó una amigable sonrisa y rompió el silencio.

-Hola, tú debes ser ­­­­______ Fisher. –mantenía su sonrisa y su mirada a la par de la mía- Por favor, acércate y toma asiento. –me dijo, haciendo un gesto con su mano señalándome una de las sillas que se encontraban frente a su escritorio.

-Sí, gracias Señor Downey y sí, yo soy ________ Fisher. –dije acercándome lentamente hacia la silla que me había señalado, atravesando su gran oficina tratando de evadir mi nerviosismo.

-Por favor, permíteme. –dijo rodeando su escritorio y acercándose a mí, para mover la silla y permitirme sentarme.

Mientras esto sucedía, pude percibir su aroma, ¡Dios mío, era tan embriagadoramente exquisito! Cerré los ojos unos segundos mientras disfrutaba de la estela de esencia que había dejado al pasar junto a mí, hasta que por obra divina, pude reaccionar sin que se diera cuenta.

-Muchas gracias. –comente con una sonrisa mientras tomaba asiento y él movió su cabeza en señal de respuesta a mi agradecimiento y rápidamente volvió hacía su silla del otro lado del escritorio para sentarse.

-Es un placer conocerte. –dijo mientras me ofrecía su mano para saludarlo.

-El gusto es totalmente mío. –contesté repitiendo el mismo gesto y cuando nuestras manos se rozaron en el saludo, no pude evitar sentir mis mejillas arder y una electricidad cruzar mi cuerpo.

-Muy bien, entonces vamos a empezar con esto. –comentó- La verdad es que ya necesito cubrir la vacante, no te miento, tú eres la vigésima candidata. –Dijo con una leve risa.

-¿De verdad? –sonreí de lado- Pues espero poder cumplir sus expectativas.

-Algo me dice que sí. –me devolvió la sonrisa- Muy bien, veamos esto. –dijo mientras tomaba un folder de su escritorio que, pude notar al ver mi foto cuando lo abrió, que era mi currículum-Aquí dice que estás cursando tu último semestre de arquitectura y, llevas excelentes calificaciones... -me miró por encima de los documentos, yo asentí y volvió a dirigir su vista al folder- ...bueno, esas cosas funcionan si quieres terminar la universidad, pero cuando vas afuera, al mundo laboral de verdad, a veces no sirven de mucho las notas altas. –dijo aún con la vista en las hojas del folder y yo sentí un nudo en la garganta.

-No debí poner eso. –pensé, pero me distraje ya que él siguió hablando.

-Así que más allá de las buenas calificaciones Fisher, lo que más llamó mi atención de tu currículum, fue la experiencia que tienes en el área. –comentó arqueando una de sus cejas y yo no podía apartar mi vista de él- Haz trabajado con Howard Simmons, él se graduó conmigo y créeme que a pesar de que actualmente ya no le esté yendo muy bien, me siento orgulloso de poder decir que es mi colega, en su momento fue uno de los mejores arquitectos del País. –Sonrió con una ligera nostalgia mientras su vista continuaba en los papeles-. Así que por eso es que no dude en contactarte Fisher. –dijo cerrando el folder y dirigiendo nuevamente su vista a mí- Tú tienes algo que los que han venido antes de ti no poseen y, eso se llama experiencia. Y me siento muy convencido de que tienes la suficiente para poder adquirir la responsabilidad de éste puesto. –sentenció y me miró recargando su barbilla en una de sus manos, quedando totalmente frente a mí.

-Señor Downey... –cerré los ojos y solté un largo suspiro- puedo asegurarle que está hablando con la persona correcta para esto. –sonreí un poco apenada por la total seguridad con la que estaba hablando.

-Eso suena muy bien para mí. Entonces, tengo que decirte algo importante Fisher. –quitó la su mano de su barbilla y se cruzó de brazos recargándose en su silla- Este año tenemos muchos proyectos importantes, pero principalmente uno en específico es el que me tiene más entusiasmado, y ya te lo contaré en su momento. –sonrió- Entonces, debido a eso, lo que necesito es alguien conmigo, que me apoye en casi todo, prácticamente 24/7. –entrecerró sus ojos un poco e hizo una mueca- Bueno, no tan exagerado, pero sí que este conmigo cuando sea necesario.

-Entonces... -lo mire un poco confundida- ¿Usted me está diciendo que lo que necesita sería como una secretaria o, una asistente?

-Más que una secretaría o una asistente, una mano derecha y, mucho más que eso: alguien en quien pueda confiar. –dijo al fin- ¿Qué dices Fisher, eres mi mano derecha? –me miró con una de las sonrisas más tiernas que haya visto jamás.

-Bueno Señor Downey, acepto con todo gusto. -la verdad es que no estaba del todo convencida, porque el hecho de ser una asistente no era precisamente lo que yo estaba buscando, venía de ser una asistente con Howard Simmons, quería intentar algo más, pero al menos aquí era más probable un crecimiento laboral. Así que sí, acepté y le devolví la sonrisa.

-Muy bien Fisher, entonces estás contratada. Me agrada ese entusiasmo que tienes. –se paró de su silla y nuevamente caminó hacia mí, recorriendo mi silla para que yo también pudiera ponerme de pie- Por ahora, lo mejor es que vayas al departamento de Recursos Humanos, ellos se encargaran de todo el papeleo para que mañana puedas presentarte a trabajar, en un momento les llamo para que te reciban ahora. –dijo mientras me acompañaba a la puerta- Por ahora sería todo, te veo mañana a las 8:00 a.m aquí en la oficina y bueno Fisher, fue un placer conocerte. –volvió a extender su mano despedirse.

-Muchas gracias Señor Downey, el placer fue totalmente mío. –correspondí su saludo y, nuevamente sentí aquella electricidad de hace unos minutos cuando me dio la mano por primera vez- Entonces, nos vemos mañana, que pase un buen día.

-Nos vemos Fisher.

Estaba en la oficina de Recursos Humanos donde una señorita me atendió amablemente.

¿Entonces esto es todo? –pregunté a lo que ella asintió y me entregó un carnet con una foto que me acaba de tomar ahí mismo hace cinco minutos- Muy bien, muchas gracias. Nos vemos luego.

Me dirigí al elevador y mientras caminaba, sentía una emoción extraña en mí estómago, era en parte por haber conseguido el empleo, pero también por haber conocido a ese hombre que solo había podido ver en fotos de las revistas de arquitectura que me llegaban cada mes y en las GQ. Había algo en él que llamaba mucho mi atención, quizá era ese aire de misterio que lo rodeaba, o tal vez que es que era escandalosamente atractivo.

-¡Por Dios ______! ¿Qué estás pensando? –me reproche y sacudí un poco mi cabeza para sacar esos pensamientos y entré al elevador.

Cuando llegué a la planta baja y entré a la recepción, Mónica se giró rápidamente para mirarme y corrió en mi dirección.

-¡____________! ¿Qué pasó, cómo te fue? –me preguntó con un poco de desesperación en su voz.

Yo sonreí y le mostré el carnet que recientemente me acababan de entregar, ella sonrió también y me abrazó.

-Lo siento, es que estoy emocionada. –dijo- ¿Ves? ¡Te lo dije! Que saldrías de aquí con el trabajo.

-No te preocupes, Moni. –reí- La verdad es que te agradezco mucho, me ayudaste bastante a calmar mis nervios. –sonreí. 

-Me alegro. Y dime ¿qué te pareció el Señor Downey? ¿Verdad que está guapísimo? –dijo y soltó una pequeña risa y vi como un pequeño rubor apareció en su cara.

Ay, Moni. –reí con ella y le di un leve golpe en el brazo- Pero sí, es guapo, no lo voy a negar. Sabes, mejor me voy, ya es algo tarde y tengo que preparar mis cosas para llegar temprano mañana. –dije y me acerqué a ella para saludarla y despedirme, a lo que ella correspondió y cuando nos despedimos, ella regresó a su escritorio y yo salí del lugar.

Cuando ya estaba fuera, saqué mi celular y envie un mensaje a Sara.

-Amiga, ya voy a casa. ¡Tengo buenas noticias!

-¡No me digas! ¿Conseguiste el trabajo?

-¡Sí!

-¡Oh por Dios! ¡Que felicidad ______! Ven rápido a casa, hay que celebrar con una cena especial.

-Jajajaja, vale. Llego en 20 minutos.

Sonreí al ver ese último mensaje. Caminé hacia la esquina y tome un taxi para ir directo a casa. Me sentía muy feliz.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top